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Se tiene una tasa promedio estimada de 72.5 partos por cada 1000
adolescentes entre los 15 a 19 años, (rango 54 a 85), lo que
comparativamente representa aproximadamente un 39% de la máxima
tasa observada de 187 partos en países de la región subsahariana,
pero muy distante de los 3 a 4 partos por cada 1000 adolescentes que
se presentan en países desarrollados como Suiza o Japón.
Entre países desarrollados, el embarazo en adolescentes está asociado
a los quintiles más pobres, alta tasa de desempleo, bajos salarios y
comparativamente con quienes no han tenido embarazos en la adolescencia,
un disminuido alcance de metas o desarrollo personal; aspectos que pueden
imponer patrones de comportamiento repetitivos en la manera de que
también las hijas de madres adolescentes presenten embarazos durante la
adolescencia, impulsando este modelo a un ciclo de subdesarrollo individual
o familiar continuo. Otras consecuencias negativas del embarazo en la
adolescencia son: denigración de la adolescente al interior de los hogares y
la comunidad, estigmatización, rechazo, violencia procedente de múltiples
fuentes y matrimonio obligado.
El embarazo, especialmente entre mujeres adolescentes menores de
16 años, representa un factor de riesgo importante para el desarrollo de
complicaciones, estas se fundamentan especialmente en dos aspectos: la
inmadurez biológica de una adolescente para soportar las demandas físicas
que impone un embarazo y la influencia socio-ambiental a la cual pudo haber
estado expuesta la adolescente y que puede condicionar a una progresión
inadecuada y no controlada del embarazo.
La tasa de fecundidad en adolescentes en Venezuela es de 85,3%,
una de las más altas de la región. “El embarazo adolescente es uno de los
problemas más estructurales que ha padecido el país. Las elevadas tasas no
son producto de la crisis económica, no es un problema de reciente data, ni
coyuntural, lleva por lo menos cincuenta años sin modificarse”, explica Jorge
González Caro, Representante Nacional del UNFPA en Venezuela.
En 2012 se creó un subcomité de estadística de embarazo
adolescente, en el que se reunieron todos los organismos del sector que
tienen que ver con esta problemática para diseñar políticas públicas para su
disminución. Ese grupo dio lugar al PRETA Plan Nacional para la Reducción
del Embarazo a Temprana Edad, un plan que pone hoy en día a Venezuela
en el camino correcto para la reducción del embarazo adolescente porque
tiene una dirección estratégica, unos lineamientos muy claros,
responsabilidades asignadas a cada uno de los organismos del sector y un
plan que en la medida de lo posible ha sido costeado por cada uno de los
involucrados.
Cuando una adolescente queda embarazada, su salud, educación,
potencial de obtener ingresos y todo su futuro pueden estar en peligro. “El
evitar un primer embarazo a través de la educación sexual integral y permitir
que los adolescentes no repitan el primer embarazo a través de una
anticoncepción inmediata post evento obstétrico permite disminuir la
mortalidad materna e infantil y la pobreza y exclusión social. Una de las
estrategias que se conocía muy poco en Venezuela y que desde su implementación
ha dado muy buenos resultados es la Anticoncepción Inmediata Post Evento
Obstétrico (AIPE).
Con apoyo del UNFPA se ha recogido y analizado data sobre las
consecuencias socioeconómicas del embarazo adolescente en ocho países
de Latinoamérica. El estudio concluye que la maternidad temprana está
altamente relacionada a la brecha educativa, como causa y efecto; que es
además semáforo de la transformación social ya que un país que avanza y
se moderniza es un país que incorpora a la mujer en la fuerza de trabajo, que
le da autonomía financiera y física, aspectos que se dificultan en países con
altas tasas de embarazo adolescente; que es el mayor obstáculo para reducir
el ciclo de la pobreza.
Contar con evidencia del costo socioeconómico del embarazo
adolescente es clave para dimensionar el efecto negativo de esta
problemática en las economías y en el desarrollo de los países, brindando
nuevos argumentos desde una perspectiva macroeconómica que
complementa a los estudios ya realizados en la materia. No hace falta
prevenir el embarazo adolescente por razones económicas sino porque es
un derecho humano, el derecho a tener opciones en la vida al poder decidir
cuándo ser padre o madre y en qué condiciones, pero los argumentos
económicos nos ayudan a evaluar las consecuencias del trabajo que se está
desplegando.
En Venezuela, el Currículo Nacional Bolivariano (CNB) (currículo en
proceso desde 2007), determina que es responsabilidad del Estado y de sus
entes activos (maestros y docentes), la formación de un ser humano integral,
social, solidario y con una sexualidad responsable. Y el artículo 50 de la ley
Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente, establece la
obligatoriedad de la educación sexual al enfatizar que los niños y
adolescentes deben ser informados de acuerdo con su desarrollo sobre
salud sexual y reproductiva para una conducta sexual, sana, voluntaria y sin
riesgos.
El estado Táchira, contexto de este estudio, tiene una tasa promedio
de fecundidad adolescente de 96.8, una edad promedio de inicio de actividad
sexual de entre 14 y 15 años (15.32%), y un primer embarazo entre los 15 y
16 años de edad (5.11%), lo cual indica que los niños deben adquirir las
competencias relacionadas con la educación sexual, antes de cumplir los 13
años de edad. El 21.28%, manifiesta no haber recibido educación sexual en
la escuela o que la recibió de manera inadecuada el 22.98%.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia de las
Naciones Unidas, consideran el embarazo y maternidad adolescente como
un problema social que impide la prosecución de los estudios de las jóvenes
y además incrementa la pobreza de generación en generación. La educación
sexual no es de calidad, cuando la información que reciben las niñas y
adolescentes sobre la menarquia se refiere en la mayoría de los casos solo a
la higiene y cuidado y no se reflexiona sobre los derechos sexuales y
reproductivos, es decir la educación sexual está básicamente centrada en
aspecto biologicistas. Las diversas causas del embarazo no planeado
también están asociadas con la deficiente educación sexual en lo
relacionado a desaprender imaginarios propios o transmitidos
generacionalmente.
Como expresa el Informe de la Conferencia Internacional sobre la
Población y Desarrollo de las Naciones Unidas, establece que la educación
es fundamental para capacitar a la mujer para participar en su proceso de
desarrollo. Para ello es necesario que posea conocimientos, competencias y
confianza en ella misma. También es importante conocer las percepciones y
comportamientos de salud de los adolescentes, de esta manera se sabe
cómo ha fluido la información hacia ellos y con el apoyo de la cátedra de
educación sexual, se refuerza el conocimiento del ciclo menstrual y periodo
fértil, así como el uso del preservativo.
No obstante, preocupa la población adolescente desescolarizada que
no cuentan con la educación sexual escolar. Algunos adolescentes poseen
conocimientos inexactos sobre los derechos sexuales y reproductivos, se
hace necesario ahondar en los mismos y revisar los procesos formativos por
parte de los diversos actores, en particular la escuela y la familia. Es
necesaria una educación sexual que destaque el reconocimiento de los
derechos sexuales y reproductivos, así como la incorporación de todos los
actores involucrados, como los docentes, padres, funcionarios de salud,
medios de comunicación
Entre los factores que inciden en la fecundidad adolescente se tienen
los factores próximos y distales. Entre estos últimos se cuentan factores
personales (variables socioeconómicas, demográficas y psicológicas);
interpersonales (variables de grupos primarios como las características del
hogar y familia y la influencia de los pares) y contextuales (variables
comunitarias, institucionales y políticas). Cuando las relaciones entre padres
e hijos son buenas y caracterizadas por la confianza entre las partes, es
probable que éstos provean de información sobre educación a sus hijos,
pues así lo señalan los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en el estudio del
Departamento Nacional de Planeación en Colombia; siendo la segunda
fuente de información el colegio y la tercera los médicos y profesionales de la
salud; no obstante, se requiere la comunicación y la orientación adecuada de
los padres.
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACION
Objetivo General
Objetivos específicos
Aumento de
embarazo en
adolescentes
Alto riesgo de
contraer Deserción escolar en
enfermedades de población joven con
transmisión sexual hijo.
Actores poco
Escazas estrategias informados y
pedagógicas sensibilizados
Tabúes y mitos