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FIGURILLAS DE PALENQUE, CHIAPAS, México.

Compendio 2022.

Arqueóloga María de los Ángeles Elizabeth


Flores Jiménez
Investigadora contratada del Centro INAH-
Chiapas. Proyecto Palenque. Junio 2022

Resumen
Desde finales del siglo XVIII hasta la fecha, Palenque ha sido estudiado por
reconocidos investigadores, pero no es hasta los años 1949-1958 con Alberto Ruz
Lhuillier, cuando se realiza un proyecto de trabajo global en el sitio. A partir de
entonces, arqueólogos, historiadores del arte, restauradores, arquitectos y epigrafistas
centraron fundamentalmente sus objetivos de investigación en intentar descifrar los
procesos que se producían en la gran ciudad. En el caso particular del estudio de las
figurillas, Robert Rands y Bárbara Rands (1965) recopilaron piezas y las comentaron,
posteriormente Linda Schele (1997) publicó un libro sobre el mismo tema.

Este artículo es un compendio del análisis de las figurillas antropomórficas del


Proyecto Palenque surgidas en las temporadas de excavación arqueológica de 1991-
1994, donde se analizan las técnicas de fabricación, contenido temático, estilos,
función, uso preferencial y contextos de Resumen

excavación empleados en la clasificación. y análisis de este material. También se


incluyen las interpretaciones resultantes del análisis de la colección de figurillas
rescatadas en el Proyecto Palenque de las temporadas 1982-84, que emergieron de
contextos arqueológicos primarios (pozos), lo que facilitó un acercamiento a las
explicaciones cercanas al esclarecimiento del uso y significado simbólico. de este
complejo material arqueológico adoptado por la sociedad palencana.

1
Summary

From the end of the 18th century to date, Palenque has been studied by
renowned researchers, but it was not until the years 1949-1958 with Alberto Ruz
Lhuillier, when a global work project was carried out on the site. From then on,
archaeologists, art historians, restorers, architects and epigraphers fundamentally
focused their research objectives on trying to decipher the processes that occurred in
the big city. In the case of the study of figurines, Robert Rands and Bárbara Rands
(1965) collected pieces and commented on them, later Linda Schele (1997) published a
book on the same subject.

This article is a compendium of the analysis of the anthropomorphic figurines


of the Palenque Project that emerged in the archaeological excavation seasons of
1991-1994, where the manufacturing techniques, thematic content, styles, function,
preferential use and contexts of excavation used in the classification and analysis of
this material. Also included are the interpretations resulting from the analysis of the
collection of figurines rescued in the Palenque Project from the 1982-84 seasons,
which emerged from primary archaeological contexts (wells), which facilitated an
approach to explanations close to clarifying the use and symbolic meaning of this
complex archaeological material adopted by the Palencana society.

Palabras clave: Palenque, Chiapas, Figurillas Prehispánicas, Mayas, Sociedad,


Figurillas mayas, México.

Introducción

Este artículo es un compendio de la investigación realizada como tesis


de licenciatura en arqueología presentada en la Escuela Nacional de
Antropología e Historia en 2001 en la que se abordó el tema “Figurillas
Antropomorfas de Palenque”, material concebido como modelos de barro
tridimensionales de formato pequeño (de 15 a 20 cm.) que recrean o retratan
personajes, deidades, silbatos, sonajas, animales y otros dentro de una gran
variedad de temas.

2
En este artículo se prescindieron una gran cantidad de datos a fin de
sintetizar los resultados más relevantes surgidos de dicha investigación en el
que se expone un esquema general de la ubicación y cronología de Palenque; se
analiza e interpreta contextualmente el comportamiento de este importante
material arqueológico a través de la secuencia cronológica del sitio, abordando
ideas y observaciones sobre su origen; técnicas de manufactura; temas de
representación; estilos; función; iconografía; usos, símbolos y otros aspectos
socioculturales. Cabe mencionar, que se actualizaron algunas interpretaciones
debido al trabajo de análisis y clasificación realizado por la que esto suscribe en
2015 de otra colección de figurillas Palenque rescatada del Palacio en
temporadas anteriores (1982-84), dirigidas por la entonces directora del
Proyecto Rosalba Nieto Calleja, Profesora-Investigadora del Departamento de
Estudios Arqueológicos del INAH.
Las figurillas analizadas en este capítulo forman parte del material
recuperado durante el “Proyecto Especial Palenque”, dirigido por el
Arqueólogo Arnoldo González Cruz -Profesor Investigador del Centro INAH
Chiapas-, durante los años 1991-1994. Dicho proyecto se encauzó a la
exploración, restauración e investigación arqueológica de diversos edificios y
estructuras del área central y de conjuntos arquitectónicos de la periferia, con el
objetivo de obtener una visión integral del funcionamiento interno del sitio
(González R.:1997).
En el marco de dicho proyecto se excavaron, dentro del área central,
once de los principales edificios y templos del sitio y en la periferia se
trabajaron seis grupos residenciales, así como cinco pequeños asentamientos.
De estos contextos se recuperaron un total 2075 fragmentos de figurillas.
La investigación realizada se limitó a la clasificación y análisis de 1574
piezas, muestra que incluyó fragmentos de figurillas y silbatos, exclusivamente
con representaciones antropomorfas, algunos moldes y tabletas. 1 De contextos
de superficie provenían 32 fragmentos; 1304 piezas se localizaron durante la

1
Las tabletas son bloques de barro rectangulares o cuadrados sólidos o huecos que no sobrepasaron los 10 cm, en los
cuales se representaron diversos motivos de manera impresa o modelada-excavada (ver Lámina 17: Figuras 1 y 2).

3
liberación de escombro en estructuras, basamentos y escalinatas –por tanto
carentes de posición tridimensional-; 230 fragmentos fueron encontrados en
contextos sellados por pisos o rellenos; mientras que 8 figurillas
correspondieron a entierros, de las cuales sólo 6 estaban completas.
El sistema de clasificación utilizado consistió en la formación de grupos
de figurillas definidos por atributos. En primer lugar, de acuerdo con las
técnicas de manufactura2 se conformaron tres conjuntos: modeladas, moldeadas
y por técnica mixta. En segundo lugar, el material se subdividió por los
contenidos temáticos y formales que presentaban (hombres, mujeres, guerreros,
personajes no identificados, accesorios). En tercer lugar, las figurillas se
separaron en estilos, donde ciertos grupos enmarcaban cualidades de expresión
y rasgos particulares como ornamentos, peinados, símbolos y otros atributos. 3
Las técnicas de manufactura fueron determinadas de la siguiente
manera: la técnica modelada consistió en la elaboración de figurillas realizadas
totalmente a mano, por lo general la pieza es sólida o semisólida.4
La técnica mixta fue el resultado de la combinación de dos técnicas en
una sola pieza, donde se usó el molde para formar el rostro en la parte frontal de
la cabeza, de la cual surge una espiga en la base que se embutía a un cuerpo
hueco o semihueco. Por otro lado, el cuerpo se modeló sobre un esqueleto de
varas de madera que sostuvo también brazos y piernas. En las figurillas por
técnica mixta, la cabeza, vestimenta y adornos también fueron modelados y en
ocasiones cambiables. La técnica de manufactura por molde se refiere al uso de
uno o dos moldes útiles para elaborar una pieza por completo, la que suele ser
hueca. Con esta técnica se elaboraron abundantes silbatos cuyo sistema acústico
fue realizado a mano, además de juguetes y sonajas.

2
Las Técnicas de manufactura se definieron con base a la propuesta del Dr. Román Piña Chan planteada en el estudio
de piezas funerarias de Jaina, Campeche en 1948 y 1968, realizando modificaciones para adaptarlas al material de
Palenque.

3
Se intentó seguir la metodología de Tatiana Proskouriakoff realizada en 1950

4
Figurillas que presentan huecos en la parte interna inferior del torso.

4
Dentro del proceso de análisis de figurillas se realizó un estudio
comparativo con materiales de otros sitios mayas y no mayas a fin de proponer
una secuencia cronológica tentativa.5 También se revisaron los modelos y
estilos de las representaciones escultóricas y pictóricas en la cerámica lo que
permitió distinguir patrones visuales compartidos.6
Por otra parte, en otro contexto de investigación, se tuvo la oportunidad
de realizar el análisis de la colección de 536 fragmentos de figurillas rescatadas
en contextos primarios o pozos de sondeo ejecutados por el equipo de
arqueólogos del Proyecto Palenque 1982-84 al interior del Palacio 7 ampliando
elementos interpretativos sustanciales.

Ubicación territorial de Palenque


El sitio arqueológico de Palenque se ubica al norte del estado de
Chiapas, justo sobre el lomerío donde inicia la serranía noreste de las montañas
del norte o sierra “Don Juan” y la planicie costera del Golfo (Mullerried
1957:48). La ciudad arqueológica abarca una extensión aproximada de cinco
kilómetros cuadrados y se localiza entre las coordenadas 17º29’30” latitud norte
y 92º05’20” longitud oeste, UTM N601360 y E1933200, a una elevación de
150 sobre el nivel del mar. Geográficamente, Palenque fue construida sobre un
área territorial estratégica, distribuida sobre varios desniveles al pie de la sierra,
los cuales eran atravesados por dos corrientes de agua permanentes que nacen
en la serranía y que aún atraviesan la gran ciudad prehispánica maya. Como
algunas ciudades construidas durante el periodo Clásico Temprano o un poco
antes, Palenque fue ubicada como polo rector de un importante complejo
hidráulico regional conformado por dos grandes ríos: el Tulijá al oeste y el
Usumacinta al este. Ríos en cuyos márgenes se asentaron numerosos grupos
5
Con base en Carlos Álvarez y Luis Casasola 1985 con las figurillas de Jonuta, Tabasco. El estudio de 1935 de Mary
Butler fue fundamental, así como el trabajo de clasificación de Marilyn Goldstein de 1979 de las figurillas de Jaina,
Campeche.

6
En este sentido el trabajo de Merle Green Robertson 1980, 1985 fue determinante.

7
Proyecto dirigido por la entonces directora del Proyecto Palenque, Arqlga. Rosalba Nieto Calleja. DEA-INAH

5
humanos que aplicaron su potencial para desarrollar sistemas agrícolas
intensivos y aprovechar los recursos faunísticos y de otro tipo que brindaba el
entorno. El área controlada por Palenque se presume se extendía hacia el este
10 km, hasta Nututún; hacia el norte, donde se ubica la planicie tabasqueña con
sus brazos de ríos e importantes humedales; y al oeste, hasta el sitio santa Isabel
distante 8 km (Liendo 2000:3). Sin embargo, los últimos estudios realizados
señalan que la provincia que controlaba Palenque abarcaba una extensión
mayor, que su influencia se extendía al Occidente hasta el sitio del Tortuguero
en Tabasco; mientras que el sitio de Chinikihá ha sido señalado como su límite
oriental (González 2011:30). Este vasto y diverso territorio de selva tropical
proveyó a sus habitantes de suelos con arcilla aluvial, óptimos para ser
aprovechados para la producción cerámica.

Los tiempos de Palenque y sus figurillas


La secuencia cerámica de Palenque fue elaborada por Robert Rands en
1998 (Proyecto INAH-PARI) y rectificada por Elena San Román. Comprende
seis fases cerámicas: Picota, Motiepa, Otulúm, Murciélagos, Balunté y Huipalé
(González 2011:64).
La región de Palenque comenzó a poblarse presuntamente a partir de
Preclásico Terminal (300 a.C.-150 d.C.) propuesta basada en la información
arqueológica que indica la existencia de una ocupación no significativa durante
ese periodo. La presencia de figurillas de tradición Preclásica es casi nula al
interior del sitio (Fig. 1); sin embargo, existe la posibilidad que la producción
de figurillas modeladas iniciara a la par del intenso proceso de nucleación social
efectuado durante las fases Picota-Motiepa (150-450 d.C.) Proto Clásico -
Clásico Temprano8 (Fig. 2-5)

8
Como se estableció en el Informe de Figurillas de Barro del Palacio de Palenque, Chiapas. 2015. DEA

6
Fig. 1 Proto-Palenque

Fig. 2 Fig. 3

Fig. 3 Fig. 4

7
Fig. 5

Se ha relacionado el surgimiento de Palenque con migraciones


poblacionales provenientes de la región del Usumacinta Medio, aunque también
existen sugerencias de que estos comienzos pueden vincularse con la cuenca del
Mirador, al norte del Petén Guatemalteco (González 2011:60). Existe también
la posibilidad que Palenque también haya sido apuntalada por grupos
pluriculturales provenientes de la periferia del territorio Zoque (corredor Istmo-
Costa Pacífico) y de la región del Papaloapan (Flores 2001) (Fig. 6, 7).

Fig.6 Fig.7

La fase Motiepa del Clásico Temprano (450-600 d.C.), se define como


una etapa de consolidación dinástica y crecimiento de la ciudad a un ritmo
constante. En el transcurso de ese proceso, como ya se dijo, acontece la
producción de piezas realizadas principalmente por técnica modelada y mixta,

8
tradición desarrollada también en Teotihuacan durante la fase Tlamimilolpa
Tardío-Xolalpa Temprano del 350 al 400-550 d.C. (de la Fuente 1999:173); y
que se irradia hacia cuatro regiones del área maya: los altos y sur de Guatemala
–Nebaj-; la costa del Golfo -en sitios como Jaina-; el Petén; la región
meridional del río Usumacinta, en especial a Piedras Negras (Ivic de
Monterroso: 1999), sitio con el cual Palenque mantiene una fuerte afinidad en
las figurillas de técnica mixta, tanto en los atributos como en estilos (Fig. 7-12,
12 a).

Fig.8 Fig.9

Fig.10 Fig. 11

9
Fig. 12

En los inicios del Clásico Tardío, durante el curso de la fase Otulúm (600-683
d.C.), se desarrollan magníficas piezas individuales de gran valor artístico,
donde se pone gran énfasis en los acabados de superficie y los atributos
ornamentales. Es probable que para ese período aún no existiera una producción
masiva de figurillas y que se modelaran algunas como retratos de la elite. Desde
entonces, la tradición fue desarrollándose en el tiempo y espacio hasta llegar a
ser parte de las prácticas cerámicas de la población en todos los estratos
sociales, gracias a la introducción de los moldes.

Fig.12.a

10
Fig.13 Fig. 14

Fig. 15

Fig. 16 Fig. 17

Durante las fases Murciélagos y Balunté del Clásico Tardío (683-810


d.C.), Palenque controla, influye y mantiene hegemonía sobre una enorme
extensión de territorio, época en la cual ya estarían totalmente definidos los

11
temas y modelos de representación en las figurillas, elementos estilísticos y
manufactureros que se vieron inmersos en procesos intensos de interacción
cultural regional. Es el tiempo de un crecimiento desmedido de la ciudad, donde
se realizan recapitulaciones artísticas y arquitectónicas variables teniendo lugar
remodelaciones y ampliaciones tendientes a modificar la fisonomía original del
sitio (Rands Robert, 1994). Durante estas dos últimas fases pareciera producirse
una transformación en los estilos tradicionales de representación facial, en la
cual se manifiestan escultóricamente personajes hiperrealistas con cuerpos
dinámicos y una enorme carga comunicativa que se muestra en diversos
tableros como el del grupo de Las Cruces, el “Tablero de los Esclavos”, del
“Escriba y Orador”, entre otros monumentos (Fig.18-22)9.

Fig. 18

Fig. 19 Fig. 20

9
Es una fase “Dinámica” señalada por la Dra. Beatriz de la Fuente en 1965.

12
Fig. 21 Fig. 22

Fig. 23

Fig. 24

La tendencia en la producción de piezas hiperrealistas tipo retrato


pareciera ser exclusiva al interior de Palenque, pues raramente este estilo se
distribuye en otras regiones. No obstante, figurillas realizadas con la técnica

13
tradicional mixta, con temas de representación más extendidas mantienen
vigencia, en un intento de revitalizar los valores históricos de los antepasados y
la relevancia de los linajes. Las famosas figurillas de Jaina demuestran ese
vínculo. Otro ejemplo de ello son las cinco figurillas 10 que sirvieron de
“guardianes” de dos mujeres en la Tumba 1 del Grupo B, 5 piezas que
excepcionalmente fueron integradas en un contexto funerario, costumbre
presuntamente poco usual en Palenque (Figuras 23-27).11

Fig.25 Fig. 26

10
Dibujos realizados por el Arquitecto Fredy Corzo del Centro INAH-Chiapas.

11
El registro detallado de figurillas formando escenas o como parte de ofrendas reviste gran interés para entender su
función en la sociedad prehispánica. En este caso puede consultarse el texto de R. López (2002) sobre el contexto de
estas piezas en particular (Gallegos Gómara M.J.,comunicación personal)

14
Fig. 27 Fig. 28

Fig. 29

Las figurillas mixtas (rostro en molde y el resto del cuerpo modeladas) de otros
sitios productores como Jaina, Motul de San José en el Petén (Halperín: 2006) y
Piedras Negras por ejemplo, en algún momento fueron desplazadas
progresivamente por piezas hechas totalmente en molde, las cuales fueron
producidas localmente aplicando temas de representación concernientes
posiblemente a ciertos tipos de costumbres de culto, superstición, o veneración
siendo distribuidas substancialmente en sitios vinculados con comercio
intensivo12. Palenque no sería la excepción. En la fase Balunté final los temas
femeninos comienzan a destacar de manera sustancial, con contenidos de
12
Este señalamiento se basa en la observación de la autora de este articulo.

15
concernientes a la fertilidad, culto y oración, los cuales son afines en una amplia
región de Tabasco y Campeche, distribuyéndose hacia la península de Yucatán.
Fue en estos tiempos donde la producción de figurillas moldeadas alcanza su
máxima expresión en silbatos. Los temas de guerreros, mujeres, enanos, seres
contrahechos, juguetes, pendientes, y muchos objetos más se elaboraron en
barro. Las construcciones recientes se ofrendaban con cabezas de imágenes
entre los muros e intersecciones constructivas, canales, altares de templos, y
otros escondites.

Fig. 30

Fig. 31

Hacia la fase Huipalé del Clásico Tardío Terminal (810-900 d.C.), las
figurillas van perdiendo los valores y significados característicos del pasado,

16
situación que marca un empobrecimiento expresivo simbólico para orientarse a
asuntos bélicos concretos. Al inicio de esta fase se infiere la desaparición
tiempo atrás de la producción de estatuillas en Palenque, sin embargo, sitios
como Jonuta y otros en el área de Balancán y Comalcalco en Tabasco, juegan
un papel definitivo en la producción y distribución de cerámica y figurillas que
continuaron llegando a la ciudad,13 tal vez como ofrendas a los antepasados.
Algunas parecen reproducciones o adaptaciones de figuras con elementos
palencanos antiguos, pero en modelos híbridos. La distribución de contenidos
temáticos diferentes, como ocurre con las figuras de mujeres con los brazos en
alto y las palmas de las manos hacia el frente en actitud de oración, marca un
parteaguas con relación a las antiguas tradiciones, fundamentalmente porque el
tema femenino es común entre piezas de Tlaxcala, el centro de Veracruz, la
costa de Tabasco y Campeche, por mencionar algunas áreas. Es decir, las
figurillas se reproducen perdiendo la identidad jerárquica característica en el
contenido de sus temas palencanos. (Fig. 32-34).

Fig. 32

13
Sobre el tema, en 2009, Gallegos G. Miriam Judith sugiere que la producción de figurillas modeladas se produjo en
el entorno de Comalcalco, Tabasco, donde se crea una tradición de figurillas y cerámica de pasta fina.

17
Fig. 33

Para el periodo Postclásico Temprano, quizá el grupo original palencano


ya estaba bajo tierra, sin embargo, masas rurales aún habitaban o visitaban de
forma esporádica la ciudad en ruinas. Es probable que algunos de los
asentamientos periféricos no colapsaron junto con Palenque, sino continuaron
funcionando con una escasa producción local de figurillas domésticas alejadas
de la tradición clásica de las altas jerarquías, mostrando las piezas cierta pérdida
en las proporciones corporales, recurriendo al uso de pastas anaranjadas finas o
muy arenosas sin desgrasantes y algunas hasta pintadas con chapopote (Fig.
34)14

Fig. 34
Resulta factible que las tres técnicas utilizadas en la elaboración de
figurillas fueron desarrolladas y aplicadas de manera secuencial en la historia
14
La autora identifica la Figura como un posible personaje femenino agazapado y cantando, coincidiendo con Ochoa y
Espinosa (1987:61) quienes argumentaron que era la figura de una mujer, pero con expresión de dolor. Sin embargo, en
las colecciones de Jonuta y Comalcalco en donde se han encontrado ejemplares semejantes en muy buen estado, se ha
sugerido que pueden representar hombres envueltos en una manta con una expresión que refleja un grito de dolor
(Schele 1997:137), o bien fardos funerarios como propone Gallegos.

18
del sitio, es decir, primero se elaboraron las modeladas, posteriormente las de
técnica mixta y al final las moldeadas. Sin embargo, a partir de la utilización de
los moldes hacia mediados del Clásico Temprano, es probable también que las
tres técnicas de manufactura de figurillas se produjeran de manera equivalente
hasta el Clásico Tardío, en donde la aplicación de cada técnica dependería de la
función para la que serían utilizadas las figurillas.

Fig. 35

Para qué sirvieron las figurillas y quién las usaba.

Como definición, entenderemos a las figurillas de barro como esculturas


tridimensionales de formato pequeño, de 15 a 20 cm., que recrean personajes,
animales y gran variedad de temas. Sobre la función específica de las figurillas
en Palenque se considera que además de desempeñar el papel de promotoras de
personajes influyentes de una sociedad marcada por la jerarquización,
soportaban una carga simbólica con relación al culto de los antepasados, al
grupo en el poder, a los héroes y guerreros míticos, a la madre tierra
humanizada, al cuerpo militar, entre otros y muy variados contenidos. Servirían
como cohesionadoras de identidad y valores, colaborando en la distribución de
ideas a través de una iconografía que ayudaba a legitimar el poder. Se usaban
también, como imágenes patronales en el altar familiar; como amuletos o
fetiches vinculados a la sanación; en prácticas religiosas; como silbatos en las

19
festividades comunales; como juguetes; para el intercambio o durante la guerra
como silbatos. Quizá no fueron objetos sacralizados como los incensarios
(Cuevas García, Martha: 2004), pero las figurillas sí constituyeron elementos
que, por asociación mental de lo que representaban, respaldaron al grupo en el
poder, adecuando el pensamiento de la población y su aceptación a las severas
exigencias impuestas por éste.
Las excavaciones controladas realizadas en la sección SE del Palacio, entre los
años de 1982-8415, evidenciaron significativos patrones de costumbres rituales
de iniciación de ciclos constructivos, donde se ofrendaban figurillas en
escondites, los cuales siempre iban acompañadas por diversos objetos de hueso,
lítica, cerámica rota o semicompleta, fauna cocinada y otros, todos ellos rotos
de forma intencional, acciones concretas que se desplegaron durante el proceso
ritual reconstructivo de edificios consagrados. Los temas de representación de
las figurillas ubicadas en cada escondite no serían casuales, sino que cada pieza
contenía un significado narrativo metafórico documental, y que en conjunto
expresaban una acción ritual de interacción con el corazón mismo del edificio
que “renacería”. Luego entonces, la metáfora del discurso figurado de los temas
de representación de cada pieza es que serían sometidas a una muerte alegórica
y que sólo en conjunto tendrían la capacidad de transformarse y renacer. Los
“escondites” entonces funcionarían como parajes activos de muerte y
renacimiento y los objetos como “semillas” que emergerían en algún momento
transfigurados. Los espacios donde se ofrendaba dichos objetos mantuvieron un
fuerte vínculo con la red de desagües o canales que se ubican bajo el Palacio
(Flores Jiménez M.A., 2015). Otros ejemplos muestran que, durante la
remodelación residencial se efectuaban rituales de terminación y renacimiento,
donde se integraban pequeñas cabecitas entre las lajas y bajo los estucos de las
paredes. También se han localizado posibles “ofrendas” sencillas conformadas
por cabecitas y huesos de animal colocados sobre tumbas, en los rellenos de

15
Proyecto Palenque 1982-84, bajo la dirección de Rosalba Nieto Calleja. Informe Técnico 2016.

20
escaleras interiores, en los desplantes de basamentos y algunos otros elementos
sellados (Nieto Calleja, 2016).
Hipotéticamente, en el caso de la asociación de figurillas en contextos
de excavación de superficie, gran cantidad estuvieron vinculadas a los templos
integrados a las áreas residenciales, por lo que surge la posibilidad de que se
efectuasen rituales de “limpias”, decapitación o “muerte”, a través de la
mutilación de las figurillas que representarían individuos concretos, para buscar
la renovación o un renacimiento simbólico.
Durante la investigación se insistió en la posibilidad de que las figurillas
se ofrendaban mutiladas de manera intencional debido a que muchas de éstas
evidencian cortes de tamaño homogéneo y bien realizados en el cuello, brazos y
piernas. Dicha práctica también se observa en las figurillas descubiertas en
contextos de tumbas, donde las piezas halladas in situ presentan casi siempre la
fragmentación de algunos de sus miembros, cabeza o partes menores como en
el caso de las piezas de la Tumba del Grupo B 16 (Fig. 25-29) Por otra parte,
analizando a detalle los cortes, se detectó que en algunos fragmentos fue
integrada pintura azul sobre la parte rota.
No se descarta la idea que en ocasiones las figurillas completas hubiesen
funcionado también como pequeños conjuntos educativos en apoyo a la
tradición oral de la historia del sitio, piezas que escenificaban a personajes
influyentes participando dentro de pasajes históricos o míticos y para
conmemoración de los antepasados. En otro sentido, el mantener una o varias
piezas en posesión podría ser como ostentar parte del “espíritu” del héroe
extinto en la memoria vigente.
Dentro de una hipotética filosofía animista que pudo practicar la
población de Palenque y de los mayas actuales, las figurillas alcanzaron a
cumplir un ciclo de vida natural como el de sus creadores los hombres y al
“morir” junto con su contraparte humana, las figurillas eran inmoladas, regadas
o sembradas en la tierra como semillas de un mismo fruto, el de sus ancestros.
16
La famosa pieza conocida como “Hombre Pájaro” se localizó sin cabeza, la representación del pájaro en realidad es
un yelmo que se sobreponía a la cabeza que fue desprendida con anterioridad al rito mortuorio.

21
Por otro lado, la práctica funeraria de enterrar a los difuntos con figurillas es
poco común en Palenque, esa costumbre mortuoria es más frecuente en la
región de Campeche, por lo que surge la posibilidad de considerar que los
individuos inhumados a los que se les integró figurillas en sus tumbas, pudieron
pertenecer a linajes foráneos.

Las mujeres de Palenque


Las figurillas femeninas, como espejo de la sociedad prehispánica maya,
constituyeron un ardid conceptual e ideológico de lo femenino vinculado a una
valoración de la maternidad como sustento y conservación de la comunidad, la
crianza, educación y cuidado de la familia en general; del papel de las mujeres
como intermediarias entre lo sagrado y lo profano; y en menor grado como
mujer-madre de la estirpe gestora de los linajes consanguíneos y por ende de las
decisiones de gobierno; es decir, sea cual fuera la ubicación de la mujer en la
escala social, ésta destacaba por su naturaleza intrínseca.

Fig. 36 17

17
Los dibujos fueron realizados por la autora de este artículo.

22
Fig. 37 Fig. 38

Cómo se dijo anteriormente, Palenque junto con sitios aledaños en


Tabasco y Campeche y de una amplia región al noroccidente del área maya,
compartieron contenidos temáticos similares de figurillas femeninas las que
bien pudieron haber servido como imágenes patronales, fundamentalmente
durante el Clásico Tardío y el Clásico Terminal. (Fig. 35-39).

Fig. 39

Las formas de representación femeninas en Palenque formaron el 13.75% del


total de la muestra analizada, de ese porcentaje el 12.96% fueron silbatos o

23
sonajas. Dichas piezas se distribuyeron sobre todo en los conjuntos
habitacionales en contexto de escombro. En su mayoría las figurillas femeninas
fueron hechas en molde y presentaron temas y formas de representación
constantes. En la investigación se conformaron diez grupos de piezas femeninas
que se enmarcaron en cuatro vertientes conceptuales de representación: a)
mujeres de rango alto (fig.41) ; b) mujeres y vida cotidiana –excepto tejedoras,
que no aparecieron en la colección-; c) mujeres con atributos sacralizados o
místicos (fig. 42) ; y c) seres andróginos, dedicados al culto, las cuales se
consideraron integrar aquí como “mujeres” por contener atributos ornamentales
aparentemente femeninos, representaciones que muestran una marcada
condición patológica vinculada tal vez, al síndrome de Down o enanismo.
Investigadores como Gallegos Gómara, Miriam Judith (comunicación
personal), las vinculan con la representación del Dios Gordo o a los enanos
mofletudos, enfatizando que está presentes en otras colecciones, como las de
Motul de San José en Guatemala (Halperín, 2007). Aún así no podemos
descartar que pudiesen tratarse también de bebés regordetes, como se muestra la
representación de la pieza Fig. 44, los cuales, o han sido dificiles de identificar
como niños lactantes o están muy poco representados en todas las colecciones
de figurillas mayas y en la escultura en relieve en general. (Fig. 41-45 ).

Fig.40

24
Fig. 41

Fig. 42

Fig. 43

25
Piezas duplicadas de Motul de San José,
Guatemala. (tomado de Halperín 2007)

Fig.44 Bebé regordete.

Fig.45

Las mujeres de Palenque presentaron atributos muy característicos como rostros


pequeños; redondos con mentón corto remetido; frente despejada con marcada
proyección hacia atrás; arcos superciliares contrastados y altos con relación a

26
los ojos; ojos pequeños con párpados abultados y en muchas ocasiones cerrados
-lo que sugiere la representación de un personaje muerto-; ocasionalmente el
cabello suelto con un corte de escalonamiento en las sienes, mientras que el
resto está recogido en alto o sobre la coronilla; por lo regular se distinguen por
tener el cabello partido a la mitad (Flores 2000: Fig. 46).

Fig. 46
En cuanto a sus adornos, ostentan orejeras circulares y ornatos sobre el
tabique nasal. Las mujeres de prestigio o rango alto representadas muestran un
aro insignia sobre la frente, por donde brota un mechón de cabello, símbolo
mesoamericano utilizado desde el periodo Clásico Temprano que denota
autoridad social. Muchas de las piezas femeninas poseen una prolongación oval
o semi rectangular sobre la cabeza, la que exhibe una hendidura triangular
impresa profunda (Fig. 39,40 y 47). Este diseño pudo ser simbólico o funcional
pues se infiere que esa impresión de las estatuillas sostenía un objeto con punta.
Sin un sustento sólido, pero como una propuesta factible, se planteó que en la
hendidura pudo colocarse, por ejemplo, un punzón de autosacrificio para
perforarse las orejas, o alguna navajilla útil para el corte del cordón umbilical.
Si esta hipótesis fuera cierta, entonces algunas figurillas femeninas diosas-
tierra-madre-creadora, coexistirían también como objetos hieráticos para usarse
en ocasiones especiales de autosacrificio y ritos de nacimiento. Cabe señalar
que este atributo es, al parecer, exclusivo de las figurillas locales.

27
Fig. 47

Se detectó un grupo pequeño, pero excepcional, de figurillas femeninas


(Flores 2001:50) que fueron realizadas en molde, pero su contenido temático es
distinto a la mayor parte de las piezas ya descritas debido a que además de ser
representaciones individuales, muestran innovaciones estéticas inclinadas al
hiperrealismo. Esto sugiere una sobreestimulación artística debido a que las
piezas poseen expresiones faciales más humanas y frescas, como lo es la
sonrisa. Al igual que las caritas sonrientes veracruzanas del área de Río Blanco-
Papaloapan, los elementos simbólicos y emblemáticos están presentes de forma
expansiva rebasando los límites de la belleza nativa otorgándoles cualidades
extraordinarias (Fig.48).
Por otra parte, menos del 1% de las figurillas femeninas analizadas
estaban realizadas con las técnicas modelada o mixta, debido, tal vez, a que esta
combinación sólo se utilizó para la elaboración de posibles retratos de
personajes protagónicos, quienes escenificaban determinados eventos y en
donde sólo unas cuantas mujeres formaron parte medular; aunque los
ejemplares localizados son realmente excepcionales.

28
Fig.48

Fig.49

Los hombres de Palenque

Dentro de la secuencia cronológica del sitio, el papel masculino es


mucho más variado y dinámico. Son predominantes en número, diversidad,
formas, temas de representación y en la variedad de estilos. Lo anterior quizá a
que esta imagen tuvo una larga permanencia temporal. En total se formaron
dieciséis grupos de figurillas masculinas que incorporaron el 84.29% de la
muestra analizada; de éstas un poco menos de la mitad, el 41.82% fueron
silbatos en la que destaca el tema de representación de un personaje que lleva el
torso desnudo con un pendiente con dos cuentas, muestra un gran ombligo y
porta una falda larga, este personaje mantiene una barbita larga en el mentón,
pero lo que más llama la atención son los brazos muy cortos, por lo que

29
proponemos se trata de alguien que sobrellevaba cierto grado de enanismo (Fig.
50).

Fig.50 Fig.51

Fig. 52

Fig.53

Los señores se hicieron representar integrando a las figurillas atributos


de identificación de la clase gobernante, relacionados con conceptos elitistas y

30
de prestigio; aunque también se retrataron con otros semblantes como ancianos,
sacerdotes y guerreros con máscaras de animales (Fig., 51-53). En el aspecto
físico, las figurillas muestran que los mayas de Palenque modificaron sus rasgos
mediante elementos artificiales, incluyendo las deformaciones cefálicas,
ornamentos como tabiques nasales, barbas artificiales, escarificaciones y otros
(Fig. 54, 55)

Fig. 54 Tipos de tabiques nasales

31
Fig. 55 Elementos Faciales

Fig. 56 Fig. 57

Hechas por modelado, se destacan las figurillas que representan a


individuos a modo de retrato; piezas que por lo general tienen cuellos del que
emerge una espiga y cuerpos semi huecos. También hay figuras modeladas y
sólidas en una sola pieza (Fig. 58-62). Cabe señalar que algunas figurillas
modeladas eran de tamaño miniatura y tal vez funcionaron como juguetes y
pendientes.

32
Fig. 58 Fig. 59

Fig.60. Fig.61

Fig.62

33
Fig. 63

En cuanto a las figurillas elaboradas por técnica mixta, éstas incluyeron


diversos temas. Existen imágenes de hombres muy jóvenes hasta ancianos, los
que presentan atributos vinculados a su posición dentro de la sociedad. Por lo
general son representaciones realistas tipo retrato, de tamaño variable, pero que
no superan los treinta centímetros de altura. Las cabezas son estilizadas, con
una extensión hacia atrás que marcaba la deformación intencional tabular
oblicua característica de los palencanos; frentes amplias divididas por tabiques
nasales ornamentales de formas caprichosas; escoriaciones u ornamentos al
centro de la frente, en las mejillas o el mentón. Los arcos supraciliares están
muy marcados, los parpados mantienen el pliegue epicántico, nariz larga
aguileña, boca entreabierta con labios finos pero carnosos y mentones muy
cortos, los que en ocasiones están decorados con posibles escarificaciones
formadas con bolitas. Las orejas son muy realistas, están perforadas y
decoradas con aplicaciones de barro pintado de azul. Algunas piezas tempranas
portan un mechón de cabello corto en la nuca. Los cuerpos se modelaban en
posiciones dinámicas con diversos atuendos hechos en barro y pintados de
colores al igual que los tocados (Fig. 63, 64).

34
Fig.64

Fig.65

Dentro de la técnica moldeada se constituyó un grupo que ostenta rasgos


que rompen con el aspecto característico de la representación masculina del
maya clásico. Con relación a este grupo inferimos que su elaboración tuvo la
intención de mantener la memoria de algún visitante extranjero. El grupo retrata
individuos de cabezas anchas sin deformación oblicua, de frente recta, rostros
ligeramente triangulares y ojos dispuestos de manera horizontal; rasgos que
sugieren cierta vinculación con personajes pertenecientes a otras regiones (Fig.
66-69).

35
Fig. 66. Fig. 67

Fig. 68. Fig.69

Existe un grupo de silbatos con la representación de personajes de alta


jerarquía como sacerdotes o gobernantes, jóvenes que portan o no insignias,
ancianos, guerreros con yelmos y tocados zoomorfos, o ataviados como seres
fantásticos; igualmente hay retratos de personas con alguna patología como
obesidad, jorobas o enanismo, problema genético representado de forma
recurrente en diversos puntos de Mesoamérica (Fig. 70-75), aunque también
existen tipos de silbatos atípicos de pastas muy finas de posible origen ajeno a
Palenque (Fig. 76,77)

36
Fig. 70

Fig. 71

Fig. 72
Estas piezas se distinguen porque fueron hechas en un 70% en molde, mientras
que la boquilla con su canal de insuflación se modeló. Técnicamente, el sistema
acústico y boca de los silbatos de Palenque fue ubicado en la parte posterior de
la pieza; además, la boquilla larga servía como soporte para sostener la pieza en
posición vertical, compartiendo dicho rasgo con las figurillas-silbato de

37
Tabasco y Campeche (Flores Dorantes, Felipe y Flores García Lorenza: 1981).
En resumen: fue en las áreas residenciales de Palenque donde se recuperó el
64% de figurillas, mientras que el 36% restante se encontró disperso en áreas
vinculadas al área central, en templos, Palacio y el juego de pelota. De igual
forma, los contenidos temáticos de las figurillas en estos contextos indican
patrones de uso que pudieron estar vinculados de manera estrecha a un manejo
conceptual diferencial y estratificado dentro de la sociedad local.

Fig. 73

Fig. 74

38
Fig. 75 Fig. 76

Fig. 77

Objetos Varios en Barro


Además de las figurillas referidas, la colección del Proyecto Especial
Palenque 1991-94 comprendió otros objetos que representan individuos o
singulares elementos a escala hechos en barro. El primer caso en la colección es
una “tableta” que tiene en una de sus caras, la representación en bajorrelieve de
una mujer en el momento previo a realizar un autosacrificio con un punzón
(Fig.81). Otra pieza es un objeto semi cuadrangular y hueco, que conserva en
una de sus caras ocho cartuchos glíficos labrados y con incisiones (fig. 82).
Además, los antiguos palencanos elaboraron a escala moldes de posibles
representaciones escénicas de pasajes históricos, los que luego podían
reproducirse en serie. La muestra de Palenque incluyó edificios miniaturizados

39
y moldes de barro para reproducir rostros de diferentes personas y objetos (Fig.
80)

Fig. 78 Fig. 79

Fig. 80 Fig. 81

40
Fig.82

Fig. 83

Conclusiones
El valor del análisis de los materiales surgidos del contexto arqueológico
cuadriplica el universo de interpretación de este tipo de material, aportando una
gama de líneas de investigación. La naturaleza intrínseca de las figurillas las
arrastra a transparentarse como documentos que no sólo dan información
detallada de los atributos físicos, valores, costumbres y la naturaleza del grupo
social que las produjo y las utilizó, sino también soportan un sistema de
significados complejos vinculados a la ideología maya con sus normas y
valores, a la cosmología y filosofía, entre muchas otras formas del complejo
pensamiento que servía para ejercer variados rituales que cohesionaban a la
sociedad y a la estructura del poder.

41
El registro arqueológico asociado a la excavación extensiva realizada durante el
Proyecto Especial Palenque de 1991-94, demostró por vez primera que la
manufactura y figurillas conocidas como de “estilo Jaina” tienen un origen
estilístico y manufacturero temprano proveniente de la región o al interior de
Palenque, en otro sentido, podría resultar factible que Jaina haya estado
sometido a la hegemonía territorial de Palenque desde los inicios de la gran
ciudad. También se evidenció la interacción ideológica, comercial y cultural
que mantuvo la ciudad con sitios aledaños y lejanos a través del estudio
comparativo, entre los que se encuentra la región sometida a Tikal, sitios como
Piedras Negras, Comalcalco, Jaina, Jonuta, entre muchos otros.
Por otra parte, el análisis de materiales de El Palacio de la sección SE que
recuperó el equipo del Proyecto Palenque 82-84 de la Arqlga. Rosalba Nieto
Calleja, de más de 500 fragmentos de figurillas rescatadas 18, evidenció que los
espacios favoritos de concentración de materiales rituales se realizaban en
intersecciones constructivas o huecos conocidos en la jerga arqueológica como
“escondites”, vinculados a los ductos de “drenaje” con un posible significado
alegórico de purificación a través del agua y renacimiento en eventos de
renovación constructiva. Las fechas de radiocarbono y el análisis cerámico
(Góngora Cetina, Dulce, 2011), señalaron que dicha práctica se efectuó desde la
fase Picota (150-300 d.C.) hasta la fase Balunté (770-850 d.C.), abarcando toda
la secuencia temporal de Palenque.
Un dato por demás revelador fue la asociación de los contenidos temáticos de
piezas surgidas en el mismo contexto o escondite, que sugiere que en conjunto,
las figurillas integradas en cada ofrenda constituían una alegoría o composición
de un discurso escultórico simbólico, donde el gobernante, la deidad regente
vieja, seres con patologías (enanos y jorobados), y ciertos tipos de animales
representaban el sagrado proceso de transfiguración entre el nacimiento y el
cierre de un ciclo sagrado (la muerte), en donde la deidad vieja junto con el
gobernante y su séquito de seres mágicos viajarían al inframundo a través de los

18
Esa colección no se incluyó en el porcentaje del apartado anterior por pertenecer a otro proyecto.

42
ductos de agua sagrados del Palacio. En este sentido los escondites rituales se
vinculan a una idea esencial de limpieza-renovación simbolizando el “paso
básico del tiempo” (León Portilla, 1968 en Vogt 1976: 146), renovación que
comprendía un doble significado, el de totalizar e inmortalizar los tiempos
sagrados representados en los objetos y el ritual de desapego de lo material para
entrar en terrenos de lo sobrenatural para lograr una transfiguración 19. En el
caso de los escondites fechados para el Clásico Tardío, la alegoría se canaliza
preferentemente al culto del soberano, donde el conjunto de piezas rotas
muestra al gobernante y a su sequito durante varios semblantes de su vida,
como guerrero, sacerdote, y otros, donde el culto a la personalidad y la guerra
sustituyeron en el tiempo a las luchas míticas del inframundo por la guerra real.
Para concluir, un componente que se pudo observar dentro del conjunto
de materiales tempranos del Palacio es la presencia de lazos que sugieren
compatibilidad cultural con la región del Petén guatemalteco y que muy poco se
menciona dentro de la historia dinástica recuperada en los datos epigráficos. De
igual manera, la notable ausencia femenina dentro de contextos de renovación
constructiva es notoria, confirmando así el planteamiento del papel activo y
elevado del hombre en el dinamismo de la sociedad y el papel pasivo, no menos
importante de la mujer como madre tierra, latente, inmutable, permanente.

19
En ese sentido se coincide con Straight Kirk D y Damien B. Marken 2006, con relación al posible significado de los
depósitos de terminación del Templo XIX. Palenque, Chiapas.

43
Agradecimientos.

Al arqueólogo Arnoldo González Cruz, director del Proyecto Palenque, Profesor


Investigador del Centro INAH Chiapas, por su amistad y confianza otorgada para
trabajar la muestra de figurillas del Proyecto Especial Palenque. A la arqueóloga
Rosalba Nieto Calleja, Profesora-Investigadora del DEA-INAH por convocarme a
realizar el análisis de la importante muestra rescatada de El Palacio, materiales de
cuando dirigió el Proyecto Palenque en 1982-88. Para finalizar, reconozco al
compañero Octavio Moreno Nuricumbo “Mr. Foto”, la autoría de las magníficas
fotografías de las piezas que presentan fondo negro. Las fotografías con fondo verde y
dibujos fueron realizados por la que aquí suscribe.

Correo: elizabethfloreck7@gmail.com

44
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