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ACTAS DEL PRIMER ECUENTRO

INTERNACIONAL SOBRE EXPERIENCIAS


CERCANAS A LA MUERTE (5) Dr. Sam Parnia:
“¿Una conciencia deslocalizada?” (1/2)
febrero 8, 2013 in Iº Encuentro Internacional sobre ECM

Mi amigo Juan se considera un escéptico en torno al Más allá. Y lo es en el


sentido de que practica “el examen crítico, la duda científica” [Cf. Le Petit
Robert] sobre lo que a esto se refiere. Recuerdo que la primera vez que le
informé de mis estudios sobre el Más allá, sonrió levemente y me dijo en tono
conciliador: “¡Ojalá fuera cierto lo que se dice sobre ese tema!”

Lo que estamos traduciendo y aportando sobre el Congreso de Martigues


(Francia), de 2006, está dedicado a todos los Juanes de buena voluntad que
buscan con honestidad si es cierto que hay algo al Otro lado. En realidad, en el
Congreso no se trató sobre el Más allá, sino sobre algo que haría posible la
subsistencia “al otro lado del cuerpo”.

Cuando el Dr. Sam Parnia llegó a la facultad de medicina, creía demostrado que
todo procedía del cerebro: el espíritu, por tanto, no podría subsistir si el cerebro
no tenía actividad alguna como consecuencia, por ejemplo, de un paro cardíaco
[EEG plano]. Esta es la tesis que el Dr. Pernia había oído defender en la Facultad
de medicina.

Pero para entonces ya había oído hablar de las ECM y decidió tratar de
comprender científicamente lo que sucedía a las personas que pasaban por una
de estas experiencias. ¿Qué sucede con sus pensamientos, con su memoria, con
sus sentimientos? ¿Qué relación existe entre el cerebro y la conciencia? ¿Está la
conciencia “deslocalizada” respecto al cerebro?

¡Buen día!

¿UNA CONCIENCIA DESLOCALIZADA?


Conferencia del Dr. Sam Parnia

“EXPERIENCIA CERCANA A LA MUERTE ‒


INVESTIGACIÓN–  EL MODELO DEL PARO CARDÍACO” (1ª
parte)

El Dr. Sam Parnia es especialista en medicina interna y


respiratoria y en cuidados intensivos. Ha fundado un grupo
de estudios de la conciencia en la universidad de
Southampton, en Gran Bretaña. Actualmente, es investigador en el Weill
Cornell Medical Center de Nueva York. Es el autor de un libro publicado
en 2005: “What happens when we die?” (¿Qué ocurre cuando morimos?)

Gracias por esta amable presentación. Me gustaría dar gracias a los


organizadores, al equipo de S17 Production, por haber organizado este evento.
Desearía dar gracias también al público, creo que muchos de ustedes han venido
de lejos, de distintas partes del país, y es el público más numeroso que he visto
para una conferencia sobre ECM.

Es para mí, por tanto, un gran placer estar hoy aquí. Antes de comenzar esta
presentación, me gustaría hablaros un poco de mi experiencia personal y
contaros cómo empecé mis investigaciones. Cuando llegué a la facultad de
medicina, o poco después, me di cuenta de que el campo que encontraba más
interesante era comprender las relaciones entre el espíritu y el cerebro.

En aquella época, yo pensaba que todo estaba probado, demostrado y que todo
procedía del cerebro. Después, comencé a atender a pacientes moribundos y me
hice esta pregunta: “¿qué les sucede mientras viven esta experiencia y mientras
se están muriendo?” Me acuerdo de un hombre en especial, un hombre
maravilloso rodeado de su familia, de sus nietos, y llegado a urgencias con un
problema que no parecía urgente. Conversé con él y su familia durante media
hora y me fui. Después, de repente, nos llamaron, había un paro cardíaco, yo era
un joven estudiante y corrí para ver quien era, retiré la cortina y vi a un grupo
de médicos en bata blanca que trabajaban en torno a esta persona, a este
cuerpo. Y observando más de cerca, me di cuenta de que era el hombre con el
que había hablado media hora antes. Este hombre que era perfectamente
consciente, que hablaba y cuya compañía yo había apreciado. Lo miré, vi que se
estaba muriendo, y me pregunté, “¿pero qué sucede con sus pensamientos, con
su conciencia, con su espíritu? ¿Puede vernos, puede ver lo que hacemos, oírnos?

Yo había oído hablar de las ECM, así que decidí tratar de comprender de manera
científica lo que le sucedía a esta persona. Estaba muy decepcionado al darme
cuenta de las pocas investigaciones que se habían hecho en este campo. Después
de obtener mi licenciatura, un año o dos más tarde, contacté con un médico muy
respetado en Gran Bretaña, el Dr. Peter Fenwick, especialista en neuropsiquiatría
y neurofisiología, y comenzamos a trabajar. Lo que veis es el problema que
encontramos todos los días en la práctica de la medicina. Estamos ante un
paciente en coma, en la unidad de cuidados intensivos. Tal vez se está muriendo
y no sabemos lo que va a vivir y lo que es para él este proceso de agonía. Y
desgraciadamente, como médicos sabemos también que un día seremos nosotros
los que estaremos en esa cama y que algún otro nos estará mirando y tomando
una decisión sobre nosotros. Necesitamos por tanto elementos científicos
objetivos para saber lo que ocurre cuando morimos.

Por tanto, voy a presentar brevemente el tema. Después, hablaré de las


investigaciones que hemos llevado a cabo, de las aplicaciones de estas
investigaciones sobre los pacientes que tienen un paro cardíaco, y de las
implicaciones sobre la comprensión de las relaciones espíritu-cerebro y de los
problemas de la conciencia. Tenemos la suerte de tener hoy con nosotros al Dr.
Moody. Como sabéis, toda esta investigación comenzó después de la publicación
de su libro “Vida después de la vida” en 1975. Como sabéis las reacciones
fueron dispares. Los que habían vivido experiencias pensaban que había, en
efecto, indicaciones de una vida después de la vida, mientras que muchos, sobre
todo en el campo científico, eran más escépticos.

Hubo algunos estudios después, pero, como se os ha dicho, se trata de estudios


retrospectivos fundamentalmente. Se estima también que existe probablemente
un índice de 4 % de sucesos de ECM en Estados Unidos (4 de 100 americanos
habrían tenido una ECM, es decir unos 12 millones de personas).

Breve resumen de los hechos: sabemos que no se trata de experiencias nuevas,


han sido descritas casi desde la noche de los tiempos. El primer estudio de este
fenómeno fue llevado a cabo por un geólogo y montañero suizo en 1892. Había
tenido un accidente que casi le había costado la vida y encontró a 30 personas
que habían tenido este tipo de accidente y esta clase de experiencia. Uno de los
casos más interesantes, y el Dr. Van Lommel os ha hablado de él, es el cuadro
de Jérôme Bosch (La Ascensión hacia el Empíreo) que parece casi haber pintado
una ECM, y no se sabe si él mismo tuvo una ECM o si alguien le contó una. Sin
embargo, muchos que habían tenido una ECM dijeron: “Eso exactamente es lo
que vivimos”.

Sabemos también que estas experiencias no se limitan a Francia, Estados Unidos


o Gran Bretaña; se ha hablado de ellas por todo el mundo. Sabemos que los
elementos básicos son los mismos, aunque la interpretación de la ECM va a
depender por supuesto de la historia de la persona. El aspecto más interesante
está muchas veces en los niños, que son demasiado jóvenes para tener nociones
de muerte y de vida después de la vida. Yo he encontrado a niños que habían
tenido este tipo de experiencia antes incluso de los 3 años. Tengo aquí el dibujo
de un niño; había tenido un paro cardíaco y los de la ambulancia trataron de
reanimarlo, lo llevaron a la unidad de cuidados intensivos y, cuando volvió a su
casa, comenzó a contar esto, jugando, en pequeños relatos. Y sus padres
observaron que hacía siempre el mismo tipo de dibujo al hacerse mayor. El dijo:
“cuando uno muere se ve una luz muy brillante, está uno atado por un cordón”.
Entonces yo le hablé algunos años más tarde y el me hizo otro dibujo. El sol tiene
el aire un poco triste, tal vez él no me quería, pero él se dibujó como si se viera
por encima”.

Entonces, ¿por qué se producen las ECM?

Cuando comencé a estudiar la literatura sobre este tema, a finales de la década


de los 90, había fundamentalmente tres tipos de explicaciones propuestas por los
científicos. En primer lugar, decían que estas experiencias se producen a causa
de modificaciones químicas en el cerebro en el momento de la muerte, y esto
produce complejas alucinaciones.

La segunda teoría es que se trataba de un fenómeno psicológico; la gente que


piensa que está a punto de morir comienza a pensar en algo más placentero.

El tercer tipo de explicaciones, muy poco popular por cierto dentro de la


comunidad científica, era que cuando estas personas decían que se separaban,
tal vez ocurría así y podían verse desde arriba. Que esto no era ni una
alucinación ni una ilusión y que demostraba una separación de la conciencia, del
espíritu o del alma respecto del cuerpo al final de la vida.

Después encontré otra teoría muy interesante y que no se aceptaba realmente en


el seno de la comunidad científica, pero pienso que debo hablar de ella. Se trata
de médicos que están por la noche en los hospitales, que trabajan con pacientes
inconscientes y que apagan la luz… Piensan que cuando no hay otra cosa que
hacer durante la noche, se localiza una lámpara eléctrica, se iluminan
directamente los ojos de la paciente … y algunos años después se encuentra uno
a esta señora sentada en un plató de TV contando que ha visto la luz.
Afortunadamente, esta teoría no ha tenido mucho eco…

Por tanto, después de este breve resumen, voy a explicar por qué es importante
estudiar estos fenómenos durante los paros cardíacos. Pienso que es un progreso
respecto a los trabajos anteriores. Si la ECM es fascinante, es sin embargo muy
difícil estudiarla. El problema esencial es definir qué es estar cercano a la
muerte. En su libro, el Dr. Moody indicó que todo paciente que sin intervención
médica probablemente fallecería puede ser considerado como que ha estado
cercano a la muerte. Aunque en la época y para su libro era un buen modelo
funcional en el que podía apoyarse, me di cuenta de que muchos pacientes
tienen tal vez enfermedades graves, por ejemplo una meningitis fulgurante, una
grave hemorragia, y es cierto que si el médico no interviniese, morirían
probablemente. Sin embargo y afortunadamente, gracias a nuestra intervención
se puede evitar esta muerte. Entonces, se encuentran tal vez en un estado
crítico, pero no están forzosamente muriendo. Otro elemento evidente, es que
hay experiencias similares a las ECM que se han descrito cuando las personas no
estaban cercanas a la muerte ni gravemente enfermas.

Por tanto, tenemos también aquí una vez más un problema, puesto que tenemos
una experiencia que no sucede forzosamente a alguien que se está muriendo. Y
si se piensa en ello, se trata de experiencias cercanas a las experiencias místicas.
Cada elemento separado puede suceder en cualquier circunstancia. Ver una luz,
sentirse tranquilo, en paz. Necesitábamos, por tanto, un modelo claro para poder
estudiar el fenómeno. Elegimos el modelo del paro cardíaco, porque, por
definición, los pacientes reúnen en este caso los criterios clínicos de la muerte: el
corazón ya no late, la persona ya no respira y el cerebro deja de funcionar
durante algunos segundos. Ésta es la razón de que eligiéramos el paro cardíaco
para estudiar las ECM. Yo veo las cosas algo así como una pirámide. Distintas
causa pueden llevar a la muerte: puedes tener un accidente de carretera, una
hemorragia, una crisis cardíaca, una grave infección como una meningitis…
Entonces, esto forma como una pirámide y cuando se miran las distintas caras de
la pirámide, todas llevan a un paro cardíaco. Por tanto, todos los caminos llevan
a un paro cardíaco y no a Roma.

He aquí el cerebro. El corazón deja de funcionar, y se tiene un período, de


algunos segundos a algunos minutos, a veces más de una hora, durante el cual
se intenta volver a un paciente a la vida. Para la mayoría de las personas,
desgraciadamente y a pesar de los esfuerzos, llegan a un punto en el que el
fenómeno se convierte en irreversible. Pero si se consigue volver a estas
personas a la vida se tiene una ventana única sobre los pocos segundos, minutos
o la hora que llevan a la muerte. Aquí se ve la pirámide, y una vez en el paro
cardíaco, los procesos biológicos que se producen en el cuerpo y en el cerebro
son similares, y esto sea cual sea la manera como se llega a él, accidente de
carretera o infección. La pregunta que se plantea es por tanto: “¿Qué ocurre en
el espíritu humano y en la conciencia?”

Bien, me gustaría hablaros del estudio de este fenómeno. Aquí, he tratado de


resumir uno de los métodos que utilizamos y que hemos aplicado para un
pequeño estudio piloto de Southampton. Preguntamos a todas las personas que
habían tenido un paro cardíaco y que sobrevivieron. Veis el hospital, la unidad,
es el tipo de lugar donde se procede a la reanimación de los pacientes.
Preguntamos si habían tenido ECM. Se formó un grupo testigo. En el plano
biológico, habían vivido los mismos procesos, después se pensó que podía ser
interesante constatar distintas categorías.

¿Problema fisiológico? ¿Ausencia de oxígeno? ¿Relacionado con la misma


personas, con su cultura, con su religión? Y se trató de constatar la tercera
categoría: las explicaciones transcendentales según las cuales las personas
piensan que se separan realmente de su cuerpo, y para esto fue necesario
utilizar muestras ocultas.

Era una idea que había sido propuesta varios años antes. Yo sé que el Dr. Van
Lommel se había centrado también en esto, lo mismo que otros colegas, y traté
por tanto de aplicar esta idea. Luego, para continuar con esta aproximación,
pensamos que podía ser interesante estudiar los efectos a largo plazo de esta
experiencia

¿Sabéis cómo constatamos las experiencias de descorporación? Lo que hicimos


fue tratar de ocultar cosas en torno a la sala de reanimación. Colocamos
imágenes que solo eran visibles desde el techo y no podían verse desde abajo.
Por encima de la cama, se ve un panel blanco y en la parte del panel que da al
techo hay una imagen. Coloqué 150 de estos paneles en el hospital y tengo que
decir que es un poco como para muchos coches, tenéis la primera versión,
después la segunda generación de paneles. En efecto, cuando comencé esta
experiencia, todo el mundo pensó que yo estaba completamente loco, y por
supuesto pedí el permiso para instalar una cosa en el techo. El hospital estaba
preocupado por el riesgo de incendio. Se les dijo: “se va a utilizar algo que no
ofrece ningún riesgo, con el mismo revestimiento que el techo”.

Pero como había que utilizar esta superficie blanca, hubo que dar vuelta a estos
paneles, y el anverso de este revestimiento aparecía muy feo y estropeado. Solo
se veía esto. Entonces expliqué a todo el mundo que se trataba de una
experiencia cuyo fin era comprender cómo se podía luchar contra el polvo en el
hospital. Y solo di la verdadera razón a los médicos más importantes del hospital
y les pedí no decírselo a nadie, si no, no se podría hacer. Por supuesto, ellos
dieron su consentimiento. Yo era joven e ingenuo… Cuando pasaron algunos días,
una enfermera, que era muy escéptica y que pensaba que yo estaba loco,
mientras se aburría durante su servicio de noche le dijo a una compañera:
“¿Sabes para qué sirve esto?” La otra le dijo: “sí, por supuesto, para recuperar el
polvo”. “No seas idiota”, dice la primera, “es por si nuestros pacientes tuvieran
una experiencia de descorporación”. “Pero eres tú la que está loca”, etc.

Finalmente, la primera convenció a la segunda de que se trataba realmente de


experiencias de descorporación. Así que en un momento el teléfono comenzó a
sonar en todas las salas del hospital y cuando volví todo el mundo silbaba el
tema de una célebre película de ciencia ficción… Desgraciadamente, algunas
enfermeras eran tan curiosas que cogieron escaleras para ir a ver por la noche
qué había sobre las imágenes. El rumor se extendió por todo el hospital y se
llegó a un punto en que hasta los alumnos de enfermería se enteraron de que se
trataba…

Desgraciadamente, un hombre llegó un día a urgencias con un paro cardíaco y


estaba muy inquieto y nervioso. Le llevaron a la unidad de cuidados coronarios.
Mira por encima de su cabeza y ve este horrible panel marrón que pendía del
techo. Pregunta a la alumna enfermera: “¿Para qué sirve eso?” Ella le contestó:
“oh, es por si usted tiene una experiencia cercana a la muerte”.

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