Está en la página 1de 5

Universidad de Chile

Departamento de Teatro
CEFD: Taller de Actuación cinematográfica
Profesor: Abel Carrizo-Muñoz
Ayudante: Luis Herrera

Análisis: “La presencia”


de Henri Gouhier

Rosario Rojas

1.-TEXTO SITUADO:
Una breve búsqueda sobre el autor del texto señala que, desde el inicio de su vida, en
gran medida, vivió y recibió su formación académica en Francia, la que fue principalmente
como filósofo, pero también como historiador de filosofía y doctor en Letras. Vivió y se
estableció también en Ginebra y Roma, pero fallece devuelta en Francia, pocos años antes
de completar un siglo.

En el transcurso de su vida fue historiador, filósofo, historiador de la filosofía, crítico


literario, profesor de enseñanza secundaria, crítico de teatro y profesor universitario. Fue
miembro de distintas academias y recibió algunos premios y distinciones como el Prix
Mondial Cino del Duca, Comandante de la Legión de Honor, Gran Oficial de la Orden
Nacional del Mérito, Comandante de la Orden de las Artes y de las Letras. Escribió, hasta
sus 93 años, al menos cincuenta obras destinadas al desarrollo de su pensamiento de las
que, La esencia del teatro, libro portador del texto que será analizado aquí, se instala en la
mitad de su vida, en 1943, al poco tiempo de comenzar a dictar cátedras en la Sorbona de
París.

2.- Acerca de la FORMA:

El documento está en formato PDF, son páginas escaneadas de a dos, horizontalmente, de


un libro timbrado por el Magister de dirección teatral de la Escuela de postgrado de esta
universidad.

La primera página del capítulo contiene el número y nombre del capítulo, además del
número y nombre del apartado. El texto está dividido en párrafos y contiene algunas
notas al pie de página. Las páginas están enumeradas, excepto en la primera
anteriormente descrita, y en la número 24, que en lugar de eso presenta el número y
nombre del apartado.
El autor desarrolla el texto como un hilo de pensamiento, es decir, propone
constantemente un modo de entender los conceptos e ideas que está tratando,
ilustrándolos y respaldándolos con ejemplos concretos, más que buscando el consenso
teórico remitiendo a otros autores.

3.-Acerca del CONTENIDO:

Para el autor, la presencia, de la que habla en el primer apartado, constituye la esencia del
teatro, ya que en ella existe una relación con la existencia y con el tiempo, es decir, el
estar presente y estar en el presente. Esto implica que, en la representación teatral,
espectador/a y actor/triz comparten un mismo espacio y tiempo (respiran un mismo aire,
etc.) y, por consiguiente, acceden a un saber uno respecto del otro que “no es una
sensación [...] Menos aún es un sentimiento [...] Tampoco le conviene la palabra intuición
[...] es lo que hay de objetivo en el objeto: un espesor sin contornos” (Gouhier, 1956, p.
22). Es decir, un orden de conocimiento que difícilmente se puede clasificar de alguna
manera. Que es inmediato y no exige a la inteligencia un proceso de abstracción de
atributos para ser constatado como uno de ellos, ya que ella “no podría separar la
existencia de lo existente [...] La existencia no puede ser atributo porque es el lugar de los
atributos” (p. 22).

Si la esencia del teatro es el hecho de hallarse presentes en cuerpo en un mismo


momento y espacio actor/triz y espectadores, es inherente al cine el que esto no sea así.
En el segundo apartado, vemos que el valor del cine reside justamente en la
reproductibilidad de sus imágenes. Sin necesidad de quedar en desventaja respecto del
teatro, es un arte por sí mismo, solo que ni por el mejor perfeccionamiento técnico
logrará igualar o superar al teatro, simplemente son artes distintas. Asimismo, tampoco el
teatro puede igualar al cine, ni uno será mejor que el otro (independiente del mayor o
menor éxito comercial). Además, la relación y la experiencia del espectador con respecto
al actor/triz en cine o teatro será distinta en cada caso. Solo el/la actor/triz de teatro
experimenta y encuentra apoyo en el estar en presencia de sus espectadores. En el caso
del cine, el espectador conoce la imagen del/la actor/triz y este/a (en tanto persona) no le
conoce a él. Mientras en el caso del teatro se puede decir (en cierto sentido) que se ha
conocido a la persona, ya que ella ha estado en presencia también del espectador.

4.- REFLEXIONES PERSONALES:

Considero que el hilo de pensamiento que expone el autor en cuanto al valor de la


presencia no solo es relevante para comprender la esencia del teatro, sino también de las
relaciones humanas. Hacia el final del primer apartado, cuando trata de instalar el hecho
de la existencia en algún orden del conocimiento logra ejemplificar con imágenes claras
(sobre el hombre alto, delgado y moreno, o las mentiras corregidas por el temblor de una
mano) la índole de la información que nos es entregada -y entregamos- cuando estamos
en presencia de un otrx, y que no podríamos percibir en otro tipo de comunicación.

Es interesante que luego utilice esta noción para comparar teatro y cine. Ambas son artes
que crean ficciones, por lo que pareciera haber una competencia entre ellas, reuniendo
cada una sus partidarios, cuando no tendría por qué haber oposición alguna. Se habla de
una casi obsolescencia del teatro en cuanto a sus capacidades técnicas, y se critica la
frialdad y lejanía del cine, pero ni el primero tiene por qué abarcar los mismos escenarios
ni efectos del cine, ni este queda en deuda respecto de la relación que el primero
posibilita con sus espectadores. La diferencia esencial con que el autor enriquece la
discusión permite ampliar la mirada respecto del lugar que ocupa cada disciplina en el
espectro del arte, y entender que ese lugar está asegurado por la especificidad de las
cosas de las que cada una se hace cargo, siendo inútil todo intento o pretensión de
reemplazar a la otra.

Referencias
Gouhier, H. (1956) La presencia. En La esencia del teatro (pp. 19-28). Ediciones del Carro
de Tespis.

También podría gustarte