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SENTENCIA DEL 16 DE OCTUBRE DE 2019, NÚM.

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Sentencia impugnada: Cámara Penal de la Corte de Apelación de San Pedro de Macorís, del 21 de diciembre de 2018.

Materia: Penal.

Recurrente: Jorge Alexander Jazmín Pérez.

Abogado: Lic. Wilson Santana.

Dios, Patria y Libertad

República Dominicana
En nombre de la República, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia, regularmente constituida por los
jueces Fran Euclides Soto Sánchez, en funciones de presidente; María G. Garabito Ramírez y Francisco Antonio
Ortega Polanco, asistidos del secretario de estrado, en la Sala donde celebra sus audiencias, en la ciudad de Santo
Domingo de Guzmán, Distrito Nacional, hoy 16 de octubre de 2019, años 176° de la Independencia y 157° de la
Restauración, dicta en audiencia pública, como Corte de Casación, la siguiente sentencia:
Sobre el recurso de casación interpuesto por Jorge Alexander Jazmín Pérez, dominicano, mayor de edad,
soltero, portador de la cédula de identidad y electoral núm. 026-0110969-3, domiciliado y residente en la calle
Pedro A. Lluberes, al lado de la Gran Manzana, sector La Aviación, La Romana, imputado; contra la sentencia núm.
334-2018-SSEN-738, dictada por la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de San Pedro
de Macorís el 21 de diciembre de 2018, cuyo dispositivo se copia más adelante;
Oído al juez presidente dejar abierta la audiencia para el debate del recurso de casación y ordenar al alguacil el
llamado de las partes;
Oído al alguacil de turno en la lectura del rol;
Oído a Jorge Alexander Jazmín Pérez, exponer sus generales, parte imputada y recurrente en el presente
proceso;
Oído al Lcdo. Wilson Santana, en representación del recurrente Jorge Alexander Jazmín Pérez, en sus
conclusiones;
Oído el dictamen del Procurador adjunto al Procurador General de la República, Lcdo. Carlos Catillo Díaz;
Visto el escrito motivado suscrito por el Lcdo. Wilson Santana José, en representación del recurrente Jorge
Alexander Jazmín Pérez, depositado el 17 de enero de 2019 en la secretaría de la Corte a qua, mediante el cual
interpone su recurso de casación;
Visto la solicitud de extinción de la acción penal por vencimiento del plazo máximo de duración del proceso,
suscrita por el Lcdo. Wilson Santana José, en representación del recurrente Jorge Alexander Jazmín Pérez,
depositado el 21 de junio de 2019 en la secretaría de esta Suprema Corte de Justicia;
Visto la resolución de esta Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia el 25 de abril de 2019, en la cual
declaró admisible el indicado recurso de casación, y fijó audiencia para conocerlo el día 3 de julio de 2019;
Visto la Ley núm. 25 de 1991, modificada por las Leyes núms. 156 de 1997 y 242 de 2011;
La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia después de haber deliberado y, visto la Constitución de la
República; los Tratados Internacionales de Derechos Humanos de los cuales la República Dominicana es signataria;
las decisiones dictadas en materia constitucional; la Sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos;
los artículos 70, 246, 393, 394, 399, 400, 418, 419, 420, 423, 425, 426 y 427 del Código Procesal Penal, modificado
por la Ley núm. 10-15 del 10 de febrero de 2015; 4 literal D, 5 literal A y 75 párrafo II de la Ley 50-88; y las
resoluciones núms. 3869-2006 y 2802-2009, dictadas por la Suprema Corte de Justicia el 21 de diciembre de 2006 y
el 25 de septiembre de 2009, respectivamente;
La presente sentencia fue votada en primer término por la magistrada María G. Garabito Ramírez, a cuyo voto
se adhirieron los magistrados, Fran Euclides Soto Sánchez y Francisco Antonio Ortega Polanco;
Considerando, que en la decisión impugnada y en los documentos que en ella se refieren, son hechos
constantes los siguientes:
el 11 de agosto de 2011, el Procurador Fiscal del Distrito Judicial de La Romana presentó formal acusación
contra el imputado Jorge Alexander Jazmín Pérez, por presunta violación a los artículos 4 literal D, 5 literal A y 75
párrafo II de la Ley 50-88;
el 7 de agosto de 2012, el Juzgado de la Instrucción del Distrito Judicial de La Romana emitió la resolución núm.
141-2012, mediante la cual admitió de manera total la acusación presentada por el Ministerio Público, y ordenó
auto de apertura a juicio para que el imputado Jorge Alexander Jazmín Pérez sea juzgado por presunta violación a
los artículos 4 literal D, 5 literal A y 75 párrafo II de la Ley 50-88;
en virtud de la indicada resolución resultó apoderado el Tribunal Colegiado de la Cámara Penal del Juzgado de
Primera Instancia del Distrito
Judicial de La Romana, el cual dictó sentencia núm. 09/2013, el 24 de enero de 2013, cuya parte dispositiva
copiada textualmente, expresa lo siguiente:
“Primero: Se declara al nombrado Jorge Alexander Jazmín Pérez, dominicano, soltero de 27 años de edad,
albañil, titular de la cédula de identidad y electoral número 026-0110969-3, domiciliado y residente en la casa núm.
Pedro A. Lluberes, al lado de la Gran Manzana, del sector La Aviación, culpable del crimen de tráfico ilícito de
sustancias controladas, contemplado en las disposiciones contenidas en los artículos 4-D, 5-A y 75 párrafo II de la
Ley 50-88 en perjuicio del Estado Dominicano; en consecuencia se le condena a cumplir la pena de cinco (5) años de
prisión y al pago de una multa de cincuenta mil pesos (RD$50,000.00). Segundo: Se condena al imputado Jorge
Alexander Jazmin Pérez al pago de de las costas penales del proceso. Tercero: Se ordena la destrucción e
incineración de la droga que figura descrita en el Certificado de Análisis Químico Forense, que reposa en el
proceso”;
con motivo del recurso de apelación interpuesto por el imputado Jorge Alexander Jazmín Pérez, intervino la
decisión ahora impugnada, dictada por la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de San
Pedro de Macorís, en fecha 21 de diciembre de 2018, cuyo dispositivo copiado textualmente, establece lo
siguiente:
“PRIMERO: En cuanto al fondo, rechaza el recurso de apelación interpuesto en fecha nueve (09) del mes de
agosto
del año 2018, suscrito por el Licdo. Wilson Santana José, abogado de los Tribunales de la República, actuando
a nombre y representación del imputado Jorge Alexander Jazmín Pérez, contra la sentencia núm. 9/2013, de fecha
veinticuatro (24) del mes de enero del año 2013, dictada por el Tribunal Colegiado de la Cámara Penal del Juzgado
de Primera Instancia del Distrito Judicial de La Romana, cuyo dispositivo aparece copiado en parte anterior de la
presente sentencia. SEGUNDO: Confirma en todas sus partes la sentencia recurrida. TERCERO: Condena a la parte
recurrente al pago de las costas, por no haber prosperado su recurso”;
Solicitud de extinción de la acción penal:
Considerando, que antes de avocarnos al conocimiento del recurso de casación que nos ocupa, es necesario
referirnos a la solicitud de declaratoria de extinción de la acción penal por vencimiento del plazo máximo de
duración del proceso formulada por el recurrente a través de su defensa técnica, mediante instancia recibida en la
secretaría de esta Suprema Corte de Justicia en fecha 21 de junio de 2019, la que de manera resumida se
fundamenta en lo siguiente:
“A que fue arrestado en fecha 15 de febrero de 2011 y sometido a la acción de la justicia por supuestamente
violación a los artículos 4-D, 5-A y 75 párrafo II de la Ley 50-88 sobre Drogas y Sustancias controladas en la
República Dominicana. El 7 de agosto de 2011 mediante Auto No. 141-2012, fue ordenada
apertura a juicio del proceso seguido en su contra. El 24 de enero de 2013, fue conocido el juicio de fondo, por
lo que el Tribunal Colegiado de la Cámara Penal del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de La
Romana, emitió la sentencia condenatoria núm. 9/2013. A que dicha sentencia fue notificada al ministerio público
el 21 de febrero 2017. A que en fecha 6 de junio de 2018 fue solicitada mediante instancia a la secretaria del
Tribunal Colegiado, una certificación donde se hizo constar que dicha sentencia no ha sido notificada al imputado,
ni a su defensa. A que no fue sino, hasta el día 7 agosto de 2018, que fue notificada al señor Jorge Alexander
Jazmín, por diligencias realizadas por sí mismo, lo que lo coloca en un estado indefensión permanente y un limbo
jurídico que lo ha mantenido hasta la fecha, ya que no puede ejercer ninguna actividad laboral, ni económica
porque se encuentra fichado por un proceso, que apenas cursa la primera etapa como lo es la primera instancia, y
ya va a cumplir 8 años desde su inicio. A que un día posterior a la notificación procedió a ejercer su derecho a
recurrir, con el fin de que le sea conocido su proceso con celeridad, ya que necesita que se haga justicia ante el
abuso que el mismo ha sufrido. A que la Corte procedió a fijar audiencia para el día 23 de octubre de 2018, siendo
conocido el fondo del proceso ese mismo día, reservándose dicha Corte el fallo y la lectura para el 21 de diciembre,
es decir 2 meses del conocimiento del recurso, transcurriendo desde el depósito hasta el fallo y lectura íntegra de la
sentencia 4 meses. A que los jueces que han conocido el referido proceso han violentado la norma, en razón del
plazo en que deben de emitir sus sentencias, para luego ser notificada al imputado y que este pueda ejercer el
derecho al recurso que constitucionalmente le corresponde, transcurriendo el plazo máximo de todo proceso, de
acuerdo a lo que establece la norma. A que el ciudadano Jorge Alexander Jazmín Pérez, le ha sido
vulnerado el debido proceso de ley y la tutela judicial efectiva, al no conocerse su proceso de forma definitiva,
tomando en cuenta la celeridad en que deben ser conocidos los procesos para definir su estatus jurídico.”;
Considerando, que en lo que respecta al indicado pedimento, es preciso dejar por establecido que lo
concerniente al plazo razonable significa que toda persona tiene derecho a ser juzgada en un plazo prudencial y a
que se resuelva de forma definitiva la imputación que recae sobre ella, reconociéndosele tanto al imputado como
a la víctima, el derecho de presentar acción o recurso, conforme lo establece el Código Procesal Penal, frente a la
inacción de la autoridad; principio refrendado en nuestra Carta Magna, en su artículo 69, sobre la tutela judicial
efectiva y el debido proceso;
Considerando, que una de las principales motivaciones que llevaron al legislador a prever la extinción del
proceso penal a razón de su prolongación en el tiempo fue evitar atropellos, abusos y prisiones preventivas
interminables originadas por las tardanzas en los trámites procesales, al mismo tiempo vencer la inercia de los
tribunales penales para el pronunciamiento de sentencias definitivas o la notificación de las mismas, como garantía
de los derechos de los justiciables, uno de los cuales lo constituye la administración oportuna de justicia;
Considerando, que el “plazo razonable”, es reconocido por la normativa procesal penal vigente como una de las
prerrogativas de que gozan las partes involucradas en un proceso penal, cuando en su artículo 8, dispone: “Plazo
razonable. Toda persona tiene derecho a ser juzgada en un plazo razonable y a que se resuelva en forma definitiva
acerca de la sospecha que recae sobre ella. Se reconoce al imputado y a la víctima el derecho a presentar acción o
recurso, conforme lo establece este código, frente a la inacción de la autoridad”;
Considerando, que asimismo y bajo las normas legales anteriormente citadas esta Suprema Corte de Justicia
dictó en fecha 25 de septiembre de 2009, la resolución núm. 2802-09, la cual estatuyó sobre la duración máxima
del proceso, estableciendo lo siguiente: “Declara que la extinción de la acción penal por haber transcurrido el
tiempo máximo de duración del proceso se impone sólo cuando la actividad procesal haya discurrido sin el
planteamiento reiterado, de parte del imputado, de incidentes y pedimentos que tiendan a dilatar el
desenvolvimiento de las fases preparatorias o de juicio, correspondiendo en cada caso al Tribunal apoderado
evaluar en consecuencia la actuación del imputado.”;
Considerando, que en ese orden, el Tribunal Constitucional dominicano en su sentencia TC/0394/18 ha
establecido que:
“ existe una dilación justificada a cargo de los jueces y representante del Ministerio Público cuando la demora
judicial se da por una circunstancia ajena a ellos, producida por el cúmulo de trabajo, por la complejidad misma del
caso o por la existencia de un problema estructural dentro del sistema judicial. En relación con ello la Corte
Constitucional de Colombia ha indicado en su Sentencia T-230/13 que: “La jurisprudencia ha señalado que,
atendiendo la realidad del país, en la gran mayoría de casos el incumplimiento de los términos procesales no es
imputable al actuar de los funcionarios judiciales. Así, por ejemplo, existen procesos en los cuales su complejidad
requiere de un mayor tiempo del establecido en las normas y en la Constitución para su estudio, para valorar
pruebas o para analizar la normatividad existente. Por ello, la jurisprudencia ha destacado que cuando la tardanza
no es imputable al actuar del juez o cuando existe una justificación que explique el retardo, no se entienden
vulnerados los derechos al debido proceso y al acceso a la administración de justicia. En este sentido, en la
Sentencia T-803 de 2012, luego de hacer un extenso recuento jurisprudencial sobre la materia, esta Corporación
concluyó que el incumplimiento de los términos se encuentra justificado (i) cuando es producto de la complejidad
del asunto y dentro del proceso se demuestra la diligencia razonable del operador judicial; (ii) cuando se constata
que efectivamente existen problemas estructurales en la administración de justicia que generan un exceso de carga
laboral o de congestión judicial; o (iii) cuando se acreditan otras circunstancias imprevisibles o ineludibles que
impiden la resolución de la controversia en el plazo previsto en la ley. Por el contrario, en los términos de la misma
providencia, se está ante un caso de dilación injustificada, cuando se acredita que el funcionario judicial no ha sido
diligente y que su
comportamiento es el resultado de una omisión en el cumplimiento de sus funciones” ;
Considerando, que por tratarse de un caso que inició previo a la promulgación de la Ley núm. 10-15, del 10 de
febrero de 2015, que hace diversas modificaciones a nuestro Código Procesal Penal, el plazo a observar es el que
se encontraba en el artículo 148 del Código Procesal Penal, que disponía que la duración máxima de todo proceso
era de tres (3) años. Que el citado texto legal, además de establecer el referido plazo, señala la consecuencia en
caso de sobrepasar el mismo, cuando en el artículo 149 dispone que, vencido el plazo previsto, los jueces, de oficio
o a petición de parte, declaran extinguida la acción penal;
Considerando, que de la ponderación del discurrir del proceso que nos ocupa, en consonancia con las
disposiciones constitucionales y legales a las que hemos hecho referencia, se revela que el mismo inició con el
arresto del solicitante, Jorge Alexander Jazmín Pérez, mediante allanamiento realizado en su residencia en fecha 5
de febrero de 2011, actuación que dio inicio al cómputo del indicado plazo;
Considerando, que identificado el punto de partida para el cálculo del tiempo recorrido por el proceso de que
se trata, esta Segunda Sala procede a verificar la procedencia o no de la solicitud, siendo oportuno establecer que
desde la presentación de la acusación en fecha 11 de agosto del año 2011, hasta el pronunciamiento de la
sentencia condenatoria el 24 de enero de 2013, tanto en la etapa preparatoria como en la de juicio se suscitaron
varios aplazamientos, algunos de ellos a causa del imputado, otros por el ministerio público y por situaciones
propias del tribunal relacionadas a su conformación; causas dilatorias que no constituyen una falta que pueda ser
atribuida a las partes del proceso o a los actores judiciales envueltos en el mismo; máxime cuando se evidencia
que estos aplazamientos se hicieron a los fines de garantizar la tutela de los derechos de las partes involucradas en
el proceso, garantías que le asisten por mandato de la Constitución y la ley;
Considerando, que no obstante lo anterior, un aspecto a considerar es que para el día en que se conoció el
fondo del caso, es decir el 24 de enero del 2013, estuvieron presentes el imputado y su defensor, quedando
citados por decisión in voce para la lectura íntegra de la sentencia, sin que exista en el expediente constancia de su
comparecencia a esos fines, y no es sino hasta el 7 de agosto del 2018, cuando se presenta por ante la secretaría
para recibir la notificación de la decisión que el tribunal de juicio había adoptado en la audiencia a la que asistieron
en el año 2013, es decir cinco años después;
Considerando, que, así las cosas, a pesar de que la secretaria del tribunal estaba en el deber de notificar la
decisión a las partes, no se verifica
en la glosa procesal, que el recurrente o su defensa técnica hayan hecho uso de los medios que la ley le
confiere para actuar en situaciones de esta naturaleza, ni aportó evidencia alguna que lo demuestre; de lo cual se
advierte que actuó de manera negligente, incurriendo en una actitud desleal prevaleciéndose de su propia falta,
toda vez que teniendo conocimiento de que en el año 2013 se había pronunciado una sentencia condenatoria en
su contra no realizó acción alguna a los fines de hacerse notificar, pretendiendo acreditar al tribunal de juicio
dilaciones infundadas, convirtiéndose tal actuación en una maniobra dilatoria que injustificadamente retrasó el
proceso;
Considerando, que, tal como ha sido precisado antes, y en aplicación de los textos legales, criterios
constitucionales y jurisprudenciales transcritos, la extinción de la acción penal por haber transcurrido el tiempo
máximo de duración del proceso se impone solo cuando la actividad procesal ha discurrido sin el planteamiento
por parte del imputado de incidentes, acciones u omisiones que tiendan a dilatar el desenvolvimiento normal de
las fases preparatorias o de juicio; de ahí que, no todo proceso que exceda del plazo de duración máxima prevista
por la norma, vulnera el juzgamiento del plazo razonable, sino únicamente cuando resulta evidente la indebida
dilación de la causa; circunstancia que no se verifica en el caso en cuestión, tal
y como hemos establecido en parte anterior de la presente decisión, resultando improcedente la aplicación
del artículo 148 del Código Procesal Penal; lo que trae como consecuencia el rechazo de la solicitud de extinción
incoada, sin tener que hacerlo constar en la parte dispositiva de esta sentencia;
Recurso de casación:
Considerando, que la parte recurrente Jorge Alexander Jazmín Pérez, propone contra la sentencia impugnada,
los siguientes medios de casación:
“Primer motivo: La sentencia de la Corte de Apelación es contradictoria con un fallo emitido por la Suprema
Corte de Justicia. Segundo motivo: Sentencia manifiestamente infundada”;
Considerando, que en el desarrollo del primer medio de casación propuesto, el recurrente alega, en síntesis, lo
siguiente:
“A que en el párrafo III de la página 4, la Corte a qua establece lo siguiente: “Considerando que esta Corte luego
de ponderar la solicitud de extinción de la acción penal por el vencimiento del plazo máximo de duración del
proceso, interpuesto por el abogado que representa al imputado en cuestión, ha podido comprobar que el mismo
solo se limita a establecer dicho vencimiento del plazo sin observar la incidencia dilatoria del imputado en el
referido proceso, lo que implica que nadie puede beneficiarse de su propia
falta, situaciones que fueron explicadas correctamente por el tribunal a quo, quien le dio cumplimiento a lo
que rige la norma procesal penal, por tales motivos se rechaza la solicitud promovida por el hoy recurrente, sin la
necesidad de hacerlo constar en el dispositivo de la presente audiencia”. Que en el presente caso se ha incurrido en
omisiones, imprecisiones y contradicciones que impiden un juzgamiento eficaz, a través de la valoración de las
pruebas las cuales en su mayoría han sido recogidas con inobservancia de la norma; y sobre todo siendo contrarias
a la jurisprudencia emanada por la Suprema Corte de Justicia. A que no fue sino, hasta el día 07 de agosto del 2018,
que le fue notificada dicha sentencia al señor Jorge Alexander Jazmín Pérez, por diligencias realizadas por este
mismo. El cual se dirigió a la secretaría del tribunal a quo, ya que nunca le fue notificada en su domicilio ni su
persona, lo que coloca al señor Jorge Alexander Jazmín Pérez, en un estado de indefensión permanente y un limbo
jurídico que lo ha mantenido hasta la fecha, ya que este no puede ejercer ninguna actividad laboral, ni económica
porque se encuentra fichado por un proceso, que apenas cursa la primera etapa como lo es la primera instancia, y
ya va a cumplir 8 años desde su inicio. A que los jueces han violentado el artículo 355 del Código Procesal Penal, así
como el plazo en que deben emitir la referida sentencia, para luego ser notificada al imputado y que este pueda
ejercer el derecho al recurso que constitucionalmente le corresponde, lo que se vio cercenado ya que nunca la
habían notificado dicha sentencia, y sin esta no podía recurrir la misma. Transcurriendo el plazo máximo de todo
proceso, de acuerdo a lo que establece la norma. A que el ciudadano Jorge Alexander Jazmín Pérez le ha sido
vulnerado el debido proceso de ley la tutela judicial efectiva, al no conocerse su proceso de forma definitiva,
tomando en cuenta la celeridad en que deben ser conocidos los procesos para definir su
estatus jurídico. A que superada la primera instancia y el tribunal de fondo haberse desapoderado a raíz de la
evacuación de la sentencia 9/2013, la Corte de Apelación se encontraba en facultad de conocer y decidir a favor del
imputado sobre la extinción de la acción penal (ver artículo 71 del Código Procesal Penal);
Considerando, que, como se puede observar, el recurrente fundamenta su primer medio casacional en los
mismos argumentos contenidos en la instancia de solicitud de extinción de la acción penal por vencimiento del
plazo máximo de duración del proceso, los cuales fueron debidamente ponderados por esta Sala de la Suprema
Corte de Justicia conforme se hizo constar en otra parte de la presente decisión, por lo que haciendo acopio de las
referidas justificaciones procede rechazar el primer medio invocado por el recurrente Jorge Alexander Jazmín
Pérez;
Considerando, que en el segundo medio invocado por el recurrente en su memorial de agravios, alega, en
síntesis, lo siguiente:
“La Corte a qua hace una errónea valoración de las pruebas y de los motivos que fundamentan el recurso de
apelación, lo que se traduce en una falta grave, ya que su sentencia deviene en infundada e incluso sin motivación
alguna, toda vez que no especifica el por qué luego de analizados los medios no procede dicho recurso, explicando
uno por uno sobre su negativa. A que la Corte deja en un limbo los medios de prueba aportados por la parte
recurrente, sin darle valor alguno, refiriéndose a que el
recurrente no depositó ningún medio de prueba para fundamentar su decisión, tales como: certificación de
fecha 08/06/2018, seis (6) actas de audiencia, sentencia núm. 09/2013. A que la Corte más allá de obviar muchas
cosas y no fundamenta su decisión explicando los motivos reales de su rechazo al fondo de lo solicitado por la parte
recurrente, incurre en la falta de motivación de la sentencia, lo que se traduce en violación al principio fundamental
que debe velar en toda actuación de los jueces y del sistema judicial en general, “principio de legalidad”. A que el
tribunal a quo hace una valoración genérica de los hechos y pruebas presentadas en el juicio, y más allá diciendo
que ante la Corte no fue presentado ningún elemento de prueba para el recurrente sustentar su recurso, ni mucho
menos para computar el plazo máximo del vencimiento del proceso, ya que el mismo supera los 8 años, sino que en
el cuerpo de la presente sentencia, simplemente establece de forma general la norma legal en que dice sustentar su
mal llamada decisión. A que es evidente que el tribunal a quo no expresa apropiadamente los fundamentos de su
decisión, una falta grave, motivo por el cual debe ser acogido en todas sus partes.”;
Considerando, que del examen y ponderación de la sentencia recurrida se comprueba que los jueces de alzada
estimaron procedente referirse de forma conjunta a los vicios invocados por el recurrente, haciendo constar, entre
otras cosas, lo siguiente: “5.- Que esta Corte luego de haber analizado cada uno de los medios presentado en el
presente recurso de apelación, así como del análisis de la sentencia recurrida, considera que los motivos
presentado por la parte recurrente deben ser rechazados, toda vez que la pena impuesta por el Tribunal a quo, fue
sobre la base de elementos probatorios que fueron obtenidos, valorados e
incorporados al juicio conforme a las reglas procesales y constitucionales. 6.- De igual manera, las motivaciones
y razonamientos que ofrece el Tribunal a-quo para imponer la pena al imputado, está justificada en cada uno de los
considerandos que fundamentan el Tribunal a quo en su decisión, en ese sentido, esta Corte no ha observado
ningún vicio que haya dejado al imputado en estado de indefensión, ni mucho menos que la decisión emanada este
carente de motivación. 7.- Asimismo, esta Corte no ha observado ninguna falta de estatuir por parte del Tribunal a
quo, ya que se ha podido comprobar que todos los pedimentos planteados por las partes fueron oportunamente
respondidos, por lo que se rechazan dichos medios esgrimidos por las partes recurrentes y confirma en todas sus
partes la decisión recurrida, sobre la base de que dicha sentencia no ha generado ningún tipo de agravio a los
derechos constitucionales ni procesales del imputado.” (Páginas 5 y 6 de la sentencia recurrida);
Considerando, que de la actuación descrita precedentemente, así como de los medios de impugnación
invocados por el imputado a través de su recurso de apelación, no se evidencia coincidencia en sus reclamos que
pudieran permitir el examen en la forma en que lo hizo la alzada, refiriéndose a cuestiones que ni siquiera fueron
invocadas, como es el caso de la pena; faltando a su obligación de responder a todo lo planteado por las partes, ya
que, tal y como lo habíamos indicados, el recurrente se refirió de forma específica a determinados aspectos de la
sentencia emitida por el tribunal de primer grado sobre los cuales la Corte a qua no se pronunció, según se
comprueba de la transcripción de los considerandos en los que fundamentó su decisión de rechazar el recurso de
apelación;
Considerando, que, de esta forma, se revela que el tribunal de alzada al no ponderar, conforme al debido
proceso, los motivos en los cuales se sustentaban el recurso de apelación del que estuvo apoderada, incurrió en el
vicio invocado por el recurrente, ya que correspondía realizar un análisis concreto y separado de los mismos,
situación que le ocasionó un perjuicio, debido a que la acción de la alzada no satisface el requerimiento de una
tutela judicial efectiva;
Considerando, que en ese tenor, la normativa procesal vigente impone a los jueces la exigencia de
pronunciarse en cuanto a todo lo planteado por las partes, como garantía del acceso de los ciudadanos a una
administración de justicia oportuna, justa, transparente y razonable; así como a la prevención de la arbitrariedad
en la toma de decisiones, las cuales deben contener una motivación suficiente y coherente, que le permita a esta
jurisdicción casacional determinar si se realizó una correcta aplicación de la ley y el derecho, lo que no ha ocurrido
en la especie;
Considerando, que al verificarse la existencia del vicio invocado procede declarar con lugar el indicado recurso,
casar la sentencia impugnada, y en consecuencia enviar el proceso por ante la Corte de Apelación del
Departamento Judicial de Santo Pedro de Macorís, para que con una composición distinta a la que emitió la
sentencia objeto de examen, realice una nueva valoración de los méritos del recurso de apelación presentado por
el imputado Jorge Alexander Jazmín Pérez;
Considerando, que el artículo 246 del Código Procesal Penal dispone: “Imposición. Toda decisión que pone fin a
la persecución penal, la archive, o resuelva alguna cuestión incidental, se pronuncia sobre las costas procesales.
Las costas son impuestas a la parte vencida, salvo que el tribunal halle razón suficiente para eximirla total o
parcialmente”; cuando como en la especie la sentencia es casada por inobservancia de reglas procesales cuyo
cumplimiento esté a cargo de los jueces, procede que las costas sean compensadas;
Por tales motivos, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia,

FALLA:
Primero: Declara con lugar el recurso de casación interpuesto por Jorge Alexander Jazmín Pérez, contra la
sentencia núm. 334-2018-SSEN-738, dictada por la Corte de Apelación del Departamento Judicial de San
Pedro de Macorís el 21 de diciembre de 2018, en consecuencia, casa dicha sentencia;
Segundo: Ordena el envío del presente proceso por ante la Corte de Apelación del Departamento Judicial de
San Pedro de Macorís, a los fines de que con una composición distinta a la que emitió la sentencia recurrida realice
una nueva valoración de los méritos del recurso de apelación de referencia;
Tercero: Compensa las costas;
Cuarto: Ordena que la presente sentencia sea notificada a las partes.
Firmado: Fran Euclides Soto Sánchez, María G. Garabito Ramírez y Francisco Antonio Ortega Polanco. César José
García Lucas. Secretario General.
La presente sentencia ha sido dada y firmada por los señores Jueces que figuran en su encabezamiento, en la
audiencia pública del día, mes y año en él expresados, y fue firmada, leída y publicada por mí, Secretario General,
que certifico.
www.poderjudici

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