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Las «Doctrinas de la Gracia».

5 puntos: Depravación Total

La primera de estas doctrinas es la que llamamos «Depravación Total», espero que su lectura nos
ayude a conocer que es lo que la Palabra dice de nosotros.
 
Depravación Total
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.
Efesios 2.1

I.- Exposición De La Doctrina


Juan Calvino dice «Casi toda la suma de nuestra sabiduría, que de veras se deba tener por
verdadera y sólida sabiduría, consiste en dos puntos: a saber, en el conocimiento que el hombre
debe tener de Dios, y en el conocimiento que debe tener de sí mismo… reconocemos que en
ninguna otra parte, sino en Dios, hay verdadera sabiduría… Es cosa evidente que el hombre
nunca jamás llega al conocimiento de sí mismo, si primero no contempla el rostro de Dios y,
después de haberlo contemplado, desciende a considerarse a sí mismo[1]»

Desprendemos de la lectura del párrafo anterior que el hombre no puede conocerse a sí mismo si
no es por medio de las expresiones que Dios hace acerca de él. Como Dios es la única fuente de
verdad todo lo que él dice acerca del hombre es lo correcto.

Nuestra sociedad tiene una visión del hombre que está basada en lo que el hombre dice de sí
mismo. En cuanto a la moral se dice que el hombre nace neutral, es decir, que no es bueno ni
malo. Su moral en la adultez va a depender del ambiente en el cual viva. Si vemos cualquier
teoría psicológica nos daremos cuenta que la causa de todo lo que el hombre hace está en su
exterior y no en el hombre mismo.

A pesar de la visión que el hombre tiene, la Palabra de Dios nos habla de cómo concebido en
pecado, necio, idólatra, muerto, injusto, menospreciadores, limpios en nuestra propia opinión,
etc.

La doctrina de la Depravación Total, también llamada Inhabilidad Total, dice que «el hombre
natural [el que no ha sido regenerado por el Espíritu Santo] nunca puede hacer ningún bien que
sea fundamentalmente agradable a Dios, y, de hecho, hace siempre el mal[2]«.

La Confesión de Fe de Westminster nos habla de esta doctrina, dice «El hombre, mediante su
caída en el estado de pecado, ha perdido totalmente toda capacidad para querer algún bien
espiritual que acompañe a la salvación; de tal manera que, un hombre natural, siendo
completamente opuesto a aquel bien, y estando muerto en pecado, es incapaz de convertirse, o
prepararse para ello, por su propia fuerza[3]«.
II.- La Causa De Esta Depravación
El relato de la creación dice que Dios creó al hombre en el sexto día. Génesis 1:31 dice «Y vio
Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la
mañana el día sexto.» Es en esta condición (bueno) que Dios hace un pacto con el hombre, un
pacto que es probatorio para el hombre. Adán es el hombre que representó a toda la humanidad,
todos nosotros hubiéramos hecho lo mismo que Adán si hubiésemos estado en su situación.
Este pacto se relaciona, en general, con las responsabilidades más amplias del hombre para con
su Creador como el descansar el sábado, cumplir con la ordenación del matrimonio y del
matrimonio. Pero también hay una responsabilidad más específica del hombre al momento de
prueba o test instituido por Dios y esta puede ser leída en Génesis 2.16-17[4].

La prueba a la que fueron sometidos Adán y Eva demandaba obediencia total, la no observancia
de esta regla llevaba un castigo: La muerte espiritual. Como todos sabemos nuestros padres no
pudieron cumplir con lo exigido por Dios y su caída trajo consecuencias para toda la humanidad.
Pablo expone en Romanos 5:18-19 «Así que, como por la transgresión de uno vino la
condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los
hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos
fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán
constituidos justos.»

Por la caída de Adán toda la humanidad fue constituida pecadora y está «destituida de la gloria
de Dios[5]«. Romanos 6:23 nos enseña que «la paga del pecado es muerte», esta muerte incluye
todas las malas consecuencias que han sobrevenido al hombre después de la caída.

III.- El Alcance Y Los Efectos De La Caída


Además de la imputación del pecado original en nosotros la caída hizo que el hombre, en todas
sus partes, sufriera sus efectos. Su físico, voluntad, inteligencia, etc. están corrompidos por causa
de la caída de Adán.

Esto no significa que el hombre, aunque quiera, no puede acercase a Dios sino que el hombre
nunca quiere hacer la voluntad de Dios ya que no está en su voluntad hacerlo. Dios nunca hace
que hombre haga que él no quiera hacer. Su voluntad está inclinada contra Dios de forma
permanente, y de manera instintiva y voluntaria se torna hacia el mal. Nace enajenado de Dios y
peca por elección. Su inhabilidad no consiste en la inhabilidad de ejercer su voluntad libremente
sino a la inhabilidad de querer ejercer voliciones santas[6].
En este sentido podemos decir que el hombre perdió el libre albedrío en Adán. Ahora él ya no
puede elegir seguir el camino de Dios, no puede amar a Dios ni hacer nada agradable a Él debido
a su naturaleza pecaminosa. El hombre no perdió su libertad sino que perdió su capacidad de
hacer lo bueno.

En cuanto al intelecto del ser humano Pablo nos dice que los hombres se hicieron necios, aunque
la palabra original se traduce mejor como tontos o estúpidos, nos dice que sus razonamientos se
envanecieron. Esto niega totalmente una salvación que pueda llegar por medio de las
capacidades o decisiones del hombre por sí mismo.
IV.- Las Buenas Obras Del Hombre Impío
Debido a esta depravación humana y a la incapacidad del hombre de desear hacer lo bueno es
necesario hablar de las buenas acciones que pueden realizar los hombres impíos. La doctrina de
la Depravación no dice que el hombre haga lo más malo posible si así fuera el mundo no habría
pasado más de un día después de la caída.

Aparte de la gracia especial, que produce salvación, también Dios obra una gracia común que
permite que los impíos puedan ser buenos ciudadanos, que no sean delincuentes, asesinos, etc.,
que puedan hacer donaciones a instituciones de caridad sin embargo ninguna de estas obras son
agradables a Dios ya que no nacen de un corazón que quiera agradarle. Como tampoco le
agradan las acciones de quienes intentan agradarle por medio de cosas que Él no ha ordenado.

V.- Pasajes Que Nos Hablan De La Depravación Total

1 Corintios 2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

Génesis 2:17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él
comieres, ciertamente morirás.

Romanos 5:12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la
muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

2 Corintios 1:9 Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos
en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;

Efesios 2:1-3 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y
pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo,
conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de
desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de
nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza
hijos de ira, lo mismo que los demás.

Efesios 2:12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a
los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

Jeremías 13:23 ¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis
vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?

Salmos 51:5 He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.

Juan 3:3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios.
Romanos 3:10-12 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda. No hay
quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo
bueno, no hay ni siquiera uno.

Job 14:4 ¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie.


VI.- Conclusión
En esta exposición hemos hablado acerca de lo Dios nos dice acerca de nosotros. Hemos hablado
de la causa de esta situación y de los efectos y alcances de la caída.
Cuando los cristianos nos damos cuenta de nuestra situación podemos sacar tres lecciones:

1.- Humillarnos delante de un Dios Santo.


Cuando reconocemos la gran diferencia que hay entre Dios y nosotros, sus criaturas caídas, no
podemos decir que hay algo bueno en nosotros por el que nos merezcamos sus bendiciones sino
que reconocer que somos pecadores y ver el gran amor que Dios tuvo de nosotros al hacernos
venir a Él por pura gracia.

2.- Reconocer que si podemos pedir a Dios que nos limpie es sólo porque Él ha puesto en
nosotros el querer y el hacer (Fil. 2.13).
Nuestro amor por Dios es posible sólo porque Él nos amo primero y cambió nuestro corazón de
piedra por un corazón blando que fuera receptivo a su Palabra.

Referencias

[1] CALVINO, Juan. Institución de la religión cristiana. FELIRE. Rijswijk, 1967. Pág. 3.[2] PALMER,


Edwin H. Doctrinas claves. El estandarte de la verdad. Edinburgh, 1976. Pág. 18.[3] RAMÍREZ, Alonzo
(traductor). Confesión de Fe de Westminster. Ed. CLIE. Lima, 1999. Cap. IX, Sec. III. Pág. 91.
[4] Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de
la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
[5] Romanos 3.23.
[6] BOETTNER, Loraine. La Predestinación. Ed. Libros Desafío. Gran Rapids, 2005. Pág. 56.

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