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INTItODUCTIOh'
El tópico de que "una confesión sincera es buena para el alma" ha sido una
constante en las reuniones de ortodoncia. Una y otra vez, algunos de los hombres
más destacados en ortodoncia se han presentado ante nosotros con el verdadero
espíritu del humilde científico para recordarnos lo poco que realmente sabemos
sobre ortodoncia. Sus advertencias han actuado a menudo como una rueda de
equilibrio, comprobando nuestra tendencia a confiar demasiado en nuestros logros
prácticos. Con frecuencia, otros hombres del campo de la investigación y la ciencia
afines se nos han adelantado aportándonos sus descubrimientos y correlaciones, que
han contribuido a iluminarnos. En ocasiones, sin embargo, algunas de las llamadas
charlas esclarecedoras no resolvían ningún problema y sólo tendían a confundirnos
más que nunca. La razón de esta confusión es que muchos hombres han considerado
oportuno, a sabiendas o no, presentar sus contribuciones de una manera que, aunque
creaba la impresión de una profunda erudición por parte del orador, restaba mucho
valor a su contribución. Además, los escritores y conferenciantes de ortodoncia han
tendido demasiado a revestir de misterio lo obvio y conocido.
En la actualidad existe un enorme desfase entre la ciencia de la ortodoncia tal y
como se recoge en nuestra literatura y el arte de la ortodoncia tal y como se practica
en nuestros consultorios. Así pues, me parece importante que nos detengamos de
vez en cuando y hagamos balance de la riqueza que poseemos en forma de
conocimientos científicos acumulados; que valoremos esta riqueza; que
consideremos si nos estamos beneficiando de ella o no y, de hecho, si es una riqueza
aprovechable. En otras palabras, es tan importante relacionar los hechos que ya
conocemos como aprender otros nuevos.
flesell" ha afirmado que: "el pediatra en ejercicio tiene tres funciones:
diagnóstico, terapia y supervisión, y la mayor de ellas es el diagnóstico". Se
podría parafrasear su consejo. El ortodoncista en ejercicio también tiene las
mismas tres funciones: diagnóstico, terapia y supervisión, y del mismo modo, "la
mayor de ellas es el diagnóstico".
BASES DEL DIAGNÓSTICO ORTODÓNCICO
mvlrenasnt al
Fig. 1.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que lo que a veces se acepta como causa de
una desviación dentofacial puede no ser más que una expresión incidental de otra
causa preexistente, o el precursor de una causa posterior.
1. Los factores causales prenatales pueden agruparse del siguiente modo :
a. Genéticos o hereditarios: los que se transmiten por los genes.
b. Diferenciativas: aquellas que son innatas o están integradas en el
organismo en la fase de desarrollo embrionario prefuncional.
c. Congénitas: aquellas que pueden ser hereditarias o adquiridas, pero
que existen desde el nacimiento.
2. Los factores causales postnatales pueden dividirse de la siguiente manera:
a. De desarrollo: las que se manifiestan durante el periodo de
crecimiento q activo.
b. Funcionales: las debidas a la falta de función, a una función
defectuosa o a un exceso de función.
e. Medioambientales o adquiridos.
FACTORES ETIOLÓGICOS
PRENATALES
FACTORES ETIOLÓGICOS
POSTNATALES
3. Alteraciones respiratorias.
4. Defectos posturales.
5. Alteraciones de las fuerzas de oclusión.
6. Insuficiencia muscular dentofacial o hiperfunción.
7. Pérdida de dientes o enfermedad que interfiera con la masticación.
Los factores ambientales postnatales o adquiridos de la mala oclusión son
quizás los más conocidos por los ortodoncistas e incluyen todas las diversas
alteraciones físicas generales y locales que interfieren con el crecimiento y la
relación normal de los dientes y los maxilares. Si es posible para los ortodoncistas
producir modificaciones deseables en la oclusión de los dientes y la relación de los
maxilares por medio de la fuerza ejercida localmente por los aparatos de ortodoncia,
es razonable concluir que las fuerzas locales resultantes de enfermedades,
malnutrición, accidentes traumáticos, mal funcionamiento, hábitos de presión
perjudiciales, etc., a los que las personas pueden estar sujetas durante la vida, pueden
ejercer un efecto perjudicial sobre la velocidad y dirección del crecimiento, así como
sobre la relación anatómica de sus componentes dentofaciales.
Que las fuerzas locales, como acabamos de mencionar, produzcan o puedan
producir anomalías dentofaciales en un individuo concreto depende de su
combinación e interacción en cada facilidad. Por ejemplo, es probable que ni las
disfunciones ni los hábitos de presión perjudiciales produzcan maloclusión a menos
que esté presente algún otro factor que afecte a la esta1'ilidad ósea.
Los factores ambientales postnatales pueden resumirse del siguiente modo :
1. Enfermedades que afectan indirectamente a los componentes dentofaciales.
2. Trauma accidental.
3. Alteración de las fuerzas de oclusión.
4. Pérdida prematura o retención prolongada de dientes temporales.
5. Retraso o aceleración de la erupción de los dientes.
6. Enfermedades de los componentes dentolaciales.
7. Traumatismos dentofaciales.
8. Hábitos dentofaciales ; hábitos de presión.
La siguiente, basada en una elaboración y modificación de los términos
empleados por Lischer", puede considerarse una clasificación diagnóstica primaria de las
anomalías dentofaciales desde el punto de vista de su origen etiológico y según la
extensión y gravedad de la desviación manifestada:
I. Anomalías cep/ta/icas: Deformidades de los componentes óseos de la
cabeza en general que afectan a la oclusión dental y al desarrollo
dentofacial. En estos casos, el tratamiento de la maloclusión
únicamente mediante ortodoncia no es eficaz y suele tener un valor
cuestionable, incluso como complemento de la cirugía.
II. Anomalías disgnáticas: Anomalías graves del desarrollo de los
maxilares y de las estructuras orales que influyen en la relación
dentofacial. Estas anomalías graves pueden afectar al maxilar, a la
mandíbula o a ambos maxilares. Por lo general, no son susceptibles de
tratamiento ortodóncico", excepto como complemento de la terapia
quirúrgica o de otro tipo, o cuando se conectan a los arcos dentales
solo cuando hay suficiente hueso basal para acomodar todos los
dientes, de lo contrario puede ser necesaria la extracción de dientes
individuales.
422 J. A. SALZMANN
La edad, tal como se utiliza aquí, se refiere a las edades cronológica, anatómica,
fisiológica y madurativa o de desarrollo. Estas tres edades pueden coincidir o no
en un mismo paciente. No obstante, es importante correlacionar estas edades para
tenerlas debidamente en cuenta en el diagnóstico.
El diagnóstico en la dcatifioa caduca ha sido la terra incognita de la
odontología. Hasta hace relativamente pocos años, el enfoque del examen de la
dentición del paciente infantil por parte del ortodoncista, y esto es cierto para el
médico general de odontología incluso hoy en día, ha sido el de tratar con un adulto
de tamaño pequeño. Sin embargo, el examen de la dentición del niño, ya sea
para operaciones odontológicas generales o con fines ortodóncicos, debe realizarse
siempre desde el punto de vista de los cambios dinámicos que experimenta la oclusión de
los dientes como resultado del desarrollo dental y del crecimiento facial. Según Gesell,"
"no es el estado en un momento dado, sino el
características de crecimiento de la carrera individual que son importantes desde el
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preguntarse: "¿Para qué sirven todas estas teorías?". También cabe preguntarse
Zinsser", "¿De qué sirve un recién nacido?".
Últimamente ha habido tal aumento en las filas de los hombres prácticos que
ahora las madres nos preguntan si podemos tratar a los niños en once meses y qué
tipo de bandas y alambres de brackets pensamos utilizar. Es difícil imaginar a una
madre preguntando a un cirujano qué tipo de incisión va a hacer o qué tipo de
instrumental va a utilizar. Al fin y al cabo, los aparatos de ortodoncia
son los instrumentos -los medios- que utilizamos para alcanzar los fines deseados.
la actitud del hombre práctico que intenta un tratamiento de ortodoncia hacia
aquellos que dirigen su atención a la teoría científica básica que subyace al
tratamiento me trae a la mente una versión modificada de una conocida historia. Me
refiero a la vieja fábula del caballo enfermo que se había caído y del profesor que se
sentó a su lado y trató de averiguar teóricamente cómo poner al caballo de pie,
cuando llegó un granjero que torció la cola del caballo, poniéndolo rápidamente de
pie. Sin embargo, después de andar unos pasos, el caballo volvió a tumbarse, y esta
vez no volvió a levantarse. El práctico granjero se había olvidado de hacer un
diagnóstico. No se trata sólo de poner al caballo de pie, sino también de mantenerlo
así.
En ortodoncia, no se trata sólo de una cuestión de terapia
-sino más bien una terapia basada en un diagnóstico adecuado para determinar
cuándo y dónde deben estar los dientes y si permanecerán en sus nuevas posiciones
después de haber sido movidos. La correlación adecuada entre el método de
diagnóstico, en gran parte obra de los teóricos, y la planificación práctica del
tratamiento debería ser el factor determinante en la adopción de un método de
procedimiento para el tratamiento satisfactorio de la malocelusión.
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