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TEMA 6 EL PERIODO DE ENTREGUERRAS

2. LOS AÑOS 20 Y LOS AÑOS 30


2.1 LA POSTGUERRA MUNDIAL DE LOS AÑOS 20
Entre 1919 y 1923 se produjo un reajuste económico en todos los países. Los beligerantes debían
pasar de una economía de guerra a otra de paz, superando la devastación, reintegrando
elaboralmente a los soldados y atendiendo a las víctimas y sus familiares. Los neutrales y no
beligerantes debían aminorar su industrialización y exportaciones, para afrontar el retorno a la
competencia de las potencias liberadas de la P.G.M.

Así, en 1919 Europa hizo balance y comprobó que la guerra había dejado un enorme coste
financiero, ya que el gasto militar se había sostenido con la venta de las reservas de oro, la emisión
masiva de deuda pública y el aumento del papel moneda en circulación, generando la inflación y el
consiguiente aumento de los precios. Además, para poder pagar armamento y víveres, Europa había
solicitado a EE.UU. un total de 10.300 mll de dólares en créditos, de los que los principales
deudores eran Reino Unido (4.200 mll) y Francia (3.400 mll).

A su vez, la deuda contraída con EE.UU. estaba vinculada al problema de las reparaciones
financieras que los vencidos debían pagar. En este caso, para devolver los empréstitos de guerra y
sus intereses a EE.UU., Reino Unido, Francia y Bélgica (estas dos últimas también le debían dinero
a Reino Unido) exigían el previo pago de 33.000 mll de dólares por parte de Alemania y Austria.
Sin embargo, esto era realmente imposible, dadas las duras condiciones, sobre todo para Alemania
en el Tratado de Versalles, por lo que en el país se inició una época de crisis e hiperinflación, con
un trasfondo de movimientos en favor de la revisión de los tratados de paz.

Asimismo, el ajuste económico implicaba la reanudación de los flujos comerciales, por lo que ante
la pérdida de las reservas de oro, las devaluaciones monetarias y la inflación, en la Conferencia de
Génova de 1922 se estableció un nuevo marco internacional de intercambios y paridades, el Gold
Exchange Standard. Éste sustituyó al patrón oro posibilitando que las reservas de cada banco
nacional pudiesen estar en oro o en la dos únicas divisas convertibles, el dólar y la libra, por lo que
entre 1923-1929 las economías europeas avanzadas registraron una fase de reconstrucción y de
crecimiento económico, siempre por debajo de EE.UU.

Por su parte, para pagar sus deudas Francia y Bélgica ocuparon militarmente la cuenca del Rhur,
para incautar su producción como sustitutivo del pago, a lo que Alemania se opuso con huelgas y
resistencia pasiva. Ante ello se llevaron a cabo el Plan Dawes (1924), por el que EE.UU. dio
créditos a Alemania para que superase su crisis financiera y pagase sus deudas, las cuales lastraban
a Europa; y el Plan Young (1929), que aplazó el pago de las reparaciones en 60 años.

Con todo, durante la fase alcista la producción industrial de EE.UU. aumentó un 80% respecto a su
nivel de partida, basando su crecimiento económico en el fuerte impulso de las industrias recientes
(automóvil, eléctricas, petroquímica, aeronáutica y electrodomésticos) y las formas de organización
(taylorismo, fordismo y concentraciones empresariales). Este dinamismo productivo, combinado
con el abaratamiento de precios y las nuevas fórmulas comerciales como la compra a plazos,
fomentó el consumo de masas en todo el país, dando una sensación de prosperidad y abundancia,
que convirtió al dólar en la moneda de cambio y referencia mundial.

2.2 LA CRISIS DE 1929


A pesar de todo, la prosperidad económica de los Años 20 no era tan general ni tan sólida, estando
desequilibrada por tres frágiles bases, decisivas para el desencadenamiento de la crisis:
-La Agricultura. Durante la P.G.M. hubo un alza de la producción y los precios agrarios por parte
de EE.UU., azuzada por la mecanización y el abonado. Pero entre 1920-1921, estas mejoras
productivas se unieron al retorno a la normalidad económica de los países exbeligerantes,
generando un considerable crecimiento de la producción agrícola. El resultado en EE.UU. fue la
sobreproducción, que hizo decaer el valor de las mercancías y sus precios, afectando a las rentas
agrarias y a las ganancias de los campesinos, quienes a su vez se habían endeudado con préstamos
bancarios para pagar la mecanización implementada. Para frenar la caída de sus rentas, éstos
optaron por incrementar la producción y los rendimientos, saturando aún más el mercado,
multiplicando los excedentes y disminuyendo continuamente los precios de los productos,
también de las materias primas, afectando así a sus países exportadores. Al empeorar los resultados,
los granjeros solicitaron créditos bancarios para pagar los préstamos e intereses, o para invertir en
bolsa y recuperar una parte de sus beneficios.

-La Industria. Al igual que la agricultura, aumentó su productividad durante el conflicto, pero al
acabar éste, la subida de la producción por la competencia entre los viejos y nuevos países
industrializados elevó la oferta, con la consecuente bajada de precios y reducción de beneficios
empresariales y bursátiles. Dicha competencia provocó conflictos comerciales, que generaron
políticas proteccionistas para reservar el mercado nacional para la producción propia (barreras
arancelarias, límites a la importación, control de los tipos de cambio para compensar las diferencias
de precios) y provocaron trabas y rivalidades en el comercio internacional. A esto se añadieron las
diferencias de rendimiento entre las industrias nuevas y clásicas, pues las primeras crecían mientras
las otras se estancaban por la competencia internacional, como las industrias textil y siderúrgica.
Igualmente, los empresarios solicitaron créditos para devolver los préstamos e intereses, e
invirtieron en bolsa para recuperar una parte de sus beneficios.

-El Desorden Financiero Internacional. Durante la P.G.M. se aumentó la acuñación de moneda


por el desabastecimiento y siguió tras el conflicto por la reconstrucción, los gastos sociales y los
nuevos créditos pedidos a EE.UU. Así el ahorro privado desapareció y siguió dependiéndose de
EE.UU. Por otro lado, al final de la P.G.M. se abandonó el patrón oro (que definía el valor de la
moneda de un país según sus reservas de oro en metálico), pues las reservas de oro de los países se
habían dilapidado en compras y empréstitos de guerra. Por ello, las divisas nacionales soportaron
grandes fluctuaciones en su convertibilidad y catastróficas devaluaciones, siendo el ejemplo el
marco alemán, que debido a la hiperinflación pasó de la conversión de 4 marcos el dólar en 1914, a
42 bll el dólar en 1923. Sin embargo, aunque Reino Unido recuperó el valor fijo de la libra respecto
al oro en 1925 y de que algunos países volvieron a reconstruir sus reservas sólo con oro
(Conferencia de Génova de 1922), el dólar pasó a ser el patrón de medida y la divisa de referencia
para las inversiones. No obstante, seguía siendo una moneda nacional que dependía de la confianza
en la base financiera y económica del país emisor, por lo que si el país sufría una crisis, su onda
expansiva alcanzaría al resto.

A estos factores se añadió que a partir de 1925 las cotizaciones de la bolsa de Nueva York subieron
y los beneficios se acumularon, a la vez que bancos, empresas y particulares invertían en bolsa y
para ello se solicitaban y se daban créditos muy fácilmente, generando Especulación. Ya en 1929 el
índice de la bolsa de Nueva York se estancó y el crédito se descontroló, por lo que se procedió a
encarecer el dinero para frenar el consumo. Con todo, el 24 de octubre de 1929, Jueves Negro, se
pusieron a la venta un número ingente de acciones, ante el pánico a su depreciación, por lo que los
precios cayeron de golpe y los agente bursátiles exigieron al menos una parte del pago de los
créditos a los inversores. Como éstos no tenían dinero para pagar, pusieron a la venta más acciones,
provocando la caída de la bolsa y el Crack del 29.

Ante la emergencia, los bancos trataron de comprar acciones para frenar la caída, pero la venta de
éstas era masiva y los depósitos bancarios se habían dado en créditos o invertido también en bolsa.
Esto produjo la quiebra bursátil y financiera, con la ruina de 5.000 bancos en EE.UU., pues ni los
inversores podían devolver los créditos que la banca empezó a exigir para comprar acciones, ni los
ahorradores podían recuperar sus depósitos, al tiempo que la industria y la agricultura se quedaron
sin la financiación de los créditos bancarios. En este sentido las fábricas cerraron, acumularon
excedentes, bajaron los precios, perdieron beneficios y despidieron trabajadores que dejaron de
consumir. Por su parte, la agricultura se arruinó, bajó la producción, los campesinos propietarios
pasaron a braceros o emigraron a la ciudad en busca de trabajo, aumentando el paro y bajando la
demanda.
Posteriormente, entre 1930-1931, la crisis llegó a Europa, sobre todo a Alemania y Austria, por la
repatriación de los capitales de EE.UU., la quiebra de las sucursales bancarias y el descenso del
flujo comercial. Ante ello, Reino Unido trató de frenar la caída de su moneda usando sus reservas
de oro para comprar libras, pero al no funcionar renunció a la convertibilidad y arrastró al resto de
monedas que la tenían de referencia.

2.3 LA GRAN DEPRESIÓN DE LOS AÑOS 30: SOLUCIONES Y CONSECUENCIAS


Durante la década de 1930 se produjo la Gran Depresión, con el hundimiento comercial, industrial
y agrario, que dieron una serie de consecuencias inmediatas:
-Sociales: destrucción del empleo que agravó los incipientes sistemas sociales, multiplicación de la
mendicidad, hambrunas y aumento de la brecha entre ricos y pobres; aunque la expansión urbana y
el avance femenino se mantuvieron.
-Políticas: ante el fracaso de las primeras medidas contra la crisis (intervención estatal limitada,
proteccionismo, zonas monetarias separadas que dificultaban la convertibilidad, paralización de las
inversiones para acabar con las empresas menos sólidas, deflación, reducción salarial, defensa del
valor monetario y equilibrio de presupuestos), se produjo el descontento popular, con el ascenso del
autoritarismo y de las ideologías antiliberales y anticapitalistas (totalitarismos y comunismo), a las
que se adscribieron desempleados, arruinados e intelectuales, polarizando la sociedad.

El intento de solucionar la crisis generó distintas vías por parte de los países afectados, destacando
la figura del economista británico John Maynard Keynes, cuya pensamiento proponía un recetario
de medidas para salir de la crisis: intervención del Estado, fomento del consumo y descenso de la
tasa de interés para estimularlo, ampliación del déficit público para buscar el pleno empleo y
aumento de la inflación, si con ello se consigue recuperar la economía. La aplicación de estas
disposiciones dieron las siguientes soluciones:

-EE.UU. Con el inicio de la presidencia de Franklin Delano Roosevelt en 1932, comenzó la


aplicación de un programa de intervencionismo estatal económico, el New Deal, que comprendía un
paquete de medidas consistentes en:
·Política Monetaria Expansiva, abandonando el patrón oro y devaluando el dólar para abaratar las
exportaciones.
·Control Eficiente de la Banca, a través del Sistema de Reserva Federal, que consistía en un banco
central estatal con poderes de vigilancia financiera.
·Intervención en el Mercado de Productos Agrícolas, subvencionando la reducción de las
cosecha, poniendo cuotas a la producción y ajustando los precios agrarios para evitar su desplome.
·Reactivación Económica, mediante el gasto estatal masivo en obras públicas para dar empleo a
los parados y la creación de sistemas de protección social con el subsidio de paro y las pensiones.

A pesar de sus carencias, el New Deal frenó la depresión y sentó las bases de una recuperación
lenta, pero sostenida. Muestra de ello fue que en 1939 la renta nacional había subido, pero por
debajo de la alcanzada en 1928, mientras que el Plan de Obras Públicas sólo dio empleo a un tercio
de los parados. Asimismo, entre 1937-1938 se produjo una nueva recesión, por lo que la plena
recuperación sólo se alcanzaría durante la S.G.M., cuando el país movilizó todos sus recursos para
ser de nuevo acreedor.

-Italia. El dictador Benito Mussolini disponía de plenos poderes desde 1922, por lo que tras el
desplome bancario del Crack del 29, el Estado intervino creando el I.M.I (Instituto de Crédito a
medio y largo plazo) en 1931 y el I.R.I. (Instituto de Reconstrucción Industrial, un holding estatal)
en 1933. El Estado controlaba el 80% de la banca y altos porcentajes del capital de las principales
empresas en sectores clave (energía, siderurgia, construcción naval, teléfonos y armamento). Esto
frenó las quiebras en cadena, pero reorientó la economía hacia una autarquía poco eficaz, con
control de los cambios en el comercio exterior. Para resolver el excedente de mano de obra y la falta
de materias primas se abolieron la legislación laboral y los sindicatos, y se recurrió a la política
expansionista y belicista, por lo que el rearme fue clave para la recuperación económica. Además, la
política exterior conllevó la intensificación de las relaciones económicas con Alemania, de donde
procedían el 27% de las importaciones en 1937.

-Alemania. Los sucesivos gobiernos socialdemócratas y conservadores fueron incapaces de detener


el paro, la inflación y el deterioro del nivel de vida. Debido a ello, las instituciones democráticas
perdieron credibilidad, y con la subida de Adolf Hitler al poder en 1933, Alemania emprendió la
recuperación basándose en el intervencionismo estatal y la militarización de la economía. Para ello
se separó del comercio mundial, realizó un programa de obras públicas, se fomentó el rearme
masivo y se forzó a la población a la austeridad. Prueba de esto último fue que la depresión se
superó a base de los sacrificios sociales del proletariado, quien perdió los derechos laborales y
sindicales; y de la población judía, quien sufrió el expolio de sus bienes. Con todo, entre 1932-1937
el paro se redujo del 30,1% al 4% y los gastos de armamento pasaron del 18% al 58% del
presupuesto estatal. Así, la superación de la crisis pasaba por un rearme acelerado, necesario para la
posterior dominación militar de Europa.

-Reino Unido. Al estallar la crisis gobernaba el Partido Laborista, el cual fue incapaz de afrontar la
situación, aumentando el paro a 3 mll en 1933. El posterior gobierno de Unión Nacional, dirigido
por los conservadores, enderezó la situación gradualmente abandonando el patrón oro, devaluando
la libra, reduciendo los salarios, incentivando la producción nacional, apoyando las industrias de
servicios y estableciendo políticas comerciales en todas las colonias de Asia y África. Así, para
1937 el desempleo y los niveles de producción se equipararon con los previos a 1929.
-Francia. La crisis generó la pérdida de más del 50% de las exportaciones, devaluó el franco,
incrementó el desempleo, desprotegió a los hogares, aminoró el consumo y paralizó la actividad
económica. Tras varios intentos de solución, en 1936 el Gobierno del Frente Popular adoptó la
promoción estatal de obras públicas, subió los salarios para aumentar el consumo interno, rebajó la
semana laboral a 40 horas, etc. Pero la inestabilidad política y la polarización social mitigaron el
éxito de las medidas y en 1939 el país seguía sin recuperar los niveles de antes de 1929.

-España. A partir de 1931 comenzó la caída de las exportaciones, el encarecimiento de las


importaciones, la falta de inversiones extranjeras, el cierre de empresas, el descenso de producción
industrial y la subida del paro. En 1936, el país entró en suspensión de pagos respecto a los
mercados internacionales y las crisis polarizó la vida política y azuzó la conflictividad social,
estallando todo ello en la Guerra Civil (1936-1939).

En definitiva, las consecuencias más extendidos fueron:


-El aumento de la intervención estatal en la economía.
-La necesidad de encontrar mecanismos de financiación del comercio internacional más estables.
-El impulso de la Industrialización en América del Sur y otras zonas desindustrializadas, debido a la
necesidad de sustituir las importaciones inestables o desaparecidas de Europa y EE.UU.
-El fortalecimiento y surgimiento de los movimientos políticos extremistas, de izquierda y derecha,
que reemplazaron el maltrecho sistema capitalista y los denostados sistemas políticos liberales y
democráticos. Así, aparecieron distintas opciones para luchar por la hegemonía político-intelectual,
como: el Nuevo Capitalismo, que experimentó nuevas fórmulas para evitar la crisis y superar el
Liberalismo clásico; el Comunismo, reforzado por el cumplimiento de las predicciones de quiebra
del capitalismo que hizo Marx; y los Totalitarismos, que pasaron a ser una alternativa peligrosa.

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