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No es de extrañar - expone la conferenciante – que los elementos reaccionarios tienen una

concepción reaccionaria del trabajo de la mujer. Pero es en el grado inesperado mas alto que
también se encuentra una concepción equivocada la situación socialista, en la que se exige la
abolición del trabajo de la mujer. La cuestión de la emancipación de la mujer, esto es, en
última instancia la cuestión del trabajo de la mujer, es una cuestión económica, y con derecho
se espera por parte de los socialistas una elevada comprensión de cuestiones económicas
como estas, la cual se manifiesta en la justa demanda alegada.

Los socialistas deben saber que en el dearrollo económico actual el trabajo de la mujer es una
necesidad; que la tendencia natural del trabajo de la mujer, o será disminuido, el tiempo de
trabajo, al cual cada individuo de la sociedad debe consagrarse, o que la riqueza de la sociedad
crecerá; que no es el trabajo de la mujer en sí, el cual a través de la concurrencia con la fuerza
de trabajo masculina presiona hacia abajao el salario, sino la explotación del trabajo de la
mujer a través de los capitalistas que ellos mismo se apropian.

Los Socialistas deben ante todo saber que la esclavitud social o la Libertad radica en la
dependencia o independencia económica.

Aquellos que han escrito sobre su estandarte la liberación de todos los que portan rostro
humano, no deben condenar a toda una mitad del género humano por medio de la
dependencia económica a la esclavitud política y social. Así como el trabajador está subyugado
al capitalista, así está la mujer subyugada al hombre; y ella quedará subyugada en tanto no se
alze en pié económicamente independiente. La condición obligada para esto, su
independencia económica, es el trabajo. Si se quiere hacer de las mujeres un ser humano libre,
como miembro de la sociedad en igualdad de derechos, como los hombres, pues no se
necesita ni abolir ni limitar el trabajo de la mujer, excepto en determinados casos, casos aparte
muy aislados.

Las trabajadoras, aquellas que aspiran a la igualdad social, no esperan para su emancipación
nada del movimiento de mujeres de la burguesía, que supuestamente lucha por los derechos
de las mujeres. Ese edificio está construido sobre arena y no tiene ningún fundamento real. Las
trabajadoras están absolutamente convencidas de ello, de que la cuestión de la emancipación
de las mujeres no es una existencia para sí aislada, sino una parte de la gran cuestión social.
Ellas se van con las cuentas totalmente claras sobre ello, que esta cuestión en la socieidad de
hoy ahora y nunca más será solucionada, sino después de una remodelación fundamental de la
sociedad. La cuestión de la emancipación de la mujer es una criatura del nuevo tiempo, y la
máquina ha dado a luz a la misma.

Emancipación de la mujer significa la transformación integral de su posición social


fundamentalmente, una revolución de su rol en la vida económica. La vieja forma de
producción con sus medios de trabajos incompletes aprisionó a la mujer en la Familia y limitó
su circulo de acción sobre el interior de su casa. En el seno de la familia representa la mujer
una fuerza de trabajo productiva extraordinaria. Ella produjo casi todos los objetos de uso de
la familia. Al estamento de producción y comercio de antaño le hubiera sido muy difícil,
cuando no imposible, producir esos artículos fuera de la Familia. En tanto que fueron fuertes
esas viejas relaciones de producción en fuerza, fue la mujer productiva económicamente…

La producción maquinaria ha matado la actividad económica de la mujer en la familia. La gran


industria produce todos los artículo más baratos, rápidos y masivos, que a la industria aislada
le fué posible sólo trabajar con las herramientas incompletas una pigmea producción. La mujer
debía a menudo pagar mas caro la materia prima, que compró en lienzo, que el producto listo
de la gran industria maquinaria. Ella debía de sacrificar además de su precio de compra (de la
materia prima), su tiempo y su trabajo. Por consiguiente la actividad productiva dentro de la
familia sería un sinsentido económico, un despilfarro en fuerza y tiempo. Aunque sí individuos
aislados en el seno de la Familia prefieren ser mujeres productivas de utilidad, este tipo de
actividad significa, no obstante, una perdida para la Sociedad.

Este es el fundamento por el que las buenas económicas procedentes de los buenos viejos
tiempos ha desaparecido casi todas. La gran industria ha hecho inútil la producción de
mercancías en casa y para la familia, esta ha retirado del suelo las ocupaciones hogareñas de la
mujer. Simultáneamente ha logrado también el suelo para la ocupaciones de la mujer en la
Sociedad. La producción mecánica, la cual puede renunciar de la fuerza muscular y del trabajo
cualificado, hizo posible colocar a las mujeres sobre un gran campo de trabajo. La mujer
ingresó en la industria con el deseo de incrementar los ingresos en la familia. Las mujeres
trabajadoras en la industria fueron una necesidad con el desarrollo de la industria moderna. Y
con cada mejora de los nuevos tiempos el trabajo de hombres, de ese modo, estaba de sobra,
miles de trabajadores fueron arrojados sobre el empedrado, fue así creado una ejercito de
reserva de pobres, y el salario disminuyó constantemente siempre más hondo.

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