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Por otro lado, también se pueden realizar comparaciones e inferencias sobre cómo vivían y
se organizaban las sociedades prehistóricas similares a algunas sociedades cazadoras
recolectoras contemporáneas que aún algunas poseen dichas prácticas. De esta forma
también se buscan relaciones entre las relaciones sociales, prácticas y tecnologías de las
sociedades ya registradas con los restos arqueológicos con el fin de poder comprender
mejor tanto la materialidad como los comportamientos del pasado.
Tomando en cuenta todo esto, se hace un mejor acercamiento a las sociedades del pasado,
especialmente a las de sociedades de cazadores recolectores, ya que no solo considera en
su complejidad su economía o monumentalidad sino también su tecnología al momento de
adaptarse a ambientes agrestes.
Existen distintas formas de subsistencia que utilizaron estos grupos para su sobrevivencia y
desarrollo dependiendo de cómo se alimentaban: Las más conocidas son la pesca y la
recolección de alimentos pero también tenemos que tomar en cuenta la forrajeria que
consiste en el principio organizativo de aprovechar los desechos, y el almacenamiento de
recursos, estas formas son las que se practicaba mayormente previo a la caza. Por otro
lado también se practicaba el intercambio y comercio con otras comunidades, lo que les
permite acceder a recursos que no están disponibles en su propia área.
Desde otro enfoque, podemos estudiar sus formas de organización económica mediante su
patrón de asentamiento: ya sea nómada, lo cual quiere decir que no tienen asentamientos
permanentes y se desplazan en busca de recursos; o seminómada, lo que implica grupos
con asentamientos temporales donde regresan periódicamente y permanecen por períodos
más largos antes de moverse nuevamente.
A diferencia de hoy en día, que vivimos en una sociedad de consumo, los cazadores
recolectores realizaban sus actividades para sobrevivir y enfocándose en la satisfacción de
las necesidades básicas como alimentos, refugio y seguridad; los recursos son utilizados de
manera limitada y se prioriza la subsistencia individual y comunitaria sobre otras actividades
no esenciales.
Por lo que estudiar la variedad de formas económicas y tomarlas en cuenta nos ayuda a
entender mejor la complejidad de cada grupo en su individualidad, puesto que cada uno
tiene su propia historia y cultura.
Así la importancia de estudiar el paleoclima radica en obtener una visión más completa y
contextualizada de las sociedades tempranas.
Si bien cada grupo tenía características culturales y modos de vida ligeramente diferentes,
compartían similitudes en términos de idioma y tradiciones; así se dedicaban en su
momento a la caza y recolección de frutas, nueces y otros recursos, pero en la mayoría de
su existencia se dedicaron a la agricultura y la pesca. También fueron reconocidos por su
cerámica, especialmente por sus ollas decorativas.
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A lo largo de los siglos, la vida de los Karajá ha experimentado cambios significativos
debido a la influencia de los colonizadores y otros grupos indígenas; lo cual ha significado
un impacto en su forma de vida tradicional principalmente por el desplazamiento sufrido
dentro de su territorio y las dificultades para preservar su lengua y estilo de vida; no
obstante, en la actualidad trabajan en la conservación de su patrimonio.
Las evidencias arqueológicas relacionadas con los Karajá indican que han habitado la zona
durante al menos unos 2.000 años, aunque la presencia humana en la región puede ser aún
más antigua; los estudios se han centrado principalmente en su ocupación precolombina
proporcionando información sobre sus actividades a través de la evidencia material. Así en
los sitios se han hallado cerámicas, puntas de proyectil, herramientas líticas y óseas, entre
otros. Algunos sitios son el sitio Serra da Providência, el cual se encuentra en la isla de
Santa Isabel, en el río Araguaia; los sitios de la Ilha do Bananal, la cual es la mayor isla
fluvial de Brasil; y los sitios de la Ilha do Pati.