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DE LA ACADEMIA MEXICANA
DE CIRUGÍA
CLÍNICAS QUIRÚRGICAS DE LA
ACADEMIA MEXICANA DE CIRUGÍA
VOLUMEN XVIII
EQUIPO DE RESPUESTA
RÁPIDA EN URGENCIAS
OBSTÉTRICAS
TOMO 1
Editores huéspedes
Acad. Dr. Jesús Carlos Briones Garduño
Acad. Dr. Manuel Díaz de León Ponce
ERRNVPHGLFRVRUJ
Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas
Tomo 1
Dirección editorial:
José Paiz Tejada
Editor:
Dr. Jorge Aldrete Velasco
Revisión editorial:
Irene Paiz, Berenice Flores
Revisión médica:
Dr. Jorge Aldrete Velasco
Ilustración:
Alejandro Rentería
Impreso por:
Impresiones Editoriales FT, S. A. de C. V.
Calle 31 de julio Manz. 102 Lote 1090, Col. Leyes de Reforma
09310 México, D. F.
Febrero de 2013
Esta obra no puede ser reproducida total o parcialmente sin autorización por escrito de los editores.
Los autores y la Editorial de esta obra han tenido el cuidado de comprobar que las dosis y esquemas
terapéuticos sean correctos y compatibles con los estándares de aceptación general de la fecha de
la publicación. Sin embargo, es difícil estar por completo seguros de que toda la información pro-
porcionada es totalmente adecuada en todas las circunstancias. Se aconseja al lector consultar cui-
dadosamente el material de instrucciones e información incluido en el inserto del empaque de cada
agente o fármaco terapéutico antes de administrarlo. Es importante, en especial, cuando se utilizan
medicamentos nuevos o de uso poco frecuente. La Editorial no se responsabiliza por cualquier alte-
ración, pérdida o daño que pudiera ocurrir como consecuencia, directa o indirecta, por el uso y apli-
cación de cualquier parte del contenido de la presente obra.
Volumen XVIII:
Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas
Comité Editorial
Editores Responsables
Acad. Dr. César Athié Gutiérrez
Acad. Dr. José Antonio Carrasco Rojas
Acad. Dr. Jesús Tapia Jurado
Clínicas Quirúrgicas
de la Academia Mexicana de Cirugía
Volumen anterior
XVII. El impacto de la tecnología en el diagnóstico
y tratamiento en la urología actual
Volumen siguiente
XIX. Cirugía para el tratamiento de la discapacidad
Colaboradores
IX
X Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Colaboradores)
TOMO 1
XV
XVI Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Contenido)
TOMO 2
21. Hemorragia obstétrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253
Rafael Gerardo Buitrón García Figueroa
22. Hemorragia obstétrica por acretismo placentario
(casos clínicos) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293
Marcelo Noguera Sánchez, Omar Calvo López
23. Sepsis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303
Raúl Carrillo Esper, Jesús Ojino Sosa García,
Jorge Raúl Carrillo Córdova,
Luis Daniel Carrillo Córdova,
Carlos Alberto Carrillo Córdova
24. Sepsis en obstetricia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 319
Jesús Ojino Sosa García, Cristhian Ronaldt Arias Delgadillo
25. Peritonitis terciaria en el paciente crítico . . . . . . . . . . . . . . . . 343
Jesús Carlos Briones Garduño,
Manuel Antonio Díaz de León Ponce,
Gabriel Campuzano Carvajal,
Carlos Gabriel Briones Vega
26. Enfermedad tromboembólica venosa en el embarazo y el
puerperio. Estrategia tromboprofiláctica . . . . . . . . . . . . . . . . 349
Jesús Carlos Briones Garduño,
Manuel Antonio Díaz de León Ponce,
Rubén Castorena de Ávila, Leonardo Ramírez Arreola,
Carlos Gabriel Briones Vega
27. Tromboprofilaxis como un modelo de calidad y seguridad
en obstetricia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 361
Carlos Gabriel Briones Vega, Jesús Ojino Sosa,
Manuel Antonio Díaz de León Ponce,
Jesús Carlos Briones Garduño
XVIII Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Contenido)
INTRODUCCIÓN
Las muertes maternas representan uno de los problemas de salud pública de ma-
yor relevancia en la actualidad, tanto porque se pierde la vida de mujeres jóvenes,
en edad productiva, como por el hecho de que en la gran mayoría de los casos ellas
tienen la responsabilidad del cuidado de los hijos y son el eje alrededor del cual
giran las familias, y con frecuencia son también el soporte fundamental de éstas.
La pérdida de la madre seguramente va a llevar a los hijos a la desorganización
o a la pérdida de la estructura familiar.
En la Organización de las Naciones Unidas (ONU), durante la Cumbre Mile-
nio celebrada en septiembre de 2000, se integró la Declaración del Milenio, que
contiene los ocho Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM), correspondiendo
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
1
2 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 1)
nizada, que sean eficientes y que garanticen una atención médica oportuna y de
calidad.2
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que la mortalidad
materna es “la defunción de la mujer durante el embarazo, parto o dentro de los
42 días siguientes a la terminación del embarazo, debida a cualquier causa rela-
cionada con o agravada por el embarazo o su atención, pero no por causas acci-
dentales o incidentales”.3
En los países en desarrollo la mortalidad materna es la principal causa de
muerte en mujeres y niñas en edad reproductiva.4 Más de 1 400 mujeres y niñas
mueren cada día por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto, su-
mando aproximadamente 536 000 cada año.5
Cada año se embarazan casi 175 millones de mujeres6 y, de ellas, 585 000 mueren
por razones relacionadas con el embarazo.7 Al menos siete millones de mujeres
padecen graves problemas de salud y unos 50 millones sufren algún trastorno de
salud después del parto.7
En países en desarrollo se practican alrededor de 20 millones de abortos al año
en malas condiciones y pierden la vida cerca de 70 000 mujeres, 13% de las
defunciones derivadas de la maternidad.8
Al comparar los índices de mortalidad materna de los países desarrollados con
los de los que están en vías de desarrollo se hace evidente que la mayor mortalidad
materna se origina en la pobreza, la falta de acceso a servicios, la discriminación
y la falta de educación sexual y reproductiva; por ello las regiones con las cifras
más alarmantes derivadas de este problema son África, el sur de Asia, América
Latina y el Caribe.9 La razón de la mortalidad materna para la región de América
Latina es extremadamente alta, alcanzando 190 muertes por 100 000 nacidos vi-
vos,10 en su mayoría por causas prevenibles.
El porcentaje de mujeres que acuden a recibir cuidado prenatal por lo menos
una vez durante su embarazo es de 63% en África, de 65% en Asia y de 73% en
América Latina y el Caribe.11
Las principales causas clínicas de la muerte materna son hemorragias, sepsis
puerperal, eclampsia y aborto incompleto, conforme a lo que aparece en los certi-
ficados de defunción.12
México ocupa el lugar 70 en los índices de muerte materna, teniendo en cuenta
importantes diferencias regionales, ya que los estados de la República más pobres
tienen las tasas más altas de mortalidad por esta causa, destacando desde hace
muchos años Oaxaca, Guerrero y Chiapas.13
Muertes maternas en México 3
Este país ha reportado, entre 2006 y 2011, de 1 114 a 955 muertes maternas
al año, correspondientes a índices de mortalidad de 55.9 a 49.9 muertes por
100 000 nacidos vivos14 (cuadro 1–1), con un incremento no esperado a 1 243 en
el año 2009, como consecuencia de las mujeres embarazadas que murieron por
la influenza A H1N115 (cuadro 1–2).
Las 955 muertes maternas de que se informó en 2011 (equivalentes a 49.9
muertes por 100 000) representan una cifra muy distante del 22 por 100 000 que
se pretendería alcanzar para el año 2015, equivalente a tan sólo 415 muertes en
un año (cuadro 1–1), sobre todo si se tiene en cuenta que la mortalidad materna
ha disminuido en 1.5%.16
Como parte integrante del Sistema Nacional de Salud, en la Comisión Nacio-
nal de Arbitraje Médico (CONAMED) se han realizado estudios dirigidos al aná-
lisis de las causas raíz determinantes de la mortalidad en tres vertientes: mortali-
dad por influenza A H1N1, mortalidad por dengue y mortalidad materna.
Durante la epidemia de influenza A H1N1 ocurrida en 2009, en el estudio de
mortalidad llevado a cabo por la CONAMED se identificó un número importante
de muertes maternas indirectas, por neumonías “atípicas” propias de estas viro-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
sis.15 De manera paralela, durante 2009 se venía llevando a cabo un estudio sobre
las muertes maternas independientemente de sus causas, con el propósito de iden-
tificar aquellas en las que se pudiera tomar acciones directas que permitieran pre-
venir su ocurrencia.17
A partir de los antecedentes mencionados se decidió analizar las muertes ma-
ternas indirectas.
MATERIAL Y MÉTODOS
Diseño
Población
Captura de la información
Se diseñó una cédula para el registro de datos, seleccionados a partir de las Guías
de Práctica Clínica sobre aborto,18,19 cesárea,20 control prenatal,21 enfermedades
hipertensivas del embarazo,22 preeclampsia,23 hemorragia,24 atención del par-
to,25,26 parto pretérmino27 y placenta previa.28
Análisis de la información
RESULTADOS
Figura 1–1. Comisión Nacional de Arbitraje Médico. Muertes maternas 2009. Complica-
ciones durante el parto o la cesárea.
Hemorragia 37
Infección 9
Infección puerperal 7
HELLP 6
Tromboembolia 5
Preeclampsia 4
Eclampsia 2
Anestésicas 2
Otras 23
No aplica 43
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50
Figura 1–2. Comisión Nacional de Arbitraje Médico. Muertes maternas 2009. Complica-
ciones durante el puerperio.
Hemorragia 40
Infección puerperal 11
Tromboembolia pulmonar 4
Anestesia 2
Coriocarcinoma 2
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45
Figura 1–3. Comisión Nacional de Arbitraje Médico. Muertes maternas 2009. Causas
directas.
DISCUSIÓN
Neumonía 36
Neoplasia 10
Gastrointestinal 8
Vascular 7
Metabólica 4
Cardiaca 5
Pulmonar 2
Hematológica 1
Hepática 1
Otra 4
0 5 10 15 20 25 30 35 40
Figura 1–4. Comisión Nacional de Arbitraje Médico. Muertes maternas 2009. Causas
indirectas.
vasculares, 4 de ellas por aneurisma cerebral roto, 5 por cardiopatía, 3 por cetoa-
cidosis diabética y 1 por tirotoxicosis.
Es necesario recordar que durante el año 2009 México sufrió una epidemia de
influenza A H1N1, situación que complicó el embarazo, parto o puerperio de mu-
chas mujeres, causando un aumento inesperado de los casos de muerte materna
con relación al año previo, y esto a expensas de muertes maternas indirectas por
neumonías atípicas y neumonías por influenza A H1N1 demostrada.
En ese año ocurrieron 184 casos de muerte materna por neumonía y en 31 de
ellos se confirmó la presencia de influenza A H1N1. Las 153 defunciones fueron
causadas por neumonías bacterianas, neumonías atípicas, influenza estacional o
influenza no especificada, sin poder descartarse la posibilidad de que entre ellos
hubiera existido un número importante de casos de influenza A H1N1. El prome-
dio anual de muertes por enfermedades respiratorias de 2002 a 2008 fue de 17
fallecimientos, correspondientes a 1.4% de la mortalidad materna total, con un
incremento en 2009 de hasta 16% de la mortalidad materna total.31
CONCLUSIONES
REFERENCIAS
11. World Health Organization: Coverage of maternity care: a listing of available information.
4ª ed. Ginebra, WHO, 1998. Disponible en: http://whqlibdoc.who.int/hq/1996/WHO_RHT
_MSM_96.28_(part1).pdf.
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2000. Disponible en: http://www.rhmjournal.org.uk/publications/SafeMotherhood.pdf.
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de América Latina y el Caribe. Santiago, ONU, 2005. Disponible en: http://www.eclac.org/
publicaciones/xml/1/21541/lcg2331e.pdf.
14. Secretaría de Salud, Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, Dirección Gene-
ral de Epidemiología: Semana Epidemiológica 52 (corte al 28 de diciembre de 2011). Méxi-
co, 2012.
15. Fajardo DG, Meljem MJ, Rodríguez Suárez FJ, García Aranda JA, Pulido ZT et al.:
Recomendaciones para mejorar la calidad de la atención en pacientes con influenza A
(H1N1). México, CONAMED, 2009.
16. Organización Mundial de la Salud, 62ª Asamblea Mundial de la Salud: Reducir las inequi-
dades sanitarias actuando sobre los determinantes sociales de la salud. WHA 62.14. Gine-
bra, OMS, 2009.
17. Fajardo DG, Meljem MJ, Vicente GE, Venegas Páez FV, Villalba EI et al.: Análisis de
las muertes maternas en México durante 2009. Epidemiología, calidad de la atención médi-
ca, mala práctica y recomendaciones para mejorar la calidad y disminuir la mortalidad. Rev
Cir Ciruj. Entregada para publicación, en proceso editorial.
18. Secretaría de Salud: Diagnóstico y tratamiento del aborto espontáneo y manejo del aborto
recurrente. México, Ssa, 2008. Disponible en: http://www.cenetec.salud.gob.mx/interior/
gpc.html.
19. Secretaría de Salud: Prevención, diagnóstico y referencia de la amenaza de aborto en el pri-
mer nivel de atención. México, Ssa, 2008. Disponible en: http://www.cenetec.salud.gob.
mx/interior/gpc.html.
20. Secretaría de Salud: Guía de práctica clínica para la realización de operación cesárea. Mé-
xico, Ssa, 2008. Disponible en: http://www.cenetec.salud.gob.mx/interior/gpc.html.
21. Secretaría de Salud: Guía de práctica clínica para el control prenatal, con enfoque de riesgo.
México, Ssa, 2008. Disponible en: http://www.cenetec.salud.gob.mx/interior/gpc.html.
22. Secretaría de Salud: Guía de práctica clínica para detección y diagnóstico de enfermedades
hipertensivas del embarazo. México, Ssa, 2008. Disponible en: http://www.cenetec.salud.
gob.mx/interior/gpc.html.
23. Secretaría de Salud: Atención integral de la preeclampsia en el segundo y tercer niveles de
atención. México, Ssa, 2008. Disponible en: http://www.cenetec.salud.gob.mx/interiorgpc.
html.
24. Secretaría de Salud: Prevención y manejo de la hemorragia postparto en el primero y segun-
do nivel de atención. México, Ssa, 2008. Disponible en: http://www.cenetec.salud.gob.mx/
interior/gpc.html.
25. Secretaría de Salud: Norma Oficial Mexicana NOM 007–SSA2–1993. Atención de la mujer
durante el embarazo, parto y puerperio y del recién nacido. Criterios y procedimientos para
la prestación del servicio. México, Ssa, 1993. Disponible en: http://www.salud.gob.mx/
unidades/cdi/nom/007ssa23.html.
26. Secretaría de Salud: Guía de práctica clínica para la vigilancia y el manejo del parto. Mé-
xico, Ssa, 2009. Disponible en: http://www.cenetec.salud.gob.mx/interior/gpc.html.
27. Secretaría de Salud: Guía de práctica clínica para el diagnóstico y manejo del parto pretér-
mino. México, Ssa, 2009. Disponible en: http://www.cenetec.salud.gob.mx/interior/gpc.html.
Muertes maternas en México 15
28. Secretaría de Salud: Guía de práctica clínica para el diagnóstico y tratamiento oportuno de
la placenta previa en el 2º y 3er trimestre del embarazo en el segundo y tercer nivel de aten-
ción. México, Ssa, 2008. Disponible en: http://www.cenetec.salud.gob.mx/interior/gpc.html.
29. Secretaría de Salud: Norma Oficial Mexicana NOM 168–SSA1–1998, Del Expediente Clí-
nico. México, Ssa, 1998. Disponible en: http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/nom/168
ssa18.html.
30. Secretaría de Salud: Reunión Nacional APV. Panorama de la muerte materna 2010. Méxi-
co, Ssa, 2010.
31. Secretaría de Salud: Mortalidad materna en México durante 2009. El efecto de las infeccio-
nes respiratorias agudas (neumonía e influenza). México, Ssa, 2009.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
16 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 1)
2
Estrategias para reducir
la mortalidad materna
Jesús Carlos Briones Garduño, Manuel Antonio Díaz de León Ponce,
José Meneses Calderón, Carlos Gabriel Briones Vega
INTRODUCCIÓN
17
18 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 2)
1. Planificación familiar.
2. Atención obstétrica con personal calificado.
3. Disponibilidad de la atención obstétrica de emergencia las 24 h del día y los
365 días del año.
4. Implementación hospitalaria de protocolos de tratamiento basados en la
evidencia.
5. Campaña permanente de fortalecimiento del autocuidado de su salud.
En más de 90% de las defunciones tuvieron las mujeres algún tipo de atención
prenatal. Los decesos en los dos primeros casos pueden ser evitados en un alto
porcentaje mediante la identificación temprana de factores de riesgo de las pa-
cientes, lo que permitiría establecer un nivel de prevención primaria en la pobla-
ción con mayor riesgo, el reconocimiento clínico de las manifestaciones iniciales
y, por lo tanto, el tratamiento oportuno.
Contexto estatal
El Estado de México se encuentra entre los 10 estados con mayor mortalidad ma-
terna en el país (cuadro 2–1), con una tasa de 7.3%, superior al promedio nacio-
nal. Al igual que para el resto del país, las principales causas de morbilidad son
las complicaciones hipertensivas de la gestación, particularmente el grupo de
preeclampsia–eclampsia, seguida de hemorragias durante el embarazo, el parto
y el puerperio.
Estrategias para reducir la mortalidad materna 19
Esto implica promover en forma permanente, por un lado, la cultura del autocui-
dado de la salud, y asistir a los servicios médicos desde las primeras semanas del
embarazo y durante el evento obstétrico, pero también elevar la calidad de los ser-
vicios de atención favoreciendo la capacitación específica en el diagnóstico y el
tratamiento de las principales causas de muerte, además de fortalecer e implemen-
tar unidades de cuidados intensivos especializadas, así como el establecimiento
de un sistema de comunicación y compromiso de asistencia interinstitucional.
La recopilación y la utilización de la información y el conocimiento sobre la
morbilidad y la mortalidad maternas son insumos estratégicos para orientar el
20 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 2)
ajuste y la evaluación de las respuestas que ofrecen los servicios de salud respon-
sables de la atención a la mujer embarazada, formular protocolos de atención y
finalmente establecer políticas y programas (cuadros 2–1 y 2–2).
MORTALIDAD MATERNA
Edema, proteinuria y
trastornos hipertensivos 28.9
en el embarazo, parto
y puerperio
Hemorragia del embarazo, 21.3
parto y puerperio
Aborto 7.9
Complicaciones 7.1
del puerperio
0 7 14 21 28 35
Estado de México
100 De 2000 a 2007 se logró
90.8
88
disminución de 38.8% en
90 86.4 la RM, faltando 27.9
78.5
puntos para alcanzar la
78
80 76.9
78.9 76.4 Meta del Milenio, equiva-
75 73.3 lente a disminuir 3.5 puntos
70.9 75.6
73.9 72.5
70 173 68.8
66.7
71.9 por año
62.6 64.6
62.5
60.4
60 58.3
56.2
58.2 55.6
54.1
52
50 49.9
47.8 46.7
45.7
43.6
40 39.4
41.5 38.87
35.2 %
37.3 33.1
30 28.9
31 26.8
24.7
22.6
20 18.7
10 Meta
del
0 Milenio
1990
1992
1994
1996
1998
2000
2002
2004
2006
2008
2012
2014
Figura 2–2. Tasa de mortalidad materna de 1990 a 2007 y Meta del Milenio, tasa de 2011
1990 a 2015, Estado de México. Disminución anual: 2.1 defunciones por cada 100 000
nacimientos. Razón por 100 000 nacimientos estimados CONAPO. Sistema Nacional
de Información en Salud/INEGI.
Para el mismo año más de la cuarta parte de las muertes maternas se debieron
a edema, proteinuria y trastornos hipertensivos en el embarazo, parto y puerperio
(28.9%), seguida de hemorragias durante el embarazo, parto y puerperio
(21.3%), causas obstétricas indirectas (18.3%), aborto y complicaciones del
puerperio (figuras 2–2 y 2–3).
Para incidir de manera directa en el abatimiento de este problema se crearon
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Estrategias prehospitalarias
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
Inversión en miles de millones de pesos
Figura 2–3. Disminución de la mortalidad materna en los últimos 8 años. * RMN por 100
mil NVE. Fuente: 1990 a 2007, INEGI–SSA/DGIS, SS. La tasa corregida 2002–2007 se
calculó con nacimientos estimados CONAPO (2005–2050).
Estrategias hospitalarias
1. Estrategias asistenciales.
2. Estrategias en enseñanza.
3. Estrategias en investigación.
Estrategias asistenciales
Estrategias en enseñanza
Estrategias en investigación
Estrategia asistencial
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Estrategia en enseñanza
Para incidir de manera directa en el abatimiento de la muerte materna se creó el
Programa de Medicina Crítica en Obstetricia, modelo basado en cuidados inten-
sivos especializados que deben tener los hospitales de atención obstétrica.
La medicina crítica representa el enfoque más revolucionario del siglo XX; la
medicina crítica actúa con oportunidad ante el estado grave, urgente, repentino
y agudo que se expresa en el transcurso de un padecimiento peligroso. La medici-
na crítica en obstetricia es, en consecuencia, la que se dirige a la mujer embaraza-
da grave, pero además es vigilante, decisiva, crucial, precisa, exacta, oportuna,
reflexiva, analítica, juiciosa, comprometida y eficiente.
Al conocer los cambios fisiológicos que ocurren en la mujer gestante es más
fácil entender la influencia que pueden tener cuando existe una patología previa
o agregada. La medicina crítica está constituida sobre una amplia base de conoci-
mientos cuya finalidad es mantener las funciones vitales del paciente grave a tra-
vés de prevención, diagnóstico y tratamiento de los estados fisiopatológicos agu-
dos que ponen en peligro la vida.
Al disponer de mecanismos e instrumentos que permitan tener una mayor ca-
pacidad de respuesta para mejorar no sólo la atención prenatal, sino también el
entorno en que se desarrolla el evento obstétrico, y las complicaciones médico–
obstétrico–quirúrgicas, la atención a la mujer embarazada mejora sustancialmen-
te. La unidad de cuidados intensivos obstétricos ha sido la forma de responder al
reto implícito de estas condiciones agudas. En 1997 se inició el diplomado en me-
dicina crítica en obstetricia avalado por la Universidad Autónoma del Estado de
México, con sede en el DIFEM, actual Instituto Materno Infantil del Estado de
México. Este curso evolucionó, y en marzo de 2007 se convirtió en una especiali-
dad donde se revisan temas teóricos y prácticos, realizando rotaciones en las uni-
dades de cuidados intensivos de los Centros Médicos ISSEMYM y “Adolfo Ló-
pez Mateos” del ISEM. Esta nueva especialidad se expandió con la apertura de
dos nuevas sedes del mismo: el Hospital Materno Infantil del ISSEMYM y el
nuevo hospital Perinatal del Estado de México del ISEM.
Estrategia en investigación
La enseñanza y la investigación en este campo van a depender del entusiasmo y
de los esfuerzos tanto de investigadores como de instituciones comprometidas en
Estrategias para reducir la mortalidad materna 25
Identificación de 10%
complicación Hospital resolutivo
Detección de 10%
patología concomitante Tratamiento específico
5%
Control prenatal Clínico–laboratorio–ultrasonido
Consejería y asesoramiento 5%
Identificar riesgo preconcepcional
CONCLUSIONES
PPUCC
REFERENCIAS
1. Consejo Estatal de Salud del Estado de México: Con hechos en salud el Estado de México
avanza 1999–2005. 2ª Sesión Extraordinaria, 28 de julio de 2005.
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México apropiado para la infancia y la adolescencia: programa de acción 2002–2010.
2002.
3. Briones GJC, Zamora GM, González TA: El médico frente a la gestación y el nacimiento.
Acta Medica 1993;29(115–116):103–110.
4. Briones GJC, Castañón GJA, Díaz de León PM, Briones VCG: La unidad de cuidados
intensivos multidisciplinaria y la medicina crítica en gineco–obstetricia. Rev Asoc Mex Med
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
11. Briones GJC, Díaz de León PM, Gómez Bravo TE, Ávila EF, Rodríguez RM et al.: Mor-
talidad materna y medicina crítica. Tres décadas (1973–2003). Rev Asoc Mex Med Crít Ter
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clampsia–eclampsia. Cir Ciruj 2005;73:101–105.
13. Díaz de León PM, Briones GJC, Moreno SA, Briones VCG: La importancia de la medi-
cina crítica en obstetricia. Rev Asoc Mex Med Crít Ter Int 2006;20(3):142–146.
14. Díaz de León PM, Briones GJC: Medicina crítica en obstetricia, una nueva especialidad.
Cir Ciruj 2006;74:223–224.
15. Briones GJC, Díaz de León PM, Meneses CJ: Estrategias para reducir la mortalidad ma-
terna hospitalaria en el Estado de México. Rev Asoc Mex Med Crít Ter Int 2009.
16. Trejo LH, Meneses CJ, Torres PJ, Medina JMA, Briones GJC: Embarazo en adolescen-
tes, violencia intrafamiliar y depresión. Horizontes 2008;14:36–51.
3
Los paradigmas en la muerte materna
(casos clínicos)
Jesús Carlos Briones Garduño, Martín Rodríguez Roldán,
Manuel Antonio Díaz de León Ponce,
María del Carmen Gutiérrez Vázquez
INTRODUCCIÓN
29
30 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 3)
total de nacidos vivos para el año o periodo de estudio; representa el riesgo obsté-
trico asociado con cada embarazo y la tasa de mortalidad materna, que es el nú-
mero de defunciones maternas que ocurren en un año o un periodo respecto a los
nacidos vivos durante ese lapso, y mide el riesgo obstétrico y la frecuencia con
que las mujeres están expuestas al riesgo. Debe puntualizarse que la mayoría de
estas mujeres fallecen en los hospitales (hay 2 855 unidades de éstos en todo el
territorio nacional), que son muertes evitables (lo que traduce que la mortalidad
es un sensor de la calidad de atención) y que éstas están relacionadas con fallas
en la atención del parto o la emergencia obstétrica (o con ambas) hasta en 70 a
90%. Asimismo, hay que destacar que la atención y los esfuerzos se deben centra-
lizar en seis entidades federativas: Distrito Federal, Estado de México y Jalisco
(con 30% de la población en edad reproductiva y 27% de la mortalidad), así como
también Chiapas, Guerrero y Oaxaca (con 10% de la población en edad reproduc-
tiva y 19% de la mortalidad del país). Así pues, en estos seis estados se concentran
40% de las mujeres en edad de embarazarse y 46% de las defunciones. En este
orden de ideas, el objetivo del presente capítulo es mostrar el cambio observado
en la mortalidad materna paralelamente a los cambios de administración y políti-
ca pública en salud en el Estado de México en los dos últimos años, y comunicar
el desempeño de dos hospitales estatales que al modificar y reorganizar sus fun-
ciones han logrado disminuir la mortalidad materna.3–8
MATERIAL Y MÉTODO
RESULTADOS
DISCUSIÓN
Cuadro 3–5.
Periodo político en Número de Promedios por año Directivo de Salud y
el Estado de México fallecimientos Directores de
por día unidades médicas
2002 a 2005 797 mujeres/1 460 197.1 ¿Quién?
2006 a 2008 447 mujeres/1 095 146.0 ¿Quién?
2009 a 2010 206 mujeres/365 206.0 ¿Quién?
34 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 3)
ciones de salud y los prestadores del servicio son los factores que permiten una
atención oportuna y adecuada para disminuir la mortalidad materna.9
El grupo de trabajo de los autores también publicó recientemente las estrate-
gias asistenciales, de enseñanza e investigación que han venido proponiendo des-
de hace más de 10 años, con resultados contundentes en la disminución de la mor-
talidad materna hospitalaria.10
CONCLUSIONES
Los resultados que se desea en mortalidad materna son unos verdaderos paradig-
mas supeditados al efecto interdisciplinario que las voluntades políticas y guber-
namentales tienen en las directrices de las unidades médicas hospitalarias para
ubicar a tomadores de decisión que tengan un perfil académico que garantice re-
sultados favorables, y no designaciones por amistad o compadrazgo que redun-
den en morbilidad y mortalidad en los centros hospitalarios.
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24.
4
Equipos de respuesta rápida
Raúl Carrillo Esper, Jorge Raúl Carrillo Córdova,
Luis Daniel Carrillo Córdova
y se refleja en las 100 000 muertes anuales que suceden en EUA en relación
a este problema, lo que se ha denominado “muerte inmerecida”, que ha co-
locado al simple hecho de estar hospitalizado como la octava causa de
muerte intrahospitalaria. Por lo anterior, cada vez es más frecuente detectar
“hospitales enfermos” en donde el número de incidentes críticos y muertes
inmerecidas no ha disminuido o va en aumento, y en los que es urgente insti-
tuir medidas encaminadas a su detección y control mediante la implementa-
ción de procesos encaminados a corregir los problemas.1
La falla en reconocer de manera temprana el deterioro en la condición clínica del
paciente que agrava su condición y lo pone en riesgo de muerte se denomina “fa-
35
36 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 4)
lla para rescatar” (failure to rescue). Es importante comentar que este concepto
no implica negligencia o falta de profesionalismo, sino la poca experiencia del
personal de salud hospitalario o la sobrecarga de trabajo que impiden reconocer
los signos tempranos de deterioro y responder rápidamente para resolverlos de
manera integral.2,3
En el año 2004 el Instituto para la Mejoría en la Atención (health care improve-
ment), en su “Campaña para el Salvamento de 100 000 vidas”, exhortó a los hos-
pitales de la Unión Americana a implementar los “equipos de respuesta rápida”
(rapid response team) con la finalidad de evitar o reducir la incidencia de muertes
inmerecidas, a través de un protocolo de acción que incluye la valoración integral
de cinco signos de alarma que están sólidamente fundamentados en la evidencia
científica y que han demostrado preceder en un elevado porcentaje al deterioro
del enfermo. Los signos de alarma son:
1. Taquicardia.
2. Taquipnea.
3. Hipotensión.
4. Desaturación.
5. Cambios en el estado de conciencia.
Los sistemas hospitalarios deben ser capaces de detectar y tratar de manera opor-
tuna el deterioro del enfermo antes de que sobrevenga la crisis. Para afrontar esto
deberá instituirse de manera obligatoria en todos los hospitales un sistema de
atención de respuesta rápida (SARR) dentro del cual está integrado el equipo de
respuesta rápida (ERR), cuya función primordial es optimizar el sistema de aten-
ción y los recursos hospitalarios (humanos y tecnológicos).8,9
La estructura del SARR se muestra en la figura 4–1; sus componentes son:
Equipos de respuesta rápida 37
ÃÃÃÃÃÃ
Asa aferente Asa eferente
ÃÃÃÃÃÃ
Código de alarma GEM/ERR/UTI
ÃÃÃÃÃ ÃÃÃÃÃ
ÃÃÃÃÃ
Detección
ÃÃÃÃÃ Recursos
ÃÃÃÃÃÃÃÃÃÃÃ ÃÃÃÃÃ
del evento especializados
ÃÃÃÃÃÃ ÃÃÃÃÃÃÃÃÃÃÃ
Urgencia médica
ÃÃÃÃÃÃ ÃÃÃÃÃÃÃÃÃÃÃ
Signos de alarma Equipo
Crisis resuelta RCP
ÃÃÃÃÃ
ÃÃÃÃÃ
Equipo
trauma
ÃÃÃÃÃ
Estructura administrativa
ÃÃÃÃÃ
y tecnológica Equipo
EVC
ÃÃÃÃÃ
ÃÃÃÃÃ Equipo
ÃÃÃÃÃ
Recolección de datos y análisis sepsis
para mejora del proceso
Figura 4–1. Estructura del sistema de atención de respuesta rápida. GEM = grupo de
emergencia médica; ERR = equipo de respuesta rápida; UTI = unidad de terapia intensi-
va; RCP = reanimación cardiopulmonar; EVC = evento vascular cerebral.
S Asa aferente
S Identificación de signos de alarma.
S Criterios de diagnóstico y llamada al ERR.
S Sistemas de monitoreo clínicos y tecnológicos.
S Proceso de la respuesta.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
S Asa eferente
S Respuesta a los signos de alarma.
S Recursos humanos y tecnológicos para responder en menos de 15 min
al llamado.
S Interacción estrecha entre médicos, enfermeras e inhaloterapeutas de
hospitalización y terapia intensiva.
S Protocolos bien establecidos de respuesta con algoritmos fáciles de apli-
car por el personal.
S Discriminación de casos que no lo ameriten.
S Seguridad del enfermo y mejora de calidad del proceso
S Retroalimentación de cada caso o llamada.
S Evaluación del proceso que se siguió.
S Interacción de todo el equipo.
38 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 4)
S Estructura administrativa
S Implementación en la estructura hospitalaria.
S Programas educacionales y de concientización.
S Valoración del impacto en la calidad, seguridad y eficiencia de la aten-
ción.
S Medición del impacto en la mortalidad, la estancia hospitalaria y los cos-
tos.
El SARR incluye los cuatro elementos ya descritos, y el ERR se refiere exclusiva-
mente a la rama eferente. El ERR se define como el grupo integrado por profesio-
nales de la salud que están preparados y tienen experiencia para responder ante
los signos de alarma de deterioro en la condición clínica del enfermo, lo que signi-
fica identificar, tratar y trasladar al enfermo, en caso necesario, a un área de aten-
ción especializada (unidad de terapia intensiva).8,9
El ERR tiene el objetivo fundamental de prevenir y disminuir la incidencia de
muertes inmerecidas mediante la interacción de sus cuatro componentes las 24
h del día los 365 días del año, tomando en cuenta que el deterioro del enfermo
y la presencia de los signos de alarma se presenta 6.5 h antes del evento crítico
o del paro cardiaco, y la detección oportuna de éstos reduce de manera significati-
va la incidencia de la crisis. Buist y col. demostraron 50% de reducción en la inci-
dencia de paro cardiaco fuera de la terapia intensiva. En otro estudio Bellomo re-
portó que las complicaciones posoperatorias que requerían transferencia a la UTI
se reducían en 58%, con reducción de 37% en la mortalidad absoluta. Por otro
lado, la implementación de los ERR reduce en 30% la necesidad de traslados a
unidades de tercer nivel.10–13
Los factores fundamentales que determinan que no se detecten de manera tem-
prana los signos de alarma son:14
1. Problemas de comunicación.
2. El no reconocer los signos tempranos de alarma.
3. Valoración inadecuada y falta de protocolos.
4. Carencia de programas de entrenamiento entre el personal.
5. Desconocimiento o desconfianza entre el personal hospitalario de los pro-
tocolos y del SARR.
EMERGENCIA INTRAHOSPITALARIA
Y SIGNOS DE ALARMA
S Busca.
S Escucha.
S Siente.
S Monitorea.
S Trata.
Esta tarjeta es fácil de entender, unifica criterios y debe distribuirse en todas las
áreas hospitalarias, colocándose en un lugar visible y al alcance del grupo médico
y paramédico, a los que debe informárseles su contenido y características. Ade-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
S Unificar criterios de cuándo activar el código del asa aferente una vez iden-
tificados los signos de alarma.
S Desarrollar una base de datos para la recolección de información y de esta
manera validar y medir el proceso, con la finalidad de mejorarlo y hacerlo
más eficiente al paso del tiempo.
S Enfermería
S Inhaloterapistas
S Médicos de cabecera
S Administradores
6. Entrenamiento/educación
S Heterogeneidad en entrenamiento y habilidades de los médicos y enfermeras para la de-
tección y el tratamiento de problemas agudos
S Ambigüedad y heterogeneidad en la competencia del personal de salud en medicina aguda
S Carencia de programas de entrenamiento en esta área
En la fase inicial del programa ninguna de las llamadas será pasada por alto
y se adoptará el slogan de “Llama temprano... llama frecuentemente” (Call ear-
ly... call often), que ha funcionado bien en otros programas de implementación.
44 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 4)
S Datos demográficos.
S Área del hospital que activó el sistema.
S Motivo de la activación del sistema.
S Hora de la llamada y tiempo de respuesta.
S Descripción de la atención de acuerdo con el sistema SBAR (por las siglas
en inglés de situation, background, assessment and recommendations, es
decir: situación, antecedentes, valoración y recomendaciones).
Los médicos tratantes serán informados inmediatamente por radio o por teléfono
celular de la activación del sistema y posteriormente de las acciones y la toma de
decisiones. Todo paciente que haya ameritado la activación del sistema será se-
guido por algún miembro del ERR cada 8 h por dos días y deberá documentar la
evolución final del enfermo, lo que es de gran importancia para evaluar el impac-
to de las acciones tomadas por el ERR.
Los SARR han sido adoptados por un gran número de instituciones como progra-
mas prioritarios con la finalidad de incrementar la seguridad en la atención de los
enfermos. El Instituto para la Mejoría en el Cuidado de la Salud (Institute for
Healthcare Improvement) incluye la implementación de los SARR como una de
las seis intervenciones prioritarias de la campaña de las 100 000 vidas. La Asocia-
ción de Colegios Médicos de EUA, en conjunto con las Fundaciones Robert
Wood Johnson, Delmarva y la Universidad de Pittsburgh, desarrolló y está imple-
mentando el SARR en todos los hospitales universitarios. La Joint Commission
on Accreditation of Healthcare Organizations ha considerado los ERR como uno
de los principales programas encaminados a la seguridad en la atención médica
de los enfermos.18–21
La evidencia científica que se tiene relacionada con la efectividad de los
SARR es contradictoria. Del gran número de artículos relacionados con el tema
sólo 10 evalúan la efectividad de la implementación del programa; de ellos, 8 fue-
Equipos de respuesta rápida 45
cardiaco fuera de la UTI (RR, 0.62; 95% IC, 0.46 a 0.84) y en 21.4% la reducción
en la mortalidad hospitalaria (RR, 0.79; 95% IC, 0.63 a 0.98). Los resultados po-
sitivos de los grupos de respuesta rápida también se han hecho manifiestos en
hospitales comunitarios. En el estudio realizado por Dacey33 se demostró que la
implementación de un programa en un hospital de este tipo redujo la incidencia
de paros cardiacos intrahospitalarios de 7.6 a 3 por 1 000 altas mensuales, el
ingreso a la UTI de 45 a 29% y la mortalidad hospitalaria al año de haber sido
implementado de 2.82 a 2.35%.
Por último, es importante comentar que cuanto más temprana sea la activación
del sistema de respuesta rápida mejores serán los resultados, como ya fue demos-
trado por Chen,34 que desarrolló un estudio en el que se analizaron 11 242 eventos
adversos graves y 3 700 activaciones tempranas. Se demostró que por cada 10%
de incremento en la activación temprana se reducían los paros cardiacos inespe-
rados y la mortalidad.34
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48 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 4)
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5
Acciones del equipo de respuesta
rápida en urgencias obstétricas
Jesús Ojino Sosa García, Jesús Carlos Briones Garduño
INTRODUCCIÓN
La medicina intensiva, al igual que todas las áreas de atención médica, está expe-
rimentando una fase de transición a través de la implementación de modelos fun-
damentados en la mejor evidencia científica con el objetivo de mejorar de manera
significativa la calidad y la seguridad de la atención médica.1
La atención médica basada en la seguridad del enfermo se define como la au-
sencia o reducción, a un nivel mínimo aceptable, del riesgo de sufrir un daño in-
necesario en el curso de la atención sanitaria.2 Entre los sistemas básicos de tra-
bajo en evaluación y mejora de la calidad asistencial están los sistemas de
monitoreo, los cuales permiten medir y evaluar de forma periódica y planificada
los aspectos relevantes de la asistencia mediante el uso de indicadores de calidad
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
49
50 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 5)
EPIDEMIOLOGÍA
La paciente obstétrica grave requiere una evaluación integral que permita detec-
tar de manera temprana y oportuna las disfunciones orgánicas y decidir el aborda-
je diagnóstico y terapéutico más adecuado en el momento de la toma de decisio-
nes clínicas, con el objetivo de mejorar la evolución y el pronóstico a corto plazo
de dichas pacientes.
En 2010 Briones y col. propusieron una estrategia hospitalaria por medio de
la implementación de un equipo de respuesta rápida en el abordaje diagnóstico
y terapéutico de la paciente obstétrica grave, denominado MATER.11
MATER es un sistema de atención de respuesta rápida concebido como una
estrategia hospitalaria para la atención multidisciplinaria de la urgencia obstétri-
ca (trastornos hipertensivos asociados al embarazo, hemorragia y sepsis obstétri-
ca).
Acciones del equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas 53
Proceso ABC
A. Identificar (signos de alarma):
S Hipertensión o hipotensión arterial.
S Convulsiones tónico–clónicas.
S Alteraciones del sensorio o estado de coma.
S Sangrado transvaginal o de otra vía.
S Taquicardia, taquipnea, cianosis, hipertermia > 38.5 _C.
S Choque.
B. Tratar (guías clínicas):
S Preeclampsia–eclampsia.
S Hemorragia obstétrica.
S Sepsis obstétrica.
C. Trasladar:
S Unidad de choque o cuidados intensivos obstétricos.
S Quirófano o unidad de tococirugía.
Como parte de la atención de la paciente obstétrica grave se recomienda una eva-
luación binaria que incluya una adecuada exploración física y una correcta inter-
pretación de los estudios de laboratorio e imagen por aparatos y sistemas.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Neurológico
El objetivo de la evaluación neurológica es reconocer el tipo de desorden de la
conciencia y establecer una correlación con su etiología. La localización neuroa-
natómica es esencial a través de una evaluación rápida que debe incluir nivel de
conciencia (vigilia), evaluación de pares craneales, actividad motora y patrón
respiratorio.
Nivel de conciencia
La escala de coma de Glasgow (ECG) es una herramienta de gran utilidad para
evaluar el nivel de conciencia. Se recomienda un monitoreo estrecho en pacientes
con deterioro del estado de alerta y, en caso de presentar ECG v 8 puntos, asegu-
rar la vía aérea.
54 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 5)
Evaluación motora
Patrón respiratorio
Los desórdenes del patrón respiratorio reflejan lesión del centro respiratorio a ni-
vel del tronco cerebral o interferencia con regulación suprabulbar de este sitio.
La falla circulatoria o respiratoria, desórdenes tóxico–metabólicos, las drogas
utilizadas para sedación y analgesia, así como la ventilación mecánica, pueden
contribuir a respiración anormal.
Acciones del equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas 55
Respiratorio
Hemodinámico
tico de la paciente obstétrica grave. Sin embargo, a pesar de los grandes avances
tecnológicos de monitoreo, en gran parte de los hospitales sigue empleándose el
monitoreo hemodinámico convencional o no invasivo a fin de asegurar de mane-
ra indirecta una adecuada perfusión a través de la medición de constantes corpo-
rales, tales como frecuencia cardiaca, presión arterial no invasiva, temperatura,
frecuencia respiratoria, oximetría de pulso y, en el mejor de los casos, con medi-
ción de presión venosa central y gasto urinario a través de la colocación de sonda
de Foley, con toma de decisiones terapéuticas prácticamente a ciegas.
Hoy en día se han incorporado nuevos dispositivos que permiten tener herra-
mientas diagnósticas y terapéuticas que impactan en el abordaje y el manejo de
los enfermos. El monitoreo hemodinámico mínimamente invasivo a través de la
evaluación del contorno de la presión de pulso permite determinar de manera
continua variables hemodinámicas tales como gasto cardiaco, índice cardiaco,
56 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 5)
Renal
El monitoreo de la función renal requiere la colocación de una sonda de Foley
para cuantificar de manera continua el gasto urinario, así como también la deter-
Acciones del equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas 57
Hepático
El monitoreo de la función hepática se realiza a través de la determinación de los
niveles séricos de transaminasas (AST, ALT), bilirrubinas (directa, indirecta),
DHL, proteínas (albúmina, proteínas totales) y colesterol.
Metabólico
El control metabólico es parte fundamental en los pacientes graves, por lo que
se recomienda un control glucémico no tan estricto que permita mantener una
glucemia dentro de rangos de seguridad luego de una reanimación adecuada.15
En la paciente obstétrica grave se recomienda mantener una glucemia entre 90
y 140 mg/dL y posterior a la interrupción del embarazo entre 110 y 180 mg/dL.
Hematológico
La evaluación del nivel de hemoglobina y de coagulación requiere la determina-
ción continua de citometría hemática completa, determinación de plaquetas,
tiempo de protrombina, INR, tiempo de tromboplastina parcial activada, tiempo
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Infeccioso
CONCLUSIONES
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
60 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 5)
6
Experiencia exitosa con el código
MATER (caso clínico)
Jesús Carlos Briones Garduño, María del Carmen Gutiérrez Vázquez
INTRODUCCIÓN
61
62 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 6)
Identificar
Tratar
Trasladar
Reporte de caso
DISCUSIÓN
1. Taquicardia.
2. Taquipnea.
3. Hipotensión.
4. Desaturación.
5. Cambios en el estado de conciencia.5
REFERENCIAS
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7
El papel del pediatra–neonatólogo
como integrante del equipo de
respuesta rápida
Deneb Morales Barquet
INTRODUCCIÓN
65
66 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 7)
a. Una expansión alveolar inadecuada puede causar falla respiratoria con falta
del descenso de las resistencias vasculares pulmonares y, en consecuencia,
producirse desarrollo de hipertensión pulmonar e hipoxemia.
b. La hemorragia materna previa al nacimiento puede producir hipovolemia
e hipotensión neonatal.
c. La acidosis y la hipoxia previa o durante el nacimiento pueden deprimir la
respuesta respiratoria y la función cardiaca.
Las guías para las prácticas de reanimación neonatal se han establecido desde
hace 25 años, siendo pioneros los miembros de la Academia Americana de Pedia-
tría (AAP) y de la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en
inglés), con revisiones periódicas cada cinco años, habiéndose hecho la última
actualización en 2010.2 En México se siguen los lineamientos de la Norma Ofi-
cial Mexicana NOM–007–SSA 2 1993, cuyo objetivo es establecer los criterios
para atender y vigilar la salud de la mujer durante el embarazo, el parto y el puer-
perio y del recién nacido normal.
Actualmente existe un incremento en el número de estudios publicados sobre
reanimación neonatal y se han eliminado recomendaciones, como el uso de la va-
loración del color de la piel como un indicador de adecuada oxigenación o efecti-
vidad de la reanimación, ya que ahora se cuenta con información objetiva de la
oximetría de pulso. La reanimación puede ser iniciada con aire ambiente y en ca-
sos de requerirse oxígeno se requiere un mezclador de gases, para mantener las
saturaciones de oxígeno similares a las de los pacientes que no requirieron manio-
bras de reanimación.2
Otras recomendaciones durante la ventilación inicial, como el uso de dispositi-
vos de presión limitados por flujo con pieza en “T” (NeopuffR) para otorgar pre-
El papel del pediatra–neonatólogo como integrante del equipo... 67
sión positiva inspiratoria, así como el uso de presión positiva al final de la espira-
ción, ayudan a establecer una adecuada capacidad residual funcional2,4–6 (cuadro
7–1).
Como medidas generales, en toda reanimación se debe tomar en cuenta lo si-
guiente:
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Personal
Equipo
Se debe contar con un equipo completo de reanimación, el cual deberá ser revisa-
do de forma sistemática y operacional con cierta regularidad, y siempre antes de
cada reanimación.1,3
Equipo general
1. Superficie firme para realizar la reanimación.
2. Sábanas o paños precalentados.
3. Luz.
4. Reloj con segundero.
5. Bolsas de polietileno del tamaño adecuado para un paciente que pese menos
de 1 500 g.
6. Estetoscopio (de preferencia neonatal o pediátrico).
7. Oxímetro de pulso, de tamaño y forma apropiados para neonatos.
Medicamentos y soluciones
Comunicación
a. Edad gestacional.
b. Número de fetos.
c. Razón por la cual se considera un embarazo o parto de alto riesgo.
d. Presencia de meconio en el líquido amniótico.
e. Evaluación de la variabilidad de la frecuencia cardiaca.
f. Anomalías congénitas.
g. Factores maternos de riesgo para infecciones (incluyendo resultados del ta-
mizaje para estreptococo del grupo B).
70 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 7)
h. Medicamentos maternos.
Ambiente
Los recién nacidos se encuentran en riesgo de hipotermia, por lo que habrá que
prevenir la pérdida de calor. La hipotermia también puede incrementar el consu-
mo de oxígeno e impedir una adecuada reanimación. Para los pacientes de térmi-
no o cercanos al término que no requirieron reanimación la primera medida debe
ser el contacto con la madre, piel con piel. En los pacientes que requirieron alguna
intervención (como aspiración de secreciones o estimulación táctil), retirar la sá-
bana o un paño húmedo puede ser suficiente. Si es necesaria alguna otra medida
de reanimación avanzada se deberá realizar siempre bajo una cuna de calor ra-
diante previamente calentada.
En los recién nacidos prematuros (en especial los de menos de 28 semanas de
gestación) se debe mantener una temperatura ambiental mínima de 26 _C y colo-
car al paciente de forma inmediata en una bolsa de polietileno, la cual se deberá
mantener hasta tener un control adecuado de la temperatura.
Precauciones generales
Todos los fluidos de los pacientes deben ser considerados especialmente infec-
ciosos, por lo que se recomienda el uso de guantes en todos los procedimientos
que se le realicen al recién nacido.
REANIMACIÓN NEONATAL EN
CIRCUNSTANCIAS ESPECIALES
Todas las áreas de maternidad deben proveer las facilidades para manejar a un
recién nacido enfermo, o tener arreglos eficaces para un seguro y pronto traslado
a una unidad especializada.8
El papel del pediatra–neonatólogo como integrante del equipo... 71
Preeclampsia–eclampsia
En los casos de eclampsia el tratamiento definitivo es el nacimiento; sin embargo,
no es apropiado cuando la madre esté inestable, a pesar del compromiso fetal. En
condiciones óptimas se debe tener un adecuado control de las crisis convulsivas,
la presión arterial y la hipoxemia corregidas.10
Al comparar a recién nacidos prematuros hijos de madres sin preeclampsia y
madres con preeclampsia11 se vio que los de antecedente materno de preeclam-
psia tienen seis veces más riesgo de requerir manejo en unidad de cuidados inten-
sivos neonatales (UCIN) con un RR 5.82; IC 95% 1.20 a 28.21, por lo que es im-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
S Reducción de muerte neonatal (RR 0.55; IC 95% 0.43 a 0.72; NNT 9).
S Incidencia de síndrome de dificultad respiratoria (SDR) (RR 0.66; IC 95%
0.59 a 0.73; NNT 11). Este efecto se limita a las madres que recibieron la
primera dosis de esteroides en los días 1 a 7 antes del nacimiento (RR 0.46;
IC 95% 0.35 a 0.60; NNT 7).
S Incidencia de hemorragia intraventricular (RR 0.54; IC 95% 0.43 a 0.69).
S Incidencia de enterocolitis necrosante (RR 0.46; IC 95% 0.29 a 0.74).
S Necesidad de soporte respiratorio y admisión a UCIN (RR 0.80; IC 95%
0.65 a 0.99).
Sepsis
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
Las gasometrías de cordón deben ser tomadas en todo paciente que haya requeri-
do alguna maniobra avanzada de reanimación, para establecer una relación entre
los eventos intraparto y la condición neonatal. En términos generales, cuando el
aporte de oxígeno disminuye en el recién nacido se produce una deprivación de
oxígeno a los tejidos, con el desarrollo de acidemia.22
La sangre debe ser tomada de preferencia de la arteria umbilical, y de dos vasos
en caso de que no se logre identificarla adecuadamente. El tiempo óptimo de la
74 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 7)
toma debe ser en los primeros 60 min. Los valores normales de gasometría arte-
rial son los siguientes:4
Los valores que se consideran para definir un evento hipóxico intraparto agu-
do suficiente para causar parálisis cerebral según The American College of Obs-
tetricians and Gynecologists (ACOG) son una acidosis metabólica con pH < 7.0
y un déficit de base > 12 mmol/L, con el desarrollo temprano de encefalopatía
moderada o grave en los recién nacidos de más de 34 semanas de gestación.23
CONCLUSIONES
REFERENCIAS
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76 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 7)
8
Cuidados intensivos en ginecología
y obstetricia en el Hospital
General de México
Antonio Guerrero Hernández, Jesús Carlos Briones Garduño,
Manuel Antonio Díaz de León Ponce, Carlos Gabriel Briones Vega
INTRODUCCIÓN
77
78 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 8)
PACIENTES Y MÉTODOS
RESULTADOS
Este último subgrupo tuvo 70 pacientes con patologías muy variadas que compli-
caron el embarazo y requirieron el apoyo multidisciplinario en la UCI. El número
de nacimientos registrados fue de 4 733, en promedio 12.9 al día, 25% de los cua-
les fueron de madres adolescentes, y 40% nacieron por medio de operación cesá-
rea; se registró 1.7% de óbitos fetales con 13% de recién nacidos pretérmino. La
muerte materna se presentó en 5 pacientes (mortalidad relativa de 1.7%): 2 por
hemorragia aguda secundaria a hipotonía uterina, 1 eclampsia con muerte cere-
bral, 1 mujer falleció por coriocarcinoma gestacional metastásico (se muestran
imágenes clínico–patológicas) y 1 por falla orgánica múltiple secundaria a car-
diomiopatía dilatada.
DISCUSIÓN
Las mujeres deben tener presente que en el embarazo existe el riesgo de abortar,
tener un trastorno en la inserción placentaria, desarrollar preeclampsia o restric-
ción del crecimiento intrauterino, una neoplasia maligna con alto riesgo de muer-
te, sepsis o un evento obstétrico desfavorable como la hemorragia aguda, o pato-
logías que complican o agravan el embarazo.
Cuidados intensivos en ginecología y obstetricia en el Hospital... 81
Ruptura hepática
Pancreatitis edematosa
Síndrome de Gitelman
Embarazo abdominal
Coriocarcinoma
Reconocida hace más de 30 años como una de las complicaciones que con más
frecuencia se observan en las pacientes obstétricas, se manifiesta clásicamente
por disminución de los volúmenes urinarios y de la filtración glomerular, eleva-
ción en sangre de elementos azoados y desequilibrio hidroelectrolítico y ácido–
base. Las funciones básicas de riñón comprenden filtración glomerular, excre-
Cuidados intensivos en ginecología y obstetricia en el Hospital... 85
A B
CONCLUSIONES
REFERENCIAS
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88 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 8)
9
Monitoreo de la paciente
obstétrica de alto riesgo
Antonio Guerrero Hernández, Carlos Gabriel Briones Vega,
Manuel Antonio Díaz de León Ponce, Jesús Carlos Briones Garduño
complicaciones graves.2
89
90 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 9)
d. Valoración del crecimiento uterino y del estado del feto mediante ultrasoni-
do.
e. Determinación de biometría hemática, glucemia, examen general de orina,
VDRL, grupo sanguíneo y Rh.
f. Prescripción profiláctica de hierro y ácido fólico.
g. Medidas de autocuidado de su salud.
h. Establecimiento del diagnóstico integral.3
La atención del evento obstétrico puede exhibir formas graves (como la pree-
clampsia–eclampsia) o complicadas (como la hemorragia obstétrica aguda), ha-
ciendo que la atención médica y quirúrgica tenga un impacto decisivo sobre la
evolución de aquél, subrayando que el factor de responsabilidad comúnmente in-
volucrado en la muerte es el juicio clínico o quirúrgico errado, por lo que es reco-
mendable el enfoque multidisciplinario, resaltando que el monitoreo o vigilancia
en áreas críticas como urgencias, unidad de tococirugía, recuperación posquirúr-
gica, terapia intensiva y quirófano deberá incluir periódicamente el estado neuro-
lógico, hemodinámico, hematológico, hepático–metabólico, renal y perinatal.
NEUROLÓGICO
Hemodinámico básico
Mediante medición de PVC y prueba de Max Harry Weil.
Monitoreo de la paciente obstétrica de alto riesgo 91
Bioimpedancia torácica
HEMATOLÓGICO
Hepático–metabólico
Perinatal
Encefalopatía
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Nefropatía Hepatopatía
Microangiopatía
trombótica
hemolítica
Disfunción
endotelial
Control
prenatal
Hospital
resolutivo
Director
del Hospital
Secretario
de salud
Aprendizaje útil
1. Taquicardia.
2. Taquipnea.
3. Hipotensión.
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la muerte materna. Rev Asoc Mex Med Crít Ter Int 2010;24(34):185–189.
96 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 9)
10
Manejo de cristaloides, coloides,
sangre y derivados en la paciente
obstétrica
Jaime Rivera Flores
INTRODUCCIÓN
97
98 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 10)
Cristaloides
Glucosada a 5 y 10%
Coloides
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Estas soluciones tienen moléculas grandes, lo cual les permite permanecer más
tiempo en el volumen intravascular, requiriéndose menor volumen de infusión
que los cristaloides para mejorar la volemia.
Albúmina
Está disponible en soluciones de 5% (50 g/L) y 25% (250 g/L). La actividad on-
cótica de la solución a 5% es semejante a la del plasma, y 50% del volumen admi-
nistrado permanece en el espacio intravascular con una vida media de 12 a 18 h.
Es poco alergénico, no transmite enfermedades infecciosas. El problema princi-
pal es su costo; no se emplea como solución de primera línea para el manejo de
choque hemorrágico.11
100 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 10)
Dextrán
Gelatinas
Almidones
Pentalmidón
Tiene un peso molecular menor que el anterior, ejerce una presión coloidosmóti-
ca más elevada con mayor expansión de volumen y una eliminación más rápida.
Sus efectos oncóticos desaparecen en 12 h y en 24 h se ha excretado 70%. Se en-
cuentra en solución salina isotónica a 10%.12,13
SANGRE Y HEMODERIVADOS
Paquete globular
h. Infección.
i. Inmunosupresión.
Plasma
Actualmente la indicación de plasma fresco congelado es por alteraciones de la
coagulación (déficit de factores de la coagulación). La dosis es de 10 a 15 mL/kg
de peso, con lo cual deberá lograrse una actividad aproximada de 30%.
CONCLUSIONES
REFERENCIAS
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2. Roberts I, Alderson P, Bunn F et al.: Colloids versus crystalloids for fluid resuscitation
Manejo de cristaloides, coloides, sangre y derivados en la paciente... 103
INTRODUCCIÓN
La atención del evento obstétrico puede exhibir formas graves (como la pree-
clampsia–eclampsia) o complicadas (como la hemorragia obstétrica aguda), ha-
ciendo que la atención médica y quirúrgica tenga un impacto decisivo sobre la
evolución de dicho evento, subrayando que el factor de responsabilidad común-
mente involucrado en la muerte es el juicio clínico o quirúrgico errado. Por ello
es recomendable el enfoque multidisciplinario, resaltando que el monitoreo o vi-
gilancia en áreas críticas como urgencias, la unidad de tococirugía, recuperación
posquirúrgica, terapia intensiva y quirófano debe incluir periódicamente la valo-
ración del estado neurológico, hemodinámico, respiratorio, hematológico, hepá-
tico–metabólico, renal y perinatal. La paciente obstétrica grave puede requerir
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
FISIOLOGÍA
En el aparato respiratorio la entrada y salida de aire se lleva a cabo por una dife-
rencia de fuerzas generada por los músculos respiratorios, las propiedades elásti-
cas de la caja torácica y el parénquima pulmonar, las cuales dependen de:
105
106 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 11)
Hay que tener en cuenta los tres cálculos, ya que en no pocas ocasiones una de
las tres mediciones es la que hace el diagnóstico mientras las otras dos podrían
ser normales; no toda la sangre que llega a los pulmones participa en el intercam-
bio de gases. En efecto, una pequeña proporción “contamina” la sangre arterial
(se trata de la sangre venosa de la circulación nutricia pulmonar proveniente de
las venas bronquiales, las cuales drenan en las venas pulmonares). Esta sangre
que no participó en el intercambio de gases se denomina fracción cortocircuito,
y se puede establecer mediante la fórmula:
QS/QT = Cc’O2–CaO2/Cc’O2–CvO2
INDICADORES DE VENTILACIÓN
MECÁNICA EN OBSTETRICIA CRÍTICA
Factores mecánicos
Membrana alveolocapilar
Perfusión pulmonar
Otras causas
Metodología
Procedimiento
VENTILADORES
Ventilador de presión
a. Facilidad de operación.
b. Menor costo.
c. Mantenimiento relativamente sencillo.
d. Fáciles de transportar (lo que permite su uso en pacientes que serán trasla-
dados).
e. Menor costo de mantenimiento.
Ventilador volumétrico
Permite el control de variables como volumen minuto, FiO2, PEEP, pausa inspi-
ratoria, flujo pico, sensibilidad, etc. Un elemento importante con que no se cuenta
en los ventiladores de presión es el panel de alarmas, las cuales se pueden progra-
mar de acuerdo con los límites superior o inferior que decida el médico. Los ven-
tiladores volumétricos han evolucionado en forma espectacular en los últimos 10
años; en la actualidad cuentan con microcircuitos de alta tecnología que permiten
una respuesta de centésimas de segundo de acuerdo con el patrón ventilatorio es-
pontáneo del paciente o con lo programado de acuerdo con el médico.
Las principales ventajas de los ventiladores volumétricos son:
Objetivos secundarios
S Mejorar la ventilación.
S Mejorar la oxigenación.
S Mejorar la relación presión–volumen.
S Reclutar alveolos.
S Disminuir el consumo de oxígeno.
S Permitir el reposo muscular.
S Modalidad asistocontrolada.
S FiO2 a 100% que se ajustará más tarde en función del índice de Kirby.
S Volumen corriente de 6 a 10 mL/kg de peso ideal.
S Frecuencia respiratoria de 15 por minuto (este parámetro también puede
modificarse en función de la paCO2).
S Flujo pico de 40 a 60 L/min.
S PEEP 2 cmH2O.
S Sensibilidad entre 1 y 2 cmH2O.
S Pausa inspiratoria 0.1 seg (de particular importancia para valorar la disten-
sibilidad estática).
Programa de alarmas
Ventilación controlada
Ventilación asistocontrolada
La mayoría de las ocasiones en que se retira de esta forma el motivo que originó
la ventilación mecánica fue un evento reversible a corto plazo (anestesia general,
Ventilación mecánica en la paciente obstétrica complicada 115
obstrucción de la vía aérea). Por lo general los sistemas de control del automatis-
mo respiratorio están indemnes, el estado de alerta es satisfactorio, no hay proble-
mas en la membrana alveolocapilar y la mecánica respiratoria está recuperada.
Cuando se decide retirar por completo el apoyo ventilatorio no implica retirar el
cuidado al paciente; por el contrario, deben enfatizarse al máximo los cuidados
y la vigilancia ante la evidencia de claudicación a la ventilación. Deben evaluarse
continuamente el estado de alerta, los datos clínicos de dificultad respiratoria y
el análisis de la gasometría arterial.
Valoraciones sistémicas
S La escala de Glasgow permite evaluar el sistema nervioso central.
116 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 11)
Manejo de secreciones
Uno de los problemas más frecuentes y añejos relacionados con la ventilación
mecánica es el mal manejo de las secreciones. Un paciente intubado tiene abolido
Ventilación mecánica en la paciente obstétrica complicada 117
Infección
Arritmias
Broncoespasmo
Barotrauma
La toxicidad por oxígeno se reportó por vez primera en 1940, manifestada por
daño ocular en recién nacidos expuestos a altas concentraciones de oxígeno (FiO2
mayor de 90%) por tiempo prolongado. El hallazgo principal fue la fibroplasia
retrolenticular.
Diversos estudios aparecieron posteriormente e hicieron hincapié en evitar en
lo posible el uso de altas concentraciones de oxígeno por periodos prolongados.
Esos estudios establecieron también que el daño no se limita al ojo, sino que es
de carácter sistémico, y el pulmón es el primer órgano en verse afectado. La mani-
118 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 11)
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120 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 11)
12
Manejo anestésico de la
paciente obstétrica grave
Jaime Rivera Flores
INTRODUCCIÓN
121
122 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 12)
Las heparinas de bajo peso molecular se usan con frecuencia en estas pacientes
y hay que seguir las guías de seguridad.6–10
Monitoreo
Todas las pacientes graves o de alto riesgo requieren monitoreo invasivo (línea
arterial, catéter para presión venosa central y en algunos casos catéter de arteria
Manejo anestésico de la paciente obstétrica grave 125
Hipnóticos
Propofol (2,3–diisopropilfenol)
Tiopental sódico
Ketamina
tente efecto broncodilatador, lo que hace que pueda emplearse en pacientes con
asma bronquial. Se contraindica en pacientes hipertensas (enfermedad hiperten-
siva del embarazo, preeclampsia–eclampsia); debido a que aumenta la frecuencia
cardiaca su uso se limita en pacientes con cardiopatías severas y con isquemia
miocárdica. La transferencia placentaria de ketamina es rápida, en dosis altas dis-
minuye los valores de Apgar y se ha descrito hipertonicidad muscular neonatal.
En dosis de 1 a 1.2 mg/kg de peso IV los resultados de Apgar son satisfactorios.5
Halogenados
Los halogenados con los que se cuenta con mayor experiencia clínica son isoflu-
rano, enflurano y halotano; los dos últimos ya no son muy empleados clínicamen-
te. El sevoflurano y el desflurano son altamente solubles y cruzan la placenta li-
bremente. Los coeficientes de partición son menores en neonatos que en adultos
y, por lo tanto, esos agentes deben ser eliminados rápidamente, tan pronto como
la respiración esté establecida. No hay evidencia de depresión neonatal al em-
plearse en bajas concentraciones; sin embargo, en altas concentraciones hay un
decremento de la tonicidad del músculo uterino con incremento de pérdida san-
guínea uterina que podría responder apropiadamente a la oxitocina.17–20
Bloqueadores neuromusculares
Opiáceos
Los opiáceos administrados para el control del dolor transanestésico son el fenta-
nilo, el sufentanilo y el remifentanilo. Proporcionan buena analgesia al inicio de
la cirugía para evitar la respuesta simpática por efectos de la manipulación de la
laringoscopia.
Los opioides administrados para control del dolor poscesárea son morfina,
meperidina, fentanilo, sufentanilo y tramadol, algunos por vía sistémica y otros
por vía neuroaxial, asociados a anestésicos locales.
Manejo anestésico de la paciente obstétrica grave 127
Con los opiáceos la valoración de Apgar puede ser menor, por lo que se requie-
re contar con un pediatra capacitado o un neonatólogo para realizar la reanima-
ción del recién nacido si ésta fuera requerida.21–23
Anestésicos locales
Muchas pacientes son manejadas con anestesia regional neuroaxial debido a que
provee buena analgesia transoperatoria y relajación neuromuscular y reduce el
riesgo de complicaciones, como intubaciones fallidas y aspiración de contenido
gástrico. El problema principal podría ser la hipotensión secundaria al bloqueo
simpático (ya mencionado), el cual es manejado con carga de líquidos y la admi-
nistración de vasopresores (efedrina, fenilefrina). Cuando se presenta hipoten-
sión en la paciente obstétrica o acidosis en el feto la transferencia placentaria pue-
de estar alterada.
Lidocaína
Bupivacaína
Ropivacaína
Tiene un pKa alto y una baja solubilidad a lípidos. Su eficacia es similar a la bupi-
vacaína, pero es menos cardiotóxica y neurotóxica y con menos bloqueo motor.
Actualmente se la ha empleado por vía espinal con buenos resultados, sin contar
con efectos secundarios severos.
Concentraciones de 0.2 y 0.125 de ropivacaína proveen una satisfactoria anes-
tesia para cesárea y trabajo de parto cuando se la asocia con sufentanilo.
Levobupivacaína
Opiáceos
Adyuvantes
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130 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 12)
13
Accesos vasculares venosos
María Antonia Aguilar E., Javier Ruiz Pérez
96 mL/min).
Los catéteres multilúmenes se usan para canulación venosa central. El más co-
múnmente usado, de triple lumen, tiene un diámetro externo de 2.3 mm (6.9
French) y provee tres canales.
Hay una gran variedad de opciones. La selección debe ser individualizada de
acuerdo con las necesidades de cada paciente y según el tipo, la duración y la fre-
cuencia de la infusión.
De esta manera, se cuenta con dispositivos periféricos para accesos de corta
duración, catéteres centrales de instalación periférica para accesos de término
medio, catéteres centrales no tunelizados, catéteres centrales tunelizados y puer-
tos implantables.
131
132 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 13)
Catéteres periféricos
Los catéteres periféricos de línea media son insertados en la vena antecubital; tí-
picamente miden 20 cm de longitud y sus puntas no alcanzan las venas centrales
del tórax. Son usados como accesos venosos entre una y cuatro semanas de dura-
ción, pero no son aconsejables para la administración de fármacos altamente irri-
tantes que pudieran dañar las venas periféricas (p. ej., en quimioterapia).
Los catéteres de línea media son seguros y efectivos, pero su uso está declinan-
do en favor de los catéteres centrales de inserción periférica.
Catéteres centrales
Se denominan líneas centrales porque sus puntas terminan en las venas dentro del
tórax; se clasifican como de inserción periférica o central.
Como el acceso central es muy conveniente no hay una contraindicación abso-
luta para realizar el procedimiento; sin embargo, el conocimiento de qué recurso
es más apropiado para cada situación puede mejorar el resultado en el paciente.
Además de la colocación emergente, las indicaciones para catéteres centrales
incluyen las siguientes:
Estos catéteres fueron introducidos en 1975; se insertan con más frecuencia por
la vía de la vena braquial, basílica o cefálica. Su inserción es más fácil y segura
que con los catéteres insertados centralmente, en particular sin el riesgo de neu-
motórax o hemotórax.
Están indicados en pacientes que requieren desde varias semanas hasta seis
meses de terapia intravenosa.
Las indicaciones comunes de estas líneas son:
a. Desplazamiento.
b. Oclusión.
c. Flebitis mecánica.
d. Trombosis venosa profunda.
La afirmación de que las vías centrales periféricas tienen un menor índice de in-
fección no ha sido bien sustentada en la literatura.
Este tipo de catéteres pueden ser usados para medir la presión venosa central,
ya que la diferencia entre éstos y los catéteres centrales es de 1.0 " 3.2 mmHg.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Para la inserción central son preferibles tres venas: la yugular interna, la yugular
externa y la subclavia. Aunque el acceso de la subclavia puede ser técnicamente
más fácil usando las referencias óseas en ausencia de guía por ultrasonido, por
lo general no es aconsejable colocar directamente en estas venas, debido a la rela-
tiva alta incidencia de trombosis venosa y el riesgo de daño del catéter o fractura
asociada a este acceso.
Los tres tipos de catéteres insertados centralmente son:
1. No tunelizados.
2. Tunelizados debajo de la piel.
3. Puertos implantables.
Catéteres no tunelizados
Puertos implantables
Consentimiento
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Preparación de la piel
a. Lavado de manos.
b. Uso de técnica estéril que incluya campos, ropa y guantes estériles.
c. Agentes antisépticos que disminuyen la microflora cutánea, como alcohol,
soluciones yodadas y gluconato de clorhexidina.
Accesos vasculares venosos 137
TÉCNICAS DE CATETERIZACIÓN
1. La directa.
2. La modificada.
3. La técnica de Seldinger.
por ello esta técnica recibe su nombre. Una vez que el vaso ha sido puncionado
y se obtiene retorno del flujo sanguíneo el avance de la aguja cesa y se desplaza
una guía metálica fina y flexible en el lumen del vaso. La aguja es removida y se
desplaza un catéter de poliuretano a través de la guía metálica y dentro del vaso
sanguíneo.
Berns y col. compararon estas tres técnicas de inserción; la técnica de punción
directa tuvo asociado más índice de fracaso, seguida de la técnica modificada y
la de Seldinger. También observaron que en los catéteres de poliuretano eran me-
nos probables la obstrucción y la necesidad de reinserción que en los catéteres
de teflón.
Durante la cateterización es importante una apropiada posición del paciente.
El paciente debe estar en posición Trendelenburg y para el abordaje infraclavicu-
lar la posición neutral del hombro minimiza el número de punciones y la inciden-
138 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 13)
Varios autores han descrito la utilización del ultrasonido en tiempo real para faci-
litar la localización de la vena y disminuir la incidencia de complicaciones mecá-
nicas relacionadas con la inserción del catéter central. El uso del ultrasonido du-
rante la localización del acceso venoso central, particularmente en pacientes
difíciles (p. ej., en pacientes obesos, cuyo elevado índice de masa corporal y la
presencia de grasa en la clavícula limitan la capacidad de visualizar y localizar
el sistema venoso), es cada vez más común. La colocación del transductor en el
área de interés independientemente del acceso venoso (yugular interno o femo-
ral) facilita la identificación del vaso venoso. La dramática dilatación de la vena
cava superior tras la maniobra de Valsalva identifica fácilmente el vaso venoso
comparado con el trayecto arterial pulsátil.
Schummer y col. condujeron un estudio y demostraron una tasa de complica-
ción mecánica de 12% durante la inserción del catéter usando la técnica de Sel-
Accesos vasculares venosos 139
dinger. La guía por ultrasonido tiene el potencial de reducir esta tasa de complica-
ciones.
La guía fluoroscópica también ha sido reportada para asistir en la colocación
de catéteres. Finalmente, la electrocardiografía de la aurícula derecha puede ser
usada para facilitar la apropiada colocación de la punta del catéter que, de acuer-
do con las guías de la Food and Drug Administration (FDA), tiene un promedio
seguro de profundidad de inserción de 16.5 cm, ya sea por vía yugular interna de-
recha o izquierda o por vena subclavia.
Abordaje antecubital
Los catéteres centrales con inserción periférica en adultos críticos están limitados
por:
a. Seleccionados.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
b. Neuroquirúrgicos.
c. Con coagulopatía.
d. En fase de rehabilitación de la enfermedad.
e. En casos de nutrición parenteral.
f. Medicación a largo plazo. La técnica de inserción percutánea se efectúa uti-
lizando la vena basílica, la cefálica o la braquial.
Técnica
Se dispone de diversos equipos para la cateterización venosa central por vía ante-
cubital. Éstos y los catéteres cortos están fabricados de silicón o poliuretano y,
dependiendo de la rigidez o el tamaño, se colocan dentro de un introductor como
a continuación se describe.
La vena basílica es el vaso de elección, pues hay una mayor tasa de éxito con
esta vena que con la cefálica. No hay diferencia entre uno y otro brazo, aunque
desde el brazo izquierdo hay una distancia mayor.
Con el brazo del paciente estirado se prepara la fosa antecubital y se colocan
campos estériles con técnica de asepsia estricta. Se aplica un torniquete proximal-
mente; se aplica anestesia local y se lleva a cabo la venopunción con la parte de
pared más fina de la aguja proximal a la línea antecubital, para evitar la ruptura
del catéter y embolismos. Cuando se confirma el flujo retrógrado de sangre veno-
sa se libera el torniquete y se avanza la guía dentro del vaso hasta una distancia
de 15 a 20 cm; se retira la aguja de pared fina y se ensancha el sitio de punción
con un dilatador romo.
El conjunto vaina introductor se pasa por encima de la guía con un movimiento
de torsión y se retira la guía. El introductor está listo para la inserción del catéter
periférico. Éste se suministra con un obturador interno que proporciona firmeza
para la inserción, y debe insertarse dentro del catéter periférico después de haber
sido lavado antes de la inserción.
La longitud de inserción se estima midiendo la distancia a lo largo de la vía
prevista desde el sitio de punción hasta la unión manubrioesternal. Una vez que
se ha medido la longitud deseada se inserta el obturador dentro del catéter perifé-
rico y se avanza hasta que las puntas estén iguales. El catéter/obturador se inserta
entonces a través del introductor hasta la distancia apropiada, se pela el introduc-
tor, se quita y se retira el obturador. Se fija el catéter en su sitio y se obtiene una
radiografía de tórax para determinar la posición de la punta. Si se encuentra resis-
tencia al avanzar el catéter hay pocas alternativas. Si el catéter no avanza facial-
mente debe elegirse otra vía.
Accesos vasculares venosos 141
La vena yugular interna (VYI) es uno de los sitios más favorables para acceder a
las grandes venas torácicas, con una tasa elevada de éxito y pocas complicaciones.
La vena yugular interna sale de la base del cráneo a través del foramen yugular
y entra en la vaina carotídea dorsalmente con la arteria carótida interna para si-
tuarse posterolateralmente a la arteria y debajo del músculo esternocleidomastoi-
deo. Se sitúa medialmente a la porción anterior del esternocleidomastoideo en su
parte medial antes de alcanzar la vena subclavia, cerca del borde interno del mús-
culo escaleno anterior, debajo del borde esternal de la clavícula. La unión de la
vena yugular interna derecha (de 2 a 3 cm de diámetro) con la vena subclavia de-
recha y la vena innominada forma un estrecho camino a la vena cava superior,
por lo cual la mala posición o giro del catéter insertado en la vena yugular interna
derecha es inusual. Por el contrario, un catéter insertado por la vena yugular in-
142 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 13)
terna izquierda puede tener un giro agudo a nivel de la unión yugulosubclavia iz-
quierda, dando como resultado una mala posición del catéter, incluso con posibi-
lidad de lesión vascular por tensión y torsión de la punta del catéter.
La arteria carótida izquierda avanza medial a la vena yugular interna. Justo por
detrás de la arteria carótida izquierda por fuera de la vaina carotídea se localizan
el ganglio estrellado y la cadena cervical simpática. La cúpula de la pleura, que
es más alta en la izquierda, se ubica caudal a la unión de la vena yugular interna
con la vena subclavia. En la base del cuello se sitúan el nervio frénico y el vago.
El conducto torácico se localiza detrás de la vena yugular interna y alcanza el bor-
de superior de la vena subclavia de la unión yugulosubclavia. El conducto linfáti-
co tiene las mismas relaciones anatómicas pero es más pequeño, y el derrame qui-
loso sólo ocurre con las cateterizaciones de la vena yugular interna izquierda.
Técnica
La punción de la vena yugular interna puede realizarse por varios métodos; todos
ellos utilizan las mismas pautas, pero difieren en el sitio de punción o en la orien-
tación de la aguja. Defalgue agrupó los métodos en tres abordajes generales: ante-
rior, medial y posterior.
El equipo estándar de tres lúmenes incluye:
por debajo o medial a la cabeza esternal del músculo referido. La piel que corres-
ponde al vértice se infiltra con lidocaína a 1% usando una aguja calibre 22 que
se utiliza para localizar la vena yugular interna; esto evita la punción arterial. Con
la mano izquierda debe realizarse presión suave sobre la arteria carótida izquier-
da, y con la mano derecha insertar la aguja en el vértice del triángulo a unos 30
a 45_ con respecto al eje frontal en dirección al pezón ipsilateral. Después de reti-
rar el tapón la aguja se avanza de 3 a 5 cm realizando la venopunción para, poste-
riormente, introducir una aguja de mayor calibre en el mismo plano. De no conse-
guirse la punción deberá reevaluarse la posición del paciente, las pautas y
técnicas para asegurarse que quien realiza la técnica no está haciendo algo que
reduzca el calibre de la vena yugular interna. Los siguientes intentos se pueden
dirigir lateralmente al lugar de la primera punción. Si no se logra la punción des-
pués de tres a cinco intentos es poco probable que haya éxito en intentos sucesi-
vos.
Aunque se utilice una aguja de grueso calibre, una vez que se haya realizado
la venopunción se debe retirar la jeringa mientras el paciente espira o hace manio-
bras de Valsalva, y el centro del catéter debe ocluirse con el dedo después de ase-
gurarse de que el flujo retrógrado de sangre no sea pulsátil. La punta en “J” de
la guía se inserta y se debe pasar sin resistencia hasta 20 cm, retirando la aguja
de pared fina. Insertar la guía más allá de esta distancia puede ocasionar arritmias
ventriculares e incrementar el riesgo de perforación cardiaca. A veces la guía no
pasa fácilmente más allá de la punta de la aguja de pared fina; en este caso debe
retirarse la guía, corroborar el flujo sanguíneo retrógrado y mantenerlo mientras
la aguja y la guía se sitúan en un plano más paralelo a la vena; entonces la guía
debe progresar sin dificultad. Si existe resistencia para pasarla con frecuencia la
rotación de la guía durante la inserción permite el paso, aunque estos esfuerzos
pudieran traducirse en más complicaciones.
Con la guía en su sitio se realiza el paso del dilatador. Puede hacerse una inci-
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Abordajes alternativos
Técnica
La VYE debe cateterizarse utilizando un catéter sobre aguja del 16, ya que con
frecuencia las manipulaciones con la guía son necesarias y es preferible asegurar
el acceso venoso con un catéter. Se sitúa al paciente en posición Trendelenburg
con los brazos a los lados y la cabeza discretamente girada hacia el lado ipsilate-
ral. Se debe elegir en un primer intento la VYE derecha, que se identifica porque
sigue la trayectoria del vientre clavicular del esternocleidomastoideo. La manio-
bra de Valsalva podría ayudar a identificar la vena, aunque por las válvulas veno-
sas la presión torácica no se transmite a ésta. Después de la preparación del campo
estéril se realiza la venopunción con un catéter sobre la aguja del 16, utilizando
el dedo índice y el pulgar para distender y fijar la vena. La punción en la piel se
debe hacer por encima de la clavícula y se avanza la aguja en dirección al eje de
la vena en un ángulo de 20_ con respecto al plano frontal. La cateterización puede
ser más difícil por la tendencia a fluctuar y desplazarse tras la punción en respues-
ta al avance de la aguja. Cuando la sangre refluye la punta de la aguja se avanza
unos milímetros dentro de la vena y entonces el catéter se introduce sobre la agu-
ja; a veces el catéter no avanza en toda su longitud, bien por las válvulas venosas
o por tortuosidades, o por la unión con la vena subclavia, pero para asegurar el
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La cateterización venosa vía la VYE tiene una tasa de aciertos de 80%; la im-
posibilidad de realizar la punción no supera 10%, lo cual se debe a una mala colo-
cación de la punta del catéter. El fracaso en la posición de ésta se debe a la imposi-
bilidad de traspasar la unión con la vena subclavia o al paso retrógrado ipsilateral.
La aparición de complicaciones serias es rara y está más asociada al manteni-
miento del catéter que a la venopunción. La incidencia de hematoma local es de
1 a 5% y no suele haber consecuencias importantes, a menos que distorsione la
anatomía al fracasar el intento de cateterización.
La vena femoral (VF) tiene ventajas para la cateterización venosa central, se pue-
de comprimir directamente, está alejada de la vía aérea y de la pleura. La técnica
es relativamente simple y no es necesaria la posición en Trendelenburg durante
la inserción. También tiene una alta incidencia de complicaciones, en especial in-
fecciones y trombosis.
La vena femoral es una continuación directa de la vena poplítea y se convierte
en vena iliaca externa a nivel del ligamento inguinal. A este nivel la vena se en-
cuentra dentro de la vaina femoral a pocos centímetros de la superficie cutánea.
Dentro del compartimento intermedio de la vena se localiza medial a la arteria
femoral que, a su vez, es medial a la rama femoral del nervio genitofemoral. El
compartimento femoral tiene vasos linfáticos y el ganglio de Cloquet. Desde el
ligamento inguinal la vena iliaca externa se dirige cefálicamente a lo largo de la
superficie anterior del músculo psoas iliaco, para unirse con su homóloga de la
otra pierna y formar la vena cava inferior por delante y a la derecha de la quinta
vértebra lumbar.
Técnica
1. Punción arterial con o sin sangrado, que ocurre en 5 a 10% de los pacientes.
2. Infección de 5% o menos en comparación con lo observado en la cateteriza-
ción de la vena yugular interna.
3. Fenómenos tromboembólicos.
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Técnica
La vena subclavia se puede cateterizar por dos técnicas básicas: el acceso supra-
clavicular y el acceso infraclavicular. La mala posición de la punta del catéter y
neumotórax son menos probables con la vía infraclavicular. Se prefiere una aguja
calibre 18. El paciente se coloca en posición Trendelenburg inclinado de 15 a 30_
con una almohada entre las escápulas. La cabeza se gira ligeramente al lado con-
tralateral y los brazos se mantienen a los lados. Los límites anatómicos son la cla-
vícula, los dos vientres musculares del esternocleidomastoideo, la escotadura su-
praesternal y la unión del manubrio con el esternón. Para el acceso infraclavicular
el operador se coloca próximo al hombro del paciente en el lado que va a ser cate-
terizado. Para cateterizar la arteria pulmonar se escoge la vena subclavia izquier-
da.
La punción cutánea se realiza de 2 a 3 cm por debajo del punto medio de la
clavícula que corresponde al área donde ésta gira del hombro hacia el manubrio.
Accesos vasculares venosos 149
el procedimiento.
El lugar de la punción cutánea es el ángulo clavícula–esternocleidomastoideo,
justo por encima de la clavícula y externo a la inserción de la cabeza clavicular
de este músculo. La aguja se avanza justo debajo del pezón contralateral por de-
bajo de la clavícula. Esto corresponde a un ángulo de 45_ con el plano sagital bi-
secando una línea entre la articulación esternoclavicular y la inserción clavicular
del esternocleidomastoideo. La profundidad de la inserción va justo por debajo
de la cabeza clavicular del esternocleidomastoideo de 10 a 16_ debajo del plano
coronal. La aguja debería entrar en el bulbo venoso yugulosubclavio de 1 a 4 cm
y el operador podría ya entonces continuar con la técnica de cateterización.
La cateterización de la vena subclavia se realiza con éxito entre 90 y 95% de
los casos, por lo general en el primer intento. La presencia de choque no altera
la tasa de aciertos de forma tan significativa como sucede en el caso de la vena
150 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 13)
COMPLICACIONES GENERALES
La localización de la punta del catéter no ha sido aún bien establecida; sin embar-
go, el consenso es que se ubique en la vena cava superior, proximal a la aurícula
derecha como localización ideal. Las puntas de catéteres localizadas en vasos de
menor calibre derivan en trombosis venosa y estenosis, mientras que las puntas
de catéteres con alojamiento cardiaco pueden desencadenar arritmias, perfora-
ción, tamponade, daño valvular o endocarditis. La mala posición de puntas de ca-
téteres centrales insertados periféricamente por vía antecubital es la vista con más
frecuencia, en 21 a 55% de los casos. Entre sus consecuencias más devastadoras
está el tamponade cardiaco, por lo cual debe tomarse una radiografía de tórax
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
posterior a la inserción, a menos que se haya colocado con guía por imagen. Esta
radiografía debe mostrar la punta en la línea media de la vena cava superior y no
colindante con la pared auricular o ventricular (figura 13–4).
En la oclusión del catéter puede haber factores de riesgo relacionados que inclu-
yen infecciones previas del catéter, mala posición de la punta y estados protrom-
bóticos. Ocurre en 50% de los casos en pacientes pediátricos y en 66% de adultos.
Puede ser aguda o gradual, por precipitación de medicamentos, cristales de fos-
fato de calcio, nutrición parenteral, concentración inadecuada de fármacos infun-
didos o mezclas incompatibles que ocasionan precipitación dentro del lumen, así
como por el pH de alguna infusión demasiada ácida o alcalina, por procesos trom-
bóticos o depósito de fibrina en la punta del catéter, coágulo intraluminal o trom-
bosis venosa.
El depósito de fibrina es la causa más común de obstrucción trombótica; puede
ocurrir en las primeras 24 h y después de la colocación del catéter desarrollarse
en las primeras dos semanas. Este depósito no afecta la función del catéter, pero
causa una obstrucción parcial que crea un fenómeno de válvula unidireccional
que impide el retorno venoso al crear presión negativa con la succión con jeringa.
Este depósito no crea manifestaciones clínicas, pero es un riesgo potencial de em-
bolización. Se han creado protocolos de lavado de la vía con o sin heparina para
reducir la trombosis del catéter.
La obstrucción por un coágulo intraluminal ocurre en 5 a 25% de la oclusión
de todos los catéteres y puede ocasionar oclusión completa. El uso de agentes fi-
brinolíticos (alteplasa, reteplasa, tenecteplasa, urocinasa recombinante) ha mos-
trado ser útil en la reapertura del catéter trombosado.
Embolismo
El embolismo de aire es una rara pero fatal complicación asociada a los catéteres
centrales, con una incidencia menor de 1% pero tasas de mortalidad de más de
50%. Si el volumen del émbolo de aire es igual o mayor de 50 mL el pronóstico
es fatal. Los síntomas asociados pueden incluir convulsiones, hemiparesia o sig-
nos neurológicos focales. Un émbolo de aire puede reducirse por aspiración a tra-
vés de la línea central o colocando al paciente en posición de Trendelenburg y en
posición de decúbito lateral izquierdo, en el intento de contener el émbolo en el
Accesos vasculares venosos 153
Complicaciones mecánicas
INFECCIONES RELACIONADAS
CON EL CATÉTER CENTRAL
CONCLUSIÓN
REFERENCIAS
1. Andrews RT, Bova da Venbrar AC: How much guide wire is too much? Direct measure-
Accesos vasculares venosos 155
ment of the distance from subclavian and internal jugular vein access sites to the superior
vena cava atrial junction during central venous catheter placement. Crit Care Med 2000;28
(1):138–142.
2. Belfort M: Vascular access. Critical care obstetrics. 5ª ed. Wiley–Blackwell, 152–164.
3. Baskin LJ, Ching–Ho P, Reiss U: Management occlusion and thrombosis associated with
long–term in dwelling central venous catheters. Lancet 2009;374(9684):159–169.
4. Black IH, Sandralee AM: Central venous pressure measurements: peripherally inserted
catheter versus centrally inserted catheters. Crit Care Med 2000;28(12):3833–3836.
5. Cheung E, Baerlocher M, Asch M: Venous access: a practical review for 2009. Can Fam
Phys 2009;55(5):494–496.
6. Frasca D, Dahyot CL, Mimoz O: Prevention of central venous catheter–related infection
in the intensive care unit. Crit Care Med 2010;14:212.
7. Jackson G, Soni N, Whitewn CH: Practical procedures in anaesthesia and critical care.
Oxford Specialty Training, Chapter 1, 2010.
8. Kang M, Ryu HG, San IS, Bank JH: Influence of shoulder position on central venous ca-
theter tip location during infraclavicular subclavian approach. Br J Anaesth 2011;106(3):
344–347.
9. McGee W, Ackerman LB, Rouben LR: Accurate placement of central venous catheters.
A prospective randomized, multicenter trial. Crit Care Med 2000;28(1):138–142.
10. Ruesh S, Walder B, Tramer MR: Complication of central venous catheters internal jugu-
lar versus subclavian access. A systematic review. Crit Care Med 2002;30(2):454–460.
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pincott Williams & Wilkins, 2005:16–35.
13. Taylor WR, Ashok U, Palagiri MD: Central venous catheterization. Crit Care Med 2009;
55(5):494–496.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
156 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 13)
14
Acciones de trabajo social en
el equipo de respuesta rápida
en urgencias obstétricas
Xóchitl Saavedra Chirino
INTRODUCCIÓN
157
158 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 14)
1. El trabajo social es una actividad llevada a cabo bajo una óptica concreta:
la intervención social, es decir, una acción organizada y desarrollada inten-
cionalmente para modificar unas situaciones sociales consideradas como
no deseadas y para mejorar la calidad de vida, la autonomía y la solidaridad.
2. Esta actividad profesional se operativiza en el ámbito de la política social,
la acción social y los servicios sociales, dando respuesta a un área específica
de necesidades y problemas sociales, bajo un enfoque integrado y globali-
zador.
3. Esta actividad, en el proceso hacia el mejoramiento y la modernización de las
estructuras e instituciones de la sociedad, promueve la participación de los
individuos y grupos, estimulando y fomentando el establecimiento de rela-
ciones conscientes y solidarias.
Acciones de trabajo social en el equipo de respuesta rápida... 161
ÁMBITO DE ACTUACIÓN
METODOLOGÍA
ÁREAS DE INTERVENCIÓN
El trabajo social cuenta con diversos campos de intervención, entre los cuales es-
tán:
a. El comunitario.
b. El educativo.
c. El jurídico.
d. El laboral.
e. El psiquiátrico.
f. La salud.
ÁREA DE LA SALUD
S Planificación familiar.
S Atención materno–infantil.
FUNCIONES ESPECÍFICAS
Investigación
Administración
Educación
Enseñanza
Asistencia
Orientación legal
Sistematización
Las cuatro primeras pueden ser consideradas como funciones básicas en el área
tanto por su amplitud como por la regularidad de sus acciones (figura 14–1).
FUNCIONES
Administrativa
Administrativa
Asistencial
Paciente Orientación legal
(sujeto motivo
de estudio)
Educación
Asistencial
Con esta expresión se designa la ayuda social que se presta a nivel individual utili-
zando una serie de procedimientos que configuran el llamado “método de caso
social individual”. En 1922 se publicó el libro What is social case, de Mary Rich-
mond, donde lo define como “el conjunto de métodos que desarrollan la persona-
lidad, reajustando consciente e individualmente al hombre a su medio”.
Mary Richmond
Esquema operacional
S Se parte del supuesto de que la persona puede potencialmente ser sujeto y
objeto de su propio desarrollo; en consecuencia, se espera que tome alguna
iniciativa para salir de su situación. En ciertas circunstancias esas iniciati-
vas se toman “inducidas”, “sensibilizadas” o “motivadas” por el trabajador
social.
S El proceso se inicia cuando alguien solicita ayuda a una institución, sea esta
ayuda un servicio o una prestación con que el demandante cree poder resol-
ver su problema o necesidad. En algunos casos la institución, a través del
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Educación
S Promueve:
a. Paternidad responsable.
b. Programas de educación para la salud y medicina preventiva.
c. Planificación familiar.
d. Detección oportuna de cáncer de mama y cervicouterino.
e. Diabetes gestacional.
f. Hipertensión arterial.
g. Embarazo saludable.
S Orienta al usuario y sus familiares sobre el aprovechamiento de los servi-
cios de salud para fomentar su autocuidado.
Orientación legal
S Se brinda orientación a pacientes y familiares sobre aspectos sociales de la
medicina legal.
Acciones de trabajo social en el equipo de respuesta rápida... 171
Para la mayoría de las mujeres del mundo sigue siendo difícil alcanzar la buena
salud y el bienestar. A lo largo de todo su ciclo vital las mujeres de muchos países
no tienen un acceso equitativo a los servicios básicos de salud. En la adolescencia
y a lo largo de sus años de fecundidad la mujer carece de asesoramiento adecuado
y de acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva.
Cada minuto de cada día muere una mujer debido a complicaciones derivadas
del embarazo y el parto; la mayoría de esas muertes se pueden evitar. El principal
factor que ha contribuido a esa situación es la falta de acceso equitativo a la aten-
ción de salud y, concretamente, a la atención obstétrica que puede salvar la vida
de esas mujeres.
La mortalidad materna y la mortalidad neonatal constituyen dos graves pro-
blemas de salud pública en México; sus efectos son devastadores debido a que
la madre desempeña un papel estratégico en la reproducción social, por lo que su
ausencia temporal o permanente disminuye o elimina contribuciones económi-
cas, sociales y afectivas al hogar y a la sociedad, a la vez que la supervivencia y
la educación de sus hijos se ven seriamente amenazadas. Por su parte, la salud
infantil representa un activo fundamental porque incide en buena medida en las
capacidades y recursos iniciales de las nuevas generaciones, con implicaciones
tanto en las trayectorias de vida de los individuos como en el potencial de desarro-
llo de la sociedad. Es particularmente en el embarazo y en el periodo neonatal
donde se fundamenta buena parte de la salud futura de toda persona.
Abordar la salud reproductiva requiere esfuerzos colectivos; las acciones de
salud pueden ser reforzadas si la mujer recibe orientación adecuada sobre preven-
ción y tratamiento de enfermedades de transmisión sexual, detección oportuna
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
REFERENCIAS
1. De Robertis C: Metodología de la intervención del trabajo social. 1ª ed. Buenos Aires, Lu-
men Humanitas, 2006:61.
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16:47–51.
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1995:296.
4. Richmond ME: ¿Qué es el trabajo social con casos individuales? 4ª ed. Buenos Aires, Lu-
men Humanitas, 2001:60–67.
5. Fernández García T: Trabajo social con casos. 2ª ed. Madrid, Alianza, 2008:161–162.
6. Terán Trillo M: Perfil profesional del trabajador social en el área de la salud. Rev Trabajo
Soc UNAM 1999;I:13–19,41–51.
15
Protocolo de preeclampsia–eclampsia
en cuidados intensivos de ginecología
y obstetricia en el Hospital General de
México
Jesús Carlos Briones Garduño, Antonio Guerrero Hernández,
Manuel Antonio Díaz de León Ponce, Carlos Gabriel Briones Vega
INTRODUCCIÓN
173
174 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 15)
Concepto de preeclampsia–eclampsia
bien controlada.
S Trombocitopenia (recuento plaquetario < 100 000/mm3).
S Incremento en ALT o en AST
Este término se aplica a toda paciente con elevación de la presión arterial detec-
tada después de la mitad del embarazo y que no haya presentado proteinuria. La
presión deberá volver a la normalidad antes de la semana 12 después de la resolu-
ción obstétrica; de no ser así, entonces la paciente se clasificará como hipertensa
crónica.
DIAGNÓSTICO Y ASPECTOS
CLÍNICOS DE LA PREECLAMPSIA
Medidas generales
punto, anotar cuál de los dos es. Idealmente deberán registrarse ambos pun-
tos.
6. Eliminar completamente la presión del brazalete tan pronto como se regis-
tre la presión sanguínea, para minimizar la molestia a la paciente y permitir
el libre flujo de sangre en el brazo.
7. Hacer una segunda medición de la presión sanguínea por lo menos 1 min
después de haberse llevado a cabo la primera. Desinflar completamente el
brazalete entre ambas mediciones. Promediar ambos valores sistólicos y
diastólicos anotando el resultado. La presión arterial media es un tercio de
la diferencia entre la sistólica y la diastólica sumado a la presión diastólica:
1/3 (diferencia) sistólica–diastólica + diastólica.
S Hemorragia cerebral.
S Síndrome de HELLP (microangiopatía).
S Coagulación intravascular diseminada.
S Choque hipovolémico.
S Insuficiencia renal aguda.
S Insuficiencia cardiaca.
Protocolo de preeclampsia–eclampsia en cuidados intensivos... 179
TRATAMIENTO MÉDICO EN LA
UNIDAD DE CUIDADOS INTENSIVOS
c. Repercusión fetal.
a. Neurológica.
b. Cardiopulmonar.
c. Hemodinámica.
d. Renal.
e. Hepático–metabólica.
f. Hematológica.
TRATAMIENTO MÉDICO
Antihipertensivos parenterales
Hidralazina
Vasodilatador directo, inotrópico y cronotrópico positivo, recomendado en la
preeclampsia–eclampsia, de administración endovenosa rápida (bolos), dosis de
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Antihipertensivos orales
Nifedipino
La dosis sublingual u oral varía de 10 a 60 mg/día. Por vía sublingual puede tener
efectos indeseables por hipotensión súbita no controlable e impredecible.
Propranolol
La dosis oral es de 20 a 120 mg/día.
Metoprolol
De 50 a 200 mg/día; puede asociarse con hidralazina, alfa metildopa o nifedipino.
Nitroglicerina
Indicada en caso de toxemia severa asociada a edema pulmonar agudo; dosis de
5 a 20 mg/día.
Alfa metildopa
La dosis oral es de 250 a 3 000 mg/día; valorar la función hepática; puede causar
anemia hemolítica autoinmunitaria.
Protocolo de preeclampsia–eclampsia en cuidados intensivos... 183
Sulfato de magnesio
Se recomienda su uso en caso de toxemia convulsiva o comatosa (eclampsia) o
en aquellos casos en que se considere inminencia de eclampsia. Dosis: 4 g/100
mL de solución glucosada a 5% para pasar intravenoso en bolo durante 20 min.
Podrá continuarse la infusión a razón de 1 g/h (no exceder los 12 g como dosis
total) y vigilar efectos de sobredosis. Su antídoto es el gluconato de calcio a razón
de 1 g por vía intravenosa.
Fenobarbital
Oral a razón de 100 mg/día o parenteral 0.33 mg intravenoso cada 8 o cada 12
h (individualizar). Es la alternativa cuando no hay DFH; también se puede usar
tiopental: 1.5 a 3.5 mg/kg en bolos.
Diazepam
Sólo se utiliza para yugular la crisis convulsiva a razón de 10 mg intravenoso len-
tamente (tener presente la posibilidad de requerir intubación y ventilación mecá-
nica asistida, al igual que con los fármacos antes descritos). No tiene utilidad
como profiláctico anticonvulsivo.
Clorpromacina
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Dexametasona
32 mg intravenosa, después 8 mg/8 h (durante 24 a 48 h). El fundamento para uti-
lizarla es favorecer la síntesis de surfactante pulmonar fetal, manejo protector del
endotelio vascular y como manejo antiedema cerebral (sus resultados son contro-
vertidos).
Renal y microvascular–hemorreológico
Diuréticos
De utilidad (diuréticos de asa como furosemida) en el manejo de edema cerebral,
insuficiencia renal aguda, cardiaca y pulmonar aguda. Los diuréticos osmóticos
184 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 15)
Furosemida
Se secreta activamente en el túbulo proximal. Inhibe la resorción de cloruro de
sodio del lado luminal de la porción ascendente del asa de Henle.
Manitol
Objetivo
Material y método
Alto riesgo
de muerte Severa Leve Perinatología
UCI
Falla orgánica
múltiple
CID
Resolución obstétrica
Hígado agudo
graso
Control de puerperio
Figura 15–1. Algoritmo utilizado en la paciente con preeclampsia severa–eclampsia, en el Servicio de Ginecología y Obstetricia
del Hospital General de México “Dr. Eduardo Liceaga”.
(Capítulo 15)
Protocolo de preeclampsia–eclampsia en cuidados intensivos... 187
Resultados
En la figura 15–1 se muestra en forma de algoritmo la ruta que siguen las pacien-
tes desde su arribo al hospital, donde se integra un diagnóstico y en su caso el in-
greso a la unidad de cuidados intensivos para monitoreo y tratamiento estableci-
do en forma protocolaria hasta la resolución obstétrica, el control del puerperio
inmediato y su egreso a piso (figura 15–1).
En la figura 15–2 se muestran los valores medidos de la presión arterial media,
en la figura 15–3 los valores medidos del gasto cardiaco, en la figura 15–4, se
muestran los valores medidos de la resistencia vascular sistémica tanto en los ca-
sos como en los controles, comparando los dos momentos al ingreso a la unidad
de cuidados intensivos y después de recibir el tratamiento médico, destacando di-
ferencia significativa en la presión arterial media y en las resistencias vasculares
180
160 140
140 120
120 100 N2
100
80 PAS 80 N3
60 PAD 60
40 PAM 40
20
0 20
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Ingreso 130 89
Después de tratamiento 90 86.6
Puerperio 104.1 92
P < 0.05 p = NS
Figura 15–2. Gráfico que muestra la medición de la presión arterial media en una serie
de casos y controles utilizando el monitor de bioimpedancia BeneView T5 Mindray (da-
tos preliminares).
188 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 15)
6 6 N2
5 N3
5
4
4
3 GC
3
2 IC
1 2
0 1
Ingreso Después del Puerperio
tratamiento 0
Ingreso Después del Puerperio
tratamiento
GC
N9 N3
Ingreso 4.9 3.9
Después del tratamiento 5.8 4.4
Puerperio 4.7 3.5
P < 0.5 P = NS
Figura 15–3. Gráfica que muestra la medición del gasto cardiaco en una serie de casos
y controles utilizando el monitor de bioimpedancia BeneView T5 Mindray (datos prelimi-
nares).
2500 N2 N3
2000 2500
1500 2000
1000 RVP 1500
500 1000
0 500
Ingreso Después del Puerperio
tratamiento 0
Ingreso Después del Puerperio
tratamiento
RVP
N9 N3
Ingreso 2148 1763
Después del tratamiento 1322 1377
Puerperio 1578 2318
P < 0.5 P v NS
Figura 15–4. Gráfico que muestra la medición de las resistencias vasculares periféricas
en una serie de casos y controles utilizando el monitor de bioimpedancia BeneView T5
Mindray (datos preliminares).
Protocolo de preeclampsia–eclampsia en cuidados intensivos... 189
Encefalopatía
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Nefropatía Hepatopatía
Microangiopatía
trombótica
hemolítica
Disfunción
endotelial
Disfunción orgánica
múltiple CID
Discusión
Easterling, nuevamente en el año 2001, refiere el perfil hemodinámico de tipo
hiperdinámico (tensión arterial media elevada y resistencia periférica normales
o discretamente elevadas) observando buena respuesta al tratamiento con fárma-
cos betabloqueadores como atenolol, y otro perfil hemodinámico no hiperdiná-
mico (con elevada tensión arterial media y elevada resistencia vascular periférica
con caída del gasto cardiaco) en el cual la respuesta favorable fue con calcioanta-
gonistas del tipo del nifedipino. Vázquez Blanco y Valenise en 2001, y anterior-
mente Ganau en 1992, explican los cambios geométricos ventriculares, consis-
tentes en la remodelación concéntrica (debido al aumento de la poscarga y caída
CONCLUSIONES
REFERENCIAS
1. Briones GJC, Díaz de León PM, Gómez BTE, Ávila EF, Briones VCG et al.: Protocolo
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16
Hemorragia obstétrica y preeclampsia
Abel García López
193
194 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 16)
Cuadro 16–1.
Efectos del sulfato de magnesio Repercusión clínica
Aumento de la secreción de prostaciclina Trabajo de parto prolongado.
Disminución de la contractilidad uterina Atonía uterina
Vasodilatación Sangrado abundante del lecho placentario
Aumento del riego sanguíneo uterino Sangrado abundante en histerorrafia
Disminución de la agregación plaquetaria Mayor sangrado en incisiones quirúrgicas
les terapéuticos y los tóxicos son muy reducidos, tiene también efectos sobre el
músculo uterino y los vasos sanguíneos que pudieran favorecer la presencia de
hemorragia uterina en el posparto y la poscesárea.
Ya desde 1959 Hall1 y col. reportaban el efecto inhibitorio del magnesio sobre
la motilidad del miometrio en humanos. Friedman2 reportaba en 1993 cómo la
dilatación cervical se hacía más lenta, alterando la curva sigmoidea que se pre-
sentaba en un trabajo de parto no complicado, y en 1997 Witlin3 y col. pudieron
demostrar el aumento de la hemorragia en el posparto cuando se administraba
sulfato de magnesio. La presencia de estas complicaciones obedece a los efectos
secundarios del fármaco (cuadro 16–1).
Síndrome de HELLP
Ruptura hepática
Esta complicación, fatal por definición, resultado de la coalescencia de hemato-
mas subcapsulares que evolucionan a la ruptura de la cápsula de Glisson, debe
sospecharse siempre que en una paciente preeclámptica se presente hipotensión
arterial súbita con cifras diastólicas por debajo de 60 mmHg, acompañada de do-
lor epigástrico o en hipocondrio derecho. Si se cuenta con exámenes de laborato-
rio que ya demostraban elevación de las enzimas hepáticas no hay que dudar en
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
MANEJO DE LA HEMORRAGIA
OBSTÉTRICA CON PREECLAMPSIA
Desarterialización uterina
Considerando que las arterias uterinas proveen de 80 a 85% de la circulación al
útero, la ligadura de estos vasos resolverá en un alto porcentaje la hemorragia ute-
rina, permitiendo al mismo tiempo conservarlo. Se recomienda la técnica de Abd
Rabbo.7
S Paso 1. Ligadura unilateral de la arteria uterina. Se liga inmediatamente
por debajo del segmento uterino superior, es decir, en la parte inicial del seg-
mento uterino inferior. No hay necesidad de movilizar la vejiga, se utiliza
cc1 con aguja R35. Se sutura incluyendo 2 cm de miometrio. El éxito repor-
tado es de 8.7%.
S Paso 2. Ligadura de la arteria uterina contralateral. Se utiliza la misma
técnica descrita en el primer paso. El éxito reportado es de 83.5%.
S Paso 3. Ligadura baja bilateral de las arterias uterinas. Reservado para
los casos en que la hemorragia no sea controlada con los pasos 1 y 2, lo cual
es más frecuente en casos de placenta previa y acretismo en el segmento
bajo. La vejiga debe movilizarse y se hace una segunda ligadura bilateral
de las arterias uterinas, de 3 a 5 cm debajo de la ligadura de los pasos 1 y
2, utilizando la misma técnica y la misma sutura. Es importante tomar un
buen grosor de miometrio, lo que permite ligar la rama cervicovaginal o al-
gunas de sus ramas. El éxito reportado es de 87.4%.
S Paso 4. Ligadura unilateral de la arteria ovárica. Se utiliza cuando aun
con los pasos 1, 2 y 3 no haya control de la hemorragia uterina; la sutura que
se utiliza es cc1. El éxito reportado es de 94.2%.
S Paso 5. Ligadura contralateral de la arteria ovárica (bilateral). Se sigue la
misma técnica que en el paso 4. El éxito reportado es de 100% (figura 16–1).
5
4
1
2
3 3
Bien parecería que el tiempo quirúrgico necesario para ligar bilateralmente las
arterias hipogástricas es demasiado, sobre todo si se toman en cuenta estos 16
pasos; sin embargo, es conveniente aclarar que debe llevar de 5 a 8 min ligar cada
arteria. El éxito reportado es de 50 a 100% (figura 16–2).
Técnica de B–Lynch
Se suturan las paredes uterinas a fin de crear el efecto que en forma fisiológica
hacen las ligaduras vivientes de Pinard; se infiere entonces que está indicado en
los casos de atonía uterina, entidad cuya presentación se incrementa cuando se
usa sulfato de magnesio.
Se hace una sutura continua que comienza en la cara anterior del útero, a 2 cm
por dentro del ángulo del labio inferior de la histerotomía del lado derecho; entra
en la cavidad uterina y sale por arriba del labio superior, para rodear el cuerpo y
el fondo uterino en sentido longitudinal hasta rodearlo por la cara posterior, en
donde a nivel del segmento nuevamente entra a la pared uterina y sale paralelo
Hemorragia obstétrica y preeclampsia 201
2 5
4 3
1 6
A B C
Figura 16–3. Técnica de B–Lynch. A. Vista anterior. B. Vista posterior. C. Vista anterior
final.
a la zona donde se insertó la aguja, para ahora hacer un recorrido similar con la
sutura, sólo que del lado izquierdo del útero. Finalmente, se anudan ambos cabos
de sutura en la cara anterior, de tal forma que el útero queda comprimido. La his-
terorrafia se cierra con surjete anclado y un segundo plano invaginado. El éxito
reportado es hasta de 100% (figura 16–3).
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17
Dipiridamol en preeclampsia
(caso clínico)
Carlos Gabriel Briones Vega, Manuel Antonio Díaz de León Ponce,
José Meneses Calderón, Jesús Carlos Briones Garduño
INTRODUCCIÓN
1. Hipertensión crónica.
2. Preeclampsia–eclampsia.
3. Hipertensión crónica más preeclampsia sobreagregada.
4. Hipertensión gestacional.
5. Hipertensión transitoria.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Prevención primaria
Incluye aquellas acciones que se enfocan en evitar la presentación de una enfer-
medad; esto es posible cuando se conocen los factores causales y éstos pueden
ser manipulados. Con respecto a la preeclampsia, sólo se conocen aspectos fisio-
203
204 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 17)
Prevención secundaria
Tiene como objetivo intervenir en los procesos fisiopatológicos de una enferme-
dad con el objetivo de interferir antes de que se presente la enfermedad en su etapa
Dipiridamol en preeclampsia (caso clínico) 205
Sin embargo, ya sea por su pobre sensibilidad o valor predictivo, ninguno de ellos
se ha podido validar como un método estándar aplicable a cualquier población
con verdadero carácter predictivo, permitiendo tan sólo identificar a pacientes en
riesgo (esto probablemente sea resultado del origen multifactorial de la pree-
clampsia).
Hoy en día los medios de intervención se han enfocado en los supuestos meca-
nismos fisiopatológicos, entre los que destacan tres que han sido sujetos de múlti-
ples estudios entre los últimos 10 y 15 años:
Prevención terciaria
PACIENTES Y METODOLOGÍA
El presente trabajo se realiza siguiendo el diseño de caso clínico con una paciente
tratada en la unidad de investigación del Hospital Materno Perinatal, del Instituto
de Salud del Estado de México. La paciente fue valorada desde antes del embara-
zo y se la siguió durante toda la gestación hasta su terminación en las instalacio-
nes de la unidad hospitalaria antes señalada.
Se realizaron pruebas basales bioquímicas y citométricas en sangre, además
de los estudios ultrasonográficos y de bioimpedancia, tanto al ingreso del estudio
como en forma periódica una vez por trimestre, de acuerdo con la evolución y con
la frecuencia que se consideró necesaria.
Se registraron, a partir de la visita de ingreso al estudio y hasta su conclusión,
las características somatométricas de la paciente, que incluyeron:
S Peso.
S Talla.
S Índice de masa corporal (únicamente en el primer contacto).
S Tensión arterial en posición sentada al inicio y al final de la consulta con
esfigmomanómetro, tomando el quinto ruido de Korotkoff como presión
diastólica.
Las visitas se realizaron cada cuatro semanas hasta la semana 28; a partir de ésta
se citó a la paciente cada dos semanas hasta la semana 36, y a partir de ésta cada
semana. Se utilizó estadística descriptiva expresada con medidas de tendencia
central y dispersión, incluyendo gráficas de desempeño.
Dipiridamol en preeclampsia (caso clínico) 209
Caso clínico
8
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
6
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Figura 17–2. Gráfica de presión arterial media
21/07/2009
Serie 1
(Capítulo 17)
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08/09/2009
11/08/2009
Figura 17–4. Gráfica de presión sistólica y presión diastólica
DISCUSIÓN
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Dipiridamol en preeclampsia (caso clínico) 213
10–14.
214 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 17)
18
El espectro de la preeclampsia
(caso clínico)
Jesús Carlos Briones Garduño, Antonio Guerrero Hernández,
Manuel Antonio Díaz de León Ponce, Carlos Gabriel Briones Vega
INTRODUCCIÓN
215
216 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 18)
CASO CLÍNICO
Mujer de 24 años. Gesta II, cesáreas II, ingresada a la unidad de cuidados intensi-
vos del Hospital General de México, enviada del Hospital Civil de Cuernavaca,
Morelos, con diagnóstico de puerperio inmediato, óbito fetal y falla orgánica
múltiple (falla renal, respiratoria, hematológica y metabólica). Recibió apoyo or-
ganofuncional (hemodiálisis, apoyo ventilatorio mecánico, multitransfusión),
requirió múltiples cirugías (histerectomía y ligadura de hipogástricas) y egresó
por mejoría 25 días después (figuras 18–1 y 18–2).
DISCUSIÓN
En enero de 1982 Espinosa MML, Díaz de León M y col. publicaron una serie
de 79 casos de microangiopatía trombótica y hemólisis intravascular en pacientes
Figura 18–1. Frotis de sangre periférica que muestra esquistocitos y agregación pla-
quetaria en una paciente con preeclampsia severa y falla orgánica múltiple.
El espectro de la preeclampsia (caso clínico) 217
REFERENCIAS
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dientes de calcio intracelular inducidos por serotonina en la arteria umbilical humana. Gac
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218 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 18)
2. Briones GJC, Díaz de León PM, Briones VCG: Dipiridamol en preeclampsia. Rev Asoc
Mex Med Crít Ter Int 2011;25(3):150–156.
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Ruptura hepática en preeclampsia
(caso clínico)
Jesús Carlos Briones Garduño, Antonio Guerrero Hernández,
Manuel Antonio Díaz de León Ponce, Luis Emilio Reyes Mendoza,
Carlos Gabriel Briones Vega
219
220 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 19)
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222 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 19)
20
Hemorragia obstétrica en la unidad
de cuidados intensivos
Jesús Ojino Sosa García, Joana Balderas Juárez,
Jhonattan Yarún León Valdivieso
INTRODUCCIÓN
223
224 Equipo de respuesta rápida en urgencias obstétricas (Capítulo 20)
DEFINICIÓN
clínica con los datos objetivos, teniendo siempre en mente la probabilidad de he-
morragia obstétrica. En la práctica clínica la valoración de la pérdida sanguínea
es inadecuada, por lo que cualquier sangrado anormal (en cantidad o duración)
después del parto debe hacer sospechar el diagnóstico de HPP. Basándose en que
todas las pacientes parturientas están en riesgo de presentar HPP, el equipo de
atención médica debe poseer conocimientos y habilidades para el manejo activo
de la tercera fase de trabajo de parto para prevenir HPP y reconocer, valorar y tra-
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HEMORRAGIA ANTEPARTO
Fisiopatología
Cuadro clínico
Diagnóstico
Tratamiento
RUPTURA UTERINA
Cuadro clínico
PLACENTA PREVIA
uterino. La placenta previa puede encontrarse total o parcialmente dentro del seg-
mento uterino inferior. Se divide en cuatro tipos:
Fisiopatología
Diagnóstico
Tratamiento
PLACENTA ACRETA
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Fisiopatología
Diagnóstico
Tratamiento
VASA PREVIA
Se refiere a los vasos sanguíneos fetales de la placenta o del cordón umbilical que
corren a través de las membranas hacia la entrada del cuello uterino y bajo la cara
fetal; estos vasos sanguíneos están desprotegidos por tejido placentario o por el
cordón umbilical.47 Si no se diagnostica oportunamente se asocia con una morta-
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lidad perinatal de cerca de 60%.48 Es importante debido a que cuando hay ruptura
de las membranas, de forma espontánea o artificial, los vasos fetales que corren
a través de estas membranas tienen riesgo de ruptura concomitante, lo que resulta
en sangrado fetal y muerte. La oclusión de estos vasos por la parte de presentación
puede conducir a asfixia fetal y muerte. Los principales factores de riesgo son im-
plantación baja de la placenta, placenta con múltiples lóbulos accesorios, emba-
razos múltiples y embarazos que fueron resultado de fertilización in vitro.49
Diagnóstico
ticada durante un examen digital cervical cuando los dedos del examinador pal-
pen los vasos fetales que corren a través de las membranas. Por lo tanto, se deberá
tener un alto grado de sospecha si el sangrado acompaña a la ruptura de membra-
nas, sobre todo si se asocia con desaceleraciones en la frecuencia cardiaca fetal,
bradicardia o un patrón sinusoidal de la frecuencia cardiaca.
La vasa previa puede ser diagnosticada en el periodo prenatal mediante el
ultrasonido. La apariencia sonográfica en las escalas de grises de la vasa previa
es la presencia de estructuras lineales ecolúcidas que cubren el cuello uterino.
Cuando se utiliza el Doppler puede observarse el flujo a través de estos vasos.50
Tratamiento
Un buen pronóstico en pacientes con vasa previa depende del diagnóstico prena-
tal y la realización de la cesárea antes de la ruptura de membranas. Los principales
factores de sobrevida son el diagnóstico prenatal y la edad gestacional al término
del embarazo.
Se debe tener en consideración la hospitalización entre las semanas de gesta-
ción 30 y 32 para la administración de un esquema de maduración pulmonar con
esteroides. La hospitalización permite tener disponible un quirófano en caso de
requerirse una cesárea de emergencia si existe ruptura de membranas. Se consi-
dera que entre las semanas de gestación 35 y 36 es una edad gestacional óptima
para llevarse a cabo la operación cesárea en mujeres con vasa previa.48
HEMORRAGIA POSPARTO
Fisiología
atención médica debe poseer los conocimientos y habilidades para el manejo ac-
tivo de la tercera fase de parto, para prevenir HPP y reconocer, valorar y tratar
en forma oportuna la pérdida sanguínea excesiva.13
Etiología
Las tres causas más comunes de HPP son atonía uterina, tejido retenido (placenta
o coágulos) y trauma (laceraciones del tracto vaginal/cervical). En conjunto, es-
tas causas son responsables en 95% de los casos. En el cuadro 20–2 se muestran
los principales factores de riesgo para HPP y en el 20–3 las diferentes causas de
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ATONÍA UTERINA
Rouse53 determinó los factores de riesgo para atonía uterina en más de 23 000
partos. La incidencia global de atonía fue de 6%. Los principales predictores de
atonía fueron gestación múltiple (con odds ratio [OR] 2.4), raza hispana (con OR
2.21), inducción de labor > 18 h (con OR 2.23) y peso al nacimiento > 4 500 g
(con OR 2.05).
Los hallazgos clínicos más comunes en pacientes con atonía uterina son un
útero de consistencia blanda y crecido a la palpación abdominal y sangrado vagi-
nal. Un útero no contraído puede contener más de 1 L de sangre, y el sangrado
intrauterino no reconocido puede no exteriorizarse hasta que se realice la com-
presión del fondo uterino; además, es común que se manifieste como inestabili-
dad hemodinámica secundaria a hipovolemia.12
El tratamiento inicial de la atonía uterina es el retiro de aquellos agentes que
contribuyen a la atonía (p. ej., anestésicos inhalados), vaciamiento de la vejiga,
compresión bimanual, masaje uterino y el empleo de agentes uterotónicos. Estas
medidas pueden disminuir el sangrado, expulsar sangre y coágulos y ganar tiem-
po para la aplicación de otras medidas farmacológicas o quirúrgicas.54
RETENCIÓN DE PLACENTA
Es la segunda causa más importante de HPP (20 a 30% de los casos), pero debe
ser investigada de manera sistemática, ya que con frecuencia se asocia la atonía
uterina y puede llegar a pasar inadvertida.
Hemorragia obstétrica en la unidad de cuidados intensivos 237
Trauma obstétrico
Los daños más comunes durante el parto son laceraciones y hematomas de peri-
né, vagina y cérvix. En la mayoría de los casos son menores, pero algunos casos
son asociados con hemorragias significativas. Los factores de riesgo para daño
de la vasculatura pélvica y formación de hematoma son nuliparidad, episiotomía,
edad materna avanzada, operación cesárea, presentación pélvica, gestación múl-
tiple y peso elevado al nacimiento. Las manifestaciones clínicas de las lesiones
son principalmente resultado de la pérdida sanguínea, la cual puede ser significa-
tiva antes del desarrollo de signos y síntomas de hipovolemia. La mayoría de los
hematomas retroperitoneales en las primeras 24 h posparto pueden acompañarse
de fiebre, íleo, dolor de muslo y edema de piernas.55,56
Coagulopatía
Inversión uterina
La inversión uterina es un evento iatrogénico raro (< 1/1 000) en el que la superfi-
cie interna del útero es parcial o completamente exteriorizada en la vagina. Es
favorecida por la atonía uterina y puede ocurrir cuando la tracción umbilical es
excesiva o por la presión abdominal aplicada. El diagnóstico es usualmente clí-
nico. Los signos y síntomas más frecuentes son dolor abdominal y con frecuencia
inestabilidad hemodinámica grave. La reversión uterina inmediata debe ser reali-
zada por el obstetra y puede ser facilitada por tocólisis de acción rápida, usual-
mente empleando al mismo tiempo un potente vasopresor intravenoso para con-
trarrestar la hipotensión (fenilefrina o adrenalina).
Principios generales
TRANSFUSIÓN
CONCENTRADO DE FIBRINÓGENO
ÁCIDO TRANEXÁMICO
TRATAMIENTO CONSERVADOR
Oxitocina
Carbetocina
Es un análogo sintético de larga acción derivado de la oxitocina que puede admi-
nistrarse en una inyección en dosis única, intravenosa o intramuscular. La carbe-
tocina intravenosa tiene una vida media de aproximadamente 40 min, alrededor
de 4 a 10 veces más que la reportada para la oxitocina. Posterior a la aplicación
intramuscular la carbetocina alcanza concentraciones plasmáticas pico en menos
de 30 min y tiene 80% de biodisponibilidad.80 La carbetocina está actualmente
aprobada en 23 países para la prevención de la atonía uterina y sangrado mayor
posterior a una cesárea con anestesia espinal o epidural. Esta indicación terapéu-
tica está apoyada por los resultados de dos estudios clínicos controlados.81,82
Evidencia de estudios controlados aleatorizados indica que una dosis única de
100 mg, intravenosa o intramuscular, reduce la necesidad de intervenciones utero-
tónicas adicionales para mantener un adecuado tono uterino y, por otra parte, es
más conveniente que una infusión continua de oxitocina, la cual requiere una lí-
nea intravenosa.83
Prostaglandinas
TRATAMIENTO INVASIVO
e. Histerectomía.
Embolización arterial
La embolización de las arterias uterinas requiere guía fluoroscópica y la realiza-
ción la debe hacer un radiólogo intervencionista con experiencia.90 La paciente
debe tener estabilidad hemodinámica. Los catéteres con balón de oclusión pue-
den colocarse en la arteria hipogástrica o en las arterias iliacas comunes como una
medida temporal, sobre todo en casos con alto riesgo de sangrado, como placenta
previa y acreta.91 El porcentaje de éxito se ha reportado de 85 a 95%.92 Las com-
plicaciones reportadas son fiebre, perforación vascular, isquemia de las extremi-
dades inferiores, necrosis de la pared rectal o vesical. El flujo de estos vasos re-
gresa a lo largo del tiempo, lo que preserva el útero y la fertilidad.
Ligadura arterial
Este método se utiliza cuando los otros métodos de control del sangrado hayan
fallado. La ligadura provoca una diminución en la presión de pulso distal a la liga-
Hemorragia obstétrica en la unidad de cuidados intensivos 247
Histerectomía
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ERRNVPHGLFRVRUJ