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CAPÍTULO VI

LA COMPENSACIÓN

717. Reglamentación y pauta. El Art. 1567, en su Nº 5º enumera la


compensación entre los modos de extinguir las obligaciones, y la regla-
menta el Título 17 del Libro 4º, Arts. 1655 y siguientes.
Nosotros dividiremos su estudio en tres secciones: Generalidades,
requisitos y efectos.

Sección primera
GENERALIDADES

718. Concepto. El Art. 1655 señala en qué caso tiene lugar la com-
pensación: “cuando dos personas son deudoras una de otra, se opera
entre ellas una compensación que extingue ambas deudas, del modo y
en los casos que van a explicarse”.
La expresión compensar implica la idea de comparar, balancear
dos cosas para equipararlas; legalmente podemos decir que consiste
en que si dos personas son recíprocamente acreedoras y deudoras y se
cumplen los demás requisitos legales, se extinguen ambas obligaciones
hasta concurrencia de la de menor valor.
Por ejemplo, A debe a B $ 100.000, pero a su turno B es deudor de
A por $ 30.000 y concurren los demás requisitos de que se trata en la
sección siguiente. No hay necesidad de que A pague a B los $ 100.000 y
a su vez éste le pague los $ 30.000 que le debe, sino, más simplemente,
A paga a B los $ 70.000, que constituyen la diferencia a favor de éste, y
así ambas obligaciones quedan extinguidas.
Se ha producido, pues, una economía en los pagos, uno de ellos
se ha eliminado, y por ello se dice que la compensación constituye un
doble pago abreviado. 183

183
RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 155.

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LAS OBLIGACIONES

De ahí que si bien la compensación tiene evidentemente un efecto


extintivo, y por ello el Código la trata entre los modos de liberación
del deudor, es un equivalente al pago. No es el cumplimiento mismo,
únicamente porque materialmente, por lo menos, uno de los deudores
no lo hace, pero la ley da por cumplida las obligaciones recíprocas a
fin de evitar un doble pago inútil.

719. Importancia de la compensación. La compensación es contraria


a los principios jurídicos que imponen el cumplimiento de la obli-
gación en la forma establecida, y por ello en un comienzo en Roma
se la limitaba y aun ahora, como se verá en la sección siguiente, se la
restringe, pero al mismo tiempo es de gran importancia y aplicación,
porque significa una economía jurídica y ahorra un desplazamiento
de valores y circulante.
Por ello en materia comercial resulta aún más frecuente que en
lo civil, y así las cuentas corrientes de los comerciantes se van com-
pensando entre sí, dejando un saldo que es la partida de una futura
compensación.
Igualmente entre los Bancos existe una Cámara de Compensación
para liquidar entre ellos las operaciones que les atañen, pagándose úni-
camente los saldos, sin necesidad de movilizar mayor circulante. También
en el Comercio Exterior se usa frecuentemente la compensación.
El Art. 1792-19 inciso tercero, en la liquidación del régimen de
participación en los gananciales, también utiliza el mecanismo de la
compensación.
Dice la disposición:
“Si ambos cónyuges hubiesen obtenido gananciales, éstos se compen-
sarán hasta la concurrencia de los de menor valor y aquel que hubiere
obtenido menores gananciales tendrá derecho a que el otro le pague,
a título de participación, la mitad del excedente”.
Además de la economía señalada, la compensación tiene otra gran
importancia para el caso de insolvencia del deudor. No puede llegar-
se, al menos entre nosotros, al extremo de decir que constituye una
garantía para el acreedor, ni tampoco una caución ni un privilegio,
pero sí que puede llegar a ser una gran ventaja para éste que equivale
a tales beneficios.
Si ambas partes son solventes, la compensación no hace más que ahorrar
un doble pago, pero si una de ellas no lo es, la compensación puede llegar
a constituir, ya que opera de pleno derecho y con la rapidez consecuente
(Nº 737), la diferencia entre poder cobrar un crédito o no.
Y así, si por ejemplo dos personas se deben recíprocamente $ 10.000,
y una de ellas inicia juicio contra la otra para cobrarle, pendiente éste
puede producirse la quiebra del demandado y el demandante deberá

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4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES

llevar su crédito al procedimiento de quiebras, conjuntamente con todos


los demás acreedores, y si ella no da para pagarles a todos, se pagarán
primero los privilegios, y el resto lo repartirán los demás a prorrata de
sus acreencias. Pero si ha operado la compensación antes de la quiebra,
el acreedor no tiene necesidad de concurrir a ella; queda pagado de
su acreencia y tampoco debe cancelar a la masa lo que él, a su turno,
debía a su deudor.
La compensación puede en principio operar sólo hasta la declara-
ción de quiebras, por la razón ya señalada de la ventaja que otorga a
un acreedor. Así lo señala el Art. 69 (véase Nº 964) de la ley respectiva:
“la declaración de quiebra impide toda compensación que no hubiere
operado antes por el ministerio de la ley, entre las obligaciones recípro-
cas del fallido y acreedores, salvo que se trate de obligaciones conexas,
derivadas de un mismo contrato o de una misma negociación y aunque
sean exigibles en diferentes plazos”. Por regla general, entonces, la
compensación ha evitado al acreedor pagar su propia deuda, y concurrir
a la verificación para cobrar su crédito, si los requisitos de ella se han
producido antes de la declaración de quiebras.
Las legislaciones modernas tienden a dar más preponderancia a
esta característica garantizadora de la compensación; así ocurre en
los Códigos alemán y suizo, y por ello son más liberales en cuanto a
las exigencias de la misma; en cambio, en la concepción del Código
nuestro que ve fundamentalmente el aspecto del doble pago abreviado,
se es más estricto con sus requisitos, precisamente por el peligro que
encierra para los demás acreedores, y la posibilidad de fraude entre el
deudor y supuestos acreedores suyos.

720. Paralelo con otras instituciones. La compensación se asemeja al


pago hasta llegar a constituir, según se ha dicho, un doble pago abre-
viado, pero la obligación se cumple, y consecuencialmente extingue,
de manera muy diferente en una y otra, porque precisamente en la
compensación no se produce el desplazamiento indispensable en el
pago, y en seguida por las múltiples restricciones de la compensación
que en general está limitada a las obligaciones de dinero (Nº 726).
También se asemeja la compensación a la excepción del contrato
no cumplido y al derecho legal de retención, en que igualmente se deja
de cumplir una obligación porque la otra parte no ha cumplido la suya;
se diferencian porque la compensación extingue ambas obligaciones,
mientras las otras instituciones se limitan a paralizar las demandas del
acreedor que no ha cumplido.

721. Compensación legal, voluntaria y judicial. La compensación que


reglamenta el Código como modo de extinguir las obligaciones es

733
LAS OBLIGACIONES

la legal, que, cumplidos los requisitos que estudiamos en la sección


siguiente, opera de pleno derecho.
Existe también una compensación voluntaria que el Código no ha
reglamentado, pero es perfectamente lícita en virtud de la autonomía
de la voluntad: mediante ella las partes acuerdan poner fin a las obliga-
ciones recíprocas existentes entre ellas que no han podido extinguirse
por compensación legal por falta de alguno de los requisitos de ésta;
no puede operar la compensación de pleno derecho, pero los intere-
sados deciden que de todos modos tenga ella lugar. Serán las partes las
llamadas a reglamentarla, pues de su voluntad deriva, y, a falta de su
estipulación, habrá que aplicarle por analogía las reglas de la legal.
También es voluntaria la compensación cuando el acreedor a quien
ella le ha sido invocada en juicio renuncia a oponerle al deudor alguno
de los impedimentos que señala la ley y acepta la compensación.
La compensación judicial es aquella que el juez está facultado para
ordenar, o sea, no opera de pleno derecho, y entre nosotros será de rara
ocurrencia, como si el deudor demandado ha deducido reconvención,
y el juez acepta tanto la demanda como la reconvención, compensando
unas prestaciones con otras para que se pague únicamente la diferencia;
es el efecto precisamente de la compensación. Se ha resuelto que esto
no procede en el juicio ejecutivo. 184

Sección segunda
REQUISITOS DE LA COMPENSACIÓN
722. Enunciación. Como decíamos, nuestro legislador fue estric-
to con la compensación por el peligro que ve en ella para los demás
acreedores.
Podemos sintetizar en 5 los requisitos necesarios para que ella
opere:
1º. Desde el punto de vista de las partes: deben ser deudoras y
acreedoras recíprocas;
2º. Desde el punto de vista de la prestación: las obligaciones han
de ser de igual naturaleza;
3º. Las deudas deben ser líquidas;
4º. También, actualmente exigibles, y

184
RDJ, T. 45, sec. 2ª, pág. 45.
El Código italiano en el inc. 2º del Art. 1243 contempla un caso interesante de
compensación judicial cuando la deuda opuesta en compensación no es líquida pero
es de fácil y rápida liquidación: puede el juez declararla en la parte que reconoce de la
deuda o suspender el cobro del crédito líquido hasta la liquidación del otro.

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4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES

5º. La ley no debe haber prohibido en el caso de que se trata la


compensación.
Los veremos en el orden señalado en los números que conti-
núan.

723. I. Las partes deben ser personal y recíprocamente acreedoras y


deudoras. “Para que haya lugar a la compensación es preciso que las
dos partes sean recíprocamente deudoras” (Art. 1657, inc. 1º).
Dicho así, el requisito parece por demás obvio, y ya lo había se-
ñalado el propio Art. 1655. Lo que ocurre es que no basta que ambas
partes tengan la una de la otra ambas calidades de acreedor y deudor;
es necesario, además, que lo sean personalmente, o sea, por sí mismas,
y esta exigencia sí que es de importancia.
Efectivamente, el principio señalado recibe varias aplicaciones y dos
excepciones: la del mandato y la cesión de créditos, a que nos referimos
en los números que a éste siguen.
Las consecuencias de él son principalmente:
1º. Caso de los representantes legales.
De acuerdo al inc. 3º del mismo Art. 1657, requerido el deudor de
un pupilo por el guardador de éste, no puede oponerle por la vía de la
compensación lo que el tutor o guardador le deba a él. Y lo que el pre-
cepto por vía ejemplar señala respecto del guardador, vale igualmente
para todos los representantes legales pero no para las convencionales,
a que, según advertimos, nos referimos en el número siguiente.
En consecuencia, si el representante cobra un crédito del repre-
sentado, no puede el deudor oponer en compensación los créditos que
tenga contra el primero personalmente, y viceversa.
2º. Cauciones personales.
Respecto de la fianza, el inc. 2º del precepto establece que el deudor
principal no puede oponer a su acreedor por vía de compensación lo
que el acreedor deba al fiador.
En la fianza, la compensación es una excepción personal.
Y en la solidaridad, según lo vimos al estudiar el Art. 1520 (Nº 417),
es una excepción mixta, porque en principio sólo puede oponerla aquel
de los codeudores solidarios que es acreedor del acreedor común, y
los demás sólo pueden hacerlo si aquél ya la alegó o les ha cedido su
derecho. Así lo repite el inc. final del Art. 1657: “Ni requerido uno
de varios codeudores solidarios puede compensar su deuda con los
créditos de sus codeudores contra el mismo acreedor, salvo que éstos
se los hayan cedido”.185

185
El fiador y codeudor solidario demandado no puede oponer en compensación
los créditos del deudor principal afianzado: RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 155.

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LAS OBLIGACIONES

3º. Otros casos.


El precepto no es taxativo, sino meramente ejemplar, y hay otros
casos fuera de los que él señala. El más notorio es el de la sociedad,
que es persona jurídica distinta de sus socios (Art. 2053, inc. 2º), y en
consecuencia, demandado el deudor de uno de los socios, no puede
oponer como compensación los créditos que tenga contra la sociedad,
ni el de ésta los que tenga contra los socios, ni demandada la sociedad
pueden oponerse en compensación los créditos de los socios contra
el demandante, ni finalmente, demandado uno de los socios, puede
oponer los créditos de la sociedad contra el demandante.

724. A. El mandato. Se refiere a la compensación en el mandato


el Art. 1658, que sólo se preocupa de la situación del mandatario de-
mandado, distinguiendo según si es requerido por un crédito propio
o del mandante.
Si es éste el demandado no hay alteración alguna a las reglas genera-
les, y no puede oponer en compensación los créditos que su mandatario
tenga contra el demandante.
Pero en cuanto al mandatario demandado, según decimos, se dis-
tinguen dos situaciones diferentes:
1º. El acreedor demanda al mandatario por un crédito que tiene
contra el mandante, y a su turno el mandatario es acreedor personal
del demandante.
En tal caso, el mandatario puede oponer por la vía de la com-
pensación el crédito personal que él tiene contra el acreedor de su
mandante, pero siempre que otorgue caución de que éste ratificará
lo obrado, exigencia un tanto exagerada, puesto que la compensación
está beneficiando al mandante.
Por ejemplo, A mandatario de B, es demandado por C por un
crédito contra el mandante (B), pero A, a su turno, es acreedor de C;
puede oponerle la compensación rindiendo caución.
De más está decir que el mandatario puede oponer libremente
los créditos del mandante en compensación a las demandas en que se
cobran créditos contra éste.
2º. La situación inversa a la anterior, o sea, es el mandatario el que
ha sido demandado por un crédito personal suyo: no puede oponer en
compensación los créditos que su mandante tenga contra su acreedor,
a menos que el mandante lo autorice expresamente para ello. En el
ejemplo anterior, es A el demandado personalmente, y B quien tiene
un crédito contra C, acreedor demandante del mandatario A. Sólo
si B lo autoriza, puede éste oponer la compensación. El precepto no
hace sino aplicar la regla más general del mandato del Art. 2147 en
orden a que éste debe ejecutarse en la forma más beneficiosa para
el mandante.

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4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES

Toda la norma del Art. 1658 puede sintetizarse diciendo que el


mandatario puede oponer la compensación en cuanto ella beneficie
al mandante, y no está facultado a la inversa para favorecerse él mismo
con la compensación del mandante.
Por último, si el mandatario es el demandante y actúa por cuenta
propia, no pueden oponérsele en compensación los créditos que el
demandado tenga contra el mandante; y si demanda por cuenta del
mandante, no le pueden oponer en compensación los créditos que el
deudor del mandante tenga contra el mandatario personalmente. 186

725. B. La cesión de créditos. Se refiere a ella el Art. 1658 y para


determinar si el deudor puede oponer al cesionario en compensación
los créditos que tenga contra el cedente al tiempo de perfeccionarse
la cesión, formula uno distinto según si ésta se perfeccionó por la no-
tificación o aceptación del deudor (Nº 1.056).
1º. Aceptación de la cesión.
El deudor ha manifestado su voluntad; un acto que le era ajeno,
y no podía perjudicarle, ha sido aceptado por él. Y por ello el inc. 1º
del Art. 1659 no le permite oponer en compensación los créditos que
tenía contra el cedente a la época de la cesión a menos que haya hecho
reserva de su derecho. Si no hace esta reserva, el legislador interpreta
su silencio como una renuncia a oponer la compensación.
2º. Notificación de la cesión.
Si la cesión se ha perfeccionado por la notificación al deudor, éste
no ha manifestado su voluntad y por ello podrá “oponer” al cesionario
todos los créditos que antes de notificársele la cesión haya adquirido
contra el cedente, aun cuando no hubieren llegado a ser exigibles, sino
después de la notificación.
En consecuencia, el deudor puede oponer en compensación al ce-
sionario los créditos que tenía contra el cedente a la época de la cesión,
aunque no exigibles entonces,187 siempre si la cesión se perfeccionó
por la notificación, y si hizo reserva de ella al aceptarla. En tal caso el
cesionario cuyo crédito adquirido por la cesión se ha extinguido por
compensación, tendrá que dirigirse contra el cedente por la garantía
que éste le debe.
El Art. 1659 se refiere exclusivamente a los créditos existentes al
tiempo de la notificación o aceptación de la cesión, momento en que
ella pasa a ser oponible al deudor. En consecuencia, los créditos que

186
Para la segunda afirmación, esto es, crédito contra el mandatario: G.T. de 1882,
Nº 3.535, pág. 1.939.
187
RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 425.

737
LAS OBLIGACIONES

adquiera con posterioridad éste contra el cedente no pueden en caso


alguno oponerse al cesionario.188
Igualmente, el cesionario puede oponer, en compensación, al deudor
que es acreedor suyo el crédito adquirido por la cesión.189
El C. Co. tiene normas propias sobre la cesión de créditos, espe-
cialmente respecto a su notificación (Nº 1.060 bis).

726. II. Obligaciones de igual naturaleza. De acuerdo al Nº 1º del Art. 1656,


para que tenga lugar la compensación es necesario que ambas deudas
sean “de dinero o de cosas fungibles o indeterminadas de igual género
y calidad”. No importa que tengan un origen diverso, como por ejemplo
corresponder a un mutuo y a honorarios, respectivamente. 190
La verdad es que la compensación operará normalmente entre obli-
gaciones de dinero; es muy difícil que tenga lugar entre otras clases de
obligaciones, dado que por regla general el acreedor no está obligado
a recibir cosa distinta a la debida.
Por eso la fungibilidad está referida aquí a que las cosas que se deban
recíprocamente acreedor y deudor sean intercambiables, tengan igual
poder liberatorio entre sí, pero fuera del dinero la compensación sólo
tendrá lugar en casos bastantes raros, como si ambas partes se deben
trigo de mediana calidad, o un caballo, etc.
Por la razón señalada la compensación nunca podrá tener lugar
en obligaciones de especies o cuerpo cierto, en las de hacer y en las
de no hacer. 191

727. III. Exigibilidad de las obligaciones. Es la regla tercera del Art. 1656
la que impone para la compensación que ambas obligaciones “sean actual-
mente exigibles”. Es decir, las dos obligaciones deben estar vencidas y puede
exigirse su cumplimiento. Si la compensación es un doble pago abreviado,
para que éste pueda pedirse es necesaria la exigibilidad (Nº 622).
Se oponen a ella:
1º. La obligación natural.
Ya que no puede pedirse su cumplimiento, la obligación natural no
es exigible, y tampoco puede ser cumplida por la compensación.
Por ello es que no pueden oponerse en compensación créditos,
prescritos, a menos que la contraparte no invoque la prescripción. 192

188
G.T. de 1861, Nº 909, pág. 509, RDJ, T. 42, sec. 1ª, pág. 417.
189
G.T. de 1886, Nº 2.120, pág. 1.352.
190
RDJ, T. 16, sec. 1ª, pág. 281.
191
Para las específicas: G.T. de 1918 julio-agosto Nº 351, pág. 1.071; rechaza la
compensación entre los regalos hechos a un médico y los honorarios de éste: G.T. de
1861, Nº 850, pág. 360.
192
RDJ, T. 32, sec. 1ª, pág. 88.

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4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES

2º. La condición suspensiva mientras esté pendiente.


3º. El plazo suspensivo mientras no esté vencido.
El inc. final del Art. 1656 se pone en el caso de que el acreedor haya
consentido en esperar al deudor, y distingue dos formas en que ello
puede haber ocurrido; una es la concesión de esperas o prórroga del
plazo que amplía éste, y en consecuencia se oponen a la compensación.
En cambio, el mero plazo de gracia que otorga el acreedor al deudor
no es obstáculo para ella. Ya nos hemos referido a este plazo de gracia y
dicho que nada tiene que ver con el que reglamentó el Código francés
como facultad de juez (Nº 462).
La declaratoria de quiebra produce la caducidad del plazo (Nº 474),
de modo que hace exigible el crédito que tenga contra el fallido un deu-
dor suyo, pero no es posible la compensación, porque por regla general
la quiebra es un obstáculo a ella; 193 en cambio, las demás causales de
caducidad (Nos 473 a 475) sí que permiten la compensación. 194

728. IV. Liquidez de ambas deudas. La regla 2ª del Art. 1656 exige,
además, que “ambas deudas sean líquidas”.
Esta exigencia se justifica en nuestro Derecho que como el francés
ve principalmente el aspecto de doble pago que la compensación tiene,
y para que la solución sea posible es indispensable saber lo que se va a
pagar, esto es, en qué consiste la obligación y a cuánto ella asciende.
En cambio, en las legislaciones que dan una mayor preponderancia
al aspecto de seguridad de la compensación, ni el requisito de la liqui-
dez ni el de la exigibilidad misma, visto en el número anterior, es tan
estricto como el nuestro. Incluso, los mismos tribunales franceses con
su habitual prescindencia de los textos legales, han solido eludirlo.
Debe tenerse presente que la deuda es líquida no sólo cuando ya
está liquidada, sino también la que pueda liquidarse mediante simples
operaciones aritméticas que el mismo título suministre (inc. 2º del Nº 3º
del Art. 438 del C.P.C.).
Por aplicación de este requisito se ha rechazado la compensación
invocada con un crédito proveniente de una indemnización de perjui-

193
RDJ, T. 20, sec. 1ª, pág. 19.
194
Véanse sobre este requisito los siguientes casos de jurisprudencia que lo han
aplicado: RDJ, T. 15, sec. 1ª, pág. 113; G.T. de 1880, Nº 1.274, pág. 881: la existencia de un
juicio pendiente de nulidad del crédito no hace perder a éste su exigibilidad. En contra:
G.T. de 1878, Nº 7.445, pág. 1.441; Nº 3.805, pág. 1.582). RDJ, T. 63, sec. 2ª, pág. 102;
no procede la compensación entre las litis expensas proporcionadas por el marido, y la
condena en costas en el juicio para el cual fueron proporcionadas.
Se ha fallado que no procede la compensación respecto de una indemnización
de perjuicios que no sea actualmente exigible y no esté liquidada: RDJ, T. 90, sec. 2ª,
pág. 11.

739
LAS OBLIGACIONES

cios, que deba el acreedor al deudor, mientras ella no sea determinada


por los tribunales. 195

729. V. Que la ley no haya prohibido la compensación. Enunciado. Ya


hemos señalado que el legislador hasta cierto punto teme la compen-
sación, y por eso excluye de ella a determinadas obligaciones; por tal
causa no puede oponerse:
1º. En perjuicio de terceros;
2º. Si los créditos son pagaderos en distintos lugares;
3º. A los créditos no embargables;
4º. A la demanda de restitución de una cosa injustamente arreba-
tada o dada en comodato o depósito;
5º. A la demanda de indemnización de un acto de fraude o vio-
lencia, y
6º. A los créditos del Estado y otros organismos públicos.
Veremos estas situaciones en los números siguientes.

730. A. La compensación no puede oponerse en perjuicio de tercero. Según


el inc. 1º del Art. 1661: “la compensación no puede tener lugar en
perjuicio de los derechos de tercero”.
Dos casos podemos citar como los más importantes de aplicación
de este principio; el embargo del crédito, a que se refiere el inc. 2º del
mismo precepto, y el ya citado de la quiebra.

1º. Embargo del crédito.


Dice el mencionado inc. 2º “Así, embargado un crédito, no podrá el
deudor compensarlo en perjuicio del embargante, por ningún crédito
suyo adquirido después del embargo”.
La prohibición se inspira en la concepción de doble pago abreviado
de la compensación, pues, como lo estudiamos en el Nº 605, no puede
cumplirse al acreedor si se ha embargado el crédito o mandado retener
el pago por decreto judicial. La justificación es que en caso contrario
quedarían burlados quienes trabaron el embargo o prohibieron el pago.
Igualmente perjudicados resultarían si pudiera operar con posteriori-
dad al embargo una compensación; el acreedor, cuyo crédito ha sido
objeto de embargo o prohibición, no recibiría el pago, pero igualmente
quedaría extinguido el crédito por la compensación.
Y ello se refiere a los créditos nacidos para el deudor con poste-
rioridad al embargo, porque si antes de éste las partes ya eran recí-

195
RDJ, T. 21, sec. 1ª, pág. 68. Véase además sobre este requisito, RDJ, Ts. 18, sec. 1ª,
pág. 459; 29, sec. 1ª, pág. 115; 15, sec. 1ª, pág. 158 (no es líquida la deuda si hay varios
codeudores y no se determina la cuota de cada uno); RDJ, T. 19, sec. 1ª, pág. 337 (no es
líquida la deuda si hay abonos no comprobados) y G.T. de 1859, Nº 1.286, pág. 726.

740
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES

procamente deudoras y acreedoras, la compensación operó de pleno


derecho.
2º. La quiebra.
Ya hemos visto que de acuerdo al Art. 69 de la ley respectiva (ver
Nº 964), la quiebra impide la compensación de los créditos adquiridos
contra el fallido con posterioridad a su declaración. En consecuencia,
el deudor del fallido, que es acreedor suyo, deberá pagar a la masa su
propia obligación, y concurrir por su crédito en el procedimiento de
verificación, esto es, debe cobrarla a través de la quiebra, con el conse-
cuente riesgo para su acreencia.
Ello se explica mediante la universalidad de este juicio, que coloca
a todos los acreedores, exceptuados los preferenciales, en un mismo
plano de igualdad para cobrar sus créditos a prorrata de lo que produzca
la liquidación del patrimonio del fallido. Si se permitiera la compen-
sación, se otorgaría un privilegio al acreedor que al mismo tiempo es
deudor del fallido.

731. B. No pueden compensarse créditos pagaderos en distintos lugares. De


acuerdo al Art. 1664: “cuando ambas deudas no son pagaderas en un
mismo lugar, ninguna de las partes puede oponer la compensación,
a menos que una y otra deuda sean de dinero, y que el que opone la
compensación tome en cuenta los costos de remesa”.
Igualmente se justifica este caso con la noción de que la compen-
sación envuelve pagos, y el acreedor no está obligado a recibir éste en
lugar distinto de aquel en que debe cumplirse la obligación (Nº 623).
Pero la limitación pierde mucho de su importancia con la excepción
que señala, ya que no se aplica a las deudas de dinero, con la condición
de que quien la opone tome en cuenta los gastos de la remesa, y hemos
señalado que prácticamente la compensación opera únicamente en
obligaciones de esa naturaleza.

732. C. Créditos no embargables. El Código no lo ha dicho en forma


amplia expresamente, sino para un caso particular, el derecho de ali-
mentos, según diremos en seguida, pero parece obvio que si el crédito
es inembargable no se puede oponer la compensación, pues el Art. 2465
excluye expresamente del derecho de garantía general de los acreedores
las cosas no embargables.
Aplicación de este principio general es la que el Código hace en el
Art. 1662, en cuya virtud no podrá oponerse compensación “a la deman-
da de alimentos no embargables”. Lo mismo repite el Art. 335: “el que
debe alimentos no puede oponer al demandante en compensación lo
que el demandado le deba a él”. Y el Art. 336 aclara que las pensiones
alimenticias atrasadas son ya susceptibles de compensación.

741
LAS OBLIGACIONES

Las disposiciones se refieren a los alimentos que se deben por ley,


y así si un hermano demanda a otro por alimentos de esta clase, no
podría el demandado excusarse diciendo que su hermano demandan-
te, a su turno, le debe alguna suma, por ejemplo, por mutuo. Pero en
cuanto a los alimentos que se deben por alguna convención, ellos son
perfectamente compensables.
Otra aplicación de esta regla general la encontramos en las leyes
del trabajo, y así, por ejemplo, el patrón no puede compensar sus cré-
ditos contra el obrero con los salarios que debe pagar a éste (Art. 57,
inc. final del Código del Trabajo).196

733. D. Restitución, depósito, comodato. De acuerdo al inc. 1º del


Art. 1662, no puede oponerse compensación a la demanda:
1º. De restitución de una cosa de la cual su dueño ha sido injusta-
mente despojado;
2º. De restitución de una cosa dada en comodato;
3º. De restitución de una cosa dada en depósito;
Hasta aquí las excepciones tienen escasa trascendencia, pues sería
muy difícil que existiera otra obligación de igual naturaleza entre las
mismas partes, pues generalmente se refieren a especies o cuerpos cier-
tos; la tendrá sí en el caso del depósito irregular en que el depositario
recibe dinero y puede emplearlo con cargo a restituir otro tanto en la
misma moneda (Art. 2221).
De todos modos la prohibición es justificada en el caso del que ha
sido injustamente privado de una cosa, porque para la ley es fundamen-
tal que se elimine la infracción jurídica cometida, y en el comodato y
depósito por su carácter de contratos de confianza, y
4º. La disposición adquiere, en cambio, su verdadera trascenden-
cia cuando por pérdida imputable de la cosa injustamente despojada
o dada en comodato o depósito, la obligación del demandado se ha
transformado en la de indemnizar su valor en dinero, como lo señala
el propio inc. 1º del Art. 1662. El deudor no podrá en tal caso oponer
en compensación los créditos que pueda tener contra el injustamente
despojado, comodante o depositante.

734. E. Actos de violencia o fraude. Finalmente, el inc. 2º del Art. 662,


señala que “tampoco podrá oponerse compensación a la demanda de
indemnización por un acto de violencia o fraude”.

196
En fallo en la RDJ, T. 62, sec. 4ª, pág. 94, se aceptó una compensación entre
los emolumentos reclamados por el empleado, y lo que éste debía al empleador, lo que
así expresado es muy discutible. Lo que pasa es que normalmente tales préstamos son
meros anticipos de sueldos.

742
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES

Para que a la indemnización pueda oponerse compensación o el


acreedor de ella esté en situación de hacerlo, es necesario que haya sido
fijada por los tribunales, pues sólo entonces reunirá los requisitos de
líquida y exigible. Cuando los cumple, el acreedor de la indemnización
puede libremente oponer la compensación por lo que deba al deudor de
ella, pero éste no podrá oponerla si la indemnización deriva de un acto
de violencia o fraude, como una sanción al delito civil cometido. 197

735. F. Deudas del Estado y otros organismos públicos. Esta limitación ya


no está contemplada en el C.C., sino que es señalada por la doctrina: no
puede oponerse compensación a los créditos del Fisco y otros organismos
públicos, porque la Constitución Política de la República y las leyes han
reglamentado la forma que deben cumplir dichas personas jurídicas de
Derecho Público sus obligaciones, generalmente por medio de la dictación
de decretos de pago, e imputación de éstos al ítem correspondiente del
Presupuesto. Y así, si el Fisco está cobrando impuestos que se le adeudan,
no se le podría oponer por la vía de la compensación lo que él adeuda
al contribuyente, por ejemplo, por sueldos y salarios, provisión de mer-
caderías o servicios, rentas de arrendamiento, etc.198
Es efectivo que ello puede conducir a resultados injustos, y así es
posible que el Fisco esté demandando al contribuyente por impuestos
que éste le adeude y le deba al mismo sujeto una devolución de lo pagado
indebidamente, la que normalmente entre nosotros el Fisco demora en
pagar. No obstante esto, el contribuyente estará obligado a pagar sus
impuestos, y esperar que el Estado se decida a cancelarle a él; por ello
es que los Arts. 51 y 52 del Código Tributario reglamentan una forma
de compensación de tales restituciones, que incluso puede extenderse
a lo que el Fisco adeude a cualquier título al contribuyente.

Sección tercera
EFECTOS DE LA COMPENSACIÓN

736. Enunciación. La compensación equivale al pago y, en conse-


cuencia, produce el efecto propio de éste; es igual al cumplimiento de
la obligación y por ello la extingue con todos sus accesorios.

197
En razón de esta disposición, se rechazó la compensación en el siguiente caso:
un deudor envió a un acreedor suyo un documento para que éste lo prorrateara con-
juntamente con otros acreedores; no lo hizo así sino que se apropió íntegramente de
los fondos para su propio crédito, y quiso oponer en compensación su crédito contra
el deudor a la demanda de éste. G.T. de 1887, Nº 3.007, pág. 2.015.
198
RDJ, T. 59, sec. 2ª, pág. 33. Para las demás personas jurídicas de derecho público
va descendiendo la limitación según sus respectivas leyes orgánicas, hasta las Empresas
Estatales, a que puede en principio libremente oponerse la compensación.

743
LAS OBLIGACIONES

Al respecto, es preciso distinguir:


Si los créditos son exactamente iguales, lo que difícilmente ocurrirá
como es obvio, no se produce ningún otro efecto posterior, las deudas
quedan extinguidas como si realmente hubieren sido pagadas.
Pero lo normal es que una de las obligaciones sea inferior a la otra,
y en tal caso el deudor de la obligación mayor, como la extinción opera
hasta concurrencia de la deuda de menor valor, deberá pagar la dife-
rencia, 199 siendo uno de los casos que el acreedor debe conformarse
con un pago parcial (Nos 615 y siguientes).
En cuanto a la forma que opera la compensación, cuatro aspectos
queremos destacar en los números siguientes:
1º. La compensación opera de pleno derecho;
2º. No obstante lo cual, debe ser alegada;
3º. A pesar de operar de pleno derecho, puede renunciarse, y
4º. Caso en que existan varias deudas compensables.

737. I. La compensación opera de pleno derecho. Así lo señala el inc. 1º


del Art. 1656: “la compensación se opera por el solo ministerio de la
ley aún sin conocimiento de los deudores y ambas deudas se extinguen
recíprocamente hasta la concurrencia de sus valores”.
Esto es, la compensación es un pago forzoso, impuesto por la ley, y
que no deriva, al producirse, de la voluntad de las partes. Tiene lugar
cuando se cumplen los requisitos legales, y con posterioridad interven-
drán la voluntad de las partes para invocarla, renunciarla, etcétera.
De ahí que:
1º. La compensación tiene lugar entre incapaces.
La capacidad nada tiene que hacer con la compensación cuando ella
se produce, puesto que es la ley que la hace operar, y en consecuencia
afecta aun las obligaciones y créditos de los absolutamente incapaces.
2º. La sentencia que acoge la compensación es declarativa.
No establece la compensación, la declara, puesto que ella se ha
producido el momento que ambas partes invistieron las calidades re-
cíprocas de deudoras y acreedoras de obligaciones de igual naturaleza,
exigibles, líquidas o liquidables y siempre que la ley no las haya excluido
expresamente. Esto tiene importancia, pues, según hemos dicho, hay
circunstancias que impiden oponerla, especialmente la quiebra. La
compensación producida antes de su declaración queda a firme aun
cuando no se haya dictado una resolución que acoja la compensación
al tiempo de la sentencia definitiva que declara la quiebra.

199
G.T. de 1915, 1er trim., Nº 283, pág. 691: RDJ, T. 10, sec. 1ª, pág. 432.

744
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES

738. II. La compensación debe ser alegada. En materia civil la regla


general es que el juez no actúa de oficio; ello es más lógico aún en la
compensación, pues el tribunal normalmente va a ignorar la existencia
de créditos compensables. Quien alega la compensación, asevera la
extinción de su propia obligación, por lo cual deberá probar la concu-
rrencia de sus requisitos legales, y entre ellos su propio crédito.200 Por
otra parte, al oponerla, está reconociendo la deuda propia, 201 salvo
que lo haga en subsidio para el caso que ella se tenga por establecida
en la sentencia.
Según decíamos, aun cuando se requiere que el deudor la alegue,
la compensación no es establecida por el juez; igualmente los efectos
se producen de pleno derecho y la sentencia se limitará a constatar que
efectivamente operó la compensación. Es lo mismo que ocurre con la
prescripción, que debe ser invocada, no obstante que se ha producido
en el momento en que concurriendo los demás requisitos legales, se
cumplió el plazo fijado por la ley (Nº 1.224).

739. III. Renuncia a la compensación. La compensación está establecida


en el interés exclusivo de las partes, y de ahí que no haya inconveniente
en que renuncien a la ya producida por el solo ministerio de la ley.
La renuncia puede ser expresa o tácita, siendo la primera la que se
efectúa en términos formales y explícitos, no dando lugar a problema
alguno.
La tácita es la que se deduce de ciertos hechos o actos del deudor
que manifiesta claramente su intención de renunciarla, como vimos
ocurre en el caso de la cesión de derechos aceptada por el deudor sin
efectuar reserva de sus derechos: ello le impide oponer la compensación
de los créditos que tenía contra el cedente (Nº 725).
Ahora bien, si el deudor renuncia a la compensación deberá pagar
la obligación que se le cobra, pero conserva naturalmente el derecho a
cobrar su propio crédito; justamente éste no ha quedado extinguido al
no oponer la compensación. Pero puede ocurrir que este crédito tenga
accesorios, cauciones, privilegios, etcétera.
El Código se ha preocupado de un caso especial: aquel en que
el deudor, pudiendo oponer la compensación no lo ha hecho así; es
indudable que el crédito mismo lo conservará siempre, según lo seña-
lado, pero para determinar lo que ocurre en los accesorios, hay que

200
RDJ, T. 27, sec. 1ª, pág. 38 (caso de confesión del demandante).
201
G.T. de 1914, 1er trim., Nº 224, pág. 618.
También se ha resuelto que debe oponerse en el juicio mismo y no en la ejecución
del fallo: G.T. de 1921, 2º sem., Nº 160, pág. 679, y que existe cosa juzgada entre el juicio
en que se opuso la excepción de compensación y la demanda para cobrar la misma
obligación: RDJ, T. 33, sec. 1ª, pág. 440.

745
LAS OBLIGACIONES

distinguir según si el deudor demandado sabía que podía oponer la


compensación o no.
1º. El deudor no sabía que podía oponer la compensación.
De acuerdo al Art. 1660: “Sin embargo de efectuarse la compensación
por el ministerio de la ley, el deudor que no la alegare, ignorando un
crédito que puede oponer a la deuda, conservará junto con el crédito
mismo las fianzas, privilegios, prendas e hipotecas constituidas para su
seguridad”.
En este caso, lo que pasa es que no ha habido renuncia tácita a la
compensación, y como ella no se invocó, finalmente no se produjo; de
ahí que subsistan el crédito y sus accesorios.
2º. El deudor sabía de la compensación.
Si el deudor, no obstante saber perfectamente que podía oponer
la compensación, no lo hace, renuncia tácitamente a ella. El crédito
mismo subsiste, es indudable, aunque el Código no lo diga expresa-
mente, porque lo contrario significaría una remisión del mismo, y ésta
no se presume (Nº 1.183).
Pero esta renuncia tácita ni ninguna renuncia, puede perjudicar
a terceros, y en consecuencia la fianza, hipoteca, etc., constituidas por
terceros ajenos para garantizar este crédito, se han extinguido irrevo-
cablemente. Esta interpretación se confirma con el propio Art. 1660 a
contrario sensu: si las garantías subsisten cuando el deudor no opuso
la compensación por ignorarla y el legislador lo declaró así, es porque
en el caso contrario ellas se extinguen. Es la opinión de los autores
franceses interpretando un precepto similar del Código francés, y entre
nosotros de Claro Solar y Alessandri. 202
En conclusión, la renuncia expresa o tácita de la compensación
no puede perjudicar a terceros, porque ella se ha producido de ple-
no derecho; naturalmente el tercero que invoque la renuncia deberá
probarla, pues el presunto renunciante puede estar incluido en la
situación determinada por el Art. 1660: ignorar que podía oponer la
compensación, en cuyo caso no ha habido renuncia.

740. IV. Caso en que haya varias deudas compensables. La situación está
prevista por el Art. 1663: “cuando hay muchas deudas compensables,
deben seguirse para la compensación las mismas reglas que para la
imputación al pago”.
Es una nueva remisión a las normas de éste; nos remitimos a lo
dicho en el Nº 625. Pues bien, la elección, con ciertas limitaciones, co-
rresponde al deudor; pero ocurre que en la compensación ambas partes

202
Claro Solar, ob. cit., T. 12, Nº 1.856, pág. 533, y Alessandri, ob. cit., pág. 373.

746
4ª PARTE. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES

invisten esta calidad. Debemos entender en consecuencia por deudor


en ella al que debe varias obligaciones compensables. Por ejemplo, A
es acreedor de varias obligaciones contra B, y éste a su vez tiene un
crédito en contra suya. La elección es en principio de B.

747

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