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El Messi de la escalada.

El joven cuyo
cerebro es un enigma para la ciencia
Luego de la popularidad que le otorgó el documental
“Free Solo”, un grupo de investigadores estudió el
cerebro de Alex Honnold y descubrieron ciertas
particularidades
9 de junio de 202301:00
Victoria Vera Ziccardi

En 2018 Alex Honnold se hizo conocido a nivel global tras su ascenso en solitario libre a El
Capitán, un monolito granítico con una pared vertical de unos 914 metros de altura que se
encuentra en el Estado de California.

Hombre récord. Pionero de la escalada “en solitario libre” -una forma de escalada
donde la persona renuncia a cuerdas, arneses y otros equipos de protección
durante el ascenso, y se basa únicamente en. su físico-. Catalogado por sus pares
como “el mejor de la historia”. Alex Honnold es un norteamericano de 37 años
que puede ratificar que “navega como pez en el agua” cualquier situación que
implique adrenalina o riesgo.

Oriundo del Estado de California, este escalador ha sido la inspiración del


neologismo: “to honnold”, generalmente escrito como “honnolding”, que
significa -según sus creadores- pararse en un lugar alto y precario con la espalda
contra la pared, mirando directamente al abismo.

En 2018 se hizo conocido a nivel global tras su ascensoen solitario libre a El


Capitán, un monolito granítico con una pared vertical de unos 914
metros de altura que se encuentra en el Estado de California y dentro del parque
nacional Yosemite. En sus propias palabras, “una de las aventuras más difíciles de
su vida” debido a que tuvo que escalar esa altura solo y sin la ayuda de un arnés,
cuerdas o equipo de protección. A la par de la preparación física y mental que
realizó para llegar a la cima de El Capitán, la aventura de Honnold fue capturada en
un documental ganador del Oscar en 2018. “La preparación para esa
escalada es lo que hace que el miedo no aparezca”, dijo en su momento.

Su valentía y coraje lo han convertido en un símbolo de resiliencia. No solo es


considerado fuente de inspiración por sus colegas escaladores y seguidores sino
que también ha sorprendido a los profesionales del ámbito de la ciencia por su
determinación para someterse a situaciones extremas y permanecer con la sangre
fría.

Críptico → ¿Qué diferencia tiene el cerebro de Honnold


con el de una persona promedio?
En un artículo publicado en la revista Nautilus, J.B. MacKinnon relata la travesía
que emprende un grupo de médicos junto a Honnold para investigar en
profundidad el funcionamiento de su cerebro. Así, acostado en una camilla
y dentro de un gran tubo blanco en la Universidad Médica de Carolina del Sur, el
escalador se sometió a un escáner cerebral de resonancia magnética funcional
(fMRI) cuya función era detectar la actividad en las diferentes regiones del cerebro
de Hannold mediante el seguimiento de los flujos sanguíneos.

A la par del estudio cerebral de “el Messi de la escalada”, Jane Joseph, médica a
cargo de la investigación realizaba las mismas pruebas en un sujeto de control (otro
escalador masculino de edad similar a la de Honnold que se caracterizaba por
disfrutar de las situaciones de riesgo extremo). Al igual que Alex describía las
tareas del escáner como poco estimulantes. Las mencionadas consistían
en imágenes desagradables que tenían como fin provocar miedo en los
escaladores. Se les mostraban fotos de cadáveres con sus rasgos faciales
sangrientamente reorganizados; casas embrujadas; e incluso, dos vertiginosas
escenas de montañismo, entre otras.

Las respuestas cerebrales de los dos hombres a las fotografías eran representadas
mediante colores; la amígdala -parte del sistema líbico, su principal función es el
procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales fundamentales para
la supervivencia del individuo- del sujeto de control se destacaba por desprender
colores electrizantes como el rojo y naranja en la resonancia. No ocurría lo mismo
con Honnold: su amígdala se mantenía de color grisáceo, lo que
implicaba que tenía cero activación.

Los escaneos muestran el cerebro de Honnold (izquierda) y el del sujeto de control


(derecha). El punto de la imagen donde se cruzan las líneas blancas marca la amígdala;
cuando ambos escaladores miraban las mismas imágenes, la amígdala del individuo de
control desprendía un color rojo/anaranjado, mientras que la de Honnold permanecía sin
mostrar actividad alguna ni desprender colorTwitter

En principio los profesionales llegaron


a considerar que tal vez Honnold no
poseía una amígdala, pero al estudiar las imágenes con más atención
notaron que el par de nódulos en forma de almendra sí se
materializaba en su cerebro. “Tal vez su amígdala no se activa, no tiene
reacciones internas a estos estímulos”, dijo la Dra. Joseph. “Pero podría darse el
caso de que tenga un sistema regulatorio tan perfeccionado que diga: ‘está bien,
estoy sintiendo todo esto, mi amígdala se dispara’, pero su corteza frontal es tan
poderosa que lo calma y evita que sienta miedo”, añadió.

El médico neurólogo y director del Instituto de Neurología Buenos Aires, Alejandro


Andersson, explica que cuando una persona comienza a escalar es muy probable
que su cerebro experimente cambios a medida que adquiere
experiencia. “Tiene que ver con la plasticidad cerebral, que es la capacidad del
cerebro para cambiar y adaptarse en respuesta a la experiencia; cuando este
proceso se pone en marcha el cerebro establece nuevos circuitos cerebrales”, dice.
Coincide con esto Ramiro Fernández Castaño, médico neurólogo especialista en
neurología cognitiva y medicina del sueño, quien añade que para erradicar la duda
sobre si existen otras situaciones en las que a Honnold se le active la amígdala,
habría que someterlo a más testeos. No obstante, considera que lo más probable
es que la nula activación de esa parte del cerebro tiene que ver con la
fisiología y anatomía del escalador. “Habría que ver si de pequeño era una
persona que se exponía más a riesgos que los demás y, en el caso de que sea así
desde que nació, no va a poder cambiarlo”, sostiene.

¿Puede una persona acostumbrar a su amígdala para que no se active el


miedo?

En teoría, los profesionales consultados responden que si. “Si alguien intentara
deliberadamente acostumbrar a su amígdala para que no se active el miedo,
podría utilizar técnicas de exposición gradual a estímulos/situaciones
que desencadenen miedo para disminuir la respuesta de la amígdala” ,
dice el Dr. Andersson.

Sumado a ello, el Dr. Fernández Castaño comenta que para lograr esto puede ser
útil realizar ejercicios de visualización en los que una persona se expone
mentalmente a la situación de miedo sin estar realmente en ella. “Es una práctica
muy frecuente en deportistas de alto rendimiento; por ejemplo, con un
futbolista se suele hacer un trabajo de visualización en el que llega al final del
partido y tiene que patear el penal decisivo. Lo que se va a intentar mediante este
acto es entrenar al cerebro para que cuando llegue ese momento de
exposición, la corteza frontal no active al sistema líbico ”, agrega.
De hecho, el mismo Honnold ha dicho públicamente que piensa que lo que le
sucede puede estar vinculado con que antes de arriesgarse a escaladas como las de
El Capitán, practica cientos de veces la ruta con todo el equipo de
seguridad. Toma notas meticulosas y ensaya los movimientos una y otra vez. “Me
tomó casi siete años de preparación sentirme listo para animarme a escalar El
Capitán”, reveló. Asimismo, agregó que considera que su falta de miedo está
relacionada con la preparación obsesiva.
Se acostumbró a visualizar cómo navegar por superficies difíciles. “¿Dónde van las
manos? ¿Dónde debe ir el pie?” son algunas de las preguntas que se repite a sí
mismo durante el tiempo de preparación. “He aprendido a pensar en
patrones y recordar grandes bloques de secuencias.  Con El Capitán, llegué
a memorizar 900 metros de escalada”, enfatizó.
En una entrevista con Harvard Business Review, Hannold fue consultado sobre
cómo desarrolló la capacidad para la escalada en solo libre. “No es que esté dotado.
Los solos libres me obligan a concentrarme de forma natural, producto de estar en
una pared sin cuerdas. Hay que actuar para sobrevivir, por eso activás ese
interruptor”, señaló.
Por último, al ser consultado por dicha revista, el escalador habló sobre lo molesto
que es que le digan que ‘hay algo único en su cerebro’. “Encuentro eso un poco
irritante porque pasé 25 años preparándome para trabajar en
condiciones extremas, así que, por supuesto, que mi cerebro es
diferente; lo mismo ocurre con el cerebro de un monje que ha pasado años
meditando o un taxista que memoriza todas las calles de una ciudad”, finaliza.

https://www.lanacion.com.ar/salud/mente/el-messi-de-la-escalada-el-joven-cuyo-cerebro-es-un-
enigma-para-la-ciencia-nid09062023/

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