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Pastor Miguel Moreno

CÓMO MANEJAR LOS PASATIEMPOS EN EL HOGAR

INTRODUCCIÓN
El cristiano vive en un tiempo como nunca antes presentado en la historia. Un
período caracterizado por los grandes avances tecnológicos que tiene como
plataforma el siglo XX, que en épocas anteriores a ese siglo hubiera sido imposible.
Cien años resumen y desarrollan todo el conocimiento para generaciones
posteriores que en 2000 años no se pudo alcanzar. Porque este conocimiento
estaba reservado para los tiempos finales (Daniel 12:4b).
El siglo XX fue la época donde se brincó del burro al primer motor de la
gasolina, la bomba nuclear, las operaciones médicas a alto nivel, los
descubrimientos astronómicos (el hombre fue a la luna), se creó la televisión, la
radio, las computadoras, el internet (con la invención de las redes sociales), los
teléfonos celulares, en fin una gama interminables de inventos para la humanidad.
Pero también fue el siglo de la inmoralidad y el libertinaje con la explotación
de la pornografía, las drogas, grupos de música que incitan a la independencia e
insubordinación a los valores familiares y espirituales del cristianismo que grandes
siervos de Dios fueron como un muro para proteger por medio del Espíritu Santo a
las familias cristianas de esas oleadas satánicas (Mateo 16:18).
Sin embargo, dentro de los bueno y lo malo, los hogares cristianos con todo
este avance en la ciencia y tecnología fueron liberándose más de la monotonía, lo
rudimentario y simple a una serie de distracciones y pasatiempos que fueron
abarcando áreas importantes en sus vidas hasta tal punto de afectar sus relaciones
y terminando en un divorcio que desintegró la familia.
Solo la Palabra de Dios, enseña las maneras adecuadas para manejar las
distracciones (internet con sus redes sociales), la televisión (novelas, películas,
noticias, programas de familia y de entretenimientos entre otros), la telefonía celular
con sus aplicaciones digitales que para muchos son de bendición pero que para
otros ha sido la perdición. La Biblia presenta las formas de “cómo manejar los
pasatiempos en el hogar”.

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Pastor Miguel Moreno

I. LOS PASATIEMPOS SE MANEJAN CON SABIDURÍA


La sabiduría es el conocimiento aplicado en el diario vivir. Los problemas
familiares destruyen el hogar por la falta sabiduría de los cónyuges: “Mi pueblo fue
destruido, porque le faltó conocimiento (…) y porque olvidaste la ley de tu Dios,
también yo me olvidaré de tus hijos” (Oseas 4:6). Por eso el rey Salomón escribió:
“El alma sin ciencia no es buena” (Proverbios 19:2a).
La sabiduría para los hogares cristianos no es otra cosa sino “el temor a
Jehová” (Proverbios 1:7). Este es el principio fundamental para la construcción de un
matrimonio feliz conforme a la voluntad divina. El hombre y la mujer como una sola
carne deben estar bajo el temor del Señor, que es la manifestación de vivir la
palabra de Dios con satisfacción todo el tiempo (Salmo 1:2).
El hombre ama a su esposa viviendo con ella sabiamente tratándola como
toda una princesa (1 Pedro 3:7), así como Cristo trata a la iglesia (Efesios 5:25-28).
Y la esposa en honor a este trato agradable ama y respeta a su marido dándole el
puesto y la dignidad que corresponde (Efesios 5:24, 33). Esto también convierte a la
mujer en portadora de sabiduría para construir el hogar (Proverbios 14:1; 31:10-31).
Y de esa manera, tanto el hombre como la mujer tendrán el conocimiento, la
sabiduría y las respuestas adecuada para manejar los problemas y pasatiempos en
el hogar. Nada de esas circunstancias los sorprenderá ni el enemigo hará mella ni
fisuras en el matrimonio para destruirlos porque han puesto al Señor como el centro
y la fuente del conocimiento (Proverbios 2:1-8).
Por lo tanto, la sabiduría del Señor, es la que debe rebosar en los corazones
de los cónyuges por tres razones:
1. Por su origen: Ella viene del cielo y es la que va embellecer y formar el carácter
de los hijos de Dios (Santiago 3:17).
2. Por su personificación: Ella es el tesoro más grande del Señor, ya que es Cristo,
la sabiduría divina (1 Corintios 1:24; 2:6-8; Colosenses 2:2-3).
3. Por su solidez: Ella es la que va echar los cimientos del matrimonio para que sea
estable y duradero para toda la vida (Proverbios 24:3).

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II. LOS PASATIEMPOS SE MANEJAN CON EQUILIBRIO


El “equilibrio” es la permanencia, quietud y armonía entre dos extremos. El
equilibrio mantiene la nivelación entre las cosas diversas y opuestas para que no se
destruyan ni sea un caos. Sin equilibrio no puede haber estabilidad, ni balance
porque no hay peso que contrarreste las fuerzas opuestas para mantener la
concordancia y desarrollo de un cuerpo, de la situación, actitud, opinión entre otros.
Y así es en la vida, hay que mantener un equilibrio para no entrar en un
colapso fatal y balancearse en los altibajos de lo que está llena la ambigüedad de la
existencia humana. Para soportar bien estos contrastes y mantenerse estable, es
preciso armarse de ecuanimidad, paz de conciencia y humilde dependencia de la
providencia de Dios.
El creyente debe mantener una armonía entre su vida laboral, conyugal,
familiar, espiritual, intelectual, social entre otras, y saber que en cada una de esas
áreas que embellece y enriquecen su vida tiene su tiempo y su hora como lo plasmó
el rey Salomón:

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar
lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo
de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo
de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de
abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de
perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y
tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y
tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz (Eclesiastés 3:1-8).

Por lo tanto, en el matrimonio debe existir este equilibrio de relaciones para


mantener la armonía en su hogar. Tendrá su tiempo para compartir con su familia
paterna, con la familia de su esposa, con sus amigos, con sus pasatiempos
personales (cine, juegos, redes sociales, lectura, música, deporte) y por su puesto
con el tiempo de calidad, servicio y devoción que le corresponde al Señor
(Romanos 12:1), que debe ser insustituible pero que debe manejarse correctamente.

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III. LOS PASATIEMPOS SE MANEJAN CON AMOR


El amor, no es simplemente un sentimiento de compasión, de atracción sino
de deleite, de disfrute y de gozar como dijo el apóstol Pedro: “Porque: El que quiere
amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen
engaño” (1 Pedro 3:10). Amar la vida, es amar todo lo que Dios ha creado para
nuestro beneficio, complacencia y felicidad como un don de Él. La creación es el
lugar acondicionado y perfecto del Señor para el hombre.
No hay satisfacción más grande para un matrimonio que ame los
pasatiempos, las distracciones, los que ellos hacen para pasar un rato agradable,
deslastrarse de las cargas del día a día, para vitalizar su amor. No hay sentido en la
vida de no amar la vida. De no amar el cine, de no amar la playa, de no amar el
campo, de no amar una velada, de no amar aquello en la cual la persona se recrea.
Y “amar la vida”, “es ver días buenos” como dice Pedro. Otras versiones la
traducen como “gozar de días felices” (BAD). Los días felices rejuvenecen el espíritu,
cambian el semblante, fortalece el corazón de la persona porque ha disfrutado al
máximo ese tiempo especial que Dios ha preparado para él y su familia. Los
pasatiempos y distracciones sanas se gozan con placer.
El Salmista David escribió, que los días felices, y de gozo donde la persona
quiere que no se acaben, son días creados por el Señor para sus hijos: “Este es el
día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él” (Salmo 118:24). Por eso
es, que el Señor propicia los días de felicidad de la persona, desde el día de su
cumpleaños hasta el día de cualquier evento especial en su vida.
Lo único que el creyente debe hacer por esos momentos inolvidables que
florear su vida de colores y matices hermosos, es agradecer a Dios por todas esas
cosas bellas que nos permite para su gloria, como escribió el apóstol Pablo: “Porque
todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de
gracias” (1 Timoteo 4:4).

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IV. LOS PASATIEMPOS SE MANEJAN CON LIBERTAD


Muchas personas tienen la concepción de que el cristianismo es una vida de
aburrimiento, opresión y cercenamiento de la libertad pero eso es totalmente falso.
La vida cristiana, es la vida más plena, feliz y libre que la persona puede
experimentar porque ya no dependerá de las cosas pecaminosas que lo
condenaban para sentirse “feliz” (Romanos 6:20-22).
La fuente de su felicidad y libertad comienza con Cristo (Juan 8:32, 36). Por
eso, el apóstol Pablo pudo decir de la vida cristiana: “Estad, pues, firmes en la
libertad con que Cristo nos hizo libres” (Gálatas 5:1a). Y este don de la libertad no es
para practicar lo pecaminoso sino para servir con amor (Vs13). Por tanto, el hombre
y la mujer tienen la libertad plena de disfrutarse y gozarse mutuamente en:
1. Lo espiritual
De compartir una vida de devoción a Dios en su palabra y en la oración como
escribió Pablo: “No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo
consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en
uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia” (1 Cor. 7:5).

2. Lo social
Son libres como paraje para compartir, salir y tener una excelente cena
romántica u ocasión especial por todo lo alto para su recreación, estimulación y
satisfacción matrimonial como parte del desarrollo y don de la vida que ha sido dado
por Dios (Eclesiastés 9:7-9).

3. Lo sexual
Son libres de tabúes y perversiones que la religión y la sociedad ha impuesto
para amarse plena y libremente: “Mi amado es mío, y yo suya” (Cantares 2:16a; Cp.
Génesis 1:27-28). El don de la sexualidad dentro del matrimonio, es una bendición
para el esposo: “Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud,
como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y
en su amor recréate siempre” (Proverbios 5:18-19). Y una gratificación para la mujer:
“Yo soy de mi amado, y conmigo tiene su contentamiento” (Cantares 7:10).

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