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Antonio S. Gentile
Correspondencia: Filiaciones Institucionales:
antoniogentile.rosario@gmail.com Universidad Nacional de Rosario
(UNR). Argentina
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Conceptos freudianos que interrogan una definición de la psicología
Freudian concepts that question a definition of psychology // Antonio S. Gentile
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to. Nosotros estudiaremos algunos con- nuestra opinión sobre las razones por las
ceptos en varios textos de Sigmund Freud, que el psicoanálisis sigue vigente, superan-
el creador del psicoanálisis; dado que el do críticas y proscripción a lo largo del
campo del psicoanálisis está fragmentado, siglo XX, y por qué es importante com-
al igual que la psicología, es saludable to- partir con ustedes algunos de sus concep-
mar una posición para no confundirnos en tos fundamentales y avanzar en hacer esta
la diversidad de sus escuelas y corrientes. relación y diferencia con la psicología. En
Avancemos con una definición de Psi- ese escrito decimos que hay tres órdenes
cología. Se trata de aquella que difunde de razones por las cuales el Psicoanálisis
la American Psychological Association continúa vigente, esas razones están co-
(APA): nectadas con la definición que recién les
Psicología es el estudio de la mente y propuse (Cottone, S., Greca, C. y Gentile,
de la conducta humana, en su dimensión A., 2017).
individual y social y en todas las etapas de Decimos que el psicoanálisis sigue vi-
su evolución, con el objetivo final de pro- gente por tres cuestiones. La primera, por
pender al bienestar de la persona humana. ser un recurso poderoso en la elaboración
Aparentemente es una definición gene- de pensamiento crítico y libre. Un instru-
ral, bastante clara, cuyo significado no de- mento, un modo de pensar que resiste a
bería ofrecer mayores dificultades. En esta que permanezcamos confortablemente
teórica interrogaremos, con recursos freu- capturados en los ideales normalizadores
dianos, algunos de los términos o concep- y concentracionistas (en el sentido preciso
tos que la componen; para esto, necesita- de un ideal que sostiene un tipo de lazo
mos definir “psicoanálisis”. Comparen las social en el que el sujeto queda reducido a
definiciones y verán cómo, desde el vamos, ser un objeto) que se ofrecen en el actual
se patentizan las diferencias entre ellas. estado de la cultura.
La segunda razón importante por la
Definición y vigencia cual el psicoanálisis tiene vigencia es por-
del psicoanálisis que desde su fundación, por Sigmund
Freud en 1900, continúa siendo la teoría
La definición de psicoanálisis, siguiendo
más completa acerca del funcionamiento
a su creador, Sigmund Freud, tiene tres
del psiquismo humano tanto en lo normal
niveles: es un procedimiento terapéutico,
como en lo patológico.
un método de investigación y un cuerpo
Necesitamos hacer una aclaración im-
teórico, cuyo objeto de estudio es el In-
portante porque acabamos de introducir
conciente (Icc) a partir de sus formaciones,
un término que ya marca una diferencia
tanto normales: sueños, equivocaciones,
con lo definido en la psicología: el térmi-
desmemoria, chistes, etc., como patológi-
no “psiquismo”. En la primera hipótesis
cas: síntomas, inhibiciones, delirios, etc.
sobre la estructura y funcionamiento de
En estos términos, desde siempre, digamos
lo anímico, S. Freud no usa –ni lo hará
1900, Sigmund Freud, caracterizó al Psi-
casi nunca- la palabra “mente”. En vez
coanálisis.
de aparato mental, expresión utilizada en
Con Soledad Cottone y Cecilia Greca
su época, Freud habla de “aparato psíqui-
escribimos un trabajo en el que damos
co” (Freud, S., 1993 a, p. 530 y ss.). Lo
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Lacan (París, 1901- París, 1981) maestro palabra, del diálogo en transferencia (con-
de la escuela francesa, quien “retornando cepto esencial de la práctica analítica que
a Freud” modificó mucho de los conceptos ustedes estudiarán más adelante) con otro
del psicoanálisis, revitalizándolos. Jacques (el analista) cuya función es sostener la es-
Lacan, entonces, es uno de los autores cucha, es decir, la escucha es la invitación
que nos organiza la lectura de Freud, es a tomar la palabra y dejarse llevar por su
imposible decir que hacemos una lectura fluir. Reconocer que el otro (paciente /
pura de Freud. En cuanto a la segunda analizante) es quien tiene la palabra acer-
consideración, es importante aclarar que ca de sí mismo, de su lugar en el mundo,
Sigmund Freud decía que el psicoanálisis de su deseo, de su padecimiento, etc., fue
no es “toda” la psicología, ni tampoco que una verdadera revolución; el saber está en
fuese una “parte”; sino que la perfecciona el enfermo, no en el médico o terapeuta, y
y puede contribuir a perfeccionar sus fun- en la medida en que se puede escuchar y
damentos y su enseñanza teórica o “dog- reescribir la propia historia, el “enfermo”
mática”. Si bien cuando Freud se refería a comienza a transformarse, comienza a sa-
la psicología lo hacía en consonancia con nar. Aplicar el psicoanálisis como método
lo que significaba la ciencia en su época, fi- terapéutico y de investigación significó
nes del siglo XIX y principios del XX, esto darle la razón a aquello que se conside-
nos viene bien para dejar en claro nues- raba simulacro sin razón, conceder razón
tra postura en el sentido que no impug- a los indicios de la propia verdad en el
namos los conceptos de la psicología que decir de la histérica o prestar oídos, por
hacen a su definición, sino que ensayamos el mismo valor de verdad, al delirio del
un contrapunto crítico con los conceptos paranoico. Para hacer posible la escucha
freudianos en tanto creemos ético dejar en transferencia, es condición ética que el
indicadas contradicciones que a veces son analista ponga en silencio sus opiniones,
insalvables y que hacen imposible una ideales, prejuicios, creencia en su saber y,
conjunción. Nosotros decimos que tanto podríamos decir, que ponga en silencio
en la obra de Freud, como en la de Lacan, todo lo que “espera” del analizante. Es
hay mucha psicología; pero también de- conmovedor admitir que, para Sigmund
cimos enfáticamente que no abonamos el Freud, el modelo inspirador fue poner la
camino de una psicología-psicoanalítica. ciencia a trabajar en la interpretación del
Es en el plano de la práctica donde se de- sin sentido de los sueños.
cide la imposibilidad de conjunción entre Cerrando esta parte, digamos que des-
el psicoanálisis freudiano y la psicología; de su invención, en 1900, como método
algo de esto diremos ahora retomando lo de investigación y terapia, como teoría ge-
que decíamos con nuestras colegas en el neral del psiquismo humano y como pen-
escrito que les mencioné. samiento crítico, el psicoanálisis nos ha
La tercera razón que hace a la vigencia transformado en nuestra autopercepción
del psicoanálisis es que, desde sus inicios, y en la relación con el mundo. Todo esto
es, como repetía Freud, una práctica, un hace a la potencia de su vigencia y justifica
método especializado para la terapéutica nuestra propuesta académica.
del malestar, del dolor psíquico, basado Repasemos lo que ya caminamos jun-
en la palabra, en el poder sanador de la tos: definimos psicología, definimos psi-
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de libido del Yo, finalmente, a comienzos el mal, no es una doctrina maniquea; escri-
de la década del veinte, formula la dua- be: “Cada una de estas pulsiones es tan in-
lidad pulsión de vida, pulsión de muerte. dispensable como la otra; de las acciones
Es un tema difícil al que ustedes volve- conjugadas y contrarias de ambas surgen
rán muchas veces durante la carrera, pero los fenómenos de la vida” (ibídem).
que hoy no podemos dejar de mencionar Un poco antes, Freud lo escribió casi
(asumiendo el forzamiento pedagógico con las mismas palabras:
que implica) si es que estamos tratando un
Partiendo de especulaciones acerca de la
asunto tan importante como es el bienes-
vida (…) extraje la conclusión de que ade-
tar, la felicidad, la ética.
más de la pulsión a conservar la sustancia
En 1932, Albert Einstein (Ulm, 1879 /
viva y reunirla en unidades cada vez ma-
Nueva Jersey, 1955), le envía una carta a
yores, debía de haber otra pulsión, opuesta
Freud, en la que le pregunta: “¿Es posible
a ella, que pugnara por disolver esas uni-
controlar la evolución mental del hombre
dades y reconducirlas al estado inorgánico
como para ponerlo a salvo de la psicosis
inicial. Vale decir: junto al Eros, una pul-
del odio y la destructividad?” (en Freud,
sión de muerte; y la acción eficaz conjugada
S., 1983, p. 185).
y contrapuesta de ambas permitía explicar
Esa psicosis de odio y destructividad,
los fenómenos de la vida (Freud, S., 1986,
Einstein no la encontraba tan solo en las
pp. 114/5).
guerras internacionales: “…sé muy bien
que la pulsión agresiva opera bajo otras Freud le responde a Einstein diciéndo-
formas y en otras circunstancias. (Pienso le que es pesimista sobre la posibilidad de
en las guerras civiles… en la persecución erradicar el odio y la tendencia a la agre-
de las minorías raciales.) (p. 186) sión y autodestrucción del ser humano,
Poco tiempo después, Freud le respon- porque junto con Eros, la tendencia del
de que coincide con el accionar de la pul- amor, forman las condiciones de la exis-
sión agresiva y le dice que, someramente, tencia y la vida humanas. Pero, tiene es-
le comentará lo que ha podido elaborar peranza en que todo lo que promueva y
sobre las pulsiones. Vamos a tomar esa desarrolle cultura pueda ir en contra de la
carta como referencia: guerra y la destrucción.
Entonces, el ser humano está limitado
Suponemos que las pulsiones del ser hu-
en su capacidad de dicha, a pesar que su
mano son sólo de dos clases: aquellas que
tendencia primaria sea perseguir el placer,
quieren conservar y reunir –las llamamos
porque en su estructura sustancial hay
eróticas, exactamente en el sentido de Eros
un límite infranqueable impuesto por la
en El banquete de Platón, o sexuales, con
pulsión de vida y la pulsión de muerte,
una conciente ampliación del concepto po-
pulsiones que constituyen el campo de lo
pular de sexualidad–, y otras que quieren
humano y que actúan conjugadamente en
destruir y matar; a estas últimas las reuni-
cada uno de nosotros con prescindencia
mos bajo el título de pulsión de agresión o
de nuestra conciencia y voluntad.
de destrucción (Freud, S., 1983, p. 192/3).
Una expresión de la pulsión de vida es
Inmediatamente, Freud se cuida de el amor, es la sexualidad puesta al servicio
identificar a unas con el bien y a otras con del amor. El amor es base de la amistad, la
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cubrió de encierro, de dolor, de muerte, de las trampas que nos tiende la conciencia y
pérdida, de tristeza, de quietud forzosa y el Yo, para, luego, en consecuencia, seguir
desconfiada. trabajando mucho para “estar bien” con
Entonces, si la felicidad es efímera, si el el otro. Es en este sentido que creemos que
bienestar para ser conquistado necesita de el verdadero cambio es el que debemos
un trabajo enorme porque hay tendencias hacer en nosotros mismos; no es el único,
opuestas que tienen que ver con la destruc- por supuesto, pero es el inicial; ese cam-
ción y el malestar; si el mayor mandamien- bio consiste en liberarnos de los ideales
to cultural, “Amarás a tu prójimo como a –lo que nos auto-exigimos cumplir para
ti mismo”, se hace imposible de cumplir, que nos amen– que nos llevan a ser ob-
porque quizás el prójimo no quiere ser jeto para el otro; ese cambio también nos
amado por nosotros y cuando nos acerca- pide que nos liberemos del goce violento
mos nos abre la puerta para encaminarnos de dominar al otro, es decir, en este caso,
hacia el goce perverso de transformarnos de convertir o considerar al otro como
en objeto de su agresión y crueldad. Freud un objeto, desconociendo que el otro es
es categórico: ese imperativo tan exigen- un sujeto cuya dignidad se concreta en
te, que sin embargo construye cultura, es libertad de ser, de hacer, de elegir, de de-
no realizable por el imperio del “principio sear, pensar, etc. independientemente de mi
del placer” y por la naturaleza agresiva y conveniencia. Esto vale para uno mismo,
destructiva del ser humano. Si esto que para el lazo con los otros, sean los hijos,
estamos diciendo es así, entonces se nos la pareja, los amigos, los pacientes, los
impone, como trabajadores en la subjeti- alumnos… Me parece que debemos cons-
vidad, meditar qué se nos pide cuando se truir lazos liberadores a partir de aceptar
nos define como propósito de la psicolo- lo diferente –¿suena lindo, no?, todos de
gía y como obligación derivada de nues- acuerdo ¿sí? bueno, inténtenlo y después
tro título universitario, la consecución del me cuentan cómo les fue– suenan bien es-
“bienestar”. Le asigno mucha importancia tas lindas palabras porque en ellas destella
a este asunto que hace a nuestra ética y es algo de la verdad, pero es muy difícil con-
por eso que decidí comenzar por aquí, no cretarlo. Afortunadamente tenemos una
podemos dejar de interrogarnos sobre el brújula, un indicador que nos orienta en
sentido, los límites y las posibilidades de todo esto: construimos bienestar cuando
lo que se nos pide con “… propender al nos rebelamos a ser objeto para el otro y
bienestar…”. cuando renunciamos a convertir al otro en
Desde nuestra perspectiva “estar bien” objeto de nuestro goce.
es estar bien con uno mismo, trabajar en La subjetividad, de la que nosotros ha-
uno mismo para conocernos un poco, por- blamos, no es un estado “interior” perma-
que, en verdad, somos íntimos descono- nente, es una construcción siempre en pro-
cidos. Nos aseguramos en la claridad de ceso, en relación con el otro, de aceptación
nuestra conciencia, cuando, en verdad, su y respeto a la dignidad de sujeto, y sujeto
función es ocultar y creemos en la cohe- es todo lo que se opone a quedar reduci-
rencia de nuestro Yo, cuando, en verdad, do a la condición de objeto (objeto sexual,
es la fuente de nuestro desconocimiento. objeto de consumo, objeto de la política,
Trabajar en nosotros para “gambetear” objeto de los medios de información y
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A ese tiempo en el que se “nace” como pecial que Freud denomina “amenaza de
sujeto y en el que culmina la sexualidad castración”.
infantil, Freud lo llama “complejo de Edi- La castración sepulta al complejo de
po” y lo piensa contemporáneo a la fase Edipo (Freud, S., 1993 c). La “amenaza
fálica. El estado de prematuración nos de castración” es lo que pone fin al “vale
pone en manos del otro primordial, la todo”, amor y muerte, de la relación in-
madre, y su auxilio o asistencia no es sin cestuosa. Es la prohibición absoluta, la
la presencia de otros, el padre, la familia, represión profunda, del deseo orientado
la comunidad, etc. “Poner en manos del hacia la instancia parental. Los padres no
otro” es equivalente, en términos freudia- son objeto de deseo sexual, pueden ser ob-
nos, a quedar enlazados en el amor o el jeto de identificación en la medida que se
odio del otro. Suspendamos considerar interdice con ellos la satisfacción sexual.
la posibilidad del odio porque en ella no En esto consiste nuestra humanización,
hay juego posible que nos habilite como nuestra condición de sujetos, adquirida a
sujetos. “Caemos en las manos del otro” los cinco o seis años; somos humanos en
es decir que caemos en los juegos de Eros, la medida en que aceptamos la imposición
en las vicisitudes de la sexualidad en las de la ley que prohíbe el incesto, ley fun-
que la relación primaria con el otro nos dadora de la cultura (Leví-Strauss, 1993).
introduce. Creo que les puede costar ad- Aceptar la renuncia que la castración
mitir que la relación con mamá y papá, al implica no pasa por la conciencia ni se
cubrir las necesidades básicas de la niñez, pondera con la razón, es una modificación
nos incluye –sin ser conscientes de eso- en del Yo infantil, que marca en el mismo
la sexualidad. Pero es así, es aceptar un proceso el final del imperio del narcisis-
dato de la observación de la realidad. mo infantil, debida a la incorporación de
Hacia los tres o cuatro años, ya forma- la instancia parental como instancia de
do el Yo narcisista (sobre esto diremos algo autoridad (no de amor), modificación del
más) y ya incluidos en el lenguaje, el nene Yo que Freud llama Super-Yo, base de la
y la nena arman y relatan historias que le conciencia moral. El cierre de la sexuali-
van habilitando ubicar su sexo anatómico dad infantil, por efecto de la amenaza de
en referencia a un símbolo, es decir, les va castración que sepulta el deseo incestuo-
habilitando asumir una identidad sexual. so –recuerden que es un deseo de amor
S. Freud plantea que la asunción de la y muerte- tiene como consecuencias la
identidad sexual no se determina por la di- formación del Super-Yo y la “amnesia in-
ferencia anatómica sino por renunciar a la fantil”, desconectar de la memoria, cubrir
posesión o identificación con un símbolo: con el olvido, los años de la sexualidad
el falo. En esta fase, fálica, el deseo de “ser infantil, como si nunca hubiesen existido.
todo”, lo que excluye lógicamente al otro A partir de este momento se abre el tiem-
en disputa, “ser todo para mamá”, porque po de la latencia sexual hasta la pubertad.
“mamá es todo”, y, desde la perspectiva Noten ustedes que se produce un desaco-
de mamá la demanda que ella, en tanto ple o desincronización entre lo orgánico
madre (no mujer) “tiene todo y es todo”, o somático, que en “silencio” continuará
domina la escena que sólo puede terminar con su desarrollo, y lo subjetivo donde la
en el saludable drama de una represión es-
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y durante la infancia, la mirada de los pa- a partir del lazo libidinal con el otro. Ya
dres, especialmente de mamá; pero, ya ten- mencionamos al “Yo Ideal” como el Yo
drán oportunidad en el curso de la carrera primario que recorta al autoerotismo y se
de ir llenando de contenido muchas de las forma por el modo como el otro, la ma-
cosas que hoy decimos. Volviendo a la ex- dre, por caso, proyecta su imaginario de
periencia del espejo, digamos que S. Freud amor sobre el hijo o hija que está criando;
la incorporó como una pieza teórica muy ese imaginario de amor es del orden de “lo
importante, a propósito del estudio de la perfecto”, del “todo que la colma”; son
“repetición” y referida al juego de “apa- las representaciones de la pulsión sexual
recer y desaparecer” con el que se entrete- tomando al Yo por objeto. En un movi-
nía uno de sus pequeños nietos (Freud, S. miento temporalmente posterior, ese Yo
1993 b, pp. 14 y ss.). Ideal tomará una nueva forma: la del Ideal
El período que comprende desde los del Yo (Freud, S, 1984, p. 91).
seis meses hasta el año y medio es de La diferencia entre ambos radica no
extrema importancia para el desarrollo solo en la distancia temporal sino en que
humano. Piensen que en esos doce meses en el Ideal del Yo se dan las marcas, signifi-
comenzamos imitando la articulación de cantes, para las posibilidades de identifica-
los primeros sonidos hasta lograr una ins- ción del sujeto con las representaciones de
trumentación notable del lenguaje; que el un otro colectivo o social con lo que hará
progreso en la maduración sensorio-moto- comunidad de lazos. Ese otro social que el
ra nos permite ir conquistando la posición sujeto incorpora a su Yo como Ideal del
erecta y la marcha; vamos adquiriendo los Yo, es (son) los ideales de la familia, del li-
primeros hábitos propios de cada familia, naje, de la clase social en la que le tocó na-
se diversifica y enriquece “nuestra comida cer, del barrio, de la comunidad de traba-
y el mundo”, como dijo alguien. Esta so- jo, o de estudio, o deportiva, o política, o
mera puntuación nos sirve de marco para religiosa, etc., que pueden representarse en
ubicar el comienzo y primer desarrollo del otros sujetos o en significantes que identi-
Yo, de la estructura psíquica que nos per- fican: la bandera, el escudo y los colores
mitirá ubicarnos como sujetos, ese marco, del club que apasiona, los símbolos de la
subrayemos, es componente de la sexua- religión que profesa, etc. En definitiva el
lidad y corresponde al narcisismo infan- Ideal del Yo es esa parte del Yo que refleja
til. Narcisismo que, atemperado, formará todo lo que “se espera” de él. Eso que “se
parte del Yo durante toda la vida siendo espera” puede ser muy limitante para el
la base del “sentimiento de sí”, de ese sujeto, porque es una de las fuentes de la
sentimiento de íntima identidad que nos represión, pero, al mismo tiempo habilita
acompaña, o, del “amor propio”, como se y orienta el deseo porque las identificacio-
le dice popularmente. nes que el Ideal del Yo ofrece, movilizan
En 1914, Sigmund Freud publicó “In- a la acción del sujeto, sacan al sujeto del
troducción del narcisismo”, ensayo que a ilusorio confort narcisista y lo impele a
partir de entonces ha sido ineludible para trabajar para realizar su deseo o su causa.
el estudio y tratamiento de las psicosis. En El Ideal del Yo tiene afinidades, también
él encontramos esta idea de la multipli- diferencias, con otra instancia del Yo a la
cidad de instancias que conforman el Yo que nos hemos referido: el Super-Yo. Am-
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bos se forjan durante la fase fálica, la ple- El Yo llega a ser en el Ello, es Inconciente
na vivencia de las pasiones edípicas, y se (Icc) y también es Pre-Conciente (Prcc) y
sostienen en las identificaciones parenta- Conciente (Cc). El Super-Yo, heredero del
les; por la represión/castración serán parte complejo de Edipo, es Inconciente (Icc) y
inconciente del Yo. Pero lo particular del también Pre-Conciente (Prcc) y Conciente
Super-Yo es ser el heredero, precisamente, (Cc).
de esas pasiones y de su sepultamiento, las
dos cosas: el goce y su represión profun- Despedida
da (Freud, S, 1993 c). El Super-Yo, queda
Una reflexión final antes de despedirnos.
como una modificación permanente del
Muchos de ustedes estarán pensando qué
Yo, es la internalización de las interdic-
hacer, qué estudiar, bien, si se decidiesen
ciones parentales y el fundamento de los
por estudiar Psicología, les diría que eligie-
mandatos morales. ¿No les resulta escan-
ron una carrera bellísima cuyo campo de
daloso decir que la moral tiene esa base?
acción es enorme y muy dinámico; es una
Consideremos que tenemos por ilustra-
práctica de mucha responsabilidad y muy
da la afirmación que hicimos hace un mo-
gratificante, solo hay que estar atentos a
mento, el Yo, nuestro Yo, el de cada uno de
los signos de la época, dispuestos a afron-
nosotros, es en verdad la síntesis forzada
tar nuevos desafíos y ponerles el cuerpo y
de varias instancias: Yo Ideal, Ideal del Yo
el alma.
y Super-Yo y por esto no es un individuo,
Vean ustedes el modo cómo en nues-
es, como dijimos, una multitud en nuestra
tro país, en la última década, se han dic-
intimidad; tampoco es una unidad porque
tado leyes ampliatorias de derechos y que
su estructura es la diversidad, la “escisión”
tienen alto impacto en la subjetividad, y
(Freud, S, 1993 d). El Yo, la persona para
abren, quizás, a la construcción cultural
la psicología, desconoce todo esto, no pue-
de nuevas subjetividades. Pensemos en la
de conocerlo porque esta escisión es su es-
ley del matrimonio igualitario, la de iden-
tructura inconciente (Icc).
tidad de género, la de interrupción volun-
Nos falta, solo mencionaremos, otra
taria del embarazo, la de salud mental,
instancia que reafirma la idea de la esci-
las vinculadas con la paridad de género,
sión estructural del sujeto, es el Ello, el im-
etc., bueno, todo esto ya produce efectos
personal originario, total y absolutamente
en nuestra sociedad y en nuestra cultura.
inconciente (Icc), lugar en/al que el Yo, en
Para que todas estas cosas nuevas, que tie-
tanto sujeto, tiene que llegar a ser. “Donde
nen que ver con la vida, con Eros, no se
Ello era, Yo debo devenir” (Freud, S, 1993
conviertan en letra muerta y sigan germi-
d, p.74).
nando nuevas realidades, espero, los invi-
Hacemos una correspondencia entre
to, a que pongamos el cuerpo con nuestra
las dos tesis freudianas sobre la estructura
práctica y de ese modo contribuyamos,
de la psiquis o alma humana, un gráfico
como pensaba Sigmund Freud, a construir
para recordar su complejidad y todo lo
cultura y ponerle freno a las potencias de
que, en consecuencia, está ausente de la
la muerte y la destrucción. Esto espero,
“mente” que postula la psicología. Vea-
esto deseo, gracias por escucharme y per-
mos: Ello e Inconciente se corresponden
mitirme decirlo.
absolutamente: el Ello es Inconciente (Icc).
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gob.ar/normativa/nacional/
resolución-343-2009-158472/
actualizado. Anexo I.
Aristóteles (1984). Moral, a Nicómaco.
Madrid: Espasa-Calpe (escrito hacia
349 a. C.)
Cottone, S, Greca, C y Gentile, A. (2017). Antonio Gentile
La vigencia del psicoanálisis. Material
de estudio, cátedra de Psicología. Psicoanalista. Se tituló de grado como
Rosario: s/i, s/e Psicólogo, en la Escuela Superior de
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