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Ariella Aïsha Azoulay Berlín arde. El pueblo alemán está pagando.

Eso
Historia natural de la violación es normal. El pueblo, una generalidad” (Duras,
2006, p. 130). No es a los individuos que nacie-
ron en una nación cuyo régimen los movilizó a
Berlín está en llamas todos para convertirlos en criminales a quienes
20 de abril de 1945. En un cuaderno que encon- ella niega el perdón cuando escribe “nosotros
tró en la buhardilla a la que se había mudado nunca perdonaremos”. Lo deja claro cuando se
después de que bombardearan su casa, una alinea con un prisionero francés liberado que
anónima berlinesa había escrito: “No puedo se llevó a París a un huérfano alemán, y, frente
llamarlo casa; ya no tengo hogar. Y tampoco al recelo de la gente, “se arrogaba el derecho a
es que la habitación amueblada que abandoné perdonar, a absolver, desde ya”. Es a los estadis-
tras el bombardeo fuera en realidad mía” (p. 2).1 tas, incluidos los de las potencias aliadas, cuyas
Su diario se publicó en 1953 con el título A prioridades siempre fueron ajenas al pueblo –o
Woman in Berlin: Eight Weeks in the Conquered se dirigían incluso a la gente como un peligro,
City: A Diary, pero al poco desapareció de los tal como hizo el presidente francés cuando
estantes. El diario no volvió a publicarse hasta afirmó “la dictadura de la soberanía popular
conlleva riesgos que deben ser atemperados
2003, después de la muerte de la autora.
por la responsabilidad de un hombre” (Duras,
Dos días después de la entrada que escribió
2006, p. 130)–, a los que Duras niega el perdón.
la mujer anónima en abril de 1945, desconoce-
“Ninguna fiesta nacional por los deportados
dora todavía de la suerte que había corrido su
muertos”, escribe con rabia en referencia al
marido, Robert Antelme, al que había estado
día de duelo nacional que declaró De Gaulle
esperando en París desde que lo deportaron por
después de la muerte de Roosevelt. La principal
su participación en la Resistencia, Marguerite
preocupación de De Gaulle, sostiene Duras, era
Duras escribió en su diario: “ha habido veintisie-
el tamaño, la riqueza y el poder de su imperio de
te alarmas de incursión aérea en Berlín durante
territorios de ultramar: él “siempre ha antepues-
las últimas veinticuatro horas”. [Figs. 1] En mar-
to su Frente de África del Norte a sus depor-
cado contraste con la celebración de la destruc-
tados políticos”, escribió. [Fig. 2] Ciertamente,
ción que recogían los reportajes informativos
un mes más tarde, el 8 de mayo de 1945, la
con afirmaciones como “Alemania ha quedado
masacre de decenas de miles de argelinos en
hecha papilla”, Duras anota en su diario: “Berlín
Sétif y Guelma dejaría todavía más claro cuáles
está en llamas. Millones de civiles huyen” y
eran las prioridades de De Gaulle. Para él, los
“millones de hombres están esperando el final
pueblos gobernados con aspiraciones políticas
definitivo”.
no eran más que un frente militar. En conse-
cuencia, una se siente tentada de darle la vuelta
a la afirmación de De Gaulle y preguntar: ¿se ha
Nunca perdonaremos planteado jamás el peligro que corre un pueblo
En lugar de seguir la llamada implícita en la ante la dictadura de un estadista?
declaración de Charles de Gaulle: “los días del Atormentada por el lenguaje belicoso dise-
llanto han acabado, los días de gloria han vuel- minado por los medios –a menudo una repeti-
to”, la escritora francesa utilizó su diario para ción literal del lenguaje de los líderes militares
que esas palabras sonaran como “palabras cri- y políticos que estaban confeccionando un
minales”. “Nosotros nunca perdonaremos”, afir- nuevo orden mundial como una promesa de
ma utilizando un “nosotros” no patriótico que liberación del orden totalitario–, Duras llenó su
se refiere a conciudadanos que se resisten a la diario de expresiones hipnóticas como “Berlín
formación nacional de sus ideas ante los desas- está ardiendo” y descripciones concretas como
tres infligidos a otros y se empeñan todavía en “todavía hay personas vivas allí”. [Figs. 3, 4 y 5]
preocuparse por los demás, sin tener en cuenta Las ciudades alemanas fueron destruidas sis-
su identidad nacional en el mapa de la guerra: temáticamente, pero, como escribió Duras, no
“en este momento la gente está pagando. Él no era solo la arquitectura lo que se destruía sino
se da cuenta. La gente está hecha para pagar. entramados de vida, dado que todavía había
Fig. 1 gente viviendo en ellas. Las fotografías, toma- Fig. 5 segmentos de población gobernados de forma
das desde la posición de quienes lanzaban las distinta. El proceso de poner fin a la Segunda
bombas, mostraban los patrones aéreos de la Guerra Mundial requirió transformar a los líde-
destrucción. La escritora no tenía que contem- res imperiales en rescatadores cuya violencia,
plar las fotografías de los cadáveres para ena- amparada por la impunidad de las leyes y trata-
jenarse de la retórica de los medios y alinearse dos internacionales que ellos mismos redacta-
con la gente. Quienes sobrevivían al bombardeo ron, les permitió proponer su poder como única
aéreo, en especial las mujeres, sufrían otro alternativa a los regímenes totalitarios como los
tipo de violencia, desde tierra en este caso. de Alemania y Japón.
Huir o quedarse en casa, ninguna elección les
garantizaba la protección frente a la violación.
Un axioma popular afirmaba que los alemanes ¿Qué podía verse?
Fig. 2 tenían que pagar por los crímenes nazis; y las Escuchando las noticias de los bombardeos
mujeres, por el papel que habían desempeñado diarios en abril de 1945, Duras se aferró a una
en el nuevo orden, tenían que volver a aprender imagen que se le había quedado grabada unos
la lección del dominio de los hombres, indepen- meses antes: “Pienso en la madre alemana del
dientemente del régimen al que esos hombres pequeño soldado de dieciséis años que agoni-
pertenecieran. La posibilidad de que, en el vacío Fig. 6 zaba caído el 17 de agosto de 1944, solo, sobre
político creado por la destrucción, las mujeres una pila de piedras en el Quai des Arts”. ¿Podía
sospecharan que el mismo viejo orden se ocul- haber sabido que esa misma madre alemana o
taba bajo el disfraz del nuevo, y establecería sus parientes femeninas acabarían siendo víc-
otra forma de gobierno entre las ruinas, tenía timas de una violación en masa? Supongo que
que ser erradicada. no. Si hubiera caído en la cuenta, lo habría de-
Fig. 3 nunciado en su diario del mismo modo que ha-
bía llorado a un soldado alemán muerto o a las
Nadie nos gobierna ya mujeres francesas a las que se les desgarraba
[Fig. 6] El 21 de abril, justo antes de que la viola- la ropa y se les afeitaba la cabeza como castigo
ción de mujeres se convirtiera en una plaga en público por mantener relaciones con soldados
Berlín, la mujer anónima escribió en su diario: alemanes. Esas imágenes sirvieron en parte
para su guión de Hiroshima mon amour, en la
Nadie nos gobierna ya. Y pese a todo, allá
que el tropo de la lealtad nacional se ve cues-
donde mires, en cada sótano, siempre emer-
tionado y presentado como una herramienta
ge alguna clase de orden. Las fuerzas de la
imperial para movilizar al pueblo y hacerlo parti-
disciplina se imponen también en este sóta-
cipar en la violencia contra sus conciudadanos.
no, un espíritu que regula, organiza, ordena.
El guion de Duras aborda estas legitimaciones
Debe formar parte de nuestra naturaleza. La
de la violencia y cuestiona radicalmente la dife-
gente debe haberse comportado así desde
rencia entre violencia legítima e ilegítima que
Fig. 4 hace mucho tiempo, quizá desde la Edad de
impusieron los aliados desde arriba, mediante
Piedra. Un instinto fuerte, un mecanismo
clases de alfabetización visual en derechos
para la conservación de la especie. En el caso
humanos que se orquestaron a escala global.
de los animales dicen que son siempre los
A Duras le preocupan las expresiones de la
machos, el toro líder, el semental líder. Pero
violencia sistemática que se perpetra abierta y
en nuestro sótano sería más acertado referir-
públicamente contra la gente y que, aun así, no
se a las yeguas líderes (p. 13).
Fig. 1: Revista Life, 4 de junio de 1945. es vista como violencia. Eso no puede explicarse
Fig. 2: Boucif Mekhaled, Chronique d’un massacre: Sétif. Gelma.
Eso no duraría mucho. Ya en 1941, al redactar con políticas de censura, aunque los aliados
Fig. 3: Berlin 1945: World War II Photos of the Aftermath, Michael
la Carta del Atlántico, los aliados garantizaban Brettin, Peter Kroh (eds), Berlinica, 2014. también recurrieron a ellas, por ejemplo, prohi-
que su poder imperial continuaría gobernando Fig. 4: “La capital del Tercer Reich después de la tormenta”, biendo las fotografías en Hiroshima y Nagasaki
el mundo. Ni se planteaba que se permitieran Berlín, abril de 1945. durante la ocupación americana de Japón; sin
Fig. 5: Berlin 1945: World War II Photos of the Aftermath, Michael
formaciones políticas distintas a las que se Brettin, Peter Kroh (eds), Berlinica, 2014. embargo, es obvio que una catástrofe de tan
basaban en un cuerpo político compuesto de Fig. 6: Pasándose los cubos, 4 -11-1945, impresión de la época. gran escala no puede ocultarse, solo mezclarse
Fig. 7 con otra cosa. Los registros visuales de la bru- Fig. 10 París, cuando todavía esperaba el regreso de
tal aniquilación de las ciudades japonesas y los deportados, indica que es improbable que
sus poblaciones aparecieron publicados en la deambulara por la ciudad y presenciara tales
revista Life. La destrucción de una ciudad y sus imágenes públicas. Sin embargo, había regis-
habitantes no fue censurada. Las fotografías de tros fotográficos accesibles. [Fig. 10 y 11] Debía
ciudades “antes” y “después” de su devastación de conocer esta fotografía de 1944 del cadáver
se clasificaron como hitos visuales de una mi- de un soldado sin identificar en Estrasburgo. La
sión cumplida con un artículo titulado “La gue- hizo Henri Cartier-Bresson, que, como Duras,
rra se acaba; la explosión de la bomba atómica participaba en el diario Libres, una publicación
provoca la rápida rendición de los japoneses”. dedicada a la liberación de prisioneros de
Las divisiones nacionales estables que definen guerra y deportados. El cadáver fue abando-
la hostilidad y facilitan la transición de la violen- nado en la dársena, sin cubrir y expuesto a la
cia a una búsqueda de objetivos se ven desesta- ocasional cámara: una situación improbable
Fig. 11
bilizadas, y el suelo de la pertenencia nacional para un soldado francés. Dado que el objetivo
Fig. 8
tiembla en el guion de Duras y en la película de de Duras era revisar radicalmente el repertorio
Alain Resnais. [Figs. 7 y 8] Los mismos hechos de imágenes que representaban la catástrofe
aparecieron tal como eran: violencia sin distan- de la Segunda Guerra Mundial, incorporando
cia, farsa ni piedad tanto para las víctimas como lo que había sido dejado a propósito fuera de
para los perpetradores. Este retrato informativo él, la escritora seguramente no habría pasado
e íntimo de lo que sigue fuera, en el exterior, por alto imágenes que mostraran la violación
cuando la “misión se ha cumplido” proporciona sistemática y ubicua de mujeres alemanas (o la
un ejemplo sólido de rechazo de la política de de mujeres francesas durante la liberación, que
censura impuesta por los responsables de la también se dio, aunque a una escala menor) si
violencia con su descripción fáctica de lo que hubiera habido alguna accesible.2
podía verse de una catástrofe de esa escala. Esa
factualidad a menudo se presenta encantada
por un efecto imaginario de la censura –que Fig. 12
Espacios reservados en un archivo
nada podía verse porque los censores preten- fotográfico
dían impedir su visión– más que revelando su [Fig. 12] En el transcurso de varias semanas, un
Fig. 9 cualidad de ficción, como hace la película de número que oscila entre varios cientos de miles
Duras-Resnais. Hiroshima mon amour también y dos millones de alemanas fueron violadas,
evita intencionadamente que esa violencia a también en espacios urbanos donde no falta-
gran escala eclipse la violencia personal –aun- ban cámaras, por decir algo, pues la destruc-
que no menos política– sufrida por las mujeres ción de edificios era cuidadosamente registra-
de manera individual, como la protagonista de da en numerosas fotografías de recuerdo. Las
la película, que mantiene una historia de amor ciudades devastadas no tardaron en llenarse de
prohibida en términos nacionales. La película fotógrafos, algunos de los cuales se comporta-
sugiere que es precisamente en Hiroshima, ban como si nada pudiera detenerles mientras
una ciudad en la que se consideró permisible recorrían la destrucción, buscando imágenes
castigar a la totalidad de su población, donde que constituyeran objetos de interés para la mi-
una mujer francesa puede expresar el daño que rada fotográfica. No requería excesivos esfuer-
padeció en la ciudad gala de Nevers, en la que zos detectar la presencia de la violación, inclui-
pertenecía a un segmento de la población al do lo que precedía y seguía a la violencia física.
que se consideró aceptable castigar. Figs. 7 y 8: Hiroshima mon amour (guión: Marguerite Duras; Era ubicua, pero, aun así, no parecía interesar
dirección: Alain Resnais; fotogramas).
a la mirada de estos fotógrafos tanto como la
Fig. 9: “Mujeres rapadas / Francia / 1945”, captura de pantalla
de búsqueda en Google. destrucción a gran escala de las ciudades. En el
Registros fotográficos Fig. 10: Soldado muerto, basado en la fotografía de Henri centro de esta foto, vemos a un fotógrafo soste-
[Fig. 9] ¿Se encontró físicamente Duras con Cartier-Bresson. niendo con la mano izquierda su cámara prepa-
Fig. 11: Rastreando-Henri Cartier-Bresson.
una mujer rapada o con un soldado alemán Fig. 12: Fotografías de violación no tomadas, fotógrafos en la rada; pero en un sentido más amplio, también
muerto? Su estado anímico tras la liberación de puerta de Brandenburgo. Berlín, mayo de 1945. atisbamos un interés en el fotógrafo como
figura que siempre está preparada de antema- una pregunta ontopolítica impuesta al archivo sucesivamente. La imposibilidad de fijar este e intentar que la violación emerja a la superfi-
no, al ver que ese mismo fotógrafo se convier- fotográfico, desafiando la prioridad concedida tipo de información, que podría ser crucial en cie de la fotografía, junto con otros fenómenos
te en motivo de otra fotografía que está ha- a las fotografías como resultado principal del casos individuales, se ve contrarrestada por la más visibles. Las fotografías que muestran la
ciendo el fotógrafo que aparece a la derecha. evento de la fotografía y el carácter sagrado posibilidad de explorar, a través de las fotogra- destrucción masiva de entornos edificados son
Esta atención a la presencia de fotógrafos en otorgado al encuadre enmarcado como el lími- fías, los espacios urbanos destruidos en los que mis primeras fuentes en esta tentativa. Empecé
zonas de guerra está, claro, reforzada por otro te que determina qué narraciones fotográficas cientos de miles de mujeres fueron tomadas a interpretar esas casas perforadas, pilas de
fotógrafo, el que toma la imagen que capta a pueden escribirse. Estas prioridades y presun- como rehenes, violadas y controladas mediante paredes desmoronadas, estructuras vacías,
esos dos fotógrafos ante un tanque y la des- ciones limitan lo que puede aprenderse de los una escasez de alimentos impuesta como for- puertas arrancadas, montones de escombros
truida Puerta de Brandenburgo. Ahora bien, hechos a partir de fotografías, esas unidades ma de sometimiento político-físico. La violación –todos esos elementos que formaban parte de
en el contexto de la supuesta ausencia de de información separadas que, despojadas en masa en Berlín no solo debería reconstruir- casas– como condiciones espaciales necesarias
fotografías de violación, podemos contemplar de todo, a veces se utilizan para explicaciones se, sino también entenderse como un rasgo en las cuales un número ingente de mujeres
esta fotografía de un modo levemente distinto sumarias, como si el problema más importante fundacional de los regímenes políticos demo- podían transformarse en población desprotegi-
y preguntarnos: ¿dónde están las fotografías radicara en si “solo” 700.000 o 800.000 mujeres cráticos de la posguerra mundial. Durante los da susceptible de ser violada.
de violación que podrían haber tomado estos fueron violadas en Berlín, o, con más frecuen- años siguientes, se aplicaron combinaciones
fotógrafos en una ciudad asolada por las viola- cia, se descartan por no tener nada que ver con similares de métodos –obligar a la gente a dejar
ciones? ¿No presenciaron esas violaciones de la violación. Cuando tantos relatos orales de sus hogares, destruir los tejidos sociales, gene- El derecho a sentirse afectado por la violencia
víctimas de violación describen el tejido urbano rar escasez de alimentos y regular el abasteci- y a cuestionar sus fundamentos imperiales
primera mano, o acaso optaron por no utilizar
sus cámaras cuando se violaba a mujeres ante destruido y la presencia de soldados armados miento– y cientos de miles de mujeres fueron Por diferentes razones, la presencia de esta vio-
sus propios ojos? Hasta que no encontremos en las calles como el escenario de su violación, violadas, en otros lugares, donde se impusieron lación sistemática y sus significados en las na-
una “fotografía de violación” en el Berlín de no podemos evitar preguntar: ¿cómo es posible nuevos regímenes políticos; y tanto en los ca- rrativas históricas, en el discurso público, en las
la posguerra mundial, podemos utilizar esta que ninguna de estas fotos de destrucción sos ya investigados como en los que todavía no políticas relativas a la redistribución de servicios
fotografía como un espacio reservado para un fuera asociada con la violación? ¿Cuáles son han salido a la luz, la violencia contra las muje- y bienes y en la imaginación de una forma de
archivo fotográfico en formación, y relacionar- las expectativas implicadas en el descarte de res quedará fuera del régimen fáctico de los ar- gobierno distinta han sido minimizados. Sin em-
lo con una especie particular: la fotografía no estas fotografías, en el que solo una fotografía chivos fotográficos. Las fotografías no deberían bargo, una catástrofe a tan gran escala no pue-
tomada de la violación, la fotografía inaccesible en la que un violador o un grupo de violadores pensarse como material de archivo en bruto ni de ser completamente borrada de los anales; en
de la violación o la hasta ahora desconocida fueran captados en el mismo encuadre con una como hechos positivos cuyo significado intrín- vez de eso, sí puede impedirse, y de hecho así
fotografía de la violación, dependiendo de las mujer agredida pudiera reconocerse como una seco como fuentes primarias va a explicarse se hizo, que desempeñe un papel significativo
circunstancias en que esas fotografías fueron “fotografía de violación”? mediante la investigación. Deben leerse con en las formaciones e imaginarios políticos que
En lugar de asumir el paradigma de escasez y contra otro material, a menudo considerado la seguirán.3 Las reacciones a la publicación
–o no fueron– tomadas, dadas o propagadas,
común a las investigaciones en archivos y es- “secundario”, y merecen una atención especial del diario anónimo a mediados de los años
y de la posición del espectador que negocie-
perar que, después de setenta años durante dado que lo que contienen es siempre más cincuenta, así como las reacciones a la pelícu-
mos. Por el momento, este espacio reservado
los cuales las fotografías de esta violencia de que lo que quienes las realizaron pretendían la Liberators Take Liberties de Helke Sander a
puede denominarse una fotografía no tomada
las violaciones sistemáticas no circularon, de registrar. Si las fotografías no se asocian con las mediados de los noventa, fueron agresivas. En
de la violación.
buenas a primeras el archivo nos proporcionara violaciones que a menudo tenían lugar en los respuesta a sus críticos, la autora anónima del
algunas imágenes raras, no vistas, de cuerpos momentos precisos en que se tomaron, es esta diario le pidió a su editor que no reimprimiera
rotos, y en lugar de adoptar el papel imperial de disociación la que debería ser colocada en pri- el texto hasta su muerte.4 El argumento más
¿Fotografías de violación?
un descubridor de una catástrofe a gran escala mer plano y acometida. Mi hipótesis parte del repetido y vehemente contra estas tentativas de
Las violaciones en el Berlín de 1945 se abordan, ya conocida, limito mi estudio a las imágenes rechazo del axioma según el cual no hay imá- abordar esta violación omnipresente como un
aunque no a fondo ni in extenso, en algunos en- disponibles. Después de todo, el propósito no genes de violación, que se basa en la reducción suceso significativo y estudiar sus implicaciones
sayos de historia. No hay desacuerdo entre los es avalar el número de mujeres violadas con de la fotografía a fotografías e ignora la presen- políticas estructurales consiste en una negación
investigadores acerca de lo generalizado de los fotografías de sus cuerpos heridos. Cuando cia de cámaras y violación en la misma unidad del estatus de víctimas a las mujeres alemanas.
casos de violación, solo sobre el número pre- hablamos de las condiciones de la violencia de tiempo y espacio. Bajo un régimen escópico En su tratamiento de la película de Sander, la
ciso de mujeres que fueron violadas. Muchas sistémica, no debemos buscar fotografías de imperial, “lo que estaba allí” se considera igual historiadora Atina Grossmann, que se identifica
de las publicaciones que mencionan la viola- o sobre la violencia sistémica, sino explorar las a lo que entró en el encuadre. Sin embargo, en como hija de refugiados judíos alemanes, argu-
ción en masa de Berlín incluyen una pequeña fotografías tomadas en esas zonas de violencia. zonas de violencia sistemática y omnipresente, menta que: “tenemos que preguntarnos cómo
colección de fotografías, en las que nunca Los lugares registrados en ellas son exacta- de las que no hay ninguna foto, TODAS las foto- la experiencia colectiva (en última instancia
aparece la violación misma. Preguntar dónde mente los mismos en los que se produjeron grafías deben ser exploradas como fotografías transmitida en el ámbito privado y silenciada en
están las imágenes de esas violaciones no es, las violaciones: tal vez no en la tercera planta, de la violencia misma. Como en la prueba del el público) de la violación de mujeres alemanas
por tanto, buscar pruebas de que las mujeres pero sí en la segunda; tal vez no en el piso de conejo-pato, propongo preguntar en qué clases en ausencia de hombres (protectores) se intro-
fueron sistemáticamente violadas. Hay pruebas la derecha, pero sí en este de la izquierda; tal de imágenes se ubica esta violación sistémica, dujo en la visión de sí mismos de los alemanes
de sobra de tales hechos. Se trata más bien de vez fueron solo tres soldados y no cuatro, y así incluso si sigue siendo elusiva de algún modo, de posguerra como, ante todo, ‘víctimas’ y no
‘agentes’ del nacionalsocialismo y la guerra. víctimas de la violencia de los otros. “Somos Fig. 13 del totalitarismo en el imperialismo, la duradera
La violación en masa de 1945 grabó indele- de la misma raza que aquellos que fueron que- empresa de la violencia en las colonias, domi-
blemente en la memoria de muchas mujeres mados en los crematorios, que los que fueron nios, protectorados y mandatos cuyo desman-
alemanas una lúgubre convicción de su propia gaseados en Maidenek”, escribe Duras en el telamiento no contaba en la misión de poner
victimización y de su superioridad sobre el dialecto relativamente común de los libera- fin a la Segunda Guerra Mundial, Arendt con-
vencedor que fue a liberarlas”.5 La tendencia a dores identificándose con los ciudadanos de cluye su estudio con una advertencia profética:
transformar a las personas en símbolos de su Europa victimizados; pero, poco después, deja “Podría incluso darse el caso de que los verda-
nación, y a explicar la violencia a la que están claro que este sentimiento no basta para que deros problemas de nuestra época asuman su
expuestas (o que ejercen) según la nación a la los europeos se distancien de su pasado impe- forma auténtica –aunque no necesariamente la
que pertenecen (o no pertenecen) en el mapa rial como responsables de crímenes: “También más cruel– solo cuando el totalitarismo se haya
del mundo dividido imperialmente no empezó somos de la misma raza que los nazis”. Su convertido en un recuerdo del pasado” (Arendt,
en la Segunda Guerra Mundial, pero fue sin insistencia a lo largo de todo el diario en que 1975, p. 460). Siguiendo sus múltiples visitas
duda uno de sus éxitos más temibles. La masa- no deberíamos sentirnos especialmente horro- a la Alemania de posguerra desde su partida
cre de hasta 45.000 argelinos en Sétif y Guelma rizados por los crímenes nazis no significa que forzosa mediada la década de 1930, Arendt
el día que la Segunda Guerra Mundial acababa no sean horripilantes. Lo son. Pero ¿son más escribió un reportaje en el que el alcance de
oficialmente en Europa es un ejemplo pasmoso horripilantes que los crímenes previos cometi- la destrucción de las ciudades alemanas y la
de la victoria de la oposición binaria creada dos en el imperialismo por aquellos que se pre- violencia ejercida contras los alemanes (no sin
por los aliados para distinguir sus propios me- sentan como salvadores? Duras es plenamente alguna crítica al modo en que la asimilaron)
canismos de violencia contra segmentos de consciente de la característica principal de los desempeña un papel importante. Sin embargo,
poblaciones de aquellos utilizados por otros crímenes imperialistas: su habilidad para no pa- el reportaje de Arendt no menciona nada sobre
regímenes que ellos calificaban de totalitarios. recer tales crímenes. En 1940, en el Ministère la violación de mujeres alemanas. Aunque nun-
La increíble violencia de los aliados en el largo e des Colonies, en su primer empleo tras licen- ca abordó la violación en su texto, su ausencia
innecesariamente brutal proceso para poner fin ciarse en la universidad, Duras coescribió (con del género de reportaje que ella adoptó para
a la Segunda Guerra Mundial consistió en varias Philippe Roques) el libro L’Empire Français. No este relato de lo que vio en Alemania podría
campañas que fueron organizadas como pasos fue hasta que dejó el empleo (o quizá porque explicarse mejor no por su falta de interés,
hacia la terminación de la guerra pero cuyo lo dejó) cuando pudo ver los datos que había sino, tal vez, por lo que podía verse y cómo
objetivo era, en realidad, otro: la imposición y reunido para el libro desde una óptica distinta, se procesaba. Es improbable que decidiera
reimposición de cuerpos políticos diferenciales no imperialista. Al incluir a las víctimas consen- intencionadamente omitir un fenómeno de tan
a lo largo y ancho del mundo. Un cuerpo políti- tidas y a los criminales impunes en el repertorio gran escala del reportaje –un género cuidado-
co diferencial es una condición necesaria para de la violencia de la Segunda Guerra Mundial, samente elegido por sus peculiares caracterís-
garantizar que la violencia se experimente de Duras insistía en su derecho a responder y sen- ticas– es más probable que durante su visita la
manera desigual por los diferentes segmentos tirse afectada por esos crímenes fuera del régi- presencia lacerante de la violación de cientos
de una población, y o bien será reconocida men discursivo de la violencia y las violaciones de miles de mujeres estuviera ya minimizada.
como violencia o bien será negada como tal, de los derechos humanos que diferencia entre El proyecto de reconstrucción ya estaba en
según quién la ejerza y contra qué población, o la violencia legítima y la ilegítima al designar a marcha. Sin embargo, esta semidesaparición
segmento de población, se ejerza. ciertas personas como víctimas consentidas y no sucedió por sí sola.
Contra este telón de fondo, la insistencia de a otras como víctimas dignas de ser lloradas, y
Duras en no mantener a las víctimas consen- divide a los perpetradores entre los que deben
tidas –es decir, segmentos de las poblaciones ser castigados y los que gozan de impunidad. Sin huellas en la cronología histórica
aliadas, y las poblaciones enteras de naciones Tras el final de la guerra, la primera visita de
colonizadas o enemigas– fuera del repertorio Arendt a Alemania fue en octubre de 1950. Ya
de las imágenes de violencia de la Segunda Cuestionando el origen y el fin de la guerra en julio de 1945, la ausencia de violaciones fue
Guerra Mundial es inseparable de su esfuerzo Los orígenes imperiales de esta violencia, así cuidadosamente reconstruida mediante tropos
por no conceder la impunidad a ningún per- como la previsión de que no cesaría con la de sustitución y desplazamiento. Este es un tro-
petrador de violencia.6 Es un llamamiento a declaración del final de la Segunda Guerra po urbano de desplazamiento. [Fig. 13] El entor-
afrontar y reconocer el lugar de la violencia en Mundial, constituyen la preocupación de otra no caótico y ruinoso que formaba el espacio de
la historia imperial de Europa incluso cuando autora importante que buscaba formas de dar la violación sistemática había sido remodelado
los aliados, mientras continuaban ejerciéndola, cuenta de la guerra sin aceptar los contornos y sustituido por objetos destruidos esparcidos
intentaban desvincularse de ella y disfruta- del campo fenoménico impuestos por sus inge- Fig. 13: “Berlín machacada”, 11 de julio de 1945, foto de prensa por aceras relativamente limpias como el edifi-
ban de impunidad afirmando que rescataban nieros: Hannah Arendt. Ubicando Los orígenes internacional, impresión de la época. cio de la fotografía. En el dorso de la foto, que
Fig. 14 se titula “Berlín machacada”, puede leerse la Fig. 16 redacciones de prensa; [Fig. 14] como tampoco
forma en que la describió uno de los trabajado- existen en esta fotografía, tomada en junio
res de la agencia que la distribuyó, tal vez fuera de 1945 y descrita como “una de las primeras
el fotógrafo que tomó la imagen: “esta es una fotografías que muestra la destrucción genera-
de las escenas que se presentaban a la vista de lizada sufrida por la capital alemana”. [Fig. 15]
los soldados aliados que entraron en el Berlín Unas a otras, estas mujeres todavía parecían
devastado por la guerra”. La frase merece una “increíblemente distintas”, “desconocidas,
mayor atención. Más que comentar que la envejecidas, desoladas” (p. 84), incluso en la
ciudad ha sido “machacada”, la descripción se época en la que ya se habían despejado de
centra en la forma en que se presentaba a los escombros algunas de las arterias principales
ojos de los soldados aliados. En lugar de mos- de la ciudad y la distinción entre calles y ace-
trar interés por cómo vivían los habitantes de ras, espacio privado y espacio común, puertas
la ciudad machacada, el texto de la foto asume adentro y afuera, volvía a hacer de las calles
la autorización manifiesta de aquellos que des- un lugar seguro para ellas. Mi asunción de
truyeron la capital para continuar ocupándola, partida es que cuando las fotografías registran
administrándola y contemplándola, así como la presencia de chicas y mujeres bien vestidas
para comportarse como si no fueran los des- al aire libre, como en esta fotografía del “Berlín
tructores sino los que vienen a explorar, asistir machacado”, no debemos olvidarnos de recu-
y restaurar el orden. Es el uso de la violencia perar su contexto temporal para recordar que
lo que concede autoridad para ocupar ciertas estas mujeres se encuentran en un momento
posiciones, como la de espectador asumida por muy temprano de volver a experimentar la
los aliados sin remordimientos, aunque ellos no sensación de caminar por su ciudad sin la ame-
sean simples espectadores sino los que ocupan naza de ser detenidas con violencia y violadas,
y controlan la ciudad, además de los responsa- u obligadas a aceptar un cruel acuerdo que les
Fig. 15 bles del espectáculo que Berlín se vio obligada Fig. 17 proporcione suficiente comida para sobrevivir
a interpretar. Según el protocolo imperial cono- a cambio de su cuerpo y su trabajo. Esta es la
cido, el daño que uno causa se convierte en un fotografía de una ciudad donde la omnipre-
trofeo, un objeto para su contemplación. Esto sente violación ha sido eliminada con objeto
es posible dado que las dificultades de ciertos
de despejar la vía para que sus supervivientes
segmentos del cuerpo político o poblaciones
sean moldeados como consumidores del plan
enteras no dejan huella en el tiempo históri-
Marshall concebido para ellos.
co. No existen fechas de conmemoración, ni
siquiera fechas que sean recordadas por más
gente que las propias víctimas, fechas com-
Una catástrofe tan inmensa que nadie podría
partidas que darían una cualidad tangible en
afirmar no haberla visto ni conocido
el tiempo a ciertas catástrofes. “He perdido el
sentido del tiempo”, escribió la autora anónima Aunque la mayoría de las violaciones las per-
en una ciudad de la que ya se había eliminado petraron los soldados del Ejército Rojo, en la
todo concepto del espacio (p. 102). Así, una zona soviética, la cooperación diaria entre las
fotografía tomada tres meses después de la fuerzas aliadas convierte a estas en algo más
entrada de los aliados en la ciudad, en la que se que meras espectadoras, y ciertamente en
ve a mujeres caminando despreocupadamente responsables de la naturalización y descrimi-
por la ciudad y no como si acabaran de volver nalización de esta violencia sistémica. [Fig. 16
a ver la luz del día tras haber sido obligadas y 17] En lugar de enfrentarse a esta violencia y
a vivir durante semanas como “cavernícolas”, de utilizar el término violación para nombrar un
puede distribuirse como una representación crimen, las potencias de ocupación mezclaron
de la escena que primero vieron los aliados Fig. 14: Berlín, una ciudad de muertos, 5-4-1945, foto de prensa la violencia con el sexo y el amor –un asunto
cuando dejaron de bombardear la ciudad des- internacional, impresión de la época. privado con la violencia pública–, utilizando
Fig. 15: “La capital del Tercer Reich después de la tormenta”, la confraternización como término paraguas
de las alturas y entraron a pie. Las semanas de
Berlín, fotógrafo desconocido, 20 de julio de 1945.
terror simplemente no existen en la cronología Fig. 16: Fraternal y no fraternal, Berlín, 1945. mediante el que regular la relación entre hom-
de las potencias imperiales diseñada en las Fig. 17: Revista Life. bres y mujeres. Eso aparece sintetizado en esta
fotografía, datada descuidadamente solo con tomó esta foto, seguramente realizada por un La circulación de las fotografías incluidas en violaciones. Con la ayuda del diario anónimo,
el año (1945), y titulada, medio irónicamente, anónimo soldado de infantería ruso, los gritos su libro nunca fue prohibida, ni eran descono- no hace falta gran cosa para oír las voces con-
“Frat-non-Frat” [fraternal y no fraternal], impli- de las mujeres muy probablemente todavía cidas por los alemanes que las coleccionaban vulsas de mujeres mientras eran violadas. Dado
cando de manera burlona que hay formas de eran audibles. No se trata de una fotografía de e intercambiaban en formato de postal. La au- que las violaciones generalizadas tuvieron lugar
estar con mujeres alemanas que son “non-frat” una ciudad bombardeada vista desde arriba. sencia descrita por Sebald siempre fue paralela sobre todo en unas pocas semanas, desde la
[poco fraternales]. Así, las normas de confra- De hecho, este ensayo cuestiona descripcio- a un exceso que convierte el gesto de Sebald invasión de la ciudad hasta la reimposición del
ternización del ejército de EE.UU. respecto al nes meramente fácticas como “ciudad bom- de (re)imprimir estas fotos en una reiteración orden mediante la reinstauración de separa-
contacto entre los soldados y las mujeres ale- bardeada” e intenta que esas clasificaciones y no una primera exposición. Sebald elide el ciones dentro/fuera, privado/público, trabajo/
manas colonizaron el lenguaje en una realidad se agoten por simple reiteración. Con “simple significado de ese gesto y lo asume descuida- no-trabajo, entrada/salida, y así sucesivamente,
de violación sistemática, aunque los soldados reiteración” me refiero a aceptar esas clasifica- damente al no dejar que esas imágenes reim- sugiero sustituir el vago referente temporal –el
norteamericanos “solo” fueran responsables de ciones sin criminalizar la posición dominante presas se impregnen de las experiencias de año 1945, escrito en el dorso de muchas de las
11.000 casos de violación.7 Las un tanto ridícu- de quienes las enunciaban: aquellos que te- aquellos para los que las ciudades destruidas fotografías y utilizado en los títulos de docenas
las normas de confraternización se convirtieron nían el poder tanto para destruir el tejido de la nunca se desvinculan de otros aspectos de de libros publicados solo en la última década–
en un chiste común entre los hombres en las vida como para promover la matriz discursiva la catástrofe que vivieron y que lucharon por por una cronología más precisa basada en una
distintas partes del Berlín ocupado, pues com- en la que tal violencia podía justificarse y con- conservar. Estas imágenes reimpresas nunca lectura cuidadosa de los cambios en el paisaje
petían entre ellos y aprendían unos de otros, vertirse en patrones intercambiables extraíbles fueron lo que los aliados querían que la gente urbano y sus moradores.
como queda claro en el pie de foto: “Soldados de la cronología histórica. En su libro Sobre la viera en ellas: “ciudades machacadas” o “ciu-
americanos esperan para recibir una lección de historia natural de la destrucción, W. G. Sebald dades destruidas”. Sebald presta atención al
confraternización de uno de sus aliados rusos cae en esa reiteración cuando escribe sobre la movimiento de refugiados “que sumaban un Esta es una fotografía de un escenario
que pasea con una amiga [sic] en Berlín”. campaña de destrucción de los aliados, inclu- millón y cuarto, diseminados por todo el Reich, de violación
so cuando lamenta la escasez de relatos sobre hasta sus fronteras exteriores” (p. 29), pero no
Inserta en esta cronología reconstruida, esta
el tema: “Incluso en los últimos años, cuando se fija en qué les pasó en las carreteras, en los
fotografía ya no puede leerse como otra foto
Restituyendo una cronología de la violación historiadores locales y aficionados empezaron bosques, en los refugios que encontraron en
de la destrucción. Es una fotografía de un
a documentar la caída de las ciudades ale- sus casas o por el camino en edificios desven-
Cuando los aliados, tras bombardear intensa- escenario de violación. En estas viviendas per-
manes, sus estudios no cambiaron el hecho cijados. Cuando las fotografías de la catástrofe
mente Berlín, entraron en la ciudad, todavía foradas y porosas, mujeres, niños y ancianos
de que las imágenes de este capítulo espan- no se estudian sino que simplemente se con-
flotaba el humo en el aire, las calles estaban vivían sin ventanas, ni puertas, ni agua, ni gas,
toso de nuestra historia nunca ha cruzado el vierten en símbolos de la destrucción, los deta-
alfombradas de escombros, cadáveres de per- ni electricidad, y con muy escasa comida. Se
umbral de la conciencia nacional” (Sebald, lles como la densidad del humo, la altura de los
sonas y animales, y algunos refugiados huían mudaron de las plantas superiores al sótano
2004, p. 11). Esta “conciencia nacional”, que escombros, la posición de estos en la entrada
cargando con pequeños fardos. Aunque estos no deja de ser un producto retórico del impe- de un edificio, las muecas de las mujeres, los y luego volvieron arriba, dependiendo de la
elementos fueron desapareciendo gradualmen- rialismo en la misma medida que “ciudades rasgos y las ropas se descuidan y solo parecen fecha en que pudieron reconocer las pautas del
te de la ciudad, la frecuencia de su presencia machacadas”, se compone precisamente de más de lo mismo. Cuando la violencia imperial comportamiento de sus violadores. Algunos de
en las fotografías puede utilizarse como una esas imágenes y de su aceptabilidad; de ahí se convierte en éter, esos detalles pueden resul- los violadores, según aprendieron las víctimas,
cronología de las violaciones que se produjeron que no pueda ser transgredida ni alterada por tar útiles para volverlos palpables. Después de eran demasiado vagos para subir a las plantas
en esta escenografía. Poco después de que las lo que está registrado en esas imágenes. Un todo, hay innumerables registros fotográficos más altas, sobre todo cuando estaban borra-
tropas aliadas entraran en la ciudad, podían umbral solo puede cruzarse cuando la violen- tomados en los escenarios de la violencia im- chos; otros se sentían incómodos violando a
oírse los gritos de las mujeres que estaban sien- cia documentada en tales fotografías se re- perial. Una atención cuidadosa al olor, el color, mujeres en lugares atestados como sótanos,
do violadas o resistiéndose a serlo. Este sonido construye como universalmente inaceptable, el sonido y otros aspectos táctiles es necesaria donde, después del bombardeo aéreo, la gente
debería asociarse con las imágenes en las que sin importar quiénes sean las víctimas y los para dotar esta etérea violencia de presencia se había instalado pues sus pisos habían que-
el nivel de escombros y la densidad de humo perpetradores, y sin importar tampoco cuáles material en los archivos fotográficos. dado inhabitables. Las jóvenes, en especial, se
son todavía altos. fueran las diversas justificaciones de esa vio- Los documentos visuales de la violación no escondían en armarios y otras partes menos
[Fig. 15] Por descontado, debido a la forma lencia. Es improbable que Sebald no conociese se han perdido; eso no es más que otro cliché accesibles de lo que quedaba de sus hogares o
en que han sido diseñadas tecnológicamen- la violación masiva de mujeres alemanas en arraigado en la fusión imperial de los puntos de los de otros. “Sí, las chicas son una mercan-
te, las fotografías son incapaces de registrar este hipnótico escenario de destrucción, ni le de vista de los responsables de los crímenes cía de la que hay una creciente escasez. Ahora
este sonido. Sin embargo, el hecho de que fuera ajena la controversia que se desataba en con los hechos neutrales. Los documentos vi- todo el mundo está preparado cuando los hom-
contemplemos fotografías sin oír los sonidos Alemania cada vez que las mujeres intentaban suales de la violencia perpetrada públicamente bres salen a la caza de mujeres, así que encie-
que el fotógrafo habría oído mientras tomaba plantear públicamente la cuestión de las viola- no han desaparecido; deberían localizarse en rran a las chicas, las esconden en los altillos, se
la imagen, o incluso unos minutos antes o ciones y cómo fueron silenciadas, como si los imágenes disponibles, que engañosamente las manda a pisos seguros”, escribe anónima
después, no debería impedirnos imaginar lo numerosos hijos a los que dieron a luz después no se consideran imágenes de violación, aun- (p. 95). Algunas mujeres se las apañaron para
que quienes estaban alrededor de lo que en- de esos hechos y que vivían en Alemania sen- que fueron tomadas en el mismo lugar, y en limitar el número de hombres que las violaban
cuadraba la fotografía habrían oído. Cuando se cillamente no existieran. el mismo momento, en que se producían las llegando a acuerdos con soldados individuales,
Fig. 18 que las protegían de los demás a cambio del Fig. 19

acceso a sus cuerpos, y les suministraban algo


de comida. “El piso está abierto a unos pocos
amigos de la casa, si así puede llamárseles,
así como a los hombres que Anatol trae de su
pelotón, y a nadie más. Parece que soy tabú, al
menos por hoy” (p. 82). [Fig. 18] Los escombros
que bloqueaban las entradas de los edificios no
se interponían para aquellos que iban a violar
mujeres. Por el contrario, la caza de mujeres
formaba parte de la aventura: “Retrocedo por
el pasaje que lleva a nuestro sótano, luego me
escabullo al patio interior, pero justo cuando
creo que me lo había quitado de encima, me
lo encuentro al lado y entra en el sótano junto
a mí. Ilumina las caras con la linterna, unas
cuarenta personas en total, demorándose cada
vez que se topa con una mujer y dejando que
el cono de luz parpadee varios segundos en su
rostro” (pp. 48-49). Aunque los edificios no eran
seguros, las mujeres preferían quedarse en
ellos a salir y caminar hacia sus depredadores.
La calle desierta de esta fotografía lo señala
claramente. La calle ha sido despejada mínima-
mente de escombros, y solo se ve a dos o tres
soldados en ella.

Sola entre las sábanas por primera vez


El 9 de mayo, anónima escribió en su diario que
estaba “sola entre las sábanas por primera vez
desde el 27 de abril” (p. 155). El día anterior, con
la ayuda de algunos “protectores”, las mujeres
pudieron bloquear la entrada del edificio con
una especie de puerta, y con eso, escribió, “a no
ser que se instalen nuevas tropas aquí, comen-
zamos una nueva vida” (p. 147). Con la puerta
recuperada, aunque fuera de una forma muy
vulnerable, llegó algo parecido a cierta intimi-
dad, límites, elección y orden. Las violaciones
no se interrumpieron en ese momento, pero,
con algunos signos de orden y organización,
disminuyó su número y frecuencia. [Fig. 19]
Después de restaurar las puertas de algunos pi-
sos, llegó el momento de despejar las entradas
a los edificios en la calle. Esa misma mañana,
anónima escribe de nuevo: “algunos equipados
con pesadas palas nos llaman para que bajemos
Fig. 18: Berlín, 1945, Deutsches Historisches Museum Berlin.
Fig. 19: Bombeando para sacar agua, Berlín, julio de 1945, a la calle, donde a paladas amontamos una pila
impresión de la época. de basura en la esquina” (p. 155).
Cuando el soldado ruso tomó esta foto, en Economía providencial Fig. 20 comer” (p. 214). ¿Significa eso que han acabado
algún momento después del 20 de abril y no Las que consiguieron evitar la violación, o su las violaciones? El trabajo forzoso no puso fin a
mucho antes de la primera semana de mayo, repetición, se encontraron fuera de esas eco- la violación, pero marcó un punto de transición
las violaciones todavía eran numerosas. nomías providenciales. [Fig. 20] Los solares que en el que desapareció la economía de violación
¿Qué es exactamente esta fotografía? ¿Quién hacían las veces de vertederos de la ciudad se por comida: “Prácticamente vivo de mi cuerpo,
la hizo y por qué? No parece que el cadáver contaban entre los escasos lugares donde ellas vendiéndolo por algo que comer” (p. 116).
del caballo, todavía sujeto al carruaje dañado, podían encontrar comida. La economía del mer- Las mujeres “trabajaban afanosamente con
atrajera al fotógrafo; ni tampoco la escala de la cado negro estaba manipulada para autorizar las palas”, según la descripción de anónima del
destrucción, como es claramente el caso en la a cierta gente a que proporcionara comida a primer día de trabajo bajo supervisión rusa. “De
fotografía cuyo centro es un edificio derrum- las mujeres, y para asegurarse de que estas no repente, a eso de las diez, oímos unos gritos
bado. En esta imagen, la mirada del fotógrafo y una voz rusa: ¡Mujer, ven! ¡Mujer, ven! Una
crearan sus propios mercados con sus propias
es más cercana e íntima. La fotografía no fue orden que había sido demasiado popular. En un
reglas. Cuando anónima se encontró con una
tomada para mostrar la casa ni la calle. Parece instante todas las mujeres desaparecieron; se
amiga, esta fue su conversación: “‘¿Cuántas
más un recuerdo distintivo que el fotógrafo ocultaron detrás de puertas, se arrastraron bajo
veces te han violado, Ilse?’ ‘Cuatro, ¿y a ti?’ ‘Ni
quería llevarse consigo. Estaría familiarizado las vagonetas y los montones de escombros, se
idea. Tuve que ir ascendiendo por todos los ran-
con ese edificio en concreto: probablemente agazaparon para volverse tan pequeñas como
gos, del soldado encargado de suministros has-
sabría cómo entrar y salir de cada uno de sus podían” (p. 212).
ta el comandante’” (p. 204). En esas condicio- Fig. 21
agujeros y quería conservar ciertos recuerdos [Fig. 22 y 23] Después del “final” de la guerra,
nes, cuatro veces podría no ser suficiente para
de las muchas tardes y noches que había el suministro de alimentos y la escasez delibe-
la supervivencia. Y tampoco se podía encontrar
pasado allí con una mujer –o puede que con rada de los mismos se utilizaron en conjunto
mucho en un vertedero cercano. Anónima es-
muchas–, tras haberla “agarrado de las muñe- como forma de control en Alemania. El régimen
cribía que “la gente pasa hambre” a mediados
cas”, “arrastrado por el pasillo” y “tirado, con la de escasez se prolongó solo unos años, y no fue
de mayo, después de que otra amiga recorriera
mano en su garganta, para que ya no pudiera de la escala de la gran hambruna producida en
gritar”,8 y más tarde le proporcionaría algo de una distancia de dos horas en bicicleta para
pedir algo de comida. “Ella misma tiene un as- la India en esa época, pero, conocedores de la
vodka, arenques, velas y cigarrillos después de forma en que Europa trataba a sus colonias, la
haberla violado. En ese momento, las raciones pecto lamentable, el color de un trozo de tocino.
Las piernas son como palillos y le sobresalen las sensación de ser gobernados como si fueran
de alimentos o bien no existían o eran tan míni- súbditos de colonias no europeas, no se le es-
mas que empujaban a las mujeres a optar por rodillas como nudos en un leño” (p. 140).
Volvamos a la fotografía del “Berlín machaca- capó a nadie: “no somos más que una colonia,
una especie de violación-bajo-control en forma
do”. El edificio del fondo puede verse como un sometidos a sus caprichos” (p. 245). Esta es
de intercambio de comida por sexo, en lugar de
objeto separado sobre un pedestal solo debido al una breve historia de las distintas etapas del
otras formas de violación. Como escribe anó-
duro trabajo con el que se limpió la acera brillan- suministro de comida durante unas semanas
nima: “Físicamente me siento un poco mejor,
te de los escombros que la cubrían. [Fig. 21] Las en Berlín:
ahora que hacía algo, que planeaba mis actos
numerosas fotografías (ahora online) de muje- Fig. 22 el comandante prometió al irse que cuidaría
con la voluntad de no ser ya más una presa
res bonitas limpiando, reciclando restos, quitan- de mí, que me traería algo de comer... Esta
muda, botín de guerra” (p. 64). El fotógrafo
do escombros, pasándose cubos, cogiéndose es sin duda una vida distinta de la existencia
podría ser este hombre, descrito por anónima:
las manos y sonriendo a la cámara deberían que llevaba pasando hambre en la buhardilla,
“de todas las bestias que he conocido los últi-
situarse en la misma cronología para no remi- donde todo había sido despojado y comido.
mos días, él es el más soportable, el mejor del
tir al olvido cómo fueron tratadas las mujeres Primero tuvimos los restos de las raciones
grupo” (p. 116). No hay estadísticas, pero mu-
alemanas: mujeres-basura, escombros, antes alemanas, luego lo que pude robar: el saqueo
chas mujeres prefirieron protegerse de las vio-
de transformarse en mujeres que los recogían, del cuartel de la policía, las patatas. Más ade-
laciones múltiples en grupo recurriendo a ese
tipo de relaciones. Esos hombres se convirtie- iconos de la reconstrucción de Alemania gracias lante teníamos todo lo que se dejaban Anatol
ron en amigos, más o menos, bienvenidos en la a las trabajadoras. El 22 de mayo, anónima es- y sus hombres... Y las dos latas de carne de las
medida en que podían impedir que irrumpieran cribe: “a eso de las dos del mediodía, oímos gri- manos blancas de Stepan-Aiohsa. Una vida de
extraños y violaran a las mujeres más brutal- tos procedentes de la calle, delante de la casa: abundancia (p. 106).
mente. Incluso si Petka, Anatol, el comandante todos los hombres y mujeres capaces de tra-
o Vania no tomaron esa fotografía concreta, lo bajar y desempleados actualmente tenían que
hizo otro soldado desde una cercanía amena- presentarse en Rathaus [en el Ayuntamiento] Cuerpos, bienes, comida y orden político
inmediatamente para trabajar” (p. 207). A partir Fig. 20: Hambre, 23-10-1945, impresión de la época. Ni que decir tiene, esta “abundancia”, pro-
zante a mujeres que, en el mismo instante en
Fig. 21: Mujer posando en un edificio en ruinas.
que se tomaba la fotografía, se escondían en de ese momento, se ofrece comida a cambio de Fig. 22: Manifestación contra el hambre, Hamburgo, porcionada a cambio de los cuerpos de las
casas que eran asaltadas. trabajo: “corrió la voz de que les darían algo de 150.000 asistentes, mayo de 1945. mujeres, era inseparable de la economía de
Fig. 23 saqueo. Esta economía comprendía tanto el Fig. 26 de conseguir a la ciudad”, reza el pie de foto de
pillaje explícito y planificado de los aliados, que una imagen distribuida por una agencia ame-
confiscaban cuanto necesitaban, como el robo ricana. Un texto en el dorso de una fotografía
más esporádico, movido por la necesidad, de “radiado desde Moscú” dice: “Los rusos llevan
las mujeres, que era tolerado por soldados indi- comida a la devastada Berlín para alimentar a
viduales. “La gente ya no siente mucho apego sus ciudadanos hambrientos y maltratados por
por las cosas; ya no se distingue con claridad la guerra. Los sacos apilados delante contienen
entre lo propio y lo ajeno” (p. 3). El caos y la harina y azúcar. Se distribuirán a las tiendas
anarquía llenaron el vacío gubernamental de Berlín y de ahí se redistribuirán a la gente”.
surgido con el desmantelamiento del Estado Cuando se pone una foto al lado de la otra,
nazi que se había iniciado a los pocos días de la emerge una imagen más completa. La división
conquista aliada de Berlín y el suicidio de Hitler. del trabajo no es entre Este y Oeste, sino entre
[Fig. 24] Fíjense en el júbilo que se desataba hombres de uniforme y mujeres con vestidos.
Fig. 24 cuando se encontraba una provisión de licor. Los hombres proporcionan la comida mientras
Fig. 27
En lugar de compartirlo clandestinamente en- las mujeres hacen cola, agradecidas porque no
tre un puñado de gente que acaparara los ex- las dejen morir de hambre.
cedentes, lo compartían con cuantos padecían
también su miseria y celebraban la ocasión de Nuevo orden mundial
poder abastecerse solas sin tener que entregar Diariamente se sucedían toques de queda,
sus cuerpos a cambio. [Fig. 25] Reparen en la redadas, registros corporales y detenciones.
alegría de estas mujeres cuando se prueban Propongo observar la huella del orden patriar-
un montón de sombreros que han encontrado. cal en los cuerpos de las mujeres durante las
[Fig. 26] En ese momento están en el bosque, últimas fases de la Segunda Guerra Mundial, y
huyendo, escondiéndose. Dentro de pocas se- la puesta en práctica de un “nuevo orden mun-
manas, cuando las mujeres vuelvan a las calles, dial” tras el final de la contienda, como insepa-
“animadas y bulliciosas”, anónima escribirá en rables del proceso de naturalizar las formas de
su diario: “Incluso vi a una mujer con sombrero, gobierno imperial como un lenguaje político
creo que era la primera que veía desde hacía Fig. 28 neutral compuesto de términos incuestiona-
mucho tiempo” (p. 194). bles –soberanía, ciudadanía, paz, guerra, y si-
En cierto momento, con la introducción del milares–.9 El derecho internacional se codificó
Fig. 25 trabajo forzoso, los soldados acabaron con y estandarizó para respaldar esos conceptos y
su tarea y con el saqueo que los convertía en estructuras como encarnaciones de categorías
proveedores de abundancia. Una distinción políticas trascendentales, culminando en la
más clara se introdujo entre el pillaje permi- creación de la ONU como un aparato que con-
tido –puesto en marcha desde arriba como tiene la violencia imperial dentro de la esfera
política– y el prohibido, incluidas otras formas de la ley y el orden. Sobre ese particular volve-
de comerciar con comida, sobre todo mediante ré en otra ocasión.
mercados negros creados por los ciudadanos
al margen de los aparatos de gobierno. Con la
escasez de alimentos, el nuevo régimen bus-
caba obtener el reconocimiento: “Volvemos a
estar gobernados, los que han llegado al poder Fig. 23: “Trabajadores alemanes protestan por la escasez
de alimentos”, 3 de abril de 1947, fotografías de prensa
se ocupan de nosotros” (p. 194). [véanse las internacional.
figs. 22 y 23] No funcionó sin muchas protestas Fig. 24: “Civiles saquean almacén de licor”, 18 de abril de 1945,
y huelgas, incluidas huelgas de hambre, que ACME, impresión de la época.
Figs. 25: Mercado negro, Berlín, 1945, Deustsches Historisches
se prolongaron durante dos años en todas las Museum Berlin.
zonas ocupadas de Berlín. Fig. 26: “Sombrero del este gratis”, 4 de julio de 1945, ACME,
[Figs. 27 y 28] “Para mitigar la escasez de impresión de la época.
Figs. 27: “Los rusos llevan comida al Berlín destrozado”, 18 de
alimentos en la capital alemana, camiones de
mayo de 1945, fotos de prensa internacional, copia de prensa.
los ejércitos americano, británico y canadiense Figs. 28: “Cola para conseguir patatas”, 9 de agosto de 1945,
han llevado patatas y otros productos difíciles ACME.
1. Todas las citas sin iden- el prefacio del editor a la
tificar están extraídas de A edición más reciente: Hans
Woman in Berlin. Aunque Magnus Enzensberger,
existe versión española (Una “Forward”, A Woman in Berlin:
mujer en Berlín, introducción Eight Weeks in the Conquered
de H. M. Enzensberger, City – A Diary, Picador, 2006.
trad. de J. Seca, Anagrama, [La introducción está inclui-
Barcelona, 2005), las referen- da también en la traducción
cias de página corresponden castellana.]
a la traducción inglesa.
5. Grossmann, op. cit., p. 48.
2. Para una historia centrada
6. Robert H. Jackson, el
en la violencia sexual en
fiscal americano de los
la Francia de la Segunda
juicios de Núremberg (1945),
Guerra Mundial, véase
escribe: “Todos [los aliados]
Mary Louise Roberts, What
conveníamos en que los crí-
Soldiers Do: Sex and the
menes que había que juzgar
American GI in World War
en Núremberg debían ser
II France, The University of
los crímenes nazis, y solo los
Chicago Press, 2013.
nazis; es decir, que no se juz-
3. Las violaciones, escribe garían crímenes que podrían
Atina Grossmann, “se convir- haber sido cometidos por
tieron en un problema oficial los aliados”. Véase Robert
ubicado en la esfera pública H. Jackson, “Report to the
porque tuvieron consecuen- President”, en The Nuremberg
cias políticas y en la salud War Crimes Trial 1945-46: A
social de la población que Documentary History, ed.
requerían la intervención Michael R. Marrus, Bedford/
médica: enfermedades ve- St. Martin’s, 1997, p. 45.
néreas y embarazos. Fueron
7. Véase J. Lilly, Taken by
inmediatamente clasificadas
Force: Rape and American GIs
como cuestiones públicas,
in Europe during World War II,
no como una experiencia de
Palgrave Macmillan, 2007.
agresión sexual violenta, sino
como un problema médico y 8. Estas descripciones en el
social que tenía que resolver- diario utilizan pronombres
se”. Véase Atina Grossmann, en primera persona en
“A Question of Silence: The cada caso, yo he utilizado la
Rape of German Women tercera (p. 53).
by Occupation Soldiers”,
October, vol. 72, primavera 9. Sobre la violación de mu-
del 1995, Berlin 1945: War jeres palestinas por soldados
and Rape “Liberators Take judíos, véase Ariella Azoulay,
Liberties”, p. 49. Civil Imagination: A Political
Ontology of Photography,
4. Sobre la retirada del Verso, 2012, específicamente
libro del mercado y su pos- el capítulo cuarto, “Civil
terior publicación, véase Uses of Photography”.

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