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ASIGNATURA: ANTROPOLOGIA CSO-105

DOCENTE: M. Sc. Lic. Narcisa Nancy Barrios Castillo

ESTUDIANTES: Univ. Puita Quina Karla Patricia


Quispe Castro Narciso Miguel
Quispe Martínez Jhenny Jhovana
Quispe Santos Silvia Marina
Quispe Vedia Jonathan
Rivas Huayllas Jaqueline
Rodriguez Zegarra José Luis
Rojas Canaza Ronaldo Favio

POTOSI-BOLIVIA
EL ACULLICU
CONCEPTO:
El acullico es una práctica cultural que se lleva a
cabo en algunos países de América del Sur,
especialmente en Bolivia y Perú. Se trata de la
masticación de hojas de coca, una planta nativa
de la región andina que tiene propiedades
estimulantes y medicinales.

La coca es masticada en forma de pequeños


paquetes llamados "acullicos" o "chacchar" que
se forman con las hojas y un polvo alcalino
conocido como "llipta" o "llipcha". Este polvo se obtiene generalmente mezclando ceniza
de quinua o de alguna otra planta alcalina con cal o carbonato de sodio.
La masticación del acullico permite extraer los alcaloides presentes en la hoja de coca,
principalmente la cocaína. Sin embargo, es importante destacar que la cantidad de cocaína
absorbida a través del acullico es mínima y no tiene los efectos psicoactivos asociados con
el consumo de cocaína procesada.
El acullico tiene una larga tradición en las culturas andinas y se considera parte de su
identidad y patrimonio cultural. Se utiliza con diversos fines, como estimular la resistencia
física, aliviar el hambre, combatir el mal de altura y mantener la concentración durante el
trabajo.
Es importante tener en cuenta que el acullico de hojas
de coca es legal en Bolivia y Perú, donde se reconocen
sus usos tradicionales y se permite su consumo en
determinadas circunstancias. Sin embargo, el
procesamiento y consumo de cocaína es ilegal en la
mayoría de los países.

HISTORIA

Rastreando la coca en los señoríos aymaras


Las referencias que se pueden encontrar sobre el cultivo y el uso de la coca en la
alimentación, rituales y otras actividades de las culturas andinas preincaicas son escasas,
aunque lo suficientemente importantes como para ser tomadas en cuenta.
Los aportes de etnohistoriadores y antropólogos que se han
basado en las crónicas españolas, así como los de arqueólogos y
del trabajo propiamente histórico, plantean al respecto dos
vertientes de análisis. La primera de ellas minimiza la
importancia de este producto en las culturas andinas antes de su
cultivo organizado por el Estado Inca. La segunda, considera que
la hoja de coca fue un producto de gran significación para
pueblos como el aymara antes de la dominación cuzqueña,
posición que parece contar con mayores argumentos que la
anterior.
Por ejemplo, en el norte del Perú, se han encontrado vasijas de
la cultura mochica (500 años después de Cristo), en las que aparecen figuras de posibles
sacerdotes con la mejilla dilatada por el acullico. Para el caso tiahuanacota y Ponce Sanjinés
afirma que, en el cuarto periodo de esa cultura, el comercio de coca entre ellos los Yungas
y el altiplano ya se había generalizado. Sin embargo, es en relación a los señoríos aymara
que se encuentran más informaciones sobre el cultivo y uso de la coca, la mayoría de las
cuales provienen de las fuentes españolas tempranas.

El cronista García Diez escribió que antes del imperio incaico, los ayllus aymaras del reino
Lupaqa tenían cocales en tierras de Chicaloma o Chicaruma, es decir, en los Yungas del
actual departamento de La Paz. Por otra parte, en la visita a Zongo, realizada en 1568, se
recuperó la noticia de que los indígenas del lugar poseían cocales desde mucho tiempo
atrás, y la realizada a Chuquito en 1576 recogió el dato de que los "reinos" aymaras de Lago
Titicaca tenían cocales en Larecaja y los Yungas de La Paz.
Sobre una de las funciones principales de la coca en estos grupos étnicos, es muy
importante considerar la hipótesis de que su cultivo, comercialización y consumo estaban
insertos en el contexto del control de diferentes pisos ecológicos practicado por los lupaqas,
pacajes y otros pueblos aymaras. Además, cumplió una función cultural como elemento
vital en las prácticas rituales y religiosas.

Función de la coca bajo el imperio Inca

En el mundo andino, en el mundo de los Incas las hojas de coca


tenían una gran variedad de usos y se le atribuían también una
serie de cualidades casi mágicas.
El consumo de las hojas de coca por parte de la gente del campo,
de los agricultores ha sido una costumbre que data desde los
tiempos de los Incas y que aún hoy se puede apreciar. Para
consumir de esta manera la hoja de coca se deben poner tres o
cuatro hojas en la boca, junto con un poco de bicarbonato de sodio, mezcla que produce
una sensación de adormecimiento al tiempo que brinda un golpe de energía y vitalidad,
siendo esta una de las principales razones de su consumo. Habitualmente aquellos que se
encuentran masticando hojas de coca de esta manera pueden trabajar largas jornadas sin
sentir cansancio o frio, debido al efecto anestésico de sus alcaloides.
Masticar la hoja de coca fue también recomendado a modo de sanar dolores de muelas,
dolores de estómago y otros malestares físicos, por parte de los antiguos médicos o
chamanes Incaicos.
La hoja de coca fue utilizada por los amautas o sabios Incas para tratar de pronosticar el
futuro, al leer las hojas en busca de indicios o presagios de lo que estaría por suceder. Se
tiene la creencia que, al lanzar las hojas de coca al aire, dejarlas caer y luego observar con
detenimiento la forma en la que las hojas se acomodaron en el suelo al caer puede ayudar
a predecir acontecimientos que aún están por suceder, descubrir donde se encuentran
objetos robados y quien se los robo, entre otros usos.
De igual manera las poblaciones incaicas rendían tributo a la madre tierra o Pachamama al
iniciar la temporada de lluvias o temporada fértil con un ritual conocido como ‘pago a la
tierra’ en el cual se hace un hoyo en el suelo y en él se colocan diversos productos y
ofrendas, entre ellos las sagradas hojas de coca para asegurar una buena cosecha y un buen
año.
En el mundo andino existía una reunión social conocida con el nombre de Hallpay en donde
los miembros de la comunidad se congregaban en torno a una mesa llena de hojas de coca,
reunión que tenía por objeto consagrar la divina unión entre el hombre y los seres
espirituales del ande además de fortalecer su identidad, sus costumbres y reforzar los lazos
sociales.

El intercambio de hojas de coca con otros productos como carne, papas, habas, verduras
fue también una práctica muy habitual durante el reinado de los Incas, es decir, las hojas de
coca también formaban parte importante de la economía Inca.

Los Incas poseían un sistema de correos a lo largo y ancho de su territorio, los encargados
de transportar las encomiendas eran conocidos como ‘Chaskis’, normalmente eran
hombres jóvenes de contextura atlética que recorrían
el imperio a pie. Este grupo fue uno de los que más hizo
uso de las hojas de coca, pues su consumo les permitía
cumplir su trabajo y recorrer grandes distancias sin
sentir fatiga.
Como se puede apreciar, los Incas dieron usos muy
diversos a la hoja de coca y esta formaba parte
fundamental de su estructura social, economía y espiritual, de ahí que la consideraran como
planta sagrada.

Uso de la coca durante la colonia


Desde las primeras penetraciones de los españoles a la zona del
Tahuantinsuyo, éstos se anoticiaron de la existencia de cultivos
de coca y, desde muy temprano, los cronistas y visitadores
comenzaron a averiguar sobre sus características y usos.
Muy pronto se abrió un debate sobre si debía o no permitirse que
siga siendo cultivada y consumida por los indígenas. El grupo
ligado al clero consideró que debía prohibirse el cultivo y
consumo de la "hoja del diablo", por su relación con prácticas
mágico-religiosa que la doctrina de "extirpación de idolatrías"
quería hacer desaparecer.
Pero esta posición perdió vigencia al constatarse que la coca
podía ser utilizada en sustitución del alimento por su alto valor
nutritivo y, por lo tanto, ser entregada a la fuerza de trabajo
sometidas en las minas y en el campo. Por otra parte, los españoles, ávidos de riquezas,
percibieron que su cultivo y comercialización podían convertirse en otras fuentes de
obtención de riqueza.
Descubierto el Cerro Rico de Potosí, cuya explotación se inició masivamente en la segunda
mitad del siglo XVI, la mano de obra que se reclutó forzosamente desde la implantación de
la mita por Toledo se convirtió en una importantísima consumidora de coca, junto a la de
otros centros mineros como Porco, Oruro, Chichas y Lípez. A partir de ese momento, el
cultivo y el consumo de la coca vivieron un importante y acelerado proceso de expansión.
Por ejemplo, el cronista español Polo de Ondegardo sostuvo en 1571 que en ese momento
había 50 veces más plantaciones de coca que cuando los incas regían el Perú.

También se sostiene que el aumento en el cultivo y


consumo de la coca tuvo que ver con el hecho de que
la invasión europea había producido una grave crisis
de alimentos, causando privaciones nutricionales en
la población indígena, quien recurrió a la coca para
paliar esas deficiencias.

En todo caso, ya a principios del siglo XVII, la coca se


consolidó como un producto de gran difusión en el
mercado colonial y su cultivo y comercialización
involucraron a distintos grupos de la sociedad
virreinal. Asimismo, el estado la había incluido como un producto importante en el pago del
tributo. En ese siglo, el Cuzco fue la primera zona productora de coca en el territorio bajo
jurisdicción del Virreinato de Lima. En la Audiencia de Charcas, hoy Bolivia, sobresalieron la
región de los Yungas de La Paz, los valles de Zongo y de la provincia de Larecaja. De su
comercialización se beneficiaron ciudades como el Cuzco, La Paz y La Plata, que en el siglo
XVII fueron rentadas con 80 mil, 70 mil y 40 mil pesos respectivamente, por concepto de
impuestos sobre la coca. El principal centro consumidor continuó siendo Potosí.

Desde fines del siglo XVI, muchos españoles tenían encomiendas de coca en la región de los
Yungas de La Paz y, en el siglo XVII, ya existían numerosas haciendas en la zona. A pesar de
ello, muchos ayllus Yungueños continuaron poseyendo sus propios cocales e importantes
familias de caciques indígenas, como los Guarachi, contaron, a su vez, con grandes
extensiones a su cultivo.
En el siglo XVII, la coca fue utilizada también como valor de cambio y con ella se podía
obtener ganado y otros productos altamente valorados. Muchos indígenas se convirtieron
en comerciantes de coca, llamados "cocanis", que la trasladaban en sus espaldas por
caminos de herraduras desde los Yungas de La Paz hasta Potosí. Además, según una autora,
existían diferentes tipos de trabajadores, como arrendatarios, esclavos trabajadores
temporarios involucrados con su producción, los que provenían principalmente de Pacajes,
Larecaja y Omasuyos.

A principios del siglo XVIII, las haciendas cocaleras de los


Yungas atravesaban un momento importante de
prosperidad y contaban con un mercado asegurado.

Junto a las zonas que hasta entonces habían sido


tradicionales cultivadoras de coca, aparecieron plantaciones
en las misiones de Apolobamba, así como en el valle de Cliza
(Cochabamba) y, un poco después, en los Yungas del Espíritu
Santo, que se encontraban en la entrada del Chapare
cochabambino.

Para fines de siglo, a los consumidores indígenas se


añadieron los españoles y criollos que la utilizaban en mates para curar resfríos, dolores de
muelas, heridas, fracturas de huesos y otros. Además, en las labores de la Independencia,
la coca continuaba significando un suculento ingreso en alcabalas, diezmos, primicias y
veintenas para el Estado y, principalmente, para la región de La Paz. En efecto, el impuesto
a la coca fue siempre un rubro vital para la aduana de La Paz y su principal recurso
económico.
CARACTERÍSTICAS
En Bolivia, el acullico tiene una serie de características y particularidades que reflejan su
importancia cultural y social. A continuación, se presentan algunas de las características
principales del acullico en Bolivia:
Legalidad: El acullico de hojas de coca es legal en Bolivia. La Constitución Política del Estado
boliviano reconoce el acullico como una práctica ancestral y parte del patrimonio cultural
del país. Se establece que el cultivo, producción y consumo de hojas de coca para uso
tradicional, medicinal y ritual están permitidos.
Cultura ancestral: El acullico tiene profundas raíces en la cultura andina y es considerado un
símbolo de identidad para muchas comunidades indígenas en Bolivia. Se ha practicado
durante siglos y se considera una tradición valiosa que se ha transmitido de generación en
generación.
Uso medicinal y terapéutico: Las hojas de coca tienen propiedades medicinales y se utilizan
para aliviar diversas dolencias, como el mal de altura, el malestar estomacal y el cansancio.
También se cree que tiene efectos estimulantes y energizantes.
Uso ritual y espiritual: En algunas comunidades indígenas, el acullico se utiliza en
ceremonias y rituales tradicionales. Se considera una manera de conectarse con lo sagrado
y con los espíritus de la naturaleza.

Código de etiqueta: Existe un código de etiqueta y normas de comportamiento asociadas al


acullico en Bolivia. Por ejemplo, se considera una falta de respeto escupir las hojas de coca
directamente al suelo; en su lugar, se suelen utilizar pequeñas bolsas o envoltorios para
depositar las hojas masticadas.
Uso cotidiano: El acullico también es parte de la vida cotidiana en algunas zonas rurales de
Bolivia. Se puede observar a personas masticando hojas de coca mientras trabajan en el
campo, durante reuniones sociales o en
actividades diarias.
Es importante destacar que, aunque el
acullico es legal en Bolivia, el cultivo de coca
está regulado y existen límites en la cantidad
de plantas permitidas por persona para evitar
su desviación hacia la producción de cocaína
ilegal.
USOS DEL ACULLICO
El acullico, la práctica de masticar hojas de coca, tiene
varios usos y beneficios en Bolivia y otras regiones
andinas. A
continuación, se presentan algunos de los usos más
comunes del acullico:
Estimulante y energizante: Las hojas de coca contienen
alcaloides, incluyendo la cocaína en su forma natural,
que tienen propiedades estimulantes. El acullico proporciona un impulso de energía y ayuda
a combatir la fatiga y el cansancio, especialmente en situaciones de trabajo duro o
actividades físicas exigentes.
Alivio del mal de altura: El acullico se utiliza tradicionalmente
para mitigar los síntomas del mal de altura o soroche. Las hojas
de coca ayudan a combatir los dolores de cabeza, el mareo y la
falta de aliento asociados con la altitud elevada.
Supresor del apetito: El acullico también se utiliza como un
supresor natural del apetito. Al masticar las hojas de coca, se experimenta una sensación
de saciedad que puede ayudar a controlar el hambre y prolongar la resistencia durante
períodos de trabajo o actividades prolongadas.

Propiedades medicinales: Las hojas de coca se consideran medicinales en la medicina


tradicional andina. Se utilizan para aliviar diversos problemas estomacales, como la
indigestión, las náuseas y el malestar estomacal. También se cree que tienen propiedades
analgésicas y pueden ayudar a aliviar el dolor.
Uso en rituales y ceremonias: El acullico tiene un importante valor
cultural y espiritual en las comunidades indígenas de Bolivia. Se
utiliza en ceremonias y rituales tradicionales como una forma de
conexión con lo sagrado, los antepasados y los espíritus de la
naturaleza.
Es importante tener en cuenta que los usos del acullico están arraigados en la cultura y
tradiciones locales, y su efectividad puede variar de una persona a otra. Además, es
fundamental distinguir entre el acullico de hojas de coca, que es legal en Bolivia, y el
procesamiento y consumo de cocaína, que es ilegal y tiene efectos adversos para la salud.
DIFERENCIA ENTRE EL PIJCHU Y EL ACULLICO
En las regiones andinas de Bolivia, se pueden encontrar dos
términos relacionados con la masticación de hojas de coca:
"pijchu" y "acullico". Aunque ambos implican el consumo de
hojas de coca, existen diferencias en su uso y contexto. A
continuación, se detallan las principales diferencias:
Masticación individual vs. compartida: El pijchu se refiere a
la masticación individual de hojas de coca. En este caso, una
persona mastica las hojas de coca para extraer los alcaloides
y obtener sus efectos estimulantes y energizantes. Por otro
lado, el acullico implica una práctica más social y
compartida, en la cual varias personas se reúnen para masticar hojas de coca juntas.

Uso cotidiano vs. ceremonial: El pijchu se asocia más con el consumo cotidiano de hojas de
coca para obtener beneficios estimulantes y energéticos en situaciones de trabajo, estudio
o actividades diarias. Se utiliza como un supresor natural del apetito y un estimulante para
combatir la fatiga. Por otro lado, el acullico puede tener un componente ceremonial y
espiritual, utilizándose en rituales y ceremonias tradicionales para establecer una conexión
con lo sagrado, los antepasados y los espíritus de la naturaleza.
Forma de consumo: En el pijchu, la persona mastica directamente las hojas de coca en su
boca, extrayendo los alcaloides y los sabores de la planta. En cambio, en el acullico, las hojas
de coca se mastican y se forman pequeños paquetes llamados "acullicos" o "chacchar" con
las hojas masticadas y un polvo alcalino llamado "llipta" o "llipcha". Estos paquetes se
mantienen en la boca para permitir la absorción gradual de los alcaloides.
Significado cultural y social: Tanto el pijchu como el acullico tienen un significado cultural
y social importante en las comunidades indígenas de Bolivia. Sin embargo, el pijchu está
más asociado con el consumo individual y privado de hojas de coca, mientras que el acullico
tiene una dimensión más comunitaria y se practica en
grupos, fortaleciendo los lazos sociales y culturales.

En resumen, mientras el pijchu se refiere a la masticación


individual de hojas de coca con fines estimulantes y
energéticos en la vida cotidiana, el acullico es una práctica
social y compartida, a menudo con un componente
ceremonial, en el cual se mastican las hojas de coca en
forma de paquetes junto con otros participantes.
OBJETIVO
El objetivo del presente estudio fue de evaluar el
efecto del acullico de coca en la capacidad física de los
consumidores habituales de coca. La población del
estudio fueron 22 hombres sanos del Altiplano
Boliviano, 14 de los cuales no consumieron coca más
de 3 veces al año (grupo NC) y 8 acullicaron 3-4 veces
por semana (grupo C). La metodología consistió en la
medición del consumo máximo de oxígeno y
parámetros relacionados, así como variables
bioquímicas en dos pruebas de esfuerzo en bicicleta ergométrica: La primera fue una
prueba de esfuerzo controlado progresivo hasta el máximo y la segunda una prueba de
esfuerzo submáximo prolongado a una carga de trabajo de 60-70% de la carga máxima
alcanzada en la primera prueba. El grupo C hizo ambas pruebas después de haber
acullicado coca durante una hora previa. Se utilizaron varias muestras de sangre venosa
de ambos grupos de sujetos para obtener valores sanguíneos de lactato, adrenalina,
noradrenalina, glucosa, insulina y ácidos grasos libres. Los resultados de la prueba máxima
evidenciaron un consumo máximo de oxígeno similar en ambos grupos. La única
diferencia significativa fue una mayor desaturación de oxígeno en el grupo C que en el
grupo NC. Las diferencias entre C y NC se evidenciaron en la prueba submáxima de
esfuerzo prolongado donde C mantuvo el consumo de oxígeno estable mientras que NC
aumentó este parámetro significativamente. Además, el grupo C tuvo niveles mayores de
adrenalina, noradrenalina y de glucosa y de ácidos grasos circulantes, así como niveles
menores de insulina. Concluimos que los acullicadores no pueden realizar un trabajo más
intenso que los no-acullicadores, pero que pueden tolerar mejor el esfuerzo prolongado
como demuestra el consumo de oxígeno. El incremento del nivel de glucosa y de los
ácidos grasos libres circulantes en C indica que la mejor tolerancia del esfuerzo
prolongado en C puede deberse a un retraso de la disminución de las reservas de
glucógeno.

DIA NACIONAL DEL ACULLICO:


La Cámara de Senadores, sancionó el jueves el Proyecto
de Ley Nº 286, que declara el 11 de enero de cada año,
como “Día Nacional del Acullico”, en homenaje a que en
esa fecha, el año 2013, el Estado Plurinacional de Bolivia
se adhirió a la “Convención Única de las Naciones Unidas
sobre Estupefacientes de 1961, emendada por el
Protocolo de 1972”, con la reserva de permitir la
masticación tradicional de la Hoja de Coca en todo el territorio nacional.
La norma consta de dos artículos y señala que para la conmemoración del “Día Nacional del
Acullico”, el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, a través del Viceministerio de Coca y
Desarrollo Integral, en coordinación con las entidades públicas del Estado Plurinacional de
Bolivia y las organizaciones sociales, promoverán actividades relacionadas con la práctica
del “Acullico”.
La historia y la cultura boliviana están estrechamente ligadas a la hoja de coca, planta
milenaria que ha acompañado a lo largo de los años a los habitantes de todas las regiones
de nuestro país y su consumo ha pasado de generación en generación hasta nuestros días.
La coca ha sido y es empleada para distintos usos y en diferentes formatos como mates,
ungüentos, o el más tradicional y uno de los más arraigados, el masticado de la hoja
conocido como “acullico”, “pijcheo” o también “boleo”.
Además, la Constitución Política del Estado establece que “el Estado protege a la coca
originaria y ancestral como patrimonio cultural, recurso natural renovable de la
biodiversidad de Bolivia, y como factor de cohesión social; en su estado natural no es
estupefaciente. La revalorización, producción, comercialización e industrialización se regirá
mediante la ley”.

TRADICION
La Erythroxylum coca, como se la conoce por su nombre científico, es desde hace siglos
parte de la vida de los pueblos indígenas de Bolivia. Pero además de otros países como
Colombia, Perú, Ecuador, Brasil, Venezuela y el norte de Argentina.

En el país, kallawayas, yatiris y amautas, o brujos andinos, la utilizan para consultar el


porvenir.

«Pero leer el futuro en las hojas de coca es un asunto secreto, oculto y reservado a unos
pocos, no cualquiera lo puede hacer», sostiene Pablo Mamani, oriundo de Santiago de
Huata. Esta región altiplánica de la provincia Omasuyos del departamento de La Paz, es un
pueblo del que se cuenta historias temibles y fantásticas.

Mamani llega cada día al cerro de Munaypata, en las faldas de la ciudad de El Alto, donde,
en una callejuela de tierra, se asientan pequeñas casetas de color azul. En ellas, se
encuentra a expertos en leer el futuro.

En ellas, los brujos andinos ofrecen a sus clientes remedios que curan los fríos del alma, que
brindan salud y prosperidad en los negocios y el amor, y que garantizan la buena fortuna.
La lectura de la suerte o del futuro en las hojas de coca puede generar alegrías o tristezas
entre las personas que diariamente acuden a esa suerte de ‘oficinas de atención al cliente’.

«Las hojas de coca no se equivocan», asegura Pablo Mamani.

Desde la cima del cerro, donde se ubican las ‘oficinas’ kallawayas para las ofrendas a la
Pachamama, la Madre Tierra, se puede ver en su plenitud el cielo paceño. También se
observa la gran vitalidad urbana, las cúpulas de los templos católicos y el imponente nevado
Illimani.

HERENCIA:
El nacimiento de la hoja de coca en el mundo andino tiene una herencia de cientos de años.
Históricamente se debe a que los nativos indígenas adoraban la hoja de coca por sus
propiedades curativas y estimulantes.

En los Andes, a miles de metros de altura sobre el nivel del mar,


los campesinos mastican esta hoja, que les da fortaleza para
realizar el arduo trabajo de campo y soportar en inclemente
clima.

ECONOMIA

En algunas comunidades, la hoja de coca equivale a una moneda de cambio. También es


cultivada para obtener réditos y responder a las nuevas demandas urbanas.

SOCIAL

En las culturas andinas el intercambio social está comprendido en términos de reciprocidad


y la hoja de coca juega un rol fundamental en esta dinámica. Igualmente, la coca es muy
importante cunado un líder asume un cargo en la comunidad. La petición de una mujer en
matrimonio supone la donación de un puñal de hojas de esta planta. La coca es distribuida
y acullicada en las reuniones sociales. Cuando una pareja se une en matrimonio, deben
construir una casa y plantar coca. La jornada laboral en los andes tiene cuatro pausas,
destinadas al acullique.
USOS DE LA COCA

Se puede afirmar que muchos de estos usos tradicionales están aún presentes en las
poblaciones campesinas alto-andinas y en las poblaciones, originarias de los Andes que han
emigrado hacia los principales centros poblados. En la actualidad, estas poblaciones usan la
hoja de coca para la masticación en los trabajos y faenas que realizan, siendo ésta la
modalidad de uso más difundida, mitigando el hambre, la sed y el cansancio. Los otros usos
son los rituales y medicinales, mientras aquellos restantes van perdiendo vigencia a medida
que los intercambios de mercancías se monetizan y las nuevas generaciones emigran hacia
las ciudades y adoptan distintos patrones educativos y culturales.

Lenguaje de la Coca y Códigos, Normas en el Akhullicu

“La masticación de la hoja de coca, en las circunstancias y maneras practicadas por los
indígenas, es un hecho cultural enraizados en principios étnicos y éticos de los pueblos
andinos, cuyas funciones religiosos, socioculturales,
económicas y médicas constituyen un complejo
funcional para la preservación y fortalecimiento de su
identidad y que no puede por ninguna razón equipararse
con una toxicomanía.” (Instituto Indigenista
Interamericano, pág. 12)

Las culturas de nuestros pueblos originarios, fueron


estudiadas desde una perspectiva folklórica. Esta visión
colonial estigmatizó a las distintas prácticas sociales,
culturales, lingüísticas y espirituales como simples usos y costumbres, tradiciones de
hechicería y conductas negativas de supuestas sociedades
atrasadas. Sin duda esta visión colonial ha mutilado la
comprensión real de las prácticas y hábitos de las distintas
culturas que habitan en Bolivia. Como muestra de esa
incomprensión, la hoja de coca ha sido interpretada casi
siempre como parte de esas supuestas prácticas y conductas
negativas. En este marco inclusive la O.N.U.1 ha intentado
prohibir su uso tradicional tratando de borrar miles de años de historia del hombre andino
y de la misma hoja de la coca, negando de esta manera a toda una cultura.

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