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DIMENSIONES DE LA GESTIÓN

CULURAL

DIPLOMADO VIRTUAL EN GESTIÓN CULTURAL


Texto de apoyo
Unidad 3
Por: María Pilar Bruce Hoyuelos

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Unidad Nº 3 – Qué y cómo gestiono

“Necesitamos creativos y gestores audaces. Sin miedo al ridículo: nadadores


con mallas fosforescentes, a contracorriente. Soñadores contra la estupidez
como estilo de vida”
Toni Puig

Bienvenidos a la tercera unidad de este curso. En este texto de apoyo se


presentará una mirada que busca integrar un conjunto de reflexiones respecto
del sistema de la gestión cultural.

En esa lógica se espera ofrecer algunas respuestas, entre las muchas posibles,
respecto de qué es lo que se gestiona en materia cultural y cómo se lleva a cabo
esa gestión, entendiendo este proceso desde una mirada compleja, dinámica y
movilizadora.

LA GESTIÓN CULTURAL COMO SISTEMA DE RELACIONES

Como ya se señaló en la primera unidad de este curso, entenderemos la gestión


cultural como un sistema, pero no como cualquier tipo de sistema, sino como uno
de relaciones.

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Recordemos la propuesta que nos formulara en esa dirección Fabiola Leiva al
incorporar el siguiente modelo para comprender cómo opera dicho
sistema:

En dicho sistema podemos distinguir un conjunto de interacciones que ponen en


relación a los distintos subsistemas que integran este sistema mayor denominado
gestión cultural. La primera relación que podemos distinguir en este modelo es la
que se construye entre el sistema propiamente tal y su entorno relevante, en
este caso denominado territorio. Esto permite comprender que ningún sistema
puede ser observado si no se hace situadamente.

La interacción sistema-territorio (entorno), como cualquier otra, es por


naturaleza dinámica. Esto quiere decir que cualquier transformación que ocurra
en el territorio impactará en el sistema de gestión cultural y viceversa.

3
Una segunda relación es la que se construye a partir de las permanentes
interacciones al interior del sistema de gestión cultural, ya que ésta no puede ser
desarrollada ni sostenida si no se comprende que tanto los agentes activadores,
como los procesos creativos, los públicos y los instrumentos no están en sintonía
y se movilizan en una misma dirección. Lo que en lógica sistémica se conoce
como sinergia. En palabras de Rodríguez y Opazo “una organización compleja
requiere, para su subsistencia, de un sistema de integración que regule el
conflicto y minimice la yuxtaposición de sus unidades, otorgándole la suficiente
flexibilidad para mantenerse acoplada a su entorno sin colapsar” (Rodríguez y
Opazo, 2007: 326).

Lejos de ofrecer una mirada reduccionista, la Teoría Sistemas Sociales reconoce


como punto de partida el siguiente principio: el sistema es más que la suma de
las partes. De ahí la necesidad de comprender los sistemas, independiente de su
naturaleza, desde una perspectiva compleja.

La integración/desintegración del sistema estará dada por lo tanto por las


interacciones o la comunicación que exista al interior del mismo. “La
comunicación es la célula de que están hechos los sistemas sociales. Si no hay
comunicación, no hay tampoco sistema social”. (Rodríguez y Opazo, 2007: 15).

Desde esa perspectiva no se puede desconocer que la comunicación identifica en


su esencia una doble dimensión: la de contenido y la de relación. Como proponen
Watzlawick, Beavin y Jackson en “Teoría de la Comunicación Humana” no es la
dimensión de contenido la que define a la relación, sino al revés. Es la relación
que construimos con quienes interactuamos la que finalmente terminará por
definir el mensaje que comunicamos.

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La acción coordinada de los agentes activadores, los procesos creativos, los
públicos participantes y los instrumentos, permitirá la consecución de las metas
u objetivos definidos por el sistema.

Asimismo, la falta de interacción entre los miembros del sistema o el aislamiento


de alguno de ellos —como pueden ser de los públicos participantes en los
proyectos culturales dirigidos hacia ellos— lesionará la consecución de objetivos,
especialmente de aquellos que miran a más largo plazo y que buscan profundizar
estados de bienestar para los miembros del sistema.

Así, podemos sostener que si un gestor cultural desconoce las dinámicas propias
de los procesos creativos o no tiene suficiente conocimiento de los
públicos/audiencias a las que quiere llegar, o no está familiarizado con la
institucionalidad cultural vigente, difícilmente podrá llevar a cabo su tarea y
proyectarla.

El desafío entonces tiene que ver con comprender cómo operan los distintos
subsistemas que interactúan en este sistema mayor, denominado gestión
cultural.

Dado que en la segunda unidad ya se profundizó respecto de la noción de


territorio desde la perspectiva de la gestión cultural, en ésta nos detendremos a
analizar los otros cuatro subsistemas claves para nuestra actividad: los agentes
activadores, los procesos creativos, los públicos para los que se realiza la gestión
cultural y los instrumentos para su desarrollo.

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LOS AGENTES ACTIVADORES: ¿ANIMADORES O GESTORES CULTURALES?

Los agentes activadores de la gestión cultural serán todas aquellas personas


(individuos) u organizaciones (colectivos) comprometidos con el desarrollo y
materialización de diversos procesos culturales.

Podemos distinguir entonces como individuos activadores de procesos culturales:


creadores, gestores, animadores, productores, otros profesionales y técnicos de
la cultura y los públicos.

Por otra parte es necesario que distinguir a los agentes activadores colectivos, a
aquellas organizaciones e instituciones que dinamizan, apoyan, fomentan la
acción cultural. Encontramos acá: asociaciones gremiales, cooperativas
organizaciones comunitarias territoriales y funcionales, corporaciones y
fundaciones —todas estas instituciones sin fines de lucro— instituciones públicas
con fines culturales a nivel nacional, regional y local, empresas culturales
(productoras de acción cultural), empresas que apoyan al sector cultural (a
través de patrocinios, auspicios o vía Ley de Donaciones culturales), medios de
comunicación.

Tomando en cuenta entonces que una de las principales características de la


gestión cultural es la interrelación entre actores sociales o entre actores del
sistema de gestión cultural, reconocerlos y vincularse con ellos es fundamental.
Ningún gestor cultural podría impulsar su trabajo sin reconocer y vincularse con
otros agentes activadores desde los creadores hasta los públicos.

Un actor principal de este proceso, impulsor, promotor, activador, quién


desarrolla de manera sistemática esta actividad ha sido denominado en algunos

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casos animador cultural y en otros gestor cultural. ¿Estamos hablando de lo
mismo?

Definitivamente no, una serie de fundamentos incluso de carácter


epistemológico, permitirá formular algunas distinciones entre ambos conceptos.
Sin embargo, es preciso señalar que ambas actividades, la animación y la gestión
cultural, resultan igualmente imprescindibles y por lo tanto deben ser
comprendidas como complementarias.

Para efectos de este curso entenderemos la animación cultural como “…la que
tiene por objeto promover la cultura popular incidiendo en los grupos de
personas, en los colectivos ciudadanos, a fin de hacer que se movilicen
culturalmente y organicen todo tipo de manifestaciones y movimientos
culturales” (Quintana, 1995:151)

En este sentido, la animación sociocultural (ASC) responde a un modelo centrado


en el desarrollo comunitario. Lenoir (citado en
http://animacionsociocultural.wordpress.com/la-animacion-sociocultural-como-
agente- de-intervencion-social/) sostiene que la ASC constituye un “instrumento
adecuado para motivar y ejercer la participación”, pues en definitiva concibe a
los sujetos como protagonistas de su desarrollo y aspira al fortalecimiento de la
sociedad civil a partir de la acción social.

Desde su dimensión práctica, la animación sociocultural pretende intervenir una


serie de subsistemas comunitarios de modo coordinado. Durante el 2010, el
Colectivo por una Educación Intercultural Chiapas 2010 en su Manual para la
Animación Sociocultural, identifica dichos ámbitos, a saber:

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 (Los servicios ofrecidos al territorio (socioeducativos, sociolaborales,
socioculturales, sanitarios, sociales)
 Los diversos profesionales que trabajan en la comunidad (servicios
sociales, educación, cultura, salud)
 Las asociaciones de voluntarios

En dicho manual, producto de la primera experiencia de formación de jóvenes en


éste ámbito, en el Diplomado en Animación Sociocultural implementado en
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México, se define la animación sociocultural
como “un método de intervención, con acciones de práctica social dirigidas a
animar, dar vida, y propiciar el establecimiento de relaciones entre las personas
y la sociedad en general”. (Visitado en
http://mundojas.files.wordpress.com/2011/01/manual-terminado-3-revisado-
marc-y-completado.pdf)

Entendida como una tecnología social, la animación sociocultural pretende


promover un conjunto de actividades sociales y comunitarias, ya sea generando
nuevos canales para la participación o reforzando los que ya han sido probados
por una determinada comunidad.

Quizás uno de los teóricos que más ha contribuido a situar el sentido y alcance de
la animación sociocultural es Ander-Egg (2000) quien sostiene que “hay
animación sociocultural cuando se promueven y movilizan recursos humanos,
mediante un proceso participativo que desenvuelve potencialidades latentes en
los individuos, grupos y comunidades”.

Por su parte, la UNESCO define la animación sociocultural como “el conjunto de


prácticas sociales que tienen como finalidad estimular la iniciativa y la

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participación de las comunidades en el proceso de su propio desarrollo y en la
dinámica global de la vida sociopolítica en la que está integrada”. (Visitado en
http://www.unesco.org/new/es/unesco/)

Dado el sentido y alcance de esta tecnología social, se puede afirmar que las
consecuencias que genera se pueden ubicar en tres ámbitos: 1) personal, es decir
que afecta a cada una de las personas involucradas en el proceso; 2) social, en
la medida que se van transformando las familias, los barrios, las comunidades,
hasta alcanzar a la sociedad civil y 3) cultural, ya que se resignifican y
reconstruyen las identidades culturales. (Visitado en
http://mundojas.files.wordpress.com/2011/01/manual-terminado-3-revisado-
marc-y-completado.pdf)

En este último ámbito, la ASC facilita la construcción de la identidad cultural de


los sujetos, aporta a recuperar los valores, la tradición y las prácticas
compartidas históricamente y fomenta la generación de nuevos procesos y
productos culturales.

Por su parte los gestores culturales son concebidos como “operadores del
sentido” (Olmos, 2009: 5). Esto implica poner el trabajo de la gestión cultural al
servicio de los ciudadanos. Al igual que en el caso de los animadores, la
neutralidad no puede ser concebida como una característica de este profesional.

Decir que el gestor cultural trabaja por y para la ciudadanía es concebir como
tarea la necesidad de generar condiciones para el acceso y consumo de los bienes
culturales y además promover su participación en la producción de ellos. Por lo
mismo, como señala Quintana “se trata de abrir unos cauces formales y
efectivos, de la cultura a los ciudadanos, y de éstos a la cultura. Y en esta

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función lo que se espera de la gestión cultural es “racionalidad, eficacia,
disponibilidad y aportación de recursos”, pues el gestor cultural debe añadir
(Quintana, 1995: 152)

Por lo mismo, no puede pensarse en la labor del gestor cultural como una tarea
meramente administrativa. Verla de esa forma implica una concepción
pragmática que olvida el aporte que puede realizar a la construcción de
ciudadanía en una lógica democrática. Tampoco se puede pensar que el gestor
cultural sólo asuma su trabajo desde una dimensión estética, pues hacerlo
subordinaría la gestión cultural a criterios que no siempre guardan relación con
las demandas ciudadanas.

Como bien dice el dicho, el gestor cultural trabaja cuando los demás se
divierten. Eso implica también reconocer que el último tiempo se ha venido
profesionalizando la actividad y que en la actualidad debe cumplir con una serie
de características que definan ese perfil profesional. Entre otras, Olmos (2008:
131) menciona: sensibilidad para percibir al destinatario de su acción; formación
pluridisciplinaria; apertura intelectual para promover el cambio y la innovación;
sensibilidad para escuchar al otro y concordar objetivos comunes; capacidad de
reacción ante lo inesperado; capacidad de adaptación y organización ante los
cambios vertiginosos y para trabajar en equipo; paciencia; actitud de servicio;
creatividad y comprensión de la dimensión administrativa de su tarea.

Para finalizar creo conveniente recoger dos aportes para esta reflexión. En
primer lugar, una tipología más amplia respecto de los agentes activadores que
desarrolla Héctor Ariel Olmos (2008: 123-125), la que queda consignada en el
siguiente cuadro:

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NOMBRES E IDENTIDADES

Desde hace varias décadas coexisten y a veces se confrontan distintas


nominaciones para designar a los que operan en el campo de la cultura. Las
mismas obedecen a diferentes modelos de análisis y, por lo tanto, a distintas
concepciones político-culturales. Las nociones más generales y comunes son las
siguientes:
• AGENTE: del latín ago. El que hace. Se aplica no solo a los individuos sino
también a instituciones.
• GESTOR: el que genera, el que gerencia. Fuera del ámbito de la cultura, el
término en la Argentina se aplicó a un especialista en trámites, alguien que se
mueve bien entre los meandros de la burocracia. La especificidad cultural
paradójicamente abrió y extendió su sentido. No sólo requiere habilidades
administrativas y políticas sino también una compleja sumatoria de capacidades,
como se verá un poco más adelante.
• ANIMADOR: del latín anima. El que alienta, opera sobre el alma. Quizás sea
más apropiado a la cultura, donde nos movemos con valores, con intangibles. De
todos modos se aplica más a lo “sociocultural” tal como sucede en Francia y
España. En la Argentina esta denominación no ha tenido demasiado éxito. La
animación cultural nace en Francia y Bélgica pensada como una política oficial.
La animación, para Ander Egg, carece de una teoría y es sólo una tecnología
social.
• PROMOTOR: Para Adolfo Colombres el promotor cultural está siempre
inscripto en el marco de la cultura popular (la animación, para él, es más
burocrática y ligada a los países centrales). Sería un agente interno de la
comunidad o de una cultura local. Moviliza y promueve movimientos culturales y
la autogestión. No tiene por qué ser un “especialista” formado, puede ser
voluntario y hacer su actividad en horas no laborables. También los hay

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semiprofesionales. Es un concepto que nace en México, está vinculado a la
cultura popular, indígena y afro. El trasfondo de la promoción es político.
Colombres dice que la promoción se apoya en una teoría de la cultura y busca
construir la democracia cultural. La comunidad fue concebida como
fundamento y formadora de todos sus miembros, particularmente de
comunidades pobres, en donde la cultura es la clave para su reproducción y
preservación. Las culturas populares generan identidad, pertenencia y
singularidad universal, al tiempo que sintetizan pasado y futuro, tradición y
modernidad, permanencia en el cambio, ritual y vida cotidiana; unidad en la
diversidad. Es decir, la comunidad dinámica y cambiante se actualiza
permanentemente para garantizar su propia renovación. De esta idea parte el
fundamento básico de la promoción cultural como actividad dirigida a estimular
la creación, la difusión y la reproducción de fenómenos culturales, como actos
que permiten un conocimiento y comprensión más allá de las posibilidades
individuales. Para poder superar inercias y renovar su papel transformador, la
promoción cultural se concibió como una praxis de la libertad a la manera
freiriana, es decir, como proceso permanente de reflexión-acción colectiva
para el cambio social; capaz de construir “puentes” que permitan los diálogos
culturales, por los que puedan transitar promotores para crecer y promover el
desarrollo de sus comunidades mediante el conocimiento del “otro”, esa curiosa
experiencia de la “alteridad” que facilita la confrontación con lo ajeno para
fortalecer los procesos de autoafirmación. Una promoción plena de respeto al
otro, sin actitudes colonizadoras, consciente de que en la diferencia y la
diversidad siempre habrá mayor riqueza que en la uniformidad y la
homogeneización. (José Antonio Mac Gregor)

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• MANAGER: este término, utilizado preferentemente en los países anglosajones,
que responde a etimologías similares: man-ag-er (El hombre –man – que hace raíz
latina ag más el sufijo er)
• ADMINISTRADORES CULTURALES: tienen otro nivel de formación (universitario)
y deberían ser, aunque no siempre lo son, “los diseñadores y ejecutores de las
políticas culturales a nivel nacional, regional y urbano, tanto en la función
pública como en la actividad privada. Deberían administrar equitativamente los
recursos en función de construir la democracia cultural. Para Adolfo Colombres,
“las tres lacras de la administración cultural son: academicismo, burocratismo y
eclecticismo”. Por su parte, Martinell (2007) hace una distinción más fina y
asigna al administrador un rol más mecánico, ligado a estructuras públicas, que
el del gestor, más rico, creativo y autónomo.

Para nosotros el gestor cultural reúne rasgos de todas estas posturas los que
variarán y se pondrán en foco según sea el área del Sector Cultural y el contexto
en que se muevan.

Y en segundo término, un cuadro comparativo propuesto por Ventosa (2008: 6) en


el que se consideran las relaciones y diferencias entre los gestores culturales y
los animadores socioculturales:

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Ambos, gestores y animadores, son profesionales del sistema cultural. Sus roles,
claramente diferenciados, están también definidos desde una dimensión espacio-
temporal. Mientras el animador aporta al proceso de construcción democrática a
partir de intervenciones situadas en el presente (en el aquí y el ahora), el gestor
cultural entiende su trabajo desde la planificación y por lo tanto si bien desde la
acción presente, pensando siempre en la forma de intervenir para el futuro
(proyección).

De todas formas, debe dejarse en claro que las distinciones formuladas en el


texto no tienen otro propósito que servir a la diferenciación necesaria para
proponer aproximaciones conceptuales sobre las ideas de animador y gestor
cultural, pues ambos se complementan y refuerzan al construir sentido, trabajar
por la práctica y para el bien-estar suyo y de otros.

LOS PROCESOS CREATIVOS/CULTURALES O SECTORES DE INTERVENCIÓN

Entenderemos los procesos creativos culturales como los “sectores o subsectores


culturales que comprenden la acción del gestor cultural. Son el objeto de las
interrelaciones entre los actores del sistema que comparten la producción
cultural y la vida cotidiana/simbólica y productiva natural y cultural” (Leiva,
2008: 3).

El Marco de Estadísticas Cultural MEC Chile 2012 1, nos es útil a la hora de


observar cómo se va comprendiendo el sector cultural en el país, este si bien
tiene como objetivo generar un modelo de organización de información del
sector, nos permite reconocer cómo se van delimitando y reconociendo desde la

1
http://www.cultura.gob.cl/mec/files/download/marco-de-estadisticas-culturales-chile-2012.pdf

15
política pública distinciones y especificidades propias del sector cultural, que
responden a clasificaciones de los dominios y ciclos culturales. (CNCA, 2012: 14)

En términos simples los dominios culturales son las actividades culturales y los
ciclos culturales las funciones asociadas 2.

El MEC plantea los siguientes dominios:


• Dominio Patrimonio 3:

2
Para entender de mejor manera la forma que el Estado de Chile está organizando un modelo de información para el
sector, revisar Marco de Estadísticas Culturales, MEC, Chile 2012.
3
Página 73, Marco de Estadísticas Culturales Chile 2012. http://www.cultura.gob.cl/mec/files/download/marco-de-
estadisticas-culturales-chile-2012.pdf

16
• Dominios para las áreas de las artes y la creatividad 4:

Por ciclos culturales comprende 5: Investigación, Creación, Producción,


Interpretación, Difusión y Distribución, Puesta en valor, Puesta en uso,
Comercialización, Exhibición, Conservación/restauración, Apropiación, Consumo.

En síntesis —según gráfico siguiente— el MEC Chile “intenta dar cuenta de la


dinámica de las fases del ciclo cultural” (CNCA, 2012: 82) representación espiral
que contiene las fases del ciclo y de la “diversidad y dinámica de los distintos
ciclo atingentes a los dominios correspondientes” (CNCA, 2012: 82)

4
Página 76, Marco de Estadísticas Culturales Chile 2012. http://www.cultura.gob.cl/mec/files/download/marco-de-
estadisticas-culturales-chile-2012.pdf
5
Ver páginas 80 y 81 MEC http://www.cultura.gob.cl/mec/files/download/marco-de-estadisticas-culturales-chile-
2012.pdf

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Marco de Estadísticas Culturales Chile 6

Por otra parte, UNESCO reconoce en el siguiente modelo los sectores en los que
los gestores culturales intervienen de manera habitual. Una forma de entender
los sectores es desde la comprensión de las industrias culturales y creativas,
incluyendo la herencia cultural, la creatividad y los medios y las creaciones
funcionales.

El concepto industrias culturales en este caso es abordado de manera restringida


ya que, como se sabe, toda producción humana es al mismo tiempo cultural.

6
Página 84, Marco de Estadísticas Culturales Chile 2012. http://www.cultura.gob.cl/mec/files/download/marco-de-
estadisticas-culturales-chile-2012.pdf

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Este modelo nos permite reconocer aquellas industrias que gozan de legitimidad
y que de una u otra forma no deben realizar mayores esfuerzos por su
reconocimiento como tales, independientemente si dichas industrias generan
bienes culturales a gran escala o de manera seriada, como lo hacen por ejemplo
los medios de comunicación masiva o si se trata de formas de producción cultural
que responden a lógicas en las que la idea de reproducción no resulta pertinente,
como ocurre con las artesanías.

Olmos (2008: 121) concuerda con esta mirada al señalar que en el ámbito de la
acción de la gestión cultural, la promoción de este tipo de bienes suele moverse
en un espacio más bien restrictivo y orientado casi exclusivamente a la difusión.

En este espacio se privilegian las siguientes actividades:


 artísticas, a través de la producción y/o difusión de espectáculos de
distinto tipo (teatro, danza, música, recitales, eventos, festivales, etc.);
la formación (educación por y para el arte); el fomento (premios
literarios, jornadas, congresos, etc.);
 científicas (no siempre);
 museísticas y de conservación del patrimonio (generalmente el tangible,
monumentos, lugares históricos, etc.);
 de promoción cultural (también centradas, por lo general, sólo en
actividades artísticas y/o artístico-pedagógicas);
 de extensión y apoyo general a través de determinados servicios y
equipamientos (bibliotecas, filmotecas, videotecas, etc.);
 de capacitación cultural.

El desafío para Olmos (2008: 122) estará marcado por la apertura de ese espacio
y la incorporación de otras subsectores de la actividad cultural, entre ellos

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recomienda considerar: la investigación cultural, la vida cotidiana y creatividad
social; el desarrollo humano y cultural; la creación de espacios culturales
múltiples (en distintas escalas territoriales, con ejes propuestos por los
ciudadanos según sus necesidades y destinados al encuentro vivencial entre
diversos sectores de la población), la orientación en procesos de integración
cultural; la experimentación cultural; la gestión integrada; la educación y
cultura; la cultura joven; la cultura ecológica; la cultura y prevención; la cultura
y derechos humanos; la comunicación cultural; la planificación cultural del
territorio y del espacio social; la coordinación general de políticas
(especialmente política cultural, educacional, científico-técnica, ambiental y
comunicacional); las culturas regionales; las culturas populares; la formación de
mediadores culturales; la promoción sociocultural (encarada seriamente y en
profundidad) y el turismo cultural.

Esta propuesta, evidentemente no es de naturaleza perentoria, pues debe


responder a decisiones situadas. No en todos los países los sectores culturales y
los subsectores son comprendidos de la misma forma y la experiencia de uno de
ellos no tiene por qué ser replicada de la misma forma en otro.

En la década pasado para el caso chileno por ejemplo, la clasificación recogida


por López y Poblete (2004: 7) reconoce la siguiente organización de los sectores y
subsectores culturales:

Áreas artísticas Patrimonio Recreación Medios de


(Creación) Comunicación
Audiovisual Archivos Deporte Internet
Artes Visuales Bibliotecas Esparcimiento Televisión
pagada

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Danza Bienes del patrimonio Turismo Televisión
monumental Abierta
Libro y Literatura Bienes del patrimonio Prensa Escrita
intangible
Música Museos Radio
Teatro

Sin embargo, el dinamismo del sector y una mirada que entiende la gestión
cultural más desde la oferta que desde la demanda, debiera considerar en el
debate otros subsectores —como plantea especialmente UNESCO— que
rápidamente se han venido constituyendo y definiendo como los software, video
juegos, nuevas formas de esparcimiento y recreación, entre otros.

Ahora en términos del quehacer por ejemplo desde el Consejo Nacional de la


Cultura y las Artes —CNCA— se comprenden como sectores/subsectores culturales
de los cuales se hace cargo la gestión, sectores tradicionales para el sector
como: libro y lectura, música, cine y audiovisual, artes escénicas: teatro, danza
y artes circenses, artes visuales y fotografía, patrimonio, artesanía, educación, a
los que se han sumado pertinentemente, diseño, arquitectura, nuevos medios y
gastronomía en 2016, para todos ellos el CNCA ha definido un espacio
institucional que gestiona acción en la materia correspondiente como: Consejos,
Departamentos, Secciones, Unidades.

Para cada subsector sin duda habrá tanto necesidades como asuntos específicos
que atender para su desarrollo, lo importante es cómo la gestión aborda estas
especificidades y los cómo los gestores culturales se preparan para atenderlas.

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SUJETOS DE LA GESTIÓN CULTURAL: LOS PÚBLICOS/PARTICIPANTES

Un primer asunto que aparece como relevante para considerar tiene que ver con
la necesidad de concebir a los públicos de la gestión cultural como un eje central
para la actividad. El gestor cultural ensimismado, que olvida para quién trabaja
no sólo desconoce el propósito y sentido de la actividad, sino que además olvida
su dimensión estratégica.

Una segunda cuestión para consignar, tiene que ver con la noción misma de
público/s. La gestión cultural se orienta cada vez a los requerimientos,
necesidades y problemáticas de grupos específicos – comprendidos por supuesto
en un sistema cultural territorial complejo. Hoy ya no se puede sostener que los
públicos o grupos de interés sean homogéneos. Las motivaciones, hábitos de
consumo, gustos y preferencias, características socio y psicodemográficas, que
entre otras variables definen hoy a los diversos grupos de interés con los que
vincula la gestión y el gestor cultural.

Una manera de reconocer un tipo de público/asistente es conocer los resultados


de encuestas de participación cultural o de cultura y tiempo libre.
Periódicamente el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes junto al Instituto
Nacional de Estadísticas publican resultados del Anuario de Cultura y Tiempo
Libre que nos da luces de la asistencia/interés y consumo de productos culturales
de los ciudadanos, revisar esta encuesta puede ser relevante para nuestros
procesos de diagnóstico y la toma de decisiones en procesos de diseño de
proyectos. Mirar el resumen 2003 a 2010 nos puede dar interesantes luces de los
movimientos de los sectores culturales y los intereses de los públicos:
http://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2012/03/Anuario-de-Cultura-8-
A%C3%B1os.pdf (Para ver los informes anuales pueden consultar www.ine.cl).

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Asimismo, es relevante reconocer los públicos en los resultados de la Segunda
Encuesta Nacional de Consumo y Participación Cultural,
http://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2012/03/Segunda-Encuesta-
Nacional-de-Participaci%C3%B3n-y-Consumo-Cultural.pdf.

Los destinatarios (usuarios) tampoco son los únicos públicos de la gestión


cultural, en ese sentido debe ampliarse la mirada y reconocer que, por ejemplo,
la institucionalidad cultural también constituye un público para la gestión
cultural y en ocasiones uno no menor, ya para muchos gestores encuentran allí el
financiamiento para sus emprendimientos. Lo mismo ocurre hoy con otros actores
como los empresarios, las universidades y los medios de comunicación, por citar
algunos casos. Pero ya profundizaremos en ello. Por ahora sólo se enuncia,
también a modo de provocación.

Por último, es necesario precisar que por la naturaleza de la gestión cultural,


muchos de los públicos agrupados o comprendidos como parte de la
institucionalidad vigente, tienen doble militancia. ¿A qué nos referimos con
esto?: son público e instrumento al mismo tiempo.

LOS INSTRUMENTOS PARA LA GESTIÓN CULTURAL

Los instrumentos los entenderemos como los medios que posibilitan y apoyan la
gestión cultural. Es a través de ellos y en una lógica de sistema qué los gestores
culturales van ocupando espacios y haciendo parte de acciones y decisiones que
impulsan el desarrollo del sector.

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Entre ellos y recogiendo la propuesta de Leiva (2010: 7) para el caso chileno, se
pueden reconocer:

 Políticas: establecen los cursos de acción para abordar los problemas o


para proporcionar los bienes y servicios a la sociedad. La política es
ejercida por los diversos agentes sociales.
 Legislación: es el conjunto de leyes y normas que conforman la estructura
jurídica en torno a la creación, difusión y conservación del arte y cultura
para el país.
 Infraestructuras: entendidas como los espacios físicos – especializados y
no especializados – que integran un conjunto de elementos y servicios
necesarios para el funcionamiento de una organización, o servicio cultural,
desde la creación, exhibición, difusión y comercialización de los procesos
creativos representados por sectores y subsectores culturales.
 Espacios de formación: como los espacios de aprendizajes y
conocimientos en torno a las materias que abordan las artes y la cultura,
desde espacios académicos formales y programas sin acreditación.

El siguiente cuadro (Leiva, 2010: 8) nos permite visualizar y situar estos


instrumentos:

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Desde estos instrumentos y como un punto fundamental, es necesario identificar
desde una perspectiva general, institucionalidad cultural chilena vigente. Será
importante entonces reconocer las funciones, tareas, instrumentos y actividades
desarrolladas por:

El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) es el órgano del Estado


encargado de implementar las políticas públicas para el desarrollo cultural. Su
misión es promover un desarrollo cultural armónico, pluralista y equitativo entre
los habitantes del país, a través del fomento y difusión de la creación artística
nacional; así como de la preservación, promoción y difusión del patrimonio
cultural chileno, adoptando iniciativas públicas que estimulen una participación
activa de la ciudadanía en el logro de tales fines. El Consejo fue creado por la
Ley 19.891, que entró en vigencia el 23 de agosto de 2003. A nivel regional el
CNCA se desconcentra en Consejos Regionales de Cultura y las Artes y sus
Direcciones respectivas.
www.consejodelacultura.cl

El Consejo Nacional del Libro y la Lectura, propone las políticas de desarrollo


en su área y asigna los recursos del Fondo Nacional de Fomento del Libro y la
Lectura, a través de convocatorias anuales a concursos públicos. El objetivo de
este fondo es apoyar y promover proyectos, programas y acciones de apoyo a la
creación literaria, la promoción de la lectura, la industria del libro, la difusión de
la actividad literaria y el fortalecimiento de las bibliotecas públicas. A través de
becas, pasantías y premiaciones, el Consejo del Libro también promueve la
formación de los creadores y estimula su actividad.
www.consejodelacultura.cl

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El Consejo de Fomento de la Música Nacional apoya, estimula, promueve y
difunde la labor de los autores, compositores, artistas intérpretes y ejecutantes,
recopiladores, investigadores y productores de fonogramas chilenos, forjadores
del patrimonio de la música nacional, para la preservación y fomento de la
identidad cultural. El Consejo fomenta las actividades de personas e
instituciones, que se destaquen en la difusión de la música nacional. Además,
debe convocar anualmente a concursos públicos, para asignar los recursos del
Fondo para el Fomento de la Música Nacional.
www.consejodelacultura.cl

El Consejo del Arte y la Industria Audiovisual es un organismo sectorial


amparado en el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, creado a partir de la
promulgación de la ley 19.981 de Fomento Audiovisual. Su objetivo es el
desarrollo, fomento, difusión, protección y preservación de las obras
audiovisuales nacionales y de la industria audiovisual, así como la investigación y
el desarrollo de nuevos lenguajes audiovisuales. Este Consejo cuenta con el
Fondo de Fomento Audiovisual, destinado al financiamiento de proyectos,
programas, actividades y acciones de fomento de la actividad audiovisual
nacional, mediante concursos públicos, licitaciones, asignaciones directas y la
entrega de premios anuales.
http://chileaudiovisual.cultura.gob.cl/

Dependientes del Ministerio de Educación podemos encontrar:

La Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Dibam, cuya misión es


promover el conocimiento, la creación, la recreación y la apropiación
permanente del patrimonio cultural y la memoria colectiva del país,
contribuyendo a los procesos de construcción de identidades y al desarrollo de la

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comunidad nacional y de su inserción en la comunidad internacional. Esto implica
rescatar, conservar, investigar y difundir el patrimonio nacional, considerado en
su más amplio sentido. Su misión es elaborar y coordinar políticas que expresen
las demandas y necesidades de la comunidad relacionados con el patrimonio
cultural, apoyar y asesorar en los niveles técnicos y de gestión a las más diversas
instituciones, organizaciones o personas a fin de respaldar el trabajo que, desde
otras áreas del Estado y de la sociedad civil, se realiceen función de la
promoción y conservación del patrimonio cultural.
www.dibam.cl

El Consejo de Monumentos Nacionales es el organismo técnico del Estado de


Chile encargado de la protección y tuición del patrimonio cultural y natural de
carácter monumental, velando por su identificación, protección oficial,
supervisión, conservación y puesta en valor, potenciando su aporte a la identidad
y al desarrollo humano. Sus funciones básicas son otorgar protección oficial a
bienes del patrimonio cultural; proteger y velar por la conservación de los
Monumentos Nacionales; supervisar y autorizar las intervenciones en Monumentos
Nacionales; elaborar proyectos y normas de intervención en Monumentos
Nacionales; gestionar la adquisición por parte del Estado de los bienes que
convenga que sean de su propiedad; llevar el Registro de Museo; participar en el
Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental en lo relativo a patrimonio
monumental; operar como organismo técnico encargado de los bienes culturales
de la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural de
la UNESCO.
www.monumentos.cl

Asimismo, en la actualidad un organismo relevante para el apoyo al sector


cultural es la Corporación de Fomento y Reconstrucción, más conocida como

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CORFO, que apoya el desarrollo de las empresas chilenas para que estén en
condiciones de competir en los mercados actuales. Su acción abarca desde el
ámbito individual de cada empresa y grupos empresariales que trabajan
asociativamente hasta cadenas de producción, incluyendo clusters o
concentraciones geográficas de empresas e instituciones en torno a una actividad
productiva. También promueve el surgimiento de nuevos negocios, que renueven
y diversifiquen las oportunidades de crecimiento. Por eso, apoya el
emprendimiento innovador y las inversiones, especialmente aquellas que le
permiten a Chile integrarse a redes productivas internacionales de alta
competitividad. Programas del sector apoyados por CORFO son los Programas de
Economía Creativa Valparaíso, Santiago, Valdivia, Antofagasta y Concepción.
www.corfo.cl

Asimismo, si observamos las instituciones públicas culturales —que cumplen


funciones exclusivas o complementarias en cultura— a nivel de territorio:
país/región/comuna, nos encontramos con lo siguiente:

Niveles Territoriales de Gestión de los Organismos Públicos:

a.- Organismos Nivel Nacional


Consejo Nacional de la Cultura y las Artes
Consejo Nacional del Libro y la Lectura
Consejo de Fomento de la Música Nacional
Consejo del Arte y la Industria Audiovisual

Ministerio de Educación
Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos
Consejo de Monumentos Nacionales

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Otros Ministerios o Servicios que a través de sus programas apoyan el ámbito
cultural.

b.- Organismo a Nivel Regional


Consejos Regionales y Direcciones Regionales de la Cultura y las Artes
Gobiernos Regionales
Entidades desconcentradas de otros Ministerios o Servicios públicos

c.- Nivel Local


Municipios

Finalmente, otros organismos públicos relevantes a considerar para el trabajo


cultural son:

Ministerio de Relaciones Exteriores


www.minrel.cl
Dirección de Asuntos Culturales
http://www.dirac.gob.cl
Agencia Chilena de Cooperación Internacional de Chile
http://www.agci.cl/

Ministerio de Economía, Fomento y Turismo


www.economia.cl
Servicio Nacional de Turismo
www.sernatur.cl
Servicio de Cooperación Técnica SERCOTEC
http://www.sercotec.cl/

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Dirección Sociocultural de la Presidencia de la República
http://www.direccionsociocultural.gob.cl/
(Fundación de las Familias - Fundación PRODEMU - Fundación Integra - Fundación
Tiempos Nuevos – Fundación Orquestas Juveniles e Infantiles – Fundación
Artesanías de Chile)

Ministerio de Obras Públicas


www.arquitecturamop.cl
(Dirección de Arquitectura)

Ministerio de Desarrollo Social


www.ministeriodesarrollosocial.gob.cl
(Instituto Nacional de la Juventud INJUV - Corporación Nacional de Desarrollo
Indígena CONADI – Servicio Nacional de la Discapacidad SENADIS, Fondo de
Solidaridad e Inversión Social FOSIS – Servicio Nacional del Adulto Mayor SENAMA.

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BIBLIOGRAFÍA

• Ander-Egg Ezequiel. Metodología y práctica de la Animación Sociocultural.


Plaza Edición, Madrid, 2000.
• Colectivo por una Educación Intercultural, Chiapas, “Manual para la
Animación Sociocultural, en
http://mundojas.files.wordpress.com/2011/01/manual-terminado-3-
revisado-marc-y-completado.pdf), 2010.
• Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, CNCA “Marco de Estadísticas
Culturales”, Chile, 2012.
http://www.cultura.gob.cl/mec/files/download/marco-de-estadisticas-
culturales-chile-2012.pdf
• Leiva Fabiola. Texto de Apoyo elaborado para el Diplomado Virtual en
Gestión Cultural. Escuela de Periodismo PUCV, 2010.
• Leiva Fabiola. Texto de Apoyo Unidad 1, Curso Dimensiones de la gestión
cultural, elaborado para el Diplomado Virtual en Gestión Cultural. Escuela
de Periodismo PUCV, 2012.
• López Loreto y Poblete Paula. Indicadores para el Sector Cultural en Chile.
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Iberoamericano de Gestión Cultural, en
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• Olmos Héctor Ariel. Gestión cultural y desarrollo, en
http://www.aecid.es/galerias/cooperacion/Cultural/descargas/Gestion_C
ultural.pdf, 2008.
• Olmos Héctor Ariel. Política cultural, gestión, identidad y territorio.
Ponencia presentada al “Primer Encuentro Nacional de Gestores y
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Animadores Culturales EGAC, en www.egac.cl, 2009.
• Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura. Página web oficial en español:
http://www.unesco.org/new/es/unesco/
• Puig Toni. Se acabó la diversión. Editorial Paidós. 2004, en
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• Quintana José María. Relaciones entre la animación sociocultural y la
gestión cultural”, en Pedagogía social: revista interuniversitaria, Nº. 12,
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• Rodríguez Darío y Opazo María Pilar. Comunicaciones en la Organización.
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• Ventosa Pérez, Victor J. Animación y Gestión Cultural: convergencias y
diferencias; en:http://quadernsanimacio.net; nº 7; enero de 2008.
• Watzlawick. P, Beavin. J, y Jackson, D. Teoría de la Comunicación
Humana. Editorial Herder, Barcelona, pp. 11-71, 1995.
• http://animacionsociocultural.wordpress.com/
• http://animacionsociocultural.wordpress.com/la-animacion-sociocultural-
como-agente-de-intervencion-social/

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