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Surgimiento del Partido Liberal

En 1840 Antonio Leocadio Guzmán funda el periódico El Venezolano, y el llamado


partido Liberal. Desde su periódico Guzmán encabezó la oposición al grupo
gobernante agrupado en torno a la figura de Páez, el cual pasó a ser conocido
como partido Conservador. En 1842 Páez termina su segundo período
constitucional y es electo nuevamente el general Carlos Soublette para el período
1843 – 1846. Durante el segundo gobierno de Páez (13 de diciembre del 1842) se
produce la reivindicación de la figura de Simón Bolívar y la repatriación de sus
restos mortales a la iglesia de la Santísima Trinidad en Caracas, que sería
convertida en Panteón Nacional durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco
(1870 – 1877).

En 1847 al terminar el período de Soublette imposibilitados por la constitución


Páez y Soublette para ser reelectos, estos apoyan la candidatura del general José
Tadeo Monagas, quien resultó vencedor.

Hegemonía de los Monagas (1847 - 1857)

Monagas al poco tiempo de ser electo se apartó del partido Conservador que lo
había llevado al poder, apoyándose en algunos elementos liberales y tomando
algunas medidas de su programa como la derogación de la “Ley de Espera y
Quita” de 1834, sin embargo pronto quedó claro que Monagas gobernaría con un
grupo de seguidores adeptos, apartándose también del partido liberal.

La situación llevó a ambos partidos a reunirse en enero de 1848 para decidir la


destitución de Monagas como presidente. Fue cuando ocurrieron los lamentables
y no aclarados sucesos conocidos como “El Fusilamiento del Congreso” cuando
un grupo de guardias armados irrumpió durante la sesión formándose una
balacera donde murieron varios diputados incluyendo al ilustre Santos Michelena.
La culpabilidad o inocencia de Monagas no quedó establecida, pues aunque no se
encontraba en el sitio y no se pudo afirmar si dio la orden, tampoco se investigó, ni
se castigó a los involucrados y el resultado fue un nuevo congreso favorable a
Monagas.
Así José Tadeo Monagas hizo elegir a su hermano José Gregorio Monagas para
el período 1851–1855. En 1854 el presidente general José Gregorio Monagas
decretó la libertad de los esclavos, que se llevó a cabo con la compra por parte del
estado de todos los esclavos a sus amos, y su liberación, dicha liberación más que
una reivindicación social, buscaba la activación del aparato productor al quitarle a
los dueños la carga de la manutención de los esclavos y convertirlos en peones a
sueldo que tenían que trabajar para cobrar, además de quitarle una de sus
banderas políticas al partido liberal.

En 1855 el general José Tadeo Monagas volvió a la presidencia. Siendo este su


segundo y último período hizo modificar la constitución estableciéndose la
constitución de 1856, dicha constitución elevaba el período presidencial a 7 años y
permitía otras reelecciones, cambiaba el nombre del país a República de
Venezuela y establecía la división de las provincias en cantones y parroquias. La
constitución de 1856 apenas pudo ponerse en práctica, ya que en 1857 el
gobernador de la provincia de Carabobo general Julián Castro derrocó a Monagas
en la Revolución de Marzo.

En 1864 durante la presidencia de Juan Crisóstomo Falcón se firmó la constitución


en la que cambió el nombre de las provincias, a los estados, el de la nación de
República de Venezuela (constitución de 1857) o Estado de Venezuela
(constitución de 1830, cabe recordar que la constitución de 1857 no entró en plena
vigencia y fue derogada por el presidente Julián Castro) a “Estados Unidos de
Venezuela”.

Luego del triunfo del Partido Liberal en la Guerra Federal se convoca a una
asamblea constituyente para crear una nueva constitución basada en los
principios federales. El 28 de marzo de 1864 los miembros de la asamblea
constituyente reunidos en Caracas firman la constitución. El presidente Falcón
ordena su publicación y circulación el 13 de abril y finalmente es refrendada por el
ministro de Interior y Justicia, de Relaciones Exteriores, de Hacienda, de
Fomentos y el de Guerra y Marina el 22 de abril.

En el combate de Barquisimeto se enfrentan las tropas del gobierno al mando del


general Márquez y las fuerzas insurgentes que manda el general León Colina,
contrario al gobierno del general Antonio Guzmán Blanco.

El combate duró 3 días y dejó gran cantidad de muertos y heridos. El 30 de


noviembre en la noche el general León Colina se retiró hacia Carora, donde
permaneció hasta el 17 de diciembre, fecha en que tuvo que retirarse hacia Coro
con apenas 1.200 hombres, al saber que se aproximaban tropas del gobierno con
el general Zavarce a la cabeza.

Se construye en este año el acueducto de Caracas, que parte de la toma de


Macarao y cuenta con los estanques de distribución ubicados en El Calvario. El
proyecto del acueducto, cuya construcción se inició el año anterior, era de Luciano
Urdaneta y tenía un costo de 3 millones 514 mil bolívares.

Se establece en este año la Colonia Guzmán Blanco, en un área entre los estados
Aragua y Guárico. La forman 70 colonos franceses a los que se suman 300
italianos 2 años después, más colonos venezolanos.

Para 1877 la población alcanzaba a 1.703 personas, de las cuales sólo 417 eran
inmigrantes.

El día 27 de abril de 1870 las tropas del general Antonio Guzmán Blanco entraban
triunfantes en la ciudad de Caracas, luego de una exitosa campaña militar para
iniciar un proceso de cambio político en el país que llamó la «Revolución de Abril».
A partir de esta fecha comenzó una interesante etapa de transformación política,
institucional, económica, militar, educativa, de infraestructura física y ornato, que
otorgaría a estas casi dos décadas de nuestro pasado el calificativo de revolución.
Cambios sustanciales y diferenciadores en las formas de organización y actuación
de una sociedad. El líder de este proceso había nacido en Caracas en 1829 y era
hijo del reconocido político liberal, polemista de prensa y candidato presidencial
Antonio Leocadio Guzmán.

Guzmán Blanco estudió Derecho Civil en la Ilustre Universidad de Caracas. Luego


del requerido ejercicio profesional recibió en el año de 1856 el título de abogado.
Al año siguiente fue nombrado por el presidente de la república, José Tadeo
Monagas, cónsul de Venezuela en la ciudad de Filadelfia; al poco tiempo continuó
su misión diplomática en Washington. Regresó a Venezuela en 1859 integrando el
«Ejército Federal Revolucionario» comandado por los generales Juan Crisóstomo
Falcón y Ezequiel Zamora. Destacó en la Guerra Larga o Guerra Federal
ejerciendo el cargo de Auditor de Guerra, sin embargo, como Comandante de los
Ejércitos del Centro de la República influyó, en gran medida, en la rendición de las
fuerzas del presidente José Antonio Páez. Fue el representante del bando federal
en las negociaciones del Tratado de Coche celebrado en 1863, mecanismo que
puso fin a la guerra.

Desde entonces ocupó importantes cargos en el gobierno del presidente Juan


Crisóstomo Falcón (1863-1868): presidente encargado de la república y ministro
plenipotenciario ante organizaciones crediticias europeas. A partir del año 1869
Guzmán fue objetivo político del nuevo gobierno de la Revolución Azul comandado
por el octogenario general José Tadeo Monagas y por su hijo José Ruperto
Monagas. Para enfrentar el acoso, Guzmán salió del país y organizó una invasión
militar que a las pocas semanas logró controlar el poder. Desde un primer
momento el «Ilustre americano, regenerador y pacificador de la patria», título que
le otorgó el Congreso, implementó un conjunto de medidas y cambios político-
institucionales para tratar de mitigar y revertir los males que había observado en la
sociedad venezolana. El objetivo esencial de su proyecto fue rescatar y renovar
las decadentes e inoperantes instituciones del Estado, así como consolidar en la
conciencia colectiva de los venezolanos el ser nacional, es decir, refundar la
República.

Ya en 1866 había reconocido en un artículo de prensa sobre sus connacionales lo


siguiente; «teniendo en contra y como diario peligro, la frágil conciencia nacional,
la costumbre de no creer en las leyes, y la tendencia a olvidar y aún a resistir todo
principio de autoridad». La experiencia de inestabilidad política vivida en
Venezuela desde 1846, cuando la violencia armada se convirtió en la esencial, por
no decir, la exclusiva forma de actuación política, llevó a Guzmán a implementar
un complejo y ambicioso plan de creación de una conciencia y formas de
actuación ciudadanas en el país para que se lograse el reconocimiento así como
el respeto al imperio de la ley y de las instituciones. En sus tres períodos de
gobierno –la «Regeneración Nacional» (o septenio 1870-1877), la «Reivindicación
Nacional» (o quinquenio 1879-1884) y la «Aclamación Nacional» (o bienio 1886-
1888)– logró implantar un conjunto importante de instituciones e ideas que fueron
moldeando la nación y el Estado. Impulsó el censo nacional para conocer los
recursos con los que se contaban y decretó el día 27 de junio de 1870 la
instrucción pública, general, gratuita y obligatoria.

Reconstruir una república y prepararla para los retos futuros y modernos implicaba
formar ciudadanos. El líder del proceso reconoció la importancia de esta ley:
«Debe conmemorarse [la Revolución de Abril] porque ha establecido la instrucción
popular, el hecho más trascendental de la revolución, que enseña a los
venezolanos sus derechos, los inicia en sus deberes, eleva su condición, hasta la
altura de la ciudadanía». De igual manera Guzmán inició un reconocido proceso
de sanción y promulgación de códigos reguladores de la vida en sociedad: en el
lapso de su hegemonía se implementaron dos Constituciones, un Código Penal,
uno de Procedimiento Criminal, un Código Militar, entre otros.
Su período se destacó, asimismo, por la construcción de vías de comunicación:
líneas férreas, caminos; y recursos para la comunicación como la ampliación del
sistema telegráfico. Por otra parte, es la época en la que se registra en el país la
realización de obras de ornato público, entre las que destacaron la transformación
de espacios en la ciudad capital con la construcción del Palacio Federal
Legislativo, el Teatro Municipal, la creación del Panteón Nacional en la antigua
capilla de la Santísima Trinidad y otras realizaciones.

De igual manera, Guzmán Blanco tuvo como política rescatar y enaltecer la figura
histórica de Simón Bolívar como un mecanismo de fortalecimiento del ser
nacional, celebrando importantes fiestas para conmemorar el centenario del
natalicio del Libertador en 1883. En este mismo orden creó el «Bolívar» como
moneda nacional en sustitución del peso, decretó la canción patriótica «Gloria al
Bravo Pueblo» como Himno Nacional y publicitó los símbolos patrios.

En el transcurso de este proceso político Guzmán tuvo la habilidad, la


determinación y los recursos para contener y reprimir a sus opositores políticos a
quienes derrotó militarmente o negoció su sumisión otorgándoles privilegios y
cuotas de poder. Muchos militares, no obstante, acusarían al «Ilustre americano»
de ególatra, de dictador, de malversar los recursos patrimoniales de la nación, de
traidor a la patria.

Para evitar la repetición de las perjudiciales e históricas revoluciones armadas que


asolaron al país durante ese siglo, dejó innumerables escritos y artículos en los
que acusó a los principales promotores de estas perniciosas rebeliones: «La
suerte de Venezuela no puede quedar al arbitrio de los conspiradores de machete
o sotana», fundamentalmente en manos de los primeros, «ambiciosos de machete
que aspiran a ser presidentes de Venezuela antes que los elija el sufragio
popular».

En 1888 Guzmán abandonó definitivamente el país dejando en el Gobierno al Dr.


Juan Pablo Rojas Paúl, quien se distanció rápidamente de su influencia y de sus
líneas de acción. La Revolución de Abril marcó un antes y un después en la
historia política de Venezuela de la segunda mitad del siglo XIX; sin embargo,
muchas de sus creaciones y propuestas influenciarían realidades nacionales
durante algunas décadas.

Guzmán Blanco estudió Derecho Civil en la Ilustre Universidad de Caracas. Luego


del requerido ejercicio profesional recibió en el año de 1856 el título de abogado.
Al año siguiente fue nombrado por el presidente de la república, José Tadeo
Monagas, cónsul de Venezuela en la ciudad de Filadelfia; al poco tiempo continuó
su misión diplomática en Washington. Regresó a Venezuela en 1859 integrando el
«Ejército Federal Revolucionario» comandado por los generales Juan Crisóstomo
Falcón y Ezequiel Zamora. Destacó en la Guerra Larga o Guerra Federal
ejerciendo el cargo de Auditor de Guerra, sin embargo, como Comandante de los
Ejércitos del Centro de la República influyó, en gran medida, en la rendición de las
fuerzas del presidente José Antonio Páez. Fue el representante del bando federal
en las negociaciones del Tratado de Coche celebrado en 1863, mecanismo que
puso fin a la guerra.

Desde entonces ocupó importantes cargos en el gobierno del presidente Juan


Crisóstomo Falcón (1863-1868): presidente encargado de la república y ministro
plenipotenciario ante organizaciones crediticias europeas. A partir del año 1869
Guzmán fue objetivo político del nuevo gobierno de la Revolución Azul comandado
por el octogenario general José Tadeo Monagas y por su hijo José Ruperto
Monagas. Para enfrentar el acoso, Guzmán salió del país y organizó una invasión
militar que a las pocas semanas logró controlar el poder. Desde un primer
momento el «Ilustre americano, regenerador y pacificador de la patria», título que
le otorgó el Congreso, implementó un conjunto de medidas y cambios político-
institucionales para tratar de mitigar y revertir los males que había observado en la
sociedad venezolana. El objetivo esencial de su proyecto fue rescatar y renovar
las decadentes e inoperantes instituciones del Estado, así como consolidar en la
conciencia colectiva de los venezolanos el ser nacional, es decir, refundar la
República.

Ya en 1866 había reconocido en un artículo de prensa sobre sus connacionales lo


siguiente; «teniendo en contra y como diario peligro, la frágil conciencia nacional,
la costumbre de no creer en las leyes, y la tendencia a olvidar y aún a resistir todo
principio de autoridad». La experiencia de inestabilidad política vivida en
Venezuela desde 1846, cuando la violencia armada se convirtió en la esencial, por
no decir, la exclusiva forma de actuación política, llevó a Guzmán a implementar
un complejo y ambicioso plan de creación de una conciencia y formas de
actuación ciudadanas en el país para que se lograse el reconocimiento así como
el respeto al imperio de la ley y de las instituciones. En sus tres períodos de
gobierno –la «Regeneración Nacional» (o septenio 1870-1877), la «Reivindicación
Nacional» (o quinquenio 1879-1884) y la «Aclamación Nacional» (o bienio 1886-
1888)– logró implantar un conjunto importante de instituciones e ideas que fueron
moldeando la nación y el Estado. Impulsó el censo nacional para conocer los
recursos con los que se contaban y decretó el día 27 de junio de 1870 la
instrucción pública, general, gratuita y obligatoria.

Reconstruir una república y prepararla para los retos futuros y modernos implicaba
formar ciudadanos. El líder del proceso reconoció la importancia de esta ley:
«Debe conmemorarse [la Revolución de Abril] porque ha establecido la instrucción
popular, el hecho más trascendental de la revolución, que enseña a los
venezolanos sus derechos, los inicia en sus deberes, eleva su condición, hasta la
altura de la ciudadanía». De igual manera Guzmán inició un reconocido proceso
de sanción y promulgación de códigos reguladores de la vida en sociedad: en el
lapso de su hegemonía se implementaron dos Constituciones, un Código Penal,
uno de Procedimiento Criminal, un Código Militar, entre otros.

Su período se destacó, asimismo, por la construcción de vías de comunicación:


líneas férreas, caminos; y recursos para la comunicación como la ampliación del
sistema telegráfico. Por otra parte, es la época en la que se registra en el país la
realización de obras de ornato público, entre las que destacaron la transformación
de espacios en la ciudad capital con la construcción del Palacio Federal
Legislativo, el Teatro Municipal, la creación del Panteón Nacional en la antigua
capilla de la Santísima Trinidad y otras realizaciones.

De igual manera, Guzmán Blanco tuvo como política rescatar y enaltecer la figura
histórica de Simón Bolívar como un mecanismo de fortalecimiento del ser
nacional, celebrando importantes fiestas para conmemorar el centenario del
natalicio del Libertador en 1883. En este mismo orden creó el «Bolívar» como
moneda nacional en sustitución del peso, decretó la canción patriótica «Gloria al
Bravo Pueblo» como Himno Nacional y publicitó los símbolos patrios.

En el transcurso de este proceso político Guzmán tuvo la habilidad, la


determinación y los recursos para contener y reprimir a sus opositores políticos a
quienes derrotó militarmente o negoció su sumisión otorgándoles privilegios y
cuotas de poder. Muchos militares, no obstante, acusarían al «Ilustre americano»
de ególatra, de dictador, de malversar los recursos patrimoniales de la nación, de
traidor a la patria.
Para evitar la repetición de las perjudiciales e históricas revoluciones armadas que
asolaron al país durante ese siglo, dejó innumerables escritos y artículos en los
que acusó a los principales promotores de estas perniciosas rebeliones: «La
suerte de Venezuela no puede quedar al arbitrio de los conspiradores de machete
o sotana», fundamentalmente en manos de los primeros, «ambiciosos de machete
que aspiran a ser presidentes de Venezuela antes que los elija el sufragio
popular».

En 1888 Guzmán abandonó definitivamente el país dejando en el Gobierno al Dr.


Juan Pablo Rojas Paúl, quien se distanció rápidamente de su influencia y de sus
líneas de acción. La Revolución de Abril marcó un antes y un después en la
historia política de Venezuela de la segunda mitad del siglo XIX; sin embargo,
muchas de sus creaciones y propuestas influenciarían realidades nacionales
durante algunas décadas.

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