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Por eso les hablo por medio de parábolas, porque ellos miran y no ven,
escuchan y no oyen ni entienden. La Necesidad del gran maestro de hablar en
parábolas se debía al lenguaje que estas le permitían ya que el siempre enseñaba
las verdades espirituales más profundas por medio de las cosas más simples y
esas cosas simples eran las cosas con las cuales se relacionaba la gente en su
día a día, Jesús traía las cosas conocidas y nos llevaba a un mundo desconocido
para traernos lecciones importantes para nuestra vida.
Jesús tiene el interés de que todo el que le escuche o vea su palabra entienda,
pero esto depende de nuestra sensibilidad espiritual que muchas veces no todos
tenemos, todos los que estemos con el interés de buscar de manera sincera las
enseñanzas de Jesús las entenderemos, el Espíritu Santo nos abrirá el
entendimiento para que entendamos lo que vemos y oímos de su palabra. Esta
verdad está abierta solo para aquel que quiere entender, porque para el que no
quiere entender aun viendo no entiende.
El que nosotros podamos entender estas lecciones tienen que ver con nuestro
arrepentimiento hacia Dios, la insensibilidad espiritual es como la ceguera, el ciego
no ve y pierde contacto con la realidad física así pasa con el insensible espiritual
no siente y pierde contacto con la realidad espiritual de lo divino, que no nos pase
como al pueblo de Israel que ellos fueron dichosos de ver lo que los profetas
anunciaron y no entendieron tuvieron al mesías en persona y muchos no
entendieron lo que él les anuncio en las parábolas presentadas en ese cap. de
mateo, que no es más que el nacimiento del reino de los cielos en nuestros
corazones y que debe de crecer como una semilla sembrada en tierra fértil,
Nuestro señor Jesucristo hizo ya la invitación de aceptarle a él a través de esta
parábola, depende de nosotros aceptar o no esta invitación.
¿Cuánto vale el reino de los cielos?, se puede comprar, hay que pagar algo, acaso
el reino de los cielos no es un regalo como lo es la salvación, el evangelio, la vida
eterna. Hay personas que no buscan el reino de los cielos, pero lo encuentran, ya
sea por una predica del pastor Bullón, por la radio, por una revista o por algo que
los conduzca a la palabra de Dios y cuando lo encuentran no lo desprecian no
ponen excusas, hacen todo lo posible por obtener la salvación.
Es de alegría poder encontrar el reino de los cielos, cuando Cristo llega a nuestra
vida todo se torna de felicidad de gozo de un sentimiento de alegría como el
hombre que encontró el tesoro escondido, así mismo es aquel que encuentra el
reino de los cielos está dispuesto a renunciar a todo, este es el precio que se debe
de pagar, el precio de la entrega completa a Dios.
A través de estas historias nos está diciendo Jesús que el reino de los cielos tiene
un precio que pagar y el precio a pagar es el precio de la renuncia y el precio de la
entrega total a él, para comprar nuestra entrada al reino de los cielos no se trata
de oro o de plata, el precio del reino somos nosotros mismos que tenemos que
entregarnos completamente a Cristo no una entrega parcial, sino una entrega
total, el reino de los cielos vale para nosotros en proporción al tamaño de la
entrega que nosotros nos hagamos a Cristo.