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Unidad I: De la utopía a los objetivos
1. Texto de apoyo
Desarrollar un proyecto no es cosa de un día para otro. Pero seamos honestos, existen
quienes a la hora de elaborar un proyecto, en este caso para un fondo concursable de
cultura, dicen voy a reciclar un proyecto viejo que se hizo más menos en el formato
que ahora me piden, y así medio reciclado postulo igual y en una de esas me lo gano.
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Es posible que quien haga esto tenga una chance de obtener dicho fondo, tomando en
cuenta que probablemente esta persona habrá escrito más de un proyecto, tendrá
cierta experiencia en ello y que efectivamente muchos proyectos se postulan para su
financiamiento en formatos similares. Y claro, puede tener éxito en su postulación,
pero a no confundir: cada proyecto es único, cada proyecto necesita tiempo y
planificación.
Un proyecto es lo que hay que hacer, es decir, aquel desafío que centra nuestra
atención para conseguirlo, integrando diversos elementos para una construcción
permanente.
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Recapitulando: Planificación para la gestión de proyectos
También revisamos que el primer paso para planificar es tener o detectar una
insatisfacción con un orden, o con un aspecto del orden social, y que esta
inconformidad sea compartida entre diversas personas. Este hecho sirve para explicar
que los proyectos tienen una raíz en nuestra sociedad (no nacen de la nada) y que a su
vez tienen un sentido colectivo (no me afecta solamente a mí).
Vamos a un caso. ¿Por qué se crea el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en
Chile? De las variadas respuestas, demos una: Porque existía una ausencia de
institucionalidad cultural, lo que redundaba en un quehacer artístico cultural poco
orgánico, con poco respaldo estatal, en una desatención sistemática a los procesos
culturales al interior del Estado-Nación, y porque la creación artística y sus cultores
estaban en desigualdad de oportunidades con otras áreas de la creación en Chile, entre
otras razones. Es decir, había razones de nuestro orden social y razones compartidas
por un conjunto de personas, agrupaciones y sectores, para considerar que un proyecto
como el del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes era viable.
Pero qué ocurre, por ejemplo, con el señor Carlos Guzmán, que vive en Cañete, Región
del Bío Bío, que hace años pinta cuadros al óleo y que lamenta que su obra no sea
valorada, porque en su opinión (y probablemente la de su familia) su obra es muy
importante, mas no le queda otra que resignarse porque, tal como él dice, en Chile "no
se valora la cultura". En este caso, hay una insatisfacción personal, no colectiva y, por
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lo tanto, una planificación para el desarrollo de un proyecto que cree capital social no
tendría sentido. ¿Cuándo adquiriría sentido desde el capital social la queja de Carlos?
Solamente cuando su percepción y descontento, sea también la de un colectivo de
creadores (una suma de individualidades o de personas agrupadas previamente) que
detectan una insatisfacción en sus redes de difusión y circulación de obra, entendiendo
que allí está la traba para que la población acceda a la obra que crean y, por ende,
entreguen una valoración al quehacer creativo que permita enriquecer el capital
social.
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Veámoslo de otra forma. La insatisfacción, o aquello contra lo que nos rebelamos, en el
caso del libro que queremos publicar será la necesidad de investigar y publicar sobre la
memoria histórica de un pueblo que tiende a desaparecer, como una manera de
resguardar el patrimonio; en el caso del teatro, será el poco acceso de comunidades
rurales a manifestaciones de las artes escénicas, con lo injusto que resulta eso en
comparación con comunidades urbanas; en el caso de la biblioteca, será el sueño de
que más niños y niñas accedan a la lectura y tengan una mejor apreciación del leer
como una actividad formativa y entretenida; o en el caso de la plaza, tener mejores
espacios de convivencia vecinal a partir del reconocimiento del quehacer artístico
local, dadas las prácticas de vivir la vida en privado que han inundado a dicha
comunidad, etc.
Con lo anterior, quiero hincar el dedo en que hacemos algo porque no está hecho, o si
está hecho, no está como queremos, o si es como queremos, lo queremos replicar en
otro lugar, o porque se dejó de hacer. Siempre hay algo que queremos lograr, a partir
de una insatisfacción, y para ello solamente basta observar con cierta perspectiva. Y la
insatisfacción no viene sola, no es huérfana, existe en un contexto y también afecta a
otros, a otros que existen en una realidad determinada y en un(os) territorio(s)
determinados.
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Localizando la insatisfacción, encontrando el problema mapeando el territorio
a.- Debemos identificar las dinámicas territoriales. Tal como señaló el curso
Planificación y Territorio, debemos observar las variables demográficas (cuánta gente
vive en nuestro territorio, qué edades tienen, etc), económicas (cuáles son los ingresos
promedio, qué producción se realiza), sociales (qué grados de asociatividad existen,
cuántas y cómo son las organizaciones), culturales (qué practicas culturales se
reconocen, cuál es la situación del quehacer artístico, qué grados de interculturalidad
hay, qué practicas están permitidas y cuáles no), políticas (qué discursos hegemónicos
existen, cuáles son los debates políticos en el territorio, qué participación está
institucionalizada como política, qué disputas existen).
b.- Identificar las características sectoriales del territorio. Esto se liga al interés
particular del descontento, y de las áreas que lo circundan. Es decir, si mi descontento
se liga con el poco conocimiento del trabajo con cerámica en la comuna de Talagante,
por parte de las nuevas generaciones, debo conocer cuáles son las características de la
creación, producción, comercialización, circulación, difusión y educación respecto a la
cerámica y a la artesanía, tanto en la comuna como en la provincia y en la región.
Deberé, también, interesarme por áreas que la abarcan y circundan, como es el
patrimonio, comercio, turismo, educación y medios.
c.- Mapear a los actores. Es de perogrullo reconocer que no estamos solos y que los
otros son importantes en el estado actual de las cosas, y en el posible estado futuro.
Pueden ser nuestros socios, o no, nuestras fuentes de recursos o una traba para ello.
Por ende, debemos desarrollar un mapa de actores, donde identifiquemos y
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clasifiquemos a los actores, donde identifiquemos sus funciones y roles, de manera de
conseguir un análisis que nos permita hacer un mapa de posición y de relaciones.
A partir de este análisis podremos ver con quienes estamos más cerca, más lejos, con
quienes tenemos cercanías y de qué manera se pueden fraguar alianzas y asociatividad.
(ver cuadro adjunto con mapa de actores en material adicional del curso).
Y cuando decimos quienes, nos referimos a nosotros, pero quiénes somos nosotros. Esta
pregunta es necesario resolverla para comenzar a soñar. ¿Por qué? Porque si bien soñar
no tiene límites, sí debe tener parámetros a la hora de esperar que esos sueños se
transformen en realidad mediante nuestras acciones. Agosto de este año estará lleno
de imágenes en televisión que mostrarán distintos deportes olímpicos y grandes
rendimientos atléticos. Muchos se entusiasmarán por la práctica deportiva, pero un
señor de 37 años, con 80 kilos de peso y que carga con un sedentarismo a cuestas, no
podrá – por mucho que sueñe – hacer los 200 metros planos en 21 segundos. ¿Podría
bajar su tiempo en el futuro? Probablemente sí, pero siempre y cuando se conozca
(análisis médico) y conozca las posibilidades del contexto en el que se sitúa (sus
horarios laborales, los tiempos que le demanda su familia, la contaminación de la
ciudad en que vive, la existencia de lugares para la práctica deportiva en su entorno,
etc.).
Para soñar, repito, debemos saber quiénes somos, y con esto me refiero al equipo
involucrado en un proyecto, o a la persona encargada de un proyecto y su equipo, que
son parte de un grupo mayor que está afectado por una situación de insatisfacción.
Debemos reconocer nuestras capacidades (en el área específica, en el trabajo en
grupos), nuestras experiencias (en el tema en específico y en otros), nuestros
rendimientos (en rendimientos a largo plazo, bajo presión, etc.).
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Como grupo, equipo u organización, necesitamos reconocer nuestras características,
preguntarnos si somos un grupo consolidado, emergente, si solamente aceptamos
jóvenes, si somos un grupo transversal cultural y socioeconómicamente; necesitamos
saber cómo nos desempeñamos, cuál es nuestra capacidad real de ejecutar acciones,
de programar, de trabajo en conjunto, necesitamos saber qué grados de asociatividad
tenemos, si participamos de redes de intercambio y cómo son esas redes de
intercambio, cómo nos ven los demás.
En este autodiagnóstico nos servirá el habitual, pero no por eso menos pertinente,
FODA, que reconocerá nuestras Fortalezas y Debilidades, y reconocerá las
Oportunidades y Amenazas que nos presenta el entorno.
Sigamos con el caso de la cerámica de Talagante. Un breve análisis FODA, en este caso,
podría decir lo siguiente:
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Ojo, para diagnosticar nuestra realidad debemos considerar que existen fuentes
directas e indirectas.
Como fuentes directas, está nuestra propia observación, focus group, encuestas,
cuestionarios, cabildos, entre otras formas de acceder a información de primera mano,
no mediada por nada más que nuestras palabras, en encuentros basados en el cara a
cara, o en experiencias cara a cara.
Como fuentes indirectas, comprendemos aquel material que sirve para documentarnos
sobre una realidad determinada. Aquí entran informes sectoriales, documentos
estadísticos, análisis, recortes de prensa, cartografías, instructivos gubernamentales,
leyes, bases, etc.
Este material, nuestros análisis, nuestro diagnóstico, nos llevarán a tener un estado de
la realidad, un mapa del territorio, nos va a ayudar a no andar a ciegas. Bien sabemos
que andar a ciegas nos puede llevar a darnos de bruces con una realidad que no
esperábamos. Para culminar este punto déjenme contarles una breve anécdota de una
comuna del Chile central.
Sucedía en esta comuna del Chile central que se avecinaban las elecciones
parlamentarias, y una candidata a diputada estaba en plena campaña. Recorría las
calles, asistía a meetings, visitaba organizaciones comunales, es decir, hacía campaña.
Un día sábado tenía programadas actividades de campaña en las que esperaba primero,
congregar a sus adherentes y, luego, salir a recorrer las calles en lo que se denomina
“puerta a puerta”. Lo que no contemplaba la candidata es que ese día la selección de
fútbol de Chile jugaba un partido de fútbol, válido por las clasificatorias sudamericanas
a un campeonato mundial de fútbol. Favorablemente, para ella, un asesor le señaló
que ese día jugaba la selección y ella dijo, “¿y qué tiene?”, preguntándose por qué le
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hacían esa acotación y qué importaba que hubiese ese día un partido de fútbol. Lo que
no entendía ella es que las personas no acudirían a su reunión, que tampoco la
recibirían de buena gana y que ni siquiera su equipo de trabajo estaría feliz (con muy
probables ausencias) trabajando ese día, porque todo el mundo estaría viendo el
partido.
Cosas tan simples como éstas pueden ser observadas si el mapa que tenemos es
acucioso. Con mapa en mano, entonces, nos debemos hacer cuatro preguntas para ya
encimarnos a los objetivos.
Estas preguntas sirven para, según Luis Eduardo Ayala Ruiz1, primero particularizar el
tema, separar la paja del polvo, para “definir el asunto crítico del problema más que
descubrir la solución” y a través de una pregunta clave, que es ¿Cuál sería la mejor
alternativa de solución a este problema?, comenzar a rodear, abordar, moldear, dar
forma a la respuesta que nos ligará con nuestros objetivos.
Para ser claros con las respuestas pasadas, respondámoslas a partir de un caso
específico y real que sucedió en una de las comunas del Chile central. Lo que haré será
explicar cómo desarrollaron las mismas preguntas dos proyectos que, con un perfil muy
similar, postularon a dos fondos distintos.
1
Académico de la Cátedra Gerencia de Mercadeo del Massachusett Institute of Technology, publicada como
OpenCourseWare en el portal http://www.3w3search.com/Edu/Merc/Es/GMerc.htm
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Proyecto 1: Sitio web para internacionalizar la carrera de artistas de la comuna
Proyecto 2: Plataforma web para tener una guía de creadores, gestores y espacios locales
Revisemos qué hemos tratado hasta ahora. Hemos reconocido nuestra insatisfacción,
insatisfacción que se da en un territorio. ¿En qué territorio? En uno que ya hemos
reconocido y mapeado. ¿Y para qué sirve este mapa? Para trabajar con una maqueta de
realidad, porque no podemos trabajar obnubilados por la ensoñación y querer
conquistarla de un día para otro, sino que debemos dotar a esos sueños de realidad y
trazarnos pasos. Es menester avanzar, pero paso a paso. Ahora, ¿cuál va a ser nuestra
meta? La que sea, será un gran objetivo para el cual desarrollaremos proyectos
(recordando lo dicho por Roselló: “una secuencia ordenada de decisiones sobre tareas y
recursos, encaminadas a lograr unos objetivos en unas determinadas condiciones”) que
no deberán pecar de irrealidad, sino que deben tener sentido y ser pertinentes. Hacia
allá iremos, hacia allá proseguiremos en este capítulo.
Árboles y preguntas
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El problema central de la música chilena es que las radios chilenas no tocan música
chilena.
El problema central es que la música hecha en Chile es escasa.
El problema central de la música chilena es que es de mala calidad.
Ciertamente, todos estos son problemas que alguien pudiera creer que tiene la música
chilena. Tras observar el mapa y hacer un diagnóstico y reconocimiento del territorio,
haremos los descartes pertinentes. En este caso, podríamos decir que eliminaríamos
estas dos opciones:
Estas dos opciones son dignas de eliminarse porque existe material suficiente para
evaluar que lo que señalan no tendría un correlato empírico, porque son muy
particulares y no apuntan a un problema central general. Y debemos ser cuidadosos en
tomar el problema en general, aquel problema que los abarque todos, luego ir al por
qué de aquella situación y a las consecuencias que aquello tiene. En este caso, el
problema central será el gatillador para nuestro gran objetivo, para la utopía.
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organización cultural intercomunal de Chile, de cobertura en la región del Maule,
donde hay músicos, amantes de la música y profesionales de otras áreas.
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¿De qué manera este árbol de problemas nos sitúa en perspectiva de proyectos?
Transformando el problema central de algo negativo en una situación por revertir, es
decir, poniéndolo en positivo, y haciendo lo mismo con los efectos y las causas.
Así, el problema central será el objetivo central (o general), las causas pasarán a ser
los objetivos específicos y los efectos pasarán a ser nuestros logros esperados.
Por lo mismo, y tal como recomiendan Leiva y Camacho, la revisión de las relaciones
entre objetivos específicos y logros esperados deben ser analizados para que sean
coherentes y consistentes.
Con el gran objetivo claro, los objetivos específicos claros y los logros claros, debemos
operacionalizar en el territorio nuestra ensoñación. A esta etapa le llamaremos el
diseño de actividades, construyendo un cuadro como el que sigue:
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Mayor valoración Mayor visibilización de la Mayores ingresos por
del quehacer creación de músicos concepto de
Logros reflexivo y creativo nacionales, saliendo de la remuneración para los
de la música con condición de parias músicos.
esperados identidad local
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Un proyecto tendrá su pilar en un buen diagnóstico externo e interno, en un buen
mapeo, y sobre todo en este último esquema que hemos revisado donde definimos
nuestros objetivos centrales y específicos. Este es el punto clave, pero CLAVE, con
mayúscula, que orientará todo nuestro andar, es la estructura básica, el armado de
pilares en el siguiente vínculo. Por ahora, lo dejaremos hasta aquí, nos detendremos en
los objetivos específicos, para, en la próxima unidad, pasar a revisar la fundamentación
de lo que hacemos, las actividades, el lugar donde haremos nuestro proyecto, sobre los
destinatarios, el cronograma, el equipo de trabajo y los recursos materiales y
financieros.
Fundamentación
Recursos Actividades
Para finalizar, solamente me gustaría que consideren una forma muy simple de
entender el objetivo general y el -o los- objetivos específicos.
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Bonus track, o acápite para no olvidar
Los proyectos, ya hemos dicho, son parte de una ensoñación mayor, y esa ensoñación,
vista como un problema, se puede (y debe) observar como un objetivo a conquistar.
En este sentido, los proyectos son una “secuencia ordenada de decisiones sobre tareas
y recursos, encaminadas a lograr unos objetivos en unas determinadas condiciones”, y
cuando uso el plural al agregar la “s” a la palabra proyecto, es porque es entendible
que un solo proyecto no sea capaz ni esté convocado a conquistar el gran objetivo, sino
que sea un conjunto de proyectos.
Política Cultural
P P P P P P P P
r r r r r r r r
o o o o o o o o
y y y y y y y y
e e e e e e e e
c c c c c c c c
t t t t t t t t
o o o o o o o o
1 2 3 4 5 6 7 8
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Por ejemplo, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes tiene una política cultural
que establece líneas y planes de trabajo, para ejecutar su política en el territorio. A su
vez, estos planes (ejecutados por uno o más departamentos y áreas del CNCA) tienen
programas. Así, por ejemplo, las Escuelas de Rock son un programa que depende del
Departamento de Ciudadanía y Cultura, del CNCA.
Lo que quiero puntualizar con este bonus track, es que un proyecto puede, e
idealmente debe, vincularse con otros proyectos, y que una entidad puede tener una
batería de proyectos que se encaminen a conquistar el gran objetivo, el sueño fundador
de una organización.
Para terminar este bonus track, y añadir a nuestro glosario del curso, les dejaré las
definiciones de plan, programa y proyecto que entrega David Roselló Cerezuela.
Plan: Conjunto de grandes líneas directrices que indican prioridades y orientan una
voluntad de intervención. Se plantea a nivel general y de amplia base conceptual,
filosófica o política.
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Programa: Es una primera concreción del plan. Recoge las líneas directrices del plan y
las aplica a un aspecto concreto, por sectores (programa de artes escénicas), por
edades (programa de juventud), por funciones (programa de artes escénicas), por
espacios (programa de equipamiento). Visto a la inversa, un programa es un conjunto
de proyectos que comparten una orientación en común.
Su ejecución, sin embargo, sólo llegó hasta la construcción del sitio web y la
elaboración de cinco notas de prensa. La carrera de ningún artista comunal fue
internacionalizada gracias al sitio.
El segundo, fue presentado a Fondart Regional, recibiendo una evaluación muy positiva
que lo calificó con 94 puntos, de un máximo de 100. A pesar de que los proyectos
presentados a Fondart pueden ser adjudicados desde los 80 puntos hacia arriba, el
proyecto no recibió financiamiento.
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Bibliografía
Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Guía para la gestión de proyectos culturales
(segunda edición). CNCA. Valparaíso. 2011.
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