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VILLARREAL
PRODUCTO ACADEMICO:
AUTORES:
- FIORELA MIRELLA ANCCO CABEZAS
- RICARDO ANDRES MIRANDA CENTENO
- TITO ALEJANDRO ZEDANA LIZANA
- JOSE VARGAS HUAMAN
DOCENTE:
JOSE JOAQUIN DIAZ PEREZ
LIMA –PERÚ
2023
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ÍNDICE
I. Introducción Pg. 3
1.
2.
2.1. Definiciones
2.2. Elementos de Transito
2.3. Los accidentes de transito y los sujetos responsables
2.4. Tipos de responsabilidades
Pg. 8
2.5. Base Legal
3.
3.1. Delitos Culposo
3.2. Lesiones Culposas
3.3. Origen del Delito Culposo
3.4. Clases de Culpa
3.5. Manifestación de la Culpa
Pg. 14
IV. Elementos Objetivos del tipo Culposo
4.
4.1. El deber de cuidado en los delitos relacionados con el
tránsito vehicular.
4.2. Relación de causalidad e imputación objetiva del
resultado
Pg. 16
V. Aspectos de la Reparación Civil
5.
5.1. Que es la reparación civil y normativa aplicable
5.2. El Daño
5.3. Es factible la reparación civil en los delitos de peligro
5.4. La función del Acuerdo Reparatorio y Principio de
Oportunidad
5.5. Jurisprudencia relevante.
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I. INTRODUCCION
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Bajo esta línea, se puede considerar como el evento de naturaleza culposa, que se
suscita de manera casual, inesperada, no premeditada, siendo previsible y evitable, que
ocurre en la vía pública o privada como consecuencia directa de la circulación de
vehículos, donde participan los elementos de tránsito, por lo menos un vehículo en
movimiento y que tenga como resultado, daños materiales, lesiones o muerte.
2.2 ELEMENTOS DE TRANSITO
Elementos de Transito
Los elementos básicos que interactúan y se relacionan entre sí para determinar las
características de tránsito son:
El hombre, El elemento Hombre interviene en forma directa cuando participa
activamente en el tránsito como, ocupante esto es como conductor, cobrador o pasaje,
como también peatón
La vía, La vía está considerada como el espacio físico delimitado por el derecho de vía
y límites de propiedad privada; dentro de esto se denomina “porción circulable”, al
espacio de la vía destinada al tránsito de vehículos por razones de derecho o costumbre,
vereda, sardinel, berma, calzada.
El vehículo, Es el artefacto construido por el hombre y que tiene como finalidad el
transporte de personas y/o cosas de un lugar a otro, sin importar el tipo de tracción que
le dé movimiento ni el tipo de superficie que utilice para su traslación.
Medio ambiente, Se considera que en todo accidente de tránsito intervienen los
elementos Hombre, Vía y Vehículo, y no siempre se tiene en cuenta las condiciones
climatéricas
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2.5 BASE LEGAL
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Consecuencias administrativas ante un accidente de tránsito tenemos:
Se debe precisar, que cuando nos referimos a la responsabilidad administrativa ante un
accidente de tránsito, nos centramos en el artículo 289.- Responsabilidad
administrativa, del Decreto Supremo 016-2009, que especifica que el conductor de
un vehículo es responsable administrativamente de las infracciones de tránsito
vinculadas a su propia conducta durante la circulación y en caso que no se llegue a
identificar al conductor infractor, se presume la responsabilidad administrativa del
propietario del vehículo, salvo que acredite de manera indubitable que lo había
enajenado, o no estaba bajo su tenencia o posesión, denunciando en ese supuesto al
comprador, tenedor o poseedor como responsable, ya que claro está que en el servicio
de transporte, se considerará al conductor como el tenedor del vehículo, en este caso,
corresponde al propietario o legítimo poseedor del vehículo probar indubitablemente
quién era el responsable de la conducción del mismo, al momento de cometerse la
infracción, para que no le sea aplicado el supuesto previsto en el párrafo anterior. En el
caso de infracciones al tránsito de responsabilidad del conductor, que también se
encuentren tipificadas en otros reglamentos nacionales, le será aplicada la norma
específica; respetándose la responsabilidad del agente infractor establecida en dicha
normativa. El peatón es responsable administrativamente de las infracciones de tránsito
vinculadas a su propia conducta, que se tipifiquen en el presente Reglamento.
¿Que, sanciones administrativas este sujeto aquel que ocasione un accidente con
lesiones?
Por lo que, el artículo 277 del RNT, hace alusión a la retención de la licencia de
conducir y del vehículo ante la ocurrencia de un accidente de tránsito, cuando:
De verificarse la existencia de daños personales a terceros, se procederá al
internamiento del vehículo conforme al presente Reglamento, que no excede de
cuarentaiocho (48) horas, salvo disposición de la fiscalía o del órgano jurisdiccional.
La Policía Nacional del Perú retendrá la licencia de conducir del conductor en caso de
accidente de tránsito con daños personales a terceros, entiéndase que la retención de la
licencia de conducir será por el plazo máximo de setenta y dos (72) horas a fin de
determinar la inobservancia de las normas de tránsito, de verificarse ello, la licencia de
conducir será remitida a la Municipalidad Provincial o a la Superintendencia de
Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercancía (SUTRAN), según corresponda
para el procedimiento sancionador y custodia de la misma, ya que para estos casos la
autoridad administrativa tiene un plazo de siete (07) días contados desde el momento en
que queda habilitada para resolver, conforme lo determine la autoridad competente, lo
cual se dejará constancia en el expediente.
Asimismo, en dicho reglamento este estipulado referente a las sanciones a los que
participen en un accidente de tránsito con lesiones y muerte.
Tenemos al Código M. 37, referente a la infracción de conducir y ocasionar un
accidente de tránsito con daños personales inobservando las normas de tránsito
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dispuestas en el presente Reglamento, sancionado con la suspensión de la licencia de
conducir por un (1) año Internamiento del Vehículo y Retención de la Licencia.
De igual forma el Código M. 38, referente a la infracción sobre conducir un vehículo
para el servicio de transporte público y ocasionar un accidente de tránsito con daños
personales inobservando las normas de tránsito dispuestas por el presente
Reglamento, sancionado con la suspensión de la licencia de conducir por tres (3) años
Internamiento del Vehículo y Retención de la Licencia.
Asimismo, tenemos al Código M. 39, referente a la infracción sobre el de conducir y
ocasionar un accidente de tránsito con lesiones graves o muerte inobservando las
normas de tránsito dispuestas en el presente Reglamento, sancionado con la
cancelación e inhabilitación definitiva del conductor para obtener una licencia de
conducir Internamiento del Vehículo y Retención de la Licencia Propietario.
Como podemos advertir que es estas tres últimas infracciones hace alusión la
inobservancia de las normas de tránsito, esto es un tema muy cuestionado, toda vez
que para algunos juristas sostienen que estas sanciones deberán ser impuestas en el
trayecto que el personal policial está haciendo las investigaciones, sin embargo para
otros solamente estará sujeta dicha sanción, luego de que exista una sentencia judicial
que especifique de manera expresa que efectivamente dicho sujeto inobservo las
normas de tránsito, por tanto al no existir un opinión uniforme dichas sanciones su
aplicación es muy limitada.
Asimismo, tenemos el Código M. 01, referente a conducir con presencia de alcohol en
la sangre en proporción mayor a lo previsto en el Código Penal, o bajo los efectos de
estupefacientes, narcóticos y/o alucinógenos comprobados con el examen respectivo o
por negarse al mismo y que haya participado en un accidente de tránsito, que se
sanciona con la cancelación de la licencia de conducir e inhabilitación definitiva para
obtener licencia Internamiento del Vehículo y Retención de la Licencia.
De igual forma, el Cogido M. 02, respecto a conducir con presencia de alcohol en la
sangre en proporción mayor a lo previsto en el Código Penal, bajo los efectos de
estupefacientes, narcóticos y/o alucinógenos comprobada con el examen respectivo o
por negarse al mismo, que se sanciona con la suspensión de la licencia de conducir por
tres (3) años Internamiento del Vehículo y Retención de la Licencia.
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encontrado culpable, en este caso su licencia de conducir será suspendido de manera
definitiva.
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cuerpo o en la salud que provenga de una conducta culposa, será considerado delito,
mientras supere los cinco días de incapacidad a la víctima.
Artículo 111.- Homicidio Culposo
El que, por culpa, ocasiona la muerte de una persona, será reprimido con pena privativa
de libertad no mayor de dos años o con prestación de servicios comunitarios de
cincuenta y dos a ciento cuatro jornadas.
La pena privativa de la libertad será no menor de un año ni mayor de cuatro años si el
delito resulta de la inobservancia de reglas de profesión, de ocupación o industria y no
menor de un año ni mayor de seis años cuando sean varias las víctimas del mismo
hecho.
La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro años ni mayor de ocho años e
inhabilitación, según corresponda, conforme al artículo 36 -incisos 4), 6) y 7)-, si la
muerte se comete utilizando vehículo motorizado o arma de fuego, estando el agente
bajo el efecto de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas, o
con presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro, en el
caso de transporte particular, o mayor de 0.25 gramos litro en el caso de transporte
público de pasajeros, mercancías o carga en general, o cuando el delito resulte de la
inobservancia de reglas técnicas de tránsito.
Haciendo un análisis de este artículo se puede considerar que versa en la falta de
intencionalidad sin embargo el sujeto incrementa el riesgo permitido o actuó con
negligencia al actuar con imprudencia al inobservar las reglas o normas de cuidado
correspondiente, impericia, al realizar en actividades u oficios sin estar capacitado o
tener conocimiento de ejércelas, ejemplo al no contar con licencia de conducir,
generando un riesgo real afectando la integridad y como consecuencia la muerte del
sujeto pasivo.
Por tanto, es preciso indicar con relación tipo objetivo de este delito, tenemos como
bien protegido a la vida humana, al sujeto activo que puede ser cualquier persona,
sujeto pasivo cualquier persona, y como acción típica es dar muerte a otro, siendo
necesario el nexo de causalidad entre la conducta y el resultado, en el caso de
accidente de tránsito si el conductor estuvo bajo efectos de estupefacientes y causa la
muerte al sujeto pasivo estaríamos ante una agravante.
Y como tipo subjetivo tenemos la culpa ya sea consciente o inconsciente, precisando
que la consumación del delito se da con la muerte del sujeto pasivo, no siendo posible
la tentativa.
Artículo 274.- Conducción en estado de ebriedad o drogadicción
El que, encontrándose en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre en
proporción mayor de 0.5 gramos-litro, o bajo el efecto de drogas tóxicas,
estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas, conduce, opera o maniobra
vehículo motorizado, será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de seis
meses ni mayor de dos años o con prestación de servicios comunitarios de cincuenta y
dos a ciento cuatro jornadas e inhabilitación, conforme al artículo 36 inciso 7).
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Cuando el agente presta servicios de transporte público de pasajeros, mercancías o carga
en general, encontrándose en estado de ebriedad, con presencia de alcohol en la sangre
en proporción superior de 0.25 gramos-litro, o bajo el efecto de drogas tóxicas,
estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas, la pena privativa de libertad será
no menor de uno ni mayor de tres años o con prestación de servicios comunitarios de
setenta a ciento cuarenta jornadas e inhabilitación conforme al artículo 36, inciso 7).
Al respecto haciendo un análisis del presente artículo, de entender que el delito de
conducción en estado de ebriedad es de peligro abstracto y se configura cuando el
agente conduce maquinaria de transporte de personas o insumos comerciales en la vía
pública, entendiendo como el lugar por donde circula el tráfico rodado y las personas,
ya que este delito es pluriofensivo al momento de concretarse el peligro que se pretende
prevenir con la sanción del estado anterior al delito concreto (como consecuencia de
conducir bajo los efectos del alcohol se puede llegar a cometer homicidios, lesiones
leves o graves, daño patrimonial, etc.) bajo esta línea se entiende que el Derecho Penal
no espera que el peligro se configure, sino que lo evita o trata de evitarlo.
Ya que teniendo en cuenta la jurisprudencia nacional, sostiene que el delito de
conducción en estado de ebriedad se distingue en dos modalidades: la primera, cuando
el agente activo no desarrolla servicio de transporte de pasajeros y la segunda, cuando
sí los desarrolla; sin embargo, debe notarse que la diferencia no se encuentra en la
acción típica, sino en la actividad que desarrolla; puesto que una persona que brinda
el servicio a la sociedad, transportando personas mediante un vehículo automotor,
tiene la responsabilidad y el deber del cuidado de todos los pasajeros y, de todas las
personas que circulan en la vía pública. Por ello podemos decir que el conductor
prestador de servicios de transporte tiene mayor responsabilidad que una persona que
conduce su vehículo personal.
Artículo 126.- Omisión de socorro y exposición a peligro
El que omite prestar socorro a una persona que ha herido o incapacitado, poniendo en
peligro su vida o su salud, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de
tres años.
Al respecto se entiende que cuando la víctima se encuentra desamparada y en peligro
manifiesto o grave, no le socorre, ya que el comportamiento penalizado consistirá en
no prestar auxilio necesario para evitar o disminuir el peligro para la vida o la
integridad física de una persona, ejemplo ante un accidente de tránsito, el conductor
luego de herir a la víctima, pese a que tiene la obligación de socorrerle se da a la fuga.
Artículo 368.- Resistencia o desobediencia a la autoridad
El que desobedece o resiste la orden legalmente impartida por un funcionario público en
el ejercicio de sus atribuciones, salvo que se trate de la propia detención, será reprimido
con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años.
Cuando se desobedezca la orden de realizarse un análisis de sangre o de otros fluidos
corporales que tenga por finalidad determinar el nivel, porcentaje o ingesta de alcohol,
drogas tóxicas estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas, la pena privativa de
libertad será no menor de cuatro ni mayor de siete años o prestación de servicios
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comunitarios de setenta a ciento cuarenta jornadas. Cuando se desobedece o resiste una
medida de protección dictada en un proceso originado por hechos que configuran
violencia contra las mujeres o contra integrantes del grupo familiar será reprimido con
pena privativa de libertad no menor de cinco ni mayor de ocho años.
La pena privativa de la libertad será no menor de cuatro años ni mayor de seis años e
inhabilitación, según corresponda, conforme al artículo 36° incisos 4), 6) y 7), si la
lesión se comete utilizando vehículo motorizado o arma de fuego, estando el agente bajo
el efecto de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas o sintéticas, o con
presencia de alcohol en la sangre en proporción
mayor de 0.5 gramos-litro, en el caso de transporte particular, o mayor de 0.25 gramos
litro en el caso de transporte público de pasajeros, mercancías o carga en general, o
cuando el delito resulte de la inobservancia de reglas técnicas de tránsito."
3.3 ORIGEN DEL DELITO CULPOSO
FERRANTE MARCELO, 1998 Teoría de la imputación objetiva, señala que hace
relativamente poco tiempo el delito imprudente ocupaba un lugar secundario en el
derecho penal, consagrado fundamentalmente al delito doloso a cuya estructura
respondían los delitos más graves y cualitativamente más importantes. El delito
imprudente era un quasi delictum, más afín con el derecho civil que con el penal
propiamente dicho. El proceso de industrialización que comienza con la revolución
industrial en el Siglo XIX y que continúa y aumenta en este, supuso la manipulación de
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máquinas y medios peligrosos para la vida, la salud la integridad física y el patrimonio
de las personas. El tráfico automovilístico representa actualmente una de las fuentes
principales de peligro para la vida y la integridad física, con sus secuelas de muertes
lesiones y daños. La sociedad actual, en el contexto de los avances tecnológicos y el
acelerado desarrollo de los medios de comunicación y del transporte aéreo y terrestre,
implica cada vez nuevos riesgos, y evidentemente no existe ninguna forma de garantizar
una seguridad total, sino que, por el contrario, las personas se ven obligadas a tolerar y
afrontarlos riesgos. El automovilismo, hoy en día, constituye una de las fuentes
principales de riesgo para la vida y la integridad humana, por lo cual, la doctrina y la
jurisprudencia penal, se han visto abocadas a desarrollar a fondo las teorías más
importantes acerca del delito imprudente, ya que es precisamente en esta esfera donde
han tenido ocurrencia la mayor cantidad de delitos contra la vida y la integridad
personal.
HURTADO POZO, José, (2001) “Manual del Derecho Penal, definió la manera en que
podían ser juzgados los hombres en función de los errores que habían cometido, la
manera en que se impone a determinados individuos la reparación de algunas de sus
acciones y el castigo de otras, todas esas reglas, o si se quiere todas esas prácticas
regulares modificadas sin cesar a lo largo de la historia son algunas de las formas
empleadas por nuestra sociedad para definir tipos de subjetividad, formas de saber y, en
consecuencia, relaciones entre los hombres y la verdad que merecen ser estudiadas. Los
desarrollos que se dieron en la primera mitad del Siglo XX sobre la temática jurídico-
penal del delito culposo; constituye la implantación de un nuevo saber orientado y
afincado en la necesidad de controlar al individuo desviado que potencialmente podía
atentar contra los bienes jurídicos que nacían con el desarrollo tecnológico y por
consiguiente con las nuevas formas de propiedad. Conductas humanas que no estaban
cubiertas por los estatutos punitivos comenzaron a ser incluidas en los listados cada vez
más voluminosos de comportamientos típicos. Para tales efectos los saberes jurídico-
penales en constante evolución y crecimiento, desarrollaron nuevas teorías donde
podían caber conductas que antaño no eran cubiertas por el derecho penal, y de paso se
rotularon a nuevos contingentes de personas como delincuentes, traidores a la sociedad.
Cuando nos preguntamos por los elementos de contenido de la conducta imprudente,
nos topamos en la jurisprudencia y en la doctrina científica con una variedad de
elementos diferentes. En primer término, se menciona la mayoría de las veces la
infracción del deber de cuidado. Junto a él se encuentran la previsibilidad,
cognoscibilidad, o advertibilidad y evitabilidad del resultado como presupuestos o
requisitos de la conducta imprudente. Además, se recurre a la teoría de la imputación
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objetiva para limitar la responsabilidad por imprudencia. La mayoría de las veces se
recurre a la contrariedad al cuidado debido para el injusto de la acción, y a la acusación
de un resultado típico imputable para el injusto del resultado. Pero en concreto los
mencionados criterios se ponen en relación entre sí de forma muy diferente. Así,
distingue entre la infracción al deber objetivo de cuidado como injusto de la acción y la
producción, causación y previsibilidad del resultado como injusto del resultado de los
delitos imprudentes. En el marco de la acusación trata el nexo de antijuridicidad, que
contempla como problema de imputación objetiva.
ALMARAZ JOSÉ, LUHMANN, NIKLAS1997, La Teoría de los sistemas sociales,
caracteriza así mismo la infracción del deber de cuidado como el desvalor de la acción
de los delitos imprudentes, pero pretende concretar esta contrariedad al cuidado debido
mediante los criterios de la evitabilidad y previsibilidad, así como el de la superación
del riesgo socialmente adecuado. En el desvalor del resultado ubica el nexo de
antijuridicidad y el encaje en el fin de protección de la norma. Otros autores renuncian
por completo al criterio de la infracción del deber de cuidado y colocan en lugar de ésta
en primer plano elementos como la cognoscibilidad o advertibilidad de la posible
realización del tipo o su evitabilidad; no obstante, también se tienen en cuenta
elementos de la imputación objetiva. A diferencia del delito doloso, el delito
imprudente, es decir, la realización imprudente de los elementos objetivos de un tipo, no
se castiga en todo caso. El principio de intervención mínima obliga a una doble
restricción, seleccionando, por un lado, aquellos comportamientos imprudentes que
afectan a bienes jurídicos fundamentales (vida, integridad física, salud) y castigando,
por otro, de entre todos estos comportamientos aquellos que llegan a producir realmente
un resultado lesivo para dichos bienes jurídicos. Hasta cierto punto esto es lógico que
suceda, porque la penalización indiscriminada de todo comportamiento imprudente,
cualquiera que sea el bien jurídico a que afecte o independientemente del resultado que
produzca, supondría una enorme inflación del derecho penal y una paralización de la
vida social. Una vez más hay que decir que el derecho penal solo debe intervenir en
casos de ataques graves a bienes jurídicos muy importantes y en la medida en que sean
insuficientes para sancionarlos otros medios jurídicos menos radicales. Claus Roxin,
1997 Derecho Penal, Parte General, el autor señala que para prevenir las infracciones de
tráfico (comportamientos la mayoría de las veces imprudente) es suficiente con la
aplicación de las sanciones administrativas contenidas en el código de la circulación.
Solo cuando la infracción sea muy grave o produzca un resultado lesivo, debe acudirse
al derecho penal para sancionarla, pero en este caso, siempre con una pena más leve que
la imponible por la comisión dolosa del mismo hecho.
3.4 CLASES DE CULPA
Ramiro Salinas Siccha, 2008 “El Delito de Lesiones en el Sistema Jurídico Peruano”, el
autor señala que existen dos clases de culpa:
a) Culpa consciente: cuando el sujeto si bien no quiere causar el resultado advierte la
posibilidad que este ocurra, pero confía en que no ocurrirá.
b) Culpa inconsciente: no sólo no se quiere el resultado lesivo, sino que ni siquiera se
prevé su posibilidad: no se advierte el peligro.
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Entre la culpa consciente y la inconsciente existe una diferencia que radica en la
previsibilidad que puede tener el hombre medio: si se puede evitar el resultado será
culpa consiente; si es inevitable será culpa inconsciente; entonces no existe culpa; sino
que el hecho es fortuito.
La culpa consciente se separa por un hilo de la zona fronteriza con el dolo eventual,
pues en ambos casos el sujeto se representa el hecho, con todas sus características
incluido su efecto jurídico. Lo que cambia es la actitud: en el caso a) el sujeto confía en
poder evitarlo, es por eso que no acepta el resultado, y hubiera evitado en obrar de
haberlo considerado inevitable. En el caso b) el agente, aunque no acepta de modo
directo el hecho, asiente a su producción eventual. En consecuencia, lo admite, ratifica y
asume, menospreciando las normas. Tener una duda y no dejar de obrar, equivale a
obrar de todas maneras. Coso diferente es cuando no duda: está seguro de poder de
evitar el perjuicio, aunque se equivoca en el empeño. Es evidente que los dos
comportamientos son reprochables, pero de distinta manera. Desde otro punto de vista
se puede presumir que criminológicamente teniendo en consideración el caso de la
culpa inconsciente es más grave, porque muestra una total despreocupación, con esta
actitud se pueden producir resultados muy graves. El sujeto que reflexiona y que se
equivoca, presentaría menos peligrosidad que aquel que obra sin tomar las precauciones
para evitarlo y producir un acto, por acción u omisión. Después de puntualizar las dos
formas de actuar, se puede observar que la culpa consciente o con representación no es
sinónimo de una conducta positiva y la culpa inconsciente o sin representación la de una
actuación negativa. En los dos casos el bien jurídico resulta menoscabado, sea que el
sujeto cause el daño por acción o por omisión.
3.5 MANIFESTACION DE LA CULPA
JIMENEZ DE AZUA, (1963) Tratado de Derecho Penal, T. V, Losada, Buenos Aires,
el autor señala que la culpa se pude manifestar en;
LA IMPRUDENCIA: El no tomar precauciones para evitar un riesgo o actuar
en forma precipitada, es la falta de precaución que implica omitir la diligencia
requerida. Se trata de un olvido de la previsión aconsejable para realizar algún
hecho que la prudencia popular recomendaría. Estos hechos imprudentes
constituirían un delito si mediara mala intención, pero en realidad son productos
del descuido. Veamos otro ejemplo: En el Hospital. "A" se decidió no realizarle
historia clínica a las mujeres que ingresan en trabajo de parto, sólo se
confecciona la partograma, sin embargo, nadie se ha puesto a pensar qué pasaría
si de la atención de esa mujer surgiera una causa por mala praxis. ¿Qué
documento ofreceríamos para demostrar el correcto accionar médico, teniendo
en cuenta que la historia clínica (documento por excelencia) no fue realizada?
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Es nuestra obligación como médicos llevar constancia escrita de nuestros actos
profesionales, historia clínica, ficha de consultorio, libros de guardia, etc. En
este caso sobran los ejemplos: historias clínicas vacías, incompletas, falta de
actualización de tratamientos ausencia de evoluciones, etc.
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peligro que su acción ha causado en el bien jurídico protegido, así como también que
este haya podido llevar a cabo dicha acción en mejores condiciones.
Es importante mencionar que cuando hablamos de culpa debemos tener en cuenta la
forma como se produce el resultado, si bien es cierto, no es de manera intencional, pero
si mediante la violación de un “deber” de cuidado, lo que era evitable o previsible.
El deber objetivo de cuidado entonces consiste en conocer los riesgos, medidas,
precauciones, es decir, conociendo el reglamento nacional de tránsito, los límites de
velocidad como vehículo menor, sin embargo, voy a una velocidad mayor a la permitida
como por ejemplo en hospitales, colegios. Todas estas circunstancias nos van a dar un
resultado dañoso por la propia inobservancia de la norma.
4.2 RELACION DE CAUSALIDAD E IMPUTACION OBJETIVA DEL
RESULTADO
En cuánto este punto debemos preguntarnos si basta con corroborar que un sujeto
conduce un vehículo y que ha incumplido un deber de cuidado para considerarlo
penalmente responsable de haber causado la muerte o lesión de una persona.
Allí se debe realizar un análisis entre el el obrar del conductor y el resultado para
determinar si hay una relación de causalidad o no. Para (Cesano, J y Comuñez, F, 2015)
señalan que para poder imputar un resultado típico del autor es necesario que se
verifiquen tres:
1. Que exista una relación de causalidad entre el comportamiento examinado y el
2. Qué estación, en el momento de su ejecución, haya creado respecto del bien
jurídico un peligro o riesgo jurídicamente desaprobado
3. Que ese mismo peligro o riesgo desaprobado se haya realizado en el resultado
(p.37-38).
Ante la pregunta planteada, es importante para arribar a una respuesta tener en cuenta la
teoría de imputación objetiva desarrollada por los autores Basilico, Mallo, Lafuer en la
que explican que, para atribuir el resultado de una conducta, primero se debe considerar
si entre la acción y resultado hay una relación de causalidad, este sería el primer paso y
que además de esta relación se haya creado un riesgo, que este haya causado un
resultado lesivo y que este se encuentre sancionado por el derecho penal.
A modo de conclusión, el nexo causal se encontrará dentro del resultado dañoso y la
consecuencia de la inobservancia, solo ante ello se podrá hablar de imputación objetiva.
Al hablar de elementos objetivos de los delitos culposos estamos ante la acción típica, el
deber objetivo de cuidado y el resultado pero ante lo mencionado surge una
interrogante ¿podría existir un delito culposo sin resultado concretamente hablando de
un delito vinculado al tránsito de vehículos?, la respuesta es afirmativa, puesto que hay
casos en los que el sujeto podría conducir su vehículo en estado de ebriedad o
drogadicción sin producir un resultado pero el hecho en sí de conducir su vehículo bajo
las influencias de droga o alcohol, configura ya un delito culposo, delito de peligro
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común, cual es abstracto, nos dice que existe un peligro concreto del cual se entiende
que puede suscitarse un resultado posible lesión o muerte.
La reparación civil en el proceso penal está regulada por el artículo 92 y 93 que señala
lo siguiente:
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Para el autor Velásquez “La Reparación civil tiene un carácter patrimonial es de índole
privada, es facultativa para la víctima y es transmisible; todo lo contrario, a la acción
penal”.
5.2 EL DAÑO
El elemento principal para determinar la reparación civil es el daño que ha sufrido la
víctima. Ahora el daño en la acción lesiva sobre un derecho, para lo cual dividimos los
derechos en dos tipos, los derechos patrimoniales, los cuales son materiales y pueden
ser fácilmente cuantificados en dinero y por otro lado están los derechos
extrapatrimoniales, los cuales son intangibles y su valoración es mucho más subjetiva al
no existir un precio de mercado, por ejemplo el honor, la vida, la integridad física, las
cuales implican una valoración mucha más compleja de realizar cuando estos derechos
han sido dañados.
Ahora como se señala en el artículo 93 del Código Penal, la victima tiene derecho a la
restitución del bien y a una indemnización de daños y perjuicios. Para esto vemos que el
contenido de la indemnización se divide en tres conceptos reparatorios los cuales son
los siguientes:
Daño Emergente: El daño emergente recaería sería el numeral primero del
artículo 93 del Código Penal, en el cual señala la restitución del bien dañado y si
no es posible su restitución el pago de su valor en dinero. Podemos ver entonces
que el daño emergente es el menoscabo inmediato que sufre la victima producto
de la acción delictiva, es decir un deterioro inmediato de su patrimonio. Por
ejemplo, si hay un accidente de tránsito donde ambos carros son dados de
pérdida total y un conductor se encontraba en estado de ebriedad, podemos ver
que el otro chofer que estaba respetando las normas de tránsito se ha visto
perjudicado al perder su vehículo totalmente, lo cual es una disminución
inmediata de su patrimonio y debería ser reparado por el daño sufrido.
Lucro Cesante: Este tipo de daño está relacionado con todo lo dejado de percibir
por parte del agraviado producto de la conducta lesiva, es decir las
oportunidades de ganancia dejadas de percibir porque el agraviado se encontraba
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convaleciente o como en el caso anterior perdió se vehículo. Por ejemplo, en el
caso de los taxistas si pierden su vehículo producto de un choque, ellos no
pueden volver a trabajar hasta tener otro vehículo, por lo que el tiempo de para
puede ser cuantificado en los días dejados de laborar hasta que pueda acceder a
otro vehículo.
Daño Moral y a la Persona: Este tipo de daño es el más complejo de todos para
cuantificar, ya que el daño moral es subjetivo y cada persona tiene una forma de
auto percibirse distinta a las demás. Asimismo, también está en daño a la
persona, donde se le deben poner precio a situaciones que generalmente son
incuantificables, por ejemplo, en un accidente de tránsito una persona pierde un
brazo y la perdida de este brazo debe ser cuantificada para que sea sujeto a una
reparación civil. En cuanto podría valorarse un brazo de una persona, teniendo
en cuenta que es una lesión permanente y las limitaciones que esta persona
enfrentara a lo largo de su vida.
Ahora nos concentraremos con mayor hincapié en el concepto de daño moral, ya que es
un daño subjetivo y que tiene muy poco reconocimiento en el ámbito penal, pese a estar
contemplado en nuestro código.
Para el autor Lysser Leon desarrolla el daño moral señalando que “Para el caso del daño
moral, se ha sostenido que la función de la responsabilidad civil es más bien aflictivo-
consolatoria, mitigadora del sufrimiento, debido a la imposibilidad de “reparar” este”.
Podemos observar el daño moral es un daño que repara únicamente el daño aflictivo –
consolatorio de la víctima y este daño está muy presente en el caso de que exista un
fallecido por el accidente de tránsito, ya que los familiares si es que se han constituido
en parte civil deberían solicitar una reparación moral por haber perdido a su familiar en
un accidente de tránsito, el cual ha sido producido por una conducta delictiva por parte
del sujeto activo y que muchas veces no es tomado en cuenta por los juzgados y
tampoco es cuantificado de forma correcta. Para la reparación del daño moral se tienen
que analizar muchas circunstancias de la víctima, como proyecto de vida, posición que
ocupa en la sociedad, gravedad de la lesión, posibles secuelas permanente y temporales
de la misma, a fin de darle unos criterios más objetivos a una lesión que es por su propia
naturaleza subjetiva a fin de poder brindar mayor seguridad jurídica.
5.3 ¿ES FACTIBLE LA REPARACION CIVIL EN LOS DELITOS DE
PELIGRO?
Este punto ha sido desarrollado por el Acuerdo Plenario Nº 6-2006/CJ-116 en el
fundamento noveno que señala:
“Los delitos de peligro —especie de tipo legal según las características externas de la
acción— pueden definirse como aquellos en los que no se requiere que la conducta del
agente haya ocasionado un daño sobre un objeto, sino que es suficiente con que el
objeto jurídicamente protegido haya sido puesto en peligro de sufrir una lesión que se
quiere evitar (el peligro es un concepto de naturaleza normativa en cuanto a que su
objeto de referencia es un bien jurídico, aunque su fundamento, además de normativo,
también se basa en una regla de experiencia o de frecuente que es, a su vez, sintetizada
en un tipo legal)”
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Ahora en este Acuerdo Plenario se llega a la conclusión que si es factible que se la
reparación civil en los delitos de peligro, los cuales producen una alteración al
ordenamiento jurídico con la conducta realizada por el sujeto activo y por ende puede
operar una reparación civil. Estos casos los vemos a menudo con el delito de Peligro
Común, en la modalidad de conducción de estado de ebriedad, donde generalmente se
lleva a cabo el principio de oportunidad y la persona debe pagar una reparación civil a
las cuentas del ministerio público para la aplicación de dicho principio, están incluso en
muchas jurisdicciones los montos ya fijados.
Asimismo, la doctrina ha separado los delitos de peligro en dos tipos los cuales son:
Delitos de peligro concreto: Para este tipo es necesario que la acción desplegada
ocasione un peligro real al bien jurídico protegido, la cual se debe probar con la
existencia de un peligro efectivo
Delitos de peligro abstracto: Solo se analiza si se realizó una conducta prohibida, y no
se analiza el caso en concreto si es que género o no un peligro.
En el caso del delito de peligro común por conducción en estado de ebriedad, solo es
necesario pasar el límite legal de alcohol en la sangre para cometer este delito de peligro
abstracto, ya que no se analiza si manejo bien o estuvo a punto de cometer un accidente.
Por el contrario si nos encontramos frente a un caso de una broma pesada que ahora se
ve por el internet donde una persona con un arma falsa amenaza a un transeúnte con la
finalidad de grabar su reacción y subirla al internet, pero producto de esto la persona
sufre un ataque cardiaco del susto, podríamos decir que acá no se ha cometió un delito,
primero porque no existió el dolo y además el bien jurídico nunca estuvo en peligro
porque el arma era falsa, lo cual acarrearía una responsabilidad civil pero no penal.
5.4 LA FUNCIÓN DEL ACUERDO REPARATORIO Y PRINCIPIO DE
OPORTUNIDAD
Con la aplicación del Nuevo Código Procesal Penal en todo el Perú hemos visto que se
ha comenzado a aplicar de forma extensiva los acuerdos reparatorios, los cuales están
normados en el artículo 2 del NCPP en el principio de oportunidad, inciso 6 que señala:
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Podemos observar que el principio de oportunidad o acuerdo reparatorio tiene un ámbito
de aplicación bastante amplio a fin de que poder ayudar con la carga procesal que sufren
las fiscalías y juzgados a nivel nacional y que para los delitos que nos reúnen en este
trabajo que son las lesiones y homicidio culposo en los accidentes de tránsito es
perfectamente aplicable, siendo de esta manera lo más importante es fijar la reparación
civil. Sin embargo, en el mismo articulado en el inciso nos señala las causales de
improcedencia del principio de oportunidad ni del acuerdo reparatorio que son las
siguientes.
“9. No procede la aplicación del principio de oportunidad ni del acuerdo reparatorio
cuando el imputado:
a) Tiene la condición de reincidente o habitual, de conformidad con los artículos 46-B
y 46-C del Código Penal;
b) Sin tener la condición de reincidente o habitual, se hubiera acogido al principio de
oportunidad o acuerdo reparatorio en dos ocasiones anteriores, dentro de los cinco
años de su última aplicación, siempre que se trate, en todos los casos, de delitos de la
misma naturaleza o que atenten contra un mismo bien jurídico;
c) Sin tener la condición de reincidente o habitual, se hubiera acogido al principio de
oportunidad o acuerdo reparatorio dentro de los cinco años anteriores a la comisión
del último delito; o,
d) Sin tener la condición de reincidente o habitual, se hubiera acogido con anterioridad
al principio de oportunidad o acuerdo reparatorio y no haya cumplido con reparar los
daños y perjuicios ocasionados o lo establecido en el acuerdo reparatorio.
En estos casos, el Fiscal promueve indefectiblemente la acción penal y procede de
acuerdo con sus atribuciones. Lo dispuesto en el numeral 9) es aplicable también para
los casos en que se hubiere promovido la acción penal.”
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es pagada, entonces se procederá con la promoción de la acción penal al no haber
cumplido el investigado con el acuerdo reparatorio.
5.5 JURISPRUDENCIA RELEVANTE
Existe una casación que es relevante para nuestra exposición, ya que toca el tema
central de lesiones culposas seguidas de muerte y el homicidio culposo.
Esta casación es la Nº 912-2016-San Martin que fue emitida por la Sala Penal
Permanente la cual tiene los siguientes hechos:
El 03 de agosto del año 2014 el señor Henkel Canelo Loja quien iba conduciendo su
vehículo con sus menores sobrinos tienen un accidente donde el vehículo cae a un
abismo, dejando grave a sus dos sobrinos, sobreviviendo uno y el otro fallece producto
de las lesiones producidas. En las investigaciones se revela que el conductor estaba
manejando en estado de ebriedad con 1.25 g/l.
El Juzgado de primera aprueba el acuerdo reparatorio señalando que es aplicable el
inciso 6 del artículo 2 del NCPP y se desvincula de la acusación fiscal señalando que no
era un delito de homicidio culposo agravado, sino de lesiones culposas seguidas de
muerte.
El Ministerio Publico, apela esta decisión, señalando que la tipificación era correcta ya
que el niño murió producto de la negligencia directa cometida por el chofer, por lo que
era homicidio culposo agravado y señalo que el acuerdo reparatorio no procedía al
existir pluralidad de víctimas. Esta apelación fue resuelta por la Sala, la cual confirma la
sentencia emitida por el Juzgado de Primera Instancia.
Esta decisión fue apelada en casación por el Ministerio Publico, para lo cual la Sala
Penal Peramente resolvió de la siguiente manera.
Indican que el delito de homicidio culposo es un delito de resultado, el cual es
consecuencia de la negligencia del sujeto activo y generalmente es de resultados
inmediatos. El problema surge cuando el resultado no es inmediato, como en el caso de
autos. Para el presente caso ya la doctrina ha determinado que existen tres resultados
generados a largo plazo:
1) daños permanentes
2) daños sobrevenidos
3) daños tardíos.
Asimismo, señalan que la configuración del delito de homicidio culposo no exige que la
muerte de la víctima sea inmediata, pudiendo resultar a las horas o días posteriores al
evento dañino. Para la Sala lo importante es que el deceso sea consecuencia directa del
quebrantamiento del deber de cuidado del sujeto activo.
La Sala señala claramente que el cuándo se produce un accidente generado por un
actuar negligente y el sujeto resulta con lesiones graves y en el transcurso de las
investigaciones no generan la muerte del agraviado, el Ministerio Publico deberá
limitarse a denunciar por el resultado lesivo que se puede constatar en el momento, es
decir lesiones graves. Por el contrario, si antes de efectuar la acusación fiscal el
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agraviado muere, se tendrá que aplicar el homicidio culposo, sin importar que la muerte
se genere al instante o tiempo después del accidente.
Consideramos que el pronunciamiento de la Sala es adecuado, ya que estamos hablando
de un delito culposo, donde el sujeto activo no tuvo la intención de originar este
resultado. En virtud a esto vemos que el fiscal debe adecuar su acusación de acuerdo al
estado del agraviado, siendo que si fallece en el transcurso de las investigaciones y su
fallecimiento es producto de las heridas del accidente es lógico que se adecue el tipo
penal a homicidio culposo, ya que no existe el tipo penal de lesiones culposas seguidas
de muerte, la cual si el legislador desea ser más preciso debería incorporarse a nuestro
cuerpo normativo.
VI. CONCLUSIONES:
Tenemos que mencionar que frente a la postura señada por la Corte Suprema en
la casación 912-2016-SAN MARTIN es correcta y el fiscal y el juez deben tener
en consideración el actual estado de salud del agraviado, ya que si este fallece en
las investigaciones se debe adecuar el tipo penal a homicidio culposo, ya que no
existe para las formas culposas de lesiones culposas seguidas de muerte y si se
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desea incorporar debería modificarse el código penal para incorporar esta nueva
figura.
BIBLIOGRAFIA
Barrón, R. (2018). “La Reparación Civil y su relación con los Delitos Culposos en el
Distrito Judicial de Lima Norte año 2017”.
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Alonso Peña Cabrera Freyre, Alonso. “Naturaleza jurídica de la reparación civil “ex
delicto”. Gaceta Penal & Procesal Penal, 2010, N° 9, p. 82.
Vid. león, Leysser. “Funcionalidad del “daño moral” e inutilidad del “daño a la
persona” en el derecho civil peruano”
Casación Nº 912-2016-San Martin
Acuerdo Plenario N° 6-2006/CJ-116
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