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Estudio latinoamericano sobre el cáncer de mamas

La importante batalla científica contra un dañino


enemigo
Gracias a la iniciativa de una institución estadounidense dedicada
el estudio oncológico, Chile forma parte de una activa red
científica de América Latina que efectuará gravitantes avances en
el conocimiento de un mal que cobra cada vez más vidas en las
mujeres de la región.

Por Claudio Pereda Madrid

En el hospital San Borja Arriarán, en pleno sector sur de la capital,


tecnología de punta y dos poderosos congeladores conforman una
infraestructura altamente moderna que permite enfriar, almacenar y
preservar los tejidos con los que se conforma el primer banco público
de tumores del país.

La iniciativa forma parte de un atractivo proyecto surgido desde el


Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, entidad que gestionó
y entregó importantes recursos económicos a cinco países de la
región para que lleven a cabo un estudio que investigue los perfiles
moleculares de los subtipos de cáncer a la mama existentes en
México, Brasil, Argentina, Uruguay y Chile.

En cada una de las naciones citadas se ha creado la infraestructura


para el funcionamiento de un banco público de tumores, en el que
podrán almacenarse tejidos y sangre de pacientes cuyas biopsias
revelen cánceres de mama en fases II y III, sin metástasis, mayores de
18 años.

El objetivo principal es detectar la prevalencia, frecuencia y


características de la enfermedad en la población femenina de cada
país, de manera de encontrar los mejores tratamientos. Se está
tratando de entender mejor este tipo de cáncer que va al alza y se
ubica en el primer lugar de las causas de muerte en las mujeres de
Chile, superando al cáncer de vesícula que hasta hace algunos años
lideraba el ranking.
UN MAL LATINOAMERICANO

La tendencia alcista, sin embargo, no es exclusiva de Chile. Se


aprecia también con claridad a nivel regional y constituye una de las
principales razones por las que la entidad norteamericana centró su
interés en llevar a cabo la investigación.

Las muestras de tejidos y de sangre que constituirán los bancos


públicos de tumores serán extraídas de las biopsias de pacientes que
acepten formar parte del estudio que comenzó a efectuarse en
diciembre del año 2011.

El plan se conforma en Chile con la incorporación de 400 mujeres


provenientes de cuatro hospitales públicos: San José, Luis Tisné, San
Borja Arriarán y Barros Luco. El primero se encuentra al alero del
Instituto del Cáncer de Chile, entidad que será la coordinadora de la
investigación en el país. Mientras que el banco de tumores estará
ubicado en el Hospital Barros Luco.

Las mujeres que acepten formar parte del estudio serán sometidas a
dos biopsias. La primera al momento del diagnóstico y la segunda en
el momento de la cirugía. La idea es indagar cuál tratamiento exhibe
mejores resultados, tratando de subrayar características que ayuden a
anticipar las mejores respuestas.

Según ha explicado en la prensa Bettina Müller, jefa de la Unidad de


Investigación del Instituto Nacional del Cáncer y responsable del
equipo de análisis en Chile, con la biopsias se estudiarán los perfiles
moleculares de cuatro tipos de cáncer a la mama: Luminal A, Luminal
B, HER2 positivo y el triple negativo. “Todos son subtipos de cáncer
que responden distinto a las terapias y que están asociados a factores
no hereditarios como los hormonales, la dieta, la obesidad, el alcohol o
el sedentarismo”.

PREVALENCIAS Y DIAGNÓSTICOS EFECTIVOS

A través de estos estudios, análisis e interpretaciones moleculares se


buscará la identificación de las mutaciones y de los factores que
pueden incidir en el pronóstico. Especialmente importantes resultarán
los datos que permitan entender los tipos de cáncer con mayor
sobrevida con respecto a otros o si un tipo de enfermedad responde
mejor con una u otra terapia.

“Se sabe que el cáncer no es una sola entidad”, comenta la doctora


Müller. “La información recabada permitirá entender con mayor
profundidad esta idea, las diferentes prevalencias existentes en cada
país y las formas en las que esta enfermedad se desarrolla”, subraya.

Por su parte, un equipo conformado por un especialista, un patólogo y


dos tecnólogos médicos estarán a cargo del banco de tumores en el
Hospital San Borja. Si bien se trata de la primera experiencia de la
salud pública en esta materia, no es una experiencia nueva en Chile.

Los primeros pasos en esta materia se dieron en el ámbito privado,


específicamente en Temuco el año 2004. En la oportunidad se
conformó un biobanco gracias al trabajo del Hospital Hernán
Henríquez Aravena, de la Universidad de La Frontera y de la Clínica
Alemana de la capital de la Novena Región, entidad que luego hizo lo
propio en su sede central de Santiago.

La actividad del banco de tumores del Hospital San Borja contará con
el apoyo permanente del ministerio de Salud y del Instituto de Salud
Pública. Esta última instancia tendrá la responsabilidad de analizar
desde la biología celular todas las muestras, determinando qué genes
se encuentran activos o no en los tumores estudiados.

APORTES INDISCUTIDOS DE LA INVESTIGACIÓN

La investigación sobre el cáncer de mamas entrega así, al menos, dos


importantes herramientas para la dinámica sanitaria chilena: por una
parte, permite generar y coordinar las capacidades para la mantención
de un banco de tumores que estimule el desarrollo de conocimiento,
infraestructura y recursos humanos para potenciar la investigación al
más alto nivel; y por otra, ayuda a posicionar al ISP como instancia
líder en transferencia tecnológica y en males no transmisibles.

La trascendencia del hecho es indiscutible. No sólo a través de esta


investigación Chile forma parte ahora de una importante red regional
en coordinación con un centro de prestigio mundial como el Instituto
Nacional del Cáncer de Estados Unidos, sino que –además- potencia
la infraestructura de cada país para el cabal entendimiento de una de
las enfermedades que más vidas cobra en las mujeres de Chile y
América Latina.

La doctora Müller es clara al respecto: “El objetivo es que el banco de


tumores se convierta en una activa herramienta de investigación para
la comunidad científica nacional y que en el futuro permita también
investigar otros tipos de cáncer”.

La amplia investigación que se llevará a cabo en México, Brasil,


Argentina, Uruguay y Chile se extenderá por un plazo de cinco años,
al final de los cuales se podrá contar con importantes resultados. Por
otra parte, el know how científico incorporado a la comunidad médica
de cada país implicará un salto cuántico en conocimiento, experiencia
e infraestructura de uno de las más dañinos enemigos sanitarios de la
mujer latinoamericana.

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