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Nombre del curso: Intervención en crisis

Nombre del docente/ponente: Luis Miguel


López Cuevas

Nombre del participante: Arely Lara


Talamantes

Fecha: 24/05/2023
A lo largo de del curso de Intervención en Crisis, se identifica que la IC es
aplicada por distintas personas o profesionales de diferentes áreas, Díaz (2010),
menciona que “El concepto de intervención en crisis ha sido asociado por lo
general con la intervención que se hace en un primer momento a causa de la
vivencia de un evento traumático, sin embargo, este es un concepto errado. La IC
abarca no solo ese primer momento, el cual es denominado primeros auxilios
psicológicos (PAP), sino también la terapia que se realiza posteriormente, la cual
es conocida como terapia de crisis”. Es entonces que en dichos momentos se
busca comprender los recursos personales con los que cuenta quien vive la crisis,
el grado de afectación. De igual manera, en un segundo plano se busca encuentre
la toma de decisiones asertivas.

Agueldo, (2011) habla sobre la qué pasa con los recursos personales que
lleva a cabo la persona que vive la crisis:

“Una crisis se caracteriza por una falla temporal en los recursos habituales
de afrontamiento de una situación especíca. El riesgo de efectos adversos se
incrementa en caso de no recibir una atención de primeros auxilios psicológicos
que minimice la probabilidad de daño y maximice las oportunidades de cambio.
Por ello, es necesario disponer de un esquema detenido de atención en crisis, de
manera que quienes asumen su manejo cuenten con una orientación eficaz
basada en un soporte teórico y empírico”.

Aunado a esto, la importancia ante conocer que con una crisis se presenta
un desequilibrio, desorganización y confusión, es encontrar hacer un
acompañamiento para que logre darle un sentido. Es con una evaluación
adecuada, una intervención eficaz y soluciones de crisis orientadas a la
recuperación. Existe la necesidad de continuar fortaleciendo la educación sobre
este tema, mostrar los recursos o la coordinación de la intervención en crisis,
brindando un apoyo sólido y efectivo a quienes lo necesitan. El cambio real para
poner fin a la violencia de género solo es posible a través de un enfoque holístico
y colaborativo.

Conociendo lo anterior, se denomina que las crisis se presentan en dos


premisas, crisis circunstanciales y de desarrollo. Rendon menciona lo siguiente:
Por un lado, crisis circunstanciales, que se caracterizan por surgir de eventos
inesperados; por el otro, crisis del desarrollo, relacionadas con el cambio de una
etapa de vida a otra. En el primer caso, la crisis es repentina y tiene una cualidad
de urgencia. Una respuesta de crisis en estas circunstancias puede incluir
manifestaciones de estrés postraumático, tales como reexperimentación,
hiperactivación, evitación, ansiedad, ira y aturdimiento (2011).

¿Qué de las crisis se implementa en el trabajo y cómo aplicar lo aprendido


en mujeres víctimas de violencia? La intervención en situaciones de crisis es
fundamental para nutrir y apoyar a las personas que sufren violencia de género.
Es en el propósito de erradicar la violencia que la IC se centra en brindar apoyo de
inmediato de manera a las personas que sufren violencia de género para
mantenerlas seguras y ayudarlas a superar la crisis. Entre los obstáculos, Romero
(2010), indica:

Hay tener en cuenta el impacto que genera en la subjetividad del


profesional observar e intervenir en una situación de violencia, que además
se da en el marco de una relación de pareja, evocando quizá escenarios
familiares propios. Es lo que llamamos las actitudes contratransferenciales,
es decir, lo que pasa en el mundo interno del profesional, en su propia
subjetividad en el momento del encuentro con una paciente, en este caso
violentada, lo que le provoca, lo que le suscita, lo que le hace sentir. Estas
actitudes contratransferenciales son a veces ignoradas o rechazadas por
los profesionales. 
Es importante construir relaciones de confianza con las personas afectadas
brindándoles un lugar seguro para compartir sus experiencias e inquietudes. A
partir de esta valoración se lleva a cabo la propia intervención, lo que supone la
puesta en marcha de estrategias de apoyo. Esto puede incluir referencias a
servicios profesionales como refugios para mujeres, asesoramiento legal o apoyo
psicológico. La resolución de crisis es otro objetivo clave de la intervención en
casos de violencia de género. Esto implica trabajar con las personas afectadas
para establecer metas realistas, fortalecer su autonomía y facilitar su
recuperación. Las necesidades básicas de las víctimas, como vivienda, seguridad
financiera y atención médica, deben satisfacerse para garantizar su bienestar a
largo plazo. Sin embargo, centrarse en la violencia de género en la respuesta a las
crisis también presenta desafíos y obstáculos. Uno de ellos es la falta de
conciencia pública y la estigmatización de la gravedad y consecuencias de la
violencia de género. Esto puede dificultar que las víctimas accedan a los servicios
de crisis y la atención que necesitan. Además, los recursos limitados y la falta de
coordinación entre los diversos actores involucrados en las intervenciones pueden
dificultar los esfuerzos para combatir de manera efectiva la violencia de género.

Romero (2010) indica que el personal deberá contar con la perspectiva de


género para realizar un acompañamiento viable y pertinente:

Como vemos, la variabilidad de respuestas de la mujer ante la violencia


padecida puede ser muy significativa, y es importante conocerla para no
hacer falsas atribuciones y también porque compromete la relación entre
ella y el o la profesional. No podemos olvidar el efecto que puede producir
al profesional el hecho de ser testigo del relato de la víctima. Esto hace que
puedan posicionarse demasiado cerca, con el riesgo de quedar atrapados
por las escenas de violencia, o demasiado lejos, con una actitud indiferente.
En el espacio de la consulta, una víctima suele provocar sentimientos
ambivalentes: desde franco rechazo como mecanismo defensivo frente a
las manifestaciones de la violencia, hasta un máximo de involucramiento
personal que puede exceder las posibilidades concretas de enfrentar el
problema. Para una intervención eficaz, habrá que situarse en una distancia
equilibrada entre ambas posturas.

Existe la necesidad de continuar fortaleciendo la conciencia y la educación


sobre este tema, fortalecer los recursos y la coordinación de la intervención en
crisis, y brindar un apoyo sólido y efectivo a quienes lo necesitan. El cambio real
para poner fin a la violencia de género solo es posible a través de un enfoque
holístico y colaborativo.
Bibliografía:

Diaz, G. (2010) Intervención en crisis: una estrategia clínica necesaria y relevante


en Colombia Psychologia.  Recuperado el 23 de mayo de 2023 en:
https://www.redalyc.org/pdf/2972/297224090012.pdf

Romero, I. (2010) Intervención en Violencia de Género. Consideraciones en Torno


al Tratamiento. Recuperado el 23 de mayo de 2023
en: https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-
05592010000200010

Rendon, M. (2011) Evaluación e intervencion en crisis. Recuperado el 23 de mayo


de 2023 en: https://www.redalyc.org/pdf/4138/413835206013.pdf

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