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Los recursos son aquellos agregados que necesitamos para pasar de un estado presente a un estado deseado. Por
ejemplo, si me encuentro incómodo sentado en la silla y decido cambiar mis pernas de posición con el objetivo de
sentirme más cómodo, necesitará de mi voluntad y de una cantidad de energía física para realizar dicha acción. Aquí la
voluntad y la energía son los recursos necesarios para pasar del estado presente al estado deseado.
Los recursos son necesarios para poder lograr nuestros objetivos. Cuando nos hacemos la pregunta: ¿qué necesito para
lograr mi objetivo?, la respuesta consistirá en uno o más recursos.
Pienso que me falta dinero (recurso interno), cuando lo que me falta es confianza en mi capacidad para
conseguirlo (recurso interno)
Son los recursos internos los que nos posibilitan o dificultan acceder a los externos. O dicho de otro modo, para obtener
un recurso externo necesitamos la colaboración de nuestros recursos internos.
Aun en las situaciones más cotidianas, en las que resulta evidente que el recurso necesario es externo (por ejemplo,
necesito ir al supermercado a comprar leche con el objetivo de preparar un flan), es un recurso interno el que me
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Sana, Descubre quién eres, Natalia Liz Sleiman
Se quién eres, Progresa, Contribuye & Eduardo Isa
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permite o no me permite obtenerlo (puedo tener ganas o no de ir al supermercado, puedo pasar a la acción ahora
mismo o postergarla indefinidamente)
La leche y el supermercado son los recursos externos, pero lo que hace que me levante de la cama para bajar a hacer
las compras es un recurso interno. Necesito de ambos para lograr mi objetivo, para cambiar de mi estado presente al
estado deseado.
Un supuesto facilitador que propone la PNL consiste en considerar que todas las personas tenemos los recursos
internos que necesitamos para cambiar.
Si hemos vivido, si hemos atravesado situaciones difíciles y sobrevivido a ellas, si hemos pasado por situaciones felices y
nos alegramos con ellas, si tuvimos experiencias y aprendimos algo a lo largo del camino, entonces tenemos los
recursos.
Y si a veces creemos que no los tenemos —dados los límites de nuestras experiencias personales—, podemos acceder a
ellos de distintas maneras.
La PNL sostiene que, en tanto seres humanos, nuestros sistemas nerviosos se parecen. Todos venimos dotados con un
equipamiento similar. Por lo tanto, si una persona puede lograr algo, potencialmente, las demás también tenemos los
recursos para poder hacerlo.
Esto no quiere decir que voy a jugar al fútbol como Lionel Messi, ni a tocar el piano como W. A. Mozart, pero me
conviene recordar que Messi no tenía más que dos piernas y que Mozart tocaba el piano tan sólo con los diez dedos de
sus manos.
Si Messi hubiese logrado sus proezas con tres piernas, o Mozart con catorce dedos, sus experiencias serían inaccesibles
para el resto de los mortales, no podríamos aprender de ellas, no nos servirían como fuente de inspiración.
Los logros extraordinarios de personajes extraordinarios son sugerentes para nosotros porque en última instancia,
nosotros somos tan humanos como ellos.
Podemos elegir nuestros modelos y aprender de ellos —es lo que hicieron Bandler y Grinder con Perls, Satir y
Erickson—, y también podemos aprender de nosotros mismos: convertirnos en nuestra propia fuente de inspiración.
¿Quién no ha tenido alguna vez un momento “brillante”? ¿Quién no ha experimentado en algún período de su vida un
estado interno pleno de recursos, de confianza, de poder, de alegría, de fe, de lucidez, de “mira de
lo que soy capaz”?
No importa qué tan grande o pequeña haya sido la experiencia. No importa si esos estados son habituales o
excepcionales. No importa si sucedieron hace poco o hace una eternidad. Lo cierto es que en nuestra caja de
herramientas atesoramos —a veces perdidos u olvidados por desuso—, estados internos plenos de recursos que bien
podríamos tener a nuestra disposición para cuando los necesitemos.
Siempre podemos recuperar un estado interno de recurso cuando lo necesitemos para afrontar una situación.
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