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Cuando el Dr. Sam Parnia llegó a la facultad de medicina, creía demostrado que
todo procedía del cerebro: el espíritu, por tanto, no podría subsistir si el cerebro
no tenía actividad alguna como consecuencia, por ejemplo, de un paro cardíaco
[EEG plano]. Esta es la tesis que el Dr. Pernia había oído defender en la Facultad
de medicina.
Pero para entonces ya había oído hablar de las ECM y decidió tratar de
comprender científicamente lo que sucedía a las personas que pasaban por una
de estas experiencias. ¿Qué sucede con sus pensamientos, con su memoria, con
sus sentimientos? ¿Qué relación existe entre el cerebro y la conciencia? ¿Está la
conciencia “deslocalizada” respecto al cerebro?
¡Buen día!
Es para mí, por tanto, un gran placer estar hoy aquí. Antes de comenzar esta
presentación, me gustaría hablaros un poco de mi experiencia personal y
contaros cómo empecé mis investigaciones. Cuando llegué a la facultad de
medicina, o poco después, me di cuenta de que el campo que encontraba más
interesante era comprender las relaciones entre el espíritu y el cerebro.
En aquella época, yo pensaba que todo estaba probado, demostrado y que todo
procedía del cerebro. Después, comencé a atender a pacientes moribundos y me
hice esta pregunta: “¿qué les sucede mientras viven esta experiencia y mientras
se están muriendo?” Me acuerdo de un hombre en especial, un hombre
maravilloso rodeado de su familia, de sus nietos, y llegado a urgencias con un
problema que no parecía urgente. Conversé con él y su familia durante media
hora y me fui. Después, de repente, nos llamaron, había un paro cardíaco, yo era
un joven estudiante y corrí para ver quien era, retiré la cortina y vi a un grupo
de médicos en bata blanca que trabajaban en torno a esta persona, a este
cuerpo. Y observando más de cerca, me di cuenta de que era el hombre con el
que había hablado media hora antes. Este hombre que era perfectamente
consciente, que hablaba y cuya compañía yo había apreciado. Lo miré, vi que se
estaba muriendo, y me pregunté, “¿pero qué sucede con sus pensamientos, con
su conciencia, con su espíritu? ¿Puede vernos, puede ver lo que hacemos, oírnos?
”
Yo había oído hablar de las ECM, así que decidí tratar de comprender de manera
científica lo que le sucedía a esta persona. Estaba muy decepcionado al darme
cuenta de las pocas investigaciones que se habían hecho en este campo. Después
de obtener mi licenciatura, un año o dos más tarde, contacté con un médico muy
respetado en Gran Bretaña, el Dr. Peter Fenwick, especialista en neuropsiquiatría
y neurofisiología, y comenzamos a trabajar. Lo que veis es el problema que
encontramos todos los días en la práctica de la medicina. Estamos ante un
paciente en coma, en la unidad de cuidados intensivos. Tal vez se está muriendo
y no sabemos lo que va a vivir y lo que es para él este proceso de agonía. Y
desgraciadamente, como médicos sabemos también que un día seremos nosotros
los que estaremos en esa cama y que algún otro nos estará mirando y tomando
una decisión sobre nosotros. Necesitamos por tanto elementos científicos
objetivos para saber lo que ocurre cuando morimos.
Por tanto, después de este breve resumen, voy a explicar por qué es importante
estudiar estos fenómenos durante los paros cardíacos. Pienso que es un progreso
respecto a los trabajos anteriores. Si la ECM es fascinante, es sin embargo muy
difícil estudiarla. El problema esencial es definir qué es estar cercano a la
muerte. En su libro, el Dr. Moody indicó que todo paciente que sin intervención
médica probablemente fallecería puede ser considerado como que ha estado
cercano a la muerte. Aunque en la época y para su libro era un buen modelo
funcional en el que podía apoyarse, me di cuenta de que muchos pacientes
tienen tal vez enfermedades graves, por ejemplo una meningitis fulgurante, una
grave hemorragia, y es cierto que si el médico no interviniese, morirían
probablemente. Sin embargo y afortunadamente, gracias a nuestra intervención
se puede evitar esta muerte. Entonces, se encuentran tal vez en un estado
crítico, pero no están forzosamente muriendo. Otro elemento evidente, es que
hay experiencias similares a las ECM que se han descrito cuando las personas no
estaban cercanas a la muerte ni gravemente enfermas.
Por tanto, tenemos también aquí una vez más un problema, puesto que tenemos
una experiencia que no sucede forzosamente a alguien que se está muriendo. Y
si se piensa en ello, se trata de experiencias cercanas a las experiencias místicas.
Cada elemento separado puede suceder en cualquier circunstancia. Ver una luz,
sentirse tranquilo, en paz. Necesitábamos, por tanto, un modelo claro para poder
estudiar el fenómeno. Elegimos el modelo del paro cardíaco, porque, por
definición, los pacientes reúnen en este caso los criterios clínicos de la muerte: el
corazón ya no late, la persona ya no respira y el cerebro deja de funcionar
durante algunos segundos. Ésta es la razón de que eligiéramos el paro cardíaco
para estudiar las ECM. Yo veo las cosas algo así como una pirámide. Distintas
causa pueden llevar a la muerte: puedes tener un accidente de carretera, una
hemorragia, una crisis cardíaca, una grave infección como una meningitis…
Entonces, esto forma como una pirámide y cuando se miran las distintas caras de
la pirámide, todas llevan a un paro cardíaco. Por tanto, todos los caminos llevan
a un paro cardíaco y no a Roma.
Era una idea que había sido propuesta varios años antes. Yo sé que el Dr. Van
Lommel se había centrado también en esto, lo mismo que otros colegas, y traté
por tanto de aplicar esta idea. Luego, para continuar con esta aproximación,
pensamos que podía ser interesante estudiar los efectos a largo plazo de esta
experiencia
Pero como había que utilizar esta superficie blanca, hubo que dar vuelta a estos
paneles, y el anverso de este revestimiento aparecía muy feo y estropeado. Solo
se veía esto. Entonces expliqué a todo el mundo que se trataba de una
experiencia cuyo fin era comprender cómo se podía luchar contra el polvo en el
hospital. Y solo di la verdadera razón a los médicos más importantes del hospital
y les pedí no decírselo a nadie, si no, no se podría hacer. Por supuesto, ellos
dieron su consentimiento. Yo era joven e ingenuo… Cuando pasaron algunos días,
una enfermera, que era muy escéptica y que pensaba que yo estaba loco,
mientras se aburría durante su servicio de noche le dijo a una compañera:
“¿Sabes para qué sirve esto?” La otra le dijo: “sí, por supuesto, para recuperar el
polvo”. “No seas idiota”, dice la primera, “es por si nuestros pacientes tuvieran
una experiencia de descorporación”. “Pero eres tú la que está loca”, etc.