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el-tratado-de.html

23 de agosto de 1939: el Tratado de no Agresión entre la Unión Soviética


y Alemania.

El artículo que reproducimos después, resulta una lectura imprescindible.


Dedica diez minutos a leerlo porque merece la pena.

¿Cuántas veces has escuchado que Stalin pactó con los nazis para repartirse
Polonia? ¿Cuántas veces tuviste que escuchar que Hitler y Stalin se aliaron?
¿Cuántas veces has tenido que oír acusaciones anticomunistas que hablan del
pacto entra la URSS y la Alemania nazi, distorsionando los hechos? 

¿Te suena el hecho de que tratados de no agresión de este tipo, antes de que
la URSS lo firmase con Alemania, lo habían firmado también Francia, Inglaterra
y otros estados? Seguro que muy pocos lo sabéis. ¿Te suena el Acuerdo de
Múnich de 1938 firmado por Francia y Gran Bretaña con la Alemania de Hitler y
la Italia de Mussolini? ¿Sabías que en 1933, después de que Hitler tomase el
poder, Francia y Gran Bretaña propusieron y firmaron un tratado de
"comprensión y cooperación" con la Italia fascista y la Alemania nazi? ¿Que,
aconsejada por Inglaterra, en 1934 Polonia firmó un Tratado de no Agresión
con la Alemania nazi? ¿Que en 1935, gracias al pacto firmado entre Gran
Bretaña y los nazis, la Alemania de Hitler pudo rearmarse y recomponer su
maquinaria bélica naval? 

Posiblemente la mayoría desconozcáis estos hechos, pero a todos os suena la


infamia de que la URSS se alió con los nazis firmando un "tratado". ¿Un tratado
de qué, para qué, por qué? Ahí está la cuestión. La propaganda anticomunista
se ha encargado de grabar en nuestras mentes un imaginario falso sobre dicho
tratado. Pero si la Alemania nazi contó con benefactores, que nadie lo dude:
estos fueron las potencias occidentales, no la URSS.

La historiografía no es inocente y toda una legión de historiadores sistémicos


se han encargado de transmitir una visión anticomunista de los hechos que
tuvieron lugar en los preámbulos de la II Guerra Mundial. Cierto es que esa
tergiversación sistémica ha sido contestada rigurosamente por muchos
historiadores, pero por desgracia esa otra perspectiva no es habitual que nos
llegue, que se enseñe o que podamos verla en esa popular inmundicia
divulgativa llamada Canal de Historia o en otros programas similares de TV de
carácter divulgativo dirigidos al gran público.

Lo que sigue es un riguroso artículo descriptivo de los hechos que


tuvieron lugar antes de la II Guerra Mundial y que provocaron el Pacto de
no Agresión entre Alemania y la Unión Soviética, un pacto que, como
termina diciendo Mário Sousa, fue clave y decisivo para que la URSS pudiera
derrotar posteriormente a los nazis. Te animamos a leerlo con calma y también,
por supuesto, a difundirlo (si lo reproduces en tu blog o web, cítanos como
fuente de la traducción, además de citar la fuente original en portugués). En el
texto que sigue, encontrarás argumentos sobrados para callar la boca al
próximo que desde el desconocimiento te salga con cuentos acerca de lo que
sucedió.

Sobre el tema te animamos también a leer otro artículo que publicamos en el


blog, tomado de la traducción al castellano que Sophia Vackimes hizo para
Voltairenet.org: "El día que Occidente prefiere olvidar", de Jabara Carley. Es
mucho más breve, más corto y menos detallado, pero también resulta muy
contundente, Ese día que "Occidente prefiere olvidar" al que se refiere Carley,
es el pacto de Reino Unido y Francia con Hitler, por el cual las "democracias"
occidentales permitieron que los nazis invadieran y se anexionaran
Checoslovaquia. De manera más extensa, también lo aborda Mário Sousa en
el artículo que puedes leer a continuación. 

Negrita, subrayado e imágenes, así como los pies de foto, son añadidos
nuestros (excepto el mapa de la Línea Curzón, que está en el texto original).

________________

El 30 de septiembre de 1938, Neville Chamberlain (Reino Unido), Edouard


Daladier (Francia), Adolf Hitler (Alemania) y Benito Mussolini (Italia) firmaron el
Pacto de Munich, que suponía entregar Checoslovaquia a los nazis. Inglaterra y
Francia rechazaron la propuesta soviética de un frente europeo antifascista que
frenase la amenaza nazi. Chamberlain le dijo a los líderes de la Oposición, en la
Cámara de Comunes, que Hitler era «un hombre de honor» que mantendría la
paz en Europa. El Tratado de Múnich es uno de los hechos cuya consideración
resulta imprescindible si queremos comprender los acontecimientos posteriores.

23 de agosto de 1939: el
Tratado de no Agresión entre
la Unión Soviética y Alemania
Mário Sousa      

Hace más de 60 años del Tratado de no Agresión entre la Unión


Soviética y Alemania, firmado en septiembre de 1939, también
conocido como Tratado Molotov-Ribbentrop [NT., el artículo es de
1999]. Este Tratado ha sido tergiversado y utilizado en la
guerra fría por las potencias occidentales para desinformar
acerca de la política la Unión Soviética, tratando con ello los
desinformadores transformar este país en un aliado de la
Alemania nazi.

Estas campañas de desinformación continúan todavía hoy con


toda su fuerza, a pesar de que la Unión Soviética ya no existe y de
que los periódicos de la burguesía han dado por muerto al
comunismo miles de veces. ¡Pero la verdad es que el comunismo está
bien vivo! El objetivo que persiguen las campañas contra la
Unión Soviética, es combatir las simpatías comunistas
existentes en las clases trabajadoras del mundo en el que vivimos y
defender las injusticias del capitalismo. Por esta razón, es importante
dar al público la historia del pasado y las circunstancias en que se
firmó el Tratado de no Agresión.
Este Tratado ha sido tergiversado y utilizado en la guerra fría por las potencias
occidentales para desinformar acerca de la política la Unión Soviética, tratando
con ello los desinformadores transformar este país en un aliado de la Alemania
nazi. Actualmente se sigue insistiendo en esta tergiversación, en el contexto de un
anticomunismo que trata de desprestigiar todo cuanto tiene que ver con la URSS.

Europa en 1939

La situación de Europa en 1939 estaba dominada por una gran


tensión política y militar, provocada por los ataques militares y
ocupaciones realizadas por los países fascistas durante esta década.
En octubre de 1935, la Italia fascista invadió Abisinia (Etiopía), que
fue totalmente ocupada por los italianos en 1936 después de grandes
masacres contra la población. En 1936, en España, los fascistas
comenzaron la guerra civil contra el pueblo español, una guerra que
ganaron dos años más tarde, después de recibir una ayuda militar
masiva de la Italia fascista y de la Alemania nazi. En 1936, Alemania
firmó con Japón el llamado Pacto Antikomintern contra la Unión
Soviética, un pacto al que Italia se sumó poco después. En marzo de
1938, la Alemania nazi se anexionó Austria, que dejó de existir como
país independiente.
La traición a Checoslovaquia

La siguiente víctima de los nazis alemanes fue Checoslovaquia. En


mayo de 1938 Hitler concentró las tropas alemanas en la frontera con
Checoslovaquia y exigió que fueran entregados a Alemania todos los
territorios checoslovacos donde había población de habla alemana. En
estos territorios, los denominados Sudetes, estaban concentradas
todas las defensas militares checoslovacas contra intervenciones que
pudieran llegar por su parte occidental, de Alemania; su pérdida
significaría dejar vía libre a una invasión alemana. La Unión Soviética,
que tenía un pacto de ayuda mutua con Checoslovaquia, movilizó en
aquel momento 40 divisiones de sus tropas para la defensa de
Checoslovaquia, para la frontera soviética con Polonia y propuso a
Francia que movilizase a sus tropas en la frontera con Alemania.
Francia tenía una alianza militar con Checoslovaquia y la
defensa de este país quedaría así preparada en dos frentes. Sin
embargo, Francia traicionó a su aliado. El 29 de septiembre de
1938 en Munich, en Alemania, se firmó un tratado entre
Francia, Inglaterra, Alemania e Italia, que reconoció a
Alemania el derecho a ocupar y anexionarse los Sudetes. La
ocupación fue realizada al cabo de unos días, sin resistencia militar
en Checoslovaquia, después de que este país rechazase la ayuda
militar de la Unión Soviética (poco después y con la aprobación de
Hitler, Polonia y Hungría, donde la reacción tenía el poder, ocuparon
partes de Checoslovaquia en Teschen y en Eslovaquia).

¿Qué "paz en nuestro tiempo"?

A su llegada a Inglaterra, después de la firma del tratado que


entregó los Sudetes a los nazis, el primer ministro británico
Chamberlain proclamó la famosa "Paz en nuestro tiempo". En
el aeropuerto saludó a la multitud que lo esperaba con un papel, una
declaración de paz entre Alemania e Inglaterra, firmado por él mismo
y Hitler. ¡Esta "Paz" se garantizaba para todo el futuro! Esta
declaración de no agresión, un tratado de no agresión entre
Alemania e Inglaterra, había sido propuesto por Chamberlain
a Hitler y firmado al día siguiente de la firma del Tratado de
Munich, el 30 de septiembre de 1938, por Chamberlain y Hitler
en la residencia de Hitler. La declaración estipula que "los dos
pueblos (alemán e inglés) nunca más entrarían en estado de guerra"
y que "todos los problemas entre los dos países se resolverían a
través de conversaciones". Se dice a veces que el papel que
Chamberlain mostró a las multitudes que lo esperaban fue el Tratado
de Munich y que la "Paz en nuestro tiempo" se refería a una paz para
toda Europa. Pero no fue así. El papel era el tratado de no agresión
entre Inglaterra y Alemania, y la paz, una paz para Inglaterra. Como
de costumbre, el Imperio Británico se reservaba una posición aparte,
dejando los problemas para los demás.

Postal de la Alemania nazi, conmemorando el Acuerdo de Múnich. Izda., los


primeros ministros de Reino Unido y Francia,  Chamberlain y Édouard Daladier;
drcha., Mussolini y Hitler.

No a la política soviética de seguridad colectiva

La traición de Francia también es digna de destacar. A pesar de


que Francia tenía una alianza militar con Checoslovaquia para la
defensa mutua en caso de agresión alemana, el gobierno
checoslovaco nunca fue consultado sobre la división del país o
invitado a participar en las conversaciones en Múnich. De hecho, lo
único que se le permitió a los representantes del Gobierno de
Checoslovaquia, fue esperar por los resultados fuera de los
locales de las conversaciones, en los que más tarde les
entregaron el documento con los resultados de la traición de Francia
e Inglaterra. La Unión Soviética, que también tenía un tratado de
ayuda militar con Francia y era una de las grandes potencias militares
de Europa, no fue invitada a participar en las conversaciones de
Múnich. La razón era que la Unión Soviética quería una política
de seguridad colectiva para todos los países de Europa, y que
en varias ocasiones había propuesto un frente antifascista
para poner fin a la política belicista de Hitler. La propuesta de un
frente antifascista era totalmente opuesta a la política de los países
occidentales de colaboración con Hitler y Mussolini.

Tratado de no agresión entre Francia y Alemania

En diciembre del mismo año 1938, Francia siguió el ejemplo


de Inglaterra y firmó también una declaración mutua de no
agresión con Alemania. Estos acuerdos de paz y no agresión
firmados por Francia e Inglaterra con Hitler, aislaron a la
Unión Soviética como defensora de la lucha antifascista y
como la única oposición militar a Hitler. Pero a pesar del Tratado
de Múnich y de las declaraciones de no agresión, todas las potencias
occidentales se vieron involucradas en una guerra mundial. De hecho
la expansión nazi no había sido planeada para terminar en los
Sudetes. Esto fue sólo la ilusión a la que Francia e Inglaterra querían
agarrarse. Los nazis querían el mundo entero. El 15 de marzo de
1939, los alemanes rompieron los acuerdos de Múnich, invadiendo y
ocupando Checoslovaquia, dividiendo el país en dos protectorados
alemanes, Bohemia y Moravia, y un estado a sus órdenes,
Eslovaquia. Así pues, Checoslovaquia dejó de existir. Una semana
después Alemania ocupó la región de la ciudad de Klaipeda (Memel)
en Lituania e introdujo nuevas demandas territoriales, esta vez con
respecto a Polonia. Los nazis exigieron que el llamado "corredor
polaco", una región entre Prusia Oriental y el resto de Alemania (la
única salida polaca al mar), fuese integrado en Alemania.

Francia e Inglaterra contra la Unión Soviética

La guerra de la Alemania nazi continuaba hacia el Este, en dirección a


la Unión Soviética. Ya en 1925 Hitler había indicado en su libro
Mein Kampf que Alemania bajo el régimen nazi tendría como
fin destruir el comunismo y conquistar nuevas regiones de
Alemania en los territorios de la Unión Soviética. Pero entre
Hitler y la Unión Soviética estaba Polonia, un estado con una alianza
de defensa con Francia e Inglaterra. El riesgo de un gran conflicto con
varias potencias de gran poder militar implicadas, se convirtió en una
posibilidad real. El hecho es que sería imposible para los políticos
franceses y británicos entregar Polonia a la Alemania nazi como lo
habían hecho con Checoslovaquia. Después de la traición de Múnich
contra Checoslovaquia, la situación política interna en los países
occidentales había cambiado radicalmente, de modo que en el caso
de producirse una agresión alemana contra Polonia, los líderes
políticos en Francia e Inglaterra estarían obligados a intervenir para
no quedar completamente desacreditados ante sus propios pueblos.
Por otro lado, si los gobernantes en Francia e Inglaterra pudiesen
transformar los acontecimientos en una situación en que la Unión
Soviética fuese obligada, como única potencia, a defender Polonia y a
enfrentarse a la Alemania nazi, los políticos de Occidente podrían
evitar las críticas de sus pueblos diciendo que el conflicto era un
ajuste de cuentas entre "dos países no democráticos". Esta fue la
estrategia utilizada por los gobiernos de Francia y Reino
Unido, con la intención de conseguir que la Alemania nazi
atacara a la Unión Soviética.

Japón invade Mongolia

Al mismo tiempo que estos acontecimientos tenían lugar en


Occidente, se registraba una situación muy grave en la frontera
oriental de la Unión Soviética. En 1931, el imperialismo japonés había
invadido Manchuria y transformado esta región del norte de China en
una colonia japonesa, de la misma forma que ya Corea se había
transformado en colonia en 1910. La Manchuria fue utilizada para
facilitar nuevas agresiones. En el verano de 1937 Japón invadió el
norte de China y atacó Shanghai con un ejército de 100.000
hombres. Después de esto, la amenaza del imperialismo japonés se
volvió contra la ciudad de Vladivostok, en la costa soviética del
Pacífico, y en contra de la República de Mongolia, con la cual la Unión
Soviética tenía una alianza militar. En mayo de 1939 comenzó la
invasión japonesa de Mongolia en la región del río Chalchin-Gol. La
Unión Soviética salió en defensa de su aliado, y al final de agosto
de 1939, después de cuatro meses de guerra atroz, los
japoneses fueron totalmente derrotados y obligados a
retirarse con elevadas bajas.
Guerra soviético-japonesa en el verano de 1939. Marineros soviéticos izan la
bandera de la Armada Soviética tras tomar Port Arthur (o Luyshun) en territorio
chino. Fuente.

Nueva propuesta soviética

Durante la década de los años 30, la Unión Soviética luchó


firmemente para que todos los países que estaban en contra
del fascismo y el nazismo se uniesen en un sistema de
seguridad colectiva para poner fin a todos los planes de
guerra. Dos días después de la toma de Praga por los alemanes, el
17 de abril de 1939, cuando la realidad ya había demostrado a los
pueblos del mundo la inutilidad de tratados que no imponían
condiciones a los fascistas y nazis, la Unión Soviética propuso
nuevamente un acuerdo militar a Francia e Inglaterra para
una alianza contra Alemania. Gran parte de la opinión pública de
los países occidentales apoyaba esta propuesta. En una encuesta
realizada en el verano de 1939 en Francia, se encontró que el 76%
de los franceses estaban a favor del uso de la fuerza contra Alemania
si este país invadía Polonia, y el 81% apoyaba una alianza entre
Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética. En Inglaterra, la opinión
pública en este caso era todavía mucho más favorable, estando el
87% a favor de una alianza con Francia y la Unión Soviética.

Este factor fue importante en la situación política de la Europa


occidental. El 25 de julio 1939, los gobiernos francés y británico
fueron obligados a aceptar una propuesta soviética para
mantener conversaciones sobre una alianza militar entre los
tres países. En ese momento, el ejército alemán ya había
concentrado una gran parte de sus tropas en la frontera polaca y la
amenaza de guerra crecía de manera constante. Los coroneles
polacos en el gobierno respondían a estos preparativos diciendo que
el ejército polaco podría derrotar a cualquier invasión, viniese del lado
occidental o de la Unión Soviética. La Unión Soviética nunca había
amenazado a Polonia; la declaración de los coroneles polacos era
para los oídos nazis. Los coroneles querían mostrar de qué lado
estaban, esperando así que fuese posible llegar a un acuerdo
con Hitler.

Propuesta alemana para un acuerdo de no agresión

El 26 de julio de 1939, el día siguiente a la respuesta positiva de los


gobiernos francés y británico, el gobierno de la Unión Soviética
fue contactado por el gobierno alemán con una propuesta de
conversaciones para negociar un acuerdo entre los dos países.
La Unión Soviética no respondió a la propuesta alemana,
enviándose nuevas propuestas a la Unión Soviética en las siguientes
semanas, con términos siempre más favorables a la Unión Soviética.
Entre otras cosas Alemania consideraba ahora que los estados
bálticos eran parte de la esfera de influencia de la Unión Soviética y
que las tropas alemanas no serían desplegadas en estos países. Esto
se refería al hecho de que Alemania había ocupado la ciudad
portuaria de Klaipeda (Memel) en Lituania, lo que la Unión Soviética
consideraba como una amenaza para su seguridad.

¡18 días para llegar a Moscú!

Las negociaciones entre la Unión Soviética, Francia e Inglaterra


finalmente arrancaron el 12 de agosto de 1939, el mismo día en que
las delegaciones francesa y británica llegaban a Moscú. Es interesante
observar que en una situación internacional en la que el riesgo de
estallido de una gran guerra en Europa aumenta cada día, las
delegaciones francesa y británica... ¡tardaron 18 días en llegar
a Moscú! No hay duda de que este retraso era parte de la
estrategia de las potencias occidentales para que no
avanzasen las negociaciones y causar así una situación en la
que únicamente la Unión Soviética se vería obligada a hacer
frente a una guerra con la Alemania nazi. En el tono de amenaza
de Hitler hacia Polonia, se podía comprender fácilmente que la
invasión estaba próxima. Lo único que podría haber puesto fin a los
planes conquistadores de Hitler era una alianza inmediata entre la
Unión Soviética, Francia e Inglaterra, seguida de una gran
concentración de tropas de estos países en las fronteras con
Alemania. Sin embargo, Francia e Inglaterra no tenían prisa.

¡Sin poderes para negociar!

Cuando las negociaciones de las tres potencias comenzaron en Moscú


el sábado 12 de agosto de 1939, se constató que las delegaciones
francesa y británica estaban encabezadas por diplomáticos de
categoría inferior (el general francés Doumenc y el ayudante del rey
inglés, almirante Drax), ¡y que no habían recibido de sus
gobiernos los poderes o competencias necesarias para
negociar y firmar una alianza militar o cualquier otro pacto
con la Unión Soviética! Esto provocó una gran perplejidad y
confusión entre los miembros de la delegación soviética. ¿Cuál era
realmente la intención de viajar a Moscú de las delegaciones sin
poderes para negociar y firmar una alianza militar? La delegación
soviética, que estaba encabezada por el mariscal Voroshilov, el
Comisario del pueblo para la Defensa, había recibido plenos poderes
del gobierno soviético para negociar y firmar una alianza militar con
Gran Bretaña y Francia. Se confirmó que la misión de las
delegaciones británica y francesa era discutir una alianza militar con
la Unión Soviética "tan sólo como una hipótesis". De nuevo se
demostró que las delegaciones habían sido enviadas a Moscú
para dormir las conversaciones, una jugada de los países
occidentales para hacer que Hitler atacase a la Unión
Soviética, quedando este país solo y aislado. Siguiendo una
propuesta soviética, los delegados de delegaciones extranjeras
enviaron telegramas a sus países, pidiendo a sus gobiernos los
poderes necesarios para negociar y acordar una alianza militar. La
respuesta a esta petición, en estos días dramáticos, cuando los
ejércitos de Hitler se concentraban en las fronteras con Polonia y la
paz mundial estaba amenazada, ¡se retrasó tres días! Cuando llegó la
respuesta, el 15 de agosto, se verificó que los gobiernos francés y
británico negaban los poderes necesarios a sus delegaciones.

La propuesta soviética nunca contestada

Sin embargo, a pesar de todo las conversaciones continuaron. La


delegación soviética trató de hacer ver a los gobiernos de los países
occidentales que la situación en Europa había tomado un carácter
muy grave, y que una alianza militar entre las tres potencias sería
positiva para todos. Para demostrar que esto era así, la Unión
Soviética presentó en las conversaciones que siguieron, propuestas
concretas sobre efectivos militares que ponían a disposición de la
alianza militar con Francia y Gran Bretaña si la Alemania nazi iniciaba
otra guerra en Europa. Esto significaba que la Unión Soviética
ponía para la defensa colectiva de Polonia, 136 divisiones, 5.000
cañones de grueso calibre, 9.000 tanques y 5.000 aviones de
combate. Por otra parte, la Unión Soviética también presentó un plan
de guerra para la unión de las tres potencias contra la Alemania nazi.
La delegación soviética también pidió a los representantes de Francia
e Inglaterra que presentasen propuestas sobre sus fuerzas militares
para tomar parte en la lucha, una cuestión que nunca encontró
respuesta. Los soviéticos también querían que las delegaciones
occidentales tomasen contacto con sus aliados, Polonia y Rumanía,
por que estos diesen paso libre a las tropas soviéticas que irían al
encuentro contra el ejército invasor alemán.

Las conversaciones con el gobierno alemán

Las delegaciones occidentales no mostraron ningún interés


por las propuestas soviéticas. No presentaron ninguna
propuesta concreta, sólo se dedicaron en las conversaciones a
discusiones sobre detalles sin importancia para una alianza,
como por ejemplo el número de efectivos alemanes y su despliegue
actual. Estaba pasando de largo un tiempo precioso para la Unión
Soviética. Durante estos días dramáticos el ejército invasor alemán se
preparaba para atacar en las fronteras de Polonia. La guerra era
casi inevitable y el camino de los alemanes para invadir la
Unión Soviética pronto quedaría despejado. En estas
circunstancias, el gobierno soviético decidió aceptar las
conversaciones propuestas por el gobierno alemán. El primer
contacto de consultas de hecho se había realizado el 12 de agosto,
cuando se verificó que las delegaciones británica y francesa no tenían
poderes para negociar una alianza militar con la Unión Soviética. En
ese momento la Unión Soviética había abierto una discusión sobre un
tratado de no agresión con el gobierno alemán. Tratados de este
tipo habían sido firmados por los gobiernos de Francia y Reino
Unido con Alemania en 1938. El gobierno soviético entendía
que la guerra con Alemania era inevitable y quería de esta
manera ganar un tiempo valioso para incrementar la
capacidad defensiva del país. Un tratado de no agresión podría
dar al país un período de tiempo de máxima importancia. Más tarde
se verificó que así era.
Fin de las conversaciones

El 22 de agosto de 1939, las conversaciones en Moscú entre las tres


potencias, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética, llegaron a un
final definitivo. El jefe de la delegación francesa, el general Doumenc,
para entonces había obtenido facultades para firmar una alianza
militar con la Unión Soviética, un documento entregado al mariscal
Voroshilov. El repentino interés de Francia por las negociaciones (y la
renovada propuesta por Alemania de un tratado de no agresión...),
tendría tal vez su origen en el hecho de que en ese momento el
ejército imperial japonés invasor de Mongolia, estaba siendo
totalmente aniquilado por los ejércitos de la Unión Soviética y
Mongolia. Sin embargo, en el acto de entrega de sus nuevos poderes
al mariscal Voroshilov, el general Doumenc se vio obligado a
reconocer que la delegación británica no había obtenido plenos
poderes de su gobierno y que su participación en la alianza militar no
tendría lugar. También las potencias occidentales no habían obtenido
de sus aliados y rumanos y polacos el permiso para que las tropas
soviéticas pasaran a través de estos países para ir al encuentro del
invasor alemán. Esta cuestión resultaba de una importancia
fundamental. La nueva posición de Francia era positiva, pero sin
Inglaterra la alianza no tenía gran valor. Francia, un año antes en una
situación idéntica, había traicionado a Checoslovaquia. La cuestión de
Polonia y Rumanía también era importante. ¡Polonia amenazaba a la
Unión Soviética con una guerra si el ejército soviético entraba en
Polonia para ayudar a defender el país contra la invasión alemana!
Estaba claro que Polonia en este momento no tenía salvación. Las
conversaciones en Moscú terminaron sin que las delegaciones
extranjeras mostraran disposición favorable para resolver los
problemas que se planteaban. La falta de interés de estos países para
formar una potencia conjunta contra los planes de guerra alemanes,
lanzó al mundo a una catástrofe terrible.

Inglaterra preparaba la traición 

En cuanto a la carencia de plenos poderes de la delegación


británica y a la total falta de interés mostrada en las
conversaciones de Moscú, hoy en día existe una explicación
conocida. A mediados de agosto de 1939, el gobierno soviético tenía
sospechas de que el gobierno británico estaba preparando un
tratado de paz con Alemania, a pesar de la amenaza contra
Polonia. Una nueva investigación histórica realizada por el escritor
inglés L. Mosley vino a mostrar que las sospechas soviéticas eran
correctas. Según Mosley, si la Unión Soviética no hubiese tomado
la iniciativa el 22 de agosto, Herman Göring, el brazo derecho
de Hitler, habría viajado en avión a Inglaterra el 23 de agosto
para la negociación final del tratado de paz con el Primer
Ministro inglés Chamberlain. Por esta misma razón, la delegación
inglesa convertía las conversaciones en Moscú en una discusión
interminable de detalles sin importancia. Lo que el gobierno
británico quería y estaba planificando, era una alianza de
todas las potencias imperialistas europeas contra la Unión
Soviética. Las declaraciones hechas por el embajador de Estados
Unidos en Londres, J. Kennedy, según las cuales Estados Unidos
"debe tener las manos libres en cuestiones económicas en el Este y
Sudeste", indica que Estados Unidos estaba al tanto de la
conspiración británica contra la Unión Soviética y de las
conversaciones entre el Reino Unido y Alemania. La política soviética
con las potencias imperialistas desarticuló completamente los planes
de Inglaterra.

Tratado de no agresión con Alemania

El 20 de agosto, el gobierno soviético recibió una nueva propuesta de


Alemania para firmar un tratado de no agresión. El 22 de agosto,
después de las conversaciones con el jefe de la delegación
francesa, que evidenciaban que una alianza militar entre la
Unión Soviética, Francia e Inglaterra nunca tendría lugar, el
gobierno soviético decidió aceptar la propuesta alemana. Al día
siguiente, el 23 de agosto de 1939, el ministro alemán de Asuntos
Exteriores, Ribbentrop, llegó a Moscú en avión y firmó el tratado de
no agresión con el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Molotov.
La prensa burguesa todavía hoy afirma que la Unión Soviética
fue el único país en firmar un tratado con la Alemania nazi.
¡Esto es totalmente falso! En 1933, poco después de que Hitler
tomase el poder, Francia y Gran Bretaña habían propuesto y
firmado un tratado de "comprensión y cooperación" con la
Italia fascista y la Alemania nazi. Polonia, aliada de Inglaterra,
firmó un tratado de no agresión con la Alemania nazi en 1934,
siendo en esto aconsejada por Inglaterra. En 1935, Inglaterra
firmó un tratado germano-británico sobre el tonelaje
permitido a la Armada alemana, tratado que otorgó a Alemania el
derecho de aumentar su flota militar casi al mismo nivel de tonelaje
que Francia, lo que era completamente ilegal en virtud de los
acuerdos de Versalles. En septiembre de 1938, Inglaterra y
Alemania firmaron una declaración que establecía que estos países
nunca más entrarían en guerra. Francia hizo lo mismo en
diciembre de 1938. En realidad, la Unión Soviética fue la
última potencia en firmar un tratado de no agresión con los
nazis.
Zona de seguridad militar

El tratado no agresión soviético-alemán, además de indicar que estos


países no entrarían en guerra, también establecía las relaciones entre
ambos países con respecto a otros temas relacionados con asuntos
militares entre la Unión Soviética y Alemania. Generalmente, la
prensa burguesa se refiere a estas cuestiones calificándolas de
"anexo secreto". El término "secreto" dado por la prensa burguesa es
para provocar sospecha. En realidad, la mayor parte del texto de los
tratados internacionales entre los países, especialmente en tiempos
de guerra, es siempre secreto. En el denominado "anexo secreto" se
estableció una línea de demarcación entre Alemania y la Unión
Soviética, que indicaba las zonas militares de seguridad que
debían respetar los dos países. La línea de demarcación pasaba a
través de los ríos Narew, Wistula y San en Polonia. Además de esto,
se estableció también que Alemania no tendría influencia militar en
Finlandia, Letonia y Estonia. Esta parte del tratado de no agresión
levantaba una barrera a través de Europa Central, que de acuerdo
con Churchill el 1 octubre 1939, era "absolutamente necesaria
para la seguridad de Rusia en relación con la amenaza nazi. La
línea existe y levanta un frente en el Este que los nazis no se
atreverán a atacar".

La Línea Curzon

El interés de la Unión Soviética por las regiones polacas al este de la


línea de seguridad, proviene de los acuerdos de Versalles después
de la I Guerra Mundial. En ese momento no existía el estado de
Polonia. Polonia había dejado de existir en 1795, cuando lo que
quedaba del país después de dos anexiones hechas anteriormente por
los países vecinos, fue finalmente dividido por Prusia, Austria y Rusia.
El último rey de Polonia, Stanislav II, fue entonces obligado a
abdicar. 113 años más tarde, los acuerdos de Versalles en 1918, los
países reunidos decidieron dar un nuevo estado al pueblo polaco,
construir una nueva Polonia. Esta decisión planteaba problemas con
respecto a la cuestión de las fronteras, especialmente en el Este,
donde durante los siglos anteriores la frontera había sido modificada
en función del poder militar de los países de la región en cada
momento histórico dado. Por eso, en los acuerdos de Versalles, se
encargó al general inglés Curzon, Ministro de Asuntos Exteriores, la
tarea de establecer la línea fronteriza de la nueva Polonia en el Este.
El general Curzon propuso una línea fronteriza que respetaba la
división lingüística, la lengua polaca en un lado y las lenguas
ucraniana y bielorrusa (Rusia blanca) en el otro lado.
Línea Curzon

Esta línea fronteriza, llamada Línea Curzon, fue aceptada por


todas los potencias presentes en los acuerdos de Versalles con
la excepción de la nueva Polonia. El nuevo líder polaco Pilsudski,
exigió importantes concesiones territoriales en el Este y con este fin
comenzó una guerra para hacer conquistas territoriales en la
Rusia Soviética. El nuevo país soviético se encontraba en una
situación muy débil después de la I Guerra Mundial y sin posibilidad
de levantar una defensa eficaz. Con armas y dinero francés y el
apoyo de las autoridades de varios países europeos, Pilsudski
entró en Ucrania y en Bielorrusia (Rusia Blanca) y después de una
guerra tremenda, conquistó grandes territorios de estos países. La
Rusia soviética se vio obligada a aceptar una frontera que estaba muy
al Este de la Línea Curzon, cientos de kilómetros dentro de las
regiones lingüísticas ucraniana y bielorrusa. Esta cuestión histórica
iba a desempeñar un papel muy especial en la situación existente en
1939.

La "guerra ridícula" de Francia e Inglaterra

La última semana de agosto 1939, Inglaterra trató de descolgarse de


la responsabilidad que tenía con su aliado militar, Polonia,
proponiendo a este país que permitiese a Alemania
anexionarse las regiones entre Prusia Oriental y Alemania, el
llamado corredor polaco, algo que los alemanes exigían. Era un
nuevo tratado del mismo estilo que el de Múnich, que había
llevado a Checoslovaquia a su desaparición. Pero en este caso Polonia
no aceptó la propuesta inglesa de rendirse sin guerra. La maquinaria
de guerra alemana, conocedora de la respuesta polaca, continuó los
preparativos para la invasión de Polonia de acuerdo con los planes
establecidos. El 1 de septiembre 1939, Alemania invadió Polonia. Tres
días más tarde, Francia e Inglaterra declararon la guerra a
Alemania, pero no iniciaron ninguna respuesta militar contra
los alemanes en ayuda del aliado polaco. Sin embargo, las
fuerzas militares de Francia, Gran Bretaña y el ejército polaco...
¡sumaban 173 divisiones, y Alemania solamente 103! En la
zona fronteriza entre Francia y Alemania, Francia e Inglaterra...
¡tenían 110 divisiones contra 25 divisiones alemanas! Francia e
Inglaterra permanecieron pasivos viendo morir al aliado
polaco y viendo Polonia siendo dividida y destruida por los
alemanes. A esta situación de "guerra" francesa e inglesa, que se
prolongó durante muchos meses, la Historia le dio el nombre de
"guerra ridícula". Pero la ridícula guerra contra los alemanes, no
impidió que los gobiernos francés e inglés, cuatro meses más tarde,
en diciembre de 1939, se declarasen dispuestos a enviar un ejército
de 150.000 hombres para apoyar a Finlandia en la guerra contra la
Unión Soviética.

Alemania invade Polonia

En la invasión de Polonia el ejército alemán ganó rápidamente una


serie de batallas decisivas. El 3 de septiembre los alemanes ya
estaban en el río Vístula, el 9 de septiembre en Varsovia y el 11 de
septiembre a orillas del San. El ejército polaco se vio obligado a
retirarse en toda la línea. Polonia estaba derrotada. En la parte
oriental del país no ocupada por los alemanes, dejó de existir un
poder político y militar. Una semana más tarde, la Unión Soviética
entró en Polonia, en las regiones de Ucrania y Bielorrusia que Polonia
había anexionado en 1920, deteniéndose en la línea Curzon, la
frontera entre Polonia y la Unión Soviética que había sido
aceptada en el acuerdo de Versalles en 1918. Es importante
señalar que el ejército soviético ocupó solamente las regiones
al Este de la Línea Curzon y no toda la zona de seguridad
militar soviética establecida en el anexo del tratado de no
agresión con Alemania. De esta manera, la Unión Soviética impidió
a Alemania la conquista de las regiones que Polonia anteriormente
había robado a la Rusia soviética.

21 meses de paz para preparar la defensa


El Tratado de no Agresión, o pacto Molotov-Ribbentrop como la
prensa burguesa denomina al documento, fue un paso necesario en la
política de paz de la Unión Soviética. El Tratado de no Agresión
soviético-alemán destruyó el frente imperialista que Inglaterra
estaba creando contra la Unión Soviética y obligó a Francia y
Gran Bretaña a entrar en la lucha antifascista. El Tratado de no
Agresión dio 21 meses de paz a la Unión Soviética, un tiempo muy
necesario para que los soviéticos preparasen la defensa ante
la invasión nazi. Durante esos meses de duro trabajo, la producción
industrial total de la Unión Soviética... ¡aumentó en un 13% por año,
con un aumento de la industria de la defensa en un 39% anual!
Desde principios de 1940 hasta la invasión nazi en junio de 1941, el
valor total de las reservas de materiales del estado soviético
aumentaron de 4.000 millones de rublos a 7.600 millones y el ejército
se convirtió en un ejército moderno mecanizado con 5 millones de
hombres en armas. El Tratado de no agresión fue la base que
permitió a la Unión Soviética ganar la Segunda Guerra
Mundial, destruir la Alemania nazi y librar al mundo de la
barbarie nazi

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