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Doctorado en Ciencias de la Educación

Estrategias Docentes FO01

Viviana Andrea Parada Almeida


000-00-4659

1.1 Escrito. Los estilos de aprendizaje desde la


psicología educativa, la didáctica y la concepción
hemisférica del cerebro
Unidad 1 (semana 1)

Dra. Marina Liliana González Torres


Julio 30 de 2022

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Introducción

Aunque es claro que el proceso de enseñanza debería contribuir al desarrollo

de habilidades de los estudiantes, es común que como docentes orientemos nuestra

práctica pedagógica desconociendo sus estilos de aprendizaje, los cuales se

asocian a los rasgos cognitivos, afectivos y psicológicos del aprendizaje que los

estudiantes ponen en juego a la hora de percibir, interactuar y responder en un

ambiente educativo.

Así pues, dado que esta primera actividad tiene como propósito que el

docente conozca los estilos de aprendizaje de los estudiantes a partir de la

psicológica educativa, la didáctica y la concepción hemisférica del cerebro que

determinan la enseñanza e influyen en su aprendizaje, se describirán a continuación

los estilos de aprendizaje, así como los condicionamientos cerebrales que los

determinan. Esto se hará tomando como base los trabajos de González (2011),

Ventura (2011), Rojas, Salas y Jiménez (2006) y, Muñoz, Gutiérrez y Serrano

(2012).

Se espera que, al finalizar la revisión de este documento, el lector cuente con

un material sencillo en el que, a partir de los antecedentes de estudio que se

señalaron anteriormente, puedan identificar las diferencias entre los estilos y las

estrategias de aprendizaje y estilos cognitivos, sus características y la interpretación

que se hace desde áreas como la psicología educativa y la didáctica, y la

neurociencia.

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Desarrollo de la actividad

La teoría de los estilos de aprendizaje se consolidó como campo científico en

el ámbito académico durante la primera década del siglo XXI. Aunque este concepto

suele confundirse con los de estrategia de aprendizaje y estilo cognitivo, difieren en

el hecho que, “los estilos de aprendizaje son los modos habituales en que se

prefieren utilizar las estrategias de aprendizaje” (Hervás, 2003, como se citó en

Ventura, 2011, mientras que “los estilos cognitivos son los elementos que

conforman los estilos de aprendizaje” (Curry, 1983, como se citó en Ventura, 2011).

Si bien existen diversas definiciones de estilos de aprendizaje, Keefe (1988,

como se citó en González, 2011) considera que son los rasgos cognitivos, afectivos

y fisiológicos que indican cómo los alumnos perciben interacciones y responden a

sus ambientes de aprendizaje. Guild y Garger (1988, como se citó en Rojas, Salas

y Jiménez, 2006) además, consideran que “la amplia lista de definiciones en torno

a la conceptualización de este concepto es la mejor demostración del

reconocimiento y valorización de la diversidad entre las personas”.

En la literatura científica existen múltiples perspectivas teóricas que se

enfocan en los aspectos psicológicos y cognitivos del aprendizaje como, por

ejemplo, la propuesta realizada en 1988 por Felder y Silverman, quienes según

Ventura (2011), sistematizaron las preferencias cognitivas hacia el aprendizaje en

cuatro dimensiones; percepción, representación, procesamiento y comprensión.

Dimensiones que, según los mismos autores, se constituyen por dos categorías

complementarias situadas en los extremos de cada una de éstas; sensitivo-intuitivo,

visual-verbal, activo-reflexivo y secuencial-global, respectivamente.

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Por otro lado, el enfoque diseñado por Alonso, Gallego y Honey en 1999,

propone cuatro estilos de aprendizaje que se espera sean elegidos y empleados por

los estudiantes en las situaciones de aprendizaje que enfrentan; estos son, los

estilos activo, reflexivo, pragmático y teórico. No obstante, para que una práctica

docente se considere efectiva es necesario “introducir criterios y acciones

pedagógicas encaminadas hacia el logro de alcances más equitativos en la

formación” (Ventura, 2011), en el que se incluya el análisis de dimensiones

didácticas como, el tipo de material, el modo de presentación, el tipo de perspectiva

de la exposición, las formas de comunicación promovidas y la participación de los

estudiantes.

Herrmann (1995, como se citó en Rojas, Salas y Jiménez, 2006) considera

que otro de los aspectos que influye sobre la determinación de los estilos de

aprendizaje es la dominancia cerebral; es decir, la preferencia por uno de los

hemisferios (izquierdo o derecho). Aunque para poder aprender bien necesitamos

usar los dos hemisferios, Muñoz, Gutiérrez y Serrano (2012) consideran que la

mayoría de las personas tienden a usar un hemisferio más que el otro. Debido a

que la manera de pensar está asociada con distintas habilidades, es la forma en

que preferimos conocer, la dominancia celebral, un condicionamiento cerebral que

determina los estilos de aprendizaje, pues se relaciona fuertemente con el qué se

prefiere aprender y con el cómo se prefiere ir aprendiéndolo.

Para Muñoz, Gutiérrez y Serrano (2012), una de aportaciones de la

investigación neurocientífica al campo educativo, es que la efectividad del

aprendizaje aumenta en la medida en que se usen en el aula estrategias que

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permitan a los estudiantes aprender con todo el cerebro, es decir, que estimulen

ambos hemisferios cerebrales. De esta manera, la efectividad del aprendizaje

podría ser mucho mayor y, al mismo tiempo, más estimulante. Debido a que el

comportamiento de los estudiantes en el aula de clases varía dependiendo del

pensamiento que prefieran, según Muñoz, Gutiérrez y Serrano (2012), la teoría del

funcionamiento cerebral sugiere dos formas de enseñar que dependen a la vez de

dos tipos de pensamiento (abstracto y concreto) y sus respectivos estilos de

aprendizaje (lógico y holístico).

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Conclusiones

Así como cada persona tiene su propio estilo para caminar, vestirse o hablar,

así también cada uno tiene su propio estilo de aprendizaje, esto es, una manera de

aprender y enfrentar una situación de aprendizaje.

Los estilos de aprendizaje se relacionan con el conocer, el pensar, el afecto

y con la conducta con la que cada persona aprende. Además, constituyen una

herramienta de apoyo psicopedagógico que permite reducir la incompatibilidad

entre los estilos de enseñanza y los estilos de aprendizaje, facilitando los procesos

educativos y provocando un mejor desempeño académico en los estudiantes.

En concordancia con Muñoz, Gutiérrez y Serrano (2012) considero que para

crear modelos de enseñanza que respondan a la diversidad de estilos de

aprendizaje de los estudiantes, es imprescindible considerar los aportes

procedentes del campo de la neurociencia, en cuanto a la dominancia cerebral, esto,

debido a que la educación en muchos países como Colombia, se ha enfocado a

desarrollar un solo hemisferio, el izquierdo, descuidando el derecho.

Aunque existen instituciones educativas, como la Universidad de Córdoba,

en la que se desarrollan proyectos de investigación para analizar el efecto de

estrategias de aprendizaje que permitan fomentar el uso de dos hemisferios

cerebrales, sigue siendo necesario ahondar en el tema.

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Referencias

González, C. (2011). Estilos de aprendizaje: su influencia para aprender a aprender.


Revista Estilos de Aprendizaje, 7(7), pp.1-10. Recuperado de
https://redined.mecd.gob.es/xmlui/bitstream/handle/11162/81528/00820113
012842.pdf?sequence=1

Muñoz, G., Gutiérrez, A. y Serrano, R. (2012). Los hemisferios cerebrales. Dos


estilos de pensar, dos modos de enseñar y aprender. Recuperado de
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4664049

Rojas, G., Salas, R. y Jiménez, C. (2006). Estilos de aprendizaje y estilos de


pensamiento entre estudiantes universitarios. Estudios Pedagógicos, 32(1),
pp. 49-75. Recuperado de http://revistas.uach.cl/pdf/estped/v32n1/art04.pdf

Ventura, A. (2011). Estilos de aprendizaje y prácticas de enseñanza en la


universidad. Un binomio que sustenta la calidad educativa. Perfiles
Educativos, 33, pp.142-154. Recuperado de
https://www.scielo.org.mx/pdf/peredu/v33nspe/v33nspea13.pdf

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