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Por definición, la Historia comienza con los registros escritos. Los restos de la cultura humana sin la
escritura constituye el ámbito de la prehistoria (véase La escritura y la historicidad más abajo). Sin
embargo, el «origen de la escritura ha dejado de ser un misterio».4 En el antiguo Oriente Próximo,
la evolución de la escritura fue un proceso originado por la práctica económica y la necesidad de
llevar registros administrativos. La arqueóloga Denise Schmandt-Besserat determinó la conexión
entre las «fichas» de arcilla sin categorizar previamente y la primera escritura conocida, el
protocuneiforme.45. En otras regiones, como la antigua China y Mesoamérica, surgieron otras
escrituras independientemente. En China, aparece ligada más bien a técnicas de adivinación, por lo
que los factores por los cuales surgió la escritura en Oriente Próximo no necesariamente se
extrapolan a otros lugares.
Centrándonos en la escritura de Mesopotamia, parece que las fichas de arcilla se utilizaban para
representar bienes e incluso puede que unidades de tiempo empleado en el trabajo, haciéndose
su número y sus tipos cada vez más complejos según avanzaba la civilización. Se alcanzó un alto
grado de complejidad cuando se tuvo que manejar más de cien tipos distintos de fichas, y estaban
envueltas con arcilla, con marcas que indicaban el tipo de fichas del interior. Estas marcas pronto
reemplazaron a las fichas en sí y los envoltorios de arcilla se constituyeron, como puede
demostrarse, en el prototipo de las tablillas de escritura sobre arcilla.5 Todo eso sugiere que el
sistema de escritura mesopotámica original (ca. 3500 a. C.) deriva de este método de conservar
operaciones6 y para finales del IV milenio a. C.,7 ya se había transformado en el uso de un estilete
de forma triangular que se presionaba sobre arcilla flexible (escritura cuneiforme). Así, la invención
de los primeros sistemas de escritura es más o menos contemporánea con el principio de la Edad
del Bronce en la última mitad del IV milenio a. C. en Sumeria.
Aunque es posible que la escritura egipcia sea un ejemplo de difusionismo transcultural de sus
contemporáneos comerciales de Mesopotamia, los egipcios no tomaron prestados los símbolos
escritos mesopotámicos. En su lugar, utilizaron su propia iconografía artística. Hay muestras de
jeroglíficos egipcios arcaicos en la Paleta de Narmer del 3100 a. C. y aún mayor grado de
elaboración se puede ver en los Textos de las Pirámides del III milenio a. C. En el sur de Egipto,
Günter Dreyer descubrió registros de entregas de lino y aceite que, según la prueba del carbono,
han sido datados entre el 3300 y el 3200 a. C., anteriores, pues, al periodo dinástico. Este hallazgo
cuestiona la creencia extendida de que los primeros pueblos en escribir fueron los sumerios de
Mesopotamia (actual Irak) en algún momento anterior al 3000 a. C.9
También surgió en esta época una escritura protoelamita logográfica aún por descifrar, que
evolucionó a un elamita lineal hacia finales del III milenio, que a su vez fue reemplazado por la
escritura cuneiforme tomada del acadio.
La escritura del Indo apareció hacia el 2600 a. C. y sobrevivió al declive de la cultura del valle del
Indo sobre el 1700 a. C.10 Sin embargo, todos los registros son extremadamente breves y no está
claro que fuera realmente un sistema de escritura plenamente desarrollado.
La escritura china, que data aproximadamente del siglo XII a. C. (finales de la dinastía shang), era
gráficamente independiente de las escrituras del Oriente Medio, aunque, como en el caso del
egipcio, puede que el difusionismo transcultural haya tenido algún papel relevante, aunque no
existe una evidencia de eso y tiende a pensarse que esta escritura tuvo un origen independiente de
las desarrolladas en Oriente Medio y las regiones colindantes.
Las escrituras precolombinas datan del siglo V a. C. aproximadamente en Mesoamérica. Las más
antiguas son la escritura zapoteca (c. 500 a. C.) y la escritura epiolmeca (c. 400 a. C.), seguida casi
dos siglos después por la escritura maya, cuya mayor parte está escrita en choltí clásico. Las
escrituras maya y epiolemca están basadas en sílabas y tuvieron unos orígenes independientes de
los del Viejo Mundo. La inscripción más antigua corresponde al bloque de Cascajal (c. 2900) que
parece ser un antecesor antiguo de la escritura epiolmeca.1112 El rongorongo de la Isla de Pascua,
que en gran parte no ha sido descifrado pero parece claramente una escritura real a juzgar por la
distribución y la frecuencia de cada símbolo, tuvo también un desarrollo independiente.
Prácticamente todos los sistemas de escritura utilizados en el mundo actual descienden en última
instancia de la escritura china o de los alfabetos semíticos.
Imperio de Occidente
La caída del Imperio romano de Occidente (también conocida como la caída del Imperio romano o
la caída de Roma) fue el período de declive del Imperio romano de Occidente en que perdió la
autoridad de ejercer su dominio y su vasto territorio fue dividido en numerosas entidades políticas
sucesoras. Tradicionalmente, de acuerdo con el criterio del historiador del siglo xviii Edward
Gibbon, se vincula este hecho con el año 476 d.C., coincidiendo con la deposición del último
emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo, a manos de Odoacro, aunque fue el
resultado de un largo proceso en el que hubo otros muchos hitos significativos.
Hay que empezar destacando las fuerzas que le habían permitido al Imperio romano ejercer un
control efectivo sobre Occidente; historiadores modernos mencionan factores que incluyen la
efectividad y el tamaño del ejército, la salud y el tamaño de la población romana, la fuerza de la
economía, la capacidad y competencia de los emperadores, las luchas internas por el poder, los
cambios religiosos del período y la eficiencia de la administración civil. El aumento de la presión de
los "bárbaros", externos a la cultura romana, contribuyó en gran medida al colapso.
Años relevantes en este contexto lo constituyen el año 117, cuando el Imperio alcanzó su mayor
extensión territorial, y el ascenso de Diocleciano en el 284. Las pérdidas territoriales irreversibles,
no obstante, comenzaron en el 386 con una invasión en gran escala de godos y otros pueblos. En
395, tras imponerse en dos guerras civiles destructivas, Teodosio I falleció, dejando un ejército
colapsado y al imperio, con numerosos territorios donde no ejercía el control, dividido entre sus
dos hijos incapaces. Para el año 476, cuando Flavio Odoacro depuso al emperador Rómulo, el
emperador romano de Occidente ejercía un insignificante poder militar, político y financiero, y
carecía de control efectivo sobre los dispersos territorios en Occidente que aún podrían ser
descritos como "romanos". Los invasores "bárbaros" establecieron su propia autoridad en la mayor
parte del área del Imperio de Occidente, aunque dichas gentes no fuesen ni invasores ni bárbaros,
al ser gentes asentadas en el propio Imperio de manera pacífica en su origen (francos en las Galias,
vándalos en Panonia, godos en Dacia, etc.) y recibiendo la ciudadanía romana al acordar el foedus
con Roma (Edicto de Caracalla), recibiendo los líderes de estas gentes el título de cónsules o
virreyes por parte de los emperadores residentes en Constantinopla, como el propio Flavio
Odoacro, ciudadano romano nacido en Panonia. Aunque su legitimidad sobrevivió durante varios
siglos más, y su influencia cultural persiste hasta el día de hoy, el Imperio de Occidente nunca tuvo
la fuerza para levantarse de nuevo.
Enfoques históricos
Desde 1776, cuando Edward Gibbon publicó el primer volumen de su obra Historia de la
decadencia y caída del Imperio romano, la decadencia y caída ha sido el tema en torno al cual se
ha estructurado gran parte de la historia del Imperio romano. «Del siglo xviii en adelante», escribió
el historiador Glen Bowersock, «hemos estado obsesionados con la caída: se la ha tomado como
un arquetipo para cada declive percibido, y, por tanto, como un símbolo de nuestros propios
miedos».1
Periodo
La pérdida de control político centralizado sobre el occidente y el poder reducido de Oriente son
universalmente reconocidos. Como una marca conveniente del final del imperio occidental, se ha
utilizado el año 476 desde Gibbon, pero otros hitos incluyen la crisis del siglo iii, la invasión del Rin
en 406 (o 405), el saqueo de Roma en el año 410, la muerte de Julio Nepote en el 480 y la caída de
Constantinopla en 1453.2 Pero el nombre de «decadencia» se ha empleado para cubrir un período
de tiempo mucho más amplio que los cien años a partir de 376. Gibbon comenzó su historia en el
98 y Theodor Mommsen consideró toda la época imperial como indigna de incluirla en su obra
Historia de Roma, por la que recibió el Premio Nobel de Literatura. Arnold J. Toynbee y James
Burke sostienen que toda la era imperial fue un decaimiento constante de las instituciones
fundadas en tiempos de la república.
Causas
Gibbon enunció una formulación clásica, ahora vetusta, de las razones por las que desapareció el
imperio occidental. Comenzó una controversia, aún en curso, sobre el papel del cristianismo, pero
dio gran importancia a otras causas de deterioro interno y a los ataques de fuera del Imperio.
La historia de su ruina es simple y obvia; y, en lugar de preguntar por qué el Imperio romano fue
destruido, deberíamos más bien sorprendernos de que haya subsistido tanto tiempo. Las legiones
de reconocimiento, que, en guerras lejanas, adquirieron los vicios de los extranjeros y mercenarios,
primero oprimían la libertad de la república, y después violaron la majestuosidad de la púrpura.
Los emperadores, deseosos de asegurar su seguridad personal y la paz pública, se limitaron a
corromper la disciplina de las tropas que intimidaba tanto al soberano y como a los enemigos; la
potencia del gobierno militar se relajó, y finalmente se disolvió, por las instituciones parciales de
Constantino; y el mundo romano se vio abrumado por una avalancha de bárbaros.
Edward Gibbon. The Decline and Fall of the Roman Empire, "General Observations on the Fall of
the Roman Empire in the West", capítulo 38.
Alexander Demandt enumeró doscientas diez teorías diferentes sobre el porqué de la caída de
Roma, y nuevas ideas han surgido desde entonces.34 Los historiadores todavía tratan de analizar
las razones de la pérdida de control político sobre su vasto territorio (y, como tema secundario, las
razones para la supervivencia del Imperio romano de Oriente).
Descubrimiento de América
Varios años después de la llegada de Colón a América, los españoles fueron percatándose de que
el lugar al que habían llegado no estaba conectado por tierra a Europa y al resto de la «tierra
conocida», como se esperaba de la India, sino que formaba un continente distinto. Así, a partir de
1507 se le comenzó a llamar América. En los siglos posteriores al descubrimiento del Nuevo
Mundo, España, seguida por Portugal, y en menor medida Inglaterra, Francia, Holanda, Rusia,
Suecia, Dinamarca-Noruega, entre otras potencias europeas, compitieron por la exploración,
conquista y colonización del continente americano. También se introdujeron como esclavos a una
cantidad estimada en millones de personas desde el África colonial,2 lo cual llevó a procesos de
disolución y anomia de culturas milenarias, así como al surgimiento de nuevas conformaciones
étnicas, culturales y políticas.
Existe controversia respecto al empleo del término «descubrimiento» para aludir a la llegada de la
expedición de Colón, ya que, por un lado y desde el punto de vista de la humanidad, América ya
estaba poblada y había sido descubierta por los primeros seres humanos que llegaron al
continente hace aproximadamente 14 000 años, y, por otro lado, existe un probable primer arribo
europeo realizado por los vikingos en el siglo x, aunque sin evidencias tangibles de contacto.3
Existe una clara distinción entre el «acto mismo del descubrimiento», entendido como la serie de
viajes que hicieron navegantes españoles que llegaron a América y el encuentro entre culturas, y el
posterior proceso histórico conocido como la conquista de América que los europeos realizaron a
continuación.
Antecedentes
Las dos únicas evidencias firme de contactos precolombinos son la de los vikingos, y la de las
poblaciones del norte de Siberia; las teorías de contactos polinesios cuentan con cierto consenso
científico, pero son más disputadas por carecer de vestigios arqueológicos directos4 y estar
basadas en pruebas indirectas de difícil datación, como la difusión de alimentos5 o de culturas
materiales.6 Los vikingos se establecieron temporalmente en Groenlandia en los siglos X y XI,7 y
desde allí exploraron la costa atlántica norte de América, fundando el asentamiento vikingo de
L'Anse aux Meadows, en Terranova.89 Este asentamiento fue establecido en el año 1021,1011 y
suele identificarse con la Vinlandia descrita en las sagas nórdicas.12 El asentamiento fue
abandonado unos diez años después de su fundación sin aparente repercusión en las poblaciones
locales.1314 Las poblaciones indígenas de Siberia y Alaska participaron de un cierto intercambio
comercial a través del estrecho de Bering,15 intercambiaban objetos de bronce,16 obsidiana,17 y
metales18 que han sido hallados en excavaciones arqueológicas en Alaska posiblemente
relacionadas con poblaciones ancestrales inuit.19 Finalmente, en la costa del Pacífico, se ha
sugerido que ciertas evidencias materiales2021 y genéticas,2223 en ambos casos disputadas,4246
25526 podrían apuntar a que pequeños grupos de navegantes malayo-polinesios pudieron arribar
a las costas del Pacífico de América del Sur antes de la llegada de Colón.272829 Ninguno de estos
grupos tuvieron un impacto permanente, por lo que no suelen considerarse como parte de un
«descubrimiento» consciente de una civilización por parte de otra civilización.
Unos años antes del descubrimiento de América, los viajes marítimos portugueses a la India
bordeando la costa de África y siguiendo el derrotero hacia el este a través del Océano Índico
sirvieron como un estímulo para otros navegantes europeos que creían que era posible llegar a las
regiones de Asia oriental navegando hacia el oeste. Cristóbal Colón defendía la hipótesis de que el
diámetro de la Tierra era tan pequeño que se podía alcanzar Asia navegando desde Europa hacia
poniente. En 1492 consiguió el apoyo y el patrocinio económico de los reyes Isabel y Fernando de
Castilla y Aragón, que le autorizaron a organizar un viaje de exploración que lo condujo a la costa
americana.
Cristóbal Colón, en representación de los Reyes Católicos de Castilla y Aragón, reinos españoles,
realizó cuatro famosos viajes desde Europa a América en 1492, 1493, 1498 y 1502. En el primero
de ellos llegó a América el 12 de octubre de 1492, a una isla de las Bahamas llamada Guanahani.
A partir del segundo viaje de Colón, descubrimientos, conquista militar, e invasión progresaron
conjuntamente. Durante los veinte años que separan 1499 de 1519, cuando empezó la empresa de
Fernando de Magallanes, tuvieron lugar los llamados «viajes de descubrimiento y rescate» «viajes
menores» o «viajes andaluces», capitulados por la corona española con empresarios privados
quebrando el discutido monopolio colombino. En el primero de estos participó Américo Vespucio,
a quien se ha atribuido ser el primer europeo en proponer que las tierras a las que Colón había
llegado no eran en realidad parte de Asia, sino de un continente desconocido para los europeos y
de cuyo nombre de pila deriva el nombre de «América».
Revolución francesa
La Revolución francesa (en francés: Révolution française) fue un conflicto social y político, con
diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a
otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el
Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en
1789 y finalizó con el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
Si bien después de que la Primera República cayó tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte,
la organización política de Francia durante el siglo xix osciló entre república, imperio y monarquía
constitucional, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del feudalismo y del
absolutismo en el país,2 y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, apoyada en ocasiones
por las masas populares, se convirtió en la fuerza política dominante. La revolución socavó las
bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó
con un discurso e iniciativas capaces de volverlo ilegítimo.
Antecedentes ideológicos
Los escritores ilustrados del siglo xviii, filósofos, politólogos, científicos y economistas,
denominados comúnmente philosophes, y a partir de 1751 los enciclopedistas, contribuyeron a
minar las bases del derecho divino de los reyes. La filosofía de la Ilustración ha desempeñado pues
un rol significativo en el giro que tomaron estos eventos históricos pero su influencia debe
relatarse de modo más matizado: acordarle demasiada importancia a los preceptos filosóficos
nacidos durante ese siglo se revelaría como una carencia mayúscula de fidelidad historiográfica.
Causas
Los historiadores generalmente ven las causas subyacentes de la como impulsadas por el fracaso
del Antiguo Régimen para responder a la creciente desigualdad social y económica. El rápido
crecimiento de la población y las restricciones causadas por la incapacidad de financiar
adecuadamente la deuda pública, dieron lugar a una depresión económica, desempleo y altos
precios de los alimentos.4 Combinado con un sistema fiscal regresivo y la resistencia a la reforma
de la élite gobernante, el resultado fue una crisis que Luis XVI no pudo manejar.56
Bajo Luis XIV, la corte de Versalles se había convertido en el centro de la cultura, la moda y el poder
político. Las mejoras en la educación y la alfabetización a lo largo del siglo xviii significaron
audiencias más grandes para los periódicos y revistas, con logias masónicas, cafeterías y clubes de
lectura que proporcionaron áreas donde la gente podía debatir y discutir ideas. El surgimiento de
esta llamada "esfera pública" llevó a París a reemplazar a Versalles como centro cultural e
intelectual, dejando a la Corte aislada y con menos capacidad de influir en la opinión.7 8
El otro gran lastre para la economía fue la deuda estatal. Las visiones tradicionales de la Revolución
francesa a menudo atribuyen la crisis financiera de la década de 1780 a los grandes gastos de la
guerra anglo-francesa de 1778-1783, pero los estudios económicos modernos muestran que esto
es incorrecto. En 1788, la relación entre la deuda y la renta nacional bruta en Francia era del 55,6
%, en comparación con el 181,8 % en Gran Bretaña. Aunque los costos de los préstamos en Francia
eran más elevados, el porcentaje de los ingresos fiscales dedicados al pago de intereses era
aproximadamente el mismo en ambos países.10
Sin embargo, estos impuestos los pagaban predominantemente los pobres de las zonas urbanas y
rurales, y los parlamentos regionales que controlaban la política financiera bloquearon los intentos
de repartir la carga de manera más equitativa. El impasse resultante frente a la angustia económica
generalizada llevó a la convocatoria de los Estados Generales, que se radicalizaron por la lucha por
el control de las finanzas públicas. Sin embargo, ni el nivel de la deuda estatal francesa en 1788, ni
su historia previa, pueden considerarse una explicación del estallido de la revolución en 1789.11
Aunque Luis no fue indiferente a la crisis, cuando se enfrentó a la oposición, tendió a retroceder. La
Corte se convirtió en el blanco de la ira popular, especialmente la reina María Antonieta, que fue
vista como una espía austríaca derrochadora, y acusada de la destitución de ministros
«progresistas» como Jacques Necker. Para sus oponentes, las ideas de la Ilustración sobre la
igualdad y la democracia proporcionaron un marco intelectual para abordar estos problemas,
mientras que la Revolución estadounidense fue vista como una confirmación de su aplicación
práctica.12
Los Estados Generales estaban formados por los representantes de cada estamento. Estos estaban
separados a la hora de deliberar, y tenían solo un voto por estamento. La convocatoria de 1789 fue
un motivo de preocupación para la oposición, por cuanto existía la creencia de que no era otra
cosa que un intento, por parte de la monarquía, de manipular la asamblea a su antojo. La cuestión
que se planteaba era importante. Estaba en juego la idea de soberanía nacional, es decir, admitir
que el conjunto de los diputados de los Estados Generales representaba la voluntad de la nación.
El tercer impacto de los Estados Generales fue de gran tumulto político, particularmente por la
determinación del sistema de votación. El Parlamento de París propuso que se mantuviera el
sistema de votación que se había usado en 1614, si bien los magistrados no estaban muy seguros
acerca de cuál había sido en realidad tal sistema. Sí se sabía, en cambio, que en dicha asamblea
habían estado representados (con el mismo número de miembros y con un solo voto) el clero
(Primer Estado), la nobleza (Segundo Estado) y el resto de la población (Tercer Estado,
principalmente la burguesía y el campesinado). Inmediatamente, un grupo de liberales parisinos
denominado «Comité de los Treinta», compuesto principalmente por gente de la nobleza,
comenzó a protestar y agitar, reclamando que se duplicara el número de asambleístas con derecho
a voto del Tercer Estado (es decir, los «Comunes»). El gobierno aceptó esta propuesta, pero dejó a
la Asamblea la labor de determinar el derecho de voto. Este cabo suelto creó gran tumulto.
El rey Luis XVI y una parte de la nobleza no aceptaron la situación. Los miembros del Tercer
Estamento se autoproclamaron Asamblea Nacional, y se comprometieron a escribir una
constitución. Sectores de la aristocracia confiaban en que estos Estados Generales pudieran servir
para recuperar parte del poder perdido, pero el contexto social ya no era el mismo que en 1614.
Ahora existía una élite burguesa que tenía una serie de reivindicaciones e intereses que chocaban
frontalmente con los de la nobleza (y también con los del pueblo, cosa que se demostraría en los
años siguientes).
División de polinomios
Explicamos paso a paso cómo dividir polinomios, con ejemplos y ejercicios resueltos.
Introducción
Método (ejemplo 1)
Tenemos que escribir en el cociente un monomio tal que al multiplicar por el monomio
director del divisor, se obtenga el monomio director del dividendo.
Como el grado del resto es igual al del divisor, tenemos que seguir.
Repetimos el proceso.
Como el grado del resto es menor que el del divisor, hemos terminado la división.
Ejemplo 2
Como el grado del resto es menor que el del divisor, hemos terminado. El cociente
es 2x−32�−3 y el resto es −5−5.
Para dividir un polinomio entre otro, primero trate de escribirlo como una expresión
racional y encuentre los factores comunes. Si no puede encontrar un factor común,
entonces utilice la división de polinomios larga.
Ejemplo 1:
Divida.
Ejemplo 2:
Divida.
Podemos factorizar el dividendo como ( m + 6)( m – 2), pero no nos ayudaría en este
caso. Mejor, usamos la división larga.
Escriba usando el símbolo de división larga. Divida los primeros términos, m 2 ÷ m.
Multiplique y reste.
Multiplique y reste.
Orientación
La división sintética es una alternativa a la división larga de la sección anterior. También
se puede usar para dividir un polinomio por un factor posible, x−k . Sin embargo, la
división sintética no puede ser usada para dividir polinomios más grandes, como los
cuadráticos, en otro polinomio.
Ejemplo A
Divide 2x4−5x3−14x2−37x−30 by x−2 .
Solución: Usando la división sintética, la preparación del ejercicio queda así:
[Figure 1]
[Figure 2]
[Figure 3]
[Figure 4]
[Figure 5]
Para "leer" la respuesta, usa los números como se muestra ahora:
[Figure 6]
Por lo tanto, 2 es una solución, ya que el residuo es cero. El polinomio factorizado
es 2x3−x2−16x+15 . Debes tener presente que cuando dividimos sintéticamente por k ,el
polinomio "sobrante" tiene un grado menos que el original. También podríamos
escribir (x−2)(2x3−x2−16x+15)=2x4−5x3−14x2+47x−30 .
Ejemplo B
Determina si 4 es una solución de f(x)=5x3+6x2−24x−16 .
Si usamos la división sintética, tenemos:
[Figure 7]
El residuo es 304, por lo que 4 no es una solución. Debes tener presente que si
sustituimos en x=4 , también expresado como f(4) ,
tendríamos f(4)=5(4)3+6(4)2−24(4)−16=304 . Esto nos lleva al Teorema del Residuo.
Teorema del Residuo: Si f(k)=r , entonces r también es el residuo cuando se divide
por (x−k) .
Esto significa que si sustituyes en x=k o divides por k , el resultado de f(x) es el
mismo. r ies el residuo, pero también es el valor correspondiente de y− Por lo tanto, el
punto (k,r) estaría en el gráfico de f(x) .
Considere la función polinomial f ( x ) = x 2 - 8 x + 6. Divida el polinomio entre el
binomio x - 2.
.
El residuo es -6.
El residuo es -6.
factorización
a Factorización:
La Factorización (o Factoreo) consiste en descomponer una expresión matemática
(polinomio, matriz, etc.) en forma de producto:
(x2 - 4) = (x + 2) · (x - 2)
Métodos de Factorización:
Existen muchas técnicas para factorizar expresiones matemáticas. Veamos los más
importantes: