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La percepción (sensorial) en la expresión y construcción de género en El rey de la Habana

Nath Giselle Breña Reyes

Pedro Juan Gutiérrez es un escritor cubano, el cual se convirtió en la mayor referencia del

realismo sucio latinoamericano con sus obras Trilogía sucia de la Habana (1998) y El rey

de la Habana (1999). En estas obras se representan tanto la miseria económica de Cuba,

como la difícil sobrevivencia de los ciudadanos después del llamado periodo especial 1, por

el que atravesó dicho país. En este trabajo me centraré en la obra El rey de la Habana, en

donde se relata la miserable existencia de Rey, quien vaga por las calles de la Habana,

después de que su familia muriera trágicamente. De todos los aspectos interesantes de la

novela, trabajaré cómo la percepción (sensorial) influye de manera considerable en la

expresión y construcción de género de Sandra, quien es una mujer transexual y de Rey, su

pareja sexual y protagonista de la obra. Además, analizaré desde un punto sociológico

cómo —a pesar de la decadente cultura cubana del momento y los preceptos machistas del

presidente Castro— se logra una relación sexoafectiva entre dichos personajes.

Para comenzar, es importante mencionar que retomo la definición de Joan Scott

sobre el género. Dicha autora afirma que “el género es un elemento constitutivo de las

relaciones sociales, las cuales se basan en las diferencias percibidas entre los sexos [así

como] una forma primaria de las relaciones simbólicas de poder”2. Cuando se desea hablar

sobre la percepción, se puede encontrar diversas posturas de sociólogos eruditos en el

1
Fue un momento histórico, alrededor de los 80s, en donde Cuba perdió la mayor parte de su comercio con
países como Europa del este y la URSS. Además, al mismo tiempo, Estados Unidos reforzó el bloqueo
económico y comercial contra la isla con medidas como la Ley Torricelli.
2
Scott, Joan. “El género: una categoría útil para el análisis histórico”. Género e historia, FCE/UACM, pp. 65
Esta definición me es útil, puesto que se cuestiona que los estudios de género se centren solo a las mujeres,
lo privado o lo doméstico y expande su campo de investigación hacia cómo el género produce relaciones
sociales.
campo, quienes en ocasiones muestran posturas totalmente contrarias. En este caso,

concuerdo con Luhmann cuando advierte que la “percepción se relaciona con información

de corte sensorial y debe ser entendida como una aptitud a la que frecuentemente se le ha

asignado un rango inferior”3. Sin embargo, me es más útil tomar una postura goffmaniana

sobre la percepción para el análisis que quiero realizar.4

En El rey de la Habana, es interesante observar cómo Sandra construye su género a

partir de la percepción (sensorial) que tiene de la mujer. Ella, es una mujer transexual que

creció durante los años anteriores al periodo especial cubano. En aquellos años, se estaba

construyendo un ideal sobre el género femenino con demasiada influencia norteamericana,

puesto que eran los principales comercializadores de la isla. En consecuencia, Sandra

construye su género a lo largo de su transición basada en lo que su percepción (sensorial)

absorbía del género femenino. Ella comenta —durante la novela— que se sentaba a ver las

telenovelas cubanas con su madre cuando era una chiquilla, las cuales mandaban el mensaje

de que la mujer cubana era una buena esposa, que mantenía limpio el hogar y cuidaba a sus

hijos. En este mensaje, va implícito un lenguaje corporal —tanto de la novela como de la

interacción de Sandra con su madre— que tiene un papel fundamental dentro de la

percepción de Sandra, puesto que “la percepción no es un proceso puramente visual, por

eso se habla de una percepción sensorial, en tanto que esta noción pone atención a un

cuerpo que siente y percibe a través de los sentidos corporales”5.

3
Luhmann, Niklas. El amor como pasión. La codificación de la intimidad, Penínusla, 1985, pp. 17
4
A diferencia del enfoque luhmanniano, Erving Goffman, considera que la recepción se genera por clase de
sucesos que se producen durante la copresencia y en virtud de ella. Por ende, los cuerpos de las personas y
sus respuestas físicas se ubican en el mismo rango de importancia que las expresiones verbales.
5
Sabido Ramos, Olga. “Introducción: el sentido de los sentidos del cuerpo”. Los sentidos del cuerpo: un giro
sensorial en la investigación social y los estudios de género, 2019, CIEG/UNAM, pp. 18
Entonces, conociendo los elementos que Sandra toma para expresar su género, se

puede comprender la razón de que su glosa corporal6 estará constituida por los estereotipos

arcaicos de la feminidad. Aquí, es pertinente mencionar que Sandra está bajo tratamiento

hormonal y recurre a modificaciones corporales —con la intención de ajustar su cuerpo al

género con el que se identifica— debido a lo que Friedman llama como sexpectativas. Este

término hace alusión a “las expectativas sociales esperadas de las percepciones de los

cuerpos y específicamente de las diferencias sexuales”7. Desgraciadamente, Sandra no

puede ejercer una separación de la corporalidad con el género, puesto que para ella la

genitalidad está estrechamente vinculada con el género, como se puede notar en el siguiente

diálogo:

—Odio a Magda por esto —dijo, mientras se agarraba su masacote de pinga y


huevos con las manos—. Si yo pudiera, me los cortaba. Lo que más quiero en la
vida es ser una mujer normal. Con todo, con una vagina húmeda y olorosa y tener
un marido que me quiera, me cuide y parirle tres hijos o cuatro hijos. Quisiera ser
una mulata linda, ama de casa, hacendosa.8

Y en este punto, es interesante entonces preguntarse ¿por qué Sandra y Magda no

construyen su género de la misma manera si su percepción de la mujer es la misma? 9

Bueno, pues Friedman atribuiría esta situación a que las sexpectativas “están sujetas a las

particularidad de los contextos interactivos en que suceden; por ejemplo:

doméstico.familiares, escolares, laborales, deportivos, etc”10. Es decir, las experiencias que


6
Término goffmaniano que refiere al proceso mediante el cual una persona utiliza claramente los gestos
corporales generales para que se pueden deducir otros aspectos, no apreciables de otro modo, de su
situación. Se trata de formas corporales altamente convencionalizadas mediante la evocación social.
7
Friedman, Asia. “Selective perception ans the social construction of a sex”. A Friedman, Blind to Sameness.
The University of Chicago Press, 2013, pp. 36
8
Gutiérrez, Pedro Juan. El rey de la Habana, Anagrama, 2015, p. 101
9
Tomar en cuenta que ambas construyen su género de la percepción de la triada socialista de la mujer
cubana, que sugiere que la mujer se definía a partir de la maternidad, cocinar para la familia y satisfacer
sexualmente al hombre (solo que en el caso de Sandra aún no se conocía como tal).
10
López Pérez, Carolina. “Percepción sensible y expectativas sociales genéricamente diferenciadas. Cruces
analíticos entre Luhman, Goffman y Friedman”. Los sentidos del cuerpo: un giro sensorial en la investigación
vivió Magda a lo largo de su vida no son las mismas a las de Sandra, por ende, su

percepción (sensorial) estará permeada de diferente manera. El ejemplo más explícito está

entre la suciedad de Magda y la limpieza de Sandra. Hay que considerar que Sandra tuvo

una familia funcional y con buena posición económica —si trabaja de prostituta es porque a

las mujeres transexuales no se les permiten oportunidades laborales amplias—, pero Magda

creció en pleno periodo especial, en el cual era difícil mantener una familia, o pagar

servicios básicos, como el agua.

Por otro lado, Rey es el personaje que mantiene una construcción de género más

estable, pero la expresión de este más inestable, puesto que aún no tiene elementos

definidos para expresarlo. Hay que recordar que Rey va expresando su masculinidad de

diferentes maneras a lo largo de sus vivencias, por ejemplo: cuando está en la cárcel se hace

modificaciones corporales como las perlas en el pene y muestra una violencia excesiva. Sin

embargo, cuando conoce a Sandra —aunque mantiene el estereotipo del hombre cubano—

es educado, trabajador e incluso muestra interés en ser educado sobre la experiencia

transexual de Sandra —al ir respetando sus pronombres femeninos—. Ahora, la relación

que mantiene Sandra y Rey es posible gracias a los filtros mentales11 de Friedman. En este

caso, Rey decide filtrar la genitalidad de Sandra y omitirla. De hecho, siente atracción hacia

ella porque se enfoca en el cuerpo delicado de Sandra y su feminidad, así como su limpieza,

como se observa:

Rey lo miró bien, ahora en la luz. Le había golpeado duro. Tenía un par de
moretones en las mejillas. Y era lindo. ¿O linda? Era precioso, en realidad. Parecía

social y los estudios de género, 2019, CIEG/UNAM, pp. 64


11
Friedman afirma que cuando vemos cuerpos masculinos o femeninos, lo que vemos son cuerpos filtrados y
estos filtros funcionan para permitir que los elementos seleccionados pasen por agujeros que bloquean
otros. Es decir, un filtro socio-óptico del cual atendemos selectivamente aquellas partes del cuerpo que son
informativas de la categoría sexual.
una mujer bellísima, pero al mismo tiempo parecía un hombre bellísimo. Rey nunca
había visto algo parecido. Al menos de cerca, con tanto detalle. Estaba sentado con
sus andrajos en la única butaca que había en la habitación. No sabía qué decir (…)
Rey sintió la presión de aquellos pechos. Y le gustó. Sandra olía diferente. Tenía una
suave fragancia a limpieza. Magda siempre olía a suciedad. Tuvo una erección, que
se mantuvo imperturbable.12

Para finalizar, —como en el trabajo anterior— puedo notar que la sexualidad es

parte importante de la construcción de género, puesto que la percepción (sensorial) de

Sandra vincula de manera negativa la genitalidad con el género. Asimismo, me parece

importante analizar que según la sociología “la personas aprender a ver, oír, sentir y oler de

acuerdo con el contexto social en el que se inscriben” 13. Rey al crecer sin familia y en

lugares de extrema precarización mantiene un aprendizaje diferente al de cualquier otro

hombre y por ello su atención sensorial selectiva14 le permite mantener una relación

sexoafectiva con Sandra, porque para él una mujer no está estrechamente vinculada con la

genitalidad. Con esto, se puede afirmar que Rey desarrolla una performatividad más grande

que Sandra. Desgraciadamente, Sandra mantiene una relación muy arraigada con el

falocentrismo, puesto que desea insertarse en una cotidianidad heterocispatriarcal.

Bibliografía

Cedillo, Priscila. “El género en clave sensorio-afectiva. Aportes de la sociología disposicional y los
estudios sobre percepción”. Los sentidos del cuerpo: un giro sensorial en la investigación social y
los estudios de género, CIEG/UNAM, 2019, pp. 67-84

12
Gutiérrez, Pedro Juan. El rey de la Habana, Anagrama, 2015, pp. 59-61
13
López Pérez, Carolina. “Percepción sensible y expectativas sociales genéricamente diferenciadas. Cruces
analíticos entre Luhman, Goffman y Friedman”. Los sentidos del cuerpo: un giro sensorial en la investigación
social y los estudios de género, 2019, CIEG/UNAM, pp. 58
14
Entendida como la base para percibir algo como un tipo particular de cosa, como aprehender al otro como
“un hombre”, “un europeo”, “un comprandor”, o cualquier otra experiencia de similar de “ver cómo”.
Friedman, Asia. “Selective perception ans the social construction of a sex”. A Friedman, Blind to
Sameness. The University of Chicago Press, 2013, pp. 35-86

Gutiérrez, Pedro Juan. El rey de la Habana, Anagrama, 2015

López Pérez, Carolina. “Percepción sensible y expectativas sociales genéricamente diferenciadas.


Cruces analíticos entre Luhman, Goffman y Friedman”. Los sentidos del cuerpo: un giro sensorial en
la investigación social y los estudios de género, CIEG/UMAN, 2019, pp. 47-66

Luhmann, Niklas. El amor como pasión. La codificación de la intimidad, Penínusla, 1985,

Sabido Ramos, Olga. “Introducción: el sentido de los sentidos del cuerpo”. Los sentidos del cuerpo:
un giro sensorial en la investigación social y los estudios de género, CIEG/UNAM, 2019, pp. 17-44

Scott, Joan. “El género: una categoría útil para el análisis histórico”. Género e historia, FCE/UACM,
pp. 48-74

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