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El siguiente ensayo tiene como objetivo principal realizar un análisis breve sobre la lectura
del libro “El Buen Salvaje al Buen Revolucionario”, el cual fue escrito y publicado por el
autor venezolano Carlos Rangel en el año de 1976 y quien busca una nueva interpretación
promovía, sobre todo por las clases intelectuales nacionalistas y socialistas de la región y
que inclusive exportaron esa imagen al resto del mundo. El autor emplea en el libro
que traslada toda culpa del subdesarrollo a otras naciones y la existencia de una identidad
Este ensayo está centrado solo en el texto del “Buen Salvaje al Buen
Revolucionario”, por ser la principal obra del autor que contiene sus más importantes
planteamientos sobre ideas que han circulado en Latinoamérica en general. En ese sentido,
el objetivo es realizar un análisis de esa importante obra con gran vigencia en la actualidad
y comprender el enfoque desde el punto de vista del autor respecto a la obra América And
América: Choque de Modernidades y Modernizaciones, del autor Oscar Reyes. Pese a su
relevancia, observo que ese libro no ha recibido la atención ni el debate necesario por parte
de los académicos en la región, menos aún en Venezuela que es su país de origen.
El problema fundamental ha sido uno de los planteamientos realizados por el mismo
Rangel, sobre su rechazo por el predominio de ideas de corte marxista, que buscan siempre
en algún explotador la culpa de todos los males pasados, presentes y futuros. Rangel en su
obra señala que las sociedades construyen mitos a lo largo de su historia, entre ellos: La
pureza de las sociedades indígenas, la leyenda negra sobre el conquistador hispano, la
aceptación del marxismo como teoría en defensa de los desfavorecidos y el imperialismo
como causa del atraso de la región, son solo algunos de las muchas retóricas equivocadas
presentes en América Latina. Por el contrario, los análisis que destacan los errores de las
sociedades y ponen énfasis en su propia responsabilidad a la hora de no alcanzar los
grandes objetivos nacionales, logra producir un natural e instintivo rechazo en los hombres.
En este momento que transita Venezuela, marcada por el totalitarismo socialista, no
deja de haber quienes intentan salvar sus responsabilidades ante la debacle actual. Pero
nuestros problemas contemporáneos no se pueden entender sin asumir una posición crítica
sobre nuestro devenir como nación.
En una sociedad que eligió voluntariamente a Hugo Chávez para la presidencia de la
República, a pesar de mantener un discurso cargado de resentimiento y de revanchas hacia
diferentes sectores, lógicamente se padece de ciertos traumas históricos que no han sido
suficientemente explicados. Lo mismo ha pasado con otros países latinoamericanos donde
llegó al poder el socialismo del siglo XXI. El texto de Carlos Rangel fue un llamado de
atención en su momento sobre el predominio de ciertas ideas que mantuvieron a la región
presa del atraso histórico, pero sin embargo no fue escuchado.
Se analizan varios puntos de la obra de Carlos Rangel, entre ellos la tergiversación
del pasado colonial que sirve para vender la visión del buen salvaje al buen revolucionario,
la condena al imperialismo y el auge de las ideas marxistas y socialistas en Latinoamérica.
Desarrollo
Por causa del mito del Buen Salvaje, Occidente sufre hoy de un absurdo complejo
de culpa, están convencidos de haber corrompido con su civilización a los demás pueblos
de la tierra, agrupados genéricamente bajo el calificativo de “Tercer Mundo”, los cuales sin
la influencia occidental habrían supuestamente permanecido tan felices como Adán y tan
puros como el diamante. Para lograr entender la transmutación del Buen Salvaje en el Buen
Revolucionario, se nota que hay no sólo una relación, sino identidad entre el estado del
hombre antes de la caída (precolombina) y después de la salvación (colonización). Es por
ello, que los americanos se apoyaron en esa visión del buen salvaje para oponerse al “yugo”
colonial.
Es difícil asumir la América hispana solo como parte de una herencia histórica, ya
que es producto de una mezcla cultural, vicios como el egoísmo, la mercantilización de las
relaciones sociales, la esclavitud, y tantos otros defectos se incorporaron a estas sociedades
a través de la colonización europea. Obviando así todo lo positivo que trajo el aporte
occidental. Todavía en la actualidad en los discursos políticos o indígenas se insta a
Occidente a pedir perdón por la conquista de América. Sin duda el milenarismo y el
revolucionismo están reñidos con el espíritu racionalista que hizo la grandeza de Occidente;
pero en cambio son supremamente tentadores para quienes se sienten preteridos,
marginados, frustrados, fracasados, despojados de su derecho natural al goce igual de los
bienes de la tierra de que supuestamente disfrutaban los Buenos Salvajes de América antes
de la llegada de las fatídicas carabelas (la conquista). Eso explica que la América
triunfadora, los EE.UU., haya hecho un uso muy moderado del mito del Buen Salvaje y
tenga una resistencia sana (mayor que la de Europa) al mito del Buen Revolucionario. Y
explica también que la América fracasada, es América Latina siendo especialmente
vulnerable a ambos mitos. El Buen Salvaje tiene en la siquis de los norteamericanos un sitio
tan reducido como en la historia de ese país.