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SIGLO XV

Gerardo Fabián Rodríguez y Jorge Rigueiro (2015). Manual de Historia


Medieval Siglos III a XV. Mar del Plata: Giem Mar del Plata.
Dirección

Cuestiones económicas
El siglo XV, fue cambiante en materia económica, la primera mitad sumido en la recesión y
la segunda, dominados por las ansias de los descubrimientos de yacimientos de plata, los
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cuales promovieron la utilización de monedas de este metal que hasta ese momento habían
sido discos delgados de un espesor mínimo.
Las monedas eran “depositadas” en los bancos, pero tenían un carácter intangible,
ya que sólo existían para los libros contables (moneda de tinta). Otra operatoria frecuente
fue la utilización de “cheques”, que no tenían el sentido actual sino solamente servían a los
fines de utilizar depósitos ya existentes en banco.
Este elemento fue el detonante de una serie de eventos mayores como las ansias de
expandirse y la acuciante necesidad de buscar nuevas fuentes de ingreso. Por ello el siglo
XV fue el de los navegantes italianos, quienes buscaron trasladarse a las costas de Oriente
para tomar contacto con su civilización; de allí trajeron conocimiento y adelantos
tecnológicos de otras sociedades. Uno de los elementos más preciados fue el alumbre, que
hacia el 1461 fue descubierto en los yacimientos pontificios, en Tolfa (Civitavecchia). El
desarrollo comercial y la confianza del pontificado fue conferida a los Médicis, quienes al
encargase de la comercialización y venta monopolizaron el comercio en la Edad Media.
Con estos ingresos el pontificado dispuso de dineros suficientes para financiar la Cruzada
ante los turcos, empresa que finalmente nunca se realizó.
Otro centro comercial importante fue Inglaterra, sustentado en la producción
lanera, los reyes mismos se interesaron en sus mercaderes debido a que estos eran los que
se encargaban del comercio de lana y los pellones, principales fuentes de impuestos
aduaneros; para mejorar las operaciones fomentaron la instalación de ciudades-mercados
con lo cual los centros de distribución se convirtieron en poderosos centros al concentrarse
en ellos todo lo que se podría exportar.
La existencia de estos centros comerciales iba acompañada de la instalación casi
itinerante de la llamada Staple, denominada así porque era una suerte de corporación de
mercaderes que traficaba con lanas en los mercados donde se comerciaba la misma. Una
constante fue el establecimiento del régimen corporativo que no molestaba a los grandes
mercaderes, sino que les permitía dominar a los artesanos.
Manual de Historia Medieval. Siglos III al XV

Por otro lado, desde el año 1415 se inició el proceso expansivo de los portugueses a
Ceuta, situada a las puertas del Mediterráneo, convirtió este en el punto de partida para la
conquista y exploración de la línea costera de África; posteriormente entre 1492 y 1498 los
viajes modificaron profundamente los acontecimientos para los europeos y para los
pueblos descubiertos en América y en Asia.
La navegación logró mejoras importantes, en parte por la implementación de
adelantos, como “la carabela”, que contaba con dos mástiles y velas que permitían una
maniobrabilidad ideal para explorar zonas costeras. Hubo otros adelantos que sirvieron
para mejorar el sistema de navegación y que culminaron en los viajes de Colón.
Llegar a este punto requirió superar la preocupación constante por el
abastecimiento, y es que en eso consistió la oscilante vida medieval de las ciudades, afligidas
por la imposibilidad de transportar grandes cantidades de provisiones o por la pérdida de
cosechas y las consecuentes carestías que estas ocasionaban. Los gobiernos expedían
disposiciones para organizar el abastecimiento de aquellos artículos de primera necesidad,
entre los cuales se destacaba la exigencia a los ciudadanos ricos, de adquirir grano y
revenderlo por debajo de su precio real a los ciudadanos.
En primer lugar se encontraba la preocupación por el abastecimiento de granos,
especialmente el trigo, ya que este formaba parte de la dieta de la población. Le seguían en
orden de importancia el vino, el aceite, la carne, el pescado, la paja, las velas, la cera, la leña
y los materiales de construcción. Las ciudades se veían constantemente afectadas por estos
problemas, por lo tanto, buscaron controlar las orientaciones de la producción, aunque los
medios económicos con los que contaba fueran limitados.
Se puede hablar de limitación en el sentido que las burguesías urbanas no invertían
en técnicas para mejorar la producción, al respecto Yves Barel, sostiene que las medidas
llevadas a cabo por los centros urbanos se concentraban en hacer lo necesario, nunca más
de ello. El resultado era el establecimiento de medidas restrictivas en los precios de los
productos, la sujeción de los salarios, regulados por medio de los gremios artesanos y la
apropiación de líneas de suministro; conformando verdaderos monopolios en la
producción de materias primas, por ejemplo en lana, seda, alumbre, glasto, etcétera. Las
prácticas de estos grupos buscaban evitar la competencia de productos en determinados
lugares, así por ejemplo se imponían impuestos a los productos importados.
El otro tramo de la cadena lo integraban los comerciantes, dedicados a la
colocación de los productos y ellos también operaban de forma similar monopolizando la
SIGLO XV

venta de determinados bienes. Conformando así familias que trataban de consolidarse en el


poder como los Fugger, lo Pazzi de Florencia, los Medicis, entre otros.
Estas familias hacían uso de préstamos, práctica frecuente en la actividad comercial,
sobre la cual se aplicaban intereses establecidos sobre la base de tasas máximas; con lo cual
cualquier préstamo efectuado que superase esos parámetros era considerado usurario.
Una política de parte de las autoridades urbanas fue la fijación de medidas
tendientes a favorecer la instalación de nuevas actividades, con el objetivo de mejorar la
oferta. Un ejemplo de esta situación lo encontramos con el rey Fernando de Aragón quien
concedió a un maestro artesano de Venecia un préstamo de 1000 escudos sin interés, con la
única condición de que implementase en Nápoles una fábrica de tejidos de seda.
En consecuencia podemos decir que las mutaciones técnicas del siglo XV dieron
lugar a una serie de nuevas formas de producción como la del papel, cristalería, azúcar,
relojerías, militar (anclas, cañones, armas de fuego, pólvora), etcétera. Pero no todas estas
actividades se adaptaron con facilidad al espacio urbano o al menos a las formas
tradicionales de organización de los espacios; generando en consecuencia un cambio
también en la distribución de los mismos.
La vida siguió estando sujeta a los vaivenes económicos, y a las constantes
fluctuaciones de precios; pero los hombres habían cambiado y con ello sus prácticas en
materia económica.

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