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Reconocimiento desde el espacio[editar]

El libro de Richard Halliburton, Second Book of Marvels, publicado en 1938, afirmaba que la


Gran Muralla es la única construcción humana visible desde la Luna, y la publicación de Ripley
de la misma década aseguraba algo parecido. Esta creencia ha persistido, adquiriendo un
estatus de leyenda urbana. Arthur Waldron, autor de la historia más fiable de la Gran Muralla,
[cita  requerida]
 ha especulado que la creencia puede provenir de la fascinación con los «canales»
que se creía que existían en Marte. La lógica era simple: si los terrícolas podían ver los canales
de Marte, entonces los marcianos podrían ver la Gran Muralla.

La Gran Muralla en imagen satélite

En realidad, la Gran Muralla tiene únicamente pocos metros de ancho —un tamaño
aproximado al de las pistas de las carreteras y aeropuertos— y es casi del mismo color que el
suelo que la rodea. No es posible verla desde la distancia de la Luna, y mucho menos
desde Marte.

Neil Armstrong afirmó: «No creo que, por lo menos con mis ojos, hubiera alguna construcción
humana visible para mí. No he conocido a nadie que me haya dicho que ha visto la Muralla
China desde la órbita terrestre.16 Le he preguntado a mucha gente, particularmente a gente del
transbordador, que han orbitado varias veces sobre China durante el día, y aquellos con los
que he hablado no la han visto». En mayo de 2004, la NASA anunció que la fotografía tomada a
la Muralla China desde el espacio no era en realidad la construcción, sino un tramo de un río
entre las montañas, y reconoció públicamente que la Gran Muralla no es visible desde el
espacio sin ayuda.[cita  requerida]

Leyendas[editar]

Meng Jiangü[editar]

Hace muchos muchos años el gran Dragón de piedra amenazaba al imperio chino con
conquistarlo. Para evitar esta tragedia el emperador Shi Huang ordenó construir la muralla
más grande e impresionante jamás construida. La conquista del dragón comenzó por la zona
más vulnerable, ya que era la zona más alejada de donde estaban los soldados del emperador.
Estos decidieron defender las grandes ciudades y a la gente rica antes que a los ciudadanos
más pobres.
La profecía de los sabios se cumplió, la muralla no volvió a romperse. Lo que si se rompió fue
el corazón de Meng Jiangü en mil pedazos. La joven no paró de llorar durante años. Recorrió
toda la muralla llorando en busca de su amado, pero nunca lo consiguió.

Un día el llanto de la muchacha hizo que la muralla se partiera y le mostrara donde descansaba
su querido. Meng Jiangü se agachó, lo tomó de la cabeza y lo acarició echando sus lágrimas
con la primera caricia. Meng Jiangü se quedó ahí el resto de su vida velando y cuidando al que
iba a ser su marido.

Hoy en día hay gente que ha ido a la muralla que asegura que ha oído y visto a Meng Jiangü
llorando a su amado. Esta tragedia es recordada por los habitantes del país como la más
romántica de la historia.18

familia La construcción de la Gran Muralla comenzó por el norte del país. Allí dividió pueblos y
comarcas por la mitad. En esos pueblos vivían dos familias muy amigas; la familia Meng y la
muralla. Así los restos del joven pasaron a ser parte de la propia muralla.

Jiangü. La muralla dividió a ambas familias para siempre dejándolas a cada una a un lado
distinto de la muralla.

Las familias no sabían que hacer para volver a reunirse otra vez. En un momento desesperado
decidieron plantar una planta trepadora en ambos lados de la muralla. La planta crecería hacía
arriba y se juntaría con la otra. Cuando esto ocurriera las familias podrían trepar y volver a
verse en los altos del muro.

Los años iban pasando y los soldados siguieron construyendo la muralla. Las plantas seguían
creciendo hasta que por fin se unieron en lo alto de aquel muro. Las familias treparon y
volvieron a reunirse arriba. Las familias quedaban todos los días a una hora para subir y verse,
hasta que un día descubrieron algo raro en lo más alto del árbol. Era una enorme flor que
desató las disputas entre las familias. Todas decían que la flor había nacido de su planta y que
era de su propiedad. La disputa duró meses hasta que un día la flor se abrió y salió una
encantadora y hermosa joven. Al ver a la muchacha, las familias decidieron hacer las paces y
decidieron que criarían a la muchacha entre las dos familias, por eso la llamaron Meng Jiangü.

Mientras tanto la construcción de la muralla seguía su curso. Sin embargo, había un tramo que
cada vez que lo construían se caía. Esto enfadaba mucho al emperador y al no saber como
arreglarlo decidió consultar a su grupo de sabios. Uno de ellos le dijo que si mataba a un
hombre por cada “li” empleado en la muralla todo se arreglaría. Esta idea no convencía al
emperador, por eso pidió opinión a otro sabio. El sabio le dijo que no hacía falta matar a tanta
gente, solo tenía que buscar un hombre que cumpliera con un único requisito. Si en la muralla
se iban a emplear 10 000 “li” solo tenía que encontrar a alguien llamado Wan que era
sinónimo de diez mil.17

El emperador ordenó la búsqueda de Wan por todos los pueblos de china, los soldados no
descansarían hasta encontrarlo. Al norte de China vivía un joven de una familia de campesinos
llamado Wan. Cuando el joven se enteró de los planes del emperador, decidió huir al bosque.
Allí entre árboles se perdió hasta que terminó enredado en una planta muy rara.

Esa planta rara era la planta que dio vida a Meng Jiangü. El joven en seguida vio a la hermosa
joven y se quedó perdidamente enamorado de ella. Entonces decidió ir a hablar con ella. Al
principio no le quiso contar quién era, pero finalmente lo hizo. La muchacha entonces decidió
protegerlo y ocultarlo en su jardín. Los días iban pasando y cada vez se gustaban más los dos
jóvenes. Un día Wan se agachó y le pidió matrimonio a Meng Jiangü. Esta se lo contó a su
familia y todos se alegraron muchísimo de la noticia y apoyaron el matrimonio entre los dos
jóvenes.

El día de la boda se anunció poco después de la pedida, pero nunca se celebró. Alguien del
pueblo delató al muchacho y los soldados lo tomaron prisionero. Los soldados se lo llevaron
ante el emperador y por mucho que el joven suplicara, el emperador lo ejecutó delante de la

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