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Este rol no debe ser dictatorial, o de superioridad hacia la esposa, sino debe ser
de acuerdo con el ejemplo de Cristo dirigiendo a la iglesia. “Maridos, amad a
vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a Sí mismo por
ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la
palabra” (Efesios 5:25-26). Cristo amó a la iglesia (Su pueblo) con compasión,
misericordia, perdón, respeto y sin egoísmo. De esta misma manera, los esposos
deben amar a sus esposas.
La Biblia instruye a los esposos a proveer para sus familias. Esto significa que él
trabaje y gane el suficiente para cubrir todas las necesidades de su esposa e hijos.
El no hacerlo, definitivamente tiene consecuencias espirituales. “Porque si
alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la
fe, y es peor que un incrédulo” (1 Timoteo 5:8).
El Mandato
“Maridos, amad a vuestras mujeres” (Efesios 5:25)
El Modelo
“Así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella” (Efesios 5:25)
El modelo del esposo es Cristo mismo, quien murió en la cruz porque amó a su
iglesia. Todos sabemos, que ningún ser humano pecaminoso tiene la capacidad
para amar con la plenitud y perfección divina con la que Cristo amó y amará por
siempre a la iglesia. Sin embargo, gracias a que un cristiano tiene la naturaleza de
Cristo mismo y el Espíritu Santo en su interior, Dios hace provisión a los esposos
para que amen a sus esposas con una medida del amor de Cristo.
Este texto revela la intensidad con la cual los esposos deben amar a sus
esposas. Si los esposos amaran a sus esposas de esta manera, entonces los
matrimonios tendrían éxito delante de Dios.
Cristo amó a la iglesia hasta el grado de sacrificar su vida por ella y vino a ser el
ejemplo de todo esposo cristiano. Un esposo amoroso estará dispuesto a
sacrificar su vida por su esposa. De hecho, estará dispuesto a hacer sacrificios
menores por ella y poner, si es necesario, a un lado sus propios gustos, deseos,
opiniones, preferencias y bienestar para agradarla y satisfacer sus necesidades.
El amor solo quiere lo mejor para aquel a quien ama, y no puede tolerar que un
ser amado se corrompa o se desvíe por cualquier cosa maligna o dañina. Cuando
el amor de un esposo por su esposa es como el amor de Cristo por su iglesia,
procurará de manera continua ayudar a purificarla de cualquier clase de
impureza. Se esforzará en protegerla de la contaminación del mundo y en
proteger su santidad, virtud y pureza.
Las herramientas que todo esposo cristiano tiene para llevar a cabo esa tarea son
la Palabra de Dios y la oración. El esposo que ama a su esposa procura
diligentemente llevar a su esposa donde se enseña la Palabra. Constantemente la
expone a la Palabra porque sabe que solo ella purifica y santifica. Al mismo
tiempo está orando con ella y por ella pidiendo a Dios que le guarde de pecado e
impureza.
Para que el amor de un esposo hacia su esposa sea semejante al amor de Cristo
por su iglesia debe caracterizarse por el cuidado afectuoso que la esposa recibe de
su esposo, quien la cuida y busca su bienestar tanto como busca el suyo propio.
Algo anda muy mal si ella es considerada solo como cocinera, ama de casa,
acompañante ocasional y compañera sexual. Ella es un tesoro inmenso dado por
Dios, con el propósito de ser amada, atendida, sustentada y cuidada.
Sustentar a una esposa equivale a proveer para sus necesidades, a dar sin reservas
todo lo que le ayude a crecer y madurar en favor delante de Dios y de quienes la
rodean. Cuidarla significa hacer uso del amor tierno y el afecto físico para
brindarle calor, comodidad, protección y seguridad. Tal como Cristo provee para
su iglesia, el esposo debe proveer para su esposa y su familia.
dos serán una sola carne. 32 Grande es este misterio, pero hablo con referencia a
Cristo y a la iglesia. 33 En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su
mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido” (Efesios 5:31-33)
Conclusión
Dios ha puesto una gran responsabilidad delante de los esposos y al mismo
tiempo les ha dado las herramientas para llevar a cabo su función dentro del
hogar.
Un hombre que ha sido alcanzado por la gracia y el amor de Jesucristo tiene el
poder para caminar en obediencia a la Palabra de Dios, ser lleno del Espíritu
Santo y llevar a cabo ese rol que ha recibido de su Creador.
Cristo amó a la iglesia y se entregó sacrificialmente por ella, de manera que todo
esposo que ha creído en él pueda amar a su esposa fortaleciéndose en el poder del
evangelio. Una mujer que sea amada de esa manera no tendrá mayor problema en
someterse a su esposo.