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EXCMO. TRIBUNAL:
FERNANDO O. SOTO, letrado defensor de los
sres. MAURO DAMIAN PONTI, LUIS ALBERTO ACUÑA y RUBÉN
STEINGRUBER, en la causa nro. 4746, caratulada “DE NARDIS, NATALIO
HERNAN Y OTROS S/TORTURA SEGUIDA DE MUERTE Y OTRO -
PONTI, MAURO ADRIAN Y OTROS S/ PRESCRIPCION DE LA ACCION”,
a V.E. digo:
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II. VIABILIDAD DEL RECURSO: La presente
vía recursiva deviene procedente ya que es presentada contra una sentencia
asimilable a definitiva, ya que rechaza definitivamente el planteo introducido, por
lo que deberá ser revisada por la Cámara de Casación en función de que la
resolución ahora impugnada ha inobservado y aplicado erróneamente la ley de
fondo y de forma (arts. 210 y 375 del Código Procesal Pena y arts. 45, 46, 50, 54,
55 y 80 incisos 2do. y 6to. y 189 bis, inciso 2, párrafo 2do. del Código Penal).
III. FUNDAMENTOS:
1) Conforme lo normado en el art. 442 y
concordantes del Código Procesal Penal, especificaré los motivos de agravio y
los fundamentos de la presente apelación.
Si bien el planteo de prescripción de la acción y la
solicitud de excarcelación han sido interpuestos por piezas separadas, teniendo
en cuenta que ya el Tribunal Oral y ahora la Cámara de Apelaciones resolvieron
ambas cuestiones en una única resolución, expondré también en forma conjunta
los motivos de agravio y los fundamentos de apelación respecto de ambas
cuestiones.
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precedente “Mattei”, resuelto en el año 1968. Indiqué que en el considerando nro.
14 de dicho fallo la Corte Suprema de Justicia atribuyó jerarquía constitucional
al derecho a ser juzgado sin dilaciones indebidas, considerando dicha garantía
vinculada estrechamente al derecho de defensa en juicio. Es que el respeto debido
a la dignidad de hombre es una exigencia consustancial al reconocimiento del
derecho que tiene toda persona a liberarse del estado de sospecha que importa la
acusación de haber cometido un delito, mediante una sentencia que establezca,
de una vez para siempre, su situación ante la ley penal. Y en este caso, toda vez
que los imputados aún no cuentan con sentencia firme, el estado de sospecha se
viene prolongando por más de 15 años.
Recordé que en el precedente “Mattei”, la Corte
Suprema ha dicho:
“Debe reputarse incluido en la garantía de
la defensa en juicio consagrada por el art. 18 de la Constitución Nacional
el derecho de todo imputado a obtener -luego de un juicio tramitado en
legal forma- un pronunciamiento que, definiendo su posición frente a la
ley y a la sociedad, ponga término, del modo más rápido posible, a la
situación de incertidumbre y de innegable restricción de la libertad que
comporta el enjuiciamiento penal.”
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En este proceso esa necesidad de armonización
entre el derecho de la sociedad a que se investiguen los delitos y el derecho de los
imputados sometidos a proceso que son juzgados durante más de una década y
media, implica necesariamente, el “sacrificio” de su dignidad (y de su libertad),
pese a la inexistencia de peligro de fuga o de entorpecimiento de la investigación.
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incluye el derecho de todo imputado a obtener un pronunciamiento que,
definiendo su posición frente a la ley y a la sociedad, ponga término del
modo más breve, a la situación de incertidumbre y de restricción de la
libertad que comporta el enjuiciamiento penal." (Considerando 4º).
Aclaré que, con esos fundamentos, la Corte
Suprema puso fin a ese dilatado proceso, declarando la prescripción la acción
penal por “plazo irrazonable”.
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preclusión reconocen su fundamento en motivos de seguridad jurídica y
agregaron que, para ello, resulta indispensable lograr una administración de
justicia rápida en un tiempo razonable, evitándose de ese modo que los procesos
se prolonguen indefinidamente.
También señalamos que en la obra del Dr. Franco
Fiumara se invocaron dichos precedentes (y muchos otros, como Fallos: 272:188
y 305.913), concluyendo que la Corte expresó que esos valores obedecen al
imperativo de “satisfacer la exigencia del respeto debido a la dignidad del
hombre, cual es el reconocimiento del derecho que tiene toda persona a liberase
del estado de sospecha que importa la acusación de haber cometido un delito,
mediante una sentencia que establezca de una vez para siempre su situación ante
la ley penal”.
También citamos los precedentes “Véliz, Linda” y
“Giroldi” (“Giroldi,Horacio David”, Fallos 318:514) también de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, en los que se expidió sobre el tema.
En el caso “Véliz, Linda”, la Corte determinó que:
“El derecho a ser juzgado dentro de un
plazo razonable acordado a toda persona detenida se inserta dentro de un
conjunto de disposiciones que intentan garantizar el derecho a la libertad
personal (Cap. 7º de la citada Convención), las cuales no prevén
restricción alguna para semejante derecho basada en el mero reproche o
repulsa social que puedan tener determinadas conductas, por más graves
que ellas puedan resultar…”
(Este fallo es invocado en las pág. 194 y
subsiguientes de la obra ya citada “Clases De Derecho Procesal Penal.
Doctrina. Jurisprudencia. Abordaje de la legislación nacional y
bonaerense”, del Dr. Franco Fiumara).
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En el Caso “Giroldi”, el Máximo Tribunal
también se encargó de señalar, en relación a la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, que:
“La aludida jurisprudencia deba servir de
guía para la interpretación de los preceptos convencionales, en la medida
en que el Estado Argentino reconoció la competencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos para conocer en todos los casos
relativos a la ¨interpretación y aplicación¨ de la CADH”
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En términos similares se expresa el art 9.3 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Justamente por tal legislación dijimos que en
renombrados informes (como el Informe Nro. 35/07, “Peirano Basso” del
14/5/2007) la Comisión Interamericana de Derechos Humanos reiteró que
para determinar la razonabilidad del tiempo de encarcelamiento preventivo
debían evaluarse las características del hecho, las dificultades probatorias y la
complejidad del caso, pero excluyó expresamente la posibilidad de considerar
como dilatorias las actividades desplegadas en el ejercicio del derecho de defensa
porque no es más que el despliegue de medios previstos para preservar el debido
proceso.
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toda la instrucción sumarial, se elevó la causa a juicio y se dictó sentencia
absolutoria, ya que los hechos fueron en febrero de 2008 y la “primera” sentencia
fue dictada en mayo de 2009.
Los imputados han sido juzgados por los hechos
de autos y han sido absueltos. Ante la primera absolución y por exclusiva
actividad de la fiscalía y la querella, la Cámara de Casación “reenvió” el proceso
a otro Tribunal Oral (a V.E.) y, en violación del principio constitucional de ne bis
in idem (entre otras graves irregularidades) fueron nuevamente juzgados por
exactamente los mismos hechos. Con la nueva apelación de la parte acusadora, la
Cámara de Casación, en abierta violación de la Ley, directamente “los juzgó”
nuevamente y dictó sentencia condenatoria. Encima aplicó a los imputados, nada
más y nada menos que una condena de prisión perpetua.
Para colmo de males y pese a que la sentencia se
encontraba recurrida (por primera vez con actividad de la defensa), la querella
solicitó que se ejecute la condena dado que la defensa del coimputado De Nardis
habría cometido un grosero error al interponer un recurso directo de per saltum a
la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sin recurrir la condena por las vías
extraordinarias previstas en la legislación procesal. Por esa circunstancia, V.E.
ordenó no solo la detención de De Nardis, sino -sin que exista necesidad para
ello- la de todos los imputados.
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pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua por considerar a los
imputados coautores penalmente responsables del delito de tortura seguida de
muerte.
En los fundamentos del rechazo del Tribunal Oral,
se valoró la primera (y única) actividad de la defensa posterior a la primera
absolución, consistente en recurrir la condena (dictada el 14 de julio de 2016,
es decir, 9 años después del hecho), apelando ante la Suprema Corte de Justicia
de esta provincia.
Pero no se tomó en cuenta que ocho meses más
se tomó la Cámara de Casación para mandar la causa a fin de que se sortee
una nuevo Tribunal para que revise el fallo, siendo asignada la Sala III. Pero la
Sala III se tomó más tiempo aún que la Sala VI, ya que demoró 3 años más
en dictar su veredicto, confirmando la prisión perpetua.
Para ese entonces, es decir para el día 7 de mayo
de 2019 (cuando la Sala III rechazó la apelación de los abogados de los
imputados), ya habían pasado más de 10 años desde que los imputados
habían sido absueltos en juicio oral, y más de 11 años desde el día del hecho.
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puesto que está pendiente de resolución una apelación ante la Corte Suprema de
Justicia de la Nación.
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de todo imputado, aunque no se encuentre privado de su libertad el tener derecho
a obtener un pronunciamiento “que ponga término, del modo más rápido posible,
a la situación de incertidumbre y de innegable restricción de la libertad que
comporta el enjuiciamiento penal”.
¿De verdad les parece “razonable” a VV.EE.
que la Cámara de Casación demore más de 15 años en dictar sentencia de
condena, cuando -en este caso concreto- bastó 1 año y 4 meses para realizar
todo el sumario penal, elevar la causa a juicio, hacer el debate oral y dictar
sentencia absolutoria?
Una condena dictada una década y media
después de los hechos, habiendo juzgado no una sino dos veces (en realidad,
tres veces) a los imputados ¿De verdad cumple con el mandato de la Corte
Suprema de poner término del modo más rápido posible, a la situación de
incertidumbre y de innegable restricción de la libertad que comporta el
enjuiciamiento penal”, conforme al precedente Mattei?
Es claro que el fallo ahora impugnado, en el que se
insiste en pretender calificar al proceso como “justificablemente completo”, se
vuelve a violar el derecho constitucional de mis defendidos a ser juzgados en un
“plazo razonable”, y a obtener la inmediata libertad, por lo que -desde ya- solicito
la intervención del Superior para que se revoque la decisión ahora apelada.
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Conforme a ello, V.E. concluyó que “en la presente causa ha de concluirse que
el tiempo de duración del proceso se halla debidamente justificado en atención a
la gravedad de los hechos juzgados y, más aún la complejidad del caso; motivo
por el cual corresponderá rechazar la petición en examen -arts. 2 CP; 62 inc.
1ro. y concs., 67 inc. e, 141 del CPP.)”.
Parecería que se estuviera ignorando
absolutamente toda la doctrina y jurisprudencia citada en las presentaciones que
rechazaron los tribunales a qui, porque -por ejemplo- nada dijeron sobre el caso
“Mozzatti” expresamente invocado en mi presentación original. En dicho
precedente la Corte Suprema asimiló la prisión preventiva dictada en el caso a
una “verdadera pena” por condena anticipada:
“Las personas sometidas a este proceso,
además de haber estado detenidas por distintos lapsos, durante todo el
resto de la substanciación vieron indiscutiblemente restringida su libertad
con las condiciones impuestas por la excarcelación. Y eso durante un
tiempo de prolongación insólita y desmesurada. Semejante situación es
equiparable, sin duda, a una verdadera pena que no dimana de una
sentencia condenatoria firme, y se sustenta sólo en una prueba semiplena
de autoría y culpabilidad. Con ella, se hace padecer física y moralmente
al individuo, no porque haya delinquido, sino para saber si ha delinquido
o no, lo cual es contrario al principio que este tribunal ha enunciado en
Fallos: 272:188 de que la garantía constitucional de la defensa en juicio
incluye el derecho de todo imputado a obtener un pronunciamiento que,
definiendo su posición frente a la ley y a la sociedad, ponga término del
modo más breve, a la situación de incertidumbre y de restricción de la
libertad que comporta el enjuiciamiento penal." (Considerando 4to.).
Con esos fundamentos, la Corte Suprema puso fin
a ese dilatado proceso, declarando la prescripción la acción penal por “plazo
irrazonable”.
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¿Cómo compatibilizamos la doctrina
jurisprudencial de la Corte Suprema con la expresión de V.E. afirmando que
la duración del proceso seguido a mis defendidos “mal podría ser considerado
como irrazonable”?
Sinceramente, parecería que en el fallo ahora
recurrido, como en el anteriormente apelado, no se compartiría la interpretación
que la Corte Suprema dio en el caso “Mozazatti” a la garantía de ser juzgado en
un “plazo razonable”, ya que en ese fallo, al igual que en este proceso, los
imputados habían estado detenidos “por distintos lapsos” y “durante todo el
resto de la substanciación vieron indiscutiblemente restringida su libertad con
las condiciones impuestas por la excarcelación”, durante un tiempo de proceso
“de prolongación insólita y desmesurad”, también como en el presente caso todo
lo cual para la Corte Suprema es “equiparable, sin duda, a una verdadera pena
que no dimana de una sentencia condenatoria firme, y se sustenta sólo en una
prueba semiplena de autoría y culpabilidad”, exactamente como pasa en el
presente caso.
O acaso, entonces, ¿15 años es un plazo normal
para un proceso penal? ¡Claramente, no lo es!
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También parecería que no se atiende a la opinión
de destacados juristas que citaron y comentaron ese fallo como un precedente a
aplicar en la Justicia Argentina, y que agregan que su cumplimiento hace al
“respeto debido a la dignidad del hombre”, como lo sostiene el Dr. Franco
Fiumara, cuando afirma que, por “más grave que pueda resultar” las
conductas imputadas, la garantía de ser juzgado en un “plazo razonable”
hace la necesidad de “satisfacer la exigencia del respeto debido a la dignidad
del hombre, cual es el reconocimiento del derecho que tiene toda persona a
liberase del estado de sospecha que importa la acusación de haber cometido un
delito, mediante una sentencia que establezca de una vez para siempre su
situación ante la ley penal” (ver las pág. 194 y subsiguientes de la obra ya citada
“Clases De Derecho Procesal Penal. Doctrina. Jurisprudencia. Abordaje de la
legislación nacional y bonaerense”, del Dr. Franco Fiumara).
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contra los 13 años que, injustificadamente, conllevó “redefinir” la primera
sentencia de absolución.
Recuerdo respetuosamente a V.E. que en el fallo
plenario de Casación que se citó en el primer fallo aquí recurrido, se menciona
como una pauta expresa de valoración para hacer efectiva la garantía de ser
juzgado en un “plazo razonable”, “la conducta de las autoridades judiciales en
cuanto hayan implicado dilaciones indebidas”. Por lo tanto, teniendo en cuenta
que luego de la absolución dictada por el primer Tribunal Oral que juzgó a mis
defendidos en 2009, que la única actividad de la defensa (aunque hubiera sido
deseable una mayor actividad…) fue la apelación de la sentencia dictada
directamente por casación luego de que a los imputados se los haya vuelto a
juzgar (y vuelto a absolver), no se entiende cómo V.E. atribuya la duración del
proceso a “la vía recursiva”, y no a la “la conducta de las autoridades
judiciales en cuanto hayan implicado dilaciones indebidas”.
Parecería entonces que tampoco atendieron a los
renombrados informes la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(como el Nro. 35/07, “Peirano Basso” del 14/5/2007) en los reiteró que para
determinar la razonabilidad del tiempo de encarcelamiento preventivo debían
evaluarse las características del hecho, las dificultades probatorias y la
complejidad del caso, excluyendo expresamente la posibilidad de considerar
como dilatorias las actividades desplegadas en el ejercicio del derecho de
defensa porque no es más que el despliegue de medios previstos para
preservar el debido proceso.
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el último párrafo del art. 141 del Cód. Proceso, “no computando” el tiempo de
diligenciamiento de los recursos, motivo por el cual “no podría asumirse excedido
o por fuera de lo razonable” siendo “proporcional” el “plazo del encierro
atacado”, bajo la insólita justificación de la “complejidad de la investigación ante
la multiplicidad de imputados”, cuando en absolutamente nada influyó en la
demora que hayan sido varios los imputados juzgados, ya que todo el
sumario penal, la elevación a juicio y el debate oral jamás podría haberse
realizado en un año y cuatro meses…
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El Superior deberá revocar la resolución ahora
apelada en casación que omitió dar cumplimiento al principio que prohíbe
interpretar restrictivamente las disposiciones legales que coarten la libertad
personal y limiten o restrinjan los derechos de las personas reconocidos por la
Ley, tal como expresamente lo legislan los arts. 2 y 3 del Código Procesal Penal
y 7.5 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
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Para el Juez preopinante del fallo ahora recurrido,
“cuando hablamos de complejidad en casos como el sometido a estudio no nos
referimos a lo que hace únicamente a la recolección de evidencias o a la
multiplicidad de sujetos activos, lo cual por cierto incidió en cuestiones
estrictamente relacionadas con el trámite; sino también a la gravedad del hecho y
las consecuencias que acarrea su investigación y juzgamiento, no solo a nivel
interno como Estado (recuérdese que se enjuicia a funcionarios públicos), sino
frente a la comunidad internacional por los compromisos que hemos asumido
como país.”
Pero ni siquiera con la alusión sesgada que dio el
sr. Magistrado a la cuestión central en juego pudo develar la cuestión, ya que él
mismo se respondió que “Tal vez de ese modo puedan comprenderse los extensos
períodos observados durante las instancias recursivas, primeramente, con una
anulación del primigenio veredicto absolutorio (que, va de suyo, fue impugnado
por la defensa técnica sin éxito mediante la vía extraordinaria); y luego con una
sentencia que implicó la revocación del segundo veredicto de igual naturaleza y
aplicó una primera condena, respecto de la cual comenzó la actividad recursiva
de la parte hoy requirente.” Es decir, que para el respetable Dr. Dau, no está
totalmente en claro su propia afirmación. No obstante esos argumentos y pese a
que reconoce expresamente haber “advertido” “un extenso período de trámite del
proceso”, la “complejidad del caso y sus incidencias” no “le permiten asumir aún
que el plazo de juzgamiento haya arribado a una duración cuya irrazonabilidad
conlleve a extinguir la acción penal emergente del delito imputado”.
Eso es un absurdo y una tautología.
Es un absurdo porque no cabe ninguna duda que la
instrucción del proceso es una parte activa muy compleja en un proceso, máxime
en un proceso por un homicidio. Y sin embargo, no puede ni compararse el plazo
normal de trámite de esa etapa procesa (de poco más de un año) con la década y
media que conllevó el “análisis” de esas pruebas.
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Es una tautología porque se alude a una figura
retórica en la que se repite un mismo argumento repitiéndolo sucesivamente con
palabras similares: el proceso es “complejo” porque “es complejo”.
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Fueron juzgados dos veces (en realidad, tres
veces) exactamente por los mismos hechos, lo que conculca la prohibición de
doble (en este caso, múltiple) persecución penal.
Se les ha afectado la garantía de Doble
Conforme reconocida por la Corte Interamericana en el año 2012 en el
precedente “Mohamed” (aplicado en Argentina por primera vez en el Caso
“Cromagnon”, donde tuve el honor de representar a más de 350 querellantes),
porque el Doble Conforme no lo definieron las “dos Salas” de Casación que
“juzgaron” a los imputados, sino los dos Tribunales Orales que juzgaron dos
veces a los imputados y dos veces seguidas los absolvieron.
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III. RECUSACIÓN EN PLENO: Recuso en
pleno a los sres. Jueces Gerardo Lucio Frega, Marcelo Claudio Dau y Ricardo
Héctor Cabrera, integrantes de la Sala I de la Cámara de Apelación y Garantías
en lo Penal de Departamento Judicial La Matanza, por haberse expedido
extemporáneamente rechazando esta vía casatoria mucho antes de haberla
interpuesto.
La extemporaneidad de la decisión anticipada
implica evidenciar una circunstancia que, por su gravedad, afecta la
independencia e imparcialidad de los magistrados ahora impugnados, conforme
lo dispuesto en el art. 47 inc. 13 del Código Procesal Penal.
La recusación ahora interpuesta se basa en el
derecho de los imputados a contar con la garantía de un “juez natural, objetivo e
imparcial”, que valorar objetivamente el ejercicio de sus derechos.
El art. 18 de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre establece que:
“Toda persona puede recurrir a los
tribunales para hacer valer sus derechos. Asimismo debe disponer de un
procedimiento sencillo y breve por el cual la justicia lo ampare contra
actos de la autoridad que violen, en perjuicio suyo, algu nos de los
derechos fundamentales consagrados constitucionalmente.”
El art. Artículo 8 de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos determina que:
“Toda persona tiene derecho a un recurso
efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra
actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
constitución o por la ley.”
Los arts. 9.4 y 14.5 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Político determinan que:
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Art. 9.4: “Toda persona que sea
privada de libertad en virtud de detención o prisión tendrá Derecho
a Recurrir ante un tribunal, a fin de que éste decida a la brevedad
posible sobre la legalidad de su prisión y ordene su libertad si la
prisión fuere ilegal”.
Art. 14.5: “Toda persona declarada
culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y
la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal
superior, conforme a lo prescrito por la ley.”
Finalmente, los arts. 8.2.h. y 25 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos establece que:
Art. 8.2.h: “Toda persona inculpada
de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no
se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda
persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías
mínimas: (...) h. Derecho de recurrir el fallo ante juez o tribunal
superior.”
Art. 25: “Toda persona tiene derecho
a un recurso sencillo y rá- pido o a cualquier otro recurso efectivo
ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos
que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención, aún cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus
funciones oficiales.”
Por lo tanto, recuso a los Jueces
mencionados que han dispuesto en modo “previo” y “anticipado” el
rechazo a la presente interposición de Casación.
Agrego que en nada empecé que la presente
recusación haya sido efectuada ahora y no dentro de las primeras 48 del
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curso de la notificación de lo decidido, ya que siendo de suyo que los
imputados tienen derecho a la vía recursiva y siendo necesario contar con
el plazo de la vía casatoria para reflexionar y evaluar su eventual
procedencia, el plazo correcto para la recusación interpuesta no puede ser
otro que el del tiempo para recurrir en casación, que es el derecho de fondor
“prohibido” por los jueces en tacha. Por lo demás, el exiguo plazo procesal
no puede privar a los imputados de un derecho humano fundamental, como
lo es la interposición de una vía recursiva, por lo que solicito se haga lugar
a la recusación interpuesta contra los citados Magistrados, apartándose de
proseguir entendiendo en el proceso, nombrándose nuevos jueces de Sala,
los que deberán resolver la procedencia de la vía recursiva casatoria ahora
interpuesta.
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Por las mismas razones, corresponde disponer la
inmediata libertad de los acusados, ya que el propio Código Procesal establece
como causal de libertad el haber agotado y excedido los plazos legales razonables
de juzgamiento.
Me he agraviado de las resoluciones que
rechazaron nuestro planteo, ya que extienden indebidamente la causal de “causa
compleja” sin fundamentos lógicos, razonables ni jurídicos, incurriendo en
razonamientos absurdos, arbitrarios y tautológicos.
He planteado la recusación de los Magistrados
integrantes de la Sala II de la Cámara de Apelaciones del Fuero, por haberse
expresado anticipadamente rechazando la vía casatoria.
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4) Se tenga presente el resumen expuesto.
5) Se tenga presente la reserva de derecho
efectuada en el punto anterior,
6) Oportunamente, se haga lugar a la vía casatoria
interpuesta, se revoque la resolución impugnada y se declare la extinción de la
acción penal por haber transcurrido, en exceso, el plazo razonable de
juzgamiento, haciendo lugar a la solicitud de excarcelación interpuesta,
ordenando la inmediata libertad de mis asistidos.
PROVEER DE CONFORMIDAD
SERA JUSTICIA
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