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Ideas husserlianas relativas sobre crisis de las ciencias europeas.

Por: John F. Merlano Lara

RESUMEN

Para abordar lo que Edmund Husserl llamó La crisis de las ciencias europeas, se tratarán dos
de sus textos donde él explaya sus pensamientos concernientes a dicha crisis. Estos textos
son: 1) La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental. 2) Textos breves.
En este trabajo se procederá exponiendo las más importantes ideas de estos dos textos. Así
mismo, se intentará relacionar ambos textos para comprender todo lo que se pueda sobre los
planteamientos husserlianos sobre la profunda crisis que nos enuncia nuestro filosofo en
cuestión.

Husserl se pregunta: ¿Puede efectivamente hablarse de una crisis de las ciencias dado lo
continuo de sus éxitos? Claro que se puede, porque la ciencia en el sentido positivista ya no
tiene nada que aportarnos hoy en día para los problemas concernientes al espíritu. La
psicología se queda corta también por su determinación de entrar a ser parte de las ciencias
positivistas. Sin embargo, si la psicología se nutre de pretensiones filosóficas y no se limita
a sólo ser una ciencia positiva más, ésta podría volverse valerosa por el hecho de que está
embebida de presupuestos filosóficos.

Para Husserl que una ciencia esté en crisis significa “que su cientificidad genuina, que el
modo como se autopropone objetivos y tareas y elabora, en consecuencia, una metodología,
se han vuelto problemáticos”. (Husserl, 1991, p. 3) La anterior cita quiere decir que la ciencia
entra en aporía en sus fundamentos metodológicos cuando en estos se suscitan
problematicidades en su modos de ejecución, es decir, en su operatividad.

Nuestro filosofo judío nos enuncia que las ciencias que tienen un carácter científico bien
marcado (física, matemática, entre otras) tienen resultados teóricos exitosos y difícilmente
refutables. Según Husserl todos estos éxitos están fuera de discusión. Lo anterior lo dice para
hacer una salvedad. Dicha salvedad es con respecto a la psicología, dado que, aunque ésta se
presente como la ciencia fundamental abstracta y “finalmente explicativa para las ciencias
del espíritu” no lo es. Porque Husserl no cree que estemos tan seguros de que la psicología
sea tal cosa. Sin embargo, no se puede ignorar su modo de proceder en sus investigaciones y
sus resultados ya que quizá podría ser parte de las otras ciencias positivas.

Ahora, por otro lado, Husserl suministrará una crítica, a mi parecer, al positivismo en general.
El hombre moderno se dejó llevar por la prosperidad que dan las ciencias positivas dando así
un olvido indiferenciado respecto de las cuestiones realmente decisivas para una humanidad
auténtica. El afán interesado de las ciencias en los hechos, harán hombres de meros hechos.
Es decir, se objetivarían a los hombres. Este viraje y su importancia se llevó a cabo por las
implicaciones después de la guerra. Sin embargo, después de la guerra quedó un sentimiento
hostil, el cual consistía en que después de tanta barbarie estas ciencias positivas ya no
tendrían nada que decirnos para palear ese malestar que quedó después del posconflicto. Así
pues, “meras ciencias de hechos hacen meros hombres de hechos”. (Husserl, 1991, p. 6) Por
consiguiente, se necesitará ahora de nuevas disciplinas que se encarguen del espíritu de unos
seres sometidos al sinsentido o el sentido de la existencia humana en esa época de guerra.
Por lo anterior, para Husserl las ciencias de esta época ya no tienen nada que decir.

¿Qué tiene la ciencia que decirnos sobre razón y sinrazón, qué sobre nosotros, los seres
humanos en cuanto sujetos de esta libertad? Husserl responderá que “la mera ciencia de los
cuerpos materiales nada tiene, evidentemente, que decirnos, puesto que ha hecho abstracción
de todo lo subjetivo”. (Husserl, 1991, p. 6) Ahora, se suscita la determinación de que la
filosofía podría encargase de lo que la ciencia no puede, todo esto es en el sentido de que la
filosofía podrá enunciar lo que la ciencia no enuncia en lo relativo al espíritu.

Para fundamentar aún más la ideas de nuestro autor, se dirá que

Por otra parte, en lo que hace a las ciencias del espíritu, que en todas sus disciplinas
especiales y generales consideran al hombre en su existencia espiritual y, por
consiguiente, en el horizonte de su historicidad, su cientificidad rigurosa exige —se
dice— que el investigador excluya cuidadosamente toda posible toma valorativa de
posición, todo preguntar por la razón o sinrazón de la humanidad y de sus
configuraciones culturales que constituyen el tema de su investigación. La verdad
científica, objetiva, es exclusivamente constatación de aquello que el mundo, tanto
físico como espiritual, efectivamente es. (Husserl, 1991, p. 6)
En la anterior cita se puede extraer una forma de epojé en el sentido de la forma en que un
indagador tendría que proceder según lo que Husserl plantea, es decir hay que poner entre
paréntesis lo teoréticamente legado por otros, o sea la cultura. Otra cuestión muy relevante
que da Husserl en esta cita es la idea de que la verdad objetiva, es decir la científica, hace
parte tanto del mundo físico como espiritual.

Para concluir este trabajo, se manifestará que “la crisis de las ciencias tiene su fundamento
en una crisis de la autocomprensión del hombre”. (Husserl, 2019, p. 674) El hombre no puede
autocomprenderse imbuido en la objetividad de las ciencias positivas solamente, puesto que
esto lo enajenaría de otras cuestiones metafísicas importantes donde sólo el espíritu puede
acceder. Por ende el hombre tiene que indagar en su ser interior filosóficamente. Ahora para
salir de esta crisis hay que buscar su superación mediante la profunda autocomprensión del
ser humano. Husserl lo planteará de la siguiente manera: “la superación de esta crisis puede
lograrse única y exclusivamente mediante un ahondamiento en la autocomprensión del
hombre”. (Husserl, 2019, p. 674)

Referencias:

Husserl, E. (1991) La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental.


Editorial Crítica, S. A., Barcelona.

Husserl, E. (2019) Textos breves (1887 - 1936). Editorial Sígueme, Salamanca.

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