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MI CH AE L HO WA RD

Y W. RO GE R Lo ur s (ED S.)

HISTORIA
OXFORD
DEL

SIGLOXX
1'R AD UC CIÓ N DE
Y VÍ CT OR AL BA
CR IST IN A PA GE S

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PL AN ET A

-
I

Paz enVersalles. La nneva república de centro-izquierda nistetÍo de Asuntos Exteriores dos políticos de espíritu conciliador,
en Welmar se encontró asediada, por un lado por las 'Ü'"U'CCJQ~ Aristide Briand y Gustavvon Stresemann, yen 1925 Gran Bretaña se
fuerzas de la derecha y, por el otro, por los comunistas hasta unió a ellos en Locarno para establecer una garantía mutua de las
éstos los privaron de toda eficacia política las feroces :<acciones fronteras franco-belgas-alemanas. El «espíritu de Locarno» parecía
limpieza» del ejército y de cuerpos paramilitares de extrema derecha inaugurar una nueva era. En 1926, Alemania entró en la Sociedad de
(Frezkorp,). Naciones, y en 193410 hizo la que ahora se llamaba Unión Soviética.
Para contener a Alemania, Francia necesitaba aliados Los norteamericanos aceptaron cierto grado de responsabilidad eco-
oeste coo:o al este y, al principio, esperaba obtener garantías de nómica, ya que no política, por la estabilidad de Europa, al iniciar el
tados Unidos y de Gran Bretaña. Pero Wilson no logró Cotlvenc"r Plan Dawes para la liquidación de las deudas de guerra. Hacia 1928,
Co~~reso norteamericano para que se comprometiera con nitlgtma a los diez años de terminar la contienda, parecía que Europa estaba
nacion europea concreta y ni siquiera con la Sociedad de por fin en paz.
en la que se basaba su concepto de «seguridad colectiva». La
dad d: Naciones quedó, así, privada no sólo de Estados Unidos
también de l~s dos naciones parias de Europa, Alemania y El «espíritu de Locarno» apenas sobrevivió a la década. El co-
cuyo acercanuento, en Rapallo, en 1922, fue un siniestro indicio lapso económico mundial de 1929 y el consiguiente d~sempleo en
su capacidad conjunta de destruir, si lo deseaban la situación masa minaron la estabilidad de todos los regímenes recten estableci-
blecida en Europa del Este. ' dos en Europa y la confianza en la validez misma de la democracia
L~s británi~os imitaron a los norteamericanos al negarse a liberal. La alternativa que el comunismo ofrecía atrajo no sólo a la
Francia cualquier garantía militar. Desde 1914, Gran Bretaña clase obrera organizada sino también a muchos intelectuales de
pasado por una virtual revolución social, que culminó en 1918 Occidente. La Unión Soviética, con la imagen cuidadosamente em-
el reconocimiento del derecho al voto de toda la pobl~ción m"s'cuJi- bellecida que ofrecía al mundo, parecía presentar una alternativa
na y del grueso de la femenina. La prioridad del gobierno era preferible con mucho al capitalismo, incapaz, al parecer, de resolver
lograr la t~~nquilidad y el bienestar en el interior, al tiempo' que el problema permanente del extenso desempleo y de la pobrez~.
preocupacron principal en el exterior era la inquietud en sus Pero también eran importantes los elementos de la SOCIedad
siones Imperiales, inquietud que en Irlanda se aplacó sólo en occidental, entre las clases acomodadas y la pequeña burguesía, que
cuando,. en 1922, la reconoció como Estado libre, excepto por veían en el comunismo no una solución sino una amenaza. Unos mo-
provrncia del Ulster, de población mayoritariamente protestante. En vimientos populistas de derechas conocidos en general, por su pro-
c~a.nto a ~uropa, una vez calmadas las pasiones de la guerra, los bri- genitor italiano, como «fascistas» empezaron a proliferar en ~uropa,
ta~l~os velan las mejores esperanzas de paz y de recuperación eco- tan hostiles a la democracia liberal como al comurusmo. El regnnen
nomica en la conciliación con Alemania. Se apartaron por lo tanto fascista, establecido en Italia por Benito Mussolini en 1922, tuvo sólo
de sus antiguos aliados cuando, en 1923, los francese: alegaron Ull~ una influencia superficial en la sociedad italiana y coexistió pacífica-
falta de pago de las reparaciones para ocupar las orillas del Rin y es- mente con instituciones tan conservadoras como la monarquía y la
tablecer una república independiente de Renania. Iglesia. Eran muy cliferentes, en cambio, sus imitadores alemanes del
La .~ecisión francesa resultó desastrosa, pues condujo a que la Partido Obrero Nacionalsocialista (nazis), que llegaron al poder en
población alemana se negara a colaborar e indujo deliberadamente 1933, quienes sacaban una enorme fuerza no sólo del resentimiento
en el resto de Alemania una hiperinflación galopante. París se vio por el tratado de Versalles, que los acuerdos de Locarno no consigute-
forzado a cambiar de política. En París y en Berlín ocuparon el mi- ron apaciguar, sino también de la desesperación de las clases medias,
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dos veces arruinadas en un decenio, Pero su activo mayor era su lí- id 1" adquirieron más
En todo Occidente las divisionels 1 ea og~~aps uso de manifiesto
der, Adolf Hitler, , l 1 It des nactona es corno
importancla que as ea a llé E - en 1936 cuando una
Hitler era no sólo un político de maquiavélica sutileza sino también ivil e esta o en spana ,
un orador sin igual por su capacidad de atraer a las masas en un am-
durante la guerra C1V qu cI 'al trató de desplazar un régi-
junta militar con poderoso apoyo, er E)'e apoyaron a los rebeldes
biente teatral que sabia montar con habilidad, Llegó al poder ma- 'al' 1" t Las potencias dlcl
e
men soct ista atcis a, , _ l Gran Bretaña y Fran-
nipulando a los políticos conservadores que esperaban utilizar su " ' , al gobierno espano ,
y la Unión Soviética apOYad d N ' trataron de aislar la crisis y
talento para obtener e! apoyo de las masas que eran incapaces de con- , d l Socleda e aciones,
trolar por sí mismos, Una vez triunfante, Hitler desmanteló e! anda- cia, a traves e a d di , t davía más e! sistema de coo-
su fracaso en este punto esacre ito o
miaje democrático que le había servido para encaramarse al poder, y se peración internacional.
convirtió en invulnerable, gracias a una mezcla de intimidación impla-
cable, hábil propaganda y realizaciones innegables, En pocos años creó
por lo menos una apariencia de estabilidad económica, acabó con e!' , 'bandonado la Sociedad de Naciones,
Entretanto, Hitler habla a l empezado paso a paso,
desempleo y, sobre todo, consiguió que los alemanes recuperaran e! , 1 d rme a gran esca a y ,
respeto por si mismos y el prestigio en asuntos internacionales, Casi to-
emprendldo un P an e rea , Al mania por el Tratado de
, l id bres rmpuestas a e , ',
a destruir as serví um 1 R nia cuya desmilitanzaclOn
dos los sectores de la sociedad alemana se sintieron momentáneamen- 36 1 ió a ocupar a ena , l
Versalles. En 19 , va v I ' xiaidas por Francia, En a
te satisfechos, excepto los judíos, contra quienes Hitler desencadenó , d 1 incipa es garantlas e e- ,
una persecución de brutalidad sin par en la historia de Europa occi- había sido una e as pr , di , dora Austria y declaro su
d 193 8 Hitler mva 10 una acoge
dental, y que hizo que cuantos pudieron salvarse se exiliaran, primavera e ,' A finales
, del mi
e mismo ano - pidió que Checoslova-
Pocos políticos occidentales se dieron cuenta de que a Hitler no unión con Alemama. A' b ndonara el territorio [ron-
d tr Silesia y ustna, a a
le interesaba un nuevo ajuste de! equilibrio en Europa, sino su des- quia, acogota a en e bl " étnicamente germana, cuya
d on una po acton
trucción, para volver a recrear de sus ruinas una Alemania que fuera terizo d e Ios su etes, c I d f militar de los checos,
, di ble para a e ensa '1'
posesión era m spensa ia ob b 'potentes cómo e! equui-
una potencia mundial de una dimensión que sus predecesores impe- ~ F la o serva an, 1 m , ..
riales ni siquiera soñaron, La debilidad de la «seguridad colectiva»
Gran Bretana y ranc
,
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'E m os paises a
' 1 opinión pública terma
brio de fuerzas se invertía. n a , do cualquier iniciativa
ya se habia echado de ver cuando la Sociedad de Naciones tuvo que , d ra y acogla con agra
la perspectlva e otra guer , 1 La fi ura principal del gobierno
ocuparse de un acto de agresión prima facie, la ocupación japonesa g
diplomática q~e pudlerabevl1t~r a, imer ministro desde 1937, creía
de Manchuria, en 1931. Fracasó de nuevo cuando Mussolini invadió ' " N iIle Cham er am, pr E
b ntaruco, ev , ' ' a l con el que podía tratarse, stuvo,
Abisinia en 1935, en un postrer acto de conquista colonial europea,
que Hitler era un político racion l isis d los sudetes en Munich,
que Francia y Gran Bretaña habrían tenido dificultad en condenar si di t a resolver a crisis e ,
Abisinia no hubiese sido miembro de la Sociedad de Naciones y por lo tanto, ispues o , d l h os a ceder a las exigencias
, b d 1938 obhgan o a os c ec
no hubiese pedido en vano que actuara en su favor la «seguridad co- en setiem re e , formularía otras,
de Hitler, con el compromiso de ?ue ya no n el acuerdo de Munich
lectiva», Se formó un nuevo Eje germano-italiano, al que más tarde britá frances acogiera
se unió Japón y que, al presentarse corno paladín de! anticomunis- Los pueb1os ntaruco y d 1939 cuando Hitler ocupó lo
lb Pero en marzo e , ,
mo, ganó simpatizantes en Francia y Gran Bretaña en un momento con gran a orozo. ' G r a n Bretaña se produjo un
que quedaba de Checoslovaquia, en ptaba corno inevitable la gue-
en que la Unión Soviética, alarmada por e! ascenso de! militarismo , d d ' imo pues se ace
de derechas en Alemania y Japón, había ingresado en la Sociedad de camblo de esta o e an, ' Ch berlain para que diera una ga-
rra, Sus colegas apremlaron a, am 1 próxima víctima de Hitler,
Naciones y trataba de acercarse a las «democracias burguesas» me- , '1' al 'que se vela corno a d d
diante un Frente Popular contra e! fascismo, rantta muitar pats " , ible de cumplir, es e
es d eClr, ' Polonia . Era una garantla casi unpos
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el punto de vista militar, sin la colaboración de la Unión Soviética, consiguieron algo, pero antes de poder aprovecharlo los alemanes ini-
cuya mala voluntad respecto a las democracias burguesas no era me- ciaron, ellO de mayo, el ataque a Francia y a los Países Bajos.
nor que respecto a Alemania. Pero el jefe soviético Iósiv Stalin esta- A finales de junio, la campaña en e! oeste estaba terminada. Ho-
ba menos dispuesto que Occidente a entrar en guerra. Deseoso de landa había sido ocupada, la pequeña fuerza expedicionaria británica
aplazarla más que de provocarla, ansiaba conciliarse con Hitler. La se había retirado por Dunkerque abandonando todo su armamento.
razón de Estado triunfó en ambos bandos sobre la ideología. El 23 Francia había aceptado un armisticio cuyas cláusulas entrañaban la
de agosto de 1939, los gobíernos alemán y sovíético anunciaron la ocupación alemana de! norte de! país y de su costa occidental, y de-
firma de un pacto de no agresíón. Hitler sabía que ahora podia inva- jaban sólo e! centro y e! sur bajo la administración de! régimen sumi-
dir Polonia sín riesgo alguno. Y tambíén lo sabían todos los demás. so que el mariscal Pétain estableció en Vichy, Al acabar e! año 1940,
los británicos se encontraban sitiados en su isla. Los alemanes aban-
donaron sus intentos poco entusiastas de improvisar una invasión,
Ell de setiembre de 1939 Hitler atacó Polonia; dos días después cuando la Royal Air Force consiguió impedir que la Luftwaffe se adue-
Gran Bretaña y Francia le declararon la guerra. El ejército alemán ocu- ñara del espacio aéreo británico, intento que ambos bandos tenían
pó Polonia en tres semanas; el 17 de setiembre la Unión Soviética in- por un preliminar esencial de un ataque con éxito. Hitler se contentó
vadíó e! este de! país para apoderarse de su parte de! botín, Cada uno con acelerar la guerra submarina y con emplear la Luftwaffe contra
de los dos Estados totalitarios ímpuso, entonces, su propia versíón de! las ciudades británicas para tratar de destruir la determinación britá-
nuevo orden mundial. Los alemanes encerraron a los judíos en sus nica de continuar la guerra.
guetos y trataron al resto de la población como Untermensch (sub- De hecho, esta determinación sorprendió a todos, incluyendo a
hombres). Ambos elimínaron a todos los ínte!ectuales y dirigentes po- los propios británicos, quienes tuvieron la suerte de encontrar en
tenciales; los soviéticos hicieron en e! bosque de Katyn una matanza de Winston Churchill un dirigente que, por muy errático que hubiese
4400 oficiales polacos que cayeron en sus manos. Poco después, Sta- sido en tiempos de paz, descubrió en la guerra su verdadero elernen-
lin ocupó los Estados bálticos y exigió a Finlandia un reajuste territo- too Al principio poco pudo hacer, aparte de apelar a la ayuda nor-
rial para que Leníngrado fuese menos vulnerable. En lugar de some- teamericana, mantenerse a la defensiva en e! mar y en e! aire y ordenar
terse, los finlandeses libraron una guerra de resistencia que causó la ataques aéreos casi simbólicos contra Alemania. Pero la poco juicio-
pérdida de doscientos mil hombres a los soviéticos, frente a veinticin- sa entrada de Mussolini en la guerra de! lado de Alemania, en junio
co mil de los suyos, antes de capitular el 13 de marzo de 1940. de 1940, con e! fin de cosechar beneficios que no se había ganado, y
La resistencia de Finlandia tuvo dos consecuencias. Por una parte, su torpe intento de invadir Egipto, permitieron a las fuerzas británi-
reveló a los alemanes la debilidad del Ejército Rojo; por la otra, ofreció cas y de la Commonwealth estacionadas en e! Próximo Oriente lanzar
a los aliados la oportunidad de extender la guerra. Con el pretexto de un contraataque que barrió a los italianos de Cirenaica y finalmente de
proporcionar ayuda a Finlandía, planearon una invasión de la Norue- toda África oriental, con lo que se salvaguardaron las comunicacio-
ga septentrional y de Suecia para apoderarse de los recursos en hierro nes con e! océano Índico.
de los que, según creían, dependía mucho la economía alemana. La ca- Sin embargo, los británicos, a su vez, excedíeron sus posibilida-
pitulación finesa puso término a esto, pero no antes de que Hitler des. Mussolini había atacado a Grecia en octubre de 1940, y sus fuer-
decidiera adelantarse a los aliados. El9 de abril de 1940, invadió Di- zas sufrieron una humillante derrota. Los diplomáticos británicos
namarca y Noruega con una rapidez y eficacia que hicieron imposi- trataban de establecer una alianza entre Gran Bretaña, Grecia, Yu-
ble que los británicos obtuvieran nada, aparte de algunas cabezas de goslavia y Turquía para crear un frente contra los alemanes en e! su-
puente de las que pronto fueron expulsados. Sólo en el extremo norte reste de Europa. En marzo de 1941, lograron un éxito cuando un

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golpe de Estado derribó al gobierno germanófilo de Yugoslavia. Las ban a abandonar su interés tradicional por e! sureste europeo, aun-
fuerz~~ alemana~ penetraron entonces no sólo en Yugoslavia sino que habían mantenido lealmente las entregas de petróleo y cereales
tam~len en Grecia, barriendo a las fuerzas británicas, que acudieron necesarias para alimentar la economía de guerra alemana. Algunos
tardla~ente en ayuda de estos paises, y lograron, a un alto costo, la sostienen que ante e! hecho de que debía hacer frente a una guerra
conqmsta de Creta con fuerzas aerotransportadas. Para compl t prolongada con Gran Bretaña, ahora abiertamente apoyada por Es-
a ~1illación
Ih acton hri ear
rtt~nica, mientras sus soldados estaban ocupados en tados Unidos, Hitler no confiaba en la buena voluntad de Stalin para
Grecia, una pequena fuerza alemana, bajo e! mando de! general Er- acceder a los recursos que necesitaba. Otros arguyen que Hitler
wm Romme!, enviado para contener la descomposición de Libi creía, erróneamente, que la neutralidad de Stalin era un factor im-
d . la,
pu o organizar un contraataque en e! desierto occidental y hacer re- portante en la decisión británica de continuar la guerra. Sea como
troceder a los británicos hasta la frontera egipcia. fuere, lo cierto es que Hitler no podía alcanzar sus objetivos finales
Durante e! verano de 1941 parecia ya cercano e! triunfo de Hi- sin destruir la Unión Soviética y sin incorporar al Tercer Reich am-
tler, conseguido además a muy bajo costo. Aparte de algunos heroi- plias zonas de su territorio: no sólo los recursos industriales de la
cos g~upOS, e! esfuerzo británico para alentar la resistencia no en- cuenca de! Donetz y el petróleo de! Cáucaso, sino también las vastas
contra eco en los pu~~los de Europa occidental, que por mucho que tierras productoras de cereales de Ucrania y Rusia occidental, que
detestaran la ocupacion alemana no veían ninguna alternativa prácti- harían autosufíciente la economía alemana; allí, además, podría tras-
Ca a aceptarla, y muchos de los cuales -justo es reconocerlo- com- ladar y criar a buenos alemanes para contrarrestar la decadencia im-
partían el antisemitismo de Hitler y su desprecio por la democracia. plícita en la civilización urbana de Europa occidental.
En Europa de! sureste los regímenes derechistas de Hungría Bul Pero había otro paso, paralelo a éste, que debía darse si Hitler
. R . , ~
na y umania conserv~ron una sombra de independencia a cambio quería alcanzar todos sus objetivos. En su programa, la pureza racial
de aceptar la hegemonía alemana. Los checos fueron sometidos por de! Tercer Reich era tan importante como su equilibrio económico.
la brutal represión ordenada cuando un grupo de resistentes adies- Antes de la guerra había tratado de resolver el problema de los ju-
trados. por los británicos asesinó al gobernador alemán Reinhard díos acosándolos hasta echarlos de! país, pero las conquistas alema-
Heydnch. Yugoslavia fue dividida en Croacia, cuyos dirigentes em- nas no les dejaban ningún lugar adonde ir. No podía mantenerlos in-
prendieron. una campaña de exterminio racial de su población ser- definidamente en campos de concentración. La lógica dictaba, pues,
bia, y Serbía, donde, aunque la tradición y la geografía mantenían que se les exterminara físicamente y que se diera al proceso de ex-
VIva una cultura de resistencia, los jefes resistentes que surgieron es- terminación la misma prioridad que a la guerra. A partir de princi-
taban tan Interesados en emplear sus armas unos contra otros como pios de 1942,lasfuerzas policíacas de toda la Europa ocupada se lan-
contra los ocupantes alemanes e italianos. Lo mismo ocurría trági- zaron a la captura de todos los judíos, sin tener en cuenta su clase,
camente, en Grecia. Si la fanfarronada de Hitler de que el T' sexo o edad; los enviaban a Alemania, desde donde se les transpor-
Reirh d "1 ercer
ere urana mi años p~~ecía exagerada, pocas razones había para taba a campos en remotos rincones de Polonia, en los cuales traba-
suponer que no sobreviviría hasta bien entrado e! siglo XXI. jaban hasta morir o se les mataba en cámaras de gas, para después
destruir sus cadáveres en enormes crematorios. Gracias a la expe-
riencia logística, los recursos industriales y la capacidad científica de
Entonces,
. e! 22 de junio de 1941 ' Hitler invadió la U~; , Sovretica.
I..ilon ". la sociedad tecnológicamente más avanzada de! siglo xx, cuando ter-
L~s historiadores no Se han puesto de acuerdo acerca de lo que minó la guerra, unos seis millones de personas habían sido elimina-
le llevo a dar este paso. Las relaciones alemanas con la Rusia soviéti- das de este modo. La sociedad europea no se ha repuesto nunca por
ca no habían sido exactamente buenas, pues los soviéticos se nega- completo de esta atroz herida que ella misma se infligió.
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Los exterminadores siguieron al ejército alemán cuando éste se del Pacífico. La pacificación de China causaba ya suficientes proble-
adentró por territorio soviético, en la segunda mitad de 1941. Co- mas al ejército nipón para que en Toldo se pensara en añadir la Unión
munidades enteras de judíos fueron rodeadas y exterminadas allí Soviética a sus enemigos. Una vez que Stalin descubrió esto, pudo
donde las encontraban, y no sólo de judíos. Hitler había dejado cla- concentrar todos sus recursos en un solo frente contra una Alemania
ro a sus jefes militares que esta guerra no sería una guerra más entre que no estaba preparada para una guerra prolongada, y que, al mismo
potencias europeas, sino una guerra de conquista colonial y de ex- tiempo, tuvo que enfrentarse a un nuevo adversario capaz de sostener
terminio racial. Debía ejecutarse sin más a los comisarios políticos, una guerra a una escala mucho más vasta. .'
t~da resistencia civil debía provocar represalias salvajes, y a los pri- Hasta ese momento, ni la hostilidad ideológica al nazismo m las
sioneros de guerra se les haría trabajar hasta que murieran o se los persuasivas demandas de Churchill habian bastado para hacer entrar
dejaría morir de hambre. A finales de 1941, se habían hecho más de a Estados Unidos en la guerra. El presidente Franklin D. Roosevelt
un millón de prisioneros de guerra; a medida que los alemanes tritu- estaba convencido de que era en interés de Norteamérica mantener
raban la desorientada y desorganizada resistencia soviética, habían a Gran Bretaña luchando y proporcionarle toda la ayuda posible,
rodeado Leningrado, donde murió una tercera parte de la pobla- tanto si los británicos podían pagarla como si no, y durante los ante-
ción, habían dominado Ucrania y la cuenca del Donetz y habían al- riores dieciocho meses lo había hecho en cantidades crecientes. Pero
canzado, a primeros de diciembre, los aledaños de Moscú. el pueblo norteamericano no deseaba entrar activamen;e en la. c~n­
Luego, en apenas cuarenta y ocbo horas, dos acontecimientos tienda. Mas no le quedó alternativa cuando Hitler tomo la imcianva
entrelazados cambiaron los derroteros de la guerra. El 6 de diciem- y declaró la guerra a Estados Unidos, en apoyo de su aliado japonés,
bre, las fuerzas soviéticas contraatacaron inesperadamente al norte el 11 de diciembre de 1941.
de Moscú, y al día siguiente los japoneses atacaron la flota nortea- De momento la entrada de Estados Unidos en la guerra estuvo a
mericana anclada en Pearl Harbar. punto de ser un desastre para Gran Bretañ~. Con::o en,1917, ésta no
La relación entre ambos acontecimientos era ésta: tras el pánico pudo disponer de su ayuda física hasta ca~1 un,ano mas tard~, y los
inicial, Stalin conservó la serenidad. Pese a los desastres inmediatos norteamericanos necesitaban para su propIO ejercito el matenal que
la Unió~ Soviética estaba preparada para una larga guerra. Sus prin~ hasta entonces le había proporcionado. Los submarinos alemanes po-
cipales industrias de guerra se hallaban instaladas muy al interior, fue- dían hundir tranquilamente los barcos norteamericanos, en tanto que
ra del alcance de los invasores germanos, y las fuerzas de reserva del en Asia los japoneses ocupaban las posesiones británicas y holandesas
ejército soviético eran mucho mayores de lo que había creído el serví- y hacían 130000 prisioneros británicos en Singapur, infligiéndoles
cio alemán de información. En el lejano Este se había desplegado un una humillación de la que nunca se repuso el imperio británico. Sin
ej~rcito entero, para enfrentarse a un ataque del aliado de Hitler, J a- embargo, Hitler vio que las cosas se ponían inexorableme~te con;ra
pon, pero los japoneses tenían otros planes y el servicio de informa- él. En junio de 1942 lanzó una ofensiva final contra la Unión Soviéti-
ción soviético los descubrió. El colapso de las potencias imperiales de ca, para apoderarse de los recursos petrolíferos del Cáucaso, que le
Europa occidental-Gran Bretaña, Francia y los Países Bajos- ha- eran indispensables para librar una guerra prolongada. .
bía dejado virtualmente sin defensa sus posesiones en el Sureste asiá- No fue sino en el otoño de 1942 cuando Estados Umdos pudo
tico, cuyos recursos permitirían a Japón construir una economía poner todo su peso en la balanza. En noviembre, las fuerzas nortea-
autárquica que no estuviera a merced de la hegemonía económica mericanas hicieron su primera aparición en el teatro de guerra euro-
occidental. A finales del verano de 1941, el gobierno japonés tomó la peo con una invasión angloamericana del Áf~ica del Norte fr,ancesa.
decisión de apoderarse de estas colonias y de impedir por adelantado Simultáneamente una superioridad naval, aerea y de artillería pesa-
una intervención norteamericana mediante la destrucción de su flota da, cuidadosamente amasada, permitió al Octavo Ejército británico

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infligir a Romme! una derrota decisiva en El-Alamein. Esto le permi- 10. El imperio ruso Yla Unión Soviética,
tió limpiar toda la costa africana de! Mediterráneo y restablecer la 1900-1945
confianza en sí mismos que los británicos había perdido después de
tres años de derrotas casi ininterrumpidas. Pero todavía más impor- RICHARD STITES
tante que esto fue que, en Stalingrado, los rusos habían hecho caer
en una trampa a todo un ejército alemán, cuya rendición en febrero
d~ 1943 dejó claro para todos -y probablemente también para e!
mismo Hitler-e- que Alemania había perdido definitivamente la gue-
rra. Mensaje que reforzaron las escuadrillas de bombarderos nortea-
mericanos y británicos en 1943 al emprender la destrucción sistemá-
tica de las ciudades alemanas.
En julio de 1943 las fuerzas anglonorteamericanas desembarca-
ron en Sicilia, con lo cual precipitaron la caída de Mussolini y la ren- En 1900, el imperio ruso era la potencia terrestre más extensa de!
dición de Italia, hecho que obligó a los aliados a improvisar una in- mundo. En sus confines habitaban fineses luteranos, georgianos or-
vasión de la península italiana. Al mismo tiempo, e! ejército soviético todoxos tadzhiks musulmanes y chukchis animistas, y cada pueblo
rodeó y destruyó e! grueso de las fuerzas de artillería pesada germa- vivía de 'manera muy ajena a la de los demás. Entre ellos había cien
nas en la batalla de Kursk e inició una serie de avances ininterrumpi- naciones gobernadas por los rusos, constructores de este enorme Es-
dos que, a finales de año, habían liberado todo su territorio de inva- tado que se extendía desde e! Báltico hasta e! Pacífico. Fuera de l~s
sores. La lucha en e! Mediterráneo y las exigencias de la guerra en e! capitales, viejas y nuevas -Kíev, Moscú, San Petersburgo-, habla
Pacífico demoraron la invasión anglonorteamericana de! noroeste de nuevas ciudades industriales, poblaciones de guarnición y un mar de
Europa hasta junio de 1944. Y entonces, esta operación fue posible campesinos y pastores. En las zonas fronterizas se asentaban multi-
sólo gracias a la superioridad naval y aérea que proporcionaban los tud de cosacos que vigilaban con regimientos fronterizos. La relativa
recursos de Estados Unidos. Una hábil resistencia alemana retrasó la debilidad de la sociedad civil, la todavía reciente historia de la servi-
i~vasión de Alema~ia misma.durante casi un año, cuando los ataques dumbre de los campesinos, la división étnica y elturbio movimiento
aereos aliados hablan reducido a escombros todas las ciudades im- clandestino que había asesinado a un zar dos decenios antes... todo
portantes de Alemania. El 29 de abril de 1945, Hitler se suicidó en contribuía de diversas maneras a dar a los militares y a la policía un
las ruinas de Berlín, cuando los soldados soviéticos entraban en la pape! predominante en la administración de! país. Una extensa bu-
ciudad. rocracia central, con largos tentáculos, se encargaba de cosas que en
Cuatro dias antes, fuerzas norteamericanas y soviéticas se habían el resto de Europa estaban en manos privadas, y lo hacía con un es-
encontrado en Torgau, a orillas de! río Elba, en e! centro no sólo de tilo arrogante y a veces brutalmente indiferente a las necesidades po-
una Alemania, sino de un continente entero convertido en ruinas. pulares.
Había amanecido la era de las potencias mundiales y la hegemonía Coronaba e! sistema una autocracia cuyo poder emanaba del
ejercida sobre e! resto de! mundo por las naciones europeas durante zar. En la práctica, la voluntad imperial la ejercían ministros y go-
los cien años anteriores ya no podría resurgir. bernadores locales nombrados dentro de una pequeña comunidad
de varones, en su mayoría rusos ortodoxos de la aristocracia; no ha-
bía ni Parlamento ni elecciones nacionales. El último zar, Nicolás II
(1894-1917), era un incompetente cargado de buenas intenciones,
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