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cadena perpetua

CENTRO DE BACHILLERATO TECNOLOGICO INDUSTRIAL Y DE


SERVICIOS No.34 GRAL. Y LLFONSO VALETIN VASQUES

Miguel Eduardo Meza Marquez


Daniel Rodríguez Gonzalez
Kevin Valencia Segundo

2 DE JUNIO DEL 2023


Cadena perpetua es una denominación, técnicamente en desuso, popularmente
utilizada para referirse a una variedad de penas privativas de libertad utilizadas en
el derecho penal que tienen en común el encierro de por vida de la persona
condenada hasta su fallecimiento, o hasta el máximo permitido por la ley. La pena
corresponde a delitos de extrema gravedad. En muchos regímenes penales, las
antiguas penas de "cadena", llamadas así debido a que la persona condenada
debía permanecer encadenada, han sido sustituidas por las llamadas de penas de
encierro o penas de encarcelamiento que poseen variantes de acuerdo al mayor o
menor rigor de las condiciones del encierro (prisión, presidio, reclusión,
penitenciara, arresto, etc.). Muchos países han abolido las penas de encierro
vitalicio como contrarias a los derechos humanos, debido a lo cual en estos países
la pena de cadena perpetua no puede exceder la duración máxima legal, aun
cuando la ley utilice la denominación de "perpetua".
Oscar Castelblanco, abogado especialista en derecho constitucional, asegura que
la cadena perpetua sí es una medida efectiva para frenar la violencia contra
menores. Para el experto, la medida es necesaria por cuanto el mensaje que
busca dar a la sociedad es que en estos delitos no hay impunidad, sino muy por el
contrario son delitos de la más alta punibilidad, garantizando de esta manera el
criterio de prevención general de la pena
Es un tema que más al día no puede estar. Cada uno tiene su opinión, y aunque la
mía es demasiado particular y radical, la daré porque creo que debo hacerlo.
Aunque pese a ello pueda recibir críticas de todo tipo, es lo que pienso.

Como en todo, depende de cada caso. Obviamente, condenar a cadena perpetua


a alguien que ha robado en algún gran almacén o alguna tienda de barrio porque
no tenía para comer lo vería una soberana estupidez, estaría en contra, y si se
diera el caso hasta manifestaría mi repulsa contra esa acción. Cosa bien distinta
es, que un grupo de cafres, roben un banco por el simple hecho de ambicionar
más poder, más riqueza, o lujos que de otro modo no podrían poseer. Podríamos
decir que ese tipo de gentuza son la más leve de todas las calañas que entran a
prisión. Así que no me importaría que a esa gente le condenaran a cadena
perpetua, pero comprendo que sería en cierto modo desproporcionado; ya no por
ellos, porque si es por ellos, que les den… más bien porque tendríamos que tener
más cárceles que bares en este país. Y eso ya es decir.

Dejando particularidades aparte; alguien que entre en prisión por una violación,
por pederastia, por terrorismo, etc. No creo que deban salir en su vida de la cárcel.
Y es fácil deducir el por qué: esa gente no cambiará jamás. Si alguien viola a una
mujer, está claro que no lo hace porque ese día no tenía más que hacer, y en lugar
de pasear al perro ha visto a una mujer y ha pensado que sería divertido, no. Si
alguien hace eso, es porque es un enfermo mental, y ese tío no debe de volver a
pisar la calle en su vida. Lo mismo pasa cuando entra a la cárcel un pederasta o
un terrorista, entre otros casos. Esa gente tiene un trastorno mental, y jamás van a
cambiar realmente. Y si dicen que han cambiado, o un psicólogo puede afirmarlo,
es con el único fin de pisar de nuevo la calle y volver a hacer lo mismo que hizo
cuando le metieron dentro. Hay casos en los que están tan acostumbrados a
engañar a los demás que hasta llegan a engañarse ellos mismos y creen que no
volverán a hacerlo, cuando es obvio que eso jamás sucederá.

Esta opinión, en mayor o menor medida es compartida con una inmensa mayoría
del país. Así que esto no sería demasiado atrevido el decirlo. Lo que diré ahora sí
es una opinión personal, y no creo que muchos más la compartan, pero es lo que
opino yo, sin más.

Personalmente, creo que meter a esa gente en prisión para toda la vida no hace
más que ocasionarnos al resto de ciudadanos de bien un perjuicio. ¿Qué peor
estarían en la calle? obvio, y ya he comentado que es así. Lo que no entiendo es
para qué mantenerlos ahí, de por vida, si jamás van a cambiar ni van a querer
hacerlo. ¿Para qué estar manteniendo a un parásito? Porque cabe recordar, por si
alguien se despista, que el que una persona esté ocupando un hueco en una
celda, que coma y beba al menos cuatro veces cada día, que tenga una cama
donde dormir (más cómoda o menos, da igual), que los días de guardar tenga
algún tipo de comida especial y que, dentro de lo que cabe, tenga una vida
bastante buena, es gracias a que los demás ciudadanos destinamos un porcentaje
de nuestros sueldos a eso. ¿Y qué necesidad tenemos de mantener a un
desperdicio de la sociedad? No seríamos el primer país en que la pena capital
está a la orden del día. Y tampoco sería la primera vez en la que España la
pondría en práctica. ¿De verdad que merece la pena mantener a un deshecho
humano, y más si es reincidente?

Vuelvo a matizar, que no todos los presos están en la cárcel por lo mismo, que
cada caso es un mundo, que no tiene por qué ser nada genérico, y que depende
de cada caso aplicaría una condena u otra. ¿Pero esto de una cadena de cien
años y que después, pase lo que pase, a lo sumo (y en el mejor de los casos)
cumplan treinta? O en el peor, que por buen comportamiento a los cinco años
tengas a un asesino, violador, terrorista o pederasta en la calle… ¿Eso es normal?
A mi juicio, es lo más anormal de entre toda la anormalidad que impera en el
mundo hoy en día.
Porque es mejor la cadena perpetua que la pena de muerte
La pena de muerte se aplica de forma discriminatoria. Se usa con frecuencia
contra las personas más vulnerables de la sociedad, incluidas las minorías étnicas
y religiosas, los pobres, y las personas con discapacidad psíquica. Algunos
gobiernos la utilizan para silenciar a sus oponentes. Cuando los sistemas de
justicia tienen deficiencias y los juicios injustos están generalizados, existe
siempre el riesgo de ejecutar a una persona inocente. Cuando se aplica la pena de
muerte, es irreversible. Los errores cometidos no se pueden deshacer. Una
persona inocente puede ser liberada de la prisión por un delito que no cometió,
pero una ejecución nunca se puede revertir.
La venganza no es la respuesta. La respuesta se basa en reducir la violencia, no
en ocasionar más muertes.

Marie Deans, cuya suegra fue ejecutada en 1972


No. Ejecutar a una persona porque le ha quitado la vida a otra es venganza, no
justicia.

Una ejecución, o la amenaza de una ejecución, inflige un terrible maltrato físico y


psicológico. Una sociedad que ejecuta a delincuentes está cometiendo la misma
violencia que condena.
Diariamente, hombres, mujeres, incluidos menores, esperan la ejecución en el
“corredor de la muerte”. Independientemente del delito que hayan cometido, de si
son culpables o inocentes, un sistema de justicia que valora más el castigo que la
rehabilitación se cobra sus vidas. Mientras un preso o presa siga con vida, él o ella
mantiene la esperanza de la rehabilitación, o de la absolución si posteriormente se
determina que es inocente.
Gente inocente que murió a mano de la pena de muerte
Jesse Tafero fue ejecutado por dos asesinatos que no
cometió. En su ejecución, la silla eléctrica no funcionó
correctamente y se utilizó la esponja incorrecta para la
conductividad, lo que hizo que las llamas salieran disparadas
de su cabeza. El proceso tomó 7 minutos. Después de su
ejecución, Walter Rhodes confesó los asesinatos.

George Junius Stinney Jr. (21 de octubre de


1929-16 de junio de 1944) fue, a la edad de 14
años, la persona más joven en ser ejecutada
en los Estados Unidos del siglo xx y el último
menor de dieciséis años en morir por la misma
forma.

Stinney fue condenado por el asesinato de dos


niñas: Betty June Binnicker, de once años y
Mary Emma Thames, de ocho, en el Condado de Clarendon, Carolina del Sur el
24 de marzo de 1944. Stinney fue arrestado al día siguiente bajo cargos de
asesinato en primer grado. El juicio tuvo lugar el 24 de abril en el Tribunal del
Condado Clarendon. Una vez seleccionado el
jurado, comenzó el juicio, a las 12:30 p. m. y terminó
a las 5:30 p. m. Tras solo diez minutos de
deliberación, el jurado dio el veredicto de culpable.

Bajo las leyes de Carolina del Sur en ese momento,


toda persona sobre la edad de catorce años era
tratado como a un adulto. Stinney fue sentenciado a
muerte en la silla eléctrica. La ejecución fue llevada
a cabo en la Penitenciaría Estatal de Carolina del
Sur en Columbia la mañana del 16 de junio de 1944, menos de tres meses
después del crimen
Tras setenta años, la jueza de Carolina del Sur, Carmen Tevis Mullen, decretó el
miércoles 17 de diciembre de 2014, que el condenado a muerte más joven de la
historia de Estados Unidos no tuvo un proceso justo. La jueza dictaminó que el
proceso judicial contra George Stinney había estado plagado de "violaciones
fundamentales y constitucionales a un proceso regular". Durante un proceso que
no duró más de una jornada, la policía afirmó que contaba con la confesión del
adolescente, aunque no se encontró ninguna prueba escrita en ese sentido en los
archivos judiciales. Su abogado, un cobrador de impuestos, en ese entonces en
plena campaña para su reelección, convocó a muy pocos testigos y apenas realizó
algunos simulacros de contra interrogatorios. Al jurado le bastaron apenas unos
minutos para condenar al adolescente a la pena capital. Su abogado no apeló el
fallo, lo que hubiera bastado para suspender la ejecución. Al examinar las actas
del proceso, la magistrada Mullen no halló ninguna referencia a la presentación del
arma del crimen. En lo que se refiere a la confesión de Stinney, la jueza estima
que el policía la obtuvo de una “manera indebida, no conforme a los códigos y
procedimientos penales”.3

La hermana de Stinney afirma que ella estaba junto a su hermano el día del
asesinato y que por lo tanto no podría haberlas asesinado

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