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Islas del Sol y la Luna

Bienvenidos a la tierra del origen

Cuentan que Inti bajó a la isla


para romper la roca del puma
y así liberar a su hijo…

El Palacio

Varios días de viaje han transcurrido. El Inca, amo y señor del Imperio, ha llegado a
Cotac Cahuana,“lugar desde donde se mira el agua azul”. Desde lo alto de la montaña,
observa sus dominios. Aquí comienza su peregrinación por la Inti Marka, tierra del sol.
El aliscafo no deja de ser un aparato asombroso. Dotado de un par de esquís, que
los entendidos denominan “foils”, alcanza una velocidad crucero de 15 nudos –alrededor
de 48 kilómetros por hora– en pocos minutos. Sólo
tres países en el mundo fabrican estas embarcaciones,
las más rápidas en el Titicaca. Viajamos en el “Flecha
de Bolivia”, aliscafo hecho en nuestro país, con el
asesoramiento de técnicos suecos. Vamos a la Isla del
Sol, en un trayecto de veinticinco minutos, bordeando
la península de Copacabana.
Mientras la embarcación se desliza suavemente,
el guía del tour brinda una serie de explicaciones en
detalle sobre el destino y la travesía. Los turistas son
ingleses y vienen de Cuzco. Su interés ahora es conocer
el triángulo religioso del lago: Copacabana, la Isla del
Sol y la Isla de la Luna.
Cuentan que el Inca llegaba a Saxamani
acompañado por una inmensa flota de barcas de totora que poblaba el lago. Allí lo
espera su suntuosa residencia temporal, que mira al Illampu, en homenaje al Achachila,
espíritu superior de la montaña. Será un tiempo de descanso y también de purificación…
Estamos en Yumani, al sur de la Isla del Sol. El puerto está lleno de lanchas. A
pocos metros de donde desembarcamos, una copia a escala del RA II, la mítica balsa
de Heyerdhal, descansa plácidamente amarrada a un pequeño muelle. Un grupo de
turistas negocia el costo del retorno a Copacabana. El joven lanchero responde
claramente, “two dollars”.
Si quieres aprovechar la llegada, a corta distancia del puerto, puedes ver las ruinas
de Pilkokaina, “Sitio donde descansa el ave”, la residencia temporal del Inca en la isla.
En su muros verás varios nichos que albergaban la Wakas o figuras sagradas y las
terrazas o andenes que rodeaban el palacio.
Una larga fila de turistas sube lentamente la hermosa escalinata precolombina.
Estamos a más de tres mil ochocientos metros de altura y el esfuerzo se siente
rápidamente. Nos espera un ascenso a pie de cuarenta y cinco minutos hasta llegar
a la cima de la isla. En la Fuente de las Tres Aguas, también conocida como la Fuente
Islas del Sol y la Luna
Bienvenidos a la tierra del origen del Inca, nos esperan las primeras vendedoras de artesanías; dos niñas tienen una
bella llamita, convenientemente adornada para la fotografía de circunstancia.
El paisaje de la isla es realmente bello. Pendientes y veredas se combinan con
arboledas y pequeños conjuntos casas hechas de adobe y piedra. Durante la subida
puedes descubrir imponentes vistas del lago, siempre presente, en medio de una
vegetación sorprendentemente espesa para estos parajes. Las viejas construcciones
se alternan con otras que han sido renovadas para su utilización como hoteles y
restaurantes. Puedes visitar el hotel La Posada del Inca, la hermosa casa de hacienda
de la isla que perteneció a la familia del presidente José Manuel Pando.
Yumani tiene un movimiento sorprendente, especialmente si se considera que
hasta hace algunos años, la presencia de visitantes en La Isla del Sol se limitaba a
algunos conocedores, dispuestos a soportar las carencias de infraestructura en este
destino.
Hoy, en la comunidad existen una serie de hoteles y hostales. Muchos de ellos son
propiedad de gente del lugar, que se ha adaptado a las necesidades de los turistas,
en su mayoría extranjeros. Igualmente, verás que en el pueblo hay una variedad de
restaurantes con comida boliviana e internacional, incluyendo especialidades
vegetarianas, pasta y comida rápida.
Muchos de estos lugares tienen terrazas o balcones
donde es usual ver grupos de visitantes disfrutando
una cerveza, jugando a las cartas y charlando
animadamente. Vale la pena caminar hasta el lado
oeste de la comunidad para observar el atardecer que
nos ofrece el Titicaca.
Mientras vuelves a tu alojamiento, después de
disfrutar de la hora mágica, seguramente te cruzarás
con los pobladores de la isla, gente amistosa ya
habituada a la presencia de visitantes en su tierra.
Las noches en la isla son frías, tiempo para un buen
libro o simplemente para descansar después de un
largo día de paseo.

La Roca
Después de tres días y en conmemoración del año nuevo, el soberano estaba listo
para llegar al templo sagrado de los incas, la Titi Kala, refugio de los dioses Sol y Luna
durante la Chamacpacha y hogar de los primeros soberanos Manco Cápac y Mama
Ocllo…
Vístete con ropa liviana, gorra y ten a mano bloqueador para protegerte del sol.
Lleva una mochila con algo de abrigo, si vas a navegar al atardecer por el lago.
Levantándote temprano, puedes hacer una caminata de cuatro horas hacia el norte
de la isla, cerca de la comunidad de Challapampa, para visitar el santuario sagrado
de los Incas: la Roca del Puma o Titi kala y las ruinas de Chinkana, “Lugar donde uno
se pierde”, en quechua.
Existe la creencia que el origen de los Incas está relacionado íntimamente con la
Isla del Sol.
Una de la muchas leyendas cuenta que en esta isla habitaba un puma de proporciones
gigantescas, hijo del dios Inti o sol y que vivía felizmente en estos parajes. Sin embargo,
el Titicaca, fue azotado por una terrible sequía y el felino tuvo que refugiarse en una
cueva en la que quedó atrapado durante más de un siglo. Una vez terminada la sequía,
y el período de calamidades, Inti decidió bajar del cielo y rescatar a su hijo, rompiendo
Islas del Sol y la Luna
Bienvenidos a la tierra del origen la enorme roca… Si uno mira con atención y hace un pequeño ejercicio de abstracción,
efectivamente puede ver la cabeza del felino.
Otra leyenda, menciona que esta roca fue el refugio del sol y de la luna durante un
diluvio acompañado por una densa oscuridad. La Chamacpacha o “tiempo oscuro”,
después del cual, Inti salió triunfante hacia los cielos dejando gigantescas pisadas
sobre la piedra. Todos los relatos coinciden en que esta roca es el lugar de nacimiento
de Manco Kápac y Mama Ocllo, los dos primeros soberanos de la dinastía Inca, y por
ello, aquí se habría edificado un templo de adoración que estaba a cargo de los
principales sacerdotes del reino.
Por su importancia, histórica, religiosa y ceremonial, se piensa que el soberano
Inca llegaba todos los años para el solsticio de invierno a recibir las bendiciones del
dios sol.
Actualmente, los pobladores del lugar siguen considerando que la roca desprende
energía, los protege de enfermedades y propicia buenos augurios.
A unos doscientos metros de la Roca Sagrada están la ruinas de La Chinkana, un
llamativo conjunto de laberintos semisubterráneos donde es muy fácil perderte. Se
cree que estas edificaciones estaban destinadas a la enseñanza e iniciación de los
sacerdotes que resguardaban el lugar sagrado. Caminar por La Chinkana es una
experiencia muy impactante, pues se trata del monumento arqueológico más
impresionante de la isla.
Si no tienes el tiempo para hacer esta excursión a pie puedes hacerla en lancha,
partiendo desde Yumani. Esta vía es más rápida y te dará oportunidad para que
conozcas las playas de Challa, pequeña comunidad al centro de la isla, que te sorprende
con sus arenas blancas y aspecto apacible que invita a realizar una buena caminata
en sus orillas.
También es interesante visitar el Museo Etnográfico de esta comunidad, uno de
los dos que existen en la isla, y que contiene piezas arqueológicas y etnográficas
recolectadas y donadas por sus habitantes y la Dirección Nacional de Arqueología.
El segundo museo que puedes visitar es el Repositorio Arqueológico de Challapampa,

La elegida
El soberano se rindió a los pies de la Titi Kala en medio de los principales sacerdotes
del reino. Pidió la bendición del dios Inti y recordó a los predecesores de su ilustre
dinastía. La segunda isla sagrada lo esperaba…
La Isla de la Luna o Koati está a unos ochocientos metros de distancia del puerto
de Yumani. Es un viaje de unos quince minutos en lancha aproximadamente. Tiene
una superficie mucho más pequeña y no tiene existe ningún tipo de infraestructura
para recibir a los visitantes. Por ello, los tours organizados que visitan estas islas,
salen de Copacabana para llegar hasta allí y luego trasladarse a la Isla del Sol. La única
posibilidad de quedarte es llevando tu carpa, comida y agua, como lo hacen muchos
grupos de gnósticos que habitualmente visitan la isla.
Después de descender en el pequeño muelle y subir por una senda donde se ven
terrazas de cultivo, te encontrarás con un vistoso edificio denominado I´ak Uyu. Se
dice que el Inca Tupac Yupanqui mandó a construirlo y su función era albergar un Ajlla
Huasi, es decir La Casa de Las Escogidas Vírgenes del Sol, donde vivían las Ñustas
más bellas del imperio incaico. Todos los años, el soberano llegaba hasta aquí para
escoger a su nueva concubina y terminar su periplo religioso por el lago Titicaca.
El I´ak Uyu es una estructura ceremonial erigida sobre un terraplén rectangular de

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