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LESIÓN ECONÓMICA

Marco económico. SECAP

Es necesario establecer, en primer lugar, el marco económico-jurídico bajo el cual


debemos estudiar este instituto.

En este sentido, debemos tener en cuenta lo que señala Díez-Picazo: "para analizar
cualquier institución o herramienta del derecho patrimonial, debemos referenciar el
orden o sistema económico que impera, lo que nosotros denominamos marco
económico de los actos jurídicos patrimoniales".

La Constitución Nacional asume los principios estructurales de la ECONOMÍA


CAPITALISTA

 la atribución de propiedad a los particulares o propiedad privada


 libre navegabilidad de los ríos
 la instalación de industrias privadas
 igualdad de derechos económicos para los extranjeros, etcétera.

De esta forma, en 1853, la Carta Magna condicionó el accionar de Vélez Sarsfield en la


formulación del Código Civil. En la estructura genética del acto jurídico, el antecedente
importante es la Revolución Francesa: estaban presentes para Vélez Sarsfield los tan
mentados principios filosóficos de la igualdad y la libertad del sujeto portante del
derecho subjetivo o centro de atribución, y en lo económico, partía de la base: el
Estado debe ser un mero espectador de los negocios de los particulares, la famosa
conducta estatal del laisser faire, laisser passer.

De allí, entonces, que consideró abstractamente que los dos sujetos del acto jurídico
poseían esa igualdad y libertad, generadoras del mismo poder de negociación; sublimó
así la autonomía de la voluntad.

Con esta base ideológica el CÓD. CIVIL marcaba tajante rechazo, pues afectaba la
seguridad jurídica.

El CONSTITUCIONALISMO SOCIAL, después de la Segunda Guerra Mundial,


demarcó, cambios estructurales importantes, los que sin duda también debían asumirse
en materia del acto jurídico.

Aparecía para el mundo subdesarrollado la palmaria desigualdad de poder de


negociación entre las empresas y los incipientes consumidores; por otra, parte, ya no se
hablaba de la comercialización individual, sino de los procesos sociales de consumo.

Todas estas cuestiones fueron madurándose hasta que al inicio de la década de los
sesenta el III Congreso Nacional de Derecho Civil, celebrado en Córdoba, sentó las
bases para la futura reforma del Código Civil, especialmente en materia de lesión
subjetiva.
En 1968, la reformulación del Código Civil instauró un proyecto de vida contractual
distinta, la modificación e incorporación de unas pocas normas, dio un viraje total en la
filosofía del contrato, ahora tenía una teleología distinta; existía una razón social que
excedía a la meramente individual.

El art. 954, en su párr. 29 conocido como de la lesión subjetiva para unos, y para otros
como la subjetiva-objetiva, significó algo más importante, la introducción de dos
principios generales para el derecho argentino:

a. de orden sociológico, nos devuelve el derecho inalienable de ser


DESIGUALES, pues la igualdad teórica y abstracta de Vélez Sarsfield nos
estaba asfixiando.
En la sociedad real existían los necesitados, los que actuaban con ligereza y los
inexpertos; lo concreto y lo destacable es que el poder de negociación no es una
entelequia abstracta, sino que responde a situaciones de cultura, riqueza, etcétera

b. de orden económico en el marco de la economía capitalista, puesto que el acto


jurídico debe reflejar la finalidad del sistema económico elegido en la Carta
Magna, ello es: la obtención de VENTAJAS PATRIMONIALES o dicho en un
mejor lenguaje, la ventaja económica, así el mutuo, asegura su ventaja por
medio de los intereses; la compraventa, la diferencia entre el costo y el precio de
venta, y hasta la donación tiene su razón de ser en la economía, etcétera.
Esta ética se aplica bajo un sentido de teleología social.

ELEMENTO OBJETIVO ECONÓMICO

Es necesario iniciar el análisis por el elemento objetivo-económico, denominado por la


norma como ventajas patrimoniales, como evaluación económico-patrimonial no
matemática.

Éste es el primer vértice del instituto, que se completa cuando la ventaja es


evidentemente desproporcionada, que apunta a la gradación del beneficio económico
obtenido, como situación grosera y manifiesta -como señala Rivera- y que además, lo es
sin justificación, apuntando este condicionante a la causación en ese excedente
económico.

Lo que se trata de evitar es que tal desplazamiento conlleve una explotación, lo que no
ocurre cuando por una causa real -verbigracia donación- se justifica el desplazamiento.

Podemos sintetizar la idea central de esta forma:

si bien los actos jurídicos en la economía capitalista son por esencia una herramienta de
ventajas patrimoniales, ellas deben guardar una necesaria conexidad con los
sacrificios y la realidad económica circundante, que le sirve de marco y esto opera
como principio general. De allí que toda situación de desproporción -juzgada a la luz de
una evaluación económico-patrimonial-, permite señalar que dicho contrato no cumple
su función teleológica o razón social, para el cual ha sido dispuesto por la comunidad;
salvo una causación real en el iter volitivo.

ELEMENTO SUBJETIVO

Debe existir conexidad causal entre la situación de uno y otro contratante, lo que Cossio
denominaba "causalidad volitiva intersubjetiva”. Esta conexidad tiene una ligazón
muy profunda con otro elemento del contrato: causa motivo o motivo determinante.

A. Lo concreto es que con esta situación se afecta el iter volitiuo, ya que en un


sujeto existe una situación de desigualdad o desprotección o verdaderas
situaciones de angustia o agobio en el ligamen genético o funcional y que el
derecho muestra cómo situación desvaliosa.

Esta situación volitiva compleja implica en un sujeto del acto jurídico una
situación de necesidad (derivada de las más diversas causas: económicas,
culturales, etc.) o de ligereza (es decir, afectan la aptitud de razonar en concreto
o intención, implica un debilitamiento que no alcanza a la demencia, ni a la
inhabilitación; es concretamente un estado psicopático intermedio) y la
inexperiencia.

B. En el otro extremo, nos hallamos con el acto jurídico que advierte esta situación
y que produce un aprovechamiento pasivo. Lo concreto es que, debe existir esa
conexidad causal en el iter volitivo, que nos coloca frente a un sujeto explotador
y a un sujeto explotado.

Se va configurando así la lesión; con la conjunción de estos elementos objetivos y


subjetivos, podemos entonces dar paso al análisis de la legitimación.

ART.332:

¿Cuál es la finalidad?

Puede demandarse la nulidad o la modificación de los actos jurídicos cuando una de


las partes explotando la NECESIDAD, DEBILIDAD SÍQUICA O
INEXPERIENCIA de la otra, obtuviera por medio de ellos una ventaja patrimonial
evidentemente desproporcionada y sin justificación.

La presunción a favor del débil:

Se presume, excepto prueba en contrario, que existe tal explotación en caso de notable
desproporción de las prestaciones.

Como y cuando deben hacerse los cálculos:


Los cálculos deben hacerse según valores al tiempo del acto y la desproporción debe
subsistir en el momento de la demanda.

La legitimación activa

El afectado tiene opción para demandar la nulidad o un reajuste equitativo del convenio,
pero la primera de estas acciones se debe transformar en acción de reajuste si éste es
ofrecido por el demandado al contestar la demanda. Sólo el lesionado o sus herederos
pueden ejercer la acción.

Sin embargo, pensamos que debe darse una interpretación más amplia; así, por ejemplo,
el curador o administrador están habilitados cuando la incapacidad o la inhabilitación
haya sido dictada dentro del plazo prescriptivo de la acción, pues se ejerce por el
representado.

Una mayor polémica se ha suscitado aun sobre la posibilidad de ejercicio por terceros,
especialmente los acreedores. Puede ser intentada cuando del acto devenga una
situación de insolvencia, e incluso nosotros vamos más allá, pues sostenemos que puede
ser intentada por, el síndico en la quiebra; su fundamento está en que la acción no es
personalísima sino, al contrario, un remedio para la recomposición del patrimonio del
insolvente y en esto coincide con la finalidad de la acción oblicua.

LEGITIMACIÓN PASIVA

Ella será ejercida contra el explotador, sus herederos y terceros cuando la ventaja
patrimonial obtenida se refleje en el patrimonio de este.

PRUEBA Y PRESUNCIONES

La norma en cuanto a la ventaja patrimonial desproporcionada, establece dos


cuestiones interesantes:

a. que ésta se debe tener en cuenta al tiempo del acto


Esta cuestión es obvia, aun cuando ya señalamos que en los supuestos de
contratos conexados puede aparecer en el momento funcional y no genético de la
contratación.

b. debe subsistir al tiempo de la demanda.


No coincidimos y pensamos que si bien puede funcionar como principio general,
puede acaecer que por situaciones sobrevinientes externas a las partes
desaparezca la situación; sin embargo, y esto lo queremos remarcar, el daño ya
se generó y necesita una reparación, pues de lo contrario se violentaría la
teleología sentada por la misma norma -la equivalencia de prestaciones e
indemnidad patrimonial.
En materia de presunciones, dispone que existiendo notable desproporción en las
prestaciones de las obligaciones -lo cual obviamente debe ser probado por el
accionante- hace presumir la explotación.

De esta forma, se facilita el acceso a la justicia del damnificado, sin obligarlo a


diabólicas pruebas subjetivas difíciles en general de acreditar. El demandado se ve
forzado, por esta presunción, a alegar y probar que la desproporción obedeció a una
causa real.

OBJETIVO/ FINALIDAD

En cuanto a la finalidad de la acción, pueden ser dos:

1. la NULIDAD.
Operará en su efecto como situación similar a los vicios de la voluntad.
Sin embargo, la norma prevé que, aun cuando el legitimado activo plantee la
nulidad, si el demandado o tercero ofrece una mejora equitativa la acción se
convertirá en reajuste.
En este caso se aplica el principio de conservación de los actos.
El vicio es estructural y no genérico.

2. la REVISIÓN (reajuste equitativo del convenio).

El juez a cargo ejerce la función contractual social.

PRESCRIPCIÓN

La norma reduce la prescripción general de 5 (cinco) años para accionar (art. 2560,
CCyCN) y al ser una prescripción especial conforme al art. 2562, el pedido de
declaración de nulidad relativa y de revisión de actos jurídicos es de dos años.

Consideramos que en los contratos de consumo debe aplicarse la de 3 años.

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