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CULURAL
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Unidad Nº 3 – Qué y cómo gestiono
En esa lógica se espera ofrecer algunas respuestas, entre las muchas posibles,
respecto de qué es lo que se gestiona en materia cultural y cómo se lleva a cabo
esa gestión, entendiendo este proceso desde una mirada compleja, dinámica y
movilizadora.
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Recordemos la propuesta que nos formulara en esa dirección Fabiola Leiva al
incorporar el siguiente modelo para comprender cómo opera dicho
sistema:
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Una segunda relación es la que se construye a partir de las permanentes
interacciones al interior del sistema de gestión cultural, ya que ésta no puede ser
desarrollada ni sostenida si no se comprende que tanto los agentes activadores,
como los procesos creativos, los públicos y los instrumentos no están en sintonía
y se movilizan en una misma dirección. Lo que en lógica sistémica se conoce
como sinergia. En palabras de Rodríguez y Opazo “una organización compleja
requiere, para su subsistencia, de un sistema de integración que regule el
conflicto y minimice la yuxtaposición de sus unidades, otorgándole la suficiente
flexibilidad para mantenerse acoplada a su entorno sin colapsar” (Rodríguez y
Opazo, 2007: 326).
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La acción coordinada de los agentes activadores, los procesos creativos, los
públicos participantes y los instrumentos, permitirá la consecución de las metas
u objetivos definidos por el sistema.
Así, podemos sostener que si un gestor cultural desconoce las dinámicas propias
de los procesos creativos o no tiene suficiente conocimiento de los
públicos/audiencias a las que quiere llegar, o no está familiarizado con la
institucionalidad cultural vigente, difícilmente podrá llevar a cabo su tarea y
proyectarla.
El desafío entonces tiene que ver con comprender cómo operan los distintos
subsistemas que interactúan en este sistema mayor, denominado gestión
cultural.
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LOS AGENTES ACTIVADORES: ¿ANIMADORES O GESTORES CULTURALES?
Por otra parte es necesario que distinguir a los agentes activadores colectivos, a
aquellas organizaciones e instituciones que dinamizan, apoyan, fomentan la
acción cultural. Encontramos acá: asociaciones gremiales, cooperativas
organizaciones comunitarias territoriales y funcionales, corporaciones y
fundaciones —todas estas instituciones sin fines de lucro— instituciones públicas
con fines culturales a nivel nacional, regional y local, empresas culturales
(productoras de acción cultural), empresas que apoyan al sector cultural (a
través de patrocinios, auspicios o vía Ley de Donaciones culturales), medios de
comunicación.
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casos animador cultural y en otros gestor cultural. ¿Estamos hablando de lo
mismo?
Para efectos de este curso entenderemos la animación cultural como “…la que
tiene por objeto promover la cultura popular incidiendo en los grupos de
personas, en los colectivos ciudadanos, a fin de hacer que se movilicen
culturalmente y organicen todo tipo de manifestaciones y movimientos
culturales” (Quintana, 1995:151)
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(Los servicios ofrecidos al territorio (socioeducativos, sociolaborales,
socioculturales, sanitarios, sociales)
Los diversos profesionales que trabajan en la comunidad (servicios
sociales, educación, cultura, salud)
Las asociaciones de voluntarios
Quizás uno de los teóricos que más ha contribuido a situar el sentido y alcance de
la animación sociocultural es Ander-Egg (2000) quien sostiene que “hay
animación sociocultural cuando se promueven y movilizan recursos humanos,
mediante un proceso participativo que desenvuelve potencialidades latentes en
los individuos, grupos y comunidades”.
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participación de las comunidades en el proceso de su propio desarrollo y en la
dinámica global de la vida sociopolítica en la que está integrada”. (Visitado en
http://www.unesco.org/new/es/unesco/)
Dado el sentido y alcance de esta tecnología social, se puede afirmar que las
consecuencias que genera se pueden ubicar en tres ámbitos: 1) personal, es decir
que afecta a cada una de las personas involucradas en el proceso; 2) social, en
la medida que se van transformando las familias, los barrios, las comunidades,
hasta alcanzar a la sociedad civil y 3) cultural, ya que se resignifican y
reconstruyen las identidades culturales. (Visitado en
http://mundojas.files.wordpress.com/2011/01/manual-terminado-3-revisado-
marc-y-completado.pdf)
Por su parte los gestores culturales son concebidos como “operadores del
sentido” (Olmos, 2009: 5). Esto implica poner el trabajo de la gestión cultural al
servicio de los ciudadanos. Al igual que en el caso de los animadores, la
neutralidad no puede ser concebida como una característica de este profesional.
Decir que el gestor cultural trabaja por y para la ciudadanía es concebir como
tarea la necesidad de generar condiciones para el acceso y consumo de los bienes
culturales y además promover su participación en la producción de ellos. Por lo
mismo, como señala Quintana “se trata de abrir unos cauces formales y
efectivos, de la cultura a los ciudadanos, y de éstos a la cultura. Y en esta
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función lo que se espera de la gestión cultural es “racionalidad, eficacia,
disponibilidad y aportación de recursos”, pues el gestor cultural debe añadir
(Quintana, 1995: 152)
Por lo mismo, no puede pensarse en la labor del gestor cultural como una tarea
meramente administrativa. Verla de esa forma implica una concepción
pragmática que olvida el aporte que puede realizar a la construcción de
ciudadanía en una lógica democrática. Tampoco se puede pensar que el gestor
cultural sólo asuma su trabajo desde una dimensión estética, pues hacerlo
subordinaría la gestión cultural a criterios que no siempre guardan relación con
las demandas ciudadanas.
Como bien dice el dicho, el gestor cultural trabaja cuando los demás se
divierten. Eso implica también reconocer que el último tiempo se ha venido
profesionalizando la actividad y que en la actualidad debe cumplir con una serie
de características que definan ese perfil profesional. Entre otras, Olmos (2008:
131) menciona: sensibilidad para percibir al destinatario de su acción; formación
pluridisciplinaria; apertura intelectual para promover el cambio y la innovación;
sensibilidad para escuchar al otro y concordar objetivos comunes; capacidad de
reacción ante lo inesperado; capacidad de adaptación y organización ante los
cambios vertiginosos y para trabajar en equipo; paciencia; actitud de servicio;
creatividad y comprensión de la dimensión administrativa de su tarea.
Para finalizar creo conveniente recoger dos aportes para esta reflexión. En
primer lugar, una tipología más amplia respecto de los agentes activadores que
desarrolla Héctor Ariel Olmos (2008: 123-125), la que queda consignada en el
siguiente cuadro:
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NOMBRES E IDENTIDADES
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semiprofesionales. Es un concepto que nace en México, está vinculado a la
cultura popular, indígena y afro. El trasfondo de la promoción es político.
Colombres dice que la promoción se apoya en una teoría de la cultura y busca
construir la democracia cultural. La comunidad fue concebida como
fundamento y formadora de todos sus miembros, particularmente de
comunidades pobres, en donde la cultura es la clave para su reproducción y
preservación. Las culturas populares generan identidad, pertenencia y
singularidad universal, al tiempo que sintetizan pasado y futuro, tradición y
modernidad, permanencia en el cambio, ritual y vida cotidiana; unidad en la
diversidad. Es decir, la comunidad dinámica y cambiante se actualiza
permanentemente para garantizar su propia renovación. De esta idea parte el
fundamento básico de la promoción cultural como actividad dirigida a estimular
la creación, la difusión y la reproducción de fenómenos culturales, como actos
que permiten un conocimiento y comprensión más allá de las posibilidades
individuales. Para poder superar inercias y renovar su papel transformador, la
promoción cultural se concibió como una praxis de la libertad a la manera
freiriana, es decir, como proceso permanente de reflexión-acción colectiva
para el cambio social; capaz de construir “puentes” que permitan los diálogos
culturales, por los que puedan transitar promotores para crecer y promover el
desarrollo de sus comunidades mediante el conocimiento del “otro”, esa curiosa
experiencia de la “alteridad” que facilita la confrontación con lo ajeno para
fortalecer los procesos de autoafirmación. Una promoción plena de respeto al
otro, sin actitudes colonizadoras, consciente de que en la diferencia y la
diversidad siempre habrá mayor riqueza que en la uniformidad y la
homogeneización. (José Antonio Mac Gregor)
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• MANAGER: este término, utilizado preferentemente en los países anglosajones,
que responde a etimologías similares: man-ag-er (El hombre –man – que hace raíz
latina ag más el sufijo er)
• ADMINISTRADORES CULTURALES: tienen otro nivel de formación (universitario)
y deberían ser, aunque no siempre lo son, “los diseñadores y ejecutores de las
políticas culturales a nivel nacional, regional y urbano, tanto en la función
pública como en la actividad privada. Deberían administrar equitativamente los
recursos en función de construir la democracia cultural. Para Adolfo Colombres,
“las tres lacras de la administración cultural son: academicismo, burocratismo y
eclecticismo”. Por su parte, Martinell (2007) hace una distinción más fina y
asigna al administrador un rol más mecánico, ligado a estructuras públicas, que
el del gestor, más rico, creativo y autónomo.
Para nosotros el gestor cultural reúne rasgos de todas estas posturas los que
variarán y se pondrán en foco según sea el área del Sector Cultural y el contexto
en que se muevan.
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Ambos, gestores y animadores, son profesionales del sistema cultural. Sus roles,
claramente diferenciados, están también definidos desde una dimensión espacio-
temporal. Mientras el animador aporta al proceso de construcción democrática a
partir de intervenciones situadas en el presente (en el aquí y el ahora), el gestor
cultural entiende su trabajo desde la planificación y por lo tanto si bien desde la
acción presente, pensando siempre en la forma de intervenir para el futuro
(proyección).
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http://www.cultura.gob.cl/mec/files/download/marco-de-estadisticas-culturales-chile-2012.pdf
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política pública distinciones y especificidades propias del sector cultural, que
responden a clasificaciones de los dominios y ciclos culturales. (CNCA, 2012: 14)
En términos simples los dominios culturales son las actividades culturales y los
ciclos culturales las funciones asociadas 2.
2
Para entender de mejor manera la forma que el Estado de Chile está organizando un modelo de información para el
sector, revisar Marco de Estadísticas Culturales, MEC, Chile 2012.
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Página 73, Marco de Estadísticas Culturales Chile 2012. http://www.cultura.gob.cl/mec/files/download/marco-de-
estadisticas-culturales-chile-2012.pdf
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• Dominios para las áreas de las artes y la creatividad 4:
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Página 76, Marco de Estadísticas Culturales Chile 2012. http://www.cultura.gob.cl/mec/files/download/marco-de-
estadisticas-culturales-chile-2012.pdf
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Ver páginas 80 y 81 MEC http://www.cultura.gob.cl/mec/files/download/marco-de-estadisticas-culturales-chile-
2012.pdf
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Marco de Estadísticas Culturales Chile 6
Por otra parte, UNESCO reconoce en el siguiente modelo los sectores en los que
los gestores culturales intervienen de manera habitual. Una forma de entender
los sectores es desde la comprensión de las industrias culturales y creativas,
incluyendo la herencia cultural, la creatividad y los medios y las creaciones
funcionales.
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Página 84, Marco de Estadísticas Culturales Chile 2012. http://www.cultura.gob.cl/mec/files/download/marco-de-
estadisticas-culturales-chile-2012.pdf
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Este modelo nos permite reconocer aquellas industrias que gozan de legitimidad
y que de una u otra forma no deben realizar mayores esfuerzos por su
reconocimiento como tales, independientemente si dichas industrias generan
bienes culturales a gran escala o de manera seriada, como lo hacen por ejemplo
los medios de comunicación masiva o si se trata de formas de producción cultural
que responden a lógicas en las que la idea de reproducción no resulta pertinente,
como ocurre con las artesanías.
Olmos (2008: 121) concuerda con esta mirada al señalar que en el ámbito de la
acción de la gestión cultural, la promoción de este tipo de bienes suele moverse
en un espacio más bien restrictivo y orientado casi exclusivamente a la difusión.
El desafío para Olmos (2008: 122) estará marcado por la apertura de ese espacio
y la incorporación de otras subsectores de la actividad cultural, entre ellos
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recomienda considerar: la investigación cultural, la vida cotidiana y creatividad
social; el desarrollo humano y cultural; la creación de espacios culturales
múltiples (en distintas escalas territoriales, con ejes propuestos por los
ciudadanos según sus necesidades y destinados al encuentro vivencial entre
diversos sectores de la población), la orientación en procesos de integración
cultural; la experimentación cultural; la gestión integrada; la educación y
cultura; la cultura joven; la cultura ecológica; la cultura y prevención; la cultura
y derechos humanos; la comunicación cultural; la planificación cultural del
territorio y del espacio social; la coordinación general de políticas
(especialmente política cultural, educacional, científico-técnica, ambiental y
comunicacional); las culturas regionales; las culturas populares; la formación de
mediadores culturales; la promoción sociocultural (encarada seriamente y en
profundidad) y el turismo cultural.
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Danza Bienes del patrimonio Turismo Televisión
monumental Abierta
Libro y Literatura Bienes del patrimonio Prensa Escrita
intangible
Música Museos Radio
Teatro
Sin embargo, el dinamismo del sector y una mirada que entiende la gestión
cultural más desde la oferta que desde la demanda, debiera considerar en el
debate otros subsectores —como plantea especialmente UNESCO— que
rápidamente se han venido constituyendo y definiendo como los software, video
juegos, nuevas formas de esparcimiento y recreación, entre otros.
Para cada subsector sin duda habrá tanto necesidades como asuntos específicos
que atender para su desarrollo, lo importante es cómo la gestión aborda estas
especificidades y los cómo los gestores culturales se preparan para atenderlas.
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SUJETOS DE LA GESTIÓN CULTURAL: LOS PÚBLICOS/PARTICIPANTES
Un primer asunto que aparece como relevante para considerar tiene que ver con
la necesidad de concebir a los públicos de la gestión cultural como un eje central
para la actividad. El gestor cultural ensimismado, que olvida para quién trabaja
no sólo desconoce el propósito y sentido de la actividad, sino que además olvida
su dimensión estratégica.
Una segunda cuestión para consignar, tiene que ver con la noción misma de
público/s. La gestión cultural se orienta cada vez a los requerimientos,
necesidades y problemáticas de grupos específicos – comprendidos por supuesto
en un sistema cultural territorial complejo. Hoy ya no se puede sostener que los
públicos o grupos de interés sean homogéneos. Las motivaciones, hábitos de
consumo, gustos y preferencias, características socio y psicodemográficas, que
entre otras variables definen hoy a los diversos grupos de interés con los que
vincula la gestión y el gestor cultural.
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Asimismo, es relevante reconocer los públicos en los resultados de la Segunda
Encuesta Nacional de Consumo y Participación Cultural,
http://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2012/03/Segunda-Encuesta-
Nacional-de-Participaci%C3%B3n-y-Consumo-Cultural.pdf.
Los instrumentos los entenderemos como los medios que posibilitan y apoyan la
gestión cultural. Es a través de ellos y en una lógica de sistema qué los gestores
culturales van ocupando espacios y haciendo parte de acciones y decisiones que
impulsan el desarrollo del sector.
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Entre ellos y recogiendo la propuesta de Leiva (2010: 7) para el caso chileno, se
pueden reconocer:
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Desde estos instrumentos y como un punto fundamental, es necesario identificar
desde una perspectiva general, institucionalidad cultural chilena vigente. Será
importante entonces reconocer las funciones, tareas, instrumentos y actividades
desarrolladas por:
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El Consejo de Fomento de la Música Nacional apoya, estimula, promueve y
difunde la labor de los autores, compositores, artistas intérpretes y ejecutantes,
recopiladores, investigadores y productores de fonogramas chilenos, forjadores
del patrimonio de la música nacional, para la preservación y fomento de la
identidad cultural. El Consejo fomenta las actividades de personas e
instituciones, que se destaquen en la difusión de la música nacional. Además,
debe convocar anualmente a concursos públicos, para asignar los recursos del
Fondo para el Fomento de la Música Nacional.
www.consejodelacultura.cl
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comunidad nacional y de su inserción en la comunidad internacional. Esto implica
rescatar, conservar, investigar y difundir el patrimonio nacional, considerado en
su más amplio sentido. Su misión es elaborar y coordinar políticas que expresen
las demandas y necesidades de la comunidad relacionados con el patrimonio
cultural, apoyar y asesorar en los niveles técnicos y de gestión a las más diversas
instituciones, organizaciones o personas a fin de respaldar el trabajo que, desde
otras áreas del Estado y de la sociedad civil, se realiceen función de la
promoción y conservación del patrimonio cultural.
www.dibam.cl
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CORFO, que apoya el desarrollo de las empresas chilenas para que estén en
condiciones de competir en los mercados actuales. Su acción abarca desde el
ámbito individual de cada empresa y grupos empresariales que trabajan
asociativamente hasta cadenas de producción, incluyendo clusters o
concentraciones geográficas de empresas e instituciones en torno a una actividad
productiva. También promueve el surgimiento de nuevos negocios, que renueven
y diversifiquen las oportunidades de crecimiento. Por eso, apoya el
emprendimiento innovador y las inversiones, especialmente aquellas que le
permiten a Chile integrarse a redes productivas internacionales de alta
competitividad. Programas del sector apoyados por CORFO son los Programas de
Economía Creativa Valparaíso, Santiago, Valdivia, Antofagasta y Concepción.
www.corfo.cl
Ministerio de Educación
Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos
Consejo de Monumentos Nacionales
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Otros Ministerios o Servicios que a través de sus programas apoyan el ámbito
cultural.
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Dirección Sociocultural de la Presidencia de la República
http://www.direccionsociocultural.gob.cl/
(Fundación de las Familias - Fundación PRODEMU - Fundación Integra - Fundación
Tiempos Nuevos – Fundación Orquestas Juveniles e Infantiles – Fundación
Artesanías de Chile)
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BIBLIOGRAFÍA
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gestión cultural”. Santiago de Chile. Editada por Escuela de Gestores y
Animadores Culturales EGAC, en www.egac.cl, 2009.
• Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura. Página web oficial en español:
http://www.unesco.org/new/es/unesco/
• Puig Toni. Se acabó la diversión. Editorial Paidós. 2004, en
http://burgosciudad21.org/adftp/ideasparalacultura.pdf
• Quintana José María. Relaciones entre la animación sociocultural y la
gestión cultural”, en Pedagogía social: revista interuniversitaria, Nº. 12,
pp.151-156, en
(http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2578026), 1995.
• Rodríguez Darío y Opazo María Pilar. Comunicaciones en la Organización.
Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2007.
• Ventosa Pérez, Victor J. Animación y Gestión Cultural: convergencias y
diferencias; en:http://quadernsanimacio.net; nº 7; enero de 2008.
• Watzlawick. P, Beavin. J, y Jackson, D. Teoría de la Comunicación
Humana. Editorial Herder, Barcelona, pp. 11-71, 1995.
• http://animacionsociocultural.wordpress.com/
• http://animacionsociocultural.wordpress.com/la-animacion-sociocultural-
como-agente-de-intervencion-social/
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