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4° medio

Comprensión Histórica del Presente.


Instituto Chile-Asia Pacífico
Valdivia, Región de Los Ríos

FUENTE BIBLIOGRÁFICA
Dictadura de Carlos Ibáñez Del Campo
1927-1931

Rojas Flores, Jorge (1993) “La dictadura de Ibáñez y los sindicatos (1927-1931)”. Dirección de
Bibliotecas, Archivos y Museos. Santiago, Chile.

… << La “mano dura” subsistirá durante los cuatro años de su presidencia, dando origen a un
aparato represivo que incluyó la creación de Carabineros de Chile y de la Dirección de Investigaciones.
Ante un supuesto “complot subversivo” denunciado en marzo de 1928 (...) el gobierno se abocó a
elaborar un proyecto de “Código de Bienestar Social”, que depurase y sistematizase esas normas, pero, a
la vez, las fijase de manera definitiva. El resultado último de ese trabajo fue la dictación, en mayo de
1931, del primer Código del Trabajo en la historia de Chile. Así, pocas semanas antes de su caída, Carlos
Ibáñez coronaba uno de sus principales legados en materia social (...) Esto distingue al gobierno de
Ibáñez de los anteriores: su voluntad de cambio era lo que le daba toda justificación a su fuerza. No había
pluralismo o tolerancia posible frente a esta misión restauradora y reformista y por ello la intransigencia
política se acrecentó notablemente (...)

Merece considerar que, desde un comienzo, el nuevo gobierno se caracterizó por magnificar la
figura del Presidente. Este personalismo fue alentado desde la propia Moneda, como cuando, en
septiembre de 1928, dos mil afiches con el retrato de Ibáñez fueron colocados en Santiago,
especialmente en el recorrido desde el Palacio de Gobierno hasta el Parque Cousiño. Del mismo modo,
se hizo frecuente la aparición de retratos de Ibáñez en las portadas de revistas y periódicos (...)

La campaña anticomunista y antianarquista no habia nacido con el golpe militar de 1924. Ya varios
gobiernos anteriores habían recurrido a ella, pero ahora adquiere una dimensión diferente, más
sistemática, permanente y no restringida a momentos de agitación (...) La participación de los tribunales
de justicia, por ejemplo, no fue muy importante , y se limitó sólo a algunos procesos relacionados con
complots y publicación de proclamas. Además, todo el aparato jurídico no era un obstáculo para la acción
represiva del gobierno (...) la gran mayoría de las medidas represivas fueron policiales o administrativas
(...)
En enero de 1931 se promulga la ley 4.935 sobre Seguridad Interior del Estado (...) Una de las
primeras aplicaciones de esta ley se produjo a raíz del proceso por la publicación de un folleto de la
Federación Obrera de Chile (FOCh) . En mayo de 1931 se penalizó a través del mismo procedimiento
militar la propagación de noticias o informaciones tendenciosas o falsas, destinadas a introducir
desconfianza o perturbaciones en la seguridad y tranquilidad del país (...) No fue propio del pensamiento
del gobierno reducir el papel de la policía a una mera actitud represiva para hacer respetar el orden
constituido (...) El “bien público” exige orden y dentro de ese marco se ejercía la labor educativa (...) En la
investigación que se hizo tras la caída de la dictadura, se pudo establecer que no había suficiente
documentación para constatar las gestiones del gobierno respecto a la censura a la prensa. Esto se
debía a que las comunicaciones de censura habían sido verbales. Con todo, no deja de haber mención
directa al respecto. Por ejemplo, en un documento, Ibañez explica al Director General de Policías que
deseaba limitar la libertad de expresión, pero la prensa debía fiscalizar “con elevación y altura de miras
los actos del Gobierno”, y no aprovechar esta libertad para hacer “propaganda revolucionaria y
desquiciadora”. Esto no iba a ser permitido de ningún modo, lo que no tardó en hacerse realidad con el
cierre de toda la prensa revolucionaria y la censura a El Diario Ilustrado (...) Simultáneamente, para la
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publicación de periódicos, revistas, folletos, etc., se requiería de autorización oficial, que se prohiba para
quienes hicieran propaganda coniunista o ataques “perturbadores del orden público” y en contra del
gobierno (...) la violación de la correspondencia pretendía servir a la conjuración de planes subversivos
en preparación. Con esto no solo se perseguía a los conocidos políticos sino también se conseguía
ubicar a dirigentes anarquistas y comunistas (...) La Dirección General de Correos y Telégrafos, por
ejemplo, por instrucciones del Ministerio del Interior, recomendaba “una prolija inspección de los diarios,
revistas, impresos bajo sobre, etc., antes de hacer entrega de ellos; esta inspección debe hacerse
extensiva a los objetos cerrados que aparentan contener folletos o circulares”. Entonces se debía llamar
al destinatario para proceder a abrirlo (...)

más frecuente que estas interferencias radiales fueron las intervenciones de teléfonos. La
Prefectura General de Carabineros de Santiago enviaba al Ministerio del Interior, por lo menos en 1930,
informes sobre comunicaciones consideradas sospechosas (...) En 1928, la Prefectura de Investigaciones
enviaba los antecedentes de los estudiantes extranjeros de la Escuela de Medicina, comprobandose que
todos tenían buena conducta y no hacen “obra social alguna” (...)

La relegación de personas a una determinada localidad fue la medida represiva más


frecuentemente utilizada. Afectó a cientos de ciudadanos y tuvo un carácter administrativo, no judicial. La
mayoría de los opositores fueron confinados a apartados lugares del continente (Achao, Tierra Amarilla,
Faro de los Evangelistas, Porvenir, Mulchén, isla Quellón) , algunos a ciudades importantes (Valparaíso,
Concepción, Santiago, Rancagua, Arica, Copiapó, Limache, San Felipe, Puerto Montt, Constitución) y el
resto a islas del Pacifico. La expulsión del país se reservó en general para un número pequeño de
destacados políticos y dirigentes (...)

El espionaje interno fue de uso frecuente y sistemático durante la dictadura, y no solo involucraba a
funcionarios públicos, sino también a informantes no oficiales en todo el país (...) El espionaje se
efectuaba sobre todo en las zonas más conflictivas o proclives a alteraciones en el orden público. En
agosto de 1930, la Prefectura General de Carabineros de Antofagasta informaba de un plan de acción
que había propuesto el Intendente:
a) Cada vez que se produzca malestar en alguna Oficina Salitrera la Prefectura General enviará,
reservadamente a un Agente de la Comisaría de Investigaciones, para que la empresa lo tome como
obrero. “Con el fin de evitar gastos de viáticos, se solicita que la empresa le diera rancho y alojamiento. El
agente comunicaría sus observaciones por intermedio del Puesto de Carabineros más próximo.

b) Cuando se sepa lo que hay de verdad, irá un inspector del Trabajo con un Jefe de Carabineros,
para resolver las dificultades de acuerdo con los Gerentes. Solucionando de esta forma, y una a una,
cada dificultad que presente, se estima que el malestar nunca llegar a tomar proporciones.

c) En todo caso, cada quince días, o por lo menos una vez al mes esta Prefectura General visitará
las oficinas de su jurisdicción, norma de conducta que seguirá hasta el momento que se observe
completa tranquilidad. Sin embargo, tal vez pudiera presentarse el caso de tener que enviar secretamente
a un Agente especial, con el exclusivo objeto de indagar las actividades comunista.

A todas las reuniones de organizaciones sociales (sindicatos, cooperativas, mutuales) asistía un


funcionario policial que controlaba el tono del encuentro y enviaba un informe a sus superiores. Algunos
de estos informes los recibía el Ministerio del Interior >> …

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