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EL CONCEPTO DEL CONTRATO ESTATAL

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El contrato estatal como medio para la consecución de los objetivos del Estado Social de
Derecho, posee aspectos generales que lo individualizan y que son objeto de estudio en
la Sentencia T- 209 de 2009 proferida por la Corte Constitucional, a través del
planteamiento del siguiente problema jurídico:¿vulnero la Dirección de Inteligencia del
Ejercito Nacional, de una parte, el principio de buena fe al adjudicar un contrato,
amparado en la inmodificabilidad de la oferta, a la empresa MELTEC S.A., a pesar de que
conocía su imposibilidad para cumplirlo, debido al error en la transcripción del cuadro de
precios a la hora de presentar su oferta y, de otra parte, el principio al debido proceso al
no consultar las razones que tuvo MELTEC S.A. para negarse a suscribir el contrato?

Inicialmente corresponde señalar, el carácter transitorio de la acción de tutela ante la


eventual violación del principio al debido proceso y a la buena fe, con ocasión de la
conducta desplegada por parte de la Dirección de Inteligencia del Ejercito Nacional al
adjudicar y obligar a MELTEC S.A., a suscribir un contrato inejecutable, a pesar de
advertir su equivocación a la hora de presentar su oferta y su imposibilidad de cumplirlo.

En ese orden de ideas, destaca la Corte Constitucional el principio de la buena fe en


materia contractual, como un conjunto de prestaciones de dar, hacer o no hacer, según
sea el caso, orientadas a garantizar la ejecución del contrato, a pesar de los mayores
costos y pérdidas que pueda sufrir el contratista, por cuanto su observancia, permite a los
contratantes mantener la equivalencia económica, a fin de que sus intereses
patrimoniales no resulten afectados.

De esta manera, el principio de buena fe y el debido proceso constituyen aspectos


fundamentales del contrato estatal, como límite al poder público que exige por parte de la
Administración, en virtud de su supremacía jurídica, un comportamiento ético, esto es, de
lealtad, honestidad y confianza en las relaciones con el administrado. Las cuales brindan
al contratista la certeza de que la conducta desarrollada por la Administración no lesionará
sus intereses y no se tornará arbitraria.
Sumado a lo anterior, también conforman aspectos fundamentales del contrato
administrativo su naturaleza intuito personae, teniendo en cuenta que la Administración
busca a la persona más idónea y adecuada para ejecutar el objeto del contrato a celebrar
y, en este sentido, se proscribe toda conducta que atente contra los intereses de las
partes y la finalidad de la ley de contratación.

Con fundamento en estos aspectos generales en mención, se concluye que, como ocurre
en la situación fáctica en estudio, es decir, ante la confesión del error por parte del
proponente en la presentación de la oferta, con ocasión de la transcripción del cuadro de
precios, es deber de la Administración rechazar la oferta por encontrarse fuera de los
precios del mercado y no adjudicar un contrato teniendo como base un cuadro de precios
que contiene yerros.

Además, es menester considerar la garantía fundamental al debido proceso administrativo


como aspecto general del contrato estatal, que en el caso bajo estudio resulta
quebrantada a todas luces, dado que la Dirección de Inteligencia del Ejercito Nacional no
considero las razones que tuvo MELTEC S.A. para negarse a suscribir el contrato, y en
consecuencia no estableció si constituían justa causa o no para declarar su inhabilidad,
definición que resulta determinante para establecer si era objeto de inhabilidad.

Así las cosas, determinó que la Dirección de Inteligencia del Ejercito Nacional violo el
principio de buena fe al adjudicar un contrato a la empresa MELTEC S.A., a pesar de que
conocía su imposibilidad para cumplirlo, así como el principio al debido proceso al no
consultar las razones que tuvo MELTEC S.A. para negarse a suscribir el contrato, los
cuales, como quedo visto configuran aspectos generales del contrato estatal.

De otra parte, es indispensable abordar el estudio de la Sentencia CE SIII E 18726 DE


2011 de la Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección B, del 19
de septiembre de 2011 del Consejo de Estado, por cuanto analiza el perfeccionamiento
del contrato estatal y reitera que este contrato debe cumplir con los requisitos esenciales,
sin los cuales no existiría y carecería de efectos en el mundo jurídico, como ocurre con las
formalidades que deben observarse para que el acuerdo de voluntades entre la
administración y el particular surja a la vida jurídica, por ejemplo: que el contrato estatal
conste por escrito, de conformidad con el artículo 39 de la Ley 80 de 1993.
Dicha solemnidad constituye un requisito imperativo para que se materialice el vinculo
jurídico con la Administración, es decir, para que nazca a la vida jurídica y se autorice su
ejecución, pues la ausencia de elevar por escrito ese acuerdo de voluntades, conlleva su
inexistencia en el régimen del derecho público.

Cabe anotar que, en situaciones de urgencia manifiesta, en las que no se permita la


suscripción del contrato por escrito, se debe dejar constancia escrita de la autorización
impartida por la entidad estatal contratante, según lo dispuesto en el inciso 3, del artículo
41 de la Ley 80 de 1993.

De esta forma del análisis de esta jurisprudencia, se concluye que, la falta de documento
que contenga el contrato no se puede suplir con otra prueba.

Prueba de lo anterior, es el caso objeto de estudio, en el cual el actor al no allegar al


proceso copia autentica del contrato como base en la que fundamenta sus pretensiones,
determina el Consejo de Estado que no es posible definir las obligaciones de las partes y
en este sentido el cumplimiento o no de cada una de las contraprestaciones acordadas,
considerando que, no es posible verificar su existencia, ni las cláusulas relacionadas con
el objeto, el plazo, el valor, los derechos y las obligaciones de las partes, su
perfeccionamiento, fecha de inicio, ejecución, desarrollo y terminación, si fue objeto de
prorroga o no, elementos necesarios para decidir de fondo el asunto planteado por el
actor.

En otras palabras, establece el Consejo que, debe probarse el contrato como fuente
generadora de derechos y obligaciones de las partes, a través del documento original o
copia auténtica, con el fin de que el juez pueda declarar el incumplimiento del mismo, si
hay lugar.

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