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FACULTAD DE

INGENIERIA INDUSTRIAL
ASIGNATURA:

CATEDRA VALLEJO

NOMBRE DEL PRODUCTO


“Las mujeres de París” de Vallejo
DOCENTE:
JUAN ISAIAS CANGO CORDOVA

INTEGRANTES
Reyes García Emily Elizabeth

Seminario retete yestins edson

CARRERA:
ING. INDUSTRIAL

2023
N.° de preguntas Análisis de respuestas

1. ¿Qué señala el Tribunal de Ética de la Prensa Peruana con respecto a los  señala que los principios
siguientes tópicos en el periodismo?
deontológicos del periodismo deben
ser respetados por todos los profesionales de
este campo. algunos de los principios incluyen
la verdad, la objetividad, la independencia,
la imparcialidad, la responsabilidad y el respeto a
la privacidad.

2. ¿Cómo se presentan los tópicos señalados en el artículo periodístico “Las  Los tópicos en "Las mujeres de París" los presenta con
mujeres de París” de Vallejo? su gran sensibilidad, tratando la realidad de ese
tiempo. A las mujeres de París no les interesaba ser
madres, y Vallejo quería llamar a la reflexión sobre
este punto. Existía una marcada diferencia con las
mujeres de su tierra.

3. ¿Cuál es la diferencia, César Vallejo en su labor periodística y el periodista en la  César Vallejo en su labor periodística era mucho
actualidad? más poético, cultural y enfocado en la crítica
política mientras que el periodista en la
actualidad solamente busca informar y, en muchos
casos, es muy amarillista.

4. ¿Por qué para los jefes de información de hoy es más importante un robo o un  
atraco, en opinión del decano del Colegio de Periodistas de Lima ?

5. ¿A qué se debe que haya una crisis en el periodismo peruano?   La falta de moral, ética y profesionalismo de
muchos periodistas.
 Los distintos ataques del gobierno hacia el
periodismo.
 La falta de medios de alta calidad para que
los buenos periodistas puedan hacer su
trabajo.

6. ¿Cómo debe ser un periodista con ética? El respeto a la verdad , el estar abierto a la
investigación de los hechos, Perseguir la objetividad
aunque se sepa inaccesible. Contrastar los datos con
LAS MUJERES DE PARÍS
(César Vallejo)

París, 1924

P ara el neomundial que por primera vez visita París, hay una cosa en la gran urbe, que él, más que ningún otro, constata de inmediato: la escasa población

infantil. Caminará por las opulentas avenidas; verá la recova divina de siglos en el Louvre; irá a los paseos lacustres; se sentará a la diestra de los palacios
trascendentales y casi metafísicos; espectará a Moliere en la Comedia Francesa; verá las olimpiadas en Longchamp; mas pocas veces oirá reír o llorar a un
niño. En los halls de los hoteles y de las residencias particulares, se asomará de mañana o de tarde, y será rara una vocecilla, una carrera, un berrido de
gracia e inocencia.
París, desde este respecto, es árido y desolado. La mujer, por lo general, en medio de su jolgorio de boulevard, da una extraña impresión de esterilidad.
Si sonríe, lo hará mostrando un rictus negativo, del cual acaso ha desaparecido toda señal humana de mujer. Ella parece haber violentado el ritmo espiritual
de su sexo, hacia un rol desconocido en la vida del hogar. Trabaja al lado del hombre, en el bureau, en el taller, en la fábrica, en la campaña, y, de esta
manera, vive las mismas preocupaciones y luchas por la existencia que él, en las que para nada entra el instinto angular frente a la especie, el regazo
gentilicio, el pectoral arranque matriz. Se supera o se rebaja, no se sabe; pero se desnaturaliza.

Un médico de América me decía:


-En París la mujer ya no es mujer. Tiene horror a ser madre. Esto es escalofriante.
Yo le respondo:
-Es la miseria.
-No hay miseria mayor que la de Rusia y de Alemania; y sin embargo, en Rusia y en Alemania la natalidad supera actualmente en un setenta por ciento a
la de Francia.
-Entonces es la civilización...
El doctor se echa a reír. Repongo:
-Entonces es la raza.
No atino a explicarme. Mi amigo tampoco. Me dice él en crudo:
-Oiga usted. Yo soy médico y visito los hospitales de París. Yo conozco esto. Hay mujeres aquí que para procurarse un aborto pagan miles de francos.
Recuerdo entonces a míseras mujeres de América, que dan -su vida por la vida del hijo que llevan todavía en las entrañas. EI médico me arguye:
-Eso es primitivo, brutal, antiestético, feo. Los griegos de Alejandría no comprenderían semejante atentado a la euritmia e integridad del mármol
femenino.
-Entre la Manca de Milo y una madre que da a dos manos el seno a su bebé, yo, naturalmente, me inclino ante ambas: las dos cosas puede ser la mujer,
al mismo tiempo.

[El Norte, Trujillo, 4 de abril de 1924]

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