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Boa: el poeta es otra persona, que, desde la muerte

de Ricardo nadie se le prende ni le dicen nada, como si


fuera normal verle la cara de distraído. Ya no habla.
hace 4 días que enterraron a su compinche, podía
haber reaccionado ya, pero esta peor. El día que se
quedó clavado junto al ataúd pensé: a este lo hizo
polvo la desgracia.
Rulos: ¿ya te has fijado que el poeta se ha vuelto
medio sonso?
Boa: si no es que haga cosas de gente como él, lo raro
es no hace nada
Boa: esta todo el día tirado en la cama
Rulos: ni siquiera está durmiendo solo finge o tal vez si
duerme
*El rulos se acerca al poeta*
Rulos: oye poeta me puedes hacer una novela
Alberto: ya no hago eso, déjame tranquilo
Rulos: bueno supongo que tampoco haces cartas ya
*Rulos se alega de Alberto*
Rulos: no quiso dice que ya no hace eso
Boa: que raro antes buscaba clientes como loco
Boa: puede ser que ahora le sobre la plata
Cambio de escena
Vallano: mendosa te has dado cuenta que le poeta
siempre en las mañanas, ya está en filas martes
miércoles y jueves hoy en la mañana siempre el
primero en el patio
Mendoza: si con su cara larga y mirando sabe dios que
cosa soñando con los ojos abiertos
Vallano: y los de su mesa dicen que no come. El poeta
esta malogrado de pena, deja mas de la mitad de su
comida y no la vende, le importa un pito que la coja
cualquiera y se la pasa sin hablar
Mendoza: lo ha dolido la muerte de su yunta. Los
blanquiñosos son pura pinta; cara de hombre y alma de
mujer, les falta temple
Vallano: este se ha quedado enfermos, es el que mas a
sentido la muerte del…, de Arana
Cambio de escena
Narrador: vendría este sábado pensó teresa
Teresa: el colegio militar esta muy bien, el uniforme y
todo, pero es terrible no saber nunca cuando saldría
Narrador: teresa atravesaba el portal de la plaza san
martin; los cafés y los bares bullían
Teresa: me ha dicho que no va a ser militar
Narrador: y si cambia de idea y entra ala escuela de
chorrillos. a quien le puede hacer gracia casarse con un
militar, se pasan la vida en el cuartel y si hay guerra son
los primeros que mueren, pensó teresa
Teresa: pero no, no será militar, sino ingeniero. solo
que tendré que esperarlo 5 años, es un montón de
tiempo… y si después no quiere casarse conmigo ya
seré vieja y nadie se enamora de las viejas
Cambio de escena
Narrador: desde la esquina de su casa teresa vio a
media cuadra la silueta en uniforme oscuro, el quepis
blanco y, al borde de la acera, un maletín de cuero. De
inmediato, la sorprendió su inmovilidad de maniquí, de
inmediato pensó: ‘en esos centinelas clavado justo a
las rejas del palacio del gobierno. Pero estos eran
gallardos. Hinchaban el pecho y alargaban el cuello,
orgullosos de sus largas botas y sus cascos con
melena´´
Narrador: Alberto, en cambio tenia sumidos los
hombros, la cabeza baja y el cuerpo como escurrido.
Teresa le hizo adiós, pero el no lo vio
Teresa: el uniforme le queda bien y como le brillan los
botones. Parece un cadete de la naval
Narrador: Alberto levanto la cabeza cuando ella estuvo
apenas metros. Teresa sonrió y el alzo la mano
Teresa: ¿que le pasa?
Narrador: Alberto se veía irreconocible, envejecido. Su
rostro lucia un pliegue profundo entre las cejas, sus
parpados eran dos lunas negras y los huesos de los
pómulos parecían apunto de desgarrar la piel
Teresa: acabas de salir?... Creí que solo vendrías esta
tarde
*Alberto no responde*
Teresa: te queda bien el *uniforme con vos baja*
Alberto: … no me gusta el uniforme *con sonrisa
furtiva*
Alberto: me lo quito apenas llego a mi casa pero hoy
no he ido a Miraflores
Teresa: ¿que a pasado?... pq estas asi?... te sientes
mal? Dime Alberto
Alberto: no *desvía la mirada*
Alberto: no tengo nada. Pero no quiero ir a mi casa
ahora. Tenía ganas de verte… estoy en un problema
Narrador: teresa aguarda, un poco inclinada hacia el y
lo miraba con ternura para animarlo a seguir hablando,
pero Alberto había cerrado los labios y se frotaba las
mano, suavemente. Ella asintió, de pronto, angustiada.
Que decir que hacer para que el se mostrara confiado ,
como alentarlo, que pasaría después de ella? Su
corazón se avía puesto a latir muy rápido. dudo un
momento todavía. De improviso, dio un paso hacia
Alberto y le tomo la mano
Teresa: ven a mi casa, quédate a almorzar con nosotros
Alberto: a almorzar ¿? No, no molestes a tu tía
Alberto: comeré algo por aquí y te vendré a buscar
después
Teresa: ven ven *insiste* * recoge el maletín del suelo*
Teresa: no seas sonso mi tía no se va a molestar. ven
conmigo
*Alberto le sigue*
Teresa: no me gusta verte triste *susurra*
Narrador: la mirada de Alberto pareció humanizarse,
su rostro sonreía ahora agradecido y bajaba hacia ella
*teresa toca la puerta*
Narrador: la tía no reconoció a Alberto ; sus ojillos lo
observaron con desconfianza, reconocieron intrigados
su uniforme, se iluminaron al encontrar su rostro. Una
sonrisa ensancho su cara gorda. Se limpio la mano en la
falda y la extendió mientras su boca expulsaba un
chorro de saludos
t.t: ¿cómo esta, como esta Señor Alberto? Que gusto
pase, pase. Que gusto de verlo no lo había reconocido
con ese uniforme tan bonito que tiene. Yo decía ¿quien
es, quien es? Y no me daba cuenta
t.t: me estoy quedado siega con el humo de la cocina,
sabe usted, y tmb por la vejez. Pase señor Alberto que
gusto de verlo
*teresa se dirige ala tía*
Teresa: Alberto se quedara a almorzar con nosotras
t.t: a?... que?
Teresa: se va a quedar a almorzar con nosotras
t.t: ven aquí *mueca molesta*
Teresa: el chino te puede fiar hasta el martes. No digas
nada , que no te oiga: después te explico. Tiene que
quedarse con nosotras. No te enojes tia. Anda, estoy
segura que te fiara
t.t: idiota, idiota te has vuelto loca, quieres matarme
de la colera? Hace años que el chino no me fia nd. Le
debemos plata, no puedo ni asomarme por hay, idiota
teresa: ruégale, has cualquier cosa
t.t: idiota, solo hay dos platos. ¿Le vas a dar sopa
apenas? No hay ni pan
teresa: anda tia. Por lo que más quieras
narrador: y sin esperar la respuesta teresa regreso a la
sala. Alberto estaba sentado, y ella se sentó junto a el
t.t: ya vengo señor Alberto. Vuelvo ahorita. tengo que
salir un momento, sabe usted
*mira a teresa*
t.t: fíjate la cocina
*sale azotando la puerta*
teresa: ¿que te paso el sábado? ¿Pq no saliste?
Alberto: a muerto Arana, lo enterraron el martes
Teresa: ¿cómo? ¿Arana el de la esquina? ¿ha muerto?
Pero no puede ser. ¿quieres decir Ricardo Arana?
Alberto: lo velaron en el colegio
Alberto: lo trajeron a su casa fue el sábado pasado. en
la compañía asíamos practica de tiro. Le cayó un balazo
Teresa: pero, cuando el callo. Yo lo conocí muy poco.
Pero me da mucha pena , es horrible
*TEREsa le pone su mano en el hombro de alberto*
Teresa: estaba en tu misma sección, no?

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