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LIBROS, NO FICCIÓN

Lost in translation
Babar • 01/03/2017 • 2 comentarios

Ella Frances Sanders

Traducción de Sally Avigdor

Barcelona: Libros del Zorro Rojo, 2016

El origen de este libro está en un post que escribió en 2013 Ella Frances Sanders
(con solo 19 años, cuando era colaboradora del blog Maptia) sobre 11 palabras
intraducibles al inglés procedentes de distintos idiomas y que pronto se convirtió,
para asombro de esta joven, en viral. En vista del éxito del artículo, Random House
quiso convertirlo en un libro, y así nació un año más tarde, y con unas decenas de
palabras más (52 en total), Lost in translation, publicado en España por Libros del
Zorro Rojo.

Si la literatura es, en muchas ocasiones, capaz de describir sensaciones o


pensamientos que somos incapaces de poner en palabras, este libro va un paso más
allá, recopilando palabras que, por sí solas, son capaces de contener frases enteras,
y expresar fenómenos tan abstractos o concretos que ni siquiera habíamos pensado
que pudieran caber en un diccionario.

Lost in translation resulta un curioso compendio ilustrado de términos en ocasiones


impronunciables, pero también hay un par que son bastante populares, como la
palabra japonesa Tsundoku, que significa «comprar un libro, no leerlo y dejarlo
apilado sobre otros libros no leídos», o como la portuguesa Saudade, que la autora
define como «un vago y constante deseo por algo o alguien que no existe, o que
alguna vez quisimos y perdimos».

Hay palabras con significados muy poéticos, como la sueca Mangata (el reflejo de la
luna, como un camino, en el agua) o el término del tagalo (Filipinas) Kilig (la
sensación de tener mariposas revoloteando en el estómago), y hay otras palabras
más prosaicas como Tretar (también sueca) que se refieren a tomar una tercera taza
de café, o la finesa Poronkusema, que es la distancia que un reno puede recorrer sin
descansar.

Si tuviéramos que escoger las palabras que más nos han sorprendido o gustado, nos
quedamos con Iktsuarpok, término inuit para describir el acto de salir
continuamente para comprobar si alguien a quien esperas está llegando; Resfeber,
sustantivo sueco para referirse al inquieto latir del corazón de un viajero antes de
emprender el camino; y Trepverter, nombre yidis que define la frase o respuesta
ingeniosa que se te ocurre cuando ya es demasiado tarde para usarla.
En el post original estaba incluida una española, Sobremesa, pero lógicamente en
esta edición no se incluye. Sí hay palabras de los idiomas más extraños, como el tulu
(India), wagiman (Australia), bantú nguni (Sudáfrica), junto con otros idiomas mucho
más extendidos como el alemán, francés, ruso, japonés…

Más allá de la faceta original, sorprendente y divertida de este libro, resulta


interesante observar la capacidad del lenguaje para estructurar nuestro
pensamiento, la riqueza cultural que nos muestra la multitud de idiomas repartidos
por todo el mundo, y el hecho de que todos compartimos los mismos sentimientos y
preocupaciones, aunque no tengamos una palabra, de cinco o de veinte letras, para
definirlos en nuestra lengua materna.

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