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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL

DE LOS LLANOS CENTRALES “RÓMULO GALLEGOS”


ÁREA DE CIENCIAS POLÍTICAS Y JURÍDICAS
PROGRAMA MUNICIPALIZADO DE FORMACIÓN EN DERECHO
LAPSO ACADÉMICO 2.023

Obligaciones II
Acción Resolutoria – Teoría de los Riesgos – Exceptio non Adimpleti Contratus (Excepción de
Contrato no Cumplido) – La Estipulación a favor de Terceros.

Docente: Discente:
Abg. Daniel Montoya Carlos H. Melchort S. V-12.993.659 0426-913.86.90
Yorselin T. Bermudez O. V-12.841.094 0414-456.03.75
Victor R. Di Mattia R. V-14.610.712 0414-103.73.28
Ana L. López V-13.426.535 0412-148.89.29
4to Año Sección 10
Mayo 2.023
Índice

Acción Resolutoria
Resolución Convencional............................................................................................................ 3
Resolución de Pleno Derecho ..................................................................................................... 3
Diferencias con la Nulidad de los Contratos ................................................................................ 4
Diferencias con la Rescisión........................................................................................................ 4
Diferencias con la Disolución ...................................................................................................... 5
Diferencias con la Revocación .................................................................................................... 5
Condiciones
Contrato Bilateral ................................................................................................................... 6
Obligación por la Parte Demandada ....................................................................................... 6
Proceder de buena fe.............................................................................................................. 6
Juez Decrete la Resolución ...................................................................................................... 6
No es Subsidaría ..................................................................................................................... 6
Mora del Deudor .................................................................................................................... 7
Posibilidad de la Resolución Parcial del Contrato ........................................................................ 7
Personas que pueden pedir la Acción Resolutoria ...................................................................... 7
Efectos
Entre las Partes – Efectos liberatorios..................................................................................... 7
Entre las Partes – Efectos restitutorios ................................................................................... 7
Entre las Partes – Daños y Perjuicios ...................................................................................... 7
Respecto a Tercero ................................................................................................................. 8
Cosa Juzgada.......................................................................................................................... 8
Teoría de los Riesgos ..................................................................................................................... 8
Exceptio non Adimpleti Contratus (Excepción de Contrato no Cumplido)
Maduro Luyano .......................................................................................................................... 9
Ossorio ...................................................................................................................................... 9
La Estipulación a favor de Terceros
Primera Consecuencia .............................................................................................................. 10
Segunda Consecuencia ............................................................................................................. 10
Tercera Consecuencia .............................................................................................................. 11
Cuarta y Última Consecuencia .................................................................................................. 11
Disposición Legal ...................................................................................................................... 12
La Aceptación........................................................................................................................... 12
Concepto ................................................................................................................................. 13
Personas que pueden aceptar .................................................................................................. 15
Revocatoria de la Estipulación .................................................................................................. 15
Naturaleza ............................................................................................................................... 15
Personas que pueden Revocarla............................................................................................... 15
Oportunidad ............................................................................................................................ 15
Efectos ..................................................................................................................................... 15
Beneficios de la Estipulación .................................................................................................... 16
Análisis de las relaciones entre las diferentes personas que intervienen en la Estipulación....... 16

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Acción Resolutoria – Teoría de los Riesgos – Exceptio non Adimpleti Contratus (Excepción de Contrato no Cumplido)
– La Estipulación a favor de Terceros.
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Acción Resolutoria
La Acción Resolutoria, es la facultad que tiene una de las partes en un contrato
bilateral, de pedir la terminación del mismo y en consecuencia, ser liberada de su
obligación; si la otra parte no cumple a su vez con la suya; y pedir la restitución de las
prestaciones que hubiere cumplido. Esta Acción se encuentra establecido en el artículo 1167
del Código Civil Venezolano, consagra la acción resolutoria al disponer: “En el contrato
bilateral, si una de las partes no ejecuta la obligación, la otra puede a su elección reclamar
judicialmente la ejecución del contrato o la resolución del mismo, con los daños y perjuicios en
ambos casos si hubiere lugar a ello”.

Pare ello, podemos encontrar que la Acción Resolutoria se clasifican en:

a) Resolución Convencional: No siendo una materia en la cual está interesado el


orden público, las partes pueden estipular libremente las causas de resolución y sus
consecuencias, salvo en ciertos contratos en que la ley limita, restringe o regula la acción
resolutoria. Las partes pueden limitarse a determinar causas específicas de incumplimiento
(falta de cumplimiento dentro de cierto término, incumplimiento defectuoso determinado
por un tercero designado por las partes, retraso en la ejecución de una obra). El papel del
juez, cuya intervención es entonces necesaria, se limita a determinar si efectivamente se
produjo o no la causa de resolución; pero no podrá calificar si el incumplimiento es o no es
suficiente para declarar la resolución del contrato. Ejemplo: El Decreto Ley de
Arrendamientos Inmobiliarios, el cual limita las causas para exigir la resolución de los
contratos por tiempo indeterminado a las previstas en ella (art. 33) y concede un plazo de
gracia para el pago del canon de arrendamiento.

b) Resolución de Pleno Derecho: Puede estipularse que la resolución se produzca de


pleno derecho ante el incumplimiento de una de las partes. Será necesario que la parte
inocente, que tiene la alternativa de exigir el cumplimiento o la resolución, notifique a la
otra parte que ha hecho uso de la facultad de resolver el contrato por su propia voluntad.
No siendo una cuestión en la cual está interesado el orden público, las partes pueden
libremente determinar las consecuencias del incumplimiento de una de ellas, salvo en los
casos que la ley limita las causas de resolución. Tampoco será lícita la cláusula cuando ella
es abusiva. La resolución del contrato se producirá tan pronto como la otra parte haya sido
notificada, sin necesidad de intervención judicial. Sin embargo, esta no se excluye en todos

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los casos. Si el contrato se ha cumplido parcialmente, la parte inocente que notifica su
decisión de dar por resuelto el contrato tendrá que recurrir ante los órganos jurisdiccionales
para que se le restituya la prestación cumplida, pero en tal caso el juez no tendrá que
decretar la resolución, ya que operó la voluntad de las partes.
Siendo una forma de terminación de contratos específica de las convenciones
bilaterales sinalagmáticas, la resolución presenta diferencias fundamentales con los otros
modos conocidos de terminación de los contratos que señalaremos enseguida, no sin antes
poner de manifiesto que existe una diferencia fundamental y de tipo general: la resolución
es un medio de terminación exclusiva de las convenciones bilaterales, no siendo aplicable a
las convenciones unilaterales ni tampoco a las sinalagmáticas imperfectas.

a) Diferencias con la Nulidad de los Contratos:

• La Nulidad es un modo de terminación de los contratos que han nacido con un vicio
que afecta su eficacia. La Resolución es un modo de terminación de los contratos que
han nacido legalmente perfectos y que producen los efectos normales propios de
todo contrato válido.
• Las causas de nulidad surgen con el contrato mismo. Las causas de resolución
(incumplimiento culposo) surgen después de que el contrato se ha perfeccionado.
• La nulidad no es más que la constatación de ser un contrato inválido e ineficaz. La
resolución es la terminación de un contrato perfecto.
• La nulidad es la consecuencia de la violación de normas de orden público que tutelan
intereses generales (nulidades absolutas) o intereses particulares (nulidades relativas)
en el momento de su celebración. La resolución ocurre en los casos bilaterales,
motivada a incumplimiento culposo de sus obligaciones por una de las partes.

b) Diferencias con la Rescisión:

• La rescisión es un medio especial para atacar ciertos contratos bilaterales


conmutativos, que, si bien no violan ninguna norma de orden público, establecen una
desproporción excesiva entre las prestaciones de las partes, en perjuicio o detrimento
de una de ellas.

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• La doctrina expone que en general la rescisión tiene carácter subsidiario y sólo opera
a falta de otro recurso capaz de colocar a las partes en situación de equilibrio. La
resolución no tiene carácter subsidiario, ni tampoco opera a falta de otro recurso.
• El efecto retroactivo de la resolución no es aplicable en los casos de rescisión.

c) Diferencias con la Disolución:

• Es un medio voluntario de terminación de los contratos mediante el cual las partes de


mutuo acuerdo deciden la extinción de un contrato. Es llamada la disolución por
nuestro Código Civil (art. 1159) revocación, en el sentido de que las partes revocan de
mutuo acuerdo su voluntad de contratar. Sin embargo, la expresión revocación es
tomada en forma impropia, pues en la doctrina moderna se reserva para aquellos
casos en que el contrato puede terminar por la sola voluntad de una de las partes
(mandato, sociedades por tiempo indefinido). La resolución no es propiamente
voluntaria, sino que es motivada por el incumplimiento culposo de una de las partes
en un contrato bilateral., viéndose obligada la otra parte, en resguardo de sus
intereses, a pedir la terminación del mismo.
• La disolución del contrato lo extingue hacia el futuro, pero no hacia el pasado,
quedando plenamente cumplidas y con total validez las prestaciones efectuadas. La
disolución no tiene efectos retroactivos. La resolución tiene efectos retroactivos, el
contrato se considera como si nunca se hubiese existido, volviendo las partes a una
situación precontractual, a la misma situación en la que se encontraban antes de
celebrar el contrato; salvo en los casos de excepción que mencionaremos más
adelante (contratos bilaterales de tracto sucesivo y ciertas cláusulas contractuales).
• La disolución del contrato es un medio de terminación de todo contrato, sea de la
clase que fuere (art. 1159). La resolución del contrato es típica de los contratos
bilaterales y sólo para los casos de incumplimiento culposo.

d) Diferencias con la Revocación:

 La revocación del contrato, tomada en un sentido estricto, es la terminación de


determinados tipos de contrato por voluntad unilateral de una de las partes. Ello
ocurre en algunos contratos: mandato (art. 1704, numeral 1º y 2º C.C.V), sociedades
por tiempo ilimitado (art. 1677 C.C.V), sociedades de hecho (art. 220 Código de
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Comercio), donación entre cónyuges (art. 1451 C.C.V). La resolución no depende de
la sola voluntad de una de las partes, sino que es motivada por el incumplimiento
culposo de la otra parte.
 La revocación opera hacia el futuro, no afecta las prestaciones cumplidas con
anterioridad a esa revocación, prestaciones que son válidas y producen sus efectos.
La resolución, por el contrario, tiene efectos retroactivos colocando a las partes en la
misma situación en que se encontraban antes de celebrar el contrato y por
consiguiente, libera a ambas partes de las obligaciones nacidas con anterioridad y al
eliminar el fundamento o la causa de las prestaciones cumplidas, debe procederse a
la restitución de las mismas (salvo los casos de excepción).

La doctrina exige ciertas condiciones para la procedencia de la acción, a saber:

a) Es necesario que se trate de un Contrato Bilateral. Este requisito es exigido


literalmente por el artículo 1167 del Código Civil Venezolano.
b) Es necesario el incumplimiento culposo de la obligación por la parte demandada.
Por lo que respecta al carácter culposo del incumplimiento de la obligación, ello es
evidente, porque de lo contrario, si el incumplimiento es debido a una causa extraña
no imputable a las partes, se aplicarán las normas de la teoría de los riesgos y no las
relativas a la resolución.
c) El actor debe proceder de buena fe. En este sentido se dice que el actor debe haber
cumplido u ofrecido el cumplimiento de su propia obligación. El actor no tiene que
probar que ha cumplido con sus obligaciones, ni que ha iniciado un procedimiento de
oferta real de pago de su obligación, ni siquiera tiene que haber ofrecido la ejecución
de su obligación; ya que tales circunstancias no son hechos constitutivos de la acción.
Es más bien un hecho impeditivo.
d) Es necesario que el juez decrete la resolución. El artículo 1167 del Código Civil exige
expresamente la intervención judicial. Ella es necesaria, porque el juez debe
determinar si hay o no incumplimiento culposo, y si el incumplimiento tardío, parcial
o defectuoso es suficiente para que proceda la acción resolutoria.
e) No es subsidiaria. En Venezuela, la acción resolutoria no es subsidiaria de
cumplimiento, como se pretende en otros países. La parte accionante puede pedir o
bien el cumplimiento, o la resolución, como lo ha previsto el artículo 1167 del Código
Civil y exigir en ambos casos, el pago de daños y perjuicios.
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f) No es necesaria la mora del deudor. En la doctrina se discute si es necesario poner
en mora al deudor. Buena parte de la doctrina así lo sostiene, pero sin darle mayor
importancia a la cuestión, considerando que la demanda serviría para poner en mora
al deudor, pero ello no es cierto, porque sólo la demanda exigiendo el cumplimiento
es la que tiene esa consecuencia.

Posibilidad de la Resolución Parcial del Contrato.


El incumplimiento parcial puede dar lugar a la resolución parcial del contrato. Nuestra
jurisprudencia así lo ha admitido, tratándose de contratos de ejecución periódica y
continuada. Si las prestaciones ya cumplidas satisfacen el interés del acreedor, no tendría
sentido declarar la nulidad total del contrato y exigir la restitución de tales obligaciones.

Personas que pueden pedir la Acción Resolutoria.


La doctrina señala en primer lugar a la parte víctima del incumplimiento y sus
causahabientes a titulo universal o a título particular, como cesionario o legatario.

Efectos.
La doctrina señala como efectos de la declaratoria judicial de la resolución del
contrato los siguientes:

I. Entre las Partes:

a. Efectos liberatorios. Al ser declarado resuelto el contrato se extinguen todas las


obligaciones nacidas del mismo: se considera terminado no desde el momento en que
se declara la resolución, sino como si jamás hubiese existido, volviendo las partes a la
misma situación en que estaban antes de contratar; se extinguen todas las
obligaciones nacidas del contrato.
b. Efectos restitutorios. Al extinguirse las obligaciones, las partes deberán restituirse
mutuamente todas las prestaciones que hubieren cumplido.
c. Daños y Perjuicios. La parte cuyo incumplimiento culposo da motivo a la resolución
queda obligada a la indemnización de los daños y perjuicios que la resolución cause a
la parte accionante. La mayoría de tales daños pueden quedar satisfechos por los
efectos restitutorios de la acción resolutoria; pero el actor tiene derecho a reclamar

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todos los daños que le produzca la resolución, tanto los daños emergentes como el
lucro cesante.

II. Efectos Respecto a Terceros: La resolución con los efectos indicados, se produce
tanto entre las partes como con respecto a terceros, en virtud del principio de que resuelto
el derecho del enajenante desaparece el derecho del causahabiente, pues nadie puede
transmitir un derecho que no tiene.
III. Los Efectos de la Cosa Juzgada: El subadquirente tendría que haber sido
demandado para que la sentencia que declara la resolución le sea aplicable. En materia de
venta con reserva de dominio, basta que el contrato tenga fecha cierta, para que sea
oponible al tercero subadquirente (art. 7 Ley de Reserva de Dominio), por consiguiente, le
es oponible la sentencia que declara la resolución.

Teoría de los Riesgos


Teoría que justifica el factor objetivo de atribución de responsabilidad civil en el hecho
de que aquel que con su conducta o actividad genera riesgos de daños a terceros debe
repararlos en caso de que efectivamente se produzcan.
La teoría de los riesgos plantea, en el Derecho civil, la pregunta sobre la suerte de las
obligaciones de las partes cuando la cosa que es objeto del contrato se pierde a
consecuencia de un caso fortuito.
Esta teoría supone entonces que nos encontramos ante un contrato bilateral, y que
al menos una de las obligaciones de las partes consista en dar (enajenar en sentido amplio)
una cosa determinada (especie o cuerpo cierto).
De acuerdo con el Código Civil el riesgo es del acreedor. Ello resulta lógico pues en el
derecho francés el perfeccionamiento de un contrato genera "efectos reales", es decir, por
el solo contrato nacen o se constituyen no solo derechos personales, sino que también
derechos reales, como la propiedad. Así, en el Derecho, el contrato de compraventa no solo
hace titular al comprador de un derecho para exigir que se le entregue la cosa, sino que lo
hace dueño. Por lo tanto, el riesgo es siempre del dueño (res perit domino) que es al mismo
tiempo acreedor (res perit creditore)
En los ordenamientos donde el contrato no tiene eficacia real, es decir, no genera
derechos reales, sino exclusivamente derechos personales, para transferir el dominio (u
otro derecho real) se requerirá de un modo de adquirir. El modo más típico será la tradición,
o entrega hecha con la intención de transferir el dominio.
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Si los contratos no tienen "eficacia real", debemos responder sobre la suerte de las
obligaciones cuando el objeto del contrato se pierde por un caso fortuito. Por una parte, la
destrucción fortuita de la cosa siempre extingue la obligación que tenía por objeto esa cosa.
Por otra parte, respecto de la obligación de la otra parte, caben dos posibilidades:

• Si el riesgo es del deudor o sea, quien estaba obligado a dar la cosa que se destruyó
fortuitamente, entonces la obligación del acreedor se extingue también y si todavía
no cumplía con su prestación, nada debe hacer, y si ya la cumplió tiene derecho a ser
restituido.
• Si en cambio, el riesgo es del acreedor, frente a la destrucción fortuita de la cosa, su
obligación sigue en pie, debe cumplirla si se encuentra pendiente o si ya la cumplió
no puede ser restituido.

Exceptio non Adimpleti Contratus (Excepción de Contrato no Cumplido)


Según Maduro Luyando (1987) , la excepción non adimpleti contractus (excepción de
contrato no cumplido), llamada también excepción de incumplimiento, “es la facul­tad que
tiene la parte de un contrato bilateral a negarse a cumplir sus obligaciones cuando su
contraparte le exige el cumplimiento sin a su vez haber cumplido con su propia obligación”
(p. 502).
Para Ossorio (2006) , esta excepción “es aplicable al caso de que, en los contratos
bilaterales, una de las partes no cumpla con su prestación, o no se allane a cumplirla
simultáneamente; entonces, por esta exceptio, la otra parte puede abstenerse de cumplir la
suya”. (p. 390).
Finalmente, la excepción non adimpleti contractus tiene su fundamento legal en el
artículo 1168 del Código Civil, el cual establece: «En los contratos bilaterales, cada
con-tratante puede negarse a ejecutar su obligación si el otro no ejecuta la suya, a menos
que se hayan fijado fechas diferentes para la ejecución de las dos obligaciones».
Cuando una persona que no ha cumplido un contrato o una obligación demanda a la
otra por incumplimiento, la persona demanda puede interponer la excepción de contrato
no cumplido. Quien demanda el cumplimiento requiere haber cumplido previamente.
Cumplir primero para exigir cumplimiento.

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La Estipulación a favor de Terceros.
El contrato a favor de tercero es aquél en el que una de las partes, denominada
promitente, se obliga con la otra parte, llamada estipulante, a satisfacer determinada
prestación en provecho de un tercero, que se conoce como beneficiario, que no concurre a
la celebración del contrato.
Esta figura tiene su fundamento en la autonomía de la voluntad de las partes de un
contrato, que, en su propio nombre e interés, deciden atribuir todos o parte de los efectos
del mismo a un sujeto –el beneficiario– ajeno a la relación contractual. Tal punto de
partida –que distingue esta figura jurídica de otras, como la representación, así como de la
atribución de beneficios a terceros ex lege– es básico, en la medida en que pone de relieve
que el origen del derecho del tercero es el propio acuerdo o pacto de las partes; o, en otras
palabras, que tal acuerdo provoca la integración directa del beneficio o derecho en el
patrimonio del tercero, afirmación ésta de la que derivan cuatro importantes
consecuencias:

La Primera es que el derecho del tercero solo surge en la medida en que estipulante
y promitente estén de acuerdo en conferírselo. Dicho de otra forma, las partes del contrato
del que surge la estipulación a favor del tercero deben estar de acuerdo en conferir a éste
un verdadero derecho a exigir la prestación que ha de ejecutar el promitente, no siendo
suficiente para entender que se ha acordado una estipulación a favor de tercero con que
del contrato resulte un mero beneficio o una simple ventaja económica o material para un
tercero. En caso de duda, sin embargo, y ante las dificultades generales de determinación
de la voluntad de las partes y la falta de unanimidad en los diversos sistemas jurídicos
respecto del criterio de interpretación de tal voluntad, considero que hay que ser
restrictivos en la aplicación de esta figura y optar por no reconocer la existencia de un
verdadero contrato a favor de tercero, como solución menos gravosa para el deudor (el
promitente).

La Segunda es que la extensión y los límites del derecho del tercero dependen
directamente de la voluntad de estipulante y promitente y solo hasta donde tal voluntad
alcance. Esto implica que el acuerdo entre ambos puede modelar y condicionar el
contenido, alcance o ejercicio del derecho del tercero y plasmarlo de esta forma en el
contrato del que surge el mismo; el acuerdo entre las partes es, por tanto, la ley para el

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beneficiario. Podrán, por tanto, imponer condiciones, términos o modos a la adquisición o
ejercicio del derecho atribuido y a las facultades del tercero, así como regular a su voluntad
la posible revocación o modificación de tal derecho o el momento para ello. Si al tercero no
le interesa el beneficio que se le atribuye bajo tales perfiles, siempre puede renunciar al
mismo, ya que la facultad de renuncia del beneficiario se debe entender implícita siempre
de forma imperativa en este esquema, como salvaguarda de sus intereses –reconocidos por
el principio de que nadie está obligado a aceptar un beneficio que no desea–, y con un
consiguiente peculiar efecto retroactivo que la distingue de la figura general de la renuncia
de derechos.

La Tercera es que, salvo que se disponga otra cosa, el momento en que se produce la
adquisición del derecho por parte del beneficiario es el del acuerdo entre el estipulante y
el promitente. Tal afirmación es especialmente importante, en la medida en que
históricamente se ha sostenido por algunos autores y por la jurisprudencia la idea de
condicionar la adquisición del derecho a su aceptación por parte del tercero (sobre el ya
mencionado principio de que no se puede imponer a nadie un derecho sin contar con su
voluntad) y en la medida en que tal interpretación se encuentra aún hoy en el Código civil
holandés. Frente a ella, sin embargo, en la mayor parte de los sistemas jurídicos y en los
textos modernos del Derecho de contratos se considera actualmente de forma más
adecuada –esto es, en coherencia con la determinación de la fuente de la que procede el
derecho atribuido–, que el beneficiario adquiere el derecho derivado de la estipulación por
razón de ésta y sin necesidad de aceptación alguna, reservando la función de tal aceptación,
salvo que las partes dispongan algo distinto, a la de constituirse como límite al ejercicio de
la facultad de revocación o modificación del derecho por parte de estipulante o promitente.

La Cuarta y Última, relativa precisamente a estas facultades de revocación o


modificación, reside en la aceptación –coherente y consecuente– de que aquellos que, por
su libre voluntad, han sido artífices y creadores del derecho del tercero (esto es, el
estipulante y el promitente) pueden igualmente ponerle fin o modificarlo. Ahora bien, dado
que el citado derecho ha surgido y se ha integrado en el patrimonio del tercero desde el
momento del acuerdo, generando en este sujeto ciertas expectativas, estas facultades de
estipulante y promitente de modificación o revocación del derecho ya atribuido no son ni
deben ser ilimitadas. Por tanto, su regulación ha de encontrar un punto de equilibrio entre

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la protección de los intereses de estipulante y promitente y la protección de las legítimas
expectativas del tercero. Pues bien, tal punto suele encontrarse en la propia actuación de
este último, a través de su posible aceptación del beneficio a su favor. Así, alineándose con
la mayor parte de los sistemas nacionales –con la excepción del alemán– y de los textos del
moderno Derecho de contratos, el sistema español reconoce la facultad de revocación del
derecho del tercero, salvo que se le haya conferido ese derecho como irrevocable o salvo
que el tercero haya aceptado ya tal derecho. Con todo, siendo esta tendencia generalizada,
debe ponerse de relieve que existen divergencias entre los diversos ordenamientos y
dentro de nuestra propia doctrina respecto del momento preciso en que cesa la facultad de
revocación y respecto del sujeto legitimado para su ejercicio, en la medida en que la
remisión a la “aceptación” es excesivamente vaga y en la medida en que la contemplación
generalmente mayoritaria del estipulante como legitimado para revocar puede ser
inadecuada allí donde el promitente tenga también un interés en la ejecución de la
prestación a favor de un determinado tercero. Por ello, más allá de lo que puedan acordar
estipulante y promitente para el caso concreto, la regulación legal supletoria de la facultad
de revocación del derecho del tercero debería ser consciente de los dos problemas
señalados y darles una adecuada respuesta.

Disposición Legal: Es la que establece el párrafo segundo del art. 1257 del Código
Civil, cuando dice que:
«si el contrato contuviere alguna estipulación en favor de un tercero, éste podrá exigir
su cumplimiento, siempre que hubiese hecho saber su aceptación al obligado antes de que
haya sido aquélla revocada».

La Aceptación: Es el acto por el cual el librado honra facultativamente la orden de


pago emanada del librador, estampando su firma sobre la letra de cambio, con lo cual
asume la obligación de pagarla a su vencimiento. Desde que el librado firma pasa a ser
aceptante. La aceptación debe ser pura y simple ya que la aceptación condicionada se tiene
por no hecha (aceptada).
Son los mismos de la presentación, sólo con inversión de los caracteres activo y
pasivo. Es una relación extracartular, extra letra de cambio, entre el librador y el librado. El
art. 430 del Código de Comercio dice que «en toda letra de cambio el librador puede
estipular que sea presentada a la aceptación, con fijación de término o sin ella».

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Concepto: El término se verifica el propio día de la presentación o al día siguiente en
caso de haberse pedido el lapso de reflexión.

1º. Aceptación pura y simple: en virtud de ella el designado por el librador para el pago
de la letra, participa en el vínculo cambiario, obligándose solidariamente a su pago
para el día de vencimiento (art. 436 del Código de Comercio). Ocupa en el esquema
cartular la posición de deudor principal, por vía directa. En defecto de pago el
portador tiene frente a él la acción de cobro más rigurosa del derecho cambiario (art.
451 del C. de Comercio); ya que su obligación no se subordina (como la de regreso) ni
a la presentación puntual de la letra en el lapso legal ni a la formalidad del protesto;
sólo a la prescripción de tres años (art. 479 del mencionado código).
2º. Rechazo: es la situación que se conforma con el rechazo de aceptación. En la
aceptación rige el principio de libertad. El librado aun siendo deudor del librador, o
habiéndolo previamente autorizado a librar aquella letra en su contra, no resulta por
ello obligado a aceptarla. Su rechazo no le acarrea sanción cambiaria alguna.
3º. Plazo de reflexión: el art. 432 del Código de Comercio da la facultad al librado de pedir
una segunda presentación al día siguiente de la primera. «el portador no está obligado
a dejar en poder del librado la letra presentada a la aceptación. El librado puede pedir
que se le haga una segunda presentación al día siguiente de la primera. Los
interesados no podrán alegar que no se ha procedido conforme a derecho en cuanto
a esta petición, sino cuando ella haya sido mencionada en el protesto».
4º. Aceptación condicionada (no pura y simple); modificada: el art. 434 del Código de
Comercio dispone que «la aceptación es pura y simple, pero puede también limitarse
a una parte del valor de la letra. Cualquiera otra modificación hecha en la aceptación
de la letra equivale a falta de aceptación. Sin embargo, el aceptante es responsable
en los términos de su aceptación». Por interpretación en contrario queda claro que la
aceptación condicionada y la modificada son nulas por contravenir una prohibición
legal.
5º. Aceptación parcial: es cuando se acepta la letra pero por debajo de su suma valor.
6º. Aceptación tachada: la aceptación es irrevocable pero la tacha de la firma colocada
por el aceptante no vulnera ese principio siempre que la cancelación sea anterior a la
devolución de la letra. En ese supuesto la aceptación se reputa rehusada porque el
librado es dueño de aceptar o no y aún puede arrepentirse, si lo hace antes de restituir
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el título. Art. 437 del Código de Comercio «si el librado que ha puesto su aceptación
en la letra, la tacha antes de devolver el título, la aceptación se reputa rehusada; sin
embargo, es responsable en los términos de su aceptación si la ha tachado después de
haber hecho saber por escrito al portador o a un signatario cualquiera, que la había
aceptado».
7º. Aceptación fechada: el art. 433 del Código de Comercio expresa que cuando la letra
es pagadera a un cierto plazo vista o cuando debe ser presentada a la aceptación en
un término fijado en virtud de estipulación especial, la aceptación debe ser fechada
el día que ha sido hecha, (el día de la presentación si en ese acto tuvo lugar la
aceptación) a menos que el portador exija que sea fechada el día de la presentación.

A falta de fecha, el portador puede, para conservar su derecho de dirigirse contra el


librador y los endosantes, hacer constar esta omisión por un protesto presentado en tiempo
útil.
Es solemne ya que no existe mientras no sea escrita y firmada sobre la letra de cambio
(art. 433 del Código de Comercio).·Es pura y simple no debe estar sometida a condición (art.
434 del Código de Comercio).
Es autónoma por cuanto el compromiso del aceptante es válido aun cuando resultare
falsificada la firma del librado, se comprobase la incapacidad de éste, solo el vicio de forma
que anula la letra dejaría inexistente su obligación. Es abstracta ya que la obligación que el
librado contrae es independiente de la causa y de los motivos que pueden haberla
determinado.
Es personal por contraste con toda otra obligación cartular, es deuda propia. Es
principal ya que el librado entra en el vínculo solidario y asume la obligación de pagar al
vencimiento la suma expresada en el título.·Es obligación no recepticia ya que su
compromiso no lo asume frente al portador del título que requiere de él su aceptación, sino
frente al tercero de buena fe que le presente le letra para su cobro al vencimiento. Es
irrevocable una vez que el aceptante en expresa manifestación de voluntad, ha devuelto la
letra firmada por él, al portador, ya no es posible rehusar la aceptación.

El Aceptante pasa a ser el deudor principal: art. 436 del Código de Comercio «Por la
aceptación, el librado se obliga a pagar la letra a su vencimiento».

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Acción Resolutoria – Teoría de los Riesgos – Exceptio non Adimpleti Contratus (Excepción de Contrato no Cumplido)
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En defecto de pago, el portador, aun siendo el librador, tiene contra el aceptante una
acción directa, derivada de la letra de cambio, por todo aquello que es exigible.

Personas que pueden aceptar: De acuerdo con el artículo 1506 del Código Civil,
cualquier persona puede convenir a favor de un tercero sin tener derecho alguno para
representarlo, en el entendido de que este solo podrá exigir lo estipulado una vez acepte,
de manera expresa o tácita.

Revocatoria de la Estipulación: La revocación representa una declaración de voluntad


unilateral del estipulante que no tiene carácter recepticio, ni frente al promitente ni frente
al beneficiario, como lo demuestra el hecho de que para el seguro de vida se admita
expresamente la revocación efectuada por medio de una disposición testamentaria.

Naturaleza: Se da el nombre de estipulación a favor de tercero a aquel vínculo jurídico


que nace cuando se estipula que una determinada prestación ha de ser realizada por una
de las partes contratantes en provecho de un tercero extraño a la conclusión del contrato
el cual ni interviene en él ni está representando en él. Ello explica porque es de naturaleza
jurídica.

Personas que pueden Revocarla: El estipulante puede revocar la estipulación y


adjudicar el beneficio a otra persona o a sí mismo, pero tal facultad está restringida en el
caso de que el promitente se hubiese obligado en consideración a la persona del primitivo
tercero beneficiario.

Oportunidad: “La estipulación hecha a favor de tercero hace adquirir a éste, salvo
pacto escrito en contrario, el derecho de exigir del promitente la prestación a que se ha
obligado. También confiere al estipulante el derecho de exigir del promitente el
cumplimiento de dicha obligación.”

Efectos: La estipulación como causa solvendi produce los efectos del cumplimiento,
razón por la cual se tendrá por satisfecha la deuda que el estipulante tenga con el tercero
beneficiario, mediante el pago por tercero.

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Acción Resolutoria – Teoría de los Riesgos – Exceptio non Adimpleti Contratus (Excepción de Contrato no Cumplido)
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Beneficios de la Estipulación: que tal acuerdo provoca la integración directa del
beneficio o derecho en el patrimonio del tercero.

Análisis de las relaciones entre las diferentes personas que intervienen en la


Estipulación: La Estipulación es un contrato a favor de tercero en el que una de las partes,
denominada promitente, se obliga con la otra parte, llamada estipulante, a satisfacer
determinada prestación en provecho de un tercero, que se conoce como beneficiario, que
no concurre a la celebración del contrato.

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