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MUNDO OBRERO MÉXICO

A TRES AÑOS DE
NOCHIXTLÁN. Crónica de la
batalla de Nochixtlán en voz de
una de sus protagonistas
(Entrevista exclusiva) La batalla desigual librada por los habitantes de
Nochixtlán que mantiene la atención sobre Oaxaca es relatada aquí por una
de sus participantes.

Bárbara FunesMéxico D.F | @BrbaraFunes3

Raúl Dosta@raul_dosta
Viernes 19 de junio de 2020 | 23:03
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Recién conocimos a Itayetzi, estudiante universitaria que es originaria de


Nochixtlán, que cuando termine los estudios se dedicará a ser maestra, como lo
han sido sus padres y sus hermanos mayores.

Una familia de maestros, que se ganan la vida enseñando en las comunidades


aledañas a Nochixtlán. Allí, las escuelas con salones de concreto son escasas y
predominan las paredes de madera y los techos de láminas, tal como los hemos
visto en cientos de fotos y videos que circulan en redes sociales. Una realidad muy
distinta a los discursos que construyen Peña Nieto y Nuño sobre una supuesta
educación de calidad.

Itayetzi participó de la resistencia contra la represión gubernamental, como tantos


pobladores de Nochixtlán.

Con su juventud y su energía, fue parte de una dura experiencia, cuando las
fuerzas del estado, las autoridades locales, las policías y algunos partidos políticos,
principalmente el PRI, muestran al servicio de quien están. De quienes decretan el
aplastamiento de los derechos de los trabajadores de la educación, llegando hasta
aniquilar físicamente a quienes luchan por no perderlos.

Ese domingo 19 de junio fue rico también en experiencias alentadoras, del cobijo
del pueblo a sus maestros y la respuesta a la violencia del régimen, organizándose
para defenderse, pero también para buscar una salida sin los viejos actores
políticos, a nivel local, como ella nos dice: “formas que pueden servir de ejemplo
para todo el estado de Oaxaca… ¡para todo el país!”.
El comienzo de la lucha magisterial junto al pueblo

Asunción Nochixtlán es un municipio rural, de alrededor de 13,000 habitantes,


ubicado en su mayor parte en la Región Mixteca. Muchos son campesinos que
cultivan pequeños terrenos. Otros pobladores se dedican al comercio y a la
elaboración de artesanías. Y otros son maestros y profesionistas.

Nos cuenta Itayetzi que son los maestros y los pobladores los que mantienen las
escuelas públicas, muchas construidas y ampliadas a través del tequio -el trabajo
voluntario de la comunidad.

“Son muy queridos los maestros aquí. Y así fue que cuando se sumaron a la lucha
contra la reforma educativa, más que movilizaciones en la cabecera municipal, la
acción más contundente fue la realización de bloqueos en dos puntos troncales de
la carretera México-Oaxaca. Así se podía hacer notar la protesta. También se
participaba de las marchas centralizadas en la ciudad de Oaxaca.”

Los bloqueos de la carretera llevados a cabo por las maestras y los maestros de
Nochixtlán recibieron una inmediata adhesión de los habitantes de Nochixtlán,
quienes “les llevaban comida y agua durante el día, y atole, cafecito y pan por las
noches”.

Recuerda Itayetzi que también los habitantes de comunidades cercanas


comenzaron a organizarse para enviar brigadas de apoyo, muchos venían desde
Tlaxiaco y las comunidades aledañas. Se sumaban a las guardias en los bloqueos y
los vecinos de esos pueblos se comprometían a participar en ellas por períodos de
veinticuatro horas. En los días del ataque federal también llegaron contingentes de
la región del Istmo de Tehuantepec.

Los preparativos del ataque

Los maestros en los bloqueos estaban organizados por incipientes redes de


información donde la población ayudaba mucho. La tensión del momento se
revive en el relato de Itayetzi. “La noche del viernes 17, a las 23:45 hs, llegó
información de vecinos de Huitzo y Telixtlahuaca. Al ver venir por la carretera a
los federales, simplemente se les “pegaron” al convoy con el fin de seguirlos y
avisar de su ubicación. Pero ni esa noche ni todo el sábado aparecieron. Después
se sabría que los policías y gendarmes se escondieron dentro de un rancho que es
propiedad del presidente municipal priista Daniel Alberto Cuevas Chávez.”

Desde ese lugar preparaban su ataque para el domingo. Nos cuenta Itayetzi que ese
día es de plaza en Nochixtlán, a la que acuden gentes de diversos pueblos a
intercambiar y vender sus productos. El gobierno quería dar un golpe ejemplar en
presencia de pobladores de diversas partes y así atemorizar a toda la región.

Una batalla muy desigual

Otra noche sin párpados cobra forma en la voz de Itayetzi “Muchos pasamos la
noche en vela o dormimos poco a la espera de un ataque que pudiera ser nocturno.
Así, como a las 7:30 de la mañana se escucharon los ruidos de los contingentes
policiales acercándose.

Desde la azotea podía ver por donde avanzaban en dirección a las barricadas.
Inmediatamente cientos de pobladores nos pusimos en movimiento, algunos
íbamos rejuntando piedras, llevábamos palos, y cohetones, también envases de
plástico para rellenarlos con agua para sofocar las bombas de gases que nos
lanzaban.”
Una pausa. Las imágenes se suceden. “Esas eran nuestras armas, el pueblo,
alertado por las campanas de la parroquia ya avisaban lo que se venía y grupos de
vecinos iban voceando por las calles, algunos en coche los más a pie, llamando a
la población a que saliera a defender. Así, al repliegue inicial de quienes estaban
en las guardias del bloque se respondió con la presentación de la gente del pueblo
frente a los batallones de la Policía Federal.

“Sonaron disparos por el lado del panteón hacia los que estaban en lucha y, como
supimos después, capturaron a dos maestros y otras 18 personas, miembros de una
familia que estaban excavando una tumba para el entierro de un familiar recién
fallecido. La familia les mostró el permiso que se tramita para hacer el entierro, y
el jefe de los federales simplemente lo hizo pedazos. Así la foto muy conocida de
un camión de la PF con todos ellos amontonados mostraba a quienes querían hacer
pasar como capturados por los bloqueos, más tarde los soltarían en los
intercambios forzados por nosotros.”

Los recuerdos de la represión se atropellan en la voz de Itayetzi. “Una hora


después se escucharon muchos disparos. El bombardeo de gases y la resistencia de
la gente a sus escudos y macanas, no les permitía hacerse de las barricadas y
decidieron abrirse paso con plomo. Cayeron muchos heridos y al llevarlos al
centro de salud, éste estaba cerrado. Pero el personal estaba adentro y daba
servicio sólo a los heridos de la Policía Federal. El cuidado de los heridos se tuvo
que improvisar en la iglesia del pueblo. De los médicos particulares, sólo acudió
uno, horas después ya se estaban sumando jóvenes estudiantes de medicina y otras
personas con algún conocimiento de primeros auxilios.”

El frenesí, las corretizas, el coraje.

Se supo de los tres primeros caídos. Al saber de los



muertos, la indignación popular creció y pasaron de una
actitud de resistencia a pelear por los caídos atrapando a
tres federales, el primero de ellos se salvó de ser
linchado por la intervención de algunos maestros que
calmaron la situación y propusieron que los
mantuvieran como rehenes para los intercambios que
posteriormente se realizaron.”
Así los federales fueron intercambiados por maestros o padres de familia
aprehendidos por los represores.

¿Cómo se defendían los maestros y los pobladores? “Con piedras, con cuetes.
También se les llama cohetones a esos que el iluminan las noches de fiesta. Esta
vez eran nuestra principal herramienta defensiva. Como se hacía en las barricadas
de Oaxaca hace diez años, se introducían en tubos a la hora de prenderlos para
darles más o menos dirección. En las líneas de combate había quienes se
encargaban de dispararlos, pero también quienes tenían que ir por ellos a las
tiendas. Horas después los tenderos los negaban, porque habían sido amenazados
por amigos del gobierno priista. Así que había que ir hasta las poblaciones
cercanas para surtir a nuestros combatientes.”

Cada instante, una experiencia de lucha inimaginable en un pueblo tranquilo como


Nochixtlán. “Otras brigadas se encargaban de recolectar llantas, víveres por las
calles del pueblo y seguían voceando para animar a la población. Llegaron
también contingentes de otras poblaciones, hasta unos del Istmo que se sumaron al
grito de ¡pueblo únete!, unas dos o tres señoras exclamaban nosotros venimos del
Istmo a enseñar a luchar. Apareció un helicóptero dando varias vueltas sobre
nosotros y nos bombardeaban con gases. Estaba haciendo una gran cortina de gas
para que nos impidiera ver a los atacantes y perseguirlos, ya estaban en retirada."

Hechos de TV Azteca ocultó la verdad

Una muestra de su propia, aunque incipiente, organización fue la retención


temporal negociada con los camarógrafos/reporteros de TV Azteca que llegaron
escoltados por dos policías federales. Rememora Itayetzi “Al ver en la tele a Javier
Alatorre lloriquear porque maestros violentos y vándalos ‘asociados a la guerrilla’
les habían secuestrado a sus reporteros y que ‘ya habían denunciado esto ante las
secretarías de Marina y de Defensa nacional’ salí corriendo con una amiga a
verificarlo: los encontramos trabajando cómodamente en un cibercafé, con su
cafecito al lado, la comida la habían rechazado porque “venían muy llenos’, y
posteriormente se les dio alojamiento para pasar la noche.

Los maestros, sabedores de cómo se las gastan estos medios de desinformación,


los grabaron en video, que ya circuló públicamente, poniendo en claro la
negociación. El reportero quiso maniobrar, diciendo a su jefe, vía celular, que la
noticia iba a salir ‘a favor de ellos’, mostrando que en efecto estamos en bandos
opuestos, pero la misma gente le recalcó que no sería así, que queríamos que se
publicara la verdad. Al parecer el programa Hechos no sacó nada, como era de
esperarse.”

“Después del ataque, a organizarnos como un pueblo nuevo”

Tras la masacre, el presidente municipal no volvió. Es señalado por el pueblo


como uno de los responsables del asesinato de manifestantes. De sus familiares,
sus amigos, sus vecinos.

El miedo, la indignación, el coraje, el descubrimiento de una fuerza nueva que no


sabían que tenían. Se suceden las palabras de Itayetzi “Acontecimientos tan duros
como el que vivimos, seguro que cambia la actitud de la gente. Primero a la
defensiva, la organización espontánea para resistir en la “línea de combate” y
socorriendo a los heridos, haciendo comida y repartiéndola, comprando cuetes y
distribuyéndolos, hubo quien se llevó a un grupo de niños hasta un pueblo
cercano, Sinaxtla, para brindarles protección evadiendo a los federales que
intentaron usarlos como rehenes, y se iban integrando comisiones de información
y seguridad.
Desde el sábado por la tarde quedó cerrado el palacio municipal, Daniel Cuevas se
dio a la fuga, también se retiraron la policía municipal y la de tránsito. De ésta
aparecieron dos elementos un par de días después, pero fueron corridos al grito
de ¡asesinos! por el pueblo.

Fue hasta el día 23 que se organizó una primera Asamblea General, para darle
formalidad a algunas tareas que se vienen organizando. Aparte de la comisión que
fue a la capital del país a entrevistarse con Gobernación, hay una comisión aún no
bien definida pero que se encargaría de llevar al Congreso estatal el reclamo del
pueblo, con las firmas de todos, exigiendo la renuncia del Presidente Municipal y
su Cabildo. Exigiendo además que se eliminen los recursos estatales asignados a
ellos y que estos pasen a manos del pueblo.

También se entrevistaron con el encargado de Salud Estatal, para notificarle que


no querían que volviera el personal que les dio la espalda porque habían
traicionado al pueblo y que los reemplazara. El viernes 1 de julio, hicieron un acto
para dar cuenta de las actividades realizadas. Algo que nunca se había hecho bajo
los gobiernos del PRI.”
Paramos el relato. Queremos entender, dimensionar cómo se organiza el pueblo de
Nochixtlán. Con paciencia, Itayetzi nos explica

“ Se eligieron inicialmente dos representantes por cada


uno de los cuatro barrios del pueblo -el día 24 se realizó
una asamblea por barrio-, a los cuales se han ido
integrando más personas para ir llevando a cabo las
tareas más apremiantes: garantizar la recuperación de
los heridos y su seguridad. La lista de aproximadamente
150 es reservada y los caídos suman ocho.”
El dolor por los caídos rueda, pesado, sin lágrimas. “En los primeros momentos de
esta nueva situación, al ver el cadáver de uno de los caídos y el recorrido de
entrada y salida muchos pobladores se dieron cuenta de que les habían disparado
desde lo alto y así, muy indignados, fueron a revisar los dos hoteles que están por
el lugar donde silbaron las balas. En uno, el dueño los dejó pasar. No tenía nada
que ocultar. Pero al ir a averiguar al otro hotel, el Juquilita, lo encontraron cerrado
y lo incendiaron. Se habían enterado que allí había estado un contingente de
policías federales que fueron llegando semi-escondidos en los “taxis azules” que
regentea el PRI. También incendiaron el rancho del presidente municipal al
generalizarse la noticia de que ahí había pernoctado la Policía Federal.”

La lucha sigue

La lucha contra la reforma educativa continúa. Nos dice Itayetzi “Hay que seguir
organizando el apoyo a los maestros y no sólo Nochixtlán asume esta tarea,
representantes de otros pueblos cercanos están llegando para sumarse. Tal vez aún
no estamos bien conscientes de cómo somos ahora actores de nuestra propia
historia, muchos hacemos las cosas y en la cabeza todavía tenemos la idea de que
algún presidente municipal vendrá con todo y su cabildo. Pero, ¡ya estamos
comenzando a hacer sus tareas! Ojalá pronto nos demos cuenta que no los
necesitamos a ellos ni sus partidos”. Claro: porque no son parte del pueblo
trabajador.

La hora de la sonrisa y el orgullo de la experiencia vivida asoman en la voz de


Itayetzi “¿Y si regresaran?, los enjuiciaremos y castigaremos nos dirá cualquiera
de nuestros vecinos. Hoy mismo, se demanda la renuncia de Daniel Cuevas. Y que
los fondos que recibe el municipio por parte del gobierno estatal y su salario, y el
de los que integran el Cabildo, pase a manos de la asamblea de Nochixtlán. Ese
dinero es del pueblo y se necesita para pagar los salarios de los trabajadores, para
garantizar los servicios básicos, y que maestros y pobladores que los apoyan
cuenten con todo lo que necesitan.

La exigencia entre los pobladores de que todas las casas del presidente le sean
expropiadas en provecho de la comunidad…imaginémosla a nivel de todo el país:
es como si todos exigiéramos ¡que Enrique Peña Nieto sea expropiado de ‘su’
Casa Blanca!”.

Algo nuevo está pasando. En Nochixtlán el pueblo está


tomando en sus manos su destino. Buscan cómo atender
a sus heridos, a las familias de los caídos, garantizar la
seguridad del pueblo, sumar fuerzas a la lucha contra la
reforma educativa y por justicia para los manifestantes
asesinados. Están dando pasos hacia gobernarse a sí
mismos.
Una luz se ha encendido en la Sierra Mixteca. Que Nochixtlán, y todos los que
luchan en el país, nos sigan dando muchas lecciones como las que acabamos de
presenciar, imprescindibles para derrotar los planes de los poderosos, de los
gobiernos al servicio de las grandes trasnacionales y de las mineras extranjeras,
que medran por todo Oaxaca y el resto del país.

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