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Antonio Raymondi escribe la ruta de Pizarro desde Tumbes a la Fortaleza del Paucal en el año de

1876.

Historia de la Geografía del Perú Fortaleza del Paucal

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Antonio Raymondi

Libro: El Peru

Tomo II

Historia de la Geografía del Perú

Libro Primero

Año 1876

DE OLMOS A MOTUPE:

De Serrán…Después de tres días de marcha por despoblado sin hallar otra agua que la de una
pequeña fuente “llegó, dice el historiador Xerez, a “una plaza cercada en la cual no halló gente:
supose que es de un cacique “señor de un pueblo, que se dice que es Copiz que esta cerca de allí
un valle, y que aquella Fortaleza esta despoblada, porque no tenía agua.

Muy difícil sería el saber a qué lugar corresponde hoy el antiguo pueblo de Copiz, que se cita, si
no se mantuviera hasta el presente la tradición del nombre de Copiz entre los Indios de la actual
población de Olmos; tradición que se remonta tal vez a una época anterior a la conquista y
explicaría hasta cierto punto la existencia de la fortaleza que los españoles hallaron despoblada
por falta de agua.

En efecto, entre los indios del pueblo de Olmos no solo se conserva vivo en la memoria el nombre
de Copiz, sino sino que en su iglesia hay dos estatuas conocidas con el nombre de san Francisco
de Copiz y Santo Domingo de Omos, cuyos nombres (Copiz y Olmos) recuerdan los de dos
parcialidades de Indios, que ha ocupado el terreno que está ahora despoblado; pues existen
además la tradición de que la escasa agua de que hacían uso venía continuamente retirándose, de
manera que los indios tenían que trasladar sus casas, siguiendo por decirlo así el agua que se les
iba huyendo.

Ahora mismo el agua que sirve a los habitantes de Olmos para sus necesidades dista de
una legua de la población.
Siguió Pizarro el siguiente día de su camino, por terreno muy escaso de agua hasta llegar al
pueblo de Motupe, antiguamente llamado Mutupi, donde descansó cuatro días.

POR EL VALLE DE MOTUPE HASTA EL VALLE DEL RÍO LA LECHE

Enseguida continuado dos jornadas por valles habitados ( Jayanca y Pomac) y otra por
desierto arenoso, llegó a otro valle bien poblado por el cual pasa un rio , y como este río estaba
muy crecido, el gobernador Pizarro hizo cortar árboles con los que hicieron res pontones, por
medio de los cuales pasaron a la otra banda y fueron alojarse a una fortaleza.

Aunque ningún historiador cita el nombre de este río, no queda duda alguna que es el de
Lambayeque; lo que se puede deducir tanto por su posición al sur de Motupe, cuanto por todos
los demás ríos que bañan aquella región tiene muy pequeña cantidad de agua.

Además basta seguir el camino llano del Inca, del que existe todavía largos trechos bien
conservados, para ver que desde el pueblo de Motupe se dirigía hacia la Hacienda de la Viña; de
ésta a la de Batangrande y de allí hacía para el río de Lambayeque por los terrenos de la hacienda
Pátapo. En cuanto a la fortaleza donde fueron a alojarse los españoles después haber pasado el
río, existen ruinas en los terrenos del actual hacienda de Pucalá, situada en el ángulo formado por
el río de Lambayeque y la antigua acequia de Lémepe, hoy río de Eten.

El mismo nombre de Pucalá parece ser una modificación de la palabra Pucará, que
en lengua quechua quiere decir Fortaleza.

Aquí es bueno detenerse. El río que debe haber pasado mediante tres pontones debe
haber sido el de La Leche, para seguir su camino usando el camino incaico que llega a Pátapo.
Allí debajo del cerro Pátapo existe una estructura de grandes dimensiones cercada totalmente
por una pared de más de tres metros de altura. Es Tambo de Posope, que está junto al camino
incaico. Parece una fortaleza por esa razón. Debe Antonio Raymondi no haber llegado a esa
estructura. En Pucalá no existe tal estructura.

Continuamos con la transcripción:

Esta fortaleza y un gran pueblo pertenecía a un cacique llamado Cinto, como aparece de
las siguientes palabras del historiador Xerez “ i dijo que el cacique Señor de aquel pueblo y
Fortaleza a donde estaban se ll ama cinto”.

Aunque no existe hoy pueblo alguno que lleve su nombre de Cinto, sin embargo no es
desconocida esta palabra, aplicándose en el día a una parcialidad de Indios del valle de Chiclayo, lo
que da a conocer que el antiguo pueblo del cacique Cinto corresponde a la actual población de
Chiclayo.

Opinión:

Lo anterior demuestra que Antonio Raimondi no llegó al Tambo de Posope ni caminó


por las ruinas de la Ciudad Prehispánica de Cinto que se encuentra simple vista en las faldas del
cerro Pátapo.

DE LA FORTALEZA Y EL PUEBLO DE CINTO (DEL TAMBO Y DEL PUEBLO DE CINTO, DEBAJO DEL
CERRO DONDE SE ENCUENTRA EL ACTUAL PUEBLO DE PÁTAPO).

Descripción del camino incaico de la costa:

Habiendo descansado unos pocos días en el valle del Cinto (hoy Chiclayo), siguió Francisco
Pizarro y su comitiva, caminando otras tres jornadas, al cabo de las cuales llegó al punto donde se
apartaba el camino que seguía Chincha por los llanos de la costa del que continuaba por la región
de la sierra hasta Cajamarca.

Aunque los historiadores no indican el nombre del lugar donde se dividían los caminos,
basta haber andado por aquella parte del Perú para poder determinar con precisión el indicado
punto. Con efecto existen todavía trechos del antiguo camino de los Incas, que se conservan tan
limpios que parecen acabados de barrer; pero lo que los distingue a primera vista son los restos de
paredes situados en ambos lados, de manera que el camino, queda como encerrado y tiene el
aspecto de un largo corredor. Donde faltan las paredes en los costados se observa a veces una
serie de piedras a ambos lados, dispuestas en línea tan recta que parece tirada a cordel. Vense allí
innumerables cerritos o morros artificiales llamados en el país Huacas, algunos de los cuales por la
cantidad de huesos humanos que se hallan enterrados, se podrían creer panteones, y otros por
sus dimensiones, forma y posición parecen fortines.

Todos estos restos sirven como de postes para trazar la dirección del antiguo camino de
los Incas, el que, como hemos dicho ya, llegaba al río de Lambayeque que está atravesando los
terrenos de la actual hacienda de Pátapo.

DE CINTO A SAÑA:

Enseguida pasando por la fortaleza ( El Tambo de Pátapo) cuyas ruinas se ven en la


hacienda de Pucalá, atravesaba el río Eten ( después de haber pasado el río Lambayeque) para
continuar dicho camino al valle del Saña, donde se dividía el que iba por sierra a Cajamarca.

Estos dos ríos nacen en el actual Repartidor de agua de La Puntilla, frente a


Pampagrande. Debajo de los cerros pasaba el antiguo Canal Taymi. Más arriba el río recibe el
nombre de Chancay).

POR LAS ACTUALES TIERRAS DE NUEVA ARICA, OYOTÚN HASTA NANCHOC.

Aquí ( En Saña) fue donde Pizarro lleno de fe en el buen resultado de su temeraria


empresa, siguió resueltamente el difícil y áspero camino que conducía en ves del cómodo y llano
de la costa, como selo habían aconsejaban algunos de sus compañeros. Internose pues en el país
dirigiéndose a la cordillera.
Llegados al pie de escarpados cerros, subieron con indecible dificultad por una inclinada senda
donde costaba mil trabajos hacer pasar los caballos, alcanzando por fin una fortaleza cercada de
piedras que defendía este peligrosísimo paso.

Muy difícil es saber el punto por donde este puñado de entusiastas conquistadores atravesaron la
cordillera para ir a Cajamarca, porque ninguno de los historiadores cita el nombre de los lugares y
pueblos por donde pasaron.

Apreciación crítica:

Esta aseveración de Raymondi no es tan cierta, por que cita Pueblos como Tumbes, Serrán ,
Copis, Olmos, Motupe, Cinto, Saña; ríos como Lambayeque, Eten. Sólo es necesario constrastar
y verificar en el espacio los lugares por donde pasaron. Además, todos los autores que describen
este viaje hacen mención que Pizarro hizo uso del camino de la costa, hecho que se puede
verificar solo recorriendo los aún restos de esta magnífica obra que sirvió para recorrer el
territorio del imperio incaico.

Continuando con el relato de Raymondi dice:

El mismo prolijo y minucioso historiador Herrera, parece que esta parte haya copiado a
Xerez, pues las dos narraciones difieren muy poco. Sin embargo por todo el conocimiento que
tengo de todos los pasos que conducen de la costa a Cajamarca, sea por la vía de Trujillo, sea por
la descripción del camino que da Xerez y Herrera, puedo casi asegurar que Pizarro siguió su
marcha por la quebrada de Saña donde dejó el camino de la costa, subiendo a la sierra por el que
pasa por la actual hacienda de Nancho.

DE NANCHOC HASTA LA FORTALEZA DEL PAUCAL.

Con efecto, solo por este lado se levantan luego de la costa empinados cerros, a cuya
cumbre se sube por un camino que tiene trechos bastante inclinados formando a veces escalones;
siendo en esto conforme con la descripción que da Xerez el que hablando de este camino dice: “
con este concierto comenzó a subir el Gobernador (Francisco pizarro); los Caballeros llevaban sus
Caballos de diestro, hasta que a medio llegaron a una Fortaleza cercada, que está encima de una
Sierra, en un mal paso, que poca gente de Christianos se guardaría a una gran hueste, por que era
tana gro, que por partes havía que subían como por escaleras, i no había otra por do subir, sino
por solo ese Camino. Subiose este paso, sin que alguna gente lo defendiese: esta fortaleza está
cercada de Piedra, asentada sobre una sierra, cercada de Peña tajada.

Lo que describe Antonio Raymondi en las palabras de Xerez es la subida entre


Nanchoc, el pueblo del actual San José, Bolivar y Trigal hasta llegar a las ruinas de la Fortaleza
Inca del Paucal. Lo sorprendente es que no visualizaron la Catarata del Mandinguez.

Otra de las pruebas de que los conquistadores fueron a Cajamarca por este camino la
tenemos también de la existencia de la fortaleza tal como lo describe el citado historiador, y sobre
lo cual daremos aquí una breve noticia.
Saliendo de la hacienda de Nancho para ir al Paujal que dista unas 5 leguas, se marcha una
legua derecha del riachuelo que baña la quebrada, en cuyo trayecto se observan numerosos restos
de edificios cuadrangulares, no muy grandes, que los mismos habitantes del lugar considran como
pertenencientes a algún pueblo de los gentiles. Siguiendo el camino después de haber pasado el
riachuelo, aun poco más de 400 pies de altura sobre el nivel del mar, se notan vestigios de un
antiguo edificio entre los arbolillos de Taya ( coulteria intictoria)), y luego el camino se hace más
parado y dificultoso para las bestias, principalmente en la última parte, para llegar al sitio llamado
Trigal. Desde el punto de Trigal para adelante el camino va siempre empeorando, pues el terreno
se eleva bruscamente y por trechos se encuentran grandes piedras que dificultan la marcha,
formando como escalones donde las bestias no bajan sino a saltos.

LA FORTALEZA DEL PAUCAL.

Entre Paujal y la abra se observan en el camino como en el monte unos restos de antiguos
edificios; pero llama la atención el promontorio situado a la izquierda del abra, el que cubierto en
gran parte de ruinas se halla cortado en barranco por tres lados, que hace ver claramente aun por
su posición dominante haber sido este un lugar fortificado que servía para la defensa. Casi en todo
el largo de la parte delantera se levanta perpendicularmente una muralla de piedra del alto de tres
hombres poco más o menos; distinguiéndose en ciertas partes elevarse la muralla sobre la
superficie del promontorio por medio de una verdadera pared de piedra, de las que hay partes
bien hechas y partes no muy acabadas, como si fuesen construidas apresuradamente.

Una pared del alto de dos hombres y construida con piedra atraviesa el promontorio, el
que en este puto tendrá unos 30 pasos de ancho; y más hacia el abra se encuentran cimientos de
un edificio cuadrado construido con piedras perfectamente labradas. Cada lado de este edificio
mide de 12 a 15 pasos; las paredes que se notan actualmente son bajas, siendo formadas de una
sola serie de piedras; pero alrededor se ven diseminadas muchísimas y según parece este edificio
no estaba acabado.

En la parte terminal del promontorio, que es la mejor defendida y para entrar a la cual es
preciso escalar la pared transversal, se encuentra desde esta última hasta cerca de la punta, mas
divisiones que forman eminencias transversales, que servían tal vez de trincheras, y de las que la
ultima está, como la gran pared que defiende la entrada, construida de piedras, pero mucho más
abajo. Entre algunas de estas divisiones se distinguen restos de pequeños edificios cuadrados, al
parecer, hechas de tierra.

Dirigiéndose desde esta última hacia la punta del promontorio, se baja primeramente
como una cuchilla inclinada, crizada de peñas, y se llega a una plazuela terminal donde se nota en
la peña calcárea, como una rajadura que tiene la misma dirección de la cuchilla. Esta rajadura
tiene el aspecto de un de un trabajo de mina aunque no se distingue veta alguna para creerlo tal;
podría pues ser debida a la acción lenta del agua, de alguna acequia que llevase este elemento a
la fortaleza y termina en aquel punto; o también pudiera haber sido escavada expresamente, con
el objeto de engañar a los sitiadores, y escapar los sitiados en caso extremo, por el lado del
precipicio.

Volviendo ahora a la marcha de Pizarro, he aquí el camino que siguieron los españoles;
llegados al valle de Saña así llamado desde entonces, descansaron en un pueblo cuyas ruinas se
notan a una media legua del actual población que lleva el mismo nombre del valle. En este punto
dejaron el camino que seguía por la costa y continuaron hacia arriba por la quebrada de Saña,
llegaron, como dice el historiador Xerez, al pie de la sierra, donde reposaron un día antes de
empezar la subida. Este punto coincide perfectamente con la posición del antiguo pueblo, cuyas
ruinas, como hemos dicho, se observan al pie de los cerros a una legua de la actual hacienda de
Nancho.

De allí empezó la áspera subida una fortaleza, cuya relación hemos reproducido
textualmente; relación que está en completo acuerdo con la descripción que hemos dado a las
ruinas que se notan en la actualidad, y como se puede ver, guarda completamente armonía con
las siguientes palabras del historiador: “ Allí paró el gobernador a dormir a otro pueblo, i hizo
Mensagero a los que atrás venían, haciéndoles saber, que seguramente podían subir aquel paso,
que trabajasen para venir a dormir a la Fortaleza. El gobernador se aposentó aquella noche en
aquel pueblo en una casa fuerte, cercada de piedra labrada a manera de cantería , etc.

Con efecto desde las ruinas de la población, situadas al pie de los cercos, en el trayecto de
una legua desde Nanchó , hay hasta la fortaleza solamente cuatro legua, y Pizarro habiendo salido
por la mañana de dicho lugar, debió llegar muy temprano a la cumbre donde se halla la fortaleza,
en cuyo lugar, dice el historiador, descansó y comió para seguir después a dormir a otro pueblo.
Ahora, como se ha visto, más allá de la fortaleza, cerca de un pantano, existen todavía los restos
de una población con un gran edificio cuadrado; es pues más que probable que en ese lugar fue
donde durmió el arrojado jefe español.

Desde este punto ya no es posible seguir con precisión el camino recorrido por los
españoles en su marcha a la ciudad de Cajamarca; pues los antiguos historiadores no nombran un
solo pueblo o lugar, que puede arrojar alguna vez y servir de guía para trazar el itinerario.

Pizarro siguió, probablemente, el camino incaico que recorría San Pablo , las Cumbres de
Cumbemayo y el 16 de noviembre capturaba al Inca……..

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