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Graciela Frigerio

Gabriela Diker (comps.)

Educar:
posiciones acerca
de lo común

serie sem in a r io s nei « i- m


¿Cómo se establece
qué es lo común?

Gabriela Diker

Introducción
ducación común, educación universal,\ educación inclusiva, educación para todos,
E educación básica son expresiones corrientes en los debates sobre la escuela
que comprometen, de manera más o menos explícita, posiciones acerca de lo
común. En todas estas formulaciones se lee en primer plano una operación afir­
mativa: definir, establecer qué es lo común, lo universal, lo básico y dirigirlo,
ofrecerlo a todos, sin excepción.
En este artículo, nos preguntamos por la naturaleza de esa operación, por
las modalidades que adopta o ha adoptado y por los efectos de negación y exclu­
sión que también compromete.
Para ello nos referiremos primero a la relación entre la definición de la escuela
como común y su carácter universal, tal y como esta relación se establece en el
marco del proyecto moderno de escolarización. En segundo lugar, haremos refe­
rencia a lo que llamamos el «revés de lo común», para mostrar que la definición
misma de lo que es común para todos compromete operaciones de diferencia­
ción y exclusión de sujetos y de contenidos culturales del mundo de lo común.
En tercer lugar, expondremos algunas precisiones acerca de la relación entre lo
universal y lo común, mostrando que se trata de dos asuntos inescindibles.
Finalmente, se expondrán algunás de las operaciones a través de las cuales la
escuela y la pedagogía han definido o definen qué es lo común.
Lo común es la escuela La educación, en tanto derecho ciudadano, se proclama entonces universal
e igual para todos. Y la escolarización de la infancia —de toda la población infantil-
La escuela ha sido históricamente juez y parte en el problema de lo común. Con va a ser la vía de concreción del derecho universal a la educación, a través de una
su pretensión de universalidad y a través de sus tácticas uniformizantes, ha con­ «verdadera política de administración masiva y centralizada del cuerpo infantil»
tribuido a instituir una cultura devenida común y, al mismo tiempo, a instalar (Narodowski, 1999:42), que encontrará en las descripciones pedagógicas y psi­
los parámetros que permiten juzgar lo que queda fuera de lo común. cológicas de la infancia sus tácticas normalizadoras, y en las leyes de obligato­
Por supuesto, no se trata de pensar la escuela como una institución que riedad escolar, una de sus principales herramientas políticas.
«inventa» ex nihilo un universo cultural que a posteriori se convierte en común. Así, la escuela (común, nacional y obligatoria)3, que termina de ensamblarse
Tampoco se trata de pensarla como una institución dedicada a transmitir una hacia mediados del siglo X IX , se constituirá en la única institución de la moder­
suerte de cultura común preexistente, que habría sido identificada primero y nidad con el mandato de albergar durante un período muy significativo de k
convertida luego en curriculum escolar. Antes bien, sostendremos que la escuela vida a toda la población infantil, de manera tal que la escuela se termina posfu*
selecciona y codifica un conjunto, en principio disperso, de conocimientos, sabe­ lando, ella misma, como aquello que el conjunto de la población tiene en común,
res, normas y valores que, organizados y dispuestos para cumplir con los requeri­ Recordemos la elocuencia de aquel pasaje de Corazón*, de Edmundo D’Amicis,
mientos de la enseñanza masiva, encuentran en la premisa «común para todos» en el que el padre insta a su hijo Enrique a asistir a la escuela:
su punto de articulación. Dicho de otro modo, el recorte cultural que la escuela
(común, básica, elemental) transmite es significado como común y produce Ahora, Enrique, todos estudian. Piensa en los obreros, que van por la
efectos sobre la construcción de una cultura común solo en tanto y en cuanto noche a clase, después de haber trabajado todo el día; en las mujeres,
se dirige a todos1. en las muchachas del pueblo, que acuden a la escuela los domingos, tras
Esta pretensión de universalidad es inherente al proyecto moderno de esco- una semana de fatigas; en los soldados, que echan mano de libros y
larización. Ligada a la concepción de ciudadanía, la educación para todos va a cuadernos cuando regresan, rendidos, de sus ejercicios y de las manio­
ser considerada como medio de emancipación y de promoción de la igualdad, bras; piensa en los niños mudos y ciegos que, sin embargo, también
no solo jurídica, sino también social y política, en la medida en que la educa­ estudian; y hasta en los presos, que asimismo aprenden a leer y escribir.
ción será considerada el medio privilegiado para asegurar la defensa de los indi­ Cuando salgas por las mañanas de tu casa, piensa que en tu misma
viduos frente a la opresión del Estado y el ejercicio de su derecho a gobernarse ciudad y en ese preciso momento van como tú otros treinta mil chicos
a sí mismos y a participar de los poderes públicos2. a encerrarse por espacio de tres horas en una habitación para apren­
Como contracara, la educación será considerada, hacia el siglo xix, también der y ser un día hombres de provecho.
como una obligación de todos los ciudadanos, en la medida en que el desarrollo Pero ;qué más! Piensa en los innumerables niños que a todas horas
de las democracias liberales requeriría asegurar la formación de individuos acuden a la escuela en todos los países [...]. Desde las últimas escue­
libres, sujetos a la ley (es decir, autónomos), capaces de ejercer sus derechos polí­ las de Rusia, casi perdidas entre hielos, hasta las de Arabia, a la som­
ticos, de participar libremente del mercado, de incorporarse a las nuevas formas bra de palmeras, millones de criaturas van a aprender, en cien diver­
de organización del trabajo y de reconocerse parte de una comunidad definida sas formas, las mismas cosas; imagínate ese tan vasto hormiguero de
ya no por principios patriarcales o religiosos, sino políticos. Como señala Pineau chicos de los más diversos pueblos, ese inmenso movimiento del
(2001:43), «el pensamiento liberal ubicó entonces la educación en un doble que formas parte, y piensa que si se detuviese, la humanidad volvería
juego de obligaciones y derechos. Por un lado, es un derecho incuestionable de los a sumirse en la barbarie. Ese movimiento es progreso, esperanza y
individuos que la sociedad debe garantizarles, pero a su vez es una obligación de gloria del mundo5.
los ciudadanos para con la sociedad. Ambas partes (sociedad y ciudadanos) deben
exigir y deben cumplir. Estas consideraciones dieron lugar a dos de los mayores
aportes del liberalismo en el nivel educativo: el Estado docente y la obligato­
riedad escolar». 3. Respecto de las distinciones entre escuela elemental, primaria y común, véase Dussel (2006)*
4. Corazón fue publicado por primera vez en el año 1886. Para 1897 el número de ediciones
1. Esta idea se desarrolla en los dos apartados subsiguientes. llegaba ya a 197. Fue traducido en cuarenta lenguas.
2. Véase, al respecto, Puelles Benítez (1993). 5. Reproducido en De la Torre y Huerta (1909).
Que en buena parte del mundo la universalización de la escuela básica sea siguen definiendo contenidos curriculares comunes, la escolaridad básica se
todavía una deuda y que muchos niños no accedan a la escolaridad obligatoria, extiende y la obligatoriedad escolar se prolonga. Al mismo tiempo, el problema
o que, por diversas razones, la escuela sea cada vez más heterogénea (en sus con­ de gestionar el conjunto de la población escolar sigue exigiendo que se pongan
tenidos y en sus formas) no modifica el hecho de que la experiencia escolar se en juego estrategias centralizadas que aseguren alguna unidad en la creciente
haya convertido, a lo largo del siglo X X en Occidente, en una experiencia social diversificación de la oferta y de las experiencias escolares. Estas estrategias
común. En todo caso, la identificación de individuos e incluso de sectores podrán haberse desplazado del control directo y centralizado del Estado sobre
importantes de la población que no asisten o no asistieron a la escuela solo un sistema de escuelas homogéneas hacia políticas de evaluación de desempeño
refuerza uno de los principales efectos sociales de la escuela: la producción de de alumnos que asisten a modalidades escolares diversificadas; ahora, no por
una población escolarizable, es decir, que tiene en común que puede y debe ser ello renuncian a introducir algunos parámetros comunes que producen, inevi­
convertida en población escolar. tablemente, efectos normalizadores, tendientes ya no a homogeneizar las expe­
Ahora bien, el énfasis en la cuestión de lo común no debe hacernos perder riencias escolares, sino más bien a diferenciarlas y jerarquizarlas7. Recordemos
de vista que también es función de la escuela diferenciar para una sociedad dife­ al respecto el señalamiento de Querrien (1979:100): «La normalización no
renciada, de modo que la «población escolarizable» está lejos de constituir un es nunca la conformación real a una norma única, como tiende a creerse. Es la
conjunto homogéneo. La escolarización misma introduce en ese universo líneas introducción de una norma estructurante del medio, la introducción estructu­
de diferenciación, de calificación y clasificación de los sujetos, que se sobreim- ral de una carencia».
primen a los efectos comunes que la escuela, sin dudas, también produce. La pregunta que debemos conservar, entonces, es si es posible sostener la
pretensión de ofrecer al conjunto de la población experiencias escolares comunes
sin que lo común mismo se traduzca en una norma que, lejos de eliminar, rein-
El revés de lo común troduzca procedimientos clasificatorios y de jerarquización de los sujetos (e incluso
de las experiencias educativas transitadas en modalidades escolares diversas) que
En primer lugar, es necesario considerar los efectos diferenciadores que resultan consoliden, una vez más, las desigualdades.
de identificar común con homogéneo (mismos contenidos, mismo formato escolar Por otro lado, si sigue concitando acuerdos la idea de que es necesario propi­
para todos)6. Esta estrategia de escolarización materializa el argumento liberal por ciar para toda la población un conjunto de experiencias escolares comunes (sea
excelencia en torno de la igualdad educativa: asegurar iguales oportunidades bajo formatos homogéneos o no), no podemos olvidar que también se espera de
para todos a través de un modelo escolar único que permita calificar y clasificar la escuela que prepare para el desempeño de funciones diferenciadas en la socie­
a los alumnos exclusivamente a través del mérito individual. Dicho de otro modo, dad. No se trata, en este caso, de la diferenciación que se produce en el interior de
lo común (traducido como homogéneo) opera como condición para el funcio­ la educación común, sino de la función del sistema educativo de sostener tam­
namiento meritocrático de la escuela, es decir, para introducir criterios de dife­ bién una oferta diferenciada. La pregunta en relación con este punto es cuál es
renciación de alumnos y trayectorias escolares en base a su desempeño indi­ la naturaleza de las relaciones que se establecen o pueden establecerse entre una
vidual, preservando intacta la proclama de igualdad educativa. y otra función.
Ahora bien, como ya ha sido suficientemente demostrado, el mérito indivi­ Para abordar esta pregunta, recurriremos a la síntesis que, hace ya más de un
dual como recurso de calificación y clasificación de los alumnos no hace sino con­ siglo, Durkheim (1976:95) produjo en relación con esta doble función de la escue­
solidar las desigualdades económicas y las diferencias culturales de origen. Hoy la: «No existe, por así decirlo, ninguna sociedad en la que el sistema educativo
en día, son muchas las críticas y evidencias producidas acerca de la inconveniencia no presente un doble aspecto: ese sistema es, al mismo tiempo, uno y múltiple».
de sostener un modelo escolar homogéneo en nombre de la igualdad, e incluso
en nombre de lo común, de modo tal que las políticas actuales de inclusión cada
vez reposan más en una creciente diversificación de los modelos escolares.
7. Las políticas de evaluación de la calidad podrían considerarse un ejemplo de las característi­
No obstante, el asunto no parece fácil de resolver en la medida en que per­
cas y efectos de estas estrategias, en la medida en que terminan normalizando las prácticas esco­
sistamos en mantener algo del orden de lo común. De hecho, los gobiernos lares, ya no a través del control directo del trabajo en las escuelas, sino a través de la evaluación
de desempeño de alumnos en pruebas homogéneas, construidas sobre parámetros curriculares
6. Un análisis de este punto puede encontrarse en el artículo de Flavia Terigi («Lo mismo no es comunes. Al respecto, véase el análisis expuesto en Terigi (1999). También Gentili y Da Silva
lo común») incluido en este volumen. (1994) y en Diker (1996).
Como es sabido, para Durkheim, la dimensión «múltiple» del sistema edu­ una función de la escuela común, estructurada en base al rendimiento de los
cativo es función directa de la complejidad y consiguiente diferenciación de alumnos, que los que ocupan las posiciones inferiores vean su posición como
funciones de la sociedad en la que se inserta: merecida. Huelga detenernos aquí sobre las críticas evidentes a esta posición. El
punto, en relación con el problema que nos ocupa, es si el postulado durkheim-
puesto que el joven tiene que ser preparado con vistas a la función que niano de que la educación es una y múltiple puede materializarse de otro modo.
estará llamado a desempeñar, la educación, a partir de cierta edad, no Nuevamente, si lo común tiene algo que ver con la igualdad o si lo común es el
puede ya seguir siendo la misma para todos los sujetos a los que es terreno en el que la diferenciación se pone en escena.
aplicada. Por ese mismo motivo es por lo que vemos, en todos los paí­ Por último, señalemos que la definición misma de lo común resulta de una
ses civilizados, cómo se tiende más a la diferenciación y a la especiali- operación directamente vinculada con la producción de diferencias, jerarquías,
zación; y esta especialización va siendo cada vez más precoz. La hete­ negaciones y exclusiones, tanto de contenidos culturales como de individuos y
rogeneidad que entonces se produce no se basa [...] en desigualdades grupos. De hecho, el problema de lo común (lo que tenemos en común, lo que
injustas; sin embargo, no por eso resulta menor (96). nos es común, lo común que debe dirigirse a todos, etc.) solo tiene sentido en
la medida en que se recorta sobre un fondo abierto de universos particulares, es
Ahora bien, las «educaciones especiales», así diversificadas, «no se bastan a sí decir, sobre el fondo ilimitado de lo no-común.
mismas». En este sentido, Durkheim sigue diciendo: En relación con los sujetos que quedan dentro o fuera de lo común, digamos
que la escuela ha producido históricamente un conjunto muy sofisticado de pará­
Todas ellas reposan en una base común. No existe ningún pueblo en el metros y estrategias destinados a delimitar con claridad el universo de la pobla­
que no exista cierto número de ideas, de sentimientos y de prácticas que ción escolarizable y no escolarizable. Edad, género, inteligencia, etnia, aptitudes
la educación tiene que inculcar a todos los niños indistintamente, sea físicas, nivel socioeconómico, nacionalidad, lengua, características de las fami­
cual fuere la categoría social a la que pertenecen [...]. En el curso de lias son solo algunos ejemplos de unos criterios de delimitación que no cesan de
nuestra historia se ha ido constituyendo todo un conjunto de ideas modificarse, pero que siguen actuando. Como se verá más adelante, expresiones
sobre la naturaleza humana, sobre la importancia respectiva de nues­ tales como «educación para todos» parecen sugerir que, al menos en el terreno
tras diferentes facultades, sobre el derecho y sobre el deber, sobre la declarativo, hemos llegado al final del camino, donde nos encontramos con que
sociedad, sobre el individuo, sobre el progreso, sobre la ciencia, sobre la población escolarizable coincide con el conjunto de la población. Si bien es
el arte, etc., que están en la base misma de nuestro espíritu nacional. cierto que los criterios de delimitación de quienes conforman el universo escolar
Toda la educación, tanto la del rico como la del pobre, tanto la que han permitido una ampliación sostenida de este a lo largo de la historia de la
conduce a las carreras liberales como la que prepara para las funciones escuela, nos confrontamos permanentemente con situaciones e individuos con­
industriales, tiene la finalidad de fijar esas ideas en la conciencia (97). cretos que, desde afuera de la población escolar, ponen en discusión la completud
de ese universo. Por otra parte, discusiones como las que se sostuvieron durante
Que la educación tiene que ser una y múltiple sigue resultando hasta hoy una los últimos años acerca del concepto de educabilidad muestran que el movimiento
síntesis difícil de superar. El punto de tensión es, en todo caso, la función que no siempre es de ampliación, sino que también puede ser de restricción8.
la educación común cumpliría en relación con la educación múltiple. Al respecto, A su vez, la definición del universo al que la educación común se dirige se
Durkheim señala dos funciones: por un lado, la educación común prepara para los relaciona directamente con el juego de diferenciaciones y exclusiones que se activa
trayectos educativos subsiguientes; por otro, cohesiona, socializa, incorpora a a la hora de determinar qué contenidos culturales (qué conocimientos, saberes,
los individuos en un conjunto de normas y valores, lo cual permitiría, aun en valores, normas, etc.) serán considerados comunes por la escuela. Dicho de otro
sociedades altamente diferenciadas y complejas, mantener el orden social. Ahora, modo, la definición de los destinatarios y de los contenidos de la educación
también se acumulan muchas investigaciones y desarrollos que muestran que, común no son dos operaciones distintas. Por el contrario, sostendremos aquí
lejos de la aspiración de Durkheim, la heterogeneidad de recorridos educativos
y especializaciones termina consolidando o sumando desigualdades a las ya exis­
tentes. También muestran que esta desigualdad es producida, reproducida y 8. Véase, al respecto, López y Tedesco (2002). Críticas a esta posición pueden encontrarse en
legitimada a través de la lógica meritocrática, en el terreno de la educación Baquero (2003). También recomendamos la interesante polémica sobre el tema publicada en la
común. Más aún, recordemos que Parsons (1990) señalaba que es justamente revista Novedades Educativas, año 16, n° 168, diciembre de 2004.
que se trata del mismo movimiento el que define a la educación como universal buscar los modos de resolver este problema. Las consignas «escuela inclusiva» o
y común. En el apartado que sigue, nos extenderemos sobre esta hipótesis. «escuela para todos», por mencionar algunas formulaciones muy en uso en estos
días, nos hablan de la persistencia de la identificación de la población escola­
rizable con la totalidad de la población y, al mismo tiempo, claro está, de la
Relaciones entre lo universal y lo común: algunas precisiones incompletud de su concreción.
Sin embargo, y en relación con lo que planteamos en el apartado anterior,
Según Badiou (2006), la universalidad ha sido entendida como una relación entre la totalidad (en nuestro caso, la población destinataria de la educación común,
valor y totalidad: «Es universal lo que tiene valor para todos los elementos de un básica y obligatoria) no sería más que un momento precario de fijación de un
conjunto [...] Y si el conjunto es el universo, el valor es universal». El punto que juego de diferencias que es, por definición, ilimitado9.
nos interesa destacar aquí es que el valor y el conjunto se definen mutuamente en Esta observación presenta, a nuestro entender, una importancia crucial a la
una suerte de relación circular, dado que, según el autor, «es universal un valor hora de pensar qué papel jugó, juega o debe jugar la escuela en el sostenimiento
que vale para todos los elementos en un conjunto dado [...], pero en realidad y/o construcción de una cultura común para todos, en la medida en que nos
la propia totalidad depende del valor». En términos del problema que nos advierte: 1) sobre el carácter por definición incompleto y cambiante de ese
ocupa, la tautología podría traducirse de este modo: dado que lo que la escuela «todos»; 2) sobre la precariedad de las definiciones de lo común, en tanto son
transmite es «lo común», se dirige a todos y, porque se dirige a todos, eso que indisociables de la totalidad siempre abierta a la que se dirige eso común; 3)
la escuela transmite es «lo común» (la cultura común, lo que tenemos en común). sobre el efecto de clausura y, por consiguiente, de exclusión de otros posibles
De allí que la definición de la escuela como universal y la articulación de la cul­ que supone la proclama misma de universalidad.
tura escolar en torno de lo común resulten dos asuntos inescindibles. En relación con el último punto, Judith Buder ha señalado que cada vez
Ahora bien, Badiou formula dos críticas a esta idea de universalidad que que por resultado de determinadas luchas políticas se visibilizan aquellos que no
interesa examinar aquí. La primera se dirige a la circularidad del procedimiento tienen derecho a hablar «con los auspicios de lo universal», a pesar de lo cual
que acabamos de describir. Al respecto, señala que, en la medida en que todo valor «hablan de todos modos, reclamando derechos universales», lo universal revela
es en realidad una construcción, no puede postularse la existencia de un valor en su incompletud, lo que permanece en él esencialmente irrealizado. «Lo universal
sí, en nuestros términos, la existencia (previa o posterior a la acción escolar) de anuncia, por decirlo así, su “no lugar”, su modalidad fundamentalmente tem­
una cultura común por fuera del universo que se define como escolarizable, poral, precisamente cuando los retos a su formulación existente emergen de
dado que lo común no sería otra cosa que una construcción que tiene lugar en aquellos que no están cubiertos por ella, que no tienen derecho a ocupar el
el interior del conjunto para el cual vale. lugar de los “quién”, pero que a pesar de eso demandan que lo universal como
A su vez, y esta es la segunda crítica que este autor formula, el conjunto para tal debería incluirlos» (Butler, Laclau y Zizek, 2000:46).
el cual vale, es decir, la totalidad respecto de la cual se define lo que es común, es Las luchas por la integración en la escuela común de niños con necesidades
siempre abierto, razón por la cual no es posible postular valores para todos los ele­ especiales o los actuales esfuerzos por mantener en la condición de alumnos a
mentos de la totalidad, porque la expresión «todos los elementos de la totalidad» niños y adolescentes en conflicto con la ley o a alumnas madres o a chicos en
no quiere decir nada. «Si la totalidad está abierta, nunca se tienen todos los ele­ situación de calle son solo algunos ejemplos dispersos del modo en que el «todos»
mentos de la totalidad. Para ello haría falta que esa totalidad fuese cerrada». al que se dirige la educación común muestra de manera insistente sus límites.
La proclama de universalidad de la escuela suele hacernos olvidar esta adver­ De allí que no haya ninguna razón, ni histórica, ni teórica, para suponer que k
tencia. Si la escuela es (al menos en el plano legal, declarativo) para todos, el con­ formulación «escuela para todos», tan cara a los organismos internacionales»
junto para el cual vale se nos presenta como una totalidad completa, cerrada, sin constituya el punto de llegada de un universo al fin completo, que no deja nada
exterioridad, en la medida en que nada (o, para ser más estrictos, nadie) queda­ ni nadie afuera.
ría afuera de esa proclama. En todo caso, el problema se nos presenta a nivel de En síntesis, si el concepto de universal refiere al movimiento simultáneo de
la concreción de la pretensión de universalidad de la escuela, no a nivel de su constitución de una totalidad y de definición de aquello común que se le asigna
definición. Que en el plano empírico este universal no termine de concretarse, y/o que se le dirige, y si, además, la conformación de uno y otro son indisoda-
porque porciones importantes de la población escolarizable no llega a ser escola- bles, cualquier movimiento de ampliación o restricción del universo al cual k
rizada, no modifica nuestra representación de la población escolar como totali­
dad plena, completa. En todo caso, entendemos que es una tarea de la política 9. Véanse, al respecto, las intervenciones de Laclau en Butler, Laclau y Zizek (2000).
escuela se dirige implica, al mismo tiempo, un movimiento de redefinición de arbitrariedad de ese cierre, echando mano de la principal base de legitimación
lo que se considera que ese universo tiene o debe tener en común. que sostiene toda la obra: la religión. La escuela debe ser para todos, sin excep­
ción, porque sin excepción todos somos reconocidos ante Dios: «El mismo
Dios nos asegura siempre que ante El no hay excepción de personas. Por lo cual,
La definición de lo que es común para la escuela: estrategias si nosotros admitimos a algunos pocos, excluyendo a otros, al cultivo del inge­
nio, cometemos injuria, no solo contra nosotros mismos [...], sino contra Dios»
Si nos interesa conservar en pie la pregunta por el papel de la escuela en la cons­ (Comenio, 1922:76). La alusión a Dios en este pasaje cumple dos funciones
trucción de lo común, la cuestión es, entonces, a través de qué operaciones estas que nos interesa destacar: por un lado, construye una equivalencia entre el uni­
definiciones y redefiniciones se producen, qué efectos de cierre o de apertura verso divino y el universo escolar que no puede sino producir efecto de comple-
promueven. En lo que sigue, haremos referencia a algunas de las estrategias a tud. Nadie queda por fuera, nada hay por fuera; la totalidad a la que la escuela
través de las cuales la escuela y la pedagogía han delimitado su pretensión de se dirige es el universo mismo. Por otro lado, instala como garantía de comple-
universalidad y, en simultáneo, aquello que, en nombre de lo común, sería tud nada menos que a la ley divina. Subvertirla (excluir, dejar por fuera de la
transmitido a todos. escuela) es injuria contra Dios.
La radicalidad del párrafo que citamos muestra que, para Comenio, la univer­
1. Lo común es todo salidad de la educación escolar no admite matiz alguno. Y esto es así, dado que el
fin mismo de la educación es «que los hombres se hagan verdaderamente H O M ­
Para comenzar este recorrido, decidimos comenzar con un punto de partida clá­ B R E S» en los «T A L L E R E S D E L A h u m a n i d a d » que son para él las escuelas (81)n.
sico de la pedagogía moderna: la Didáctica Magna. Nos interesa este texto no El riesgo de la no escolarización, entonces, es alto y justifica que el peda­
tanto por el carácter fundacional del pensamiento pedagógico moderno que se le gogo nos amenace con la ley divina. No se trata de que los individuos no esco-
asigna, sino sobre todo porque allí la preocupación por lo común está ausente. larizados queden, por ejemplo, simplemente en la ignorancia. El riesgo es que
En efecto, en la medida en que Comenio (1922:80) postula como principio queden en una condición de inhumanidad: «Quede pues sentado que a todos
que «en las escuelas hay que enseñar todo a todos», el problema de lo común se los que nacieron hombres les es precisa la enseñanza porque es necesario que
diluye; la escuela ocupa el lugar de un universal completo y cerrado, tanto desde el sean hombres, no bestias feroces, no brutos, no troncos inertes» (77).
punto de vista de a quiénes se dirige como de aquello que se les dirige. Veamos Frente a este universal pleno que representa la población escolarizable en
el asunto con más detalle. la perspectiva comeniana, la escuela no puede menos que enseñar todo: «todos los
En relación con los destinatarios de la educación escolar, o con lo que más que hemos venido a este mundo [...] debemos ser enseñados e instruidos acerca
arriba llamamos «la población escolarizable», Comenio pronuncia un universal de los fundamentos, razones y fines de las más principales cosas que existen y
sin reparos, sin excepciones. La escuela -nos dice el pedagogo- es para todos: se crean» (80).
estúpidos e inteligentes, ricos y pobres, los que alguna vez han de dominar a Por supuesto, está claro para Comenio que no es posible enseñar todos los
otros y los súbditos, nobles y plebeyos, niños y niñas, incluso para los que conocimientos producidos por todas las ciencias ni las artes (nótese, en la cita,
«parecen por naturaleza idiotas y estúpidos» o para aquellos de «naturaleza más que se refiere a las «principales cosas»). Esto -dirá- «ni es útil por su misma
tarda o perversa» (77). naturaleza, ni posible dada la brevedad de la humana existencia» (ídem)* Sin
El recurso a la enumeración de pares opuestos que utiliza Comenio para embargo, Comenio no renuncia al todo; lo que propone no es una operación de
describir a quiénes está destinada la escuela refuerza evidentemente la universa­ selección de los contenidos culturales destinada a determinar cuáles ingresan al
lidad de la fórmula «a todos». Las oposiciones binarias se proponen como arti-
culadoras de todos los matices posibles; por lo tanto, si se incluyen los dos tér­
minos de la oposición, nada quedaría afuera. Ahora bien, esta operación solo es < de identidades. Al respecto, Buder señala que, para Laclau, «una identidad particular se con­
vierte en una identidad en virtud de su localización relativa en un sistema abierto de relaciona
posible si la totalidad se asume, desde el principio, como cerrada, dado que solo
diferenciales. En otras palabras, una identidad es constituida a través de su diferencia con un con­
en una totalidad cerrada los juegos de diferencias y diferenciaciones pueden con­ junto ilimitado de otras identidades [...] esto implica que las diferencias que constituyen (c inva­
siderarse limitados10. Sin embargo, Comenio deja afuera toda sospecha sobre la riablemente limitan) la postulación de identidad no son de carácter binario y que pertenecen a
un campo de operación que carece de totalidad» (Buder, Ladau y Zizek, 2000:37).
10. Estamos retomando aquí las categorías propuestas por Laclau para el análisis de la constitución > 11. Mayúsculas en el original.
curriculum escolar común y cuáles quedan afuera. Por el contrario, lo que Come- 2. Lo común es un efecto
nio propone es extraer, de todos los conocimientos producidos, sus fundamentos,
razones y fines, de manera que «no ocurra nada, durante nuestro paso por este En este caso, nos referiremos a una operación de definición de lo común que asu­
mundo, que nos sea tan desconocido que no lo podamos juzgar modestamente y me que lo común no preexiste a la escuela, sino que debe ser construido por ella.
aplicarlo con prudencia a su uso cierto sin dañoso error» (ídem). Se trata de una operación que podríamos localizar como característica del
Después de todo, se trata, para Comenio, de formar a todos «para todas las momento de consolidación de la escuela masiva, cuyo principal mandato no
cosas de la vida», por lo tanto, nada puede quedar afuera. Otra vez, aquí, lo común será el de conservar, sino el de renovar la sociedad y la cultura, el de formar
(como resultado de una operación de selección) se diluye, dado que no hay «nuevos sujetos» para una «nueva sociedad». Nacida al calor de las revoluciones
«cosas de la vida» que puedan considerarse ajenas a la formación del hombre en políticas y económicas de los siglos X V II y X V III, la escuela es pensada como
tanto tal; es decir, no hay, por definición, cosas que puedan considerarse no empresa masiva al servicio de la transformación del orden social. Hacia el siglo X IX ,
comunes. Esto no significa, por supuesto, que Comenio no considere la necesa­ cuando la maquinaria escolar termina de ensamblarse, se articulan las piezas
ria diferenciación de funciones, roles y ámbitos sociales en los que los hombres que contribuirían a producir, como efecto, una nueva cultura común. La obli­
se desarrollarían luego. Veámoslo en sus palabras: «Y como en el útero materno se gatoriedad de la escuela elemental, el curriculum nacional unificado, la homoge­
forman a cada hombre los mismos miembros, manos, pies, lengua, etc., aunque neidad de la forma escolar (cronosistema, espacios cerrados, distribución fija de
todos no han de ser artesanos, corredores, escribientes u oradores, así en la escuela las posiciones de saber y no saber, método simultáneo, etc.), el control estatal
deberán enseñarse a todos cuantas cosas hacen referencia al hombre completo, centralizado, la expansión territorial de la escuela, la formación de maestros
aunque unas hayan de ser después de mayor uso para unos que para otros» (85). deberían contribuir masivamente a la formación de sujetos libres y, a la vez,
La noción de completud insiste y, en todo caso, la diferenciación de funciones racionales, autónomos y gobernables; a la consolidación de los Estados nacio­
y posiciones sociales dependerá no de enseñar y aprender cosas diferentes, sino nales modernos y del sentimiento de nacionalidad; a la socialización de la fuerza
del grado de profundidad con que se utilicen. de trabajo que las formas industriales de producción requerían; y a asegurar, en
En este punto, conviene aclarar que de ningún modo estamos sosteniendo nombre de la igualdad como derecho natural y jurídico, la distribución merito-
aquí que los universales plenos, cerrados, que no dejan nada afuera, postulados crática de los individuos en una sociedad desigual.
por Comenio en la Didáctica Magna, efectivamente lo sean. Baste como ejemplo La escuela nace, así, portando la marca de la novedad: directamente aso­
que se trata de un texto que se dirige al mundo cristiano. Por otra parte, hemos ciada a procesos revolucionarios, está llamada a romper con la tradición que
sostenido ya en este trabajo que la incompletud es una característica constitu­ representa el antiguo régimen. De allí que lo común se visualice más como un
tiva del universal. punto de llegada que como un punto de partida. Desde ya, esto no significa -como
Lo que, en todo caso, nos interesa de la Didáctica Magna es el modo en que hemos señalado anteriormente- que la escuela «invente» lo que se va a definir
la escuela universal se pone en escena: por encima de toda particularidad o, como común para todos. De hecho, alguna de las funciones que se le asignan a
más bien, conteniendo en su interior todas las particularidades, bajo la catego­ esta escuela, como la de formar la nación, requiere poner en juego una tradición
ría más abarcativa y unificadora posible: la humanidad misma. El problema, (un pasado común, valores comunes, etc.). Lo que nos interesa destacar, en todo
entonces, de la delimitación de lo común (de los conocimientos, normas, valo­ caso, es el efecto de novedad que la escuela tiene, por mandato, que producir.
res, etc., que serán considerados comunes a todos o para todos) no es un problema En palabras de Lepeletier12, la educación republicana, igual y común para todos
para Comenio, dado que aquello que es para todos (nosotros diríamos «común pa­ es «la única capaz de regenerar a la especie humana, tanto en sus rasgos físi­
ra todos») no resulta de un recorte: es todo. Este universal, entonces, no coin­ cos como en su carácter». El optimismo sobre esta capacidad de regeneración de
cide, ni colisiona, ni deja afuera ningún particular, dado que se postula como la la escuela es, como se puede ver, ilimitado: regenerar la especie humana; en tal
fórmula más abarcativa posible. Podríamos decir, entonces, que en la Didáctica sentido, sus efectos se extienden sobre todos los ámbitos de la vida social.
Magna es un universal lo que ocupa el lugar de lo común o, dicho más estric­ Romme, también en el marco de los debates educativos posrrevolucionarios en
tamente, lo que es común a todos; en adelante, será problema de la escuela y la Francia, describe este efecto con elocuencia:
pedagogía lograr que lo común ocupe el lugar de lo universal.
12. Representante del ala jacobina de la revolución francesa. Presentó, en representación de
Robespierre, su Plan deducation nationale en la Convención de 1793, cit. en Madrid Izquierdo
(1990:163).
Una buena instrucción pública asegurará buenos hijos, buenos espo­ modo que ser reconocidos en tanto iguales exige la renuncia a identidades y uni­
sos y buenos padres a la sociedad; amigos fervorosos y defensores fie­ versos culturales propios.
les de la libertad y de la igualdad; al cuerpo político, funcionarios lúci­ Por otra parte, está claro que eso mismo para todos, eso que se les dirige a
dos, valientes y entregados a sus deberes [...] La instrucción pública todos en nombre de lo común y de la igualdad (tanto la selección de conoci­
esclarecerá la opinión, ayudará a la voluntad general y, por ella, mejo­ mientos, saberes, normas y valores que ingresan al curriculum unificado como
rará todas las instituciones sociales. Ella debe extender, sobre todo, el formato escolar mismo), representa un recorte cultural y unos intereses parti­
este amor sagrado de la patria que anima, todo unido, para embellecer culares que logran imponerse como universales, es decir, como válidos para todos.
y consolidar todo y asegurar a los ciudadanos, por la concordia y la La validez universal de ese recorte particular se legitima a través de distintas
fraternidad, todas las ventajas de una gran asociación. La Constitución fuentes, entre otras, la ciencia, que, en tanto fuente de conocimiento «verda­
concederá a la nación una existencia política y social, la instrucción dero», va a contribuir crecientemente a invisibilizar el carácter particularista del
pública le dará una existencia moral e intelectual13. recorte cultural que la escuela dirige a todos.
En todo caso, la novedad radica justamente en dirigir un recorte cultural
En relación con el tema que nos ocupa, la pregunta es qué es lo nuevo que se particular a todos y, en ese mismo movimiento, como resultado de ese movi­
dirige a todos, qué es lo que se supone que esta escuela pone a disposición para miento, erigirlo en universal. Querrien ofrece un ejemplo interesante de esta
producir unos efectos comunes de semejante nivel de dispersión y amplitud, y operación cuando analiza la imposición del modelo escolar urbano (con sus carac­
con tal capacidad para producir novedad. Al respecto, sostendremos que la terísticas de encierro de los niños, silencio, método simultáneo, distribución fija
mayor novedad que la escuela introduce radica en que se constituye, ella misma, del tiempo, etc.) en el contexto rural francés de principios del siglo xix, donde
en el elemento común que toda la población, por derecho y por obligación, impera la enseñanza individual, la libertad horaria, la variabilidad de los espa­
debe compartir. cios de enseñanza. Según la autora, este modelo particular se impone como uni­
Dice Lepeletier: «Yo les pido que decreten que, desde la edad de cinco años versal con el propósito de asegurar que se pueda «ir en busca de mano de obra
hasta los doce para los chicos, hasta los once para las chicas, todos los niños sin industrial y urbana directamente al campo», lo que se lograría «mediante el
distinción, sin excepción sean educados en común, a expensas de la República; que desarrollo progresivo de las escuelas rurales a partir del modelo de las nuevas
todos, bajo la santa ley de la igualdad, reciban los mismos vestidos, la misma ali­ escuelas de trabajo urbano» (Querrien, 1979:82). En este ejemplo, está claro
mentación, la misma instrucción, los mismos cuidados»14. que lo que se le dirige a todos es un modelo escolar válido para un universo par­
La cita es más que elocuente; muestra con claridad que es la escuela misma, ticular (las ciudades), pero también muestra, y es lo que nos interesa enfatizar,
definida como universal e igual para todos, dirigida a toda la población infantil que la imposición de ese modelo a todos en nombre de su validez universal ter­
«sin excepción», lo que se propone como experiencia social común (la más mina produciendo, como efecto, su validez universal, a punto tal que en pocas
común de todas). En este sentido, no importa tanto lo que la escuela hace o décadas se convierte en impensable educar a la población infantil de otro modo.
enseña, sino que lo que haga y enseñe sea lo mismo para todos (nótese, en este Ahora bien, si, en el período en que la escuela definida como universal y
sentido, que ofrecer la misma instrucción es solo una de las cosas que de manera obligatoria termina de consolidarse, lo común es concebido como un efecto, como
homogénea la escuela debe garantizar)15. La contracara de la «santa ley de la igual­ algo nuevo que la escuela -también nueva- debe producir, la escolarización
dad» que actúa a través de la definición de lo mismo para todos es, claro está, masiva de varias generaciones y la naturalización de la escuela como modalidad
el desconocimiento de lo particular o incluso la lucha contra lo particular, de institucional y política de gestión de la transmisión masiva del saber diluyen
la novedad que la escuela había instituido hacia finales del siglo xix, e incluso la
idea misma de que lo común es algo a construir. Sin dudas, como resultado del
13. Rapport sur Vinstruction publique [1792], cit. en Madrid Izquierdo (1990:154).
éxito de la empresa escolar moderna, la disposición de una cultura escolar
14. Plan d’education nationale, cit. en Madrid Izquierdo (1990:163). El destacado es nuestro. común será visualizada, cada vez con mayor énfasis, como una condición de
15. El lector habrá advertido ya que la igualdad, para Lepeletier, tiene en principio el límite de la éxito en el proceso de escolarización; en otras palabras, como una condición
diferencia de género. Sin embargo, en tanto fiel representante del jacobinismo francés, la prin­
previa. El modo en que el formato escolar ha permeado las prácticas de crianza,
cipal batalla de la escuela común y homogénea es, para Lepeletier, contra la desigualdad social. Es
decir, la escuela igualará, nos hará iguales, en la medida en que elimine las desigualdades sociales, e incluso de socialización en instituciones no escolares, nos forma, de hecho, como
económicas y políticas. Este énfasis explica que la fórmula «todos los niños sin distinción» omita sujetos escolarizables, aun antes del ingreso a la escuela. Al respecto, Vincent ha
el efecto diferenciador de la distinción entre niños y niñas introducida inmediatamente antes. afirmado que «el predominio del modo escolar de socialización se manifiesta en el
hecho de que la forma escolar ha desbordado largamente las fronteras de la En esta línea, se entiende que la escuela debe evitar justamente imponer
escuela a través de numerosas instituciones y grupos sociales» (Vincent, Lahire y conocimientos, valores y normas particulares como universales, pero sin por ello
Thin, 1994:40). En la misma línea, Perrenoud (1984:73) ha sostenido que renunciar a delimitar qué es lo común, es decir, qué es lo que la escuela debe
«nuestra sociedad escolarizada es incapaz de pensar la educación de otro modo dirigir a todos. Para ello, se busca identificar elementos «neutros», es decir, no
que no sea el escolar, aun en dominios extranjeros al currículo consagrado por contaminados por ninguna clase de particularismo (cultural, ético, étnico, etc.).
las escuelas». La neutralidad de lo que se considerará parte de la educación común va a
No obstante, la cuestión del efecto de novedad que esperamos que la escuela provenir, por lo menos, de dos fuentes: por un lado, de la ciencia; por otro, de
produzca reaparece cuando, por efecto de intervenciones políticas (como pro­ la identificación de los elementos que los universos culturales particulares con­
gramas, proyectos o políticas de inclusión) o jurídicas (como, por ejemplo, la cernidos por la escuela tendrían en común.
ampliación de la obligatoriedad), la población escolar se amplía. En ese caso, Tal como se señaló más arriba, el recurso a la ciencia como fuente de legiti­
esperamos que los que están afuera de la escuela ingresen a una experiencia edu­ mación de la selección de contenidos escolares y de la definición de estrategias
cativa común, y que esa experiencia educativa posibilite, como efecto, su inte­ y métodos de enseñanza para todos está presente desde el origen mismo de la
gración en una cultura común. El problema que se presenta es que, a esta altura, escuela moderna. Sin embargo, encontramos una diferencia fundamental con
la escuela requiere como condición que ingresen a ella sujetos «escolarizables», la modalidad que estamos describiendo: si antes se recurría a la ciencia como
cuerpos ya portadores de la marca social de la escolarización. Cuando esto no fuente de verdad, ahora se recurre a la ciencia como fuente de neutralidad.
ocurre, se producen distintos efectos. El más habitual y evidente es simplemente Este desplazamiento reposa en el reconocimiento de la variabilidad e histori­
que fracasa la pretensión de inclusión; en este caso, se habrá logrado ampliar la cidad de la verdad científica y en el entendimiento de que esta resulta de un
definición de población escolarizable, pero no la población escolarizada. Otro proceso siempre abierto e inacabado, sujeto a nuevos descubrimientos e incluso a
efecto consiste en la multiplicación de estrategias que intentan acelerar la pre­ cambios en los paradigmas en juego. Ahora bien, este reconocimiento no
paración de los «nuevos escolares» para su ingreso a la escuela, es decir, suplir las impide tomar a la ciencia como punto de referencia. Por el contrario, lleva a
marcas escolares que la socialización en familias escolarizadas ya producen. Un redoblar la fidelidad a la ciencia, proponiendo incorporar a la escuela los rasgos
ejemplo de esta estrategia lo encontramos en un hogar asistencial que imple- que se entienden son más cercanos a su funcionamiento real.
mentaba, como instancias preparatorias para asistir a la escuela, unos «talleres Tomemos como ejemplo el proceso de elaboración de los Contenidos Bási­
de disciplina» cuyos propósitos eran «que los niños permanezcan sentados» o cos Comunes en la Argentina que tuvo lugar en el marco de la reforma del sis­
«que entren y salgan por las puertas y no por las ventanas». Ejemplos menos tema educativo en la década del noventa y que colocó en un lugar protagónico
burdos que este son las políticas de educación compensatoria que buscan también, a científicos y académicos de todos los campos de referencia del curriculum
aunque por lo general de maneras más aceptables, reducir esa brecha. escolar. En relación con lo que venimos planteando, se señalaba: «Los contenidos
En todo caso, lo que, desde nuestra perspectiva, la ampliación del universo deberán presentarse como productos no acabados de un proceso que se desarro­
escolar visibiliza es la dependencia mutua entre la definición de lo que es común lla en el tiempo, a través de una elaboración, presentación y contrastación de
para todos y de la totalidad a la que eso se dirige, toda vez que, como hemos perspectivas múltiples. El hecho de que la información cambia velozmente [...]
dicho, lo universal, lo que se considera válido para todos, es una función entre valor demanda la presentación de los temas desde distintos enfoques, explicados pro­
y totalidad. Si cambia el «todos», entonces, debe cambiar aquello que se les dirige visoriamente, con distintas hipótesis, abiertos a nuevos descubrimientos» (Minis­
como común. Si lo que se define como común pretende mantenerse constante terio de Cultura y Educación de la Nación, 1993a).
y si, además, lo común ya no solo es un efecto de la escuela, sino también una Ahora bien, asumir el carácter provisorio del conocimiento que se incorpora
condición, no puede esperarse otra cosa que el fracaso en el intento de ampliación. al curriculum escolar común no resuelve todo el problema, dado que la multi­
plicidad de enfoques y corrientes que están en discusión permanentemente en
3. La neutralidad de lo común el campo de la ciencia también podría, en una selección inadvertida, atentar
contra la neutralidad que se pretende preservar. La metodología de elaboración
Asociado al reconocimiento de la existencia de universos culturales particulares, de los C B C encara directamente este punto desde la convocatoria que realiza a
de identidades múltiples y diversas, y bajo el mandato de respetarlos, es posible los científicos: «Se convocará a académicos, investigadores y/o profesores uni­
identificar en las últimas décadas un modo de pensar lo común en la escuela versitarios de reconocido prestigio en la comunidad científica, con inserciones
que tiene por principal consigna la «neutralidad». institucionales y sesgos profesionales o de enfoques diferentes. Entre los con­
vocados se deben incluir profesionales que actúen en el interior del país» En segundo lugar, lo que se propone es procesar la diferencia de intereses
(ídem, 1993b). que está en el punto de partida de la definición de lo común a través de un
Además, se decide, como reaseguro de calidad de la producción y de neutra­ mecanismo de negociación política en el que participen todos aquellos «parti­
lidad, que cada una de las propuestas realizadas por los científicos y académicos culares» que se verán concernidos por la escuela común. Este procedimiento
convocados sea leída por otros diez colegas en carácter de referentes académicos. exige que se establezca previamente quiénes son esos particulares que serán con­
Finalmente, en una etapa denominada «de convergencia imprescindible», se extra­ vocados al proceso de negociación, de manera tal que podrán hacer sonar su voz
erían los comunes denominadores de las propuestas de los científicos y de insu- solo aquellos que ya tienen visibilidad política.
mos generados en otros ámbitos (sobre esta cuestión volveremos más adelante). Aunque extenso, nos permitimos reproducir aquí nuevamente una descrip­
Como se puede ver en el ejemplo de la elaboración de los C B C , la ciencia es ción de la metodología de elaboración de los C B C que ilustra con toda claridad
la fuente central de referencia para la delimitación de lo que se va a considerar esta operación:
común para todas las escuelas del país, no por el carácter verdadero (y, por lo
tanto, universal) de los conocimientos que produce, sino por la neutralidad que, Dichos procesos de trabajo siguen la metodología aprobada en el seno
bajo condiciones muy precisas, puede asegurar. Dichas condiciones son: prestigio del Consejo Federal de Cultura y Educación, secuenciada en dos etapas.
reconocido por la comunidad científica, representación de distintas pertenencias La primera etapa se denominó de divergencia necesaria. En ella se
institucionales, enfoques y sesgos profesionales, y «convergencia imprescindible». recogieron aportes de cuatro fuentes.
La segunda fuente de neutralidad de lo que se considerará parte de la edu­ 1. Los Diseños Curriculares Provinciales y de la Municipalidad de la
cación común proviene, tal como adelantamos, de la identificación de aquello Ciudad de Buenos Aires, así como otros aportes oficiales.
que los universos culturales e intereses particulares concernidos por la escuela 2. Aportes de otros países a través del análisis de sus respectivos
tienen en común. En otras palabras, lo común se localizaría en la intersección currículos.
entre esos universos de particulares. Esta estrategia, que complementa la ante­ 3. Aportes de los consultores de las distintas disciplinas seleccionadas
rior, asume que la diferencia de intereses está en el punto de partida y se pro­ por el Consejo Federal de Cultura y Educación, cada uno de los cua­
pone respetarlos definiendo como común solo lo que puede representar a todos. les involucra a otros diez colegas en calidad de referentes académicos.
Para ello se propone, en primer lugar, encontrar aquello que se erige por encima 4. Aportes recogidos a través de cinco consultas («Consulta a la Socie­
de lo particular, que alberga lo particular y que, en tal sentido, se presenta como dad»), una Encuesta Nacional de Opinión Pública a una muestra estra­
neutral. La apelación al derecho ocupa básicamente este lugar. Nuevamente, tificada de más de 1.500 casos, representativa de la población nacional,
entre los criterios para la elaboración de los C B C , encontramos un ejemplo: «La la Encuesta «La Familia Opina», en la cual se obtuvieron, hasta ahora,
significatividad social no se agota en lo que cada generación selecciona como más de 48.000 respuestas, entrevistas en profundidad a treinta empre­
relevante, sino que se extiende a valores que hacen a los derechos humanos con sarios de los tres sectores de la economía, encuestas en programas
justicia social y equidad para posibilitar a toda la población su plena realización juveniles de radio y televisión, en las cuales se obtuvieron más de 5.000
como persona y al respeto y cuidado del medio ambiente, valores que deben ser respuestas, y entrevistas a cerca de 200 Organizaciones no Guberna­
patrimonio de nuestro acervo cultural» (ídem, 1993a). mentales que desarrollan Programas Educativos Compensatorios o
No es este el lugar para desarrollar la discusión en torno del carácter Complementarios del Sistema de Educación Formal.
parcial que contiene la definición misma de derechos universales16. Lo que nos La segunda etapa del trabajo se denomina de convergencia impmcin-
interesa remarcar es la operación que busca en los «derechos humanos» catego­ dible. La misma consistió en extraer los comunes denominadores de
rías universales capaces de colocarse por encima de todo interés o cultura parti­ aportes tan dispares, estructurarlos en producciones sucesivas, expo­
cular, para definir qué puede ser considerado inequívocamente como común en nerlos y discutirlos con los especialistas, con docentes al frente de aula
la escuela. Digamos de paso que la mención al «cuidado del medio ambiente» y con los equipos técnicos provinciales (ídem, 1994),
produce también este efecto, en la medida en que el planeta mismo es su ámbito
de aplicación y, por lo tanto, no dejaría nada ni nadie afuera. Concertación es aquí la palabra clave, y lo que se considerará común provendrá
de un proceso de negociación muy complejo tendiente a encontrar lo que allí
se denomina «convergencia imprescindible». Como puede verse, esta conver­
16. Véase, al resoecta. ñor ficmnln* 7\*tAt gencia se busca an la intersección entre las múltiples posiciones particulares
expuestas en la primera etapa, dado que de lo que se trata es de «extraer los definición de lo común revelan el otro extremo de aquella escuela que iden­
comunes denominadores de aportes tan dispares». tificó común con homogéneo.
Los problemas de este procedimiento son evidentes: 1) deja fuera a todos b. Bajo el convencimiento de que «lo que es nombrado como universal es la
aquellos que, como dice Butler, «no tienen derecho a hablar» previamente san­ propiedad parroquial de la cultura dominante» y que universabilidad «es
cionado; 2) debe fijar el terreno y las reglas de la negociación, lo que necesaria­ indisociable a la expansión imperialista» (Buder, Laclau y Zizek, 2000:21), lo
mente limita y condiciona las posibilidades de participar en ella (téngase en que se propone no es seguir intentando ampliar el universal y, con él, la
cuenta que el solo hecho de fijar una lengua o de utilizar la escritura como definición de lo que es común a todos, sino invertir el sentido de la norma,
medio privilegiado para participar en el proceso ya produce efectos excluyentes); imponiendo al conjunto la norma cultural históricamente subordinada.
3) las posiciones sostenidas por los distintos sectores o grupos deben considerarse Esta posición tiene su origen en las críticas al curriculum escolar que formulan
internamente homogéneas, de lo contrario, la llamada «divergencia necesaria» algunas corrientes del multiculturalismo, que denuncian que el curriculum
se abriría al infinito; 4) como en toda negociación política, las chances de impo­ ha presentado históricamente como cultura común los valores y los códigos
ner una posición dependerán del capital político previamente acumulado por culturales de los grupos dominantes, lo cual se expresaría, entre otros ras­
los sectores que participan en el proceso. gos, en el privilegio de la cultura blanca, masculina, europea y heterosexual
No obstante, la amplitud y complejidad del procedimiento descripto ali­ (Da Silva, 1999). Frente a esta situación, la salida que se propone es, direc­
menta la ilusión de completud, de que la totalidad de los particulares está com­ tamente, cambiar el signo de la hegemonía o, en palabras de Connell
prendida y puede hacer oír su voz. Lo común, en este caso, aquello que la (1997:64), «generalizar el punto de vista de los desfavorecidos, antes que
escuela dirigirá a todos, tendrá valor universal en la medida en que todos parti­ separarlo en un enclave diferente». Esta es la posición, por ejemplo, de algu­
cipen de su definición. nos movimientos indigenistas de América Latina, que proponen reempla­
zar el español como lengua oficial escolar por las lenguas de las comuni­
4. Lo común no existe dades indígenas.
C. Compartiendo el punto de partida de la posición anterior, lo que se pro­
Para finalizar, interesa mencionar un conjunto de estrategias que asumen un pone es construir lo común a partir de la suma de códigos culturales e inte­
punto de partida contrario a todas las anteriores. Son las que reposan en la idea de reses particulares. Tal es el caso, por ejemplo, de la propuesta de reforma del
que lo común no existe. En la actualidad, podemos reconocer al menos tres sistema educativo en Bolivia que propone que la escuela enseñe a todos
derivaciones de esta premisa: no solo el español, sino también una lengua aborigen. Al respecto, el minis­
a. Cada universo particular reivindica para sí el derecho de educar conforme a tro de Educación y Culturas boliviano, Félix Patzi, declaraba, en ocasión
sus propios códigos y valores. En este sentido, se resisten a participar de de la apertura del período lectivo en el año 2006: «Bolivia marcará dife­
una escuela que, en la definición de lo que es común a todos, diluye las par­ rencia de países de América Latina y del mundo porque no solo alfabetizará
ticularidades o bien impone valores particulares como si fueran universales. en castellano o en lenguas hegemónicas, sino en idiomas nativos, guaraní,
Este es, por ejemplo, el fundamento que ha estado históricamente en la base quechua y aymara, de poblaciones históricamente excluidas de la educación
del pensamiento católico liberal en la Argentina, que ha presionado más [...] La enseñanza del idioma nativo debe ser universal. Se va a priorizar la
por preservar la libertad para organizar su sistema de escuelas conforme a enseñanza del idioma nativo en los establecimientos y los colegios de elite y
sus propios principios y valores que por participar en la definición de lo que se va a ser dirigido para la generación castellano hablante».
debe considerar común para todos. Actualmente, encontramos que este razo­
namiento es también el que sustenta el desarrollo del movimiento de home- Desde ya, la posibilidad que cada grupo tiene de incorporar a la educación de
schooling que, sobre argumentos conservadores y reivindicativos de los valores todos sus parámetros particulares depende del poder que acumule y de su posi­
particulares, opta directamente por sacar a los niños de las escuelas (Brailovsky, ción en las relaciones de fuerzas. De allí que tampoco sea esta una alternativa
2006), así como el movimiento de escuelas charter. Aunque, como ya que «resuelva» finalmente el problema de lo común, dado que, por definición,
hemos señalado, en todos estos casos el Estado preserva para sí la definición la totalidad no se deja «atrapar», y lo común para todos siempre resultará, final­
de un conjunto de parámetros comunes que constituyen la base para la eva­ mente, de una operación de exclusión.
luación de resultados y el monopolio de la expedición de títulos, el movi-
l . . í í _ J . . I _______________ I____!_____________L A J I ____ L t _ ____ _
Entonces... ¿renunciamos a lizan y proliferan en una «danza loca», para utilizar la gráfica expresión que pro­
una educación común para todos? pone Zizek; en tiempos en los que ni la escuela, ni el Estado, ni la ciencia gozan de
la autoridad de antaño para fijar y sostener la imposición de una cultura como
Hasta aquí, hemos planteado los límites y las complejidades que, desde nuestra común; en tiempos en los que «la crisis de los universales clásicos afecta a todos
perspectiva, han presentado y siguen presentando los intentos de definir, deli­ los aspectos de lo social: crisis de la representación, crisis histórica (de legiti­
mitar, establecer qué cosa común debe dirigir la escuela a todos. mación universal de los grupos dominantes), crisis ética (de la función de la
Hemos intentado demostrar que la definición de lo que es común en la ley), crisis política (de los ideales), crisis artística (de las formas), etc.» (Badiou,
escuela está directamente asociada con la definición de la población escolariza- 2006:6), entendemos que vale la pena conservar en pie la pregunta por lo que
ble, es decir, con la delimitación del universo al que la escuela se dirige. También, tenemos en común y, especialmente, por si es posible habitar un mundo en el
que la ilusión de completud de ese universo ha orientado en buena medida los que la definición de lo común se mantenga abierta.
esfuerzos de la escuela y la pedagogía por encontrar en lo común los valores y Para finalizar, nuevamente traemos aquí las palabras de Judith Butler:
conocimientos universales o, dicho en sentido más estricto, universalmente váli­ «Que la universalidad no sea pronunciable fuera de un lenguaje cultural [...]
dos para todos. Está claro a esta altura, sin embargo, que esa pretensión de univer­ solamente significa que cuando pronunciamos su nombre, no escapamos de
salidad no hace otra cosa que representar siempre un recorte parcial que coin­ nuestro lenguaje, si bien podemos —y debemos- empujar los límites» (Butler,
cide, claro está, con las relaciones de dominación cultural y política de cada Laclau y Zizek, 2000:48).
momento histórico.
Quizá el problema de lo común radique en esta ilusión de completud, en
esa operación que, bajo distintas formas, sostiene la ilusión de que no deja Bibliografía
afuera a nada ni a nadie. Porque es justamente esa pretensión de mostrarse
como un universal completo lo que está en la base del mecanismo de exclusión. B a d i o u , Alain (2006), «La potencia de lo abierto: universalismo, diferencia e igualdad»,
Quizá debamos, entonces, abandonar la ilusión pedagógica y política de intervenciones introductorias realizadas dentro del encuentro «La potencia de
encontrar, finalmente, lo que es común para todos, por encima, por fuera o lo abierto: universalismo, ciudadanía y emancipación (il)», organizado por el
conteniendo todo particularismo, y considerar la advertencia de Laclau acerca Centro de Cultura Contemporánea Arteleku, la Universidad Internacional de
de que ningún concepto de universalidad puede ser omniabarcativo, dado que, Andalucía y la Revista Archipiélago (en www.arteleku.net/4.1/artistas/alainbadiou/
si abarcara todos los contenidos posibles, «no solo cerraría el concepto de Lapotenciadeloabierto.pdf [consulta: febrero de 2008]).
tiempo, sino que además arruinaría la eficacia política de la universalidad. La B a q u e r o , Ricardo (2003), «De Comenius a Vigotsky o la educabilidad bajo sospecha»,
universalidad pertenece a una lucha hegemónica de final abierto» (Butler, en Graciela Frigerio y Gabriela Diker (comps.), Infancias y adolescencias. Teorías
Laclau y Zizek, 2000:45). y experiencias en el borde. La educación discute la noción de destino, Buenos Aires,
Esto no nos lleva necesariamente a renunciar a la pregunta por lo común en cem/Noveduc.
educación, por lo que la escuela puede dirigir en común a todos. Quizá de lo B r a i l o v s k y , Daniel (2006), «Revoluciones silenciosas. Homeschooling y jardín de
que se trate es de abandonar la identificación común-universal; quizá se trate de infantes como tentativas de reinvención de lo escolar», en Mariano Narodowski
dejar abierta tanto la definición de lo que es común como la delimitación del y Daniel Brailovsky (comps.), Dolor de escuela, Buenos Aires, Prometeo.
universo al que se dirige, teniendo en cuenta que ese universo se modifica no solo B u t l e r , Judith, Ernesto Laclau y Slavoj Zizek (2000), Contingencia, hegemonía,
por la inclusión de nuevos individuos o grupos, sino también porque las identida­ universalidad. Diálogos contemporáneos en la izquierda, Buenos Aires, Fondo de
des mismas cambian. Quizá se trate también de estar atentos al modo en que estas Cultura Económica.
modificaciones en lo que definimos como población escolarizable se imponen a lo C o m e n i o , Johann Amos (1922), Didáctica Magna, Madrid, Reus.
que se había establecido como común. Quizá se trate de considerar la temporali­ C o n n e l l , Robert (1997), Escuelas y justicia social, Madrid, Morata.
dad del universal, toda vez que, como ha señalado Badiou (2006:6), «lo que puede D a S il v a , Tomaz Tadeu (1999), Documentos de identidade. Urna introdugao as teorías
ser universal es un devenir, en construcción, abierto. Un proceso de universali­ do curricula> Belo Horizonte, Autentica.
zación. El origen de lo universal es del orden de lo que sucede, no de lo que es». D e la T o r r e Y H u er t a , Carlos (1909), E l lector cubano. Libro segundo de lectura,
En tiempos en los que la idea misma de comunidad encuentra sus límites, La Habana, La moderna poesía.
y las identidades particulares, por otro lado, cambiantes, se multiplican, visibi- D ik e r , Gabriela (1996)» «De qué hablamos cuando hablamos de calidad educativa»,
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(
Gabriela Diker ^
Doctora en Educación; Universidad del Valle, Cali, Colombia. \

Vicepresidenta de la Fundación Centro de Estudios Multidisciplinarios (cem). I


Docente Investigadora de la Universidad Nacional de General Sarmiento. J
Lo mismo no es lo común
La escuela común, el curriculum único,
el aula estándar y otros esfuerzos
análogos por instituir lo común
Flavia Terigi

I a preocupación por la inclusión educativa es una de las fuentes de la pre-


L gunta por lo común. Si se pasa revista a los pronunciamientos usuales sobre
la escuela y la inclusión, es visible que se espera que el paso por la escuela ase­
gure a todos una formación compartida, que pretendemos que no existan
condicionamientos sobre lo que los chicos podrán seguir estudiando según a
qué escuela han asistido, y que se considera una injusticia que las oportunidades
educativas de los chicos y chicas sean desiguales. Estos pronunciamientos con­
tienen sendos significados de lo común. Queremos que todos vayan a la escuela,
a la misma escuela, a cualquier escuela; pero, en tanto no lo logramos, y en tanto
cuando lo logramos no parece mejorar la calidad de nuestra vida en común,
nos cuestionamos a qué escuela, para aprender qué, decidido por quiénes.
Me propongo dar tratamiento en este trabajo a tres cuestiones que ingresan
de pleno derecho al debate sobre lo común. Recupero, en primer término, una
serie de interpretaciones sobre la inclusión educativa que, vistas en la perspec­
tiva que da el presente, parecen haber estructurado los significados que hemos
atribuido a lo común en el desarrollo de nuestro sistema educativo. A partir de
la recuperación de esas interpretaciones, tomo en consideración la cuestión del
formato escolar y su aporte a la construcción de lo común. Finalmente, me
ocuparé del tema de la formación común, procurando sistematizar tres conceptos
que aparecen utilizados en los debates pedagógicos sobre la formación: lo común,
lo general y lo básico.
Cuando lo común es entendido como lo mismo al propósito de todos en la escuelayen torno a este primer significado: que todos
puedan asistir.
Sin dejar de sospechar que esta hipótesis deja asuntos importantes fiíera del La fenomenal institucionalización de la educación masiva que tuvo lugar
campo de análisis, es posible proponer que las políticas que estructuraron el desa­ desde mediados del siglo xix en todo el planeta (Ramírez y Ventresca, 1992)
rrollo histórico del sistema educativo han sostenido sucesivamente tres signifi­ produjo la extensión de un formato específico de organización pedagógico-
cados de la inclusión educativa1. En esos.significados, lo común aparece interro­ didáctica, el aula graduada. Este formato, uno entre otros posibles, llegó a ser
gado y recibe una forma de respuesta que tiempo después habrá de revelarse interpretado como rasgo necesario de la escuela auténtica (Tyack y Cuban, 2001).
insuficiente. Pasar revista a estos significados de la inclusión y a la manera de enten­ Volveré sobre este asunto. Lo que me interesa en este momento de la argumen­
der lo común que suponen alimenta el debate que nos convoca. También nos tación es recordar la impronta homogeneizadora que caracterizó al proceso de
advierte acerca de que los significados que hoy discutimos y que podemos lle­ institucionalización y que ha sido señalada por numerosos autores (por ejemplo,
gar a compartir se mostrarán seguramente limitados más adelante, lo que no Dussel, 2006). Podemos ampliar el primer significado de la inclusión diciendo
obsta para que permitan sostener, siquiera durante un tiempo, los esfuerzos que entonces: no solo todos en la escuela, sino en la misma escuela.
nos reúnen en torno a la educación. Quizá es menos evidente que también se ubica en este primer significado de
la inclusión una parte, al menos, del discurso de la igualdad de oportunidades
Primer significado de la inclusión: todos en la escuela que, a partir de los sesenta, gana espacio en la educación. Lo que el discurso de
la igualdad de oportunidades denuncia es que las escuelas a las que asisten los
La inclusión educativa ha tenido un primer significado claro: el acceso material niños y niñas de los sectores más pobres no ofrecen las mismas condiciones edi-
a la escuela. Adviértase que no se trataba por entonces de abrir a todos una licias, de recursos, etc., que las escuelas a las que asisten los sectores medios y
escuela antes restringida, sino de instituir una escuela para todos por primera vez altos. Se denuncia que no se trata de la misma escuela; se confía en que ase­
en la historia de nuestra especie (Moreno, 2002). Este significado -el acceso mate­ gurar a todos las mismas condiciones básicas de la oferta educativa es igualar
rial de todos a la escuela- sustentó durante muchas décadas la estrategia macro- las oportunidades para asegurar la inclusión. Nuevamente, ahora por vía de la
política de expandir la red de escuelas a fin de dar cobertura institucional a toda crítica, la homogeneidad como garantía de la igualdad, y esta como equivalente
la población infantil. Es un significado fuerte: en los niveles de desarrollo más de la inclusión.
reciente, como el inicial y el secundario, y aun en la educación de adultos, inclu­
sión sigue significando apertura de escuelas, mejoras en su distribución territorial, Segundo significado de la inclusión: todos aprendiendo lo mismo
incremento del número de vacantes. Las leyes de obligatoriedad escolar recupe­
ran este primer significado de la inclusión educativa, pues su principal prescrip­ Cuando quedó en evidencia que el acceso no era siempre el punto de partida de
ción es la ampliación del número de años en que todos deben estar en la escuela. una trayectoria escolar automática cuyo resultado era el aprendizaje esperado, la
Todos en la escuela es un significado por cierto limitado, pero todavía está inclusión tomó un significado más complejo. Ya no se trata solo de estar en
incumplido para sectores importantes de la población. Sabemos que, a poco de la escuela: se trata de aprender lo mismo, precisamente porque se descubre que
andar el sistema educativo, surgió con claridad que la expansión de la red escolar estar en la escuela, en la misma escuela, no produce de manera automática los'
es insuficiente para asegurar la plena incorporación a la escuela. La escuela mismos resultados de aprendizaje. Dos problemas distintos que han atravesado
puede estar disponible y, sin embargo, una parte de la población no asiste, la política educativa avanzada la segunda mitad del siglo XX sostienen esta idea
ingresa tardíamente o abandona rápidamente. En el presente, ciertas políticas de de aprender lo mismo como significado de la inclusión.
asistencia directa a las familias y de compensación material de las desiguales El primer problema se recorta cuando se hace claro que, de toda la población
oportunidades sociales que inciden en la escolarización confluyen en torno en edad escolar, los sectores más vulnerables tienen vulnerada también su posi­
bilidad de cumplir la trayectoria escolar prevista por las leyes de obligatoriedad;
cuando se constata que, aun si las hoy llamadas «ayudas sociales» parecían resol­
1. Propuse estos tres significados de la inclusión en el panel «Aprendizaje, diversidad e inclu­
sión» del IV Congreso Nacional y II Internacional de Investigación Educativa, organizado por la ver algunos impedimentos para la asistencia a la escuela, algo sucedía dentro de
Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional del Comahue y realizado los la escuela por lo cual las trayectorias seguían interrumpiéndose.
días 18, 19 y 20 de abril de 2007 en Cipolletti, provincia de Río Negro. En esta oportunidad, La vasta reflexión sobre el fracaso escolar que tuvo lugar en América Latina
los retomo y amplío para la reflexión que nos convoca sobre lo común. en los ochenta permitió mostrar la estrecha relación entre desventaja escolar y
desventaja social (Lus, 1995)« Si no alcanza con acceder a la escuela para que impuesto, he utilizado la expresión «los aprendizajes a los que todos tienen dere­
se dispare una suerte de trayectoria escolar automática, este segundo significado cho»; esta expresión pretende poner distancia entre lo mismo y el derecho, entre
de la inclusión pone al sistema educativo frente al problema de la desigualdad la homogeneidad y Injusticia; y esta distancia busca poner en cuestión que apren­
social, y de la respuesta de la escuela a la desigualdad social. Comienza a sospe­ der lo mismo sea sinónimo evidente de igualdad o de inclusión.
charse que ofrecer a todos la misma escuela puede no ser igualitario, sino injusto; Hace ya diez años que Connell (1997) llamó la atención del mundo peda­
el discurso de la educación compensatoria se inscribe en esta lógica, según la gógico sobre el hecho de que los currículos pueden ser injustos si codifican como
cual, para que todos aprendan lo mismo, las oportunidades deben ser diferen­ cultura autorizada la de sectores específicos de la población, si desautorizan
tes. La noción de compensación es incomprensible sin la radical pretensión de las perspectivas de los menos favorecidos, si generalizan posicionamientos elitis­
igualdad que, según Rodríguez (2002), informa a la educación desde la Ilustra­ tas frente a los principales problemas sociales. Se puede aprender lo mismo y
ción y que, pensamos, se vincula con una cierta idea de lo común: según esa estar aprendiendo contenidos elitistas, sectarios o parciales.
idea, lo común es lo mismo. Todos están en la escuelaynos señala el diagnóstico Llevo años referenciándome en Connell para pensar los problemas de la
crítico que se extendió sobre la educación, pero no están aprendiendo lo mismo. selección curricular; de tanto hacerlo, de tanto incluir en mis escritos sus princi­
Hay que lograr que aprendan lo mismo, y para eso un arsenal de estrategias pios de justicia curricular, muchos han conocido a Connell en fragmentos, con­
compensatorias se despliega en el territorio escolar. cretamente, el capítulo que refiere a los currículos injustos, y posiblemente no
El segundo problema se plantea como un corolario de la experiencia de las han accedido a los aspectos previos de la argumentación que conducen a este
políticas compensatorias. La compensación material parece insuficiente, no autor australiano a plantear la idea de justicia en el curriculum>aspectos que son
alcanza con torcer la vara de la desigualdad surtiendo a las escuelas con más sustantivos para el debate que estamos sosteniendo en este volumen y que vale
libros, más útiles, más horas de clase, más de lo mismo: hay que hacer otras cosas, la pena recuperar aquí. Afirma Connell (1997:26):
hay que ensayar otras estrategias, hay que hacer cosas distintas para que todos
aprendan lo mismo. Los análisis sobre ¡ajusticia se plantean sobre quién recibe este servicio
Con un punto más de sofisticación, este segundo problema plantea la pre­ [se refiere a la educación, claro] y cuánto recibe de él (medido, por
gunta por las condicionespedagógicas que pueden hacer posible a los chicos y chicas ejemplo, con la variable que suele ser habitual en las encuestas, los
en situación de vulnerabilidad educativa no solamente ingresar al sistema escolar «años de educación»). Los programas de educación compensatoria y de
y permanecer en él, sino lograr los aprendizajes que establece el curriculum. La igualdad de oportunidades están diseñados básicamente para asegurar
inclusión cobra un significado preciso: se trata de promover aquellas formas de una distribución más amplia de ese servicio. Qué es el servicio se dis­
organización institucional y de trabajo pedagógico que se requieran para remover cute en ámbitos totalmente separados: los foros de la teoría curricular,
los obstáculos que se oponen a que todos logren los aprendizajes a que tienen de los métodos de enseñanza y de la psicología del aprendizaje2.
derecho. Propuestas como la diversificación curricular o la atención a la diver­
sidad —con frecuencia más próximas a las consignas que a las estrategias plausibles— Su crítica a la separación entre la política, ocupada de la distribución, y otros
expresan esta transformación de sentido según la cual deben ensayarse caminos ámbitos (¿no políticos?), ocupados del problema del contenido del bien a distri­
diferentes para llegar al mismo punto, a los mismos aprendizajes. No bastaría buir, lo conduce a una conclusión política fundamental: «La justicia no se puede
con la compensación material, se requeriría transformar la situación pedagógica. alcanzar mediante la distribución de la misma cantidad de un bien estándar a
Ahora bien, aun así, lo común sigue siendo lo mismo. El hallazgo —un gran todos los niños de todas las clases sociales. [...] Las cuestiones de justicia distri­
hallazgo- de la crítica pedagógica es que, para que todos aprendan lo mismo, se butiva siguen siendo importantes; [...] pero la justicia distributiva es una forma
requiere romper la homogeneidad de la propuesta educativa. Pero lo común incompleta de entender las cuestiones educativas. Necesitamos un concepto dis­
sigue siendo lo mismo. Escuelas diferentes, propuestas diversificadas, para tinto, al que llamaré justicia curricular» (Connell, 1997:28)3.
aprender las mismas cosas. Desde esta perspectiva, aprender lo mismo no es sinónimo de inclusión;
la injusticia en educación no se juega solamente en la dimensión material de la
Tercer significado de la inclusión: todos aprendiendo lo común oferta educativa, ni se resuelve en la dimensión simbólica con la unidad del

Y bien, lo mismo no es lo común. Este parece ser el punto en que nos encon­ 2. El subrayado pertenece al original.
tramos muchos de quienes hemos asumido el debate sobre lo común. En lo antes 3. ídem.
currículo, ni se satisface con estrategias pedagógicas diversificadas que permitan a constituir el modelo del aula normal en los Estados Unidos6. En ese país, el
que sujetos diferentes aprendan los mismos contenidos: la inclusión educativa impulso configurador que se imprimió al sistema escolar a fines del siglo X IX se
significa que la corriente principal del curriculum debe ser revisada para que realizó sobre un número preexistente relativamente importante de instituciones
contemple los intereses y las perspectivas de todos, incluyendo la de los menos cuyos formatos eran diferentes. Entre ellas, los autores refieren dos modelos de
favorecidos4. Lo que entra en cuestión es que lo mismo sea lo común. Un curriculum escuelas de una sola aula:
común no es simplemente un curriculum unificado; es un curriculum que ha sido • En las escuelas rurales, alumnos de diferentes edades aprendían en grupo y
y continúa siendo sometido a evaluación en cuanto a su capacidad para promover a menudo se enseñaban unos a otros en un mismo salón de clases al comando
en todos una comprensión de la cultura y de los intereses de los otros partici­ de un maestro. Estas aulas eran muchísimas; los autores hablan de cien mil
pantes, en su capacidad para producir más igualdad en el conjunto de las rela­ (¡cien mil!) en la década del veinte.
ciones sociales. Se trata de un punto sustantivo del debate sobre lo común. • En las escuelas urbanas era común otro tipo de aula, donde un número
Antes de recorrerlo, en todo o en parte, tomaré en consideración la cuestión del mucho mayor de alumnos -doscientos o más- de distintas edades se mez­
formato escolar y su aporte a la construcción de lo común. claban bajo la dirección de un maestro, responsable de oír a todos los niños
recitar sus lecciones, para lo cual disponían los niños de un escasísimo
tiempo de atención individual.
Lo común y el formato escolar
Como vemos, hacia 1920 existían al menos dos modelos organizacionales que
Ha sido parte de la idea de educación común la extensión de un determinado for­ reunían en una misma aula a niños que se encontraban en puntos distintos de la
mato, que durante cierto tiempo hemos llamado con inadvertida naturalidad escolaridad. El proceso de expansión del sistema escolar involucró su desman-
«escolar». En ese formato, ciertos rasgos, como el aula graduada o la separación telamiento, su transformación en una forma excéntrica, frente a la opción por
familia/escuela, llegaron a ser la manera estándar de entender la educación5. defecto del aula estándar. Hoy en día, el discurso de la diversificación curricu­
Me propongo recordar en este apartado alguna evidencia histórica que discute lar y el de la atención a la diversidad, entre otros, procuran reponer, en el modelo
la naturalización del aula graduada y sumar alguna problemática contemporá­ organizacional del aula graduada, un modelo pedagógico que le es ajeno7. Allí
nea para mostrar la fortaleza del formato escolar común, a pesar de la crítica de radica una parte importante de los problemas que se enfrentan para que sea
que es objeto. Finalmente, discutiré una argumentación sobre la inclusión edu­ posible hacer en la escuela común cosas distintas para que todos aprendan. He
cativa y el formato común que -me parece- nos entrampa a la hora de pensar argumentado con insistencia sobre el problema de la insuficiencia del saber
qué queremos y qué podemos hacer con el sistema escolar. pedagógico para dar respuesta a esta clase de mandato y he abogado por la nece­
Comencemos por el aula graduada. Como señalé y todos sabemos, la feno­ sidad de asumir políticamente la producción de aquel saber (inicialmente en
menal institucionalización de la educación masiva ligada al primer significado Terigi, 2004, y reafirmado con insistencia desde entonces).
de la inclusión (todos en la escuela) tuvo lugar bajo un formato específico de Sigamos con la fortaleza del formato escolar común. Por extraño y aun eno­
organización pedagógico-didáctica, el aula graduada. Tyack y Cuban (2001) joso que pueda resultarles a los docentes que se desempeñan en este nivel y a
realizan una interesante reconstrucción del modo en que el aula graduada llegó algunos de sus especialistas, un locus donde la extensión del formato escolar se

6. Las razones por las que finalmente un modelo determinado de aula se impuso — o, al menos,
se hizo preferible a otros preexistentes- en países como Estados Unidos (Tyack y Cuban, 2001)
4. Bajo el mismo argumento, Connell cuestiona los currículos de guetos, los curricula separados o Francia (Querrien, 1994) pueden no ser las mismas que permiten comprender la situación en
y diferentes para grupos diferentes, los currículos especiales para desfavorecidos, porque dejan países que, como el nuestro, asumieron en pocos años un esfuerzo monumental por crear un sis­
intacto el curriculum hegemónico vigente. La justicia curricular requiere, según el autor, recons­ tema educativo sobre una base institucional previa menos extendida. Esta nota tiene por propó­
truir la corriente principal del curriculum y no simplemente generar currículos contrahegemó- sito advertir contra la extensión automática de explicaciones válidas para los contextos nacionales
nicos para sectores subordinados. en que fueron estudiados los problemas a otros cuya singularidad obliga a la prudencia en las afir­
5. La compilación Lasformas de lo escolar se ha convertido en una obra de referencia en nuestro maciones, hasta que la investigación dé pistas para pensar el problema a escala local,
medio para tratar la cuestión de lo escolar y sus formas. El volumen incluye y analiza una cantidad 7. La fundamentación de la distinción entre modelo organizacional y modelo pedagógico
de asuntos sobre el formato escolar que me eximen de abundar aquí en lo que allí se considera requeriría extenderme en consideraciones que distraerían de la argumentación que pretendo sacar
con mayor detenimiento (véase Frigerio, Diker y Baquero, 2007). adelante en este trabajo.
verifica es el nivel inicial. Puede ser sorprendente si consideramos lo mucho que Una de estas dificultades es el encierro argumental. No quiero avanzar sin
la tradición pedagógica de la educación infantil ha cuestionado los aspectos del confrontar con una forma de argumentación contra la fragmentación y a favor
formato escolar que considera más rígidos, como el disciplinamiento de los de la unidad del sistema educativo que termina revirtiendo de manera conser­
cuerpos, la diferenciación de los contenidos, la fragmentación de la jornada vadora sobre la posibilidad de pensar otros formatos posibles para la escolariza-
escolar, la separación juego/trabajo o el desajuste en las demandas cognitivas de ción. Me refiero a la argumentación que, aun aceptando que la homogeneidad
la escuela. Pero lo cierto es que la historia del nivel inicial ha traccionado a la del sisteiña educativo es injusta, denuncia toda diferenciación como fragmenta­
educación infantil hacia el formato escolar. Las instituciones de nivel inicial se ción y, por consiguiente, como desigualdad.
han desarrollado como escuelas: esto es, son instituciones cuya organización Estoy trayendo aquí una discusión recurrente en política educativa que pro­
retoma y expresa, aunque los ablande, los determinantes duros del dispositivo viene del análisis del desarrollo histórico de los sistemas escolares. En tal análi­
escolar moderno. Y esto no es el resultado de un fallo, sino parte de la estrategia sis, el par unidad!diferenciación ha sido fértil para pensar problemas de justicia.
del nivel inicial durante todo el siglo X X para definir la identidad de sus institu­ Braslavsky (1985) nos enseñó9 que la unidad era la prestación de iguales opor­
ciones como educativas, para ganarles un reconocimiento público que las dife­ tunidades educativas para toda la población y articulación del conjunto de la
renciara de «otras» instituciones para la primera infancia (en particular, de las prestación educativa, mientras que diferenciación significaba prestación de dis­
asistenciales): la estrategia de homologar las instituciones del nivel al formato tintas oportunidades educativas para grupos diferentes de población e inde­
escuela (Terigi y Perazza, 2006). pendencia de los niveles de prestación. Si usted leyera estas definiciones por
Esta extensión del formato escolar tiene consecuencias para nuestras preten­ fuera del debate que se despliega en este volumen, probablemente consideraría
siones de inclusión. Para dar concreción a lo que afirmo, retomemos un aspecto la unidad del lado de la justicia y la diferenciación del lado de la injusticia. Esta­
prototípico del formato escolar: la separación familia/escuela. Es sabido que el ría, en ese caso, cerca del primer significado de la inclusión y de lo común, si
formato escolar no es particularmente permeable a la participación familiar o atendemos a Braslavsky (1985:16):
comunitaria; también, que el nivel inicial procura la proximidad con las familias
en una medida mucho mayor que otros niveles del sistema. Pese a ello, el nivel Los primeros partidarios de la unidad del sistema educativo concep-
inicial reproduce aquella separación familia/escuela prototípica del dispositivo. tualizaron esta tendencia [a la unidad] como el paradigma de la reali­
Un estudio reciente (Blanco y Umayahara, 2004) revela que en América Latina zación absoluta de democratización del sistema educativo [...] Según
se encuentran en desarrollo numerosas experiencias de participación de los aquellos partidarios, bastaba con ofrecer a todos los niños la misma
padres y madres en la educación infantil, en particular, en programas preocupa­ educación para garantizar la contribución de los sistemas educativos
dos por la inclusión educativa; sin embargo, el análisis de los programas educa­ a la justicia social y a la participación pública de los ciudadanos, con­
tivos que los países entregaron como ejemplos de participación de las famiÜas tribución que por otra parte se consideraba definitoria. Unidad se
da cuenta del predominio de concepciones limitadas sobre tal participación. En entendía entonces en sus dos dimensiones: 1) como un camino único,
efecto, en una gran parte de los programas, la participación de las familias se iguales contenidos e iguales métodos para la educación general de
concreta a través del aporte en trabajo o en bienes materiales, y en general el rol toda la población y 2) orientación y conducción centralizada de todos
de padres y madres es de receptores de programas dirigidos a ellos y de benefi­ los niveles del sistema educativo.
cios o programas dirigidos a sus hijos, teniendo su opinión escaso impacto sobre
las decisiones que se toman en los programas8. Sin embargo, ya por entonces Braslavsky (1985:17) advertía que la unidad no
Las políticas homogeneizadoras, el curriculum único, el aula estándar y otros es garantía de justicia: «tanto la tendencia a la unidad horizontal como a la dife­
esfuerzos análogos por instituir lo común son objeto de crítica, pero estructuran renciación horizontal del sistema educativo pueden actuar en condiciones deter­
el presente del sistema escolar, así como buena parte del saber con el que con­ minadas en dirección a crear oportunidades educativas que promuevan la
tamos y del lenguaje con el que podemos hablar de los asuntos de la educación. conservación o el rompimiento del monopolio de la educación Cñ sectores
No es para desesperanzarse; sí, para no engañarse acerca de las dificultades. minoritarios de la población».

9. ¿Quién que se haya formado en educación en nuestro país en los últimos veinte iiíto» i»» ha
8. Cabe advertir que no se trata solo de programas estatales, sino también de iniciativas de leído «Unidad y diferenciación de los sistemas educativos desde la perspectiva de la dcniocrtftlv.u
instituciones locales. ción de la educación», de La discriminación educativa en Argentina de Cecilia Braslavsky (1()NW
Traigo estos conceptos a consideración porque quizá colaboren a llevar la áe contraste-: un vasto sistema institucional, el sistema escolar, que ya existe; de
discusión sobre unidad y diferenciación un paso atrás con respecto al punto en lo que se deduce la impertinencia de las soluciones fundacionales. Los sistemas
el cual parecería que hemos caído en una trampa de la que no sabemos cómo salir. institucionales no cambian con facilidad y no es evidente para sus actores que
Ese punto se localiza en una argumentación que, en resumidas cuentas, se pre­ deban hacerlo, en la misma dirección que proponen nuestros análisis o en alguna
senta como sigue: la escuela pública ha sido uniforme, porque esa uniformidad se Otra; he aquí uno de los problemas más intrincados de la política educativa10.
consideró durante mucho tiempo garantía de educación común; la debilidad Sín dejar entonces de formular esta advertencia, daré tratamiento en este apar­
institucional en los niveles centrales del Estado ha dado lugar a una creciente tado final a la cuestión de la formación común.
diversificación; la diversificación ha fragmentado la educación a tal punto que Cuando se analiza de cerca el problema de lo común, la formación que
cuesta reconocerla como común; las propuestas de diversificación de los formatos esperamos que promuevan las escuelas aparece como el objeto preciado de estra­
terminan convalidando la fragmentación, de suyo productora de desigualdad. tegias francamente antagónicas, como el curriculum único y la diversificación
¿Qué le falta a esta argumentación? La memoria de que la homogeneidad curricular, el aula estándar y los agrupamientos flexibles, la escuela común y los
ha sido productora de injusticia. A falta de esa memoria, toda diferenciación formatos escolares alternativos. En estos debates pedagógicos sobre la forma­
pasa a ser considerada productora de fragmentación y, por tanto, de injusticia. ción, tres conceptos aparecen utilizados: lo común, lo general y lo básico. Dis­
¿Dónde está la trampa? En sostener al mismo tiempo que la homogeneidad pro­ tinguirlos puede aportar a la elucidación.
duce desigualdad y que todo avance hacia la diversificación produce desigualdad. Lo común de la formación común ha significado11 algo bien concreto: la
Como señala Perazza, en nombre de este argumento se desestima por pro­ consecución de unas finalidades formativas que son las mismas para todos quie­
ductora de fragmentación (y, con ello, de desigualdad) cualquier iniciativa de nes asisten a la escuela y la abstención de producir diferenciaciones en las pro­
ruptura de la homogeneidad (Perazza, en prensa). puestas formativas que generen recorridos irreversibles. Por eso argumentamos;
Debería ser claro que no estoy considerando que la diversificación traiga sin lo común ha sido entendido como lo mismo.
más la justicia ni desconociendo el riesgo sobre lo común que conlleva. Pero hace Lo general es algo diferente y tiene una larga historia en la pedagogía; me
tiempo que no puede sostenerse, ni en términos teóricos ni en términos políticos, refiero a la formación general entendida «en el sentido de impartirse a todas las
que la homogeneidad es garantía de igualdad. Es necesario salir entonces del personas en edad evolutiva, de poder ser asimilada por todos y de permitir a
encierro argumental. Es claro que, dado que lo común ha sido lo mismo durante todos, sin excepción (por decirlo en lenguaje tradicional), el desarrollo integral
décadas (la escuela común, el curriculum común, el formato escolar común), de todas las capacidades y todos los talentos» (Rang, 1990:67)12. Aparece aquí
surgen importantes dificultades a la hora de romper esta equivalencia; al mismo un matiz que no encontramos en la formulación de lo común: el matiz de la
tiempo, romperla es una necesidad para que el sistema escolar supere institucio­ formación integral, que no prioriza unas áreas por sobre otras o unas capacidades
nalmente la homogeneidad, albergue la diversidad, destituya el sectarismo. No sobre otras, que procura no escamotear dimensiones formativas. Análisis como
se logra una nueva relación familia/escuela por declamación, ni se generan modelos los de Eisner (1987) denuncian precisamente que el curriculum académico sesga la
pedagógicos no graduados por consigna, ni se construyen currículos justos adoce­ formación de nuestras capacidades, promoviendo unos procesos cognitivos por
nando contenidos tradicionalmente excluidos. Pero tampoco abonando una suerte
de conservadurismo -denunciado por Dubet (2004)- que consiste en criticar el 10. Problema tratado de manera sumamente interesante en Darling-Hammond (2001). Uno de
sistema y rechazar, al mismo tiempo, cualquier cambio. los méritos del texto es que despliega una fina crítica a las respuestas que pretenden asegurar el
cumplimiento de las políticas por medio de controles homogeneizadores (estándares, pruebas de
rendimiento, pago por resultados, etc.), al tiempo que no se entrega a las ilusiones restauradoras
Aportes al debate sobre la formación común ni a los análisis desalentadores sobre el sistema. Por otra parte, tiene el cuidado de situar su aná­
lisis en contextos educativos concretos, con lo cual evita la especulación pura sobre asuntos que
Como sugiere el título de este trabajo, la escuela común, el curriculum único, el tienen una entidad histórica específica y evita también formular afirmaciones generales pretendi­
aula estándar han sido herramientas por medio de las cuales las políticas educa­ damente válidas para cualquier contexto.
11. En este volumen, lo común es objeto de interrogación y asume múltiples significados. La esti­
tivas han procurado instituir lo común. Todas ellas se encuentran en discusión
pulación que se realiza aquí no pretende atentar contra la riqueza de los análisis, sino considerar
desde hace tiempo, aunque buena parte de los debates tienden a olvidar que cual­ el tratamiento que la cuestión de lo común ha tenido en el discurso sobre la formación, por con­
quier transformación sustantiva de aquellas herramientas ó la generación de otras
traposición a lo básico o lo general.
nuevas tienen una superficie de realización -que termina siendo una superficie 12. El subrayado pertenece al original.
sobre otros, y que el back to basics, por su parte, también conspira contra la posi­ blema. Lejos de cerrarlo, parece que deberemos mantener abierto el debate sobre
bilidad de una formación general, al escamotear de la propuesta educativa sec­ lo común durante los próximos años. Tanto desde el punto de vista ético como
tores importantes de la experiencia humana. Rang, por su parte, revela que la desde el práctico, un curriculum en el cual lo común ya no significa lo mismo,
formación general, en el sentido de integral, no ha existido nunca en la historia de sino apertura a la diversidad de las experiencias humanas, plantea cuestiones difí­
la escolarización y plantea la pregunta por «cuál puede ser el principio unifica- ciles de resolver. Pero no parece legítimo resolverlas con una prédica a favor de una
dor, el hilo rojo» (1990:69), que es una manera de formular la pregunta que mera sensibilización hacia las diferencias, sino mediante el debate y la promoción
estructura este volumen13. activa de un proyecto formativo que prepare a los alumnos para vivir en socie­
Interesa hacer notar que el concepto de formación general tuvo, desde sus dades que desde el punto de vista cultural serán progresivamente más plurales.
inicios, componentes tanto políticos como pedagógicos. Presenta componentes
pedagógicos porque refiere a una determinada definición de contenidos que inte­
resa poner en conocimiento de todos: ni siquiera en el ideal pansófico, «todo» Bibliografía
refería a «todo el saber acumulado», sino a una estructuración del campo univer­
sal de los saberes que no limitara su amplitud y que permitiera sucesivas profun- (2004), Participación de lasfamilias en la educación
B l a n c o , R o sa y M a m i U m ay ah ara
dizaciones a lo largo de la trayectoria educativa de las personas. Presenta compo­ infantil latinoamericana, San tiago de C h ile, O R EA LC/U nesco (en w w w .u nesco.cl/
nentes políticos porque refiere a las condiciones que se deben presuponer y crear m e d io s /b ib lio te c a /d o c u m e n to s/p a r tic ip a c io n _ fa m ilia s_ e d u c a c io n _ in fa n tÍl_
para que —comoquiera que se la defina—la formación general se haga accesible la tin o a m e r ic a n a .p d f [con sulta: febrero d e 2008]).
a todos. Durante décadas, hemos pensado que la formación general para todos B r a sla v sk y , Cecilia (1985), La discriminación educativa en Argentina, Buenos Aires,
se lograba mediante una formación común para todos; recuérdese el primer sig­ FL A C SO /G rup o Editor Latinoamericano.
nificado de la inclusión tratado en este trabajo. Hoy estamos advertidos de que C o n n e l l , Robert W . (1 9 9 7 ), Escuelas y justicia social, Madrid, Morata.
ello no es así, aunque no estemos igualmente seguros de cómo se la alcanza. D a r l i n g - H a m m o n d , Linda (2 0 0 1 ), E l derecho de aprender. Buenas escuelas para
En el marco de los esfuerzos por ampliar la obligatoriedad escolar, ha todos, Barcelona, Ariel.
entrado en escena un tercer concepto, el de lo básico. Concepto que resultó algo D u b e t , François (2004), «¿Mutaciones institucionales y/o neoliberalismo?», en Emilio
confuso en su ingreso a la escena local, pues la educación básica vino a desbordar Tenti Fanfani (comp.), Gobemabilidad de los sistemas educativos en América La­
las finalidades formativas de la educación primaria -lo cual suponía y supone la tina, Buenos Aires, U P E -U n esco.
ampliación de las experiencias formativas, siquiera por el expediente de prolongar D u s s e l , Inés (2006). «De la primaria a la e g b : ¿Qué cambió en la enseñanza elemental
la duración de la educación común previa a la modalización característica de la en los últimos años?», en Flavia Terigi (comp.), Diez miradas sobre la escuela
escuela media tradicional-, pero al mismo tiempo el adjetivo básico se ha ligado en primaria>Buenos Aires, Fundación O SD E /Siglo xxi.
análisis recientes a reducción, por contraposición a lo amplio, difuso o diverso E i s n e r , Elliot (1987), Procesos cognitivos y curriculum. Una base para decidir lo que hay
(por ejemplo, en el back to basics). En nuestro país, no hemos podido saldar la que enseñar, Barcelona, Martínez Roca.
discusión sobre lo básico de la educación básica, y los arreglos institucionales F r i g e r i o , Graciela, Gabriela Diker y Ricardo Baquero (comps.) (2007), Las formas de
han dejado como común denominador la prolongación de los años de escolari­ lo escolar, Buenos Aires, Del estante.
dad, pero no la formación común, menos aún la formación general. Lus, María Angélica (1995), De la integración escolar a la escuela integradora, Buenos
No es en este volumen que se descubre la dificultad para alcanzar acuerdos Aires, Paidós.
fértiles y estables sobre qué significa lo común o, en los términos que hemos recu­ M o r e n o , Julio (2 0 0 2 ), Ser humano. La inconsistencia, los vínculos, la crianza, 2 a ed.,
perado aquí, cuáles pueden ser las finalidades formativas a compartir por todos Buenos Aires, Del Zorzal.
quienes asisten a la escuela. En otro lugar de este libro14, se despliega un análi­ P e r a z z a , Roxana (en prensa), «Lo político, lo público y lo educativo», en Pensando lo
sis sobre cómo podemos identificar lo común si ya no es lo mismo, si lo universal público: reflexiones sobre la educación y el Estado, Buenos Aires, Aique.
está en entredicho, si la suma de los particulares tampoco parece resolver el pro­ Q u e r r i e n , Anne (1 9 9 4 ), Trabajos elementales sobre la escuelaprimaria, Madrid, La Piqueta,
R a m í r e z , Francisco y Marc Ventresca (1 9 9 2 ), «Building the Institution of Mass Scho-
13. La fecha de publicación en español de estos análisis da una idea de la antigüedad y también oling: Isomorphism in the Modern World», en Bruce Fuller y Richard Rubinson
de la dificultad del debate que nos convoca. (eds.), The Political Construction o f Education. The State, School Expansion and
14. En el artículo «¿Cómo se establece qué es lo común?», de Gabriela Diker. Economie Change, Nueva York, Praeger.
Rang, Adalbert (1990), «El significado de lo “general” en el concepto de formación
general», en Revista de Educación, n° 292.
R o d r í g u e z , Pedro (2002), «De nuevo, la justicia», en Revista Latinoamericana de
Estudios Educativos, vol. xxxn, n° 4.
T e r i g i , Flavia (2004), «La enseñanza como problema político», en Graciela Frigerio y
Gabriela Diker (comps.), La transmisión en las sociedades, las instituciones y los
sujetos. Un concepto de la educación en acción, Buenos Aires, cem/Noveduc.
-------- y Roxana Perazza (2006), «Las tensiones del formato escolar en las nuevas con­
figuraciones de la relación familia/comunidad/escuela: una experiencia de edu­
cación infantil en la Ciudad de Buenos Aires», en Journal ofEducationfor Inter­
national Development> vol. 2, n° 3 (en www.equipl23.net/jeid/articles/4Z
LasTensionesDelFormatoEscolar.pdf [consulta: febrero de 2008]).
T y a c k , David y Larry Cuban (2001), En busca de la utopía, México, Fondo de Cultura
Económica.

Flavia Terigi
Lic. en Cs. de la Educación de la uba. Prof. en la uba y en la uncs. Docente de

( posgrado de la uba, u n c y uner. Ex Subsecretaría de Educación de la Ciudad


Autónoma de Buenos Aires. En la actualidad, coordina un proyecto de
investigación del Programa «Eurosocial» de la Unión Europea.

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