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LA DECLARATORIA DE INTERÉS PÚBLICO

EN LA EXPROPIACIÓN

Rama del Derecho: Derecho Administrativo. Descriptor: Expropiación.

Palabras Clave: Interés público, Declaratoria, Régimen jurídico, Imposibilidad de obligar al Estado.

Fuentes de Información: Jurisprudencia. Fecha:19/02/2021.

Investigador: Luis Daniel Morux Vargas.

CONTENIDO
RESUMEN ........................................................................................................................ 1
JURISPRUDENCIA .......................................................................................................... 2
1. Régimen jurídico aplicable a la potestad expropiatoria y constitución de
servidumbres del ICE ................................................................................................... 2
2. Expropiación en terrenos de Reserva Indígena ................................................... 6
3. Alcances y diferencia respecto a la limitación del derecho de propiedad y
consideraciones sobre el avalúo administrativo........................................................... 8
4. Expropiación municipal: Alcances, efectos y presupuestos de procedencia de la
retrocesión .................................................................................................................. 24
5. Imposibilidad de obligar al Estado a ejecutarla en caso de variación de criterio
sobre la utilidad pública de un terreno ....................................................................... 35
REFERENCIAS .............................................................................................................. 43

RESUMEN

Esta reseña pretende por medio de extractos y dos sentencias integrar explicar la
declaratoria de interés público en los procesos de expropiación que se tramitan en
Tribunales Administrativos, citando temas como: las servidumbres del ICE, expropiación
dentro de reserva indígena, limitación del derecho de propiedad, la retrocesión y la
variación del criterio de utilidad pública.

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JURISPRUDENCIA

1. Régimen jurídico aplicable a la potestad expropiatoria y constitución de


servidumbres del ICE

[Tribunal Contencioso Administrativo]i

Extracto de sentencia:

“Como punto de partida para dirimir el conflicto planteado, hay que recordar que
conforme al principio constitucional estatuido en el artículo 45 de la Carta Magna, la
"inviolabilidad" de la propiedad privada implica que la Administración no puede privar o
afectar a ningún particular de su derecho de propiedad, sino es mediante los
procedimientos establecidos en la propia Constitución Política; esto es, mediante el
"interés público legalmente comprobado, previa indemnización conforme a la ley", y en
los casos del vaciamiento del contenido esencial del derecho, cuando hace nugatorio
su ejercicio, o mediante la votación calificada de los diputados, en los supuestos de la
imposición de limitaciones de interés social, materia, que está reservada a la ley. En
este sentido, es claro que sólo la Administración Pública está legitimada para expropiar,
en tanto constituye una potestad de imperio -artículo 59.1 en relación con el 66.1 de la
Ley General de la Administración Pública-; y en el caso concreto del Instituto
Costarricense de Electricidad, cuenta con una regulación especial, denominada Ley de
Adquisiciones, Expropiaciones y Constitución de Servidumbres del Instituto
Costarricense de Electricidad, número 6313, del cuatro de enero de mil novecientos
setenta y nueve, vigente a partir del diecinueve de enero de ese mismo año, que le
confiere a esta entidad de los poderes suficientes para expropiar o establecer
servidumbres con ocasión del interés público que reviste la actividad a la que se dedica,
esto es, la dotación del servicio de electricidad en todo el país. Así, se impone un trámite
especial para la expropiación de bienes para el cumplimiento de los fines
encomendados a esta institución (artículo 4 de la citada ley), el cual comprende la
realización de un avalúo administrativo a fin de determinar el justo valor del mismo, y en
caso de oposición del propietario, se procede a la interposición de las correspondientes
diligencias de expropiación en sede contenciosa administrativa, para que sus jueces
determinen ese justo valor. Este trámite también aplica para la constitución de
servidumbres forzosas para el tendido de líneas eléctricas y de telecomunicaciones
(artículo 22 ídem). Posteriormente, es obligado, no sólo el pago correspondiente, sino
la constitución de la servidumbre en escritura pública y su inscripción en el Registro
Nacional según lo dispuesto en el artículo 20 ibídem. Por tal motivo es que,
constatándose una situación de hecho de una expropiación o establecimiento de una
servidumbre sin seguir las previsiones del ordenamiento, esa actuación no sólo sería
antijurídica, sino que en modo alguno podría configurarse la prescripción positiva a favor
de la Administración (usucapión) por el transcurso del tiempo, para legitimar ese uso
ilegítimo del bien privado. En efecto, tratándose de la Administración Pública no resulta

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posible la aplicación de los institutos jurídicos de la usucapión y de la prescripción
positiva de los derechos reales y menos en aplicación de las disposiciones del Código
Civil en esta materia, en tanto se trata de regulaciones atinenes a las relaciones entre
los particulares. En este sentido tratándose de una servidumbre para tendido eléctrico
de alguna línea de transmisión -cualquiera que sea-, establecida sin seguirse los
trámites establecidos en el ordenamiento jurídico a tal efecto -previamente indicados-,
esto es, en contravención del ordenamiento jurídico, se constituye en una típica vía de
hecho, respecto de la cual, no corre plazo alguno, por tratarse de una afectación
continua y permanente; como ya lo manifestó la Sala Primera de la Corte Suprema de
Justicia en sentencia 966-F-S1-2005, de las catorce horas diez minutos del quince de
diciembre del dos mil ocho: "Resulta fácil concluir que la Institución demandada no
puede invocar, como título adquisitivo del terreno donde ubique un gravamen de este
tipo, el simple transcurso del tiempo -usucapión-, tal como lo hizo en el indicado oficio,
sin conculcar el principio aludido de legalidad, así como las normas antes transcritas
[artículos 4 y 22 de la citada Ley 6313]. Por otro lado, contrario a lo expuesto por el
Tribunal, y según se expuso en el considerando VI de esta sentencia, de la prueba que
consta tanto en el expediente administrativo, cuanto en el judicial, no puede derivarse
derivarse el consentimiento tácito del anterior propietario. Si éste hubiera operado, el
ICE (sic) tenía la obligación, según se indicó, de inscribir el gravamen al margen del
fundo afectado, lo cual no hizo, por lo que no puede perjudicar a terceros." Bajo los
anteriores parámetros deben analizarse los hechos y pretensiones de la reconvención
formulada y llegados a este punto encontramos que ambas partes han logrado acreditar
solo una parte del cuadro fáctico que han afirmado en sus respectivos libelos. Así, se
aprecia que en lo sustancial y de manera resumida, los reconventores lograron acreditar
que en el año 1990 compraron a su anterior propietario la finca del Partido de San José
matrícula de folio real número quinientos noventa y nueve mil quinientos sesenta y siete
- cero cero cero, cuya naturaleza entonces era terreno para construir, con una medida
de quinientos metros cuadrados soportando los siguientes gravámenes: servidumbre
trasladada a las citas del tomo trescientos ochenta y dos, asiento cero siete mil
cuatrocientos ochenta y siete, consecutivo cero uno, secuencia cero ochocientos once,
subsecuencia cero cero uno, gravamen condiciones y reservas a las citas del tomo
trescientos ochenta y dos, asiento cero siete mil cuatrocientos ochenta y siete,
consecutivo cero uno, secuencia cero ochocientos trece, subsecuencia cero cero dos,
gravamen de servidumbre trasladada a las citas del tomo trescientos ochenta y dos,
asiento cero siete mil cuatrocientos ochenta y siete, consecutivo cero uno, secuencia
cero ochocientos diecisiete, subsecuencia cero dos, gravamen de servidumbre
trasladada a las citas del tomo trescientos ochenta y dos, asiento cero siete mil
cuatrocientos ochenta y siete, consecutivo cero uno, secuencia cero ochocientos
dieciocho, subsecuencia cero cero uno, gravamen condiciones y reservas a las citas del
tomo trescientos ochenta y dos, asiento cero siete mil cuatrocientos ochenta y siete,
consecutivo cero uno, secuencia cero ochocientos diecinueve, subsecuencia cero cero
dos, gravamen de condiciones y reservas de las citas del tomo trescientos ochenta y
dos, asiento cero siete mil cuatrocientos ochenta y siete, consecutivo cero uno,
secuencia cero ochocientos veinte, subsecuencia cero cero dos; todo lo cual se lee en
la escritura de compraventa y en la certificación de propiedad aportada; y que de todos
esos gravámenes, el que indica el ICE como la inscripción de la servidumbre constituida
a su favor, se trata en realidad de una anotación de reservas y condiciones que
transcribe las limitaciones propias de la Ley de Tierras y Colonización número 2825 del

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14 de octubre de 1961, dentro de las que destaca el inciso ch) (que en la certificación
aportada se identifica como D.) y cuya literalidad dice: "Que el estado tendrá derecho
en cualquier momento a tomar hasta un doce por ciento del área enajenada para
ejecutar en ella la servidumbre de tránsito necesaria, para la construcción de toda clase
de vías de comunicación y aprovechamiento de fuerza hidroeléctricas asi como la
construcción y vigilancia de líneas telegráficas y telefónicas, al uso de terrenos
indispensables para la construcción de puentes y muelles, a la extracción de materiales
para esas mismas obras, aprovechamientos de los cursos de aguas que fueren precisos
para el abastecimiento de población, abrevaderos de ganado, regadío y cualesquiera
otros pasos de interés general. por el área que toma para los fines indicados, el estado
pagará el precio original de compra y el valor de las mejoras necesarias y útiles." Refleja
además el expediente administrativo aportado por que actor, una serie de
comunicaciones intra institucionales citadas en el elenco de hechos probados, y
producidas en el año dos mil once, en el que funcionarios del Instituto reconocen que
no se ha pagado indemnización por la servidumbre que atraviesa dicho inmueble, que
luego darían pie a la elaboración de avalúo administrativo, a que el Consejo Directivo
del ente actor emitiera acuerdo de declaratoria de interés público y ordenara el trámite
de expropiación en caso que los propietarios no estuvieren de acuerdo con el avalúo
administrativo. Quedó acreditado también todo el trámite que siguió el proceso de
diligencias de expropiación seguidas y que culminó con el desistimiento por parte del
ICE por las razones apuntadas. Dentro de la teoría del caso de los reconventores,
también resalta que sin que se haya acreditada desde que fecha exacta, pero antes de
la adquisición del inmueble por parte de los demandados, la propiedad es atravesada
por la línea de transmisión eléctrica Río Macho - San Isidro, y que en ese inmueble los
señores Corrales Segura y Fernández Elizondo construyeron su casa de habitación. Esa
representación, sin embargo, no aportó prueba alguna que permitiera acreditar que esa
casa esté construida debajo de los cables de la línea eléctrica de alta tensión; que la
propiedad haya quedado totalmente inhabilitada para construir, que sea inhabitable ni
que el inmueble está afectado en su totalidad por el paso de la línea eléctrica; o que por
ello la propiedad haya perdido toda utilidad. Por su parte el ente reconvenido no acreditó
la tesis de su defensa, principalmente sostenida en el alegato de conclusiones. No
presentó documento alguna, ni prueba de ningún tipo, que comprobara que el Instituto
de Tierras y Colonización hubiere constituido por voluntad expresa la servidumbre a
favor del ICE para el paso del tendido eléctrico; o que el gravamen anotado sobre el
inmueble de referencia al tomo trescientos ochenta y dos, asiento siete mil cuatrocientos
ochenta y siete corresponda a la servidumbre de paso de tendido eléctrico que afecta a
la propiedad de los demandados; ni tampoco que hubiera pagado en cualquier momento
y a cualquiera de los propietarios anteriores del inmueble, el costo de la servidumbre de
referencia. Tampoco acreditó que hubiere anulado el avalúo administrativo 958-2011, o
que su Consejo Directivo dejara sin efecto el acuerdo de expropiación de esta
servidumbre o que hubiere instruido a la Dirección Jurídica para que desistiera del
proceso iniciado. Como puede apreciarse, a efectos de determinar la procedencia de la
solicitud de indemnización pedida por los reconventores, los hechos esenciales que han
quedado acreditados consisten en su condición de propietarios del inmueble desde el
año 1990; que éste es atravesado por una servidumbre de tendido eléctrico; y que el
ICE en ningún momento ha cancelado la indemnización correspondiente ni a los
actuales propietarios, ni a ninguno de los anteriores. La oposición del reconvenido no
encuentra asidero en la prueba aportada. Se basa su posición en que determinaron en

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un estudio interno y por medio de resoluciones judiciales dictadas en otros procesos,
que el propietario original del inmueble, que era el entonces Instituto de Tierras y
Colonización, constituyó por voluntad expresa la servidumbre en contra de su finca y a
favor del ICE, siendo que las segregaciones y posteriores adjudicaciones a terceros
asumieron la servidumbre ya constituida, por lo que carecen de derecho para reclamar
indemnización alguna. No demostró ni presentó el ICE el estudio interno elaborado, ni
tampoco cual es el iter lógico seguido para llegar a tal conclusión. En este punto llama
la atención que la representación actora y reconvenida no hizo ningún esfuerzo por
atraer al proceso prueba que permitiera acreditar la historia registral del inmueble, cual
fue la finca madre referida, y sus posteriores segregaciones y traspasos, que ni siquiera
aportó certificación de la servidumbre que alega inscrita, ni aportó documentación donde
conste la imposición en su contra de la servidumbre del ITCO, ni ningún acto de su parte
para cancelar la o las indemnizaciones correspondientes. La poca prueba que las partes
han presentado al proceso, sugieren un escenario diferente. En primer lugar, y con vista
de la certificación registral aportada por los demandados, se lee que las citas de la
supuesta servidumbre sobre el inmueble, corresponden en realidad a una advertencia
de las restricciones y limitaciones propias de la Ley de Tierras y Colonización número
2825 del 14 de octubre de 1961, dentro de las que, es cierto que está la de "Que el
estado tendrá derecho en cualquier momento a tomar hasta un doce por ciento del área
enajenada para ejecutar en ella la servidumbre de tránsito necesaria, para la
construcción de toda clase de vías de comunicación y aprovechamiento de fuerza
hidroeléctricas asi como la construcción y vigilancia de líneas telegráficas y telefónicas,
al uso de terrenos indispensables para la construcción de puentes y muelles, a la
extracción de materiales para esas mismas obras, aprovechamientos de los cursos de
aguas que fueren precisos para el abastecimiento de población, abrevaderos de
ganado, regadío y cualesquiera otros pasos de interés general. por el área que toma
para los fines indicados, el estado pagará el precio original de compra y el valor de las
mejoras necesarias y útiles." A falta de otros elementos que la complementen, dicha
advertencia no puede equipararse a la constitución de una servidumbre eléctrica; y de
todas maneras, en la forma que está redactada, queda claro que de previo deberá
pagarse el monto indemnizatorio. Así, si el propio reconvenido ha admitido que en
ningún momento ha pagado por el uso de dicho paso, resulta evidente que les asiste
derecho a los demandados de reclamar indemnización. Como se expuso, no consta que
el Instituto Costarricense de Electricidad haya cumplido con los requisitos
indispensables para legitimar el tendido eléctrico que se ubicó en el inmueble en
discusión; así como tampoco consta que haya habido un acuerdo, ni siquiera tácito entre
esta entidad y el actor ni tampoco de la anterior titular del bien, que, bien pudo haber
sido a título gratuito. En todo caso, de haber existido, ello hubiera obligado a la
Administración a su debida constitución en escritura pública y posterior a ello, a su
inscripción en el Registro Nacional, para la correspondiente afectación de los derechos
de terceros. Debe hacerse la advertencia de que en tanto aún y cuando no se tiene la
fecha exacta de construcción de la línea de transmisión sobre la propiedad de los
demandados y reconventores, resultaría factible suponer que la misma existía con
antelación al surgimiento de su derecho, y ante tal situación, cabe razonar que, en el
supuesto de haber existido ese acuerdo y haberse inscrito en el Registro Público de la
Propiedad, aún cuando hubiese sido a título gratuito, hubiese impedido a ellos formular
esta contra demanda. Tampoco consta en ninguna parte que se hubiere indemnizado a
cualquiera de los propietarios anteriores del inmueble; y más bien constan en el

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expediente administrativo expresas manifestaciones de funcionarios del ente
reconvenido admitiendo que no existe pago anterior, así como una constancia emitida
por la Dirección Jurídica del actual INDER indicando que no consta pago ni convenio
alguno por la indicada servidumbre en el inmueble en cuestión. Cada uno de esos
documentos ha sido referenciado en el elenco de hechos probados. Ante la situación
anterior, es clara y evidente la grave infracción del ordenamiento jurídico, así como la
afectación de un derecho fundamental, como lo es el derecho de propiedad. Esta
omisión del Instituto reconvenido hace que la "ocupación" sobre el inmueble en cuestión
sea absolutamente irregular, y como tal deba ser tenida como una verdadera vía de
hecho.”

2. Expropiación en terrenos de Reserva Indígena

[Tribunal Contencioso Administrativo Sección VI]ii

Extracto de sentencia:

“VII.- Sobre las defensas de prescripción y caducidad de la acción. Por otro lado,
sobre esas alegaciones relativas a elementos de temporalidad de la acción y los daños
solicitados, cabe acotar, no es atendible el alegato del INDER en el sentido que, desde
la fecha de afectación de los terrenos, el accionante pudo haber solicitado la
expropiación, o que bien, desde su misma adquisición corría el plazo de prescripción
para reclamar las indemnizaciones a que alude el ordinal 5 de la Ley Indígena. Parte de
lo alegado es precisamente que a la fecha, pese a que la Ley Indígena impone el deber
al INDER y a la CONAI de realizar las delimitaciones y demarcaciones de las áreas que
componen las diversas Reservas Indígenas en Costa Rica, levantar los censos
poblacionales que le permitan definir y discriminar cuales de los titulares u ocupantes
de los terrenos dentro de esas áreas son indígenas o no indígenas de cara a proceder
a concretar las expropiaciones o reubicaciones pertinentes, esas acciones no han sido
concretadas. Tal aspecto fue incluso objeto de análisis en el fallo No. 74-2013-VII de las
10 horas 30 minutos del 29 de octubre del 2013 de este Tribunal Contencioso
Administrativo. Desde ese plano, este Tribunal no comparte la tesis alegada, dado que
esa comprensión llevaría a cohonestar la adquisición forzosa de hecho e ilegítima de
esas tierras, sin el reconocimiento compensatorio que para efectos de la expropiación,
fija no solamente el artículo 5 de la Ley Indígena, sino además, el ordinal 45 párrafo
inicial de la Carta Magna, norma que tutela el derecho de propiedad, el que solo puede
suprimirse mediante el trámite expropiatorio, previa indemnización correspondiente. De
ese modo, si el deber legal (y constitucional) del INDER es la expropiación de los
terrenos que pasaron a formar parte de una determinada reserva indígena, y que son
de dominio o posesión de buena fe de no indígenas, la falta de reclamo sobre la
concreción de la expropiación, no es óbice para la oponibilidad de las obligaciones
atinentes a esos entes públicos, como garantía de tutela de la situación jurídica de esas
personas no indígenas titulares de buena fe. Cabe recordar que la expropiación

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consiste, en tesis de inicio, en una potestad administrativa que permite la supresión
obligada de un derecho de propiedad, mediante el reconocimiento previo de una
indemnización denominada "justiprecio". Tal trámite puede requerirse por parte del
propietario cuando se esté frente a una denominada expropiación de hecho o irregular,
en virtud de la cual, haya sido despojado del derecho de dominio o disposición del bien
sin mediar proceso (o procedimiento) expropiatorio. En rigor, el fundo de la accionante
fueron afectados al régimen de la propiedad indígena a partir de la publicación del
Decreto Ejecutivo No. 7962 del 15 de diciembre de 1977, por lo que, a partir de ese
instante, era menester del INDER (entonces ITCO) y de la CONAI, proceder a concretar
los trámites de expropiación a que alude el artículo 5 de la Ley No. 6172. Es
precisamente la omisión en el ejercicio de esa potestad, como garantía del derecho de
propiedad afectado por esa declaratoria de interés público subyacente en el citado
Decreto, lo que el promovente denuncia en esta causa, por lo que el alegato en ese
sentido debe ser denegado. Tampoco resulta atendible el plazo de caducidad de la
acción, siendo que no se cuestiona conducta formal alguna que permita suponer la
aplicación del margen de temporalidad de acción que regula el ordinal 39 del CPCA. Lo
debatido es un derecho de orden patrimonial y una omisión administrativa, ante lo cual,
esa defensa resulta absolutamente inatendible.

VIII.- Sobre el caso concreto. En la especie, se peticiona la declaratoria del derecho


de expropiación previsto en el artículo 5 de la Ley No. 6172 de la finca del partido de
Alajuela, Matrícula de Folio Real 256789-000 (Plano: A-0883593-1990). Para tal fin, es
menester analizar el cumplimiento o no de los supuestos referidos en el aparte previo.
No obstante, de cara a ese abordaje, es menester precisar los antecedentes jurídicos
relacionados con la creación y delimitación de la Reserva Indígena Guatuso. Tal y como
fue expresado en el elenco de hechos probados, la Reserva Indígena Guatuso fue
creada mediante el Decreto Ejecutivo No. 5904-G, publicado en el Alcance No. 60 a La
Gaceta No. 70 del 10 de abril de 1976, norma administrativa en la cual, se establecen
las Reservas Indígenas de Chirripó, Estrella, Guatuso, Guaymi y Talamanca. En cuanto
a la Reserva Guatuso, se señaló que se encontraba en las hojas del Instituto Geográfico
Nacional escala 1:50.000, Guatuso 3248 III y Arenal S 247 IV. Su ámbito territorial
coordenadas de ubicación fue reformada mediante los numerales 1 y 2 del Decreto
Ejecutivo No. 7962 del 15 de diciembre de 1977, con un Área de la Reserva de 2.743
Ha. 5.897 m2. Los alcances geográficos y zonas de cobertura concretas de esa reserva
indígena, fueron detallados en el aparte de hechos probados. Desde esa óptica, un
primer aspecto a definir es si la finca del promovente se encuentra dentro del ámbito de
extensión de la citada reserva. a) Elemento material. En este sentido, del análisis de
los elementos de convicción, resulta indudable que esa heredad se encuentra
comprendida dentro la Reserva de Guatuso. En efecto, esa correspondencia física y
geográfica se pone en evidencia en el contenido de la certificación del Departamento de
Estudios Territoriales de la CONAI, a saber: CDET-008-2014 del 20 de enero del 2014,
señala tal ubicación. Incluso, del análisis de las posturas de las partes accionadas, no
se desprende objeción en cuanto a este elemento, siendo claro que tal terreno es parte
de la delimitación geográfica de la Reserva de Guatuso. De igual manera, tal aspecto
consta en el oficio AT-590-2014 del 16 de diciembre del 2014, la jefatura del Área de
Topografía del INDER señala: “De conformidad con lo indicado en el DAJ-981-2014,
relacionado con la ubicación de un inmueble, para determinar si forman parte o no del
Territorio Indígena Guatusa; se procedió a realizar el estudio por medio del Top. Erick

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Angulo Jiménez, concluyéndose lo siguiente: -Considerando la ubicación cartográfica
que muestra el plano catastrado A-883593-1990, éste forma parte en su totalidad del
decreto No. 5904-G, del 11 de marzo de 1976, donde establece varios Territorios
Indígenas incluyendo el de Guatuso. (…)”. (Imagen 293 del principal) De ese modo, del
análisis de esas probanzas a la luz de las reglas de la sana crítica racional que impone
el ordinal 82 en relación al 85 del CPCA, estima esta Cámara que la finca en cuestión
se encuentra en la totalidad de su área, correspondiente a 5343.93 metros cuadrados,
dentro de la zona de la Reserva Indígena Guatuso, aspecto que igualmente se
desprende del mismo plano catastrado A-0883593-90.”

3. Alcances y diferencia respecto a la limitación del derecho de propiedad y


consideraciones sobre el avalúo administrativoiii

Voto N°27-2017- IV

TRIBUNAL CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO Y CIVIL DE HACIENDA, SECCIÓN


CUARTA, San José, a las once horas con cincuenta minutos del cuatro de abril del año
dos mil diecisiete.

Proceso de conocimiento interpuesto por M Y M LO NUESTRO S.A cédula jurídica


número 3-101-199094 representada por la señora Xinia Madrigal Alvarado cédula de
identidad 2-355-245 en su condición de apoderada generalísima sin límite de suma y
por el Lic. Ronald Córdoba Artavia como apoderado especial judicial, contra el ESTADO
representado por el señor Procurador Bernardo Lara Flores; CONSTRUCTORA
SANCHEZ CARVAJAL CSC S.A cédula jurídica 3-101-74018 representada por el Lic.
Alvaro Lara Vargas en su condición de apoderado especial judicial; RSEA
ENGINEERING CORPORATION cédula jurídica 3-012-316810 representada por Lic.
Ricardo Cordero Vargas en su condición de apoderado generalísimo sin límite de suma.

RESULTANDO

1.- La parte actora estableció la presente acción a efectos de que en sentencia se


declare que por haberse dejado en estado de inutilidad el inmueble de la provincia de
Alajuela n°320550-000 se condene a los demandados al pago total de la misma
conforme a la valoración de un perito judicial. Que se condene a los demandados al
pago de intereses legales y ambas costas de procesales (fijación en audiencia
preliminar).

2.- La codemandada Constructora Sánchez Carvajal S.A contestó negativamente la


demanda y opuso las excepciones de falta de derecho, falta de legitimación activa y
pasiva, prescripción, falta de interés actual, cosa juzgada y sine actione agit. El Estado
contestó negativamente la demanda y opuso las excepciones de falta de competencia,
Litis consorcio pasivo necesario y falta de derecho. Por su parte, la Concesionaria
contestó negativamente la demanda e interpuso las excepciones de falta de derecho,

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cosa juzgada y falta de interés actual. Mediante resolución n°228-2014 del 4 de febrero
de 2014 se rechazaron las defensas de Litis pendencia y cosa juzgada, así mismo se
reservó la excepción de prescripción para la sentencia de fondo.

3.- La audiencia preliminar se celebró durante los días 5 de junio de 2013, 4 de febrero
y 9 de diciembre de 2014, en la cual se agotaron todas las etapas dispuestas por el
artículo 90 del Código Procesal Contencioso Administrativo (CPCA).

4.- La audiencia de juicio oral y público se realizó durante los días 27 de febrero y 17 de
marzo de 2017, en la cual se recibió la prueba admitida en audiencia preliminar, se
declaró inevacuable el testimonio de José Joaquín Valverde Vargas, así mismo se
declaró el presente proceso como complejo de acuerdo al artículo 111 del (CPCA) en
relación con el 47 de su Reglamento.

5.- En los procedimientos se han observado las prescripciones de rigor y no se notan


causales de nulidad capaces de invalidar lo actuado. Esta sentencia se dicta previa
deliberación, por unanimidad y con la redacción del Juez Fernández Loaiza.

CONSIDERANDO

I.- Argumentos de las partes. Actora: Manifestó que es propietaria de la finca de la


provincia de Alajuela número 320550-000 situada en la Abundancia de Ciudad
Quesada, el cual es un terreno de pastos y mide 21.922.54 metros cuadrados con frente
a calle pública de 56.14 metros lineales, según el plano catastrado número A-0391934-
1997 la cual adquirió desde enero de 1998 y en la que desarrolla una mediana empresa
agraria consistente en ganaría de engorde, leche y ocasionalmente agricultura. Qué el
lindero sur colinda con una calle pública que siempre se mantenía con una cerca de 4
hilos y un portón de alambre y madera de buena calidad a fin de proteger la propiedad,
dicha calle fue ampliada debido a la ejecución del proyecto conocido como Ciudad
Quesada Sifón- la Abundancia, el cual tomó todo el frente de la citada propiedad y en
un área de aproximadamente 5.000 metros cuadrados. Que el gobierno de Costa Rica
realizó un contrato principal con la empresa RSA Engineering Corporation para la
ejecución del proyecto de obra pública, empresa que a su vez subcontrató a la
codemandada Constructora Sánchez Carvajal S.A, para la ejecución de las obras. Que
en setiembre del año 2006, la codemandada Sánchez Carvajal de forma arbitraria, de
mala fe y sin permiso o consentimiento, realizó dentro de la finca movimientos de tierra
en todo su frente, arrasando con una parte de más de 5.000 metros cuadrados,
destruyendo la cerca y el portón de forma violenta, además los movimientos de tierra
dejaron totalmente sin acceso el inmueble en razón de que se hizo un corte de terreno
en todo el frente del mismo, que dejó un paredón de aproximadamente 20 metros de
alto a lo largo de todo el frente, impidiendo el acceso a la finca y produciendo graves
daños y perjuicio a sus derechos. A raíz de lo anterior, el terreno o la finca se tornó
inservible para la explotación, cómo fundo agrario, viéndose en la necesidad de sacar
el ganado que pastaba, paralizando la actividad agraria. Agregó que dicho terreno tiene
un valor aproximado a los ciento ochenta y nueve millones de colones, dada su
excelente ubicación y gran calidad como finca agraria, daño que considera se produjo
en su totalidad y que corresponde indemnizar a las codemandadas. Se opuso al peritaje
judicial ordenado en autos ya que en su criterio es un error considerar el valor fiscal de
la finca para su valoración por resultar menor al valor de mercado. Manifestó que se

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debe rechazar la defensa de prescripción por cuanto el Estado tomo posesión de la
primera franja expropiada el 30 de junio de 2009 y de la segunda el 5 de junio de 2014,
además que el apersonamiento al proceso de los demandados interrumpe el plazo
prescriptivo. Precisó que la actuación de los demandados quebrantó el artículo 3 de la
Ley de Expropiaciones, al no requerir estudios previos y el artículo 4° de dicha ley por
no habérsele notificado la declaratoria de interés público, además que los demandados
no contaban con los permisos del propietario para realizar las obras antes de que se les
pusiera en posesión del terreno.

Constructora Sánchez Carvajal: Indicó que el inmueble propiedad de la parte actora


se encuentra en un proceso de expropiación de una franja de terreno que será parte del
derecho de vía de la nueva carretera a San Carlos tramo Naranjo Florencia. Que los
linderos de la finca pudieron haberse modificado con la expropiación de la franja de
terreno pretendida por el Estado, conforme se describe en el plano catastral número A-
808219-2002, el cual fue modificado por el plano catastrado número A-1213166-2007.
Que el Estado decidió todos los aspectos inherentes a la construcción de dicha
carretera, incluyendo pero no limitado, a su derrotero, rumbos, niveles, derecho de vía,
ubicación de puentes, pasos a desnivel, accesos, rampas etcétera. Que como parte del
proyecto resultó necesaria la adquisición de una franja de 1.362.23 metros cuadrados
de la finca propiedad de la actora, tal y como se desprende del plano catastrado n° A-
808219-2002 según el acuerdo de expropiación número 66- MOPT del 5 de julio del
2004 y la declaratoria de interés público, según resolución administrativa número 360
del 23 de junio de 2003 emitida por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes.
Posteriormente se modificó dicho acuerdo para aumentar en 5 metros cuadrados la
cantidad de terreno a expropiar y lo cual se describe en el plano catastrado A-1213166-
2007. Agregó que la franja de terreno a expropiar corresponde al 6% del terreno del
inmueble; que los trabajos realizados en la finca de la parte actora fueron ejecutados en
enero y febrero del año 2006 con consentimiento de la parte actora y que el Estado
cumplió con todos los requisitos necesarios para la toma de posesión de la franja de
terreno, incluyendo el pago del avalúo administrativo según lo dispuesto por la ley de
expropiaciones ya que la actora concedió un permiso para la realización de los trabajos
el cual consta el expediente de expropiación. Señaló que las obras ejecutadas se
apegan totalmente al contrato suscrito entre el Contratista y el Estado, las cuales no
fueron decisión de Constructora Sánchez Carvajal, tampoco así lo fue la definición de la
profundidad de la excavación, el nivel de la subrasante y rasante, el ángulo de los
taludes y la conformación de los mismos. Indicó que tanto el diseño de la carretera, sus
especificaciones técnicas, detalles, trazados, niveles y demás elementos necesarios
para su descripción y construcción, no fueron definidos o elaborados por la Constructora
sino por el Estado costarricense. Agregó que nos está ante la presencia de un de un
daño ya que la parte actora no ha aportado las pruebas de la aptitud agraria de su finca,
pues se trata de un fundo en estado de abandono de uso, en el cual no se lleva a cabo
ninguna actividad productiva. Indicó que la vía para que la parte actora reclame sus
derechos indemnizatorios, es el proceso especial expropiatorio y qué la carretera en
construcción no corresponde a una vía de acceso restringido, motivo por el cual el
ingreso desde la misma hacia los predios ubicados a ambos lados es factible no siendo
correcto afirmar que la propiedad hubiese quedado sin acceso. Refutó el peritaje judicial
afirmando que el mismo solamente consideró el área del terreno, omitiendo referirse
aspectos como servicios públicos, que inciden en el precio del mismo ya que no cuenta

10
con electricidad y agua potable. Agregó que la actividad de ganadería que se
desarrollaba en el inmueble no la ejercía la parte actora, sino la señora Rosa Alvarado
quien no es parte de este proceso razón por la que en su criterio no se debe indemnizar
el daño alegado en ese sentido. Así mismo manifestó que el nivel de la pendiente actual
del terreno es igual al que presentaba en su forma original, razón por la que el acceso
se ha mantenido siempre igual.

Estado: Manifestó que entre la empresa Constructora Sánchez Carvajal y el Estado, se


suscribió un contrato para mejoras en la infraestructura Vial del proyecto denominado
construcción de la carretera a San Carlos tramo Sifón Ciudad Quesada la Abundancia,
el cual fue debidamente aprobado por la Contraloría General de la República,
contratación que se ajusta el bloque de legalidad de los contratos administrativos, lo
cual considera de relevancia por cuanto la parte actora sostiene que el Estado es
responsable solidariamente por la elección de las empresas encargadas de ejecutar la
obra mencionada. Que no es correcto que el Estado no ejerciera la vigilancia necesaria,
por cuanto los ingenieros del MOPT se encargaron de la supervisión de las obras y de
la autorización para el arranque de las mismas, en ese orden estima que la vigilancia
puede achacarse cuando las autoridades administrativas dieron el visto bueno a las
compañías contratadas para realizar las obras, situación que no sucedió en el presente
asunto, motivo por el que no se puede derivar una responsabilidad del Estado por falta
de vigilancia, sobre una obra que las autoridades administrativas no habían dado el aval
para comenzar a realizar los trabajos sobre la propiedad de la demandante. En ese
entendido, estima que la administración no puede ser responsable de los daños y
perjuicios causados por el hecho de un tercero, cómo es la empresa Constructora
Sánchez Carvajal de acuerdo al artículo 196 de la ley General de la Administración
Pública. Rechazó los extremos indemnizatorios pretendidos por la parte actora por
improcedentes y por carecer de nexo causal, dado que en el fondo no existía una
actividad agraria además de que no explica la razón por la cual desde el año 2006, no
se lleva a cabo actividad en la finca, supuestamente a causa de la ampliación de la
carretera, por cuanto la ejecución del proyecto es mucho más reciente. Rechazó la
reclamación del daño moral subjetivo ya que las personas jurídicas no pueden sentir
tristeza o decepción, aunado a que la propiedad en cuestión en ningún momento puede
considerarse inservible tal y como lo señala la parte actora. Refutó el peritaje judicial
indicando que el perito consideró valores posteriores a la primera entrada en posesión,
además consideró el área de terreno que había sido expropiada en la segunda
expropiación, lo cual hace que resulte un valor mayor. Indicó que los períodos de
prescripción de la ley n°7492 se refieran a la circunstancia de que el propietario se
encuentre ausente o cuando no se tenga conocimiento de la identidad de los
propietarios, lo cual no sucedió en el presente asunto, razón por la que resultan
inaplicables. Además refirió que la el acceso a la propiedad se vio afectado desde la
primera expropiación, cuyo avalúo administrativo fue aceptado por la parte actora,
motivo por el cual no resulta procedente el reclamo en este proceso.

RSEA Engineering Corportaion S.A. Manifestó que no existe ni una sola prueba de
que la finca de la parte actora se haya dedicado a la explotación agrícola, que la franja
de terreno necesaria para la construcción de la carretera fue cancelada por concepto de
pago de expropiación a la parte actora y que una parte de la finca está incluida dentro
de la ruta de la carretera, ya que la franja expropia mide únicamente 1.362.23 metros

11
cuadrados de una totalidad de 21.922.50 metros cuadrados. Manifestó que no le consta
el valor de la finca, sin embargo del estudio registral de la misma, se desprende que su
valor es de 30.000 colones. Que las acciones llevadas por Constructora Sánchez
Carvajal fueron debidamente autorizadas por el permiso de uso que en su momento
suministró la parte actora, las cuales se llevaron a cabo en una porción de la finca que
fue debidamente expropiada y pagada. Además indicó que los hechos que originan la
demanda, fueron presuntamente realizados por Constructora Sánchez Carvajal, sin que
se derive ninguna participación de su representada en los mismos. Agregó que
conforme al artículo 198 de la Ley General de Administración Pública, el derecho de la
actora para reclamar la indemnización prescribió a los 4 años a partir del hecho que
generó la responsabilidad, en la que no existe ningún tipo de solidaridad, ya que los
hechos fueron realizados por la demandada Constructora Sánchez Carvajal S.A en su
condición de contratista, sin que se pueda alegar culpa in eligiendo, siendo que además
no existen pretensiones en contra de su representada.

II.- Hechos probados: De importancia para la resolución del presente asunto se tienen
los siguientes: 1- Por resolución n°725 del 26 de octubre de 2007, el Poder Ejecutivo
declaró de interés público la adquisición de una faja de terreno de 1.367,45m2 de la
finca de la provincia de Alajuela n°320550-00 propiedad de la parte actora, franja que
se describe en el plano catastrado n°A-1213166-2007 necesaria para la construcción de
proyecto denominado “Carretera Naranjo-Florencia”, razón por la que mediante acuerdo
expropiatorio n°227 MOPT del 14 de noviembre del año 2008 el Poder Ejecutivo dispuso
la expropiación dicha faja de terreno (f. 80-83, 141,142 exp. Adm. n°27.334). 2- Que
según avalúo administrativo n°2008-01 de fecha 07 de abril de 2007 el valor de la franja
de terreno descrita en el hecho anterior es de ¢6.837.250.00 colones (f. 101-104 exp.
Adm. n°27.334). 3- Que mediante sentencia n°1378-2009 del 26 de junio del año 2009,
el Juzgado Contencioso Administrativo y Civil de Hacienda, dispuso como justiprecio de
dicha franja de terreno el monto determinado en el avalúo administrativo n°2008-01 por
no mediar oposición de la parte actora (f. 29-33 exp. Judicial n°09-151-1028 CA). 4- Por
resolución n°152 del 3 de febrero del año 2012, el Poder Ejecutivo declaró de interés
público la expropiación de una nueva franja de terreno sobre la finca de la provincia de
Alajuela n° 320550-00 propiedad de la parte actora, la cual mida 1.003m2 y se describe
en el plano catastrado n°A-1501107-2011 necesaria para la construcción del proyecto
denominado “Nueva carretera a San Carlos, Sección Sifón- Ciudad Quesada”, razón por
la que mediante acuerdo expropiatorio n°256 MOPT del 6 de diciembre del año 2012,
se dispuso la expropiación de dicha franja de terreno (f. 20-22,63,64 exp. Adm
n°28.674). 5- Que la parte actora se opuso al avalúo administrativo n°2012-48, razón
por la que mediante sentencia n°194-2017 del 8 de febrero del año 2017, el Juzgado
Contencioso Administrativo y Civil de Hacienda, fijó como justiprecio por la franja de
terreno descrita en el hecho anterior la suma de ¢11.997.956.21 (expediente judicial
n°13-515-1028 CA). 6- Que el día 28 de enero del año 2005, el Consejo Nacional de
Viabilidad, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes y la empresa Constructora
RSEA Engineering Corporatión, ésta última en su condición de contratista, suscribieron
el contrato para la ejecución del proyecto de obra pública denominado “Construcción de
carretera a San Carlos sección Sifón- Ciudad Quesada (La Abundancia) cuyo objeto es
la ejecución por parte del Contratista de dicho proyecto (f.70-95 exp. Principal). 7- Que
el día 12 de diciembre del año 2005 la Contratista subcontrató los servicios de
Constructora Sánchez Carvajal S.A para la construcción de obras de ingeniería de

12
caminos, drenajes, tráfico y paisajismo para la construcción de la carretera a San Carlos,
tramo Sifón Ciudad Quesada La Abundancia (f. 11-24 exp. Principal). 8- Que según la
declaración de la testigo Rosa Alvarado Cordero, la actividad desarrollada en la finca de
la provincia de Alajuela n°320550-000 consistía en la explotación a título personal por
parte de dicha señora, de una ganadería de engorde y una pequeña lechería, venta de
quesos y leche a pequeña escala. Así también la citada finca no contaba con servicio
público de electricidad y agua potable, la cual se abastecía de un pozo artesanal. El
acceso a dicha finca se encontraba frente a calle pública. 9- Que con motivo de las obras
de construcción del proyecto carretera San Carlos, en todo el frente a la propiedad de
la parte actora, se construyó un talud de aproximadamente veinte metros de altura y una
inclinación de alrededor de un 40% que impide el acceso a dicha propiedad (peritaje
judicial realizado por el perito Ing. Aristides Martínez Moreira el 4 de marzo de 2016 y
testimonio del señor Mario Marín Rivera). 10- Que según oficio GCVP-PSC-28-16-336
emitido el 30 de mayo de 2016 por parte del Consejo Nacional de Vialidad, la solución
de acceso a la propiedad de la parte actora está contemplada como un anexo a la
intersección de la Abundancia, la cual es un conjunto de marginales que facilita la
entrada y salida del flujo vehicular de la carretera en construcción, diseño que se
encuentra en proceso de revisión debido a la nueva vía de acceso que se debe realizar
para esta propiedad (Imagen 633-639 exp. Judicial digitalizado).

III.- Hechos no probados. Por no haberse aportado prueba pertinente, se tiene por
indemostrado que el remanente de la finca de la parte actora no sea adecuado para la
explotación agrícola o ganadera.

IV.- Sobre la prueba para mejor proveer. Conforme al artículo 331 del Código Procesal
Civil, de aplicación supletoria al tenor del canon 220 del CPCA, la admisión de la prueba
para mejor resolver está reservada al grado de influencia que tenga en la decisión del
fallo, y en tal sentido, se trata de una prueba del Tribunal decisor, como lo ha señalado
la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia, desde vieja data. Así por ejemplo, en
la sentencia número 29-95, de las 15:30 horas del 22 de febrero del año 1995, indicó
que: “(...) Dentro de las facultades instructoras y ordenatorias del juez, está la de ordenar
prueba para mejor proveer (artículo 97, inciso 2, y 331 del Código Procesal Civil),
cuando las probanzas por practicar tengan una influencia decisiva en el resultado del
proceso (…) El aspecto medular de la prueba para mejor proveer es su carácter
facultativo o discrecional, no pudiendo ser exigida por las partes; su ordenación
depende, enteramente, de la iniciativa prudente y criterio del órgano jurisdiccional,
consecuentemente su denegatoria no causa indefensión alguna”. Por su parte, en el
voto número 547-F-2002 de las 16:00 horas del 12 de julio del 2002, indicó la citada
Cámara: “IV.- Múltiples precedentes de esta Sala, refiriéndose a la prueba para mejor
resolver, han señalado que esta es prueba del juez, y no de las partes. En consecuencia,
la decisión de recabarla es facultativa del órgano jurisdiccional, y puede prescindirse de
ella sin necesidad de resolución alguna (...)”. En el presente asunto la parte actora
aporto como prueba para mejor proveer el avalúo de la finca de Alajuela n°320550-000
de fecha 8 de diciembre de 2014 y la sentencia n°194-2017 dictada por el Juzgado
Contencioso Administrativo, ambos documentos que consta en el expediente judicial de
expropiación n°13-515-1028 CA, el cual había sido admitido en audiencia preliminar,
razón por la que dichos documentos se refieren a una actualización de dicho expediente
y no a una prueba para mejor proveer propiamente. Luego, en la segunda audiencia del

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juicio oral y público el representante de la empresa Constructora Sanchez Carvajal
aportó en dicho carácter, un documento denominado “Acuerdo de partes” firmado el 4
de mayo de 2006, el cual se rechaza de conformidad con inciso 1 apartado b) del artículo
50 del CPCA.

V.- Responsabilidad Administrativa por el ejercicio de la potestad expropiatoria.


El artículo 45 de nuestra Constitución Política señala que "La propiedad privada es
inviolable; a nadie puede privarse de la suya si no es por interés público legalmente
comprobado, previa indemnización conforme a la ley". De esa norma extraída de nuestro
ordenamiento jurídico supremo, podemos llegar a la conclusión de que, por regla
general, la propiedad privada es inviolable, o sea, nadie puede ilegítimamente interferir
en los atributos propios del derecho de propiedad, atributos materializados en la
posesión, transformación, enajenación y cualquier otra forma de disposición de la
misma. Ahora bien, dicha regla posee su excepción, y la misma norma transcrita señala
que para privar a una persona de su propiedad debe existir un interés público legalmente
comprobado y una previa indemnización conforme a la ley. Por lo tanto, de esa
disposición constitucional podemos llegar a las siguientes conclusiones respecto a la
expropiación: a) PRIVACIÓN DE LA PROPIEDAD: Se da la privación o ablación de los
atributos del derecho de propiedad, de ahí que la expropiación no sea considerada como
una limitación a los atributos del derecho de propiedad, sino una privación de los
mismos, por ende indemnizable. Una expropiación se diferencia de la limitación del
derecho de propiedad porque en esta última, el propietario reserva para sí la posibilidad
de explotar normalmente el bien, excluida la parte o la función afectada por la limitación
impuesta por el Estado. Si se privan los atributos del derecho de propiedad
extralimitándose los parámetros vistos en las simples limitaciones y si el bienestar social
exige el sacrificio de uno o varios atributos, éstos deben ser indemnizados. b) POR
PARTE DEL ESTADO: La expropiación inicia con la declaratoria de interés público por
parte de la Administración respectiva, la cual debe ser motivada, notificada y publicada,
posteriormente, el Poder Ejecutivo acuerda expropiar el bien, por lo tanto, la
expropiación es un acto unilateral de derecho público, tanto en su fase de formación
como en su estructura, ya que la voluntad del expropiado no concurre a integrarlo. Tanto
el artículo 1 como el artículo 5 (ambos de la Ley de Expropiaciones) señalan que la
misma se da a través de un poder de imperio de la Administración Pública, sea el Poder
Ejecutivo como el órgano superior del ente expropiador. c) POR INTERÉS PÚBLICO:
La tercera conclusión a que llegamos respecto al artículo 45 constitucional es la
necesaria existencia de un "interés público legalmente comprobado". Esta disposición
podemos engarzarla con el artículo 50 constitucional, que le establece la obligación
irrenunciable al Estado de procurar el mayor bienestar de todos los habitantes del país,
bienestar que a tenor del artículo 74 constitucional, es un derecho y garantía social
irrenunciable. Es así entonces como la relación armónica de los artículos 50 y 74 de
nuestra Constitución Política, da como resultado lo que conocemos hoy como el “Estado
Social de Derecho”, a tenor del espíritu de las normas y los criterios jurisprudenciales
que ha establecido la Sala Constitucional, precisamente en su voto 1441-92 de las 15:45
horas del 2 de junio de 1992, dispuso: "El principio general básico de la Constitución
Política está plasmado en el artículo 50, al disponer que "el Estado procurará el mayor
bienestar a todos los habitantes del país, organizando y estimulando la producción y el
más adecuado reparto de la riqueza" lo que unido a la declaración de adhesión del
Estado costarricense al principio cristiano de justicia social, incluido en el artículo 74

14
ibídem, determina la esencia misma del sistema político y social que hemos escogido
para nuestro país y que lo definen como un Estado Social de Derecho". El punto de
partida de la expropiación es entonces la existencia de un interés público, es así como
la Ley General de la Administración Pública señala en su artículo 113 que el interés
público "será considerado como la expresión de los intereses individuales coincidentes
de los administrados", la satisfacción de este interés implica un sacrificio especial del
administrado, tutelado por el principio de igualdad en el sostenimiento de las cargas
públicas, al tenor del artículo 194 de dicha ley, 18 y 33 de la Constitución Política, que
en criterio de la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia, en el voto n°166-1992
del 18 de diciembre de 1992 externó que “VI.-La expropiación cumple un doble rol: como
una potestad irrenunciable del Estado, y como garantía del administrado frente a la
supresión de su derecho de propiedad adolecida en su patrimonio. La expropiación
constituye un sacrificio singular y concreto, y como tal discriminatorio, por ende en
aplicación del principio de la igualdad ante las cargas públicas (Artículos 18 y 33 de la
Constitución Política) exige una restauración o compensación indemnizatoria”. d)
PREVIA INDEMNIZACIÓN: esta compensación indemnizatoria debe guardar un
equilibrio entre el interés particular y el interés general; al tenor del artículo 31 de la Ley
de Expropiaciones, que señala en su párrafo final que se dará el desalojo del inmueble
por parte del expropiado siempre y cuando la Administración haya depositado el monto
del avalúo administrativo. Dicho en otras palabras, el avalúo administrativo depositado
constituye una "indemnización previa" provisional, que faculta a la Administración
(previa resolución del órgano jurisdiccional) a entrar en posesión, pero no como
propietario de la cosa expropiada. Sin embargo, la misma ley prevé que si el monto del
avalúo administrativo es considerado prudencial y sumariamente por el Juez como muy
bajo, puede ordenar la no entrada en posesión. Si la parte no está de acuerdo con el
avalúo administrativo depositado, la labor del Juez estará encaminada a revisar dicho
avalúo así como definir el precio del bien que el Estado debe resarcir al expropiado. Una
vez que se defina en sentencia esa diferencia (si la hay) y la misma es cancelada, se
traslada la propiedad definitiva al Estado, para utilizarla en la satisfacción de ese interés
público. En conclusión, la expropiación se da cuando se: a) priva de la propiedad a un
particular, b) por parte del Estado, c) por interés público legalmente comprobado, d)
previa indemnización al expropiado, al tratarse de un régimen de responsabilidad por
conducta lícita, que genera un daño especial y particular en el administrado, el cual debe
ser indemnizado por amparo del principio de igualdad en el sostenimiento de las cargas
públicas.

VI.- En general sobre la legitimación ad causam. La legitimación en la causa es un


presupuesto jurídico material que se constituye por la relación o vínculo que debe existir
entre el sujeto que demanda en juicio y el demandado, el cual surge a partir de los
hechos que originan la disputa, de tal manera que parte legítima para demandar o
legitimación activa es la que ostenta aquel quien ha sido afectado en sus derechos e
intereses legítimos y parte legítima demandada o legitimación pasiva es la que ostenta
todo sujeto quien por acción u omisión hubiese causado algún daño. La Sala Primera
de la Corte Suprema de Justicia en el voto n°89-1991 del 19 de junio del año 1991,
explicó que “ IX (…). Esto es así porque la legitimatio ad causam constituye una
condición para que prospere la pretensión. Empero, no constituye una condición o
presupuesto de admisibilidad de la acción, ni condiciona su ejercicio válido y eficaz, de
ser así no podría ejercer la acción quien no estuviera legitimado en la causa. Legitimado

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en la causa es quien puede exigir que se resuelvan las peticiones hechas en la
demanda, es decir, la existencia o no del derecho material que se pretende, por medio
de sentencia favorable o desfavorable. Por ende cuando alguna de las partes no tiene
esa legitimación el juzgador no puede adoptar una decisión de fondo, encontrándose
inhibido para ello. La legitimatio ad causam constituye, entonces condición para el
dictado de la sentencia de fondo o mérito, pero no de la sentencia favorable. Al no poder
el órgano jurisdiccional resolver la existencia o no del derecho material pretendido, o al
declarar que se encuentra inhibido para pronunciarse, no se produce la cosa juzgada
pues el punto de fondo no se ha decidido. La legitimación constituye un presupuesto de
la pretensión formulada en la demanda y de la oposición hecha por el demandado, para
hacer posible la sentencia de fondo que las resuelve; consecuentemente la legitimación
en la causa no constituye un presupuesto procesal, en tanto no se refiere al
procedimiento o al válido ejercicio de la acción, antes bien se refiere a la relación
sustancial que debe existir entre actor y demandado y al interés sustancial que se
discute en el proceso. La legitimación en la causa se refiere a la relación sustancial que
se pretende existente entre las partes del proceso y el interés sustancial en litigio. El
demandado debe ser la persona a quien le corresponde por la ley oponerse a la
pretensión del actor o frente a la cual la ley permite que se declare la relación jurídica
sustancial objeto de la demanda; y el actor la persona que a tenor de la ley puede
formular las pretensiones de la demanda, aunque el derecho sustancial pretendido no
exista o le corresponda a otro. Lo anterior significa que no se precisa ser titular o sujeto
activo o pasivo del derecho o relación jurídica material, sino del interés para que se
decida si en efecto existe, esto es se trata de una legitimación para obtener sentencia
de fondo o mérito. De acuerdo al sujeto legitimado o a su posición en la relación procesal
se puede distinguir entre legitimación activa y pasiva, la primera le corresponde al actor
y a las personas que con posterioridad intervengan para defender su causa, la segunda
le pertenece al demandado y a quienes intervengan para discutir y oponerse a la
pretensión del actor. La ausencia de legitimación en la causa constituye un impedimento
sustancial, si el juzgador se percata de la falta de la misma, así debe declararlo de oficio
y dictar una sentencia inhibitoria, lo que no es óbice para que sea alegada
oportunamente como excepción previa. En suma la legitimación en la causa constituye
un presupuesto material de la sentencia de fondo. La legitimación en la causa era
deducida, a la luz del Código de Procedimientos Civiles, del artículo 1° párrafo 2°, y en
el Código Procesal vigente está contemplada en el artículo 104. A diferencia de la
legitimatio ad processum, la legitimación en la causa no invalida el proceso aun cuando
impide resolver sobre el fondo, en tanto que la falta de la primera por estar referida a la
capacidad jurídica procesal de las partes (presupuesto procesal), puede generar
nulidades que invalidan el procedimiento y la sentencia. La legitimación en la causa
demás de determinar quienes pueden actuar en el proceso con derecho a obtener
sentencia de fondo, señala o determina a quiénes deben estar presentes para hacer
posible la sentencia de fondo. Lo anterior significa que en determinados procesos es
indispensable la concurrencia de varias personas (litisconsortes necesarios) en calidad
de actores o demandados para que la decisión sobre las peticiones se haga posible,
pues la ausencia de éstas impide la decisión de fondo, de las pretensiones deducidas
en la demanda. Por ello la legitimatio ad causam puede estar ausente en dos casos: a)
cuando actor y demandado carecen absolutamente de legitimación en la causa, por
tratarse de personas diferentes a quienes correspondía formular las pretensiones o
contradecirlas, y b) cuando los que debían ser parte en tales posiciones en concurrencia

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con otras personas, no han comparecido al proceso. En efecto, por disposición expresa
o tácita de la ley puede ser que actor y demandado no tengan derecho a formular por sí
solos pretensiones u oponerse a ellas, pues en tales situaciones la legitimación en la
causa se encuentra incompleta y no será posible la sentencia de fondo. El Código de
Procedimientos Civiles derogado, no obstante aplicable a este caso, disponía en su
artículo 1° que eran presupuestos de fondo o condiciones de la acción el derecho real o
personal, interés actual en ejercitarla y la legitimatio ad causam, teniendo especial
relevancia en el caso de la pluralidad de partes por la litis consorcio necesaria y la
facultativa en sus formas pasiva o activa. En reiteradas ocasiones la Sala de Casación
manifestó que la excepción de falta de legitimatio ad causam no afecta el derecho
mismo, por lo que su procedencia no impide que, en un nuevo juicio, el derecho sea
reclamado por su efectivo dueño o titular, o contra el o los realmente obligado a la
prestación.”. De acuerdo al criterio anterior, la falta de legitimación conduce a la
inhibitoria del juzgador de pronunciarse sobre el fondo o cuestión debatida, pues el
sujeto carente de legitimación en la causa, no resulta ser el causante del daño o no es
quien lo padeció, razón por la que en tales condiciones no se podría emitir una sentencia
favorable o desfavorable, al no mediar una relación jurídica entre el sujeto y los hechos
que fundamentan la demanda.

VII.- Sobre la falta de legitimación para demandar a la Concesionaria y


Subcontratista. En el presente asunto, de conformidad con los hechos tenidos por
demostrados, por resolución n°725 del 26 de octubre de 2007, el Poder Ejecutivo
declaró de interés público la adquisición de una faja de terreno de 1.367,45m2 de la
finca de la provincia de Alajuela n°320550-00 propiedad de la parte actora, franja que
se describe en el plano catastrado n°A-1213166-2007 y que resulta necesaria para la
construcción del proyecto denominado “Carretera Naranjo-Florencia”, razón por la que
mediante acuerdo expropiatorio n°227 MOPT del 14 de noviembre del año 2008 el Poder
Ejecutivo dispuso la expropiación de dicha faja de terreno, por otra parte, mediante
resolución n°152 del 3 de febrero del año 2012, el Poder Ejecutivo declaró de interés
público la expropiación de una nueva franja de terreno sobre la finca de la provincia de
Alajuela n° 320550-00 propiedad de la parte actora, la cual mide 1.003m2 y se describe
en el plano catastrado n°A-1501107-2011, la cual resulta necesaria para la construcción
del proyecto denominado “Nueva carretera a San Carlos, Sección Sifón- Ciudad
Quesada”, razón por la que mediante acuerdo expropiatorio n°256 MOPT del 6 de
diciembre del año 2012, se dispuso la expropiación de dicha franja de terreno. A efecto
de ejecutar el proyecto descrito en los acuerdos expropiatorios indicados, el día 28 de
enero del año 2005, el Consejo Nacional de Viabilidad, el Ministerio de Obras Públicas
y Transportes y la empresa Constructora RSEA Engineering Corporatión, ésta última en
su condición de contratista, suscribieron el contrato para la ejecución del proyecto de
obra pública denominado “Construcción de carretera a San Carlos sección Sifón- Ciudad
Quesada (La Abundancia) cuyo objeto es la ejecución por parte del Contratista de dicho
proyecto, por lo demás, el día 12 de diciembre del año 2005 la Contratista subcontrató
los servicios de Constructora Sánchez Carvajal S.A para la construcción de obras de
ingeniería de caminos, drenajes, tráfico y paisajismo relacionados con la construcción
de la carretera a San Carlos, tramo Sifón Ciudad Quesada La Abundancia. La relación
de hechos anterior, es congruente con el ejercicio de la potestad expropiatoria del
Estado la cual impone un sacrificio especial y particular al administrado en favor del
interés colectivo que conlleva una compensación indemnizatoria por disposición del

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principio de igualdad en el sostenimiento de las cargas públicas. Esta potestad solo
puede ser ejercida por el Estado en las condiciones señaladas, pues ningún particular
puede ostentarlas en razón de la indelegabilidad dispuesta por el numeral 66 de la Ley
General de la Administración Pública, el cual establece que las potestades de imperio y
su ejercicio, y los deberes públicos y su cumplimiento, serán irrenunciables,
intransmisibles e imprescriptibles. Dicho lo anterior, se debe indicar que la génesis del
presente asunto surge por motivo de la expropiación parcial del inmueble de la parte
actora con el objeto de construir y ampliar la carretera a San Carlos, que en su fase de
ejecución conllevó a que se construyera un talud frente a dicha propiedad que impide el
acceso a la misma. En este sentido, la Concesionaria y Subcontratista fueron los
instrumentos utilizados por el Estado, mediante un procedimiento de contratación
administrativa, para ejecutar el proyecto de construcción y ampliación de dicha
carretera, sin que encuentre este Tribunal una conducta causante de dicho daño,
atribuible a título personal a dichas empresas, quienes actuaron según el interés del
Estado y bajo su mandato instrumentalizado en un contrato administrativo, regido por la
Ley de Contratación Administrativa, en este sentido el párrafo 6° del artículo primero del
contrato “CONSTRUCCIÓN DE CARRETERA A SAN CARLOS, SECCIÓN SIFÓN-
CIUDAD QUESADA (LA ABUNDANCIA) dispuso que “Para la ejecución de El Proyecto,
EL CONTRATISTA se limitará a los diseños, especificaciones, esquemas, planos y otras
disposiciones técnicas que LA ADMINISTRACIÓN le proporcione y que han sido
considerados por ELCONTRATISTA en su Oferta”. El régimen de responsabilidad por
conducta lícita, solo es aplicable a la Administración Pública al amparo del principio de
igualdad en el sostenimiento de las cargas públicas, no así a los particulares quienes al
actuar conforme a derecho y al amparo de sus obligaciones contractuales por mandato
de la Administración, no resulta oponible dicha responsabilidad, de tal forma que en el
presente caso, al no emanar la conducta reprochada por la parte actora de las empresas
codemandadas, no se configura el presupuesto jurídico material de la legitimación
pasiva, razón por la que en cuanto a dichos sujetos deberá acogerse la excepción de
falta de legitimación pasiva y rechazarse la demanda en todos sus extremos.

VIII. Sobre la nulidad de actos procesales en los procesos expropiatorios. La parte


actora en parte de sus argumentos, reclamó violaciones en el procedimiento
expropiatorio, básicamente por no habérsele notificado la declaratoria de interés público,
ni el avalúo administrativo, además que nunca autorizó la ejecución de las obras previo
a la puesta en posesión. El argumento resulta inerte a efectos de dar soporte a sus
pretensiones, que en lo medular giran hacia la expropiación total de su propiedad ya
que no explica la forma en que el reconocimiento o declaración de tal actividad procesal
defectuosa conllevaría a conceder sus pretensiones. No obstante, baste agregar, que
por principio, las nulidades procesales deben reclamarse y declararse en el mismo
proceso en que se produjeron, pues de aceptarse la tesis de que se puede interponer
un proceso diferente al intento, se abriría la puerta a un recurso ilimitado en el tiempo
para la impugnación de los actos procesales, lo cual atenta contra el principio de
seguridad jurídica, tal y como lo ha señalado la Sala Primera de la Corte Suprema de
Justicia en el voto 1097-2014 del 28 de agosto de 2014, en el que señaló lo siguiente
“III. Referente a la impugnación de las nulidades procesales, esta Sala ha indicado: “El
cardinal 654 párrafo segundo del CPC (derogado a partir del 20 de mayo de 2008 por
la Ley no. 8624 de Cobro Judicial, artículo 39, pero aplicable en la especie por la fecha
cuando sucedieron los hechos), estipulaba que si después de verificado un remate, se

18
promoviere un incidente para anularlo, no se le daría curso y aquel se tendría por firme
y valedero en caso de que un tercero fuere el comprador. En el asunto de estudio, el
inmueble fue debidamente adjudicado al señor (…) quien figuró en el proceso como
tercero comprador, y como codemandado en este proceso (folios 155-160 del
expediente judicial). Por tal motivo, en el proceso ejecutivo fueron rechazados tanto el
incidente de nulidad como el recurso de apelación presentados por el aquí actor, ya que
el bien había sido adjudicado a un tercero. No obstante, el 8 de agosto de 2008, el señor
Fonseca Mata interpone proceso contencioso mediante el cual pretende la nulidad del
acta de notificación visible a folio 69 del expediente judicial, a través de la cual se le
notificó el auto inicial del proceso, se requirió el pago de la deuda y se ordenó el remate
de la finca no. 297313-000. También pretende, que se declararen absolutamente nulos
todos los actos que se dieron con posterioridad al acta de notificación y se retrotraigan
los efectos a la fecha de dicha notificación. En síntesis, solicitó la nulidad de una
diligencia de notificación anterior a la subasta y del remate. Los juzgadores
consideraron: “(…) La Sala Primera, fundamentándose en la sentencia de casación no.
79 de las 14:30 del 10 de junio de 1970 ha reiterado la tesis que cita en la resolución
número 365-F-S1-2008 de las 15:45 horas del 22 de mayo de 2008, en la cual se señala,
que el remate es un acto de carácter complejo pero que la nulidad que suceda en un
proceso hipotecario o prendario solo puede ser declarada en el mismo proceso en donde
se ha producido “pues si se admitiere que es posible obtener su declaratoria en juicio
distinto promovido al intento después de terminados aquellos, sería reconocer que fuera
de los recursos expresamente establecidos por ley, hay uno tácito y no sujeto a otro
plazo que el de la prescripción ordinaria de las acciones, con lo cual se habría
encontrado el medio de multiplicar indefinidamente los litigios”. Tal cosa, añade la Sala,
significaría “la creación de un recurso ilimitado expuesto a todo abuso no reglado,
cuando ya se hubiere agotado en el expediente respectivo, todos los recursos
dispuestos por la ley, con excepción desde luego, de los casos contemplados en el
artículo 472 del Código de Procedimientos Civiles [aclara que el artículo 472
mencionado, corresponde actualmente al numeral 653 del Código Procesal Civil], que
por razones de orden público se autoriza de manera expresa a reclamar la nulidad en
la vía ordinaria (…)” (grabación del dictado de la sentencia a partir de las 8 horas 58
minutos del 28 de junio de 2010). Los jueces citan además, diversa jurisprudencia para
sustentar la tesis de que los defectos procesales deben ser acusados en el mismo
proceso donde se suscitaron. Estima este órgano decisor, que los fallos
jurisprudenciales citados, no han sido erróneamente interpretados y por ende, no han
causado la indefensión alegada por el recurrente; al contrario, en ellos de una u otra
forma se encuentra contemplado el criterio que ha mantenido esta Cámara desde hace
varios años sobre el tema objeto de la censura, según se obtiene entre otros, de los
votos no. 930 de las 9 horas 25 minutos del 24 de noviembre de 2006, 365-F-S1-2008
de las 15 horas 45 minutos del 22 de mayo de 2008, 661-F-S1-2010 de las 9 horas del
21 de mayo de 2010. Las nulidades de carácter procesal son aquellas que se originan
durante el desarrollo del proceso y deben ser atacadas mediante el respectivo incidente
de nulidad regulado en los artículos 194 al 200 del CPC. La posición tiene total apoyo
en lo dispuesto en el numeral 199 del Código Procesal Civil, cuyo párrafo primero
establece: “La nulidad se reclamará en vía incidental.” Esa incidencia, a tenor del ordinal
484 del citado cuerpo de leyes, es de previo pronunciamiento y tiene carácter
suspensivo. Ambas normas están diseñadas para que, toda actividad procesal
defectuosa y rectificación de vicio, se combata dentro del proceso donde ocurre. Desde

19
luego, se imponen razones de celeridad, con el consecuente beneficio económico para
las partes y la administración de justicia. El tema es de singular relevancia tratándose
de la ejecución de obligaciones dinerarias con garantía real como la hipotecaria, donde
los obligados renuncian a la fase de conocimiento. No resulta lógico dejar abierta la vía
ordinaria para cualquier solicitud de nulidad, sobre todo si el debate se puede resolver
en esa sede. La tesis expuesta rige como regla de principio, en atención a los efectos
procesales del pronunciamiento final en el incidente de nulidad. Así lo advirtió esta Sala
en el voto no. 707 de las 11 horas 20 minutos del 22 de octubre de 2003 donde dispuso
en lo que interesa: “Por ende, no son susceptibles de revisión, en vía ordinaria, las
eventuales nulidades procesales ocurridas en los procesos ejecutivos. Ello no significa,
empero, darle el valor de cosa juzgada material a lo resuelto en ellos, pues es posible
analizar de nuevo las situaciones de fondo atinentes a dichos procesos en la vía
declarativa.” Se debe distinguir, entonces, entre las nulidades estrictamente procesales
y las de fondo. Las primeras se reclaman mediante incidente en el proceso donde se
causaron y, las segundas, tienen la posibilidad de ser analizadas en un ordinario. No
podría ser de otra manera, pues para aquellas su inadmisibilidad en sede declarativa se
justifica en la naturaleza de la ejecución hipotecaria. Se trata de una venta forzosa por
incumplimiento de la obligación dineraria, cuyo gravamen se encuentra debidamente
inscrito en el Registro Público. Las posibilidades de oposición están muy restringidas,
de ahí que la firmeza de la adjudicación y pago de lo adeudado no puede depender de
un posterior proceso ordinario. En segundo término, también debe resaltarse que el
artículo 653 ibídem (también derogado por la Ley de Cobro Judicial), establecía las
causales de nulidad del remate y las calificaba de absolutas y relativas. De acuerdo con
esa norma, eran causales de nulidad absoluta, y por ende declarables aún de oficio en
el mismo proceso en que se produjeron, las contempladas en los artículos 649, 650 y
652 del CPC. No obstante, el artículo 653 ibídem disponía dos supuestos en los cuales
el remate era anulable aún en perjuicio de terceros rematantes: 1. Cuando, tratándose
de bienes inmuebles o derechos reales, por error o por cualquier otro motivo, se hubiere
rematado una cosa por otra, o una cosa ajena; y cuando 2. Conste que el remate se
hizo a una hora distinta de la señalada o publicada. El precepto descrito establecía que
únicamente en estas dos situaciones la nulidad podía reclamarse en proceso ordinario
o abreviado, según correspondiera. Esto es así porque la regla es la de que las
nulidades sólo pueden alegarse y declararse en el mismo expediente donde se hayan
producido, mediante el procedimiento establecido en los artículos antes indicados. Así,
con fundamento en la sentencia de la Sala de Casación número 79 de las 14 horas 30
minutos del 10 de julio de 1970, se desprende que desde entonces, el criterio reiterado
se inclina por la hipótesis expuesta. Mediante la jurisprudencia que cita el Tribunal, se
deja claro que las nulidades procesales se rigen por principios especiales, atendiendo
la estructura y función del proceso, y entre estos se encuentra que en derecho procesal,
este tipo de nulidad debe alegarse y declararse en el mismo proceso en el que se
causaron. Por certeza y seguridad jurídica, debe actuarse de esa forma, caso contrario,
se estaría permitiendo como ya se dijo, un nuevo mecanismo de impugnación fuera de
los establecidos por la ley, que consecuentemente depararían en un sinnúmero
indeterminado de procesos. Esta es la tesis que tradicionalmente ha seguido esta Sala
y no se encuentra reparo en este asunto para no aplicarla”. (Resolución 3-2012 de las
8 horas 45 minutos del 12 de enero de 2012).”. Criterio que comparte este Tribunal en
su totalidad, motivo por el cual no resultan de recibo los argumentos de la parte actora,

20
con relación a la supuesta actividad procesal defectuosa acontecida en los procesos
expropiatorios.

IX.- Sobre la responsabilidad del Estado en el caso concreto. En el presente asunto,


se ha tenido por demostrado que el Estado adjudicó y contrató la construcción y
ampliación de la carretera a San Carlos a la empresa RSEA Egineering Corporatión, la
cual subcontrató los servicios de la empresa Constructora Sánchez Carvajal S.A. Que
con ocasión de la construcción de dicha carretera se tornó indispensable la expropiación
de dos franjas de terreno de la finca de la parte actora, que dejaron como resultado un
talud en frente de dicha propiedad, de aproximadamente veinte metros de altura con
una pendiente de poco más o menos un 40% que impide por completo el acceso a la
misma dejándola enclavada y sin posibilidades de explotación, razón por la cual la parte
actora pretende que se le cancele la totalidad de la finca. De acuerdo a los testimonios
de las señoras Alvarado Cordero, Madrigal Alvarado y del señor Días Ruiz, quienes
manifestaron conocer las condiciones topográficas del terreno en su forma original, el
ingreso a dicha finca, previo a la construcción de la carretera a San Carlos, se realizaba
por el frente que colindaba con un camino público. A pesar de que el testigo Rivera
Marín quien es Ingeniero Civil y laboró como director técnico de la subcontratista
Sánchez Carvajal S.A, afirmó que el frente de la finca siempre ha tenido una pendiente
entre un 38 y un 40%, lo cual impide su acceso, dicha manifestación no es compartida,
pues aún en tal caso de desnivel, no resulta imposible el tránsito a pie si las condiciones
del terreno lo permiten, tal y como lo expresaron los testigos de la parte actora, en el
sentido de que el acceso a la finca era a pie por un camino natural, de tal manera que
para este Tribunal, la finca en su topografía original tenía acceso en las condiciones
dichas frente a un camino público, luego se construyó un talud que dañó el acceso de
la finca, en nexo causal con la expropiación de dos franjas de terreno de dicha propiedad
que la dejaron enclavada. En razón de lo anterior, la pretensión de la parte actora es
que se condene al Estado a cancelar la totalidad del inmueble, lo cual implica que se
deba expropiar en su totalidad.

El artículo 17 de la Ley de expropiaciones n°7495 y sus reformas establece lo siguiente:


“ARTÍCULO 17.- Expropiaciones parciales.

Cuando se trate de la expropiación parcial de un inmueble y la parte sin expropiar sea


inadecuada para el uso o la explotación racional, el expropiado podrá exigir la
expropiación de la totalidad del inmueble.

Se considerarán sobrantes inadecuados los terrenos urbanos que, a causa de la


expropiación, queden con frente, fondo o superficie inferiores a lo autorizado por las
disposiciones normativas existentes para edificar.

Cuando se trate de inmuebles rurales, en cada caso las superficies inadecuadas se


determinarán, tomando en cuenta la explotación efectuada por el expropiado.

Las partes podrán determinar, de común acuerdo, la superficie inadecuada para incluirla
en la transferencia del dominio. En un juicio de expropiación, el Juez fijará esa
superficie.”

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El presupuesto fáctico descrito en el primer párrafo de la norma, prescribe que ante el
supuesto de una expropiación parcial, el expropiado puede exigir la expropiación total
si el remanente es inadecuado para el uso o explotación racional, que en el caso de
fincas rurales, se determina de acuerdo al uso o explotación a que se encuentre
sometido. En el presente caso, el remanente de la finca es de 17.778.00m2 de acuerdo
al peritaje judicial y la explotación o uso que se le venía dando, era de ganadería a
pequeña escala, según lo manifestado por la testigo Alvarado Cordero. Resulta
importante advertir que la parte actora en su teoría del caso nunca ha manifestado que
el área remanente resulte inadecuada para continuar la actividad que desarrollaba la
señora Alvarado Cordero, valga decir, a título personal. Al respecto, el perito judicial
manifestó que el valor comercial del remanente está supeditado al interés de los
propietarios de fincas colindantes, quienes al tener acceso, bien podrían desarrollar una
actividad productiva en el inmueble. De lo anterior se desprende que la imposibilidad de
explotar el remanente es por la carencia de un acceso al mismo, mas no porque sus
condiciones particulares lo tornen inadecuado para la explotación que se le venía dando,
en otras palabras, el daño al remanente se produjo únicamente en el frente del mismo,
donde se construyó el talud que impide el acceso. El hecho incuestionable de que el
remanente no se pueda explotar es un efecto del daño causado a su acceso, mas no
por haber sido dañado el terreno en su totalidad. De acuerdo con la teoría de la
responsabilidad por daños, éste debe ser reparado o en su defecto, indemnizado en su
justa medida, de tal manera que si en el caso concreto el daño se produjo en el acceso
a la finca, éste es el que debe repararse con el objeto de cesar sus efectos perniciosos
sobre la explotación de la finca, a menos de que el costo de reparación resulte mayor,
tema sobre el que volveremos mas adelante. En este sentido, la pretensión para que se
expropie la totalidad del inmueble, es una medida inidónea y por tanto irrazonable para
resolver el problema de acceso a la finca, pues ello no lo soluciona, y por tal razón
lesiona el artículo 16 de la Ley General de la Administración Pública el cual dispone que
en ningún caso podrán dictarse actos contrarios a reglas unívocas de la ciencia o de la
técnica, o a principios elementales de justicia, lógica o conveniencia, por lo demás,
también infringe el principio de proporcionalidad pues propone indemnizar la totalidad
del inmueble, siendo que el daño se causó únicamente al frente de la propiedad. La
posibilidad de indemnizar el costo total del inmueble solo resultaría posible si el costo
de curar o reparar resultare mayor, en este sentido, la Guía de Valoraciones
Administrativas del Ministerio de Hacienda, Directriz VA-001-2012 MH dispone que “
5.1.3 Costo de Curar: Aplicado en casos de expropiaciones parciales o servidumbres,
el costo de curar se debe entender como el costo de remediar un daño causado al
remanente. (…) El costo de curar es una medida apropiada del daño, únicamente
cuando su costo no es mayor que la disminución en el valor del mercado del remanente
después (VRD) si no se aplicara la medida correctiva o curativa. Si la medida correctiva
corre por cuenta de la entidad expropiante, el costo de curar no debe considerarse. En
este último caso, el valor del Remanente (después) debe estimarse en su condición
curada. Tal supuesto debe indicarse en el informe del avalúo.”. Según la inteligencia de
esta disposición, en expropiaciones parciales, la indemnización de la totalidad del
inmueble es posible cuando el costo de remediar el daño al remanente resulte mayor
que el valor del mismo, lo cual encuentra apoyo en principio de razonabilidad y
economicidad, sin embargo, por una parte no se tiene información del valor económico
al que ascendería el costo de curar, lo cual impide realizar el ejercicio de razonabilidad
correspondiente y por otra parte, dicho costo ha sido asumido por el Estado expropiante,

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según se desprende del oficio GCVP-PSC-28-16-336 emitido el 30 de mayo de 2016
por parte del Consejo Nacional de Vialidad, el cual indica que la solución de acceso a la
propiedad de la parte actora está contemplada como un anexo a la intersección de la
Abundancia, que es un conjunto de marginales que facilita la entrada y salida del flujo
vehicular de la carretera en construcción, diseño que se encuentra en proceso de
revisión debido a la nueva vía de acceso que se debe realizar para esta propiedad,
razón por la que una vez concluido el proyecto el problema de acceso a la finca se
habría solucionado. En resumen, dado que el remanente no es un sobrante inadecuado
para su explotación en los términos del artículo 17 de la Ley de Expropiaciones y en
suma el Estado asumió el costo de remediar el daño causado en el acceso de la finca
de la parte actora, se deberá acoger la excepción de falta de derecho interpuesta por el
Estado, dando como consecuencia el rechazo de la demanda en todos sus extremos.

IX.- Excepciones. En el presente asunto resta por resolver las excepciones de


prescripción y falta de interés actual, interpuesta por la codemandada Constructora
Sánchez Carvajal S.A , no obstante que al haberse analizado por el fondo el asunto
determinándose la falta de derecho, el Tribunal se permitirá analizar dichas excepciones
la cuales se rechazan por lo siguiente: en cuanto a la prescripción, la misma se
interrumpió con la tramitación de los procesos expropiatorios cuya sentencia produce
efectos de cosa juzgada formal, en los cuales también se ventiló el tema del daño al
remanente, de tal forma que la última sentencia (n°194-2017 dictada por el Juzgado
Contencioso Administrativo y Civil de Hacienda en el expediente 13-515-1028 CA) data
del ocho de febrero del presente año, siendo a partir de dicha fecha que inicia el cómputo
de la prescripción, cuyo plazo es de cuatro años según la doctrina del artículo 198 de la
Ley n°7762, el cual no ha transcurrido aún. En cuanto a la falta de interés actual, los
hechos tenidos por demostrados señalan que la parte actora sufrió un daño en su esfera
de derechos e intereses, el cual no ha decaído en razón de que el mismo aún no ha sido
reparado o indemnizado, lo cual no significa per se el acogimiento de la demanda, pues
según lo explicado lo pretendido no encuentra soporte ni en los hechos ni en el derecho.

X.- Costas. No existiendo motivo para quebrar el principio general de condena en costas
al vencido, conforme al numeral 193 del Código Procesal Contencioso Administrativo,
se condena a la parte actora al pago de ambas costas de esta acción.

POR TANTO

Se acoge la excepción de falta de derecho interpuesta por el Estado y la excepción de


falta de legitimación pasiva interpuesta por RSEA Engineering Corporation y
Constructora Sánchez Carvajal S.A. En consecuencia se declara sin lugar la demanda
en todos sus extremos. Son ambas costas a cargo de la parte actora, las cuales se
liquidaran en ejecución de sentencia a petición de parte. Notifíquese.

Adolfo Fernández Loaiza. Felipe Córdoba Ramírez. Iván Salas Leitón.

23
4. Expropiación municipal: Alcances, efectos y presupuestos de procedencia
de la retrocesióniv

Res: 1337-F-S1-2016

SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las diez horas
cinco minutos del quince de diciembre de dos mil dieciséis.

Proceso de conocimiento establecido en el Tribunal Contencioso Administrativo y Civil


de Hacienda por JOSÉ JOAQUÍN RAMÍREZ ULATE Y ADELIA MATAMOROS
CASTRO, casados una vez, agricultor y ama de casa, respectivamente; contra
MUNICIPALIDAD DE NARANJO, representada por su Alcaldesa, Olga Marta Corrales
Sánchez, soltera. Figuran además, como apoderados especial judicial de los actores, el
Lic. Álvaro Enrique Hernández Hernández, vecino de Palmares; y como apoderados
especiales judiciales de la Municipalidad demandada, el Lic. Alonso Núñez Quesada,
vecino de Heredia y el Lic. Ricardo Barquero Córdoba, vecino de San José. Las
personas físicas son mayores de edad, y con las salvedades hechas, casados,
abogados y vecinos de Naranjo.

RESULTANDO

1. Con base en los hechos que expuso y disposiciones legales que citó, la sociedad
actora estableció proceso de conocimiento de puro derecho, a fin de que en sentencia
se declare: "1. Se deje sin efecto las declaratorias de interés público establecidas en la
resolución número 3 de las dieciocho horas del veinticinco de enero de mil novecientos
noventa y tres, publicada en el Diario Oficial La Gaceta número 35 del diecinueve de
febrero de ese mismo año, mediante la cual la Municipalidad de Naranjo declaró de
interés público para la explotación de cantera y construcción de relleno sanitario
regional, y la establecida en el artículo III de la sesión extraordinaria número 9 del
veinticinco de octubre de dos mil uno, publicada en el Diario Oficial La Gaceta número
241 del diecinueve del mismo, mediante el cual se dispuso ratificar la declaratoria de
interés público. //2. Se ordene la retrocesión o reversión del inmueble inscrito a nombre
de la Municipalidad de Naranjo, partido de Alajuela, número 334715, con una medida
de trescientos treinta y cinco mil setenta y tres metros con noventa y un decímetros
cuadrados, finca ... que fuera expropiada a los señores Adelina Matamoros Castro, el
derecho a la nuda propiedad y al señor José Joaquín Ramírez Ulate el derecho de
usufructo, hecho ocurrido desde el año mil novecientos noventa y nueve, sin que a la
fecha se haya destinado para el fin público que motivó la expropiación del mismo.// 3.
Se solicita el avaluó a la dependencia especializada respectiva o si esta no existiere a
la Dirección General de Tributación para que se practique el avalúo administrativo para
la determinación del justiprecio.// 4. Se me indique el respectivo número de cuenta para
proceder a depositar el valor actual del bien a restituir.// 5. Se cancele la inscripción a
favor de la Municipalidad y se ordene inscribir dicha finca a nombre de los señores
Adelina Matamoros Castro como propietaria de la nuda propiedad y el señor José
Joaquín Ramírez Ulate del derecho de usufructo, libre de anotaciones, gravámenes y
se ordene la restitución y puesta en posesión.// 6. Se condene a la Municipalidad al pago
de las costas procesales y personales generados por el presente asunto. ”

24
2. La Municipalidad demandada contestó negativamente e interpuso las excepciones de
falta de derecho y falta de legitimación.

3. La audiencia preliminar se realizó a las catorce horas y cero minutos del veinticuatro
de enero de 2013, oportunidad en que todas las partes hicieron uso de la palabra.

4. El juicio oral y público se llevo a cabo al ser las ocho horas treinta y dos minutos del
dieciocho de junio del año dos mil quince, oportunidad en que todas las partes hicieron
uso de la palabra.

5. El Tribunal Contencioso Administrativo, Sección Cuarta, integrada por los jueces,


Ricardo A. Madrigal Jiménez, Felipe Córdoba Ramírez y José Ivan Salas Leitón, en
sentencia no. 068-2015 de las 16 horas 30 minutos del 03 de julio de 2015, dispuso: "Se
rechaza la falta de legitimación activa interpuesta y parcialmente la falta de derecho. Se
acoge la demanda en los siguientes términos, debiéndose entender denegada en lo no
expresamente concedido: se le ordena a la Municipalidad de Naranjo traspasar a los
señores Adelia Castro Matamoros y José Joaquín Ramírez Ulate el inmueble
matrícula de folio real 334715, del partido de Alajuela, en razón de la nuda propiedad
para la primera y el usufructo para el segundo. Previo al traspaso; así como ordenar su
puesta en posesión, deberá deberán los actores cubrir favor de la municipalidad, el valor
actual del inmueble; aspectos que se dejan para la etapa de ejecución de la sentencia.
Tómese nota de las orientaciones de ejecución de esta sentencia vertidas en la parte
considerativa. Son las costas a cargo de la demandada."

5. La representación de la Municipalidad de Naranjo formula recurso de casación


indicando expresamente las razones en que se apoya para refutar la tesis del Tribunal.

6. En los procedimientos ante esta Sala se han observado las prescripciones de ley.
Intervienen en la decisión de este asunto la magistrada suplente Damaris Vargas
Vásquez.

Redacta la magistrada Escoto Fernández,

CONSIDERANDO

I.- Los señores José Joaquín Ramírez Ulate y Adelia Matamoros Castro, demandaron
en mayo de 2012 a la Municipalidad de Naranjo. Aseveraron, eran propietarios de la
finca de Alajuela, folio real no. 334715-001 y 002, sita en el Rosario de Naranjo, con una
medida de 33 hectáreas, 5.073,91 m2. Indicaron, en resolución no. 3 de las 18 horas
del 25 de enero de 1999, publicada en La Gaceta no. 35 del 19 de febrero de ese año,
la accionada declaró de interés público ese bien, para la explotación de una cantera y
construcción de un relleno sanitario regional. Esbozaron, conforme al avalúo
administrativo 23-99 de 24 de febrero de 1999, se determinó el valor del inmueble en
¢30.213.352,00. Dijeron, no aceptaron el avalúo, por lo cual el 17 de marzo de 1999, se
instauró el proceso especial expropiatorio, tramitado en expediente 99-000562-0163-
CA. Añadieron, en sesión no. 23 de 7 de junio de 1999, el Concejo Municipal de Naranjo
acordó expropiar la heredad. Así, aclararon, el 29 de junio de 1999, dicho Ayuntamiento
depositó a la orden del Juzgado Contencioso Administrativo, el monto en relación.
Esgrimieron, dicha Municipalidad fue puesta en posesión del terreno el 28 de julio de

25
2000. Agregaron, la Sala Constitucional emitió el fallo 2000- 10265, de las 16 horas y
37 minutos del 21 de noviembre de 2000, donde tuvo por inconstitucional la declaratoria
de interés público del inmueble en cuestión para relleno sanitario. Señalaron, en el
artículo III de la sesión extraordinaria no. 9 del 25 de octubre de 2001; publicado en La
Gaceta no. 241 de ese año, esa Corporación ratificó declaratoria de interés público del
bien, más solo para cantera. Revelaron, mediante sentencia 1188-2006 de las 9 horas
45 minutos del 6 de octubre de 2006, el Juzgado Contencioso fijó el monto de la
indemnización en ¢33.507.391,00, cantidad que confirmó el Tribunal de Apelaciones de
esa Jurisdicción, en resolución no. 570-2007 de las 15 horas 20 minutos del 14 de
diciembre de 2007. Por ello, aseveraron, la Administración demandada debía cancelar
la diferencia entre el avalúo administrativo y el señalado en sentencia, mas intereses de
ley. Relataron, el inmueble fue inscrito a nombre de la Municipalidad de Naranjo el 9 de
diciembre de 2008. Expusieron, la Municipalidad accionada no ha dado uso al inmueble
expropiado, dejando transcurrir el plazo decenal de prescripción. Solicitan en sentencia:
a) se dejen sin efecto las declaratorias de interés público sobre la heredad de examen;
b) se ordene la retrocesión del inmueble expropiado; c) se solicite avaluó a la
dependencia especializada respectiva a fin de determinar el justiprecio; a efecto de
depositar el valor actual del bien a restituir; d) se cancele la inscripción a favor de la
Municipalidad de Naranjo y se ordene inscribir la nuda propiedad de la finca a nombre
de Adelina Matamoros Castro y el usufructo a nombre de José Joaquín Ramírez Ulate;
ambas libres de anotaciones y gravámenes; e) se impongan las costas al Ayuntamiento
accionado. La Municipalidad de Naranjo contestó negativamente. Opuso las
excepciones de falta de legitimación y derecho. El Tribunal las rechazó. Declaró
parcialmente con lugar la demanda. Ordenó a la Corporación accionada traspasar la
nuda propiedad del inmueble citado a Adelia Castro Matamoros y el usufructo al señor
José Joaquín Ramírez Ulate, previo pago por parte de los coaccionantes del valor actual
del inmueble a la Municipalidad, aspectos a dilucidar en ejecución de sentencia. Impuso
las costas a la demandada quien inconforme, acude a casación.

II.- La parte recurrente formula tres cargos de naturaleza sustantiva. No obstante, por
la forma cómo se resuelve, solo se entrará al análisis de los dos primeros, los cuales
serán resueltos en conjunto. En el primero, reclama errónea interpretación del canon
16 de la Ley de Expropiaciones no. 7495 (en adelante Ley 7495). Acusa, en el
considerando V de la sentencia, el Tribunal menciona, la retrocesión constituye un
corolario lógico de la ausencia de causa expropiatoria, pues al no existir interés público
o causa de utilidad pública, cesa la “causa expropiandi”. Lo anterior, dice, en opinión de
los jueces, ocurre cuando el expropiante altera el destino del bien, o cuando no lo utiliza
para la finalidad prevista. Agrega, los juzgadores incluyen dos líneas de análisis en
cuanto al cómputo del plazo para exigir la restitución o retrocesión del mandato 16 de la
Ley 7495. Aclara, la primera hipótesis establece, el plazo decenal debe iniciar desde el
momento cuando opere la transferencia formal del dominio, esto es, la data en que
quede firme la sentencia del proceso de expropiación y la inscripción a nombre del
expropiante. Esboza, según la segunda, el plazo corre desde la entrada en posesión y
la solicitud que efectúe el interesado, tesis por la cual se decanta el Tribunal, sin
comprender la posición desarrollada por esta Sala. Cita fallos de esta Cámara en apoyo
de sus argumentos. Concibe, el plazo decenal no debe computarse sin observar los
actos previos a la construcción del proyecto, considerándose que esas actuaciones
previas forman parte del ejercicio efectivo de la posesión. Así, estima, se concluye,

26
interesan aspectos como el ejercicio pleno de los atributos del dominio en forma racional
y lógica, para evitar generar áreas inmunes al control que la restitución impone.
Menciona, jurisprudencialmente se han ponderado elementos adicionales a la “puesta
en posesión”, tales como, las acciones concretas para llevar a cabo el proyecto. Así,
señala, se observa una circunstancia fundamental que no analiza el Tribunal, cual es,
que en el instituto de la restitución o retrocesión, se establece un plazo prescriptivo que
puede interrumpirse en varios momentos. Explica, antes o durante el proceso
expropiatorio, o bien, desde el momento cuando se traslade el dominio a la entidad
expropiante, si los motivos son razonables con la utilidad y el fin público por el cual se
hizo el despojo. Apunta, al interpretarse de forma rígida, que el cómputo del plazo debe
correr desde el momento de la puesta en posesión, se quebranta por errónea
interpretación el numeral 16 de Ley 7495. Enfatiza, en su correcta valoración el plazo
se debe de contar desde las conductas o actuaciones de disposición del bien jurídico,
que vengan a cumplir con el fin público y último de la expropiación. Asegura, esta es
una interpretación acorde con la “ratio legis”, con la semántica que expone el numeral,
o bien ante una interpretación de orden axiológico, pues pondera el interés público y la
inviolabilidad del derecho de propiedad en su conjunto. Expresa, en la propia sentencia
atacada, se hace ver, que tratándose de obras públicas extensas y complejas, el uso no
se concreta ni limita a una actividad estructural, que si bien es el objetivo final “… está
sujeto a la existencia de otras exigencias previas”. De ahí, subraya, se extrae una
estridente contradicción, ya que no sólo el momento de la puesta en posesión puede
dar inicio al plazo, sino todos aquellos actos que vengan a ejercer efectivamente la
posesión, su defensa, el uso o disposición, entre otros aspectos, que “producen o
producirían” la interrupción del plazo, violentándose así las normas de razonabilidad,
proporcionalidad, y seguridad jurídica. En el segundo motivo, acusa, indebida
valoración de la prueba. Concibe, en la sentencia controvertida se omitió valorar la
prueba, según las reglas de la sana crítica. Señala, ello por cuanto, no ha transcurrido
el plazo decenal para que proceda la restitución del bien. Lo anterior, advierte, toda vez
que los actores realizaron trámites administrativos y gestiones judiciales que produjeron
la interrupción del plazo que dispone el numeral 16 de la Ley 7495. Asimismo, aclara,
se dieron conductas y actuaciones municipales que demuestran en tiempo y forma la
existencia de la causa de utilidad pública. Estima, el Tribunal no tomó en cuenta que al
tratarse de un plazo de prescripción, pueden darse interrupciones acorde a los
mandatos 876 y 879 del Código Civil. Dice, para los jueces, hay tres posiciones, la
primera, según la cual el plazo de prescripción debe comenzar, desde la inscripción del
terreno a nombre de la Municipalidad. Sin embargo, continúa, el Tribunal lo descarta,
indicando, ha de correr desde el desapoderamiento a los actores, acaecido el 28 de julio
de 2000, día de la puesta en posesión. Alega, este criterio quebranta la ley, ya que
desconoce diversos momentos o actuaciones judiciales efectuadas por los actores,
quienes vinieron a interrumpir el plazo decenal. Añade, se vio imposibilitada a fin de
tramitar la concesión ante la Dirección de Geología y Minas del Ministerio de Ambiente,
Energía y Telecomunicaciones (en adelante DGMMINAET), ya que, según el numeral 9
del Reglamento al Código de Minería, sólo el propietario o su apoderado pueden realizar
estos trámites. Esboza, como segunda posición, se acusaron una serie de actuaciones
que perturbaron la posesión del bien durante el trámite de la expropiación, argumento
rechazado por los jueces, pues en su criterio, la restitución debe correr a partir del año
2000, como si fuera “ininterrumpible”. En una tercera tesis, analiza, se demostró, durante
los años 2012 y 2013, mediante el aprovechamiento de una declaratoria de emergencia,

27
el MOPT extrajo recursos mineros, manteniéndose la causa de utilidad pública de
expropiación del bien. No obstante, refiere, para el Tribunal, tales expropiaciones son
muy pequeñas o esporádicas. Cita varias actuaciones interruptoras, entre ellas: a)
escrito de demanda del año 1999; b) gestión judicial del 6 de diciembre de 1999, donde
se presenta copia de resolución de la Sala Constitucional, donde se solicita suspender
el trámite de expropiación (folios 37 a 39); acta de puesta en posesión del 28 de julio de
2000; c) oficio del Delegado Cantonal de Naranjo de 6 de diciembre de 2000, donde se
comunica la efectiva puesta en posesión; d) oficio de la DGMMINAET, de setiembre de
2001, en el cual se comunica al Juzgado Contencioso, dos empresas solicitan como
área de concesión el terreno expropiado, advirtiendo que la resolución de la Sala
Constitucional, elimina la declaratoria de interés público; e) escrito de los
codemandantes del 24 de setiembre de 2001, donde se comunica al Juzgado el voto
2000- 10265 que anula la declaratoria de interés público, indicando hay falta de interés
en continuar las diligencias, solicitando levantar las anotaciones de la demanda de
expropiación (folio 167); f) auto con carácter de sentencia de las 13 horas 29 minutos
del 8 de febrero de 2002, donde el Juzgado da por terminadas las diligencias de
expropiación (folio 261); g) resolución 12-2003 de las 10 horas 50 minutos del 24 de
enero de 2003, notificado el 18 de febrero de 2003, donde se ordena, continuar con las
diligencias de expropiación (folio 261); h) solicitud de la DGMMINAET de 7 de julio de
2003 al despacho judicial, para que se aclare la vigencia o no del trámite expropiatorio,
en la cual se advierte, el Municipio aclaró, la finca está en proceso de expropiación (folio
430); i) copia de hipoteca de primer grado otorgada el 20 de mayo de 1999, donde los
actores dan en garantía dicho terreno a Trasportes Don Juan S.A.; j) demanda ejecutiva
no. 02-100167-0295-CI, interpuesta contra los coactores el 19 de marzo de 2002; k)
sentencia 479-02 de las 7 horas 35 minutos del 5 de junio de 2002, declarada con lugar
contra los accionantes, cuyo título ejecutivo fue una letra de cambio (folio 462); j) acta
de embargo practicado sobre la propiedad, del 10 de abril de 2003, por el Juzgado Civil
y de Trabajo de Mayor Cuantía de Grecia (folio 472); k) mandamiento de embargo
practicado, del 19 de junio de 2003, por ese despacho (folio 514); l) resolución del 16 de
febrero de 2004, cuando dicho Juzgado ordena sacar la finca expropiada a remate el 29
de abril de ese año; m) incidente de nulidad absoluta de 16 de abril de 2004, presentado
por el Ayuntamiento de Naranjo, a fin de evitar el remate (folio 561); n) resolución del
Juzgado Contenciso de las 10 horas 38 minutos del 6 de junio de 2005, donde ordena
acumular el expediente del Juzgado Civil y de Trabajo de Mayor Cuantía de Grecia (02-
100167-0295-CI), al expediente de la expropiación, lo cual permitió paralizar el remate
del bien (folio 561); o) resolución 303-2005 de las 8 horas 55 minutos del 16 de agosto
de 2005, que impide rematar la finca en expropiación (folio 598); p) sentencia 1188-2006
de las 9 horas 45 minutos del 6 de octubre de 2006, la cual libera de gravámenes la
propiedad, así como el levantamiento de las anotaciones que pesan sobre el bien,
generadas por la demanda ejecutiva (folio 618 a 626); q) sentencia 570-2007 de las 15
horas 20 minutos del 14 de diciembre de 2007, confirma la anterior, mantiene los
levantamientos dichos. Expresa, no solo no valoró esas probanzas el Tribunal, sino que
además quebrantó los preceptos 82.4 del CPCA, 369 y 370 del CPC, los cuales son
documentos públicos. Como normas de fondo, apunta quebrantados los ordinales 876
y 878 del Código Civil, en cuanto a la prescripción negativa y la interrupción del plazo
en relación con el canon 16 de la Ley de Expropiaciones, al no observar el Tribunal, los
momentos de interrupción señalados. Relata, además, desde el año 2000, hasta la
firmeza de la sentencia de expropiación, no tuvo una efectiva posesión del bien. Explica,

28
del año 2000 al 2003, el proceso expropiatorio se vio paralizado por los efectos del fallo
Constitucional 2000-10265. No obstante, aclaró, por resolución 12-2003 de 24 de enero
de 2003, el Tribunal determinó que el proceso debía continuar, pues la causa de utilidad
pública de la expropiación subsistió en su uso para cantera. Expone, se interrumpe el
plazo, pues la acción es promovida por los actores, quienes solicitan terminar el proceso,
afectando la disposición del bien, por la enorme incertidumbre que produjo archivar el
proceso y paralizar el trámite judicial, lo cual no puede achacarse al Ayuntamiento ni
incorporarse como parte del plazo prescriptivo. Indica, el 10 de abril de 2003, en el
proceso judicial citado (02-100167-0295-CI), el Juzgado de Grecia practicó embargo de
la finca, por lo tanto, a partir de ese momento, la Corporación no pudo mantener una
disposición absoluta del bien, más aún, el mandamiento se envió al Registro el 19 de
junio de 2003. Consideró, dicho embargo tuvo efecto continuado, hasta que el Tribunal
Contencisoso, en sentencia del 14 de diciembre de 2007, confirmó el monto de la
expropiación y eliminó las anotaciones y gravámenes que mantenía la heredad.
Consecuentemente, es a partir de esa sentencia que debe correr el plazo decenal
impuesto por el mandato 16 de la Ley de Expropiaciones, cuando desaparecen los
efectos del embargo impuesto en sede civil. También esgrime, para la implementación
de la causa de utilidad pública y la seguridad jurídica, es la inscripción de la sentencia
firme de expropiación efectuada el 9 de diciembre de 2008, el momento a partir del cual
corre el plazo decenal. De lo anterior, concluye, no ha operado el plazo de la retrocesión
o restitución. Finalmente, comenta, se dejó de observar que en los años 2002 y 2003 se
ejercieron acciones para tutelar la disposición del bien expropiado.

III.- Previo a entrar al análisis de los cargos, conviene precisar la posición expuesta por
esta Sala en cuanto a la restitución. Al respecto ha indicado: “Dispone el numeral 16 de
la vigente Ley de Expropiaciones, no. 7495 del 3 de mayo de 1995: “Restitución. /
Transcurridos diez años desde la expropiación, el expropiador devolverá, a los dueños
originales o a los causahabientes que lo soliciten por escrito, las propiedades o las
partes sobrantes que no se hayan utilizado totalmente para el fin respectivo. / El
interesado deberá cubrir, al ente expropiador, el valor actual del bien, cuya valoración
se determinará de acuerdo con los trámites previstos en esta ley.”(Lo subrayado no es
suplido). Este órgano jurisdiccional, en torno a ese instituto, en la sentencia 804 de las
10 horas 25 minutos del 20 de octubre de 2006, señaló: “ XII.- … en la resolución no.
101 de las 10 horas del 20 de septiembre de 1996, esta Sala indicó: “En efecto la
reversión o retrocesión constituye un derecho del expropiado emergente de la
inviolabilidad de la propiedad privada como garantía de rango constitucional consagrada
por la Constitución Política (artículo 45), a fin de reclamar la devolución del bien
expropiado, previo reintegro de la indemnización recibida. Este derecho suele ser
ejercido después de consumado el proceso expropiatorio. Si la Administración
expropiante no cumple con el destino causal de la expropiación (causa expropiandi ),
dado el carácter instrumental de la expropiación para el logro y consecución de los
intereses públicos. Trátase de una acción real de derecho público en cuanto tiende a
reincorporar en el patrimonio del sujeto pasivo el bien expropiado, por estar enmarcada
dentro del régimen de la expropiación.” En otras ocasiones se ha pronunciado en igual
sentido, tal y como ocurre con los fallos no. 236-F-91 de 14 horas del 26 de diciembre
de 1991 … y en el no. 166 de las 16 horas 20 minutos del 18 de diciembre de 1992 …
Se trata entonces de un fenómeno de invalidez sucesiva, sobrevenida a la expropiación
por la desaparición emergente del elemento esencial de la causa. Precisamente por ser

29
la causa de expropiación la que configura el destino a que se afecta el bien expropiado
tras el despojo público, es que su decaimiento debe ser examinado con posterioridad al
acto de desapoderamiento. De ahí que la retrocesión, que implica una invalidez
sobreviviente (sic) por la eliminación del fin público, solo tiene efectos ex nunc, esto es,
hacia futuro, por lo que no ingresa dentro del análisis de condena de la validez originaria
del acto expropiatorio o de la causa (sic) expropiando. Esto supone entonces, que no
infiere la anulación de la expropiación, sino la cesación de sus efectos, su resolución,
mediante la devolución de las prestaciones recibidas por cada parte. El expropiante por
tal, deberá reintegrar el bien, y el expropiado, el valor del inmueble. En el contexto
nacional, en un inicio, al amparo de la Ley no. 5123 reformada por la no. 5404, el monto
a devolver por el expropiado se constituía por el justiprecio otorgado más los réditos
devengados entre la fecha efectiva de pago y la devolución. Luego del 8 de junio de
1995, con la entrada en vigor de la nueva Ley de Expropiaciones, no. 7495, que deroga
la anterior normativa, esa compensación que debe cancelar el anterior propietario, se
sustenta en el valor actual del terreno, es decir, la cuantía de la devolución se realiza de
manera actualizada, según lo preceptuado por el canon 16. Además de la cesación del
interés público, se requiere que hayan transcurrido diez años, entre el momento de la
entrada en posesión y la solicitud de retrocesión, conforme lo disponía el numeral
primero de la anterior Ley no. 5123, y lo reitera el 16 de la actual Ley de Expropiaciones,
no. 7495. Dentro de este marco referencial, es preciso que el análisis del destino del
inmueble, comprenda una ponderación concreta de la causa expropiandi, entendida
como el motivo que justifica el apoderamiento o sacrificio del patrimonio privado a favor
de la Administración, como el medio de satisfacción de intereses o necesidades públicas
o colectivas. Esto por cuanto, la pérdida de esa causa, y el transcurso del tiempo son
los presupuestos necesarios para que opere la retrocesión.”(Lo subrayado no es del
original). De igual manera, en el fallo 297 de las 9 horas 45 minutos del 25 de abril de
2008, en lo de interés, afirmó: “ VI.- … El quid del asunto radica en determinar si aún
cuando acontece un avenimiento, cesión amistosa o compra venta por aceptación del
monto del avalúo, el antiguo propietario del terreno puede ejercitar el derecho a la
retrocesión en el supuesto de que se cumplan los requisitos exigidos en ese ordinal. Es
innegable que, en la especie, medió en el traspaso el traspaso (sic), producto del
ejercicio de la potestad expropiatoria. En ese sentido, no puede considerarse como una
venta regulada por normas de derecho privado o de la contratación administrativa. Por
el contrario, es un negocio jurídico de naturaleza especial regido por el derecho público.
(…) En la especie, del cúmulo de hechos probados, ratificado y complementado por el
Tribunal, se infiere, en lo que al caso interesa, que el Ministerio de Obras Públicas y
Transportes, estimó necesario la adquisición del inmueble entonces propiedad de la
actora, para llevar a cabo el proyecto de cita, procedió a su avaluó y emisión del
respectivo Decreto. Sobre esa base, se accedió al traspaso. Tal y como lo señaló el Ad
quem, “ha quedado debidamente acreditado que existió la declaratoria de interés público
para la antigua propiedad de la accionante, se practicó el avalúo y se suscribió el
traspaso del inmueble a favor del Estado, no revistiendo para el caso, interés que fuera
la expropiada quien tomara la iniciativa para realizar aquellas operaciones…”. En
consecuencia, es evidente que todas las conductas desplegadas por la Administración,
estaban orientadas a adquirir esa propiedad, de suerte que, su venta, no puede
entenderse como un acuerdo libre y voluntario. … A lo expuesto, se une que pasaron
más de diez años sin que el inmueble se destinara al fin público que originó su venta
completándose así, los requisitos que exige la Ley para dar paso al derecho invocado

30
por la actora. …”. (Sala Primera, no. 799-2010 de las 14 horas 35 minutos del 1º de julio
de 2010).

IV.- En cuanto a los dos primeros cargos, en lo medular el Tribunal indicó, el


ordenamiento jurídico establece condiciones objetivas para el decaimiento de la causa
de expropiación, por ende, del interés público subyacente en el desapoderamiento. Para
efectos de la retrocesión, añadió, la norma señala la ausencia de utilización del bien
para el fin público base de la expropiación, 10 años luego de la expropiación. Adicionó,
tal indolencia puede generarse por dos variaciones básicas, primero, por el cambio del
destino del bien que motivó la desposesión, segundo, cuando el expropiante no utiliza
del todo el bien para la finalidad propuesta. Agregó, en esta segunda hipótesis, la inercia
de uso puede darse por varias causas: a) por decaimiento sobreviniente de la “causa
expropiandi”, sea, cuando el fin público originario base de la expropiación haya decaído
de manera que el inmueble ya no es requerido para tales efectos, b) por falta de uso del
bien dentro del plazo decenal ya comentado. Continuó, el abandono del expropiante
presupone un abandono de la causa expropiatoria, ya que no se concreta el interés
público de base. Resumió, además de la cesación del interés público, es necesario que
la no utilización para el fin público (omisión) haya operado en un plazo de 10 años, pues
solo al transcurrir este lapso puede el expropiado requerir la devolución del bien,
solicitando la retrocesión. Advirtió, el uso o no que del inmueble realice la
Administración, debe incluir una ponderación concreta de la causa expropiatoria, la que
para los efectos, debe entenderse como el motivo o finalidad que justifica el
apoderamiento o sacrificio del patrimonio privado a favor de la Administración, como
medio de satisfacción de intereses o necesidades públicas o colectivas. Opinó, a la luz
de la figura de la retrocesión, esta causa debe estar presente por algún tiempo, de modo
que si desaparece, surge el derecho de reversión, según se ha comentado. En su
criterio, el elemento de uso del predio expropiado como presupuesto del instituto de la
reversión no debe examinarse, de manera simplista al simple cotejo de desarrollo de
obras materiales o civiles, o bien al ejercicio de trabajos de disposición de la tierra.
Resaltó, con frecuencia, el interés público se concreta en una obra pública de gran
proyección territorial y amplia envergadura física, que implica y requiere adquisiciones
masivas de bienes. En esos casos, insistió, si bien dentro del contexto privado de sus
titulares, las heredades expropiadas son fincas individuales (para efectos jurídico-
registrales), en lo que atañe a la obra pública, se constituyen en un componente más
del complejo conglomerado de fundos que requiere para iniciar el proyecto de obra.
Analizó, en casos como el que se discute, la adquisición de una propiedad lo que permite
es disponer de un porcentaje menor de terreno sobre el que se va a desarrollar la obra.
En esas eventualidades, el uso o disposición de cada bien expropiado y su utilidad no
puede determinarse por un análisis individualista y aislado de cada inmueble,
atendiendo a las acciones concretas que en cada uno de ellos se lleve a cabo, sino por
el curso de las acciones necesarias para llevar a cabo el proyecto, dentro de un marco
de razonabilidad y proporcionalidad. Desde esta arista, especificó, habría disposición y
uso del bien para la causa expropiatoria cuando la unidad e integralidad de ese proyecto
exija realizar trámites que aunque no conlleven directamente la realización de obras
dentro del terreno, propendan a la prosecución de la obra. Destacó, cuando se trate de
obras públicas extensas y complejas, el uso no se concreta ni limita a una actividad
estructural. No obstante, el objetivo final, está sujeto a la existencia de otras exigencias
previas. Citó fallos de esta Sala en apoyo de su tesis. Aseguró, en un primer alegato, la

31
municipalidad esboza, el bien fue inscrito en el Registro a su nombre hasta el 9 de
diciembre de 2008, y entre esa fecha y la presentación de este proceso (2012) no han
transcurrido los 10 años a que refiere el ordenamiento. Dijo, aunque ese Tribunal en su
momento sostuvo esa posición, el razonamiento mayoritario ubica el inicio del cómputo
de ese plazo en el momento del desapoderamiento que sufre el particular quien dueño
de la finca ve privado su derecho. Agregó, considerar una fecha ulterior, aparejaría
cargarle al afectado los retrasos de un proceso que no son de su competencia, sino
propios del Estado como un todo. Esbozó, en sus argumentaciones, la presentación
municipal hace ver que el terreno fue retirado del dominio privado para realizar una
cantera y la normativa de la materia exige que los trámites sean realizados por el dueño,
no bastando para tales efectos con ser el mero poseedor. Citó a la letra del artículo 9
del Reglamento al Código de Minería, (Decreto Ejecutivo No. 29300-MINAE de 8 de
febrero del 2001, publicado en La Gaceta No. 54 de 16 de marzo del 2001). Discrepó el
Tribunal, las normas citadas son correctas, pero no comparte la conclusión a la cual se
arriba. Estimó, la autorización de una extracción minera es un trámite complejo, que
lleva aparejado estudios técnicos y ambientales que no se realizan en corto tiempo; aún
cuando fuera entregado en concesión a un particular. Dichos bienes, esbozó, (los del
subsuelo) son propiedad de la nación, de suerte que el ayuntamiento debe concurrir a
las oficinas del Estado, como cualquier particular, para solicitar la concesión permiso o
autorización, según corresponda. Explicó, en dicho marco, era esperable, que desde la
puesta en posesión se hubieran realizado estudios o procedimientos preparatorios para
cumplir el fin que motivó la declaratoria de interés público. Aseguró, al expediente
judicial la Municipalidad no presentó un solo estudio realizado, ni un solo avance en el
proyecto y mucho menos gestión alguna en ese sentido. Manifestó, el segundo
argumento vertido para señalar que el plazo no se ha cumplido, radica en que los actores
han realizado actos perturbatorios a su derecho de posesión. Verificó, entre los meses
de octubre y noviembre de 2000 se generaron problemas de esa índole, mas no con
posterioridad. Aseveró, entre dicha data y la presentación del proceso de examen ha
transcurrido un plazo superior a 10 años, quedando sin sustento lógico el argumento, el
cual, apuntó, en todo caso no acepta. Mencionó, el derecho de exclusión de un
propietario con respecto a dueños anteriores o incluso a terceras personas, es parte del
derecho de propiedad, y, desde el momento cuando el ente público lo ejerció, evidenció,
presentaba el dominio sobre el bien. De lo contrario, reveló, el razonamiento, carecería
de sentido lógico. Además relató, de los accesos que en su momento realizara el señor
actor, según los hechos probados, se evidencia, el ente público lejos de dedicar el bien
objeto de la litis al fin que motivó la expropiación, ha hecho abandono de aquel,
reafirmando la postura de su contraparte. Indicó, la antigüedad de los actos
perturbatorios mencionados impide justificar el plazo de más de 10 años de inercia.
Afirmó, el último de los razonamientos parte de que entre los años 2012 y 2013,
aprovechando una declaratoria de emergencia nacional, la Municipalidad de Naranjo y
el Ministerio de Obras Públicas y Transportes extrajeron de una área del terreno algún
material para hacerle frente a la emergencia, lo cual indica que existe un tajo en
operación a cargo del Municipio. Exteriorizó, la existencia de las extracciones es un
hecho incontrovertible según las declaraciones recibidas en el juicio oral y público. Aún
así el argumento no es de recibo. Detalló, según las declaraciones de los testigos, la
extracción de material en ese tipo de casos, es por pequeñas proporciones por un
espacio de tiempo muy corto, en atención a la emergencia que se está atendiendo.
Precisó, resulta de poca trascendencia quién emitió el decreto (para el caso el Poder

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Ejecutivo y no la Municipalidad), o quién lo extrajo (tanto el Ayuntamiento como el
Ministerio de Obras Públicas y Transportes), en tanto cumplió el fin para lo cual se
generó la expropiación. Ahora bien, enfatizó, que exista (o hubiera existido) una cantera
en operación o que el ente público ha otorgado al bien el uso acorde con el interés
público declarado son dos cosas muy diferentes. Por el contrario, subrayó, se trata de
dos eventos esporádicos y en vía de excepción, que no facultan a generar las
consecuencias que la demandada sostiene. Aclaró, el ente público mantuvo el bien sin
utilidad por más de 10 años y no es sino hasta la presentación de este proceso que
consideró pertinente sacar alguna utilidad de aquel. De esa manera, expuso, la señora
Matamoros Castro era propietaria de la nuda propiedad de la finca en cuestión, y el
señor Ramírez Ulate era el dueño del usufructo. Asimismo, argumentó, acorde al
expediente no. 99-00562-163-CA del Juzgado Contencioso Administrativo y Civil de
Hacienda, la Municipalidad fue puesta en posesión del bien el 28 de julio de 2000.
Agregó, al momento de interposición del presente proceso habían transcurrido más de
10 años sin que se constatara que el bien hubiese sido utilizado para los fines y medios
que motivaron su expropiación. De esa manera, opinó, se configuran en la especie los
presupuestos normativos para declarar con lugar la demanda.

V.- Para esta Sala, en el asunto de análisis interesa establecer la data a partir de la cual,
la entidad territorial accionada estuvo en condición de utilizar el terreno de examen para
el fin público que motivó la expropiación; y, si en efecto ello ocurrió o no dentro del plazo
decenal dispuesto por el mandato 16 de la Ley 7495, vigente al momento de la solicitud.
Dicho numeral a la letra establecía: “Restitución. Transcurridos diez años desde la
expropiación, el expropiador devolverá, a los dueños originales o a los causahabientes
que lo soliciten por escrito, las propiedades o las partes sobrantes que no se hayan
utilizado totalmente para el fin respectivo. El interesado deberá cubrir, al ente
expropiador, el valor actual del bien, cuya valoración se determinará de acuerdo con los
trámites previstos en esta Ley.” La expropiación es un instituto jurídico utilizado por los
entes públicos para adquirir de los particulares y por un precio justo, los bienes que el
interés público requiere. Cabe resaltar, si bien administrativamente dicho Ayuntamiento
fue puesto en posesión de la heredad de marras el 28 de julio de 2000 (hecho tenido
por demostrado H), posteriormente, no solo se dieron actos capaces de interrumpir el
plazo extintivo decenal dispuesto por mandato 16 de la Ley 7495, sino hechos que
acreditaron, el cumplimiento del fin público que motivó la expropiación. Específicamente,
entre octubre y noviembre de 2000, dentro del proceso especial expropiatorio -
expediente 99-00562-163-CA del Juzgado Contencioso Administrativo y Civil de
Hacienda-, la demandada requirió la ayuda de la fuerza pública para desalojar del
inmueble a los actores (hechos tenidos por demostrados H, I de la sentencia
impugnada). Adicionalmente, la Sala Constitucional emitió el fallo 2000- 10265, de las
16 horas y 37 minutos del 21 de noviembre de 2000, donde tuvo por inconstitucional la
declaratoria de interés público del inmueble en cuestión para relleno sanitario. Por ese
motivo, en artículo III de la sesión extraordinaria número nueve del 25 de octubre de
2001, se tomó el acuerdo publicado en el diario oficial La Gaceta no. 241 de diciembre
de ese año, conforme al cual, el Concejo Municipal ratificó la declaratoria de interés
público sobre la finca descrita, mas en ésta ocasión, solo para su uso como cantera.
Dicho acto claramente interrumpe el plazo decenal de la restitución, toda vez que
resultaba necesario a fin de continuar con los trámites de ley para utilizar el bien
expropiado, pues aunque no podía utilizarse ya como relleno sanitario, esclarece, se

33
mantenía vigente uno de los dos objetivos originales de la declaratoria de interés público
9-98 de 22 de diciembre de 1998, a saber, su uso como cantera. Ahora bien, de
importancia para la resolución de este asunto, a folio 54 del expediente judicial, consta
el Plan de Inversión del “Proyecto de Lastrado de Caminos Vecinales del Cantón de
Naranjo”, fechado 6 de mayo de 2011, dirigido por la Municipalidad demandada a la
Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias. Dicho plan,
refiere, conforme al Decreto Ejecutivo 34045-MP de 29 de octubre de 2007, fue
declarada de “emergencia nacional” la pérdida de la “sub base” de gran parte de los
caminos de ese cantón, motivo por el cual, se propuso su restitución con lastre,
utilizando para ello material del Tajo Gavilanes. Dicha cantera, según plano catastrado
visible a folio 62, y aclaración constante a folio 71, está comprendida dentro de la finca
anteriormente propiedad del coactor Joaquín Ramírez Ulate, o sea, en la heredad
expropiada. De igual forma, de folios 73 a 130 del expediente, constan los trámites
realizados con esa finalidad por la Corporación accionada, (dirigidos a obtener la
explotación del tajo para el proyecto en mención), actividades que se extienden desde
el 28 de octubre de 2011 hasta el 16 de julio de 2012 cuando inició su explotación.
Precisamente, a folio 132 consta la orden de inicio para las labores de extracción en la
cantera de interés, por parte del profesional del Colegio de Geólogos de Costa Rica.
Así, no es correcta la afirmación en el sentido que, luego de la puesta en posesión del
inmueble en el año 2000, no fueron realizadas actividades administrativas dirigidas a la
obtención de la finalidad pública propuesta con la expropiación de interés, sino hasta el
período que corre entre 2012 y 2013, (sin fecha específica). Por el contrario, las
gestiones para la extracción de material del inmueble en cuestión, dieron inicio con la
promulgación del Decreto Ejecutivo 34045-MP de 29 de octubre de 2007, continuando
con la formulación del Plan de Inversión para el Proyecto de Lastrado de los Caminos
Vecinales de Naranjo el 6 de mayo de 2011. A su vez, el Tribunal reconoce, el inmueble
fue utilizado como tajo entre los años 2012 y 2013. Desde esa perspectiva, es innegable,
el terreno si fue utilizado para el fin público que motivó la expropiación dentro del plazo
decenal de ley. Acorde a lo anterior, es indubitable, al presentarse la demanda en marzo
de 2012 (hecho tenido por acreditado P del fallo que se combate), el plazo prescriptivo
de ley no había transcurrido, pues fue interrumpido con la declaratoria de interés público
para el uso del bien como cantera. Asimismo, fue objeto de conductas administrativas
dirigidas a su explotación como tajo que acreditaron el cumplimiento del fin público
esperado, a saber, el Decreto Ejecutivo 34045-MP de 29 de octubre de 2007 y el Plan
de Inversión de 6 de mayo de 2011, además de otras actuaciones dirigidas a su
explotación (folio 73 a 130 del expediente), desde el 28 de octubre de 2011 y hasta el
16 de julio de 2012 cuando esta dio inicio. Así las cosas, es innegable, la Administración
no solo realizó conductas dirigidas a la obtención del fin público sino que utilizó el
inmueble expropiado para esa finalidad dentro del plazo decenal establecido por el
canon 16 de la Ley 7495, razón que obliga a acoger el reparo.

VI.- En mérito de lo expuesto, procederá declarar con lugar el recurso, se anulará la


sentencia. Fallando por el fondo se acogerá la defensa de falta de derecho. Se declarará
sin lugar la demanda, con las costas a cargo de los codemandantes conforme al canon
150.3 del Código Procesal Contencioso Administrativo. Demás está indicar que dada la
forma cómo se resuelve, se omite pronunciamiento sobre el restante agravio formulado
por la casacionista.

34
POR TANTO

Se acoge el recurso de casación. Se anula el fallo del Tribunal. Fallando por el fondo se
acoge la excepción de falta de derecho. Se declara sin lugar la demanda. Son las costas
a cargo de los coaccionantes.

Luis Guillermo Rivas Loáiciga


Román Solís Zelaya Carmenmaría Escoto Fernández
Rocío Rojas Morales Damaris Vargas Vásquez

5. Imposibilidad de obligar al Estado a ejecutarla en caso de variación de


criterio sobre la utilidad pública de un terreno

[Sala Primera de la Corte]v

Extracto de sentencia:

“II.- CETAC presentó recurso de casación, el cual se rechazó de plano por


extemporáneo. El representante estatal impugna ante esta Sala por violación de normas
sustantivas. Plantea cuatro cargos. Primero: denuncia quebranto del precepto 45
constitucional por interpretación indebida. Explica, según ese precepto, el derecho de
propiedad no es de carácter absoluto. Debe ceder cuando se requiera satisfacer
necesidades colectivas e intereses públicos legalmente comprobados. Continúa, ello da
lugar a la facultad expropiatoria del Estado, mediante el pago de una justa y previa
indemnización. Señala, efecto primario es la transferencia forzada del bien, por mediar
el interés o la utilidad pública, justificante del despojo, aún contra la voluntad del titular
del dominio. Se apoya en jurisprudencia de la Sala Constitucional, de la cual destaca
cómo ese órgano ha dispuesto sobre la inviolabilidad de la propiedad privada, que se
atempera con la potestad expropiatoria, cuando el objeto resulte imprescindible para
conseguir determinado fin público o satisfacer intereses colectivos. A su juicio, contrario
a lo pretendido por la actora, la decisión de expropiar no constituye un acto declaratorio
de derechos a favor del expropiado. Todo lo contrario. Al tratarse del resultado de una
potestad de imperio, constituye una carga o un deber que, en beneficio de la colectividad
y del interés público, el propietario debe soportar. Por lo anterior, resalta, mientras el
proceso expropiatorio no se haya concretado, si la Administración determina que ha
desaparecido la necesidad de utilidad pública o el interés social que la justificaba, puede
dejar sin efecto el procedimiento. Estima, en ese sentido se pronunció la Sala
Constitucional, al resolver el recurso de amparo interpuesto por la empresa aquí
demandante, de lo cual transcribe: “…la Sala tiene por demostrado que el Aeropuerto
Daniel Oduber Quirós está en proceso de ampliación de sus instalaciones y servicios,
por lo que en la sesión ordinaria No. 09-2012 del 1 de febrero de 2012, el Consejo
Técnico de Aviación Civil acordó iniciar el proceso de expropiación de dos fincas
propiedad de la empresa amparada. En el Diario Oficial La Gaceta No. 132 del 9 de julio

35
de 2012, el MOPT publicó las diligencias de declaratoria de interés público y
mandamiento provisional de anotación, en relación con los inmuebles de marras.
Posteriormente, el 31 de julio de 2012, el Departamento de Adquisición de Bienes
elaboró los respectivos avalúos de las fincas citadas, que fueron aprobados por el
propietario afectado. Asimismo, el desarrollo aeroportuario requiere de un Plan Maestro,
que se encuentra en proceso de revisión por parte de la Contraloría General de la
República. Ahora bien, en la sesión ordinaria No. 86-2012 del 24 de noviembre de 2012,
el Consejo Técnico de Aviación Civil dejó sin efecto el proceso de expropiación de las
fincas citadas e inició las gestiones pertinentes a fin de cancelar la declaratoria de
interés público. Al respecto, los recurrentes estiman que la autoridad recurrida violó el
derecho de defensa y el debido proceso, en virtud de que ya tenían derechos adquiridos
en virtud de que ya se había emitido una declaratoria de interés público por parte del
Poder Ejecutivo en relación con la expropiación de dichos terrenos. No obstante, desde
la perspectiva constitucional, no resulta evidente y notorio que de dicha declaratoria
hubiese derivado un derecho subjetivo a favor de la parte accionante, toda vez que la
expropiación se acuerda en ejercicio del poder de imperio de la Administración Pública,
la cual, en el transcurso de las diligencias correspondientes, puede variar de criterio en
cuanto a la necesidad de expropiar, cuando razones fundadas así lo justifican aunque
ya se haya emitido un avalúo en firme, toda vez que la expropiación no se ha
consumado. Distinta sería la situación, si la Administración decidiera unilateralmente
variar el monto de un avalúo ya firme. En todo caso, la determinación definitiva de si en
la especie se ha dado o no un acto declarativo de derechos, corresponde a una cuestión
de mera legalidad, motivo por el que este amparo deviene improcedente. Por otra parte,
en cuanto a si la inmovilización de los terrenos durante el proceso administrativo causó
algún perjuicio a los recurrentes, también se trata de una cuestión de legalidad que los
interesados pueden reclamar ante la jurisdicción ordinaria. Por lo expuesto, el recurso
resulta improcedente”. (Sentencia 2013-641 de las 9 horas 5 minutos del 18 de enero
de 2013). Sostiene el casacionista, en el caso concreto aplica lo que bien apuntó la Sala
Constitucional. Manifiesta, pese a que los inmuebles se consideraron necesarios para
ampliar el aeropuerto, ante una revisión del Plan Maestro, solicitada por la Contraloría
General de la República, el Consejo del CETAC estimó, al menos de momento, no era
preciso expropiarlos. Por eso se ordenó la reversión mediante el acuerdo impugnado en
la demanda. Arguye, esta última se basó en lo siguiente: 1.- Violación del principio de
intangibilidad de los actos propios, por considerar que la aceptación de los avalúos
constituye un acto declaratorio de derechos, imposible de desconocerse por la
Administración. 2.- Existencia de una expropiación de hecho, lesiva al derecho de
propiedad, pues no se permite ningún tipo de construcción o desarrollo en los inmuebles.
3.- Vicios en los elementos: motivo y sujeto. Objeta, el Tribunal acogió la tesis de la
accionante, en el sentido de que se ha dado una expropiación de hecho, pero por
razones diferentes a las expresadas por ella. Afirma, ese órgano se basó en que la
inclusión de los referidos bienes en el Plan Maestro del Aeropuerto supone vaciar el
contenido esencial del derecho de propiedad de la actora. Entre otras citas del fallo
impugnado, destaca cómo para los juzgadores se dio una eventual expropiación de
hecho, que ha sufrido la demandante al no poder ejercer los atributos de dominio en sus
inmuebles, vaciando el contenido esencial del dominio, de modo que no quedaría más
que restituirle su situación jurídica subjetiva y ordenar la expropiación e indemnización
correspondiente. Añade de la sentencia recurrida ”…la decisión de revertir el
procedimiento de expropiación supone un vaciamiento del contenido esencial de su

36
derecho de propiedad sobre los inmuebles referidos, al no permitirse ahí la construcción
de ningún proyecto en virtud del Plan Maestro aprobado por el CETAC (…) si los
terrenos están comprendidos dentro de la ampliación del aeropuerto porque así lo
establece el Plan Maestro, esa razón técnica le impide disponer de ellos (...) La falta de
definición respecto de una eventual modificación o revisión al plan maestro no puede
servir de justificación para mantener los inmuebles anotados y una situación de
incerteza sobre la disposición y destino de los bienes, lesionando gravemente el derecho
de propiedad de la accionante (…) la decisión de dejar sin efecto la expropiación
dispuesta en favor de la actora carece de sustento porque la situación fáctica y técnica
no ha variado: los inmuebles siguen dentro de la zona de ampliación del aeropuerto y
ello hace que soporten una limitación que, a juicio del Tribunal, vacía de contenido los
atributos que se derivan de su derecho de propiedad y, por consiguiente, debe serle
indemnizada. Ello por cuanto, el haber sido incluidos dentro de la referida zona de
ampliación supone una restricción a su libre disposición dentro de su realidad socio
económica actual que se convierte en una verdadera expropiación”. A su juicio, esa
interpretación conculca el mandato 45 constitucional por lo siguiente: 1.- La reversión
de un proceso expropiatorio, lejos de limitar o vaciar de contenido el derecho de
propiedad, devuelve su carácter de inviolabilidad y con ello los atributos que lo
conforman. Ninguno de éstos le ha sido limitado a la actora. Incluso, el Tribunal
consideró indemostrado que la Administración hubiese entrado a poseer los inmuebles.
Además, argumenta, la expropiación inició de manera atípica. Fue la actora quien
reclamó en sede administrativa para que se le expropie. Pero, conforme al artículo 45
de cita, la expropiación se da no por interés de la parte eventualmente expropiada, sino
como resultado del ejercicio de una potestad de imperio del Estado, en la medida en
que el bien resulte necesario para satisfacer un interés público legalmente comprobado.
Así, agrega, si la Administración no tiene claridad respecto a la existencia de ese interés,
no se le debe obligar a expropiar. Opina, el órgano sentenciador carece de competencia
para obligar al Estado a ejercer una potestad de imperio que sólo a éste le corresponde.
Si el proceso expropiatorio no se ha concretado, la Administración puede dejarlo sin
efecto, sin generarle responsabilidad alguna. 2.- La accionante no ha demostrado, como
lo avala el Tribunal, se le hayan limitado los atributos del derecho de propiedad sobre
las fincas, pese a reiterarlo, manifestando, no se permite ningún tipo de construcción o
desarrollo. Por el contrario, sostiene, en el acto de reversión del procedimiento
expropiatorio, expresamente se le indica que puede disponer de los inmuebles. Estima,
no se debe confundir el derecho de disposición o transformación, con una carta en
blanco para hacer lo que se quiera con la propiedad. El uso de las propiedades está en
función de los planes reguladores que tenga la Municipalidad del cantón respectivo y de
la existencia, en este caso, de un aeropuerto internacional, el cual funciona desde 1975,
es decir, 20 años antes de que la actora adquiriera los inmuebles. Censura, se
quebranta el canon 45 constitucional, al establecerse que por el simple hecho de que
los inmuebles se ubiquen en la zona de ampliación del Aeropuerto, soportan una
limitación que vacía el contenido de los atributos del dominio. 3.- Resalta, la
circunstancia de que aún se mantenga en el Registro Público la anotación de la
declaratoria de interés público sobre los bienes, tampoco puede ser tenida como una
limitación al derecho de propiedad. Máxime cuando, conforme al párrafo final del artículo
20 de la Ley de Expropiaciones, esas limitaciones se deberán tener por caducas al año
siguiente de su presentación. Incluso, agrega, se pueden revertir luego de 10 años de
operada la expropiación sin que la Administración haya utilizado el bien para satisfacer

37
la finalidad que la motivó, como lo dispone el canon 16 de la Ley de Expropiaciones,
manteniendo el titular la facultad restitutoria. Segundo: reprocha, se vulneran los
artículos 1, 5, 16, 20 y 21 de la Ley de Expropiaciones, los cuales concretan la potestad
expropiatoria que el artículo 45 de la Constitución Política le confiere al Estado. Acusa,
se vulnera esa normativa, al desconocerse la potestad y su ejercido como poder
unilateral de imperio, cuando el Tribunal obliga a expropiar, contrario a lo establecido
por la Sala Constitucional, según lo referencia con el extracto de un pronunciamiento.
Por ello, acota, la expropiación no puede darse ni a gestión de parte ni por imposición
del Tribunal Contencioso. Tercero: atribuye quebranto de los numerales 152 y 153 de
la Ley General de la Administración Pública, por falta de aplicación. Cita de nuevo el
fallo de la Sala Constitucional que transcribió en el primer agravio. Con ese fundamento,
argumenta, el acto mediante el cual la Administración dispone expropiar un inmueble
por razones de interés público, dado que se dicta en ejercicio del poder de imperio, no
puede entenderse declaratorio de derechos a favor del expropiado. Tampoco el hecho
de que el administrado acepte el avalúo administrativo. Mientras la expropiación no se
haya consumado, se puede dejar sin efecto durante el transcurso de las diligencias
correspondientes, si varía de criterio en cuanto a la necesidad de expropiar, aunque ya
se haya rendido y aceptado el avalúo administrativo. Recalca, el acto administrativo que
dispone la expropiación, se trata de una carga que la Constitución Política le impone a
la actora en beneficio de la colectividad o del interés público. De existir duda respecto a
la necesidad o no de expropiar, mal haría la Administración en hacerlo; mucho más un
Tribunal ordenando continuar con el trámite. Máxime, expone, si se toma en cuenta que
ese órgano consideró, en el hecho probado 16, que la Unidad de Infraestructura
Aeronáutica de la Dirección General de Aviación Civil, mediante oficio DGAC-IA-OF-
0992-2012, del 1 de octubre de 2012, en lo de interés indicó: “Actualmente la propuesta
del Plan Maestro está siendo auditada por la Contraloría General de la República,
debido a que en el Aeropuerto Internacional Daniel Oduber Quirós se han realizado
obras de importancia, las cuales deben ser evaluadas en una revisión y actualización
del Plan Maestro de ese Aeropuerto. Esta revisión del Plan podría determinar nuevos
requerimientos y redefiniría las actividades a implementar en las fases del mismo, lo
cual podría generar una nueva consideración de la adquisición de terrenos aledaños”.
Además, evidencia, en el evento acreditado número 18, dispuso que la Unidad de
Recursos Financieros, mediante oficio 12-1888 del 3 de octubre de 2012, manifestó no
se contaban con recursos disponibles. Y en el hecho probado 19 tuvo por cierto: “El 11
de octubre de 2012, la señora Nidia Cordero Padilla, consultora del CETAC recomendó
suspender los procedimientos para la expropiación de las fincas inscritas en el sistema
de folio real del Partido de Guanacaste bajo los números 019995-000 y 01996-000, que
se encuentran en la zona de crecimiento del Aeropuerto Internacional Daniel Oduber
Quirós, por no encontrarse en ese momento dentro del plan institucional y por no contar
con los fondos presupuestados”. Agrega la cita del evento acreditado 20 y expone, con
fundamento en los criterios técnicos consignados por el Tribunal en los hechos probados
de referencia, el CETAC, en el artículo XI, sesión ordinaria 86-2012, del 24 de octubre
de 2012, acto impugnado en este proceso, acordó dejar sin efecto el procedimiento de
expropiación y la declaratoria de interés público. En su criterio, si la propia
Administración competente para ordenar la expropiación tiene dudas respecto de la
necesidad pública o no de expropiar, no se le puede obligar a hacerlo. De ahí, como
bien apuntó la Sala Constitucional en la aludida sentencia 2013-641, durante el trámite
de la expropiación se puede variar el criterio en cuanto a la necesidad de expropiar,

38
como así sucedió en el caso concreto. Además, reafirma, el acto que acuerda una
expropiación, mientras no se concrete, no constituye un derecho adquirido para el
administrado, de conformidad con los artículos 152 y 153 de la Ley General de la
Administración Pública. Por eso, el CETAC, estaba legitimado para revocar el acuerdo
que ordenaba expropiar los inmuebles, por razones de oportunidad, conveniencia o
mérito, cuando haya divergencia grave entre los efectos del acto y el interés público,
pese al tiempo transcurrido y los derechos creados. Asimismo, acota, la revocación
puede fundarse en la aparición de nuevas circunstancias de hecho, no existentes o no
conocidas al momento de dictarse el acto originario. También en una distinta valoración
de las mismas circunstancias fácticas origen del acto, o del interés público afectado.
Censura, el Tribunal vulneró los preceptos 6, 11, 19, 131, 132, 133, 158, 166, 169 y 171,
todos de la Ley General de la Administración Pública, para declarar las nulidades
dispuestas en el fallo recurrido. Cuarto: estima violado el artículo 13 de la Ley de la
Jurisdicción Constitucional, por indebida interpretación, y acusa quebranto del carácter
vinculante de lo dispuesto en la resolución 2013-641 de la Sala Constitucional, que
extractó en el primer agravio de la impugnación en examen, sobre el recurso de amparo
interpuesto por la actora, por los mismos hechos que aquí ocupan. Entre argumentos
reiterados, añade, la referida Cámara dispuso, la determinación definitiva de si se ha
dado o no un acto declarativo de derechos, es cuestión de mera legalidad, motivo por
el cual el amparo deviene improcedente. Y si la inmovilización de los terrenos, durante
el proceso administrativo, causó algún perjuicio a la parte recurrente, también es un
asunto de legalidad, que los interesados pueden reclamar ante la jurisdicción ordinaria.
Insiste, según el artículo 20 de la Ley de Expropiaciones, la anotación provisional de la
declaratoria de interés público por motivo de expropiación, debe tenerse como caduca
al año siguiente de su presentación. A su juicio, ese sería el único extremo al que tendría
derecho la demandante de haberlo solicitado por concepto de daños y perjuicios. Pese
a ello, cuestiona, el órgano sentenciador señaló: “… aunque la accionante fundamenta
su teoría del caso a partir, principalmente, de la supuesta violación al principio de
intangibilidad de los actos propios, el Tribunal estima que, en rigor, el examen de
legalidad debe partir de otro de los vicios que se reclama, a saber, la eventual
expropiación de hecho que ha sufrido la demandante por no poder ejercer los atributos
de dominio en sus propiedades dada la ubicación de estas. Ello es así toda vez que, al
margen de la aceptación del avalúo administrativo y los eventuales efectos que produce
en la esfera de la accionante, lo cierto es que en caso de que se determinara que la
actuación de la Administración le impide el ejercicio de los atributos del dominio sobre
las fincas objeto de este proceso, vaciando el contenido esencial del derecho a la
propiedad privada, no quedaría más que restituirle su situación jurídica subjetiva y
ordenar la expropiación e indemnización correspondiente. Nótese, incluso que se trata
de un tema que la Sala Constitucional en el Voto No. 641-2013, de las 9 horas 5 minutos
del 18 de enero del 2013 (al rechazar el recurso de amparo formulado por la actora
reservó a esta jurisdicción cuando señaló que “(...) en cuanto a si la inmovilización de
los terrenos durante el proceso administrativo causó algún perjuicio a los recurrentes,
también se trata de una cuestión de legalidad que los interesados pueden reclamar ante
la jurisdicción ordinaria. (...) “. Razona, los juzgadores no comprendieron los verdaderos
alcances de la resolución de la Sala Constitucional. Ésta se limitó a indicar, aclara, que
si la inmovilización de los inmuebles le generó algún perjuicio a la actora, eso se debía
determinar en la jurisdicción contencioso-administrativa. Sin embargo, en modo alguno
podría considerarse, como lo hace el Tribunal, que se refiere al pago del valor total de

39
los inmuebles, a través de la expropiación ordenada. En todo caso, estima, lo que
reconoce ese órgano decisor no es un perjuicio, sino un daño; aspecto distinto al que
determinó la Sala Constitucional. Dice, perjuicio sería, por ejemplo, si durante el año en
que duró la anotación de interés público, la accionante hubiese rehusado vender los
inmuebles. Concluye, por eso se infringe el numeral 13 de la Ley de la Jurisdicción
Constitucional, al interpretarse con error los alcances de la aludida sentencia,
vinculantes en este asunto.

III.- Este proceso se declaró de pleno derecho. Entre los principales hechos probados
que enlistó el Tribunal, merecen destacarse los siguientes, de importancia para el
entendimiento de lo sucedido. La sociedad actora es propietaria de dos inmuebles. Se
ubican dentro del Plan Maestro del Aeropuerto Internacional Daniel Oduber Quirós,
aprobado en 2010. Están en la zona de ampliación, a desarrollarse, respecto a una de
las fincas, entre los años 2010 y 2015. En cuanto a la otra, entre 2020 y 2025. El 3 de
octubre de 2011, la demandante consultó al Departamento de Infraestructura
Aeronáutica sobre el procedimiento para que se les expropiaran esos bienes. Según
oficio DGAC-IA-OF-1273-2011 de 5 de octubre de 2011, el Departamento de Topografía
Aeroportuaria informó a la Asesora Legal de la Dirección General de Aviación Civil, que
su recomendación era iniciar los trámites de expropiación de esos terrenos, por estar
dentro de la zona de ampliación definida en el Plan Maestro. El 16 de noviembre de
2011, la empresa gestionó ante el CETAC, solicitando se iniciaran los trámites de
expropiación. En oficio DGAC-ALEG-OF-048-2011 de 10 de enero de 2012, la Asesoría
Legal de la Dirección General de Aviación Civil, con fundamento en el dictamen técnico
rendido por la Unidad de Infraestructura, según oficios DGAC-IA-RA-1107-2011 de 24
de agosto de 2011, y DGAC-IA-OF-1273-2011 de 5 de octubre de 2011, recomendó
comenzar el procedimiento de expropiación de las fincas. En resolución 09-2012 de las
17 horas del primero de febrero de 2012, el CETAC resolvió iniciarlo, lo que se le
comunicó a la actora en oficio CETAC-OF-0174-2012 de 7 de febrero de 2012. El 30 de
marzo de 2012, la Contraloría General de la República rindió el Informe DFOE-IFR-IF-
2-2012, atinente a un estudio sobre la ejecución del contrato de concesión en el citado
Aeropuerto. En los acuerdos de las 9 horas 26 minutos del 27 de abril de 2012 y de las
11 horas 3 minutos del 16 de mayo del mismo año, el Poder Ejecutivo declaró de interés
público los dos inmuebles, por estimarlos necesarios para construir el proyecto de
ampliación del Aeropuerto, según el correspondiente Plan Maestro. Ordenó la anotación
provisional en el Registro Nacional y se procediera con las diligencias necesarias para
adquirir esos terrenos. Los acuerdos se publicaron en Las Gacetas 108 del 5 de julio de
2012 y 132 del 9 de julio de 2012. Los mandamientos de anotación de la declaratoria de
interés público y de expropiación se presentaron al Registro Nacional el 3 de julio y el
17 de agosto, ambos de 2012. El Departamento de Adquisición de Bienes Inmuebles
del Ministerio de Obras Públicas y Transportes elaboró los avalúos administrativos 2012-
66 y 2012-67, de 31 de julio de 2012, que valoraron la finca 091995-000 en
¢1.934.170.388,62 y la 091996-000 en ¢1.134.695.780,41. Se notificaron a la actora en
oficios DABI-2012-1022 y DABI-2012-1023, ambos del 9 de agosto de 2012. Ese mismo
día aceptó los montos. En resoluciones de las 10 horas 21 minutos del 24 de agosto y
de las 10 horas 56 minutos del 3 de octubre, ambas de 2012, el Ministro de Obras
Públicas y Transportes resolvió adquirir los inmuebles según la Ley de Expropiaciones
7495 del 3 de mayo de 1995 y sus reformas, para la ejecución del citado proyecto de
obra pública de ampliación del Aeropuerto según del Plan Maestro, considerando la

40
aceptación de los avalúos por parte de la actora. Autorizó a la Procuraduría General de
la República, a través de la notaria del Estado, a confeccionar la escritura pública de
traspaso a favor del Estado. En oficio DGAC-IA-OF-0992-2012 de primero de octubre
de 2012, la Unidad de Infraestructura Aeronáutica, en respuesta a una solicitud de
información atinente a la expropiación de los inmuebles de parte del Subdirector General
de Aviación Civil manifestó, en lo de interés, los terrenos se encuentran dentro de la
zona de ampliación; uno está en el área que tiene un período de ejecución que
comprende del 2010 al 2015; el otro del 2020 al 2025. Indicó, la adquisición de estos
terrenos es vital para el desarrollo que plantea el Plan Maestro y ambas expropiaciones
deben ejecutarse, para poder realizar el cumplimiento por etapas según el Plan Maestro
vigente, aprobado por el Consejo Técnico de Aviación Civil. Agregó: “Actualmente la
propuesta del Plan Maestro está siendo auditada por la Contraloría General de la
República, debido a que en el Aeropuerto Internacional Daniel Oduber Quirós se han
realizado obras de importancia, las cuales deben ser evaluadas en una revisión y
actualización del Plan Maestro de este Aeropuerto. Esta revisión del Plan podría
determinar nuevos requerimientos y redefiniría las actividades a implementar en las
fases del mismo, lo cual podría generar una nueva consideración de la adquisición de
terrenos aledaños (...)". En oficio 12-01888 de 3 de octubre de 2012, la Unidad de
Recursos Financieros del MOPT indicó, en lo conducente: "…para el 2013 no hay
recursos disponibles por cuanto se está disponiendo de los mismos para los proyectos
de rampa remota y traslado de Coopesa...". El 11 de octubre de 2012, la señora Nidia
Cordero Padilla, consultora del CETAC, recomendó suspender los procedimientos para
la expropiación de las fincas, por no encontrarse en ese momento dentro del plan
institucional ni contar con fondos presupuestados. En oficio CETAC-AC-1451-2012 de
5 de noviembre de 2012, el Subdirector General del CETAC comunicó al Director
Jurídico del MOPT el artículo decimoprimero, sesión ordinaria 086-2012, emitido por el
CETAC el 24 de octubre de 2012, donde acordó, de conformidad con el criterio y
recomendación contenida en el oficio DGAC-ALEG-INF-1346-2012 y el oficio de la
señora Cordero Padilla, dictar la resolución 133-2012 de las 17 horas de ese mismo día,
que en su parte resolutiva dispuso dejar sin efecto el procedimiento expropiatorio
atinente a ambos inmuebles. Además, remitir el acuerdo tomado por ese Consejo
Técnico, a la Dirección de Asuntos Jurídicos así como al Departamento de Bienes
Inmuebles del MOPT, para que realicen las gestiones pertinentes con el fin de cancelar
la declaratoria y proceder con la desafectación. Según acuerdo dictado de las 9 horas
45 minutos del 20 de febrero de 2013, la Presidenta de la República y el Ministro de
Obras Públicas y Transportes, resolvieron dejar sin efecto la resolución administrativa
794 del 16 de mayo de 2012, publicada en La Gaceta 132 del 9 de julio de 2012.
Ordenaron emitir mandamiento de desafectación de la anotación provisional de
declaratoria de interés público dispuesto en la resolución que dejaron sin efecto. En
oficio DGCA-IA-OF-0049-2013 de 23 de enero de 2013, la Coordinadora de
Infraestructura Aeronáutica y el Encargado de Planificación Aeroportuaria de la
Dirección General de Aviación Civil, comunicaron a la Asesoría Legal de la Dirección
General de Aviación Civil sobre los criterios que ha externado Infraestructura
Aeronáutica en torno a la necesidad de adquisición de terrenos según el Plan Maestro,
el cual no ha variado y sigue vigente. También se menciona una recomendación para
que se actualice, pues algunas obras ya se han realizado y se puede medir su impacto
en el desarrollo del Aeropuerto. Aluden a documentación enviada a la Dirección (DGAC-
IA-OF-0992-2012 y DGAC-IA-1040-2012), donde se consigna que, como parte del

41
cumplimiento de la estrategia de inversión, las obras de importancia realizadas se deben
evaluar en una revisión y actualización del Plan Maestro, con lo que se podrían
determinar nuevos requerimientos y se redefinirían las actividades a implementar,
pudiendo generar una nueva consideración en cuanto a la adquisición de terrenos
aledaños. No obstante, mientras el Plan indique la necesidad de adquisición de los
terrenos, Infraestructura Aeronáutica no puede emitir un criterio contrario al mismo.

IV.- Con fundamento en el artículo 45 de la Constitución Política, bien señala el


recurrente, la expropiación constituye una facultad del Estado, derivada de la potestad
de imperio que le es propia. Por ende, al igual que lo refirió la Sala Constitucional al
denegar el recurso de amparo que planteó la sociedad aquí actora, mientras no se haya
consumado y durante el curso de las respectivas diligencias, la Administración puede
variar de criterio en cuanto a la necesidad de expropiar. Es así, incluso, aunque se haya
emitido la declaratoria de interés público, existan avalúos aceptados y anotaciones
provisionales en el Registro Público. Nada de ello ha generado derechos a la accionante
ni obligación a cargo del Estado para que el Tribunal ordene consumar la expropiación.
Conforme lo señaló la Sala Constitucional en el mismo pronunciamiento, la expropiación
se dispone en ejercicio del poder de imperio de la Administración Pública. Los
razonamientos que esa Cámara expuso, aquí citados y transcritos dentro de las
manifestaciones de agravio del recurso en examen, si bien se emitieron con motivo de
un análisis de constitucionalidad de la conducta administrativa, encuentran aplicación
en el caso concreto, por referirse a la esencia misma del instituto expropiatorio. Por
consiguiente, el Tribunal quebrantó el canon 45 de la Carta Magna, al obligar a los
codemandados, según estableció en el punto 4 de la parte resolutiva del fallo
cuestionado, a cumplir y a ejecutar la expropiación sobre los inmuebles de la actora, con
pago de lo establecido en los avalúos y obligación de cartular el traspaso a favor del
Estado, además de anular las resoluciones administrativas con las cuales se revirtió el
procedimiento expropiatorio, conforme se detalló en el resto del “Por Tanto ” de la
sentencia recurrida.”

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de utilizar el material indicado.

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REFERENCIAS

i
TRIBUNAL CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. Resolución Nº 00060 - 2019. Fecha
de la Resolución: 12 de Julio del 2019. Expediente: 16-009721-1027-CA. Clase de
Asunto: Proceso de conocimiento contencioso administrativo.

ii
TRIBUNAL CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO SECCIÓN VI. Resolución Nº 00015
- 2019. Fecha de la Resolución: 13 de Febrero del 2019. Expediente: 14-006209-1027-
CA. Clase de Asunto: Proceso de puro derecho.

iii
TRIBUNAL CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO SECCIÓN IV. Resolución Nº 00027
- 2017. Fecha de la Resolución: 04 de Abril del 2017. Expediente: 12-000006-0298-AG.
Clase de Asunto: Proceso ordinario.

iv
SALA PRIMERA DE LA CORTE. Resolución Nº 01367 - 2016. Fecha de la
Resolución: 15 de Diciembre del 2016. Expediente: 12-002574-1027-CA. Clase de
Asunto: Proceso de conocimiento.

v
SALA PRIMERA DE LA CORTE. Resolución Nº 00681 - 2016. Fecha de la Resolución:
23 de Junio del 2016. Expediente: 13-004326-1027-CA. Clase de Asunto: Proceso de
conocimiento declarado de puro derecho.

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