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1.

TÍTULO: DIARREA AGUDA VIRAL Y DIARREA CRÓNICA

3. ASPECTOS CONCEPTUALES

3.1. DIARREA

Diarrea deriva del griego “diarrhoia” que significa fluir a través de. Se define como la

aparición de tres o más deposiciones líquidas al día o como deposiciones mal formadas con un

volumen superior a 250 g al día. Se debe generalmente a un trastorno del transporte de agua en el

intestino que lleva a un exceso acuoso en las heces. Es un signo que revela una alteración

fisiopatológica de una o varias funciones del intestino (secreción, digestión, absorción o motilidad).

En la práctica clínica, la diarrea se clasifica según su duración en: aguda (< 14 días), persistente (14-

29 días) y crónica (≥ 30 días)

3.1.1. DIARREA AGUDA VIRAL

La Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud

(OMS/OPS) definen la diarrea aguda como tres o más evacuaciones liquidas o semilíquidas en 24

horas o de al menos una con presencia de elementos anormales (moco, sangre o pus), durante un

máximo de dos semanas. Asociadas o no a síntomas  generales (fiebre, escalofríos, náuseas,

vómitos o cólicos abdominales) y con una  duración no mayor de dos semanas.

La mayoría de las diarreas agudas son autolimitadas, de corta evolución y generalmente presentan

un comienzo brusco. Este tipo de diarreas puede ser provocado por distintas etiologías. Así, cabe

hablar de diarrea infecciosa (origen viral, bacteriano o parasitario), iatrogénica (medicamentos) u

osmótica. Se resumen las principales causas de diarrea aguda en la Imagen 1.


Imagen 1. Resumen las principales causas de diarrea aguda.

Fuente: Farreras

La causa más frecuente de diarrea aguda es infecciosa, en su mayoría de etiología viral. La diarrea

acuosa es la forma clínica más frecuente, siendo su presentación no exclusiva ni característica para

un microorganismo patógeno determinado. Es posible que el aislamiento y la frecuencia de los

microorganismos causantes de diarrea aguda varíen de acuerdo a la edad del paciente, la región

geográfica, el estado inmunitario, las condiciones de vivienda, los hábitos higiénico–dietéticos e

incluso por condiciones climáticas.

Un caso muy típico de diarrea infecciosa es la diarrea del viajero. Se trata de un proceso infeccioso,

de carácter leve en la mayor parte de los casos, que se presenta en viajeros que se desplazan desde
países desarrollados a otros con menor grado de desarrollo. Suele ser causada por bacterias

endémicas del agua local.

3.1.2. DIARREA CRÓNICA

Es la diarrea de más de treinta días de evolución, las causas son muy variadas y dependen

de la edad del paciente. Es recurrente, observada en casos de sensibilidad al gluten, fibrosis quística

o desordenes metabólicos hereditarios. Así mismo, su pronóstico es muy variable, por lo que

frecuentemente es necesario realizar un estudio en profundidad. Las principales causas de diarrea

crónica se resumen en la siguiente Imagen 2.

Imagen 2. Principales causas de diarrea crónica

Fuente: Farreras
4. EPIDEMIOLOGÍA

4.1. DIARREA AGUDA VIRAL

La diarrea aguda constituye la octava causa de muerte en todas las edades a nivel mundial, y la

tercera causa de pérdida de calidad de vida. Constituye además una causa importante de absentismo

escolar y laboral. En las últimas décadas, la mortalidad asociada a la misma ha disminuido,

principalmente en niños menores de cinco años. Sin embargo, es preocupante el incremento de la

mortalidad en mayores de 70 años en los países desarrollados

En EUA los microorganismos aislados más frecuentes en adultos son Norovirus (58%), seguido

por Salmonella spp. no tifoidea (11%), Clostridium perfringens (10%) y Campylobacter spp. (9%).

Además, se la considera como la segunda causa de muerte en niños menores de cinco años muy

a pesar de ser enfermedades prevenibles y tratables. Los niños malnutridos o inmunodeprimidos son

los que presentan mayor riesgo de enfermedad diarreica potencialmente mortal. La falta de lactancia

materna exclusiva, aumenta la probabilidad de diarrea 4,62 veces. La ausencia total de lactancia

materna durante los primeros seis meses aumenta la frecuencia de diarreas hasta 10 veces en los

menores de 6 meses, y esta falla posterior a los 6 hasta los 23 meses aumenta el riesgo de padecer de

diarrea hasta 2,18 veces más que los niños que reciben leche materna.

La principal causa de diarrea aguda son las infecciones entéricas. En nuestro medio la principal

etiología en la edad infantil es la vírica, pudiendo ser los agentes bacterianos los predominantes en

determinadas épocas del año y en niños mayores. Se han definido cuatro grandes categorías de estos
virus: rotavirus, astrovirus, adenovirus entéricos y calicivirus humanos. Los dos agentes etiológicos

más comunes de diarrea en la infancia en los países en desarrollo son el Rotavirus y la Echerichia

coli, según los informes de la OMS. Se estima que el Rotavirus causa 28% de la diarrea severa, y

resultan en casi 10 millones de episodios severos y más de 193.000 muertes a escala global. El 72%

de las muertes asociadas a diarrea ocurren antes de los 2 años de edad. Desde la incorporación de la

vacuna contra Rotavirus en los programas nacionales con cobertura universal, se ha observado una

reducción significativa de la mortalidad y las hospitalizaciones por diarreas; hay evidencia que

sugiere protección de rebaño. Los adenovirus entéricos, calicivirus y astrovirus producen un cuadro

clínico más leve.

En este escenario, la diarrea aguda por rotavirus trae graves consecuencias como trastornos en el

desarrollo de talla y peso, pero además afecta la maduración del SNC que tiene lugar los primeros 5

años de edad, por lo tanto, se crea un círculo vicioso en aquellos infantes con estado nutricional por

debajo de los percentiles establecidos, que a su vez estarán propensos a infecciones de distintas

etiologías ya que poseen una respuesta inmune carente de los mecanismos propios para defenderse de

estos microorganismos. En Europa es la patología más frecuente en el niño sano, estimándose una

incidencia anual de entre 0,5 a 2 episodios en los niños menores de 3 años.

Mientras que la diarrea del viajero afecta al 20-50% de las personas que viajan a zonas tropicales

y subtropicales de África, Iberoamérica y sureste asiático.

4.2. DIARREA CRÓNICA


La prevalencia varía en diferentes países. En Estados Unidos es de 5%. En México existen pocos es

tudios que describan la prevalencia de diarrea crónica; en un trabajo realizado en el Instituto

Nacional de Ciencias Médicas y de la Nutrición ´´ Salvador Zubirán´´ (INCMNSZ) se reporta una

prevalencia de 22%.

Tiene una prevalencia de 3-5% en la población adulta, y es una de las entidades con el

diagnóstico diferencial más amplio, ya que puede ser secundaria a causas tan heterogéneas como

efecto secundario de medicamentos, enfermedades estructurales del intestino delgado y/o colon,

resultado de cirugías gastrointestinales previas, trastornos pancreatobiliares inflamatorios o

neoplásicos, o bien como parte de un trastorno funcional intestinal como diarrea funcional o

síndrome de intestino irritable con predominio de diarrea (SII-D) o postinfeccioso (SII-Pi)

5. DIAGNÓSTICO

5.1. DIARREA AGUDA VIRAL

El diagnóstico se basa en la historia clínica detallada y en una minuciosa exploración física, no

siendo necesaria, en la mayoría de las ocasiones, la realización de ningún tipo de exploración

complementaria.

De acuerdo a su fisiopatogenia, la diarrea aguda infecciosa se subdivide en no inflamatoria

(acuosa), forma clínica más frecuente y su cuadro suele durar alrededor de siete días e

inflamatoria (disentería) observar Imagen 3.


Imagen 3.Clasificación clínica de la diarrea aguda

Medios de diagnostico

1. Anamnesis: con el fin de precisar la severidad de la diarrea y su posible causa, y obtener

elementos que permitan sospechar la presencia de otros problemas, el médico  indagará

sobre los siguientes puntos Imagen 4:

Imagen 4: Puntos clave a evaluar en la historia clínica


Se ejemplifican las principales preguntas para identificar factores de riesgo en pacientes con 

diarrea aguda Imagen 5.

Imagen 5. Situaciones que pueden identificar factores de riesgo en la historia clínica

2. Examen físico

El objetivo primario del examen físico en pacientes que se presentan con diarrea aguda es la evalua

ción del grado de hidratación. Como en cualquier enfermedad, al paciente con diarrea se le debe

realizar un examen físico, tomandose en cuenta que esta enfermedad puede ser un signo o síntoma

que se relaciona con trastornos extraintestinales como otitis media, neumonía, infección urinaria,

sepsis, entre otros.

Hay afectación del estado general, particularmente por la deshidratación y por la conocida acción

de las toxinas sobre el sistema nervioso central y sobre distintos órganos. Pueden existir diferencias

clínicas y semiológicas, según el agente causal implicado, como se aprecia en la Imagen 6.


Imagen 6. Características diferenciales de las diarreas según el agente etiológico

3. Exámenes de laboratorio: Algunos exámenes de laboratorio, de fácil ejecución a nivel de

la consulta primaria, pueden ayudar al médico en el diagnóstico, mejor tratamiento  y

favorecimiento de la involución de la enfermedad.

• Coproanálisis

• Serología para rotavirus

• Contaje de leucocitos fecales

• Coprocultivo

 Coproanálisis: El examen de heces puede ser una herramienta útil en la investigación

etiológica de la diarrea aguda,  a pesar de que su indicación máxima es la diarrea crónica. El


examen coprológico directo consta de tres partes: examen macroscópico, químico y

microscópico.

 En el examen macroscópico se determina la consistencia de las heces fecales y  se


clasifican en líquidas, blandas o duras. El color anormal tiene significancia patológica.
Debe observarse si existe moco, sangre, restos alimentarios o helmintos. 

 En el análisis químico se determina el pH, cuyo nivel normal está alrededor de 6,5.  En la
mayoría de los estados secretores, una cantidad sustancial de bicarbonato permanece en
el agua fecal, lo cual mantiene el pH cercano a la neutralidad 7.0. Los pacientes que
ingieren carbonato de calcio, óxido de magnesio o durante la antibioticoterapia, pueden
presentar heces ligeramente alcalinas. Un pH fecal bajo sugiere malabsorción de hidratos
de carbono, y se pueden detectar pH iguales o inferiores a 5.5. La determinación de
electrólitos en heces (sodio y potasio) es muy valiosa en pacientes con diarrea acuosa. Si
las concentraciones de estos electrolitos son elevadas, el agua en heces aumenta, debido a
un defecto en la absorción neta de electrólitos (diarrea secretora). Si las concentraciones
de electrólitos son bajas, se retiene un exceso de agua en heces intraluminal debido a la
presencia de alguna otra sustancia osmótica activa (diarrea osmótica). Esta relación
puede cuantificarse calculando el gradiente osmótico (GAP fecal) de las heces por medio
de la siguiente ecuación:

Gradiente osmótico fecal = 290 -[2 x (Na+K)].

Un valor igual o inferior a 50 mOsm/kg indica que la mayor parte de la osmolalidad del
agua fecal se debe a electrólitos y, por tanto, se trata de una diarrea secretora con sodio
fecal  > 60-70 mEq/L.  Un gradiente osmótico fecal superior a 100 mOsm/kg es
compatible con bajas concentraciones de electrólitos en agua fecal, y es la conformación
de una diarrea osmótica con sodio fecal bajo, por lo general muy inferior a 60 mEq/L. 
Pueden observarse valores intermedios en los procesos mixtos, como ejemplo: síndrome
de intestino corto y enfermedad celíaca.

 En el examen microscópico de heces fecales se pueden visualizar parásitos o sus formas


evolutivas. La presencia de eritrocitos evidencia sangrado de algún tramo del tubo
digestivo y son muy abundantes en el síndrome disentérico.

 Serología para rotavirus: el diagnóstico microbiológico precoz permitiría el aislamiento

rápido de los pacientes infectados para limitar la extensión de un brote, disminuir el número
de diarreas de origen desconocido y de pruebas complementarias como el coprocultivo. Las

pruebas de diagnóstico rápido se basan en tres técnicas inmunológicas: aglutinación con látex,

ELISA e inmunocromatografía.

 Contaje de leucocitos fecales: la presencia de 5 o más leucocitos fecales  sugiere  un 

proceso invasivo y será de utilidad la realización de un recuento  diferencial.  Si los

Polimorfonucleares (PMN) se encuentran de 5 a 10 por campo o representan un 64% o más,

su valor predictivo positivo será 45% de posibilidad de recuperar bacterias en el coprocultivo;

asociados a moco indican inflamación intestinal. Los PMN predominan en shigelosis,

salmonelosis, Escherichia coli y en enfermedad inflamatoria intestinal. Los mononucleares o

macrófagos se encuentran en mayor proporción en fiebre tifoidea.

 Coprocultivo: en síndrome disentérico o diarrea acuosa secretora es necesario la realización

de un coprocultivo para la determinación de enteropatógenos  bacterianos que invaden la

mucosa intestinal y  puedan llevar a diarrea con sangre. Es una indicación formal en algunos

grupos que, por edad, patología o inmunocompromiso, se consideran de alto riesgo, tales

como: recién nacidos y lactantes menores de 3 meses, síndrome de inmunodeficiencia

adquirida, otras inmunodeficiencias primarias o secundarias, esplenectomizados y desnutridos

entre otros.

En la Imagen 7 se ilustran claves específicas para el diagnóstico etiológico de la diarrea aguda


Imagen 7. Claves especificas en la historia clínica para diagnóstico etiológico de diarrea aguda

5.2. DIARREA CRÓNICA

La diarrea crónica (que persiste >6 semanas) es con más frecuencia consecutiva a un trastorno

primario inflamatorio, por malabsorción o de la motilidad; es menos probable que se elimine de

manera espontánea y por lo general exige una valoración diagnóstica


1. Evaluación del paciente

En la mayoría de los pacientes con diarrea crónica, la exploración física suele ser anodina.

Ocasionalmente puede aportar datos que sugieren una enfermedad sistémica asociada. El

examen de la piel puede mostrar palidez importante secundaria a anemia, hiperqueratosis por

déficit de vitamina A o una erupción con vesículas en la superficie de extensión sugestiva de

dermatitis herpetiforme que se asocia a celiaquía. La induración de la piel en la cara y las

extremidades puede sugerir la existencia de esclerodermia. La pigmentación cutánea hará

pensar en la enfermedad de Whipple o en el esprúe idiopático. Las aftas, el eritema nudoso y

el pioderma gangrenoso son lesiones que se asocian a la EII. La presencia de acropaquias se

observa en pacientes con hepatopatía y en procesos que afectan de forma extensa al intestino

delgado (p. ej., enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn). La glositis es una manifestación

frecuente en el síndrome de malabsorción y se asocia a un déficit de vitamina B12, folatos o

hierro.

Debido a una larga lista de diagnósticos diferenciales de la diarrea crónica, la evaluación de e

stos pacientes es más compleja, teniendo en cuenta su tipo como lo muestra en la Imagen 8.

Imagen 8. Datos clínicos que sugieren el carácter funcional u orgánico


Dado el amplio diagnóstico diferencial y fisiopatológico de diarrea crónica, existen múltiples

pruebas diagnósticas dirigidas al sitio de origen y mecanismo (s) fisiopatológico (s). Existen por

lo tanto también, múltiples biomarcadores medibles en aliento, fecales, urinarios, serológicos,

pruebas de malabsorción y motilidad, así como hallazgos radiológicos, endoscópicos, e

histológicos que nos pueden orientar, y en la mayoría de los casos diagnosticar la causa de la

misma

2. Análisis de las heces

Las muestras de materia fecal recolectadas de forma aleatoria pueden someterse a la detecci

ón de sangre, pus, grasa, microorganismos, pH, concentración de electrólitos y minerales, y 

laxantes.

3. Sangre oculta en heces

La utilidad del guayaco en la evaluación de la diarrea crónica no se halla bien establecida ya 

que su sensibilidad y especificidad para la detección de afecciones inflamatorias o

neoplásicas causantes de diarrea no han sido determinadas


4. Leucocitos en materia fecal

El método estándar para detectar los leucocitos en heces es la tinción de Wright, cuya precis

ión depende en primera instancia de la experiencia del observador. 

5. Coprocultivo

Debido a que las infecciones bacterianas rara vez son la causa de la diarrea crónica en pacient

es inmunocompetentes, los coprocultivos de rutina nosuelen obtenerse de pacientes con diarre

a crónica; sin embargo, al menos un coprocultivo debe realizarse en algún punto de la evaluac

ión de estos pacientes.  

6. Análisis y recolección de heces de manera cuantitativa

 Recolección de heces:
La recolección de heces en 48 a 72 h es útil en la evaluación del paciente con diarrea cr
ónica. 
 Peso de la materia fecal
 Electrólitos fecales
 Osmolaridad del líquido  fecal
 pH fecal
 Grasa fecal
 Pruebas cualitativas para carbohidratos
 Identificación de laxantes

7. Análisis de sangre y orina
 Beta  carotenos
 Polipéptido  intestinal vasoactivo y otras hormonas peptídicas
 Otras pruebas serológicas:
En laImagen9 se describen las pruebas serológicas útiles
en pacientes con diarrea crónica.

Imagen 9. Pruebas serológicas útiles en pacientes con diarrea crónica


8. Pruebas fisiológicas
 Absorción intestinal

Las pruebas de absorción de monosacáridos se utilizan para distinguir defectos absortivos 

en la mucosa intestinal de los defectos digestivospancreáticos en los pacientes con malabsor

ción.

 Dxilosa: 
 Prueba de Schilling: 
 Sales biliares

 Pruebas de aliento: Observar Imagen 10.

Imagen 10. Pruebas de aliento que pueden ser aplicadas a pacientes con diarrea crónica

 Pruebas para demostrar malabsorción de carbohidratos
 Pruebas para demostrar sobrecrecimiento bacteriano

 Pruebas para valorar la función pancreática exocrina: Observar Imagen 11.

Imagen 11. Pruebas de la función exocrina del páncreas

9. Exámenes endoscópicos

 Colonoscopia/ileoscopia 
 Endoscopia 
 Videocápsula endoscópica
 Enteroscopia 

10. Histológico  
 Biopsia±inmunohistoquímica 

11. Radiológico 
Los estudios radiográficos baritados pueden ser útiles en algunas circunstancias en la evalua

ción diagnóstica del paciente con diarrea crónica.Permiten visualizar los cambios anatómico

s. 

 Tránsito intestinal Entero-TAC, Entero-RMN 

12. Angiografía mesentérica

6. TRATAMIENTO

6.1. DIARREA AGUDA VIRAL

La diarrea aguda es un proceso que no requiere ninguna actuación diagnóstica, y que tampoco

requiere un tratamiento específico. Es fundamental que el paciente mantenga un aporte

suficiente de líquido para no deshidratarse. Si los vómitos o las diarreas son tan intensos que el

paciente no puede mantener una ingesta adecuada de líquidos, es importante acudir a su médico

para que se valore la posibilidad de ingreso que permita la hidratación por vía intravenosa.

Otros motivos por los que los pacientes con diarrea aguda deben consultar con su médico son

la fiebre elevada, la presencia de sangre en las heces, el dolor abdominal muy intenso o

cualquier signo de deshidratación (mareos o desmayos al levantarse). En estos casos más

graves, sí que es conveniente realizar exploraciones diagnósticas (análisis de sangre y heces,

radiografías o endoscopias), y en ocasiones ingresar al paciente para realizar el tratamiento.

El tratamiento de las diarreas agudas se basa en dos pilares de actuación:

 Rehidratación oral
Una vez diagnosticada la diarrea, la primera medida que debe adoptarse es la rehidratación por
vía oral. La deshidratación es frecuente en niños y ancianos. Para rehidratar se recomiendan las
soluciones de rehidratación oral, cuya utilización esta basada en el hecho de que los
mecanismos de absorción activa del sodio permanecen indemnes, o al menos muy eficaces, en
todos los tipos de diarrea aguda.

Estos mecanismos pueden ser estimulados por numerosos nutrientes (glucosa, galactosa, glicina
y péptidos), de tal manera que la absorción de sodio y glucosa se ve facilitada por la presencia
conjunta de ambos elementos en la luz intestinal.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la fórmula de rehidratación por vía


oral consignada en Imagen 12. Esta fórmula se comercializa en sobrecitos que hay que verter en
una jarra de un litro de agua, agitar hasta su disolución y beber en cantidades pequeñas cada una
o dos horas. Si no se dispone de este preparado, se puede preparar una fórmula muy similar en
casa mezclando: un litro de agua, dos cucharadas soperas de azúcar (para la glucosa), media
cucharadita de café de sal (para el cloruro sódico), media cucharada de café y el zumo de un
limón mediano (para el potasio).

Imagen 12. Composición de las soluciones de rehidratación oral según la OMS

 Dieta astringente o antidiarreica

La alimentación del paciente con diarrea ha de seguir unas normas dietéticas bastante precisas,
con el objetivo de reducir la duración y las molestias del episodio. Requiere la prohibición de
determinados alimentos Imagen 13. y la reintroducción progresiva de otros. Se pueden
establecer las siguientes fases en la dieta antidiarreica:

Período de ayuno absoluto de entre 6 y 24 horas, utilizando solamente la fórmula de


rehidratación por vía oral.

Inicio de la alimentación, con agua de arroz y zanahoria o sopas de cereales refinados. Se


recomienda, para evitar el reflejo gastrocólico que estimularía la defecación, comer poca
cantidad y frecuentemente.

Se irá añadiendo progresivamente arroz hervido, pollo, manzana sin piel, pescados hervidos,
jamón York y pan blanco tostado.

Seguidamente se introducirá yogur, carne o pescado a la plancha y zanahoria.

Imagen 13. Alimentos desaconsejados en los procesos diarreicos

Tratamiento Farmacológico

 Antidiarreicos

Se pueden utilizar cuando no existan signos o síntomas de alarma (fiebre, sangre en

heces, dolor intenso, deshidratación) y cuando la diarrea sea incapacitante.

Principalmente se usa la loperamida (se prefiere a

dosis de 4 mg iniciales, seguida de 2 mg después de cada evacuación (máximo 16 m
g/24 h), que frena los movimientos del intestino y permite que el paciente pueda

realizar actividades cotidianas. También es útil para conseguir este efecto el

racecadotrilo, un nuevo fármaco que disminuye la cantidad de líquido que produce el

intestino, y por tanto, disminuye la intensidad de la diarrea.

El subsalicilato de bismuto es seguro y eficaz en el tratamiento de la diarrea infeccio

sa bacteriana; estimula la reabsorción de sodio y agua en elintestino y tiene un efecto 

directo antibacteriano. Dos tabletas o 30 ml cuatro veces al día reducen los síntomas 

en estos pacientes, así como el vómito.

 Antibioticoterapia
El tratamiento con antibióticos es empírico. Casi todas las diarreas se resuelven en fo
rma espontánea en pocos días, por lo que el tratamiento con
antibióticos no está indicado en todos los pacientes. Solamente se recomienda en dia
rrea moderada a avanzada, con fiebre, tenesmo, heces con
sangre y la presencia de leucocitos en moco fecal, mientras se obtiene el resultado de
l cultivo.

 Los medicamentos de elección son las fluoroquinolonas (ciprofloxacina 500 mg, ofloxacina 
400 mg, norfloxacina 400 mg dos veces al día) durante 5 a 7 días. 
 Medicamentos  alternativos pueden ser trimetoprimasulfametoxazol 160/800 mg dos veces a
l día, eritromicina 250500 mg cuatro veces al día,
metronidazol 250 mg tres veces al día en un lapso de siete días.
 Los últimos fármacos autorizados para el tratamiento sintomático complementario de las di
arreas agudas son los inhibidores selectivos de la
encefalinasa, la enzima que degrada a las encefalinas, por lo que reduce la secreción de agua 
y electrólitos a la luz intestinal.

6.2. DIARREA CRÓNICA


En los casos pediátricos que, como se ha señalado, son especialmente relevantes en número, los
factores más importantes a tener en cuenta en la aproximación terapéutica inicial a la diarrea
crónica son la edad del paciente y la repercusión del proceso sobre su estado general y nutricional.

El tratamiento debe ser etiológico si es posible e incluir terapia nutricional para evitar o corregir la
malnutrición. Se deben evitar dietas incorrectas (hipocalóricas, desequilibradas o que favorezcan la
persistencia de la diarrea).

Normas generales de actuación ante una diarrea crónica

Es importante observar las siguientes pautas de actuación, en las que también incidirá el pediatra:

No retirar la lactancia materna.

No introducir alimentos nuevos.

Retirar los zumos de frutas, especialmente los comerciales, por el elevado contenido de azúcares,
que pueden ser mal tolerados en la diarrea crónica. Se aconsejará otro tipo de alimentos más
nutritivos.

Intentar que la dieta sea equilibrada y proporcione las calorías adecuadas. No emplear dietas
restrictivas.

Evitar los inhibidores del peristaltismo.

Evitar el empleo indiscriminado de antibióticos

Otras recomendaciones

De cara al abordaje terapéutico, el pediatra decidirá qué medidas adoptar, a sabiendas de que:

En los casos de diarrea de comienzo en la época neonatal o con importante repercusión, se puede
necesitar nutrición parenteral o enteral.
En lactantes menores de 12 meses, si las características de la diarrea sugieren una intolerancia a
hidratos de carbono (deposiciones ácidas, liquidas, ruidosas, irritación perianal) pueden emplearse
fórmulas sin lactosa.

Si se sospecha de enfermedad celíaca, el pediatra decidirá si se retira o no el gluten antes de


realizar una biopsia intestinal.

Si hay sospecha de sobredesarrollo bacteriano o de parasitosis intestinales, puede ser útil el empleo
de metronidazol por vía oral.

Si el cuadro es compatible con una diarrea crónica inespecífica, convendrá instaurar una dieta
variada y equilibrada. Restringir el consumo de zumos e incrementar la grasa de la dieta.

 MEDICACIÓN

 Probioticos : Hay evidencia limitada de que los probióticos sean efectivos en el tratamiento
de la diarrea crónica
 Antidiarreicos: No se recomiendan su uso de rutina, sin embargo pueden tener utilidad en
casos de diarrea crónica con diagnóstico etiológico establecido (Ej. Síndrome del intestino
irritable) y administrandose siempre bajo supervisión cuidadosa. Loperamida : 0.4–0.8
mg/kg/day (VO) dividido en 4 dosis (máx.: 8 mg/ día)
 Somatostatina: La somatostatina u octreotide (análogo sintético) se puede administrar en
enfermedades con diarreas secretoras severas al ser un medicamento que produce efectos
antidiarreicos y antisecretores al actuar sobre receptores específicos de somatostatina.
- En adultos se recomienda el inicio de octreotida a 100–150 mcg / dosis tres veces al día
por vía subcutánea, o a 25–50 mcg / h, por vía intravenosa en infusión continua.
- Sin embargo, en pediatria una relación dosis respuesta no se ha establecido.
La dosis 1– 2 μg/kg/h (EV) por 2–5 dias es segura
BIBLIOGRAFÍA

Básica:

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Complementaria:

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